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9 de febrero de 2020

Peruano es premiado por el MIT por crear alimentos a base de insectos

La universidd distinguió al ingeniero peruano con el título "MIT innovator under 35".



El Instituto Tecnológico de Massachutts (MIT), considerada la universidad N° 1 en el ranking mundial, premió al ingeniero egresado de la Universidad Nacional Agraria La Molina (UNALM), Eduardo Lama Segura, por liderar una innovadora aplicación de la biotecnología para elaborar proteína sostenible a base de insectos.

La universidad distinguió al peruano con el título «MIT innovator under 35» el pasado 30 de enero en las instalaciones del banco BBVA de la ciudad de México. Asimismo, premió a los 35 líderes de innovación del año, quienes fueron elegidos entre un total de 2000 postulantes.

Cabe resaltar que este mismo reconocimiento lo obtuvo en su momento el Larry Page, cofounder de Google; Max Levchin, cofounder de Paypal; Jack Dorsey, cofounder de Twitter; y Alexander Torrenegra, cofounder de Voice123.

El ingeniero Eduardo Lama forma parte del equipo de Ento Piruw, emprendimiento forjado en la UNALM, la primera empresa en el Perú que produce alimentos a base de insectos los cuales son aptos para el consumo humano y recomendados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

La barra nutritiva DEMOLITOR

 
El producto de este ingeniero peruano es «Demolitor», una barra energética fortificada a base de gusanos de harina, cacao orgánico, kiwicha, miel de abeja y tarwi, fue creada por el emprendimiento peruano «Ento Piruw».

Esta barra energética se impuso como «la mejor propuesta nutricional» en un concurso mundial desarrollado en Grecia al ganar el Future Agro Challenge 2019, el mayor concurso de emprendimientos globales en la cadena de valor alimenticia, que se desarrolló en la ciudad griega de Thessaloniki.

Demolitor contiene dos veces más hierro que la carne, es muy eficaz en la lucha contra la anemia y revolucionará la industria alimentaria.

Fuente: Caretas (Perú)

El Comercio

Conozca más sobre la barra nutritiva a base de insectos AQUÍ

18 de diciembre de 2018

Francis Crick, el detective de la vida

¿Qué tienen en común Francis Crick, codescubridor de la estructura del ADN y premio Nobel en 1962, y el antiguo cantante y periodista Rael, líder de una secta ufológica que defiende el amor libre entre sus miembros? El vínculo parece improbable, pero existe, y se llama panspermia dirigida: la hipótesis según la cual la vida en la Tierra es producto de los designios de una avanzada civilización alienígena.


Claro que ahí acaban los parecidos. El líder de los raelianos se basa en su presunto encuentro personal con seres de otro mundo. Crick, por su parte, se preguntaba cómo era posible que la naturaleza hubiera inventado al mismo tiempo dos elementos mutuamente interdependientes para la vida: el material genético –ácidos nucleicos, como ADN o ARN– y el mecanismo necesario para perpetuarlo –las proteínas llamadas enzimas–. La síntesis de ácidos nucleicos depende de las proteínas, pero la síntesis de proteínas depende de los ácidos nucleicos. Con este problema del huevo y la gallina, Crick y su colaborador Leslie Orgel razonaban que la vida debería haber surgido en un lugar donde existiera un “mineral o compuesto” capaz de reemplazar la función de las enzimas, y que desde allí habría sido diseminada a otros planetas como la Tierra por “la actividad deliberada de una sociedad extraterrestre”.

Lo cierto es que la panspermia dirigida no desmerece en absoluto el pensamiento de Crick. Más bien al contrario, revela con qué potencia funcionaban los engranajes de una mente teórica, incisiva e inquieta, ávida de respuestas racionales, aunque no fueran convencionales. Para comprender cómo llegó Crick a la panspermia debemos remontarnos unos años atrás. Hijo de un fabricante de zapatos de Weston Favell (Northampton, Reino Unido), Francis Harry Compton Crick (8 de junio de 1916 – 28 de julio de 2004) llegó al final de su infancia con sus principales señas de identidad ya definidas: su inclinación por la ciencia y su convencido ateísmo. En cuanto a la primera, escogió la física.
Curiosamente, la biología molecular habría perdido uno de sus padres fundadores de no haber sido por la guerra. Crick comenzó su investigación en el University College de Londres trabajando en lo que él mismo describió como  “el problema más aburrido imaginable”: medir la viscosidad del agua a alta presión y temperatura. Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial fue reclutado por el ejército para el diseño de minas. Tras el fin del conflicto, descubrió que su aparato había sido destruido por una bomba (en su autobiografía él hablaba de una “mina de tierra”), lo que le permitió abandonar aquella tediosa investigación.

Crick debía entonces elegir un nuevo campo de investigación, y fue entonces cuando descubrió lo que llamó el test del chismorreo: “lo que realmente te interesa es aquello sobre lo que chismorreas”. En su caso, “la frontera entre lo vivo y lo no vivo, y el funcionamiento del cerebro”. En resumen, la biología. O como físico, la biofísica. Comenzó a trabajar en la estructura de las proteínas en el Laboratorio Cavendish de Cambridge, hasta que conoció a un estadounidense llamado James Watson, 12 años más joven que él pero ya con un doctorado que él aún no había conseguido.

Los dos investigadores descubrieron que ambos compartían una hipótesis. Por entonces se creía que la sede de la herencia eran las proteínas. Crick y Watson pensaban que los genes residían en aquella sustancia ignota de los cromosomas, el ácido desoxirribonucleico (ADN). Y aquel convencimiento, con la participación de Maurice Wilkins y Rosalind Franklin, alumbraría el 28 de febrero de 1953 uno de los mayores hallazgos de la ciencia del siglo XX, la doble hélice del ADN. El trabajo se publicó en Nature el 25 de abril de aquel año. Crick no obtendría su título de doctor hasta el año siguiente.

