El proyecto ganador del concurso de History Channel, Nutri H, unas
galletas capaces de reducir la anemia infantil con solo 30 días de
consumo, ya están disponibles para la venta al público en general. Julio Garay, creador del proyecto, pretende llegar a todas las
bodegas y quioscos escolares con la finalidad de alimentar a los niños
con este producto capaz de hacer subir en tres o cuatro puntos el nivel
de hemoglobina de quien lo consume, según indica. El ingeniero, explicó a la Agencia Andina, que la dosis para
aliviar la anemia debe ser un paquete de galletas antes del almuerzo
durante un mes, mientras que los adultos deben consumir dos paquetes. Asimismo, advirtió que no se debe acompañar con leche o infusiones,
pues estas bebidas bloquean la absorción del hierro. «Lo que se debe
tomar es una bebida cítrica como un vaso de jugo de naranja porque su
vitamina C ayuda a fijar los nutrientes».
Puntos de venta
De acuerdo a una publicación en Twitter, existen cuatro puntos de distribución para la venta de las galletas Nutri H. Estos son:
LIMA SUR: Jr. Cártago Mz. D lote 12 (frente al Parque Nazareno) San Juan de Miraflores
LIMA NORTE: Feria ecológica de Plaza Norte (frente al Banco Falabella)
LIMA ESTE: Ecoferia Verde Aventura, Zona ‘Oasis’ (tercer nivel) Mall Santa Anita
AYACUCHO: Plazoleta María Parado de Bellido #112 (frente al ex penal
Se denomina Permeasystem, y es económico y de beneficio social.
Miguel Núñez, estudiante de Ingeniería Civil de la Universidad
Continental de Huancayo, en la región Junín, diseñó un sistema de
drenaje ecológico que es una ingeniosa alternativa para evitar las
inundaciones en ciudades donde se registran lluvias intensas .
El drenaje, denominado
Permeasystem, que a su vez es económico y de beneficio social, es un
innovador proyecto que tiene como propósito eliminar los charcos e
inundaciones en las pistas por efecto del desborde de los inadecuados
desagües de urbes del centro y sur del país ante las fuertes
precipitaciones.
“El sistema tradicional de
drenaje capta el agua de las lluvias y la conduce a los desagües
domiciliarios, que por la gran cantidad de precipitación colapsan y
rebasan, y toda esa agua con residuos fecales, bacterias y demás fluye
por las pistas, lo cual contamina a transeúntes que muchas veces
resultan salpicados”, manifestó Miguel Núñez.
Explicó
que Permeasystem está compuesto por concreto permeable reforzado con
una geocelda de plástico reciclado, diseñado en un patrón hexagonal
regular inspirado en los panales de abejas y en las mallas de los arcos
de fútbol; esta forma le permite distribuir las cargas equitativamente
hacia todos lados, con lo cual aumenta la resistencia y durabilidad del
concreto.
“Las pistas trabajan a
flexocompresión: pasa un carro y estas se flexionan y se comprimen a la
vez; esos esfuerzos al ser verticales se distribuyen hacia todos los
lados y hacen que el concreto trabaje en conjunto y no en un solo
punto”, precisó.
Para su aplicación se
identifican las zonas críticas donde se acumula el agua pluvial y allí
se implementa el sistema haciendo un corte en las pistas. “No es que
vayamos a construir una pista completa, porque eso resultaría caro y,
por un tema de gestión, complicado”, refirió.
¿Cómo innova una máquina? Desde una perspectiva teórica, la creatividad y la innovación son procesos de búsqueda y combinación. Empezamos con un trozo de conocimiento y lo conectamos con otro trozo para crear algo nuevo y útil. En principio, esto también es algo que puede ser hecho por máquinas.
De hecho, son excelentes almacenando, procesando y haciendo conexiones
entre datos. Las maquinas producen innovaciones usando métodos generativos. Pero ¿cómo ocurre eso exactamente? Hay diferentes estrategias, pero lo que es tecnología de punta se llama "red generativa antagónica".
Por
ejemplo, piensa en una máquina que debe crear un retrato nuevo de una
persona. Las redes generativas antagónicas abordan esa tarea creativa
con la combinación de dos tareas secundarias.
La primera parte es
el generador, que produce nuevas imágenes a partir de una distribución
aleatoria de píxeles. La segunda parte es el discriminador, que le dice
al generador qué tanto se aproximó a producir un retrato que parezca
auténtico. ¿Cómo hace el discriminador para saber cómo se ven los
humanos? Pues bien, se le alimenta con muchos ejemplos de retratos de
personas reales antes de empezar la tarea. En base a la información del discriminador, el generador mejora su algoritmo y sugiere un nuevo retrato. Este
proceso se repite una y otra vez hasta que el discriminador decide que
el retrato se aproxima a los ejemplos que tiene en su memoria. Este
proceso da como resultado un retrato que se parece muchísimo a un humano
real. La "chispa humana" Pero, aunque las máquinas puedan innovar en base adatos, eso no
quiere decir que vayan a hacer sombra a la creatividad humana en breve. La
innovación es un proceso de resolución de problemas. Esto es, para que
una innovación exista, hay que combinar los problemas con las
soluciones. Los humanos pueden ir en cualquiera de las
direcciones: pueden empezar con un problema y resolverlo, o pueden
partir de una solución y tratar de buscar nuevos problemas en torno a
esta.
