Ada Yonath, Premio Nobel de Química 2009, hizo una dura advertencia a la comunidad científica internacional y la humanidad.
Humanidad en alerta. Ada Yonath, científica de origen israelí y Premio Nobel de Química 2009, advirtió durante una entrevista con el diario El País que si los laboratorios no crean nuevos medicamentos contra las bacterias, los seres humanos solo vivirán hasta los 50 o 60 años.
"La
longevidad se disparó gracias a los antibióticos, en la mitad del
pasado siglo. Evitó las muertes de quienes no habían cumplido los 50.
Antes de esa edad murieron Mozart o Kafka", dice la científica durante la entrevista.
Sin embargo, Ada Yonath critica que en los últimos 20 años solo se han desarrollado tres nuevos medicamentos.
"No es nada. El último de ellos, uno completamente nuevo, ya tenía
resistencias al año de usarse. Las grandes compañías han dejado de
hacerlos, pero deben continuar en ello. La longevidad es algo
fantástico, pero puede ser detenida por cosas estúpidas", agregó.
Según recogió el diario El País, más de 33 000 europeos mueren al año a causa de microorganismos resistentes que han sabido sortear los efectos de los medicamentos.
Artículo tomado de: La República (Perú)
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23 de enero de 2020
17 de diciembre de 2019
Baterias de litio: Hasta el Nobel…¡y más allá!
Los padres de las baterías de iones de litio recibieron este año
el Nobel de Química por su contribución a la electrónica de consumo,
sentando las bases de la sociedad inalámbrica alimentando prácticamente
cualquier dispositivo móvil y vehículo eléctrico. Hoy día, nuevas
combinaciones y materiales alternativos alumbran una generación de
baterías más ecológica, más rápida y de mayor capacidad de
almacenamiento.
Bajo el desierto de sal más grande del mundo, el Salar de Uyuni, en
Bolivia, se encuentra la mayor reserva de litio mundial. Crédito:
Wikimedia Commons.
John B. Goodenough, M. Stanley Whittingham y Akira Yoshino han recibido el Premio Nobel de Química 2019 por sus contribuciones al desarrollo de una tecnología de almacenamiento energético fundamental para la revolución de la electrónica móvil: las baterías de iones de litio (Li-ion). Diferentes líneas de investigación buscan la combinación perfecta de materiales para optimizar la capacidad de almacenamiento de estas baterías, una cuestión fundamental para la consolidación de los transportes eléctricos. Entre las líneas de investigación más recientes están la utilización de iones de oxígeno o la incorporación de silicio, un componente que ya utilizan algunos modelos de coches Tesla y que podría aumentar hasta un 30% la capacidad de almacenamiento de este tipo de baterías.
Alternativas químicas para multiplicar la capacidad
Otra propuesta para una química alternativa son las denominadas baterías de fluoruro, que tienen una densidad energética hasta diez veces mayor que las baterías de iones de litio actuales, según el Christopher Brooks, científico jefe del Instituto de Investigación Honda y coautor de una reciente investigación desarrollada en colaboración con Caltech y la NASA. Otras combinaciones —como el litio-azufre o el litio-aire— se exploran actualmente para crear baterías de alta capacidad.Uno de los condicionantes de las baterías de iones de litio es que hoy por hoy necesitan una carga entera (y lenta) para obtener una reacción electroquímica completa. Según la revista Nature, un grupo de investigadores del Laboratorio Argonne del Departamento de Energía de Estados Unidos ha desarrollado una tecnología que reduciría el tiempo de carga de las baterías mediante la exposición del cátodo a un haz de luz concentrada, como por ejemplo la luz blanca de una lámpara de xenón.
Lea el artículo completo en: Canal innovación
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20 de junio de 2019
Neuroeducación 01: ¿Dónde se almacenan los recuerdos?