Lea el artículo completo en: Open Mind

26 de noviembre de 2018

Cómo filmar un electrón: la química de lo improbable

Esta es una historia improbable. Porque hasta hace menos de una década parecía imposible poder llegar a ver cómo se mueven los electrones en una molécula, rompiendo y formando sus enlaces, es decir, moviendo los hilos de la química. En ese mundo subatómico todo sucede increíblemente rápido: exactamente en cuestión de attosegundos, la trillonésima parte de un segundo (10-18). Y a esa escala, un segundo es un tiempo infinito.

Improbable también porque para ver y grabar el movimiento de algo tan pequeño y rápido se necesitan instalaciones enormes y superordenadores calculando durante años. Improbable, en definitiva, porque pocas veces sucede que un descubrimiento pueda cambiar la forma de practicar la química. Esta es, por tanto, una historia que requiere una profunda imaginación.

En 2001 se produjo un avance tecnológico que alteró ese improbable. Investigadores del Instituto Max Planck de Óptica Cuántica, en la ciudad alemana de Gotinga, generaron los primeros pulsos de luz de duración de attosegundos con láseres superrápidos. Para nosotros es un intervalo de tiempo irrelevante, pero en esos brevísimos instantes es cuando los electrones despliegan su ritmo natural. Por primera vez se disponía de la fuente de luz necesaria para verlos, y quizá, grabarlos.

La primera cámara de attosegundos

Ocho años después, un equipo liderado por los investigadores Fernando Martín, de la Universidad Autónoma de Madrid, Marcus Vrakking, del Instituto Max Born en Berlín y Mauro Nisoli, del Politécnico de Milán, diseñó la primera cámara de attosegundos capaz de ver el movimiento de los electrones en las moléculas. La primera película mostraba la intimidad a tiempo real de la molécula de hidrógeno, la más sencilla del universo.

Una mirada al interior de las moléculas. Crédito: UAM

El experimento se inspiraba en la cámara que el Nobel egipcio Ahmed Zewail había diseñado para ver el movimiento de los núcleos, pero con mayor resolución. En ella, un pulso de luz de attosegundos irradia una molécula e induce el movimiento de los electrones. En intervalos también de attosegundos, otro pulso ultraveloz toma fotografías que finalmente se proyectan de forma concatenada creando la ilusión del movimiento —como el del tren llegando a una estación, que tanto asombró a los espectadores de las primeras películas de los hermanos Lumière en 1896. 


“La diferencia con una película normal es que para filmar algo que se mueve en tiempos tan cortos como los attosegundos, hay que tomar fotografías con unos tiempos de exposición que sean del mismo orden. De lo contrario saldrían movidas”, explica Martín.

Superar la complejidad técnica —estos láseres ocupan la planta entera de un edificio y tienen miles de piezas y dispositivos ópticos— fue posible por la combinación de las aportaciones de los tres científicos: Nisoli es pionero en el desarrollo de uno de los primeros pulsos de luz de attosegundos, Vrakking es experto en espectroscopía molecular y Martín lidera uno de los dos únicos grupos del mundo capaces de desarrollar herramientas de visualización, porque las películas que salen de estas cámaras no se entienden en absoluto, son solo manchas borrosas.

“Es un poco más complicado, pero la idea de base es la misma que en las películas en 3D: si no te pones las gafas que te dan en el cine, la imagen se ve borrosa. Tenemos que desarrollar el equivalente de unas gafas para traducir las imágenes en algo que entendamos”, continúa Martín. Estas herramientas se obtienen resolviendo la ecuación de Schrödinger, que gobierna el mundo atómico y subatómico de igual forma que las de Newton rigen en el macroscópico. Sin embargo son mucho más difíciles de resolver, especialmente en el caso de moléculas, y necesitan de supercomputadores. El equipo de Martín utilizó el Mare Nostrum, del Centro Nacional de Supercomputación en Barcelona. Los cálculos tardaron un año.

Controlar reacciones químicas

Cuatro años después, en 2014, Martín y Nisoli obtuvieron la primera película de una molécula con interés biológico, la fenilalanina, un aminoácido esencial. En el experimento apareció otro efecto improbable: además de ver el movimiento de los electrones en una molécula más compleja, los científicos comprobaron que con estos pulsos de luz podían, digamos, modificarlo a voluntad. Y ahora es cuando esta historia se adentra en un terreno que solo podemos imaginar. Porque como los enlaces entre distintos átomos se rompen o forman en función de lo que dicen los electrones, si estos se movieran de otra manera podrían romperse o formarse otros enlaces; es decir, la química resultante podría ser completamente distinta a la que conocemos.



“El objetivo es intentar controlar las reacciones químicas a voluntad; por ejemplo, forzar que algo reaccione porque un pulso de luz va a cambiar el movimiento de sus electrones, o lo contrario, que moléculas que reaccionan de manera espontánea dejen de hacerlo”, concluye Martín.

Estos descubrimientos están dando lugar a una nueva manera de hacer química basada en la utilización de láseres de attosegundos y supercomputación, para la que ya se ha acuñado un término: attoquímica. Aún queda mucho por avanzar hasta que se traduzca en técnicas que lleguen a los laboratorios. Mientras tanto, varios grupos investigan su aplicación en el grafeno, el nuevo material del que se dice que cambiará el mundo.

Tomado de: Open Mind

20 de noviembre de 2018

Cómo un pan hecho con cucarachas tiene más proteína que la carne roja (y cómo eso puede solucionar un problema global)

Los investigadores dicen que el pan no presenta diferencias significativas a uno hecho con 100% harina de trigo y que solo los consumidores más astutos notarán un ligero sabor a maní. 
 
Si te paras unos segundos a observar el pan de la foto superior, ¿a que parece bastante convencional? Pues en realidad está hecho de cucarachas. 