Un ejemplo de este último tipo de innovación es el Post-it (el papelito rectangular para escribir notas con adhesivo en una de las esquinas). Un
ingeniero desarrolló un pegamento que no era muy fuerte y lo dejó en su
escritorio. Y un colega se dio cuenta de que esa era precisamente la
solución que evitaría que se cayeran las notas que añadía a su partitura
durante sus ensayos corales. Al utilizar datos y código para formular problemas explícitos, la inteligencia artificial también puede ofrecer soluciones. Sin embargo, identificar un problema es más difícil para las máquinas, ya que estos no suelen estar incluidos en los datos a partir de los cuales innovan las máquinas. Es más, la innovación suele estar basada en las necesidades que ni siquiera sabíamos que teníamos. Pensemos en el walkman. Aun cuando ningún consumidor manifestó el deseo de escuchar música mientras caminaba, esta innovación fue un gran éxito. Así
como es difícil formular ese tipo de necesidades latentes, también es
improbable que entren a formar parte de los archivos de datos que las
máquinas necesitan para inventar. Los humanos y las máquinas se nutren de distintas materias primas para innovar. Mientras
las personas se basan en toda una vida de experiencias para generar
ideas, las máquinas se limitan a hacerlo usando los datos con las que
las alimentamos. Estas últimas puede, pues, generar innumerables innovaciones, versiones nuevas en base a datos que van recibiendo. Pero es poco probable que los inventos revolucionarios vengan de las máquinas, pues estos suelen crearse generalmente al relacionar campos distintos y desconectados. Un ejemplo de ello es el snowboard, que combina el mundo del surf con el esquí. Lea el artículo completo en: BBC Mundo
Alex Beard (Reino Unido) era maestro en una escuela en el sur de Londres hasta que, después de un tiempo de sentirse estancado en su oficio como profesor, decidió partir en búsqueda de nuevas alternativas.
¿Cuáles son los peores errores que se están cometiendo en educación estos días? Creo que el
mayor error, que estamos cometiendo actualmente, es: las escuelas se quedaron
en el pasado y, bajo estos métodos caducos, nos pasamos 12 años dentro
de las aulas, por lo que es muy difícil cambiar nuestras ideas sobre
cómo debe ser la escuela. El segundo reto que afronta la
educación de hoy es que no sabe con claridad en qué debe enfocarse, en
qué debe centrarse teniendo en cuenta el futuro. Cuando me veo de nuevo
en un aula de clases, me veo como un profesor que entrena a los niños
para que superen un examen. Para que saquen una nota aceptable,
que es lo que necesitan, si hablamos en términos prácticos, para pasar
de grado en el colegio. Y eso no tiene nada que ver con formar profesionales del futuro… Exactamente,
los estamos entrenando para empleos y oficios que en el futuro van a
poder hacer los robots. Me queda claro que no los estoy preparando para
nada de lo que viene. Y el error que estamos cometiendo es que ponemos
mucha de esa culpa en los maestros. Lo que creo que debemos hacer
es convertir al maestro o maestra en una de las personas más
importantes de la sociedad. Porque al final son ellos los que van a
moldear nuestra creatividad, nuestra cohesión social, los que van a
sentar las bases que lleven a crear una economía fuerte y sostenible. Debemos
esforzarnos por darles autonomía y fortalecer su profesionalismo, en
vez de culparlos porque las generaciones más jóvenes no dan la talla. En ese sentido, ¿qué habilidades deben enseñar los maestros en las aulas para afrontar el futuro? Creo
que los niños requieren tres cosas. La primera es aprender a pensar,
pero de una manera acorde a los retos del futuro. Deben pensar de forma
crítica sobre el mundo, sobre el rol que quieren ejercer a partir de un
conocimiento profundo de ellos mismos. Lo segundo es aprender a
actuar, pero especialmente cómo ser unas personas creativas. Ahora
estamos afrontando retos inmensos en cuestiones ambientales, el aumento
de la desigualdad, un escenario donde los trabajos actuales serán
reemplazados por máquinas… Así que allí vamos a necesitar que los niños
desarrollen a fondo su creatividad. Y eso significa que los niños
no solo deben aprender a ser creativos, sino también a trabajar, con la
ayuda de las nuevas tecnologías, en conjunto con otras personas. Y lo tercero, aplicar esa creatividad en la resolución de problemas
que afronta el mundo moderno. Para cuidarse a ellos mismos y a las
personas que los rodean. Mientras la sociedad se polariza cada
vez más, los estudiantes necesitan desarrollar su inteligencia emocional
(a modo de una competencia transversal) para ser capaces de conectar y sentir empatía con otras personas, ya
sean de su comunidad o a nivel global. Pero sobre todo que
aprendan a comprender su propio desarrollo emocional, para que sean
capaces de manejar su bienestar en un mundo en el que cada día es más
difícil vivir. Hay un tema que está presente en su libro "Nuevas formas de aprender", el papel de la educación en ayudar a buscar "el sentido en las cosas que estamos haciendo". Y una de las cosas que los científicos cognitivos han encontrado es que
hay una jerarquía en nuestras experiencias cuyos resultados nos llevan a
aprender. Si insistimos en repetir y memorizar, entonces vas a retener
una cierta cantidad de conocimiento y vas a aprender en alguna medida. Pero,
pero si las cosas que estás aprendiendo te causan una reacción
emocional - o sea, te hacen sentir entusiasmado, triste, confundido, te
estremecen y así- es posible que retengas más conocimiento que a través
de la memorización. Lo más importante de eso es que tanto los investigadores como los
psicólogos han llegado a la misma conclusión: que si ese aprendizaje
tiene un sentido para los estudiantes, es entonces cuando realmente
ocurre. ¿Y qué significa que el aprendizaje tenga sentido? Por
lo tanto, es posible que te interese el cambio climático, que te
importe la creciente desigualdad dentro de la sociedad y si puedes
aplicar el aprendizaje que se está llevando a cabo en el aula a intentar