En el hipocampo
Se conoce muy poco sobre la memoria, pero sabemos que nuestros recuerdos están ‘grabados’ o codificados en células cerebrales del hipocampo, el centro de memoria del cerebro. De esta manera están disponibles para ser recordados a largo plazo y no ser como Dory en Buscando a Nemo.
Todo empezó con el paciente HM
Cuando tenía 7 años, HM se dio un golpe en la cabeza. Tres años después empezó a tener unas convulsiones que cada vez se volvieron
más intensas. A los los 27 años ya no podía tener una vida normal.
Pero entonces los médicos se dieron cuenta de que, en el proceso, habían dañado su memoria. El joven no podía recordar si había desayunado o cómo llegar hasta el baño.
El trágico desenlace de su cirugía dio inicio a cinco décadas de estudios que lo inmortalizaron como el paciente "HM", el más famoso de la historia de la neurociencia.
El hipocampo almacena reuerdos y es nuestro GPS
En el hipocampo se encuentran las células nerviosas que nos permiten saber dónde estamos y cómo enocntrar un camino.
En otras palabras, se trata de células que funcionan como el "GPS interno" del cerebro.
Por eso el paciente HM no sabía dónde estaba y no sabía como ir al baño. Al quedarse sin los dos hipocampos se quedó sin nociones de tiempo y espacio, y tambíen se quedo sin recuerdos, sin memoria.
Espacio, tiempo y recuerdos se almacenan en el hipocampo. Este descubrimiento lo realizaron los científicos Edvard Moser (Noruega), su esposa May-Britt Moser (Noruega) y
John O'Keefe (EE.UU.). Los tres recibieron el premio Nobel de Medicina en el 2014.
¿Cómo se producen los recuerdos?
Para que se produzcan los recuerdos es necesario que las células se conecten entre sí (sinapsis) a través de señales eléctricas y químicas que se mueven de una célula a otra, las cuales pueden ser relativamente débiles y esporádicas o fluir con vigor y frecuencia. De este modo, cuanto más fuertes sean los mensajes entre las neuronas, más fuertes y permanentes serán los recuerdos que guardan.
Como era de esperar malos hábitos como la falta de sueño, el alcohol, una dieta inadecuada o el estrés pueden reducir el flujo de mensajes entre las células cerebrales.
En los siguientes posteos te daremos valiosos tips de neuroeducación:
1. Neuroeducación: Haz ejercicio... ¡y mejora tu memoria!
10 de junio de 2019
Edvard Moser, el Nobel que descubrió el GPS de nuestros cerebros
El paciente HM
Cuando tenía 7 años, Henry Molaison se dio un golpe en la cabeza y se fracturó el cráneo.
Para cuando cumplió los 27 años ya no podía tener una vida normal.
Es por eso que, en 1953, Molaison aceptó formar parte de un procedimiento experimental en el que le extirparon los dos hipocampos del cerebro.
La operación funcionó y el hombre dejó de tener convulsiones. Incluso su coeficiente intelectual aumentó.
Pero entonces los médicos se dieron cuenta de que, en el proceso, habían dañado su memoria. El joven no podía recordar si había desayunado o cómo llegar hasta el baño.
Olvidaba las caras y nombres del personal médico y, lo que era más perturbador, debían decirle una y otra vez que su tío había muerto.
El trágico desenlace de su cirugía dio inicio a cinco décadas de estudios que lo inmortalizaron como el paciente "HM", el más famoso de la historia de la neurociencia.
Molaison no llegaría a verlo, pero su caso derivó en un descubrimiento crucial sobre el funcionamiento del cerebro y la memoria.
No en vano le valió el premio Nobel de Medicina al neurocientífico noruego Edvard Moser.
Filosofía y ciencia
"El espacio y tiempo son propiedades totalmente fundamentales de nuestra propia experiencia subjetiva", dice Edvard Moser.
"Es difícil mantener cierto entendimiento del mundo si no podemos colocar las cosas en algún lugar