Más concretamente de harina hecha con estos impopulares insectos. Pero, ¿a quién se le ha ocurrido esta idea y para qué?

Los responsables son un equipo de investigadores brasileños que quieren dar con una posible solución a la escasez de alimentos y a la falta de proteína animal que se prevé para un futuro dado el crecimiento de la población mundial.

Una necesidad

Según la ONU, para 2050 habrá alrededor de 9.700 millones de personas en este mundo.

Y por eso ha recomendado que empecemos a incluir en nuestra dieta insectos. Las razones son simples: son ricos en proteínas, abundantes en la naturaleza y su precio no es elevado.

En varias regiones del mundo, como el sudeste asiático, ya son un comestible al uso.

Pero el pan de la fotografía no se hace con el tipo de cucarachas que se ven por las calles o que, si no has tenido suerte, se te han colado en casa. El equipo investigador utilizó una especie en particular, la llamada cucaracha langosta (nauphoeta cinerea), originaria del norte de África.

Las cucarachas se reproducen de forma fácil y rápida mientras están en cautiverio.

Pero, de todos los insectos que hay... ¿por qué precisamente las cucarachas?

Hay dos razones principales: además de ser una fuente rica en proteínas (cuentan con un 70% en su composición, más que el 50% que ofrece la carne roja), el insecto ha existido durante millones de años y ha conservado sus características genéticas incluso después del proceso evolutivo.

"Deben poseer algo realmente bueno para haber evolucionado sin la necesidad de adaptarse a los entornos", explica la ingeniera de alimentos Andressa Jantzen, de la Universidad Federal de Río Grande (FURG), en el sur de Brasil.

Lea el artículo completo en: BBC Mundo

19 de noviembre de 2018

5 datos importantes que debes conocer sobre el Alzheimer

El Alzheimer es una degeneración irreversible del cerebro que causa trastornos en la memoria, la cognición y la personalidad entre otros aspectos. Los síntomas generalmente se desarrollan lentamente y empeoran con el tiempo, hasta que son tan graves que interfieren con las tareas cotidianas del individuo.

La enfermedad de Alzheimer es la forma más común de demencia: se calcula que representa entre un 60% y un 70% de los casos.

Aquí les presentamos cinco datos importantes acerca de esta enfermedad:

1. El Alzheimer no es una parte normal del envejecimiento. La demencia es el resultado de enfermedades cerebrales que se vuelven más comunes con la edad; sin embargo, hay una idea errónea de que el Alzheimer y otras causas de demencia son las enfermedades de los ancianos.

2. Una de las primeras funciones que se ve afectada en las personas que la padecen es el sistema léxico. Es decir, se presenta una dificultad en el acceso a determinadas palabras de nuestro “diccionario mental”, a veces muy comunes.

Los problemas olfativos pueden servir como un indicador temprano de la enfermedad de Alzheimer.

3. El Alzheimer no se puede controlar. Esta es una enfermedad de la que simplemente no se puede ser consciente todo el tiempo. Es por esta razón que al inicio los afectados intentan hacerlo, y al no poder lograrlo puede generar alteraciones emocionales como la depresión y la ansiedad.

4.- Esta enfermedad puede comenzar a desarrollarse en el cerebro de un individuo de 20 a 25 años antes incluso de notar una señal de advertencia. Es por esta razón que si comienza a desarrollarse en el cerebro de una persona cuando tiene 40 años, no se dará cuenta hasta que cumpla casi 65 años.

5.- Se han identificado dos proteínas como principales causantes de la disfunción cognitiva que caracteriza a esta enfermedad:
  • La proteína amiloide, una proteína tóxica a niveles altos y que se va acumulando en las zonas exteriores de la corteza cerebral a medida que avanza la enfermedad.
  • La proteína TAU, causante de la pérdida y deterioro cognitivo debido a su acumulación en las neuronas y la consiguiente destrucción de estas.
Tomado de: Nat Geo 

10 de octubre de 2018

Insectos: las biofactorías del futuro

Con un millón de especies descritas, los insectos son la clase animal más diversa y numerosa que puebla la Tierra. Desde hace miles de años, los consumimos como alimento y los utilizamos para obtener productos cotidianos como la miel o la seda. También han sido claves en el avance de algunas disciplinas, por ejemplo la agricultura intensiva usa abejorros como polinizadores y la genética se ha servido de la mosca del vinagre durante décadas para estudiar el ADN. Sus cortos ciclos de vida, rápidos intervalos generacionales y la posibilidad de ser cultivados en grandes cantidades hacen que los insectos sean sumamente atractivos para el mundo de la investigación. ¿Su último uso?: convertirlos en biofactorías en las que elaborar distintos tipos de proteínas. Transformarlos en productores de vacunas, reactivos de diagnóstico o moléculas con actividad terapéutica. Aunque pueda parecer ciencia ficción, esta tecnología ha llegado para quedarse.

Hoy en día, la mayoría de proteínas con usos farmacéuticos se fabrican en complicados y costosos biorreactores —máquinas donde se cultivan células para fabricar vacunas y otros tratamientos. Sin embargo los insectos son una alternativa más barata y rápida para obtener esas mismas moléculas: las larvas de algunos lepidópteros —mariposas como el gusano de la seda (Bombyx mori) o la oruga de la col (Trichoplusia ni)— son la clave. El mayor defecto de estas dos especies, ser potenciales plagas, se ha convertido en su virtud más valorada, pues también hace que sean capaces de producir proteínas de interés a gran escala. El proceso es más sencillo de lo que podría imaginarse, según explica a OpenMind José Ángel Martínez Escribano, fundador y director científico de Algenex, empresa española pionera en la obtención de proteínas mediante crisálidas de oruga de la col: “Modificamos genéticamente un virus al que insertamos el gen necesario para que produzca la proteína que nos interesa. Después, infectamos la larva del insecto con ese virus, que se multiplica en sus células, como hace el virus de la gripe cuando nos contagiamos. Así, al cabo de 3 o 4 días tenemos acumulado una gran cantidad de la proteína de interés dentro de la larva y podemos extraerla”.