resolver problemas relacionados con esos temas que a ti te importan,
entonces encontrarás significado en el aprendizaje y en la aplicación de
ese aprendizaje. El libro habla de
la conexión entre el aprendizaje, la tecnología y la inteligencia
artificial ¿es posible que el ser profesor pueda ser considerado una
profesión obsoleta en el futuro? Veía cómo las nuevas tecnologías, las redes sociales y el surgimiento del big data
estaban tomándolo todo alrededor y, de un momento a otro, mi principal
interés fue saber cómo esas nuevas tecnologías, entre las que se cuenta
la inteligencia artificial, se aplicaban en el campo de la docencia. Si
realmente las nuevas tecnologías podían transformar el modo en que
aprendemos. Por eso, si la premisa era que los robots nos iban a
quitar nuestro trabajo, mi primer destino fue Silicon Valley. Y allí vi por primera vez a
un robot profesor. Y no era un androide que estaba de frente a un salón
de clases: era, en cambio, un software de inteligencia artificial dentro de un ambiente de aprendizaje por internet. ¿Cómo funcionaba eso? Ellos tenían un
laboratorio de enseñanza donde había un profesor y unos diez niños de 5
años, cada uno frente a un computador, con audífonos. Todos los niños
estaban callados, concentrados en su computadora, donde había programas
diseñados para ayudarles con su aprendizaje de lengua o con la solución
de problemas matemáticos. Lo interesante allí era que mientras el
programa ayudaba a los estudiantes, a la vez "aprendía" con los datos
que obtenía en cada sesión cuáles eran las debilidades y fortalezas de
esos niños y automáticamente adaptaba esa experiencia para la siguiente
sesión. Así que al final se ofrecía un trabajo casi personalizado
de aprendizaje, a la vez que estos datos se pasaban a los profesores,
que contaban así con más información sobre cada uno de sus estudiantes. Este
es un ejemplo de lo que ha ocurrido: la inteligencia artificial no ha
sobrepasado a los maestros, sino que se ha convertido en una herramienta
útil, en un complemento muy necesario. Otro ejemplo: en 2013, un
estudio de la Oxford Martin School reveló que había 700 profesiones que
podrían ser reemplazadas por robots en el futuro, pero ninguno de los
trabajos relacionados con la docencia -o sea, maestro de primaria,
preescolar, profesor bachillerato e incluso universitario- iban camino a
desaparecer. Y es verdad. Y eso ocurre porque enseñar es el proceso
humano definitivo. ¿Y no hay riesgos en esas convivencias con los datos y la inteligencia artificial? Aunque
haya inteligencia artificial o robots, la educación depende de la
interacción humana. Aprendemos de manera natural, pero nacemos para
aprender en sociedad. Nosotros conocemos las cosas de otras personas. Y
en el futuro, vamos ver muchos avances tecnológicos, pero van a ser
incorporados y utilizados por los maestros. El gran riesgo es que
esa inteligencia artificial logre ser mejor que los peores maestros en
algunas zonas del mundo. Y el riesgo existe porque la inteligencia
artificial es barata. Y tal vez no sea la mejor educación que un maestro
pueda dar, pero al menos va ser más barata. Y eso es un gran peligro. Pero
esa es mi versión pesimista del futuro. Yo creo que podemos evitarla si
invertimos más en los maestros, en su formación, que dé como resultado
profesores más expertos y mucho más capaces de manejar adecuadamente las
herramientas tecnológicas. Pero hablando de eso, varias veces has dicho que los profesores son bastante reacios a aceptar esas nuevas maneras de enseñar, ¿por qué ocurre esto y cómo se puede resolver? Creo que, en primer lugar, la enseñanza va ser el trabajo más importante del siglo XXI. Estamos viviendo una era en la que los recursos de la Tierra se están agotando, nos estamos quedando sin nada. Y
lo único que es ilimitado, el único recurso ilimitado que tenemos, es
la inteligencia humana, el ingenio humano, nuestra capacidad para
resolver problemas. Los maestros son los que cultivan ese potencial
humano. ¿Cuál crees que son los principales desafíos que enfrenta la educación en América Latina? El
principal es el tema de la inequidad. Creo que el sistema educativo en
América Latina es significativamente desigual en el mayor nivel con
relación al de los niveles más bajos. Hay unos colegios
excelentes, pero la gran mayoría de ellos solo son accesibles para el
sector pudiente de la sociedad. Y al mirar hacia el otro lado del
espectro, tienes unas escuelas que realmente están luchando por
sobrevivir. Esa desigualdad es mucho más evidente entre centros
urbanos y zonas rurales. El otro gran
desafío creo que es el acceso a la educación misma para muchos niños. Ya
ni hablar de educación de calidad: hay lugares donde los niños solo
tienen acceso a cinco años de colegio, no más. Y el tercer punto,
creo que el más crítico, son los maestros. Que es el mayor desafío
también alrededor del mundo. Hay que resolver los problemas de
formación, pero no solo eso, sino de capacitación, de fomento de la
vocación y de que no dejen el oficio por otros trabajos mejor pagos. Muchas de las escuelas en América Latina tienen un cariz
religioso o confesional, ¿eso no es un obstáculo para un proceso de
aprendizaje óptimo? Bueno, creo que hay dos elementos que son fundamentales en el trabajo que realiza la escuela hoy en día. Por
un lado, ayuda a los estudiantes a entender quiénes son como
ciudadanos, como miembros de una comunidad. Y transmite los valores de
esa comunidad. Y por otro lado, está el objetivo de formar
personas creativas y comprometidas con la sociedad y que deseen acceder a
la mayor cantidad de conocimiento posible. Los colegios
religiosos, en la mayoría de los casos, hacen muy bien lo primero, pero
el error en el que no pueden caer estos colegios es el de limitar la
ejecución de proyectos educativos excitantes que ayuden a desarrollar
las habilidades necesarias para afrontar el siglo XXI. La entrevista completa en: BBC Mundo
En “Hungarian Folk Art” (premio del
público en Agar Art Contest), Zita Pöstényi utilizó una mezcla
cromogénica que permitió que las bacterias aparecieran en diferentes
colores.