Lea el artículo completo en: Open Mind

7 de octubre de 2018

¿Para qué sirve el semen aparte de para la reproducción?

Los beneficios son muchos, pese a lo que la mayor parte de las personas cree. 

Alivia las náuseas de las embarazadas, sí. Según varios estudios, algunos de los componentes del esperma, como el cortisol, la estrona, la melatonina o la serotonina, provocan una reacción hormonal que modifica el estado de ánimo de las mujeres depresivas. Al parecer, el contacto vaginal es la forma más eficaz de conseguir resultados positivos.

Suaviza la piel cuando se aplica sobre ella, sí. El semen contiene un antioxidante llamado espermina que contribuye a disminuir las arrugas, suaviza la piel e incluso alivia el acné. Esta propiedad es tan eficaz que una empresa noruega ha sintetizado este componente y lo comercializa como ingrediente principal de una de sus cremas faciales. Además su cabello estará más sedoso.

Es cierto que el semen tiene proteinas y minerales, pero para que estos efectos se sientan en el organismo deberiamos de consumir, al menos, una taza diaria de semen. Pero, cuiddo, se pueden transmitir enfermedades sexuales por consumir semen.

Puede usarse como tinta invisible (así lo hicieron durante la Segunda Guerra Mundial, aunque dejaron de usarlo cuando se dieron cuenta de lo mal que olía posteriormente) o como curioso ingrediente para preparar alimentos gracias a sus valiosas propiedades nutritivas.

Con información de ABC, Su Médico, El Tiempo y SDP Noticias

2 de octubre de 2018

El "superalimento" que está cambiando la vida de los agricultores en Perú


La quinua o quinoa se ha convertido en un alimento popular a nivel mundial gracias a su imagen saludable. Su boom sigue beneficiando a los agricultores en Perú, quienes al mismo tiempo están bajo la amenaza de la creciente competencia internacional.

Rodrigo Cisneros mira sus campos de plantas de quinua, que se extienden a lo largo de las laderas de los Andes.

Son de color amarillo brillante.

Hace apenas cinco años, Cisneros tenía una pequeña parcela de tierra donde cultivaba alimentos, principalmente para el consumo de su propia familia.

De vez en cuando vendía pequeñas cantidades de papas en la ciudad más cercana. Hoy, gracias a la popularidad mundial de la quinua como "superalimento", Cisneros y sus dos hermanos poseen más de 20 hectáreas de tierra y emplean a 15 trabajadores agrícolas.

"Mis antepasados, mis abuelos y mis padres siempre han cultivado la quinua. Crecí comiéndola, pero nunca la vendimos ", dice.

"La gente no es tonta"

Las ganancias de la quinua han pagado para que su hija estudie en una universidad de Lima, la capital peruana.

También le han permitido comprar un panel solar, que trajo la electricidad a su casa, por primera vez. Ahora Cisneros puede mirar el fútbol en la televisión o usar la luz para leer libros sobre superación personal en las noches.

"La gente no es tonta", comenta.

La quinua es rica en proteínas, baja en carbohidratos y no tiene gluten.

"¿Es un superalimento? La gente no pagaría un buen dinero por ella si no fuera así", dice también Cisneros.

"Las papas fritas y el pollo a veces pueden causarle dolor de estómago, pero la quinua nunca lo hace, porque es fácil de digerir", apunta.

El artículo completo en: BBC Mundo 



24 de enero de 2016

Un fósil millones de años dentro de nuestras células

Nuestro metabolismo ya existía hace 3.000 millones de años, antes que nuestros genes.


Recreación de la Tierra durante el eón Arcaico, en los albores de la vida, de 4.000 a 2.500 millones de años atrás. / The Archean World / Peter Sawyer


Los estudiosos del origen de la vida se enfrentan a una paradoja circular (como la del huevo y la gallina) que, probablemente, puede considerarse el más profundo misterio de la biología evolutiva. Toda la vida que conocemos tiene un fundamento doble: la auto-replicación, o capacidad de un organismo para sacar copias de sí mismo, y el metabolismo, la cocina de la célula que fabrica continuamente sus componentes básicos. Hoy están vinculados de forma inextricable, pero ¿cuál surgió primero en la noche de los tiempos? ¿Y de qué servía el uno sin el otro?

Una investigación bioquímica que imita las condiciones de los sedimentos del eón Arcaico (en los albores de la vida en la Tierra, hace de 4.000 a 2.500 años atrás) muestra que dos rutas metabólicas (cadenas de reacciones químicas, o la cocina de la célula) ya funcionaban entonces igual que ahora, dentro de cada una de nuestras células. Tanto en la era Arcaica como hoy mismo, esas rutas responden al entorno, encendiéndose o apagándose en respuesta a la acidez y a los niveles de hierro. Es un fuerte indicio de que el metabolismo es anterior a las enzimas (proteínas con actividad catalítica) que lo ejecutan hoy. Y también, proponen los autores, a los genes que contienen la información para fabricar esas enzimas.
Tanto en la era Arcaica como hoy mismo, las rutas metabólicas responden al entorno, encendiéndose o apagándose en respuesta a la acidez y a los niveles de hierro.
Una de las implicaciones más extraordinarias del trabajo de Markus Keller y Markus Ralser, del Centro de Biología de Sistemas de la Universidad de Cambridge, y sus colegas, que se presenta en Science Advances, es que llevamos dentro de cada una de nuestras células un testigo de la Tierra primitiva, como un trozo del pasado remoto: un sistema complejo y autoconsistente que, posiblemente, empezó a funcionar antes de la invención de la primera bacteria del planeta. Más aún: una invención que fundamentó la evolución de la primera bacteria. Un invento tan brillante que 3.000 millones de años de evolución no han podido superar. Da vértigo. Casi da hasta asco.

La máquina del tiempo de Keller y Ralser se basa, de manera paradójica, en la tecnología biológica más avanzada, la metabolómica. Si la genómica es el estudio simultáneo de todos los genes, y la proteómica el de todas las proteínas. La metabolómica lo es de todos los metabolitos, las moléculas simples (como la glucosa, la ribosa o el oxalato) que le sirven a toda célula para cocinar todo el resto de sus componentes, como los carbohidratos, las grasas, las proteínas y los genes.

Una de las reacciones del metabolismo primitivo; a la izquierda, a bajo pH se forma ribosa, un componente de los genes; a la derecha, a alto pH se forma eritrosa, precursor de las proteínas.

Una de las reacciones del metabolismo primitivo; a la izquierda, a bajo pH se forma ribosa, un componente de los genes; a la derecha, a alto pH se forma eritrosa, precursor de las proteínas. / MARKUS KELLER

Los científicos de Cambridge se han centrado en dos de las rutas esenciales de ese metabolismo central que ocupa el centro de la cocina celular de todas las especias vivas. Se trata de la glucolisis y el ciclo de las pentosas fosfato, dos cadenas de reacciones enzimáticas que han torturado a los estudiantes de biología durante el último siglo. Convierten los azúcares como la glucosa (la comida) en energía (la gasolina), y también aportan la materia prima para construir muchos otros componentes celulares.

La vida no podría haber surgido en el universo joven, poco después del Big Bang. Porque del Big Bang solo salieron los elementos más simples, el hidrógeno y el helio, y los sistemas biológicos necesitan átomos más pesados, como el carbono y el nitrógeno, y algunos mucho más pesados, como los metales que catalizan las reacciones esenciales. Entre estos últimos, el más importante durante el eón Arcaico en que evolucionó la vida primitiva era el hierro (concretamente el hierro ferroso, por oposición al hierro férrico, más conocido como óxido en el lenguaje común).
Los científicos de Cambridge se han centrado en la glucolisis y el ciclo de las pentosas fosfato, dos cadenas de reacciones enzimáticas que han torturado a los estudiantes de biología durante el último siglo.
Y es a este hierro (ferroso) al que responden los ciclos metabólicos de los investigadores de Cambridge. El hierro cumplía en aquella noche de los tiempos la función que hoy tienen las enzimas metabólicas, las nanomáquinas de gran complejidad que catalizan hoy esas mismas reacciones. Pero que, como atavismo del pasado remoto, siguen conservando en sus centros activos, o núcleos lógicos, el mismo metal, y en el mismo estado de oxidación (ferroso) que entonces.

Hoy hace falta un gen para fabricar un catalizador (una enzima). Entonces solo hacía falta comerse el hierro del océano circundante. Sí, puede que la vida fuera más fácil en el pasado. Pero también era menos interesante.

Más aún, nuestros procesos metabólicos centrales, los que operan en nuestras neuronas para alimentarlas de energía y materiales de construcción, siguen revelando cierta capacidad de auto-sostenimiento que no depende de las enzimas codificadas por los genes, sino del mero hierro (ferroso) que las antecedió en ese papel.

No hemos cambiado tanto en los últimos 3.000 millones de años. Al menos no tanto como en los últimos 10.
Fuente:

27 de octubre de 2015

¿Cómo los inuits (esquimales) se adaptaron a comer ballenas?

Un equipo de investigadores identifica las mutaciones genéticas que permitieron a los habitantes del Ártico sobrevivir con una dieta a base de grasas y proteínas. La afirmación de que el omega-3 contrarresta las grasas saturadas solo es aplicable a su metabolismo.





Si cualquiera de nosotros comiera carne de ballena y foca durante varios meses es probable que empezáramos a sentir los efectos sobre la salud y a desarrollar algún problema cardiovascular. Sin embargo, los habitantes de Groenlandia, los llamados inuits, llevan siglos sobreviviendo a base de una dieta rica en grasas y proteínas y lo hacen gracias a su particular metabolismo.

 
Para conocer mejor este fenómeno, el equipo de Matteo Fumagalli ha analizado el ADN de 191 personas inuits con menos del 5% de ascendencia europea y lo ha comparado con los genomas de 60 europeos y 44 chinos. Los resultados, publicados este jueves en la revista Science, identifican una serie de mutaciones interesantes en los genes que regulan la conversión de ácidos grasos omega-6 y omega-3 en grasas menos saturadas y que debieron producirse hace más de 20.000 años, cuando las poblaciones originales cruzaron el estrecho de Bering y se establecieron en lo que hoy es Groenlandia.

Lo que demuestra el trabajo es que los inuits tienen una serie de adaptaciones en sus genes que les permiten contrarrestar los efectos de una dieta rica en grasas de mamíferos marinos como focas y ballenas que a su vez se alimentan de peces con altos niveles de omega-3. Durante mucho tiempo, este hecho ha servido como argumento para defender las virtudes del omega-3, pero ahora los especialistas indican que esto es solo aplicable a la población inuit adaptada a este entorno desde la última edad de Hielo. "Hemos descubierto ahora ellos [los inuits] tienen unas adaptaciones únicas para su dieta, de modo que no puedes extrapolar a otras poblaciones", asegura Rasmus Nielsen, coautor del estudio. "Puede ser muy bueno para los inuits comer todos estos ácidos grasos omega-3, pero no para el resto de nosotros".
"Son adaptaciones que no puedes extrapolar a otras poblaciones".
Estas adaptaciones genéticas, explican los autores, aparecen en casi el 100% de los sujetos inuits de la prueba, mientras que solo se hallaba en un 15% de los genomas europeos y chinos analizados. Entre las diferencias también se han visto cambios que protegen del estrés oxidativo asociado a la toma de grasas, aquellos asociados a la cardiomiopatía, a los niveles de insulina y 'colesterol bueno' y a la diferenciación de las células adiposas y la conocida como 'grasa parda'. Asimismo, estas variaciones tienen un coste asociado con la altura de los individuos, pues el metabolismo de las grasas y el del crecimiento tienen algunas conexiones. Estos cambios concretos del crecimiento se registran también en los europeos de menos talla.