Este nuevo club de artistas científicos son galardonados en el
concurso que organiza la Sociedad Americana de Microbiología: el Agar Art Contest,
que premia desde 2015 las mejores obras creadas con microbios vivos que
crecen sobre agar —una sustancia similar a la gelatina y rebosante de
nutrientes. En esta rompedora disciplina los microbios (que sirven de pintura) se plantan sobre agar (que sirve de lienzo),
con la particularidad de que les sirve de alimento, para crecer en
colonias que dan forma a la idea que tenía el artista en la cabeza. Esto
ocurre en incubadoras que mantienen a las bacterias calientes y
dispuestas a multiplicarse.
“Seemingly Simple Elegance” de Arwa Hadid, retrata un pez Koi nadando sobre una flor de loto.
La técnica
Este arte vivo es particular desde casi cualquier punto de vista:
podría ser letal, por ejemplo, si el artista se infecta con alguna
bacteria especialmente patológica; pero es en el color donde radica gran
parte de su belleza. Los microbios pueden presentar coloración de forma
natural, como la bacteria Serratia marcescens (de un rojo intenso que parece salido de La habitación roja de Matisse), o ser modificados genéticamente para que expresen un cierto tono, como la levadura Saccharomyces cerevisiae (que tras incorporar genes de violaceína se transforma en una elegante pintura viva color violeta). Como las distintas bacterias crecen a diferente velocidad y
temperatura, el resultado final solo se verá al acabar del proceso:
dependerá de la combinación elegida para pintar y de la pericia para
programar y controlar las condiciones de las incubadoras en las que
crecen los microbios (esta habilidad equivale al uso del pincel en la pintura clásica). Lea el artículo completo en: OpenMind
La clave para atacar la violencia es entenderla: ¿de dónde viene? ¿Cómo se reproduce? ¿Cómo lidiar con ella? Y un nuevo enfoque para conseguirlo es preguntar a quienes la protagonizan, le damos la palabra a Karina Reyes:
33 biografías de narcotraficantes Mi tesis doctoral se enfoca en estudiar la violencia del narcotráfico a través del análisis de historias de vida. Entre octubre de 2014 y enero de 2015 entrevisté a 33 hombres que
trabajaron en el narco. Abordamos temas como su niñez y adolescencia,
alcoholismo, drogas, vandalismo, su incursión y papel en el narco. Con
el fin de entender el impacto de estas experiencias personales en la
incursión de los participantes en el narcotráfico, estudié sus
narrativas desde un punto de vista discursivo.
Por las características de mi estudio, su contribución es de dos
tipos. Primero, metodológicamente, entrevistar a narcos de primera
fuente es algo inédito en el mundo académico. Hasta la fecha no hay otro
estudio que haya recopilado más de 30 entrevistas a exmiembros del
narco. En términos académicos el estudio pone sobre la mesa una
perspectiva que ha sido ignorada por investigadores, funcionarios
públicos y políticos: la de los perpetradores. En este sentido, el
análisis de la narración de sus vidas arroja luz sobre las posibles
causas de su entrada en el narco y explica la lógica con la que
entienden el mundo. Comprender ello es clave no solo para abordar un
fenómeno complejo, sino para diseñar políticas públicas y de seguridad.
Hasta ahora, dichas políticas se diseñan bajo la lógica de quienes las
diseñan. No sorprende, entonces, su gran fracaso. Narcos: ni monstruos ni víctimas Para empezar, hay que reconocer que los narcos son parte de nuestra
sociedad. Están expuestos a los mismos discursos, valores y tradiciones
que todos nosotros. Uno de los principales problemas en México es que el
Gobierno sistemáticamente los discrimina al reproducir el discurso
binario estadounidense “ellos” y “nosotros”, “buenos” y “malos”. Este
discurso, además de ser absurdo en su extrema simplicidad, opaca los
múltiples matices que revelan las causas de esta violencia. El análisis de las historias de vida de exnarcos arroja luz sobre
dichos matices. Los participantes no se ven ni como víctimas ni como
monstruos. Ellos no justifican su incorporación al narco como su “única
opción” para sobrevivir, como muchos estudios académicos aseguran.
Reconocen que entraron al narco porque, aun cuando la economía informal
les permitía sobrevivir bien y mantener a sus familias, ellos querían
“más”.
Karina García Reyes
es profesora de la Escuela de Sociología, Política y Relaciones
Internacionales y del departamento de Estudios Latinoamericanos,
University of Bristol.
Los árboles parecen tener la clave para indicar la existencia de
yacimientos de minerales preciosos. Siguiendo la presencia de estas
partículas en las hojas, los científicos han conseguido mostrar cómo
estos metales son transportados desde el subsuelo a través las raíces,
dejando entrever cómo este hallazgo puede transformar la industria
minera.
Árboles como los eucaliptos, de raíces extensas y profundas,
pueden transportar oro desde el subsuelo hasta sus hojas, indicando así
la localización de depósitos del mineral. Crédito: Oat Phawat
La minería, una industria con miles de años de historia y fundamental
para el desarrollo económico de muchas regiones del planeta, ha
descubierto un nuevo lenguaje para entender lo que ocurre en el subsuelo
sin tener que excavar. La clave está en el suelo. Pero también en la
vegetación o en la nieve, capaces de reaccionar a los minerales que hay
bajo tierra y revelar así la presencia de yacimiento de minerales
preciosos como el oro.
De hecho, las raíces de los árboles son la mejor conexión entre lo
que ocurre en el suelo y lo que vemos en la superficie. Así lo ha
demostrado un equipo de investigadores de la agencia científica
australiana CSIRO liderado por Mel Lintern,
que partiendo de este principio llevó a cabo un estudio basándose en
las hojas de eucalipto de diversas zonas de la región de Kalgoorlie
(Australia) y otras cultivadas en invernaderos. El eucalipto crece en paisajes muy diversos y sus raíces pueden llegar hasta los 40 metros de profundidad. En 2013, la revista Nature publicaba la confirmación del origen de las pequeñas partículas de oro que había en las hojas de estos árboles. Una parte minúscula de este metal precioso se disuelve en forma de iones en el agua que las raíces absorben de la tierra. Al
ser un mineral tóxico para las plantas, estas lo atrapan en pequeños
cristales de oxalato de calcio, similares a las piedras del riñón en
humanos y mamíferos, para evitar así que interfieran en su función
celular normal.