"Creemos que se trata de una adaptación bastante antigua que pudo ayudar a los humanos a adaptarse al ambiente de la última edad de Hielo", asegura Fumagalli, "pero la selección es más fuerte en los inuit que cualquiera de los otros. Es fascinante que los groenlandeses tengan una característica genética única que les permita utilizar mejor sus tradicionales recursos de comida".
“Esta adaptación ayudó a adaptarse a la última edad de Hielo”
Otra implicación interesante del estudio es que constituye otra prueba de cómo las poblaciones humanas están adaptadas genéticamente a sus recursos y se diferencias fisiológicamente en la respuesta a los mismos alimentos. De la misma forma que el conocimiento del genoma individual puede conducir hacia una medicina personalizada, ya son muchos los investigadores que trabajan en el diseño de dietas personalizadas a partir de nuestra carga genética.

Referencia: Greenlandic Inuit show genetic signatures of diet and climate adaptation (Science) 

Artículo tomado de:

Vox Populi

20 de abril de 2015

Los calcetines que no se lavan y no huelen mal


La tecnología avanza y está presente en muchos lugares que no esperábamos, como el caso de la ropa donde la tecnología ha sido usada sobre todo para el segmento deportivo desde camisetas y otras prendas que integran sensores para cuantificar nuestra actividad hasta las que son capaces de absorber el sudor, pero nunca habíamos visto una prenda que fuera capaz de absolverlo sin necesidad de lavarla y sin la preocupación de que ésta huela mal.
Los calcetines SilverAir son un proyecto que actualmente busca financiación en Kickstarter, plataforma en donde nació la compañía responsable de estos calcetines llamada Y Athletics y que precisamente hace un año crearon una camiseta que ofrecía una característica similar: nunca preocuparnos por el olor.


Después del exito conseguido hace un año con la camiseta SilverAir, ahora la compañía ha decidido repetir la hazaña con unos calcetines que ya han logrado más de dos mil backers, consiguiendo superar la meta de 35 mil dólares para su financiación y eso que aún faltan 31 días para que termine la campaña.
La tecnología detrás de los SilverAir Socks es sencilla pero funcional y sobre todo bien implementada ya que se basa en colocar pequeños filamentos de plata pura en la tela de los calcetines. Con estos filamentos es posible neutralizar los malos olores que puedan nacer debido a las proteínas en el sudor que fomentan el crecimiento de bacterias, además de que su diseño cuenta con paneles de ventilación en ambos lados del pie para permitir el flujo de aire y así mantener el pie seco.
Tomado de:

8 de enero de 2015

Los cereales más antiguos

¿Le gustaría probar un saludable grano del tipo encontrado en la tumba del Rey Tutankamón? ¿O quizás darse banquete con semillas que, se dice, fueron almacenadas en el arca de Noé?
¿Y que tal un sorbo de vodka hecho a base de quinoa, el tradicional cereal boliviano?
Si esto le abre el apetito, no está solo.
En los últimos cinco años se ha registrado una explosión en la popularidad de los llamados "granos antiguos" en el mercado estadounidense.

Siembra de quinoa en Bolivia
En los campos de Bolivia se cultiva el grano de quinoa, que es una proteína completa, ya que tiene todos los nueve aminoácidos esenciales. De los antiguos es el más conocido.

Muchos de ellos, como la quinoa de Bolivia y el teff de Etiopía, se han cultivado de la misma manera desde hace miles años.
"En un sentido positivo, ha sido como una tormenta perfecta para estos granos", explica Cynthia Harriman, directora de alimentos y estrategias nutricionales de Whole Grain Council, una organización no gubernamental estadounidense dedicada a la promoción de la alimentación saludable y el consumo de cereales.
"Encajan con nuestro deseo de encontrar una súper comida, una bala mágica que deberíamos comer", le dice Harriman a la BBC.
Los granos antiguos son percibidos como lo opuesto al trigo, aún cuando hay tres que son cepas antiguas de él - espelta, escanda y farro - y a menudo son más refinados.

Amaranto
El amaranto fue consumido por los aztecas y es un grano libre de gluten. Se le puede apreciar en los puntos morados que se ven en algunas tortillas.

Son apreciados como más saludables, naturales y beneficiosos para el consumo, dado que poseen más vitaminas, minerales, fibras y proteínas que el trigo moderno, y rara vez son consumidos en su forma procesada.

El artículo completo en:

4 de agosto de 2014

¿Nos tenemos que preocupar por cuánta proteína comemos?



Huevos fritos


¿Está obsesionado con la proteína?

Solían estar confinadas al mundo de los fanáticos del deporte y fisiculturistas pero ahora las dietas altas en proteínas entre quienes no son atletas –como la Paleo, Atkins, Zone y Dukan-, que aconsejan ingerir grandes cantidades de pescado, carne, huevos, nueces y queso para perder peso, son muy populares.


No obstante, algunos científicos indican que el consumo alto de proteínas está vinculado a un incremento de cáncer, diabetes y en general mortalidad en la mediana edad.


Además, si comerlas implica restringir la ingesta de otros alimentos, como las frutas y vegetales ricas en fibra, puede causar otros problemas de salud, desde constipación hasta deficiencia vitamínica.

Entonces, ¿debemos preocuparnos por la cantidad de proteína que comemos?

¿Por qué necesitamos proteína?

La proteína se encuentra en todo el cuerpo, virtualmente en todos los tejidos. Al menos 10.000 proteínas distintas hacen que usted sea lo que es, y la proteína es esencial para el crecimiento y reparación del cuerpo.

La proteína se crea de los aminoácidos, que el cuerpo humano produce ya sea de cero o modificando otros aminoácidos. Los aminoácidos esenciales provienen de la comida y la proteína de los animales provee todos los que necesitamos.

Quienes no comen carne, pescado, huevos o productos lácteos necesitan comer una gran variedad de comidas basadas en plantas que contengan proteínas. La quínoa y la soya son las únicas que contienen todos los aminoácidos necesarios.

¿Cuánta necesitamos?


Cantidades

Una medida aproximada: debe caber en la palma de la mano.

Una medida fácil es que una porción de proteína debe ser más o menos del tamaño de la palma de su mano, según expertos estadounidenses. En Reino Unido se les recomienda a los adultos comer 0,75 gramos de proteína por cada kilo que pesen. Así que si uno pesa 70kg, debe comer 52,5g de proteína al día.

En promedio, los hombres deben ingerir 55g y las mujeres 45g de proteína al día. Eso es unas dos porciones del tamaño de la palma de carne, pescado, tofu, nueces o legumbres.

Pero a la mayoría de la gente le queda fácil comer mucho más. Comer hasta el doble de lo recomendado en general no es considerado peligroso, sin embargo, la nutricionista Helen Crawley le dice a la BBC que "hay certeza de que una dieta muy alta en proteína no tiene beneficios y los individuos que requieren una ingesta alta en energía por cualquier razón deben considerar cómo lograrlo sin incrementar excesivamente la proteína".

¿Qué pasa si uno come demasiada proteína?


Carne asada

Apetitosa pero ¿cuán peligrosa?

Algunos alimentos ricos en proteína son menos sanos que otros debido al contenido adicional de grasa, fibra y sal.

Procesar un exceso de proteína puede exigirle demasiado a los riñones, y el exceso de proteína animal ha sido vinculado con los cálculos renales y, en las personas con una condición preexistente, nefropatía.

Algunos expertos dicen que la ingesta de demasiada proteína puede afectar la salud de los huesos y, según la Asociación Británica Dietética, niveles excesivamente altos de proteína pueden causar efectos secundarios como la náusea.

¿Riesgo de cáncer?

Un estudio de la Universidad de California indicó que había un vínculo entre comer demasiada proteína animal y significativos aumentos en el riesgo de cáncer y muerte entre los menores de 65 años.

Pero el estudio también encontró que mientras que la gente de mediana edad que consume mucha proteína animal tendía a morir más joven de cáncer, diabetes y otras enfermedades, la misma dieta mejoraba la salud de la gente mayor.

Otro estudio indica que comer una dieta rica en proteína reducía el riesgo de morir de cáncer en un 60% incluso entre los menores de 65 años.

Según el Servicio Nacional de Salud británico (NHS), esos resultados contradictorios pueden indicar que una dieta alta en proteína no es un factor en el aumento del riesgo de muerte.

Sin embargo, el NHS advierte que las carnes procesadas contienen sal y preservativos que sí han sido asociados a un mayor riesgo de cáncer de estómago, así que ¡cuidado con el tocino y el chorizo!

¿Necesitamos suplementos proteínicos?


Suplementos

Se puede usar (en el sentido del reloj): tofu sedoso, mantequilla de maní, semillas de chia, girasol o cacao, nueces y avena para subir el nivel de proteína en las bebidas usando ingredientes naturales.

Los polvos de proteína como el aislado de suero y los alimentos promocionados como altos en proteína son ahora comunes.

Las malteadas pueden añadir cantidades sustanciales de proteína extra a la dieta, con algunas ofreciendo hasta 55g por porción.

La proteína le ayuda a los músculos a desarrollarse y a recuperarse después del ejercicio pero algunos estudios dicen que una dieta sana sola puede proveer toda la proteína necesaria para la recuperación muscular.

De hecho, la leche achocolatada es una bebida ideal después del ejercicio, asegura la nutricionista Azmina Govindji, quien señala que el contenido de proteína y carbohidratos del azúcar natural y añadido recargará las reservas de glicógeno del músculo.

Dos estudios de la Universidad de Connecticut mostraron que los atletas que tomaban 450ml de leche achocolatada baja en grasa tras correr durante 45 minutos tenían una reparación proteínica muscular y unos niveles de glicógeno mejores que los que habían tomado una bebida con sólo las mismas calorías en carbohidrato.

¿Entonces, en qué quedamos con la proteína?

Comer demasiada proteína no es necesariamente malo, a menos de que comamos sólo eso, excluyendo los otros grupos de comida o que ingiramos demasiados ácidos grasos saturados.


Carne


Carne: Aunque es una buena fuente de proteína, algunos cortes pueden tener mucha grasa. Y no se olvide de evitar comer porciones demasiado grandes. 


Quínoa


Quínoa: Uno de los únicos alimentos vegetales que contiene todos los aminoácidos que su cuerpo necesita. 


Huevos


Huevos: Puede comerse todos los huevos que quiera pues el colesterol que contienen no hace que suba su colesterol. 


Salmón


Pescado: El pescado graso tiene, como su nombre lo indica, más grasa que el pescado blanco pero también más “grasa buena”. En todo caso, ¡cuidado con las porciones! 

Fuente:

BBC Ciencia

23 de septiembre de 2013

¿Por qué es malo el exceso de proteínas?

En nuestra sociedad se ha cambiado la dieta mediterránea por una dieta occidental rica en proteínas y grasas y esto tiene una serie de repercusiones como el aumento de la obesidad o problemas relacionados con la dieta.




Además, se ha extendido la idea de que la proteína vigoriza y ayuda a tonificar los músculos. Mucha gente ha comenzado a tomar suplementos de proteínas y aminoácidos para mejorar su rendimiento en los gimnasios sin conocer cuáles son los problemas derivados de un exceso de proteínas.