Luego de que su emprendimiento se hiciera viral, las solicitudes de prótesis de bajo costo se multiplicaron. El ingeniero peruano Enzo Romero ha despertado el interés dentro y fuera del país, incluyendo a la multinacional Repsol.
El ingeniero mecatrónico
mostró las prótesis que fabricó junto a un equipo multidisciplinario de
la Universidad Católica del Perú en una entrevista realizada por la Agencia Andina, la cual fue comentada y compartida en sus redes sociales por el actor estadounidense Mark Hamill, quien da vida al maestro Jedi Luke Skywalker.
“Con
Repsol venimos trabajando 20 prótesis para personas en situación de
pobreza y extrema pobreza que están dentro de su zona de influencia,
específicamente en el distrito de Mi Perú (Ventanilla)”, comentó el
ingeniero.
Además de ello, las oficinas donde
Enzo y sus colegas trabajan han recibido -tras la difusión de la nota-
alrededor de 70 solicitudes de personas que desean adquirir una prótesis
y otras cinco llamadas del extranjero de pacientes que también la
requieren. Ciudadanos de México, Colombia y Chile han contactado al
cusqueño quien gustoso ha dado los pormenores de su prótesis.
Esta
prótesis, comentó Enzo, es más accesible que las que se encuentran en
el mercado, ya que traerla del extranjero puede llegar a costar hasta S/
250 000. El costo de esta prótesis qué el diseña oscila entre S/ 3,000 y
S/4,500, dependiendo de si se trata únicamente de los dedos o de toda
la mano.
La historia de la prótesis de Enzo se
remonta a cuando era un niño de 7 años. Enzo nació sin su mano derecha
y, cuando cursaba el 3 grado de primaria en el colegio nacional Valle
Sagrado de la provincia de Urubamba, en el Cusco, vio la quinta entrega
de la saga de Star Wars, El Imperio Contrataca.
“Al
final de la película, un androide le diseñó una nueva mano a Luck
Skywalker que la había perdido luego de una pelea con sables de luz.
Esta nueva mano tenía, incluso, sensibilidad. Fue allí donde me dije: yo
quiero lo mismo”, recuerda Enzo.
Su emprendimiento se llama “Dando una Mano”,
y se especializa en prótesis personalizadas de mano empleando
tecnologías de fabricación digital. “Personalizamos no solo el tamaño y
el peso si no también el encaje protésico, por ello las prótesis se
parecen mucho a la otra mano de la persona”.
Su
emprendimiento ha sido beneficiado por el programa Ideas Audaces del
Concytec y con ellos permite aplicar a los beneficios tributarios de
deducción de la Ley 30309, destinados a proyectos de investigación
científica, desarrollo tecnológico e innovación tecnológica vinculados
al giro del negocio de la empresa.
Si alguna persona desea contactar a la iniciativa “Dando una mano”, pueden darle clic a este link y tendrán toda la información respectiva.
¡Buena noticia! Tres ingenieros huancaínos crearon a 'Baymax', el primer
robot interactivo del Perú que ayuda a menores de edad diagnosticados
con autismo en sus terapias de lenguaje, así como en el desarrollo de
habilidades sociales, comunicativas y afectivas.
Esta innovación en ingeniería mecatrónica está diseñada para trabajar con niños desde 1 año y 8 meses hasta los 6 años.
Posee una pantalla de alta resolución que muestra imágenes y describe
lo que aparece en el monitor, para que los niños repitan lo que
escuchan.
También pueden preguntarle sobre lo que observan e interactuar así con el robot. Este proceso de ayuda a los menores logra mayor efectividad con el apoyo de los terapeutas profesionales que participan en las sesiones.
Larry
Gamboa, Kevin Lazo y Josué Sánchez, egresados de la carrera de
Ingeniería Mecatrónica de la Universidad Continental, crearon el robot
con una impresora 3D del FabLab de su casa de estudios y le dieron un
aspecto amigable.
La apariencia del robot, de apenas 30 centímetros de altura, permite que los niños con autismo lo vean como un juguete didáctico. Gracias a esta herramienta tecnológica, pueden superar sus dificultades de comunicación.
El diseño de 'Baymax' se inspiró en el personaje homónimo de la
cinta animada 'Grandes Héroes', para que los niños asimilen mejor el
tratamiento y se logre un impacto positivo en ellos y sus familias.
La universidd distinguió al ingeniero peruano con el título "MIT innovator under 35".
El Instituto Tecnológico de Massachutts (MIT), considerada la
universidad N° 1 en el ranking mundial, premió al ingeniero egresado de
la Universidad Nacional Agraria La Molina (UNALM), Eduardo Lama Segura,
por liderar una innovadora aplicación de la biotecnología para elaborar
proteína sostenible a base de insectos.
La universidad distinguió al peruano con el título «MIT innovator
under 35» el pasado 30 de enero en las instalaciones del banco BBVA de
la ciudad de México. Asimismo, premió a los 35 líderes de innovación del
año, quienes fueron elegidos entre un total de 2000 postulantes.
Cabe resaltar que este mismo reconocimiento lo obtuvo en su momento
el Larry Page, cofounder de Google; Max Levchin, cofounder de Paypal;
Jack Dorsey, cofounder de Twitter; y Alexander Torrenegra, cofounder de
Voice123.
El ingeniero Eduardo Lama forma parte del equipo de Ento Piruw,
emprendimiento forjado en la UNALM, la primera empresa en el Perú que
produce alimentos a base de insectos los cuales son aptos para el
consumo humano y recomendados por la Organización de las Naciones Unidas
para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
La barra nutritiva DEMOLITOR
El producto de este ingeniero peruano es «Demolitor», una barra energética fortificada a base de gusanos de
harina, cacao orgánico, kiwicha, miel de abeja y tarwi, fue creada por
el emprendimiento peruano «Ento Piruw».
Esta barra energética se impuso como «la mejor propuesta nutricional» en un concurso mundial desarrollado en Grecia al ganar el Future Agro Challenge 2019, el mayor concurso de emprendimientos
globales en la cadena de valor alimenticia, que se desarrolló en la
ciudad griega de Thessaloniki.
Demolitor contiene dos veces más hierro que la carne, es muy eficaz
en la lucha contra la anemia y revolucionará la industria alimentaria. Fuente: Caretas (Perú)
Se trata de un envase inteligente en que los peruanos podrían cambiar la manera en la que calientan sus alimentos. Smart Containers es el proyecto creado por Pamela
Casimiro, una estudiante huancaína que ha logrado distintos
reconocimientos gracias a su invento.
El calentador portátil, además de tener una práctica función, tiene
un sentido social. Esto se logra debido a que personas de bajos
recursos, que no pueden costearse un horno o un microondas, puedan usar
los envases para calentar y prepara algunos alimentos.
Asimismo, serviría para las zonas que presentan temporadas de friaje,
presentándose como una opción ideal para mantener los alimentos
calientes; o durante situaciones de desastres naturales.
¿Cómo funciona?
Basta con presionar un botón para que la comida empiece a calentarse de forma homogénea, ya sea sólida o líquida.
Después de tres minutos estará lista. El contenedor autocalentable
está programado para alcanzar los 50 °C, por lo que los alimentos podrán
mantenerse calientes hasta por media hora. “Los Smart Containers están hechos de acero inoxidable y han sido
diseñados con dos cámaras especiales. La primera guarda el producto que
se desea calentar y la segunda tiene instalados los elementos que hacen
funcionar el aparato”, explica Pamela.
Los calentadores vienen en dos presentaciones: un envase de un solo
uso para productos que salen al mercado listos para consumir y un envase
reutilizable. Este último es ideal como lonchera. Lo que quiere decir
que los días de pedir que te presten el microondas en los menús
terminaron.
Premios
Gracias a este proyecto, Pamela ha recibido distinciones. Una de
ellas es el primer puesto, posicionándose como la ganadora regional
del Concurso de Inventos de Indecopi. También se consagró ganadora
del Premio Nacional de la Juventud organizado por Senaju (Secretaria Nacional de la Juventud del MINEDU).
El ingeniero agroindustrial Julio Garay Barrios, creador de las galletas
contra la anemia Nutri Hierro, ahora llamadas Nutri H, ganó el primer
lugar en la iniciativa "Una idea para cambiar la historia 2019",
organizada por History Channel en Latinoamérica, informó Pronabec.
Las galletas Nutri H, que se distribuyen en locales autorizados en
todo el país, forman parte de los planes contra la anemia infantil en
casi una decena de instituciones públicas, entre las que destacan
municipalidades distritales y gobiernos regionales.
Las galletas Nutri Hierro creadas por Garay, ingeniero agroindustrial que estudió en la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga gracias a Beca 18, son capaces de reducir la anemia infantil con solo 30 días de consumo.
Durante la ceremonia realizada en la ciudad de México, las galletas
Nutri H se impusieron ante las novedosas iniciativas MiMulti (Chile),
un guante para personas con discapacidad total o parcial de la mano, que
ocupó el quinto lugar.
Asimismo, a BiGo
(Colombia), indicador LED controlado por los movimientos de la cabeza
para prevenir accidentes, en el cuarto puesto; Thermy (México), un
estudio complementario para la detección temprana del cáncer de seno,
que llegó al tercer lugar; y Speakliz Vision (Ecuador), un apoyo para
las personas con discapacidad visual, que alcanzó el segundo puesto.
“Me siento muy emocionado y feliz, ya que Nutri H es un trabajo de toda mi familia.
Allí están mis padres, mi hermano, mis compañeros de universidad, mis
amigos del barrio. La base de cada proyecto y el sostén de cada
sacrificio que uno hace es la familia”, manifestó Garay.
Para muchos de los jóvenes en comunidades rurales amazónicas en Brasil, su día escolar empieza y termina frente a una televisión. Se presentan cada día a un salón de clases, como en cualquier otra escuela del país, pero interactúan
a través de un monitor con su profesor de asignatura, quien está a
cientos de kilómetros de distancia en la ciudad de Manaos,
capital del Estado de Amazonas. Cuando tienen una pregunta, lo hacen a
través de un sistema digital y el docente les contesta en tiempo real.
También tienen un profesor físicamente en el aula que les ayuda con sus
asignaturas y que está para apoyar en diversas actividades.
La clases no son masivas, tienen un máximo de 40 estudiantes y están
compuestas por alumnos que se conectan desde múltiples comunidades
rurales simultáneamente. “Los poblados que beneficia el programa
son pequeños. Tendrán 1.000 habitantes, con 40 chicos en edad de
educación secundaria en todos los grados”, nos dice Emiliana Vegas, jefa
de la División de Educación del Banco Interamericano de Desarrollo
(BID). “Cuando fuimos a visitar una de estas escuelas, iban
estudiantes de otros pueblos para poder llenar el aula. Muchos jóvenes
van 3 horas en barquito para tomar clases”, dice. Los profesores, por su parte, dan su clase desde un estudio de televisión en el Centro de Mídias do Amazonas en
Manaos. Para ser parte de este cuerpo docente, los profesores fueron
seleccionados y entrenados por el gobierno local. Cada uno de ellos es
especialista en la clase que imparte, y mientras tienen que apegarse a
la currícula federal, tienen la flexibilidad para adaptar el contenido
al contexto de sus estudiantes. “El método de enseñanza es diferente porque las clases son más
dinámicas y llenas de recursos”, dice Paulo Henrique Gomes de Sousa, un
estudiante de la comunidad Sagrado Corazón de Jesús en el Amazonas. “En
clase, interactuamos con otras dos escuelas de municipios del Estado de
Amazonas que tenían acentos y costumbres diferentes y, además, eran
amplias las herramientas para tener un mejor aprendizaje”, dice. En colaboración con el equipo del Centro de Mídias, los
docentes diseñan su plan de estudio y lo transforman a un formato
digital. Algunos usan caricaturas, otros videos y animaciones. En
conjunto, el equipo del profesor a distancia y presencial ofrecen una
educación de calidad a las comunidades rurales amazónicas de Brasil.
Esta estrategia de docencia a distancia empezó en 2007 en
respuesta al enorme reto que representa educar a jóvenes en un país tan
grande y diverso como Brasil. Por ley, todo joven tiene derecho
a la educación básica y media, sin importar dónde estén. Pero en muchas
comunidades rurales es difícil encontrar docentes de calidad que
impartan todas las materias dado que están aisladas y poco pobladas. Fuente: iadb.or
El astrofísico canadiense Mauricio Bitran dirige uno de los dos museos de ciencia más antiguos del mundo. Él efiende que facilitar el acceso a la ciencia desde los 7 años es clave para la democracia.
Mauricio Bitran dirige un museo cuyo lema es “por favor, toca todo lo que veas”. El Centro de Ciencia de Ontario,
en Canadá, fue fundado en 1969 y es uno de los museos de ciencia
interactivos más antiguos del mundo.
La institución es una especie de Museo del Prado de la ciencia con un
presupuesto anual de unos 25 millones de euros.
Donna Strickland era una niña de 10 años cuando visitó el Centro de
Ciencia de Ontario y vio por primera vez un láser. La experiencia debió
de resultarle impactante, porque aquella niña dedicó su vida a
profundizar en esa poderosa tecnología de la luz y acabó recibiendo por ello el Nobel de Física el año pasado.
Chris Hadfield también tenía 10 años cuando Neil Armstrong pisó la
Luna, y solo tardó unos meses en visitar el mismo museo de Ontario para
conocer allí una de las piedras lunares que la misión Apolo 11 había
traído de vuelta a la Tierra. Como en el caso de Strickland, el niño se
quedó tan impresionado que se hizo ingeniero, piloto de caza y el primer astronauta canadiense que dio un paseo espacial; también se hizo músico, aunque eso seguramente no es imputable al Centro de Ciencia de Ontario. Mauricio Britain, astrofísico chileno-canadiense, lo logró.
Pregunta. ¿Los políticos y los científicos viven de espaldas?
Respuesta. Más bien es nuestra tendencia a
analizar y dividir la que ha separado las humanidades de la ciencia, no
es culpa de los políticos. O eliges ciencia y te especializas en eso y
tienes una manera de pensar y de ver el mundo, o te especializas en
políticas públicas, en ciencias políticas, humanidades, y tienes otro
lenguaje, otra manera de ver las cosas. La mayoría de la gente que hace
políticas públicas viene del mundo de las humanidades, no de la ciencia,
pero muchos de los problemas que enfrentamos actualmente están basados
en la ciencia, como la inteligencia artificial o el cambio climático.
Muchos científicos ignoran también cómo se hacen las políticas públicas.
Yo he intentado crear un curso, el único que conozco en Canadá, que
intenta crear un puente entre estas dos culturas. Darles un lenguaje
común para que puedan dialogar.
P. Usted ha sido asesor del Gobierno de su provincia ¿los políticos hacen caso de sus asesores en este campo?
R. La ciencia es mucho más simple que la
política porque hay menos variables. Es necesaria la educación de los
científicos para que entiendan la política y cómo se hacen políticas
públicas y también al revés, para que los políticos entiendan mejor cómo
funciona la ciencia y saber qué preguntas puede responder. Lo que más
me preocupa —y esto lo hemos visto en un sondeo reciente
que hicimos en el Centro de ciencias de Ontario— es que en general en
la población hay una preocupante desconfianza en la ciencia. La
población piensa que su opinión es tan buena como cualquier otra. La
opinión y los hechos empiezan a tener la misma validez y eso es
gravísimo.
P. ¿La forma de hacer política de algunos líderes puede estar agravando este problema?
R. No les echaría a ellos la culpa. Más
bien hay una degradación del discurso en la sociedad. Hoy hay menos
profundidad y extensión en el análisis. Incluso ahora algunos
científicos, en lugar de presentar sus resultados con precaución, lo
hacen de una forma sensacionalista para tener más visibilidad. Todo son
estudios rompedores y así la gente no sabe qué pensar. Es un problema
general de nuestras sociedades.
P. ¿Qué soluciones hay?
R. Educar a la población. Hay que infundir el
espíritu crítico a los niños desde pequeños, a los siete u ocho años.
Han hecho falta unos 30 años hasta llegar al punto de descrédito de la
ciencia actual, ha sido un proceso lento pero continuo. La solución
tampoco será a corto plazo. Lo que hacen los museos de ciencia es
producir un incentivo, un interés fuera del contexto de la escuela, por
eso se les llama centros informales. Los chavales están deslumbrados por
jugadores de fútbol, artistas de cine, pero entre los héroes de nuestra
sociedad no están los científicos.
P. ¿Cómo se acercan a los chavales jóvenes?
R. Tenemos tres pilares estratégicos. Uno es la innovación juvenil. Tenemos un premio de innovación
para chavales de 14 a 18 años [dotado con un primer premio de 10.000
euros]. Uno de los ganadores desarrolló un sistema para medir el pulso,
la presión arterial, la saturación de oxígeno en sangre con un
dispositivo inalámbrico que se pone en el dedo. Él escribió el programa
que hace un cribado para determinar a quién hay que atender primero en
una situación de muchos heridos, por ejemplo. Tiene 15 años. Él mismo
imprimió en 3D el dispositivo, validó las mediciones, escribió el software...
Esto sirve para darle un cauce a los intereses científicos de los
jóvenes e incluso ayudar a que sus inventos pasen al sistema de
innovación regional.
El producto orgánico puede descomponerse en un máximo de 60 días a diferencia del tecnopor que demora 500 años. Asimismo, tiene varios beneficios.
Un grupo de jóvenes peruanos ha creado platos biodegradables a base de hojas del plátano para así reducir la contaminación ambiental ocasionada por el uso excesivo del plástico.
Estos
platos que también fueron elaborados con celulosas de papel y cartón,
son desechables (de un solo uso), resistentes a diversas temperaturas,
líquidos y a cualquier tipo de alimentos.
El líder del proyecto denominado ‘Bio Plant’, Josué Soto, aseguró que este innovador producto puede llegar a degradarse de forma natural hasta en un máximo de 60 días, a diferencia de los recipientes como el tecnopor, los cuales se descompone en un tiempo mayor a 500 años, ocasionando graves problemas para la flora y fauna de los océanos.
Además, comentó que trabajan directamente con pequeños productores de nuestra Amazonía, a quienes les brindan un precio justo y capacitación técnica para aprovechar las mermas del cultivo de plátano.
Desean expandir su negocio
Asimismo, este proyecto que cuenta con el cofinanciamiento del Programa Innóvate Perú, ‘Bio Plant’ logró diseñar y fabricar máquinas especializadas para la producción de estos platos biodegradables,
entre ellas una prensadora, una embarradora y una troqueladora, con las
que podrán llegar a elaborar mensualmente 50 mil platos.
A
la fecha, ‘Bio Plant’ ha logrado introducir el uso de su novedoso
producto en fiestas costumbristas y patronales de diversas regiones del
país, alcanzando ventas por más de 9 mil soles. Los creadores de este
innovador proyecto planean ingresar a restaurantes naturales y bodegas ecológicas.
“El precio de venta aproximado de nuestros platos es
de 100 a 120 soles el ciento, dependiendo del grosor de la hoja, pero
con el tiempo se podrá ser más accesible a todo el público consumidor”, indicó.
Philip Nitschke, un activista australiano impulsor de la eutanasia creó algo que ha sido llamado "la máquina del suicidio", aunque su nombre real es 'Sarco',
que es una abreviatura de 'sarcófago'. Y tal como su nombre lo indica,
se trata de una cápsula que ofrecería la libertad para que sus usuarios
se puedan suicidar.
El proyecto fue presentado a finales del 2017, y ahora durante la semana del diseño 2019 en Venecia su creador aprovechó para mostrar el que sería el diseño final de Sarco. La idea es que saliera a la venta este 2019, pero, según su creador, aún siguen negociando con algunas empresas y hospitales para su comercialización.
"Todos deben tener el derecho de morir cómo y cuándo quieran"
El diseñador holandés Alexander Bannink fue quien colaboró con Nitschke para dar forma a Sarco, que consiste en un ataúd desmontable montado en un soporte que contiene un recipiente de nitrógeno. Según explican, una vez que la persona está adentro, sólo deberá presionar un botón para liberar el nitrógeno.
Nitschke menciona
que el nitrógeno provocará que la persona se sienta mareada hasta
perder el conocimiento y muera, y es que asegura que Sarco es un
dispositivo que "proporciona a las personas una muerte cuando desean
morir". "Creo que (elegir cuándo morir) es un derecho humano fundamental. No es solo un privilegio médico para los muy enfermos".
En Latinoamérica es común cocinar frituras: una familia de cinco
personas consume, en promedio, alrededor de 1 litro de aceite al mes.
Una mitad de éste se queda en los alimentos y la otra es vertida
directamente en el sistema de alcantarillado. ¿El problema? Un litro de
aceite de cocina usado puede contaminar hasta 1.000 litros de agua y
obstruir las cañerías, según el Instituto Nacional de Tecnología
Industrial de Argentina (INTI). En el mar, esta capa de aceite bloquea
la luz y el oxígeno, impide la fotosíntesis y mata la flora y fauna. Con
lo cual la economía circular, aquel modelo que se basa en reducir, reciclar y reusar, se vuelve clave. Pero hoy, los avances de la tecnología permiten evitar esta
contaminación y reciclar el aceite para convertirlo en biocombustible.
Ya cientos de personas en el mundo utilizan biodiésel (también conocido
como biocombustible) realizado a partir de aceite reciclado que Bioils
Perú comercializa con diferentes empresas generadoras de energía
sustentable. Esta empresa ofrece un servicio de recolección de aceites vegetales de fritura
en Latinoamérica. En cuatro años su volumen de venta se ha incrementado
a más 30 mil toneladas de aceite al año, con más de 20 mil restaurantes colaboradores.
Si bien trabaja en la mayoría de distritos de Lima, tiene mayor
presencia en Miraflores, San Isidro y San Borja. “Las normas y
fiscalización en restaurantes y lugares donde expenden comida es más
estricto y obligan a los restaurantes a segregar los recursos, uno de
ellos el aceite de cocina”, explica Jason Maravil, Jefe Comercial de Bioils Perú. Maravil dice que ha sido testigo de la mayor concienciación ecológica
sobre el descarte de residuos. “El peruano está tomando más conciencia
del medio ambiente. Ya no es solo monetario el intercambio del aceite, ahora están pidiendo certificado de calidad”, explica. Lea el artículo completo en: El Comercio (Perú)