¿Qué problemas produce el exceso de proteínas?

   ·) El abuso de proteínas puede producir reacciones alérgicas

Las proteínas que no se descomponen para dar lugar a nutrientes, esto es más posible que suceda si hay un exceso de ellas, pueden llegar a pasar al torrente sanguíneo. Esto causa una reacción alérgica.

Así la ingesta excesiva de proteína animal aumenta as urticarias, dermatitis atópicas y puede aumentar la probabilidad de sufrir la enfermedad de Crohn (el sistema inmunitario ataca a su propio intestino y provoca su inflamación). Suele ocurrir cuando hay un exceso de ingesta de huevo y leche.

   ·) Sobrecarga del hígado y riñones
El exceso de proteína debe ser descompuesto y eliminado a través de la orina. En este proceso participa tanto el hígado como los riñones, aumentando su carga funcional.

   ·) Deshidratación 
Al haber mayor creación de orina y, ésta está formada fundamentalmente por agua, se pierde más.

   ·) Cálculos de riñón
Para evitar la pérdida de mucho agua, los riñones intentan formar una orina más concentrada y puede favorecer a la formación de una piedra en el riñón.

   ·) Provoca deficiencia de calcio y osteoporosis
El exceso de proteína da lugar a mayor acidez que pasa a la sangre. Para mantener un pH óptimo en la sangre, se utiliza calcio para neutralizarlo y el organismo puede llegar a tomar calcio de los huesos y provocar osteoporosis.

   ·) Acelera el envejecimiento y pérdida de energía
Se puede acabar en la putrefacción en los intestinos y genera una serie de subproductos tóxicos que, para ser eliminados, necesitan el uso de mucha energía. Como consecuencia de esto, se produce la liberación de radicales libres que provocan mayor envejecimiento y favorecen al cáncer.

   ·) Enfermedades cardiovasculares y obesidad.
Las proteínas animales suelen estar acompañadas de grasas y colesterol.

Tomado de:

Ciencia Enfurecida

8 de septiembre de 2013

Descubren el freno molecular que causa el jet lag

Arte conceptual del jet lag

Una proteína evita que nuestro reloj corporal se reinicie con la luz cuando hacemos viajes largos.

Investigadores de la Universidad de Oxford aseguran que han encontrado el "freno molecular" que evita que la luz restablezca el reloj corporal cuando hacemos vuelos trasatlánticos, lo que resulta en jet lag

Los experimentos, publicados en la revista Cell, muestran cómo el "desmantelamiento" de estos frenos en ratones les permitió adaptarse más rápido.
Expertos esperan que este hallazgo ayude a desarrollar nuevos fármacos para el jet lag y otros tratamientos para trastornos mentales.

El reloj corporal nos mantiene a tono con los patrones del día y la noche. Lo que significa que dormimos en la noche. Pero también afecta el hambre, el estado de ánimo y la presión arterial.

La luz actúa como un botón de reinicio para mantener el reloj ajustado. Pero cuando viajamos por todo el mundo, a nuestro cuerpo le lleva tiempo ajustar su reloj. Esto resulta en una fatiga que puede durar días y que se conoce como jet lag.

Reloj maestro

El equipo de investigación, financiado por la institución británica The Wellcome Trust, quería descifrar el motivo por el cual las personas no se adaptan inmediatamente. Y se fijaron en ratones debido a que todos los mamíferos tenemos el mismo mecanismo del reloj corporal.

Se centraron en el "reloj maestro" que se encuentra en una parte del cerebro -mantiene al resto del cuerpo sincronizado- y se llama núcleo supraquiasmático.

Avión

Los responsables del jet lag serían unos "frenos moleculares".

Buscaron las secciones del ADN que cambian sus niveles de actividad como respuesta a la luz y descubrieron una gran cantidad de genes que se activaban.

Pero entonces se toparon con la proteína SIK1, que los fue apagando a todos de nuevo. Actuaba como un freno que limitaba el efecto de la luz.

Los experimentos para reducir la función de la SIK1 mostraron que los ratones pudieron adaptar su reloj corporal con rapidez cuando fue desplazado seis horas, el equivalente de un viaje promedio trasatlántico. 

Reinicio

"Redujimos los niveles en un 50-60%, lo cual es lo suficientemente grande como para obtener un gran efecto", le explicó a la BBC el profesor Russell Foster. Vimos que los ratones podían en efecto avanzar sus relojes biológicos seis horas en cuestión de un día (en vez de los seis que le lleva a un ratón sin tratamiento)".

"Ya sabíamos de hacía tiempo que existía un freno en el reloj, pero no teníamos ni idea de lo que era. Esto ofrece una base molecular para el jet lag y -como resultado- nuevos blancos para potencialmente desarrollar fármacos nuevos".

El especialista agregó que algunos trastornos de salud mental, incluyendo la esquizofrenia, tienen que ver con que el reloj corporal esté fuera de tono, así que estos hallazgos pueden abrir las puertas a nuevas áreas de investigación.

Es posible que estos frenos funcionen para prevenir que el reloj corporal sea errático y se reinicie por la luz artificial o la de la luna.

El especialista del reloj corporal Akhilesh Reddy, de la Universidad de Cambridge, se mostró confiado en que lo siguiente será desarrollar tratamientos, pues se trata de un blanco fácil de medicar "y sospecharía que hay muchos posibles fármacos que ya están disponibles".

"Es mucho lo que sabíamos sobre las bases del jet lag y las razones por lo que ocurre", le dijo a la BBC. "Esto lo que demuestra es cómo puedes entrar al cerebro y manipular el reloj, razón por la cual este estudio es importante".

"Tenemos fármacos que pueden hacer que el reloj sea más corto o largo, lo que necesitamos es cambiarlo a una nueva zona horaria y eso es lo que hicieron (los investigadores)".
Fuente:
BBC Ciencia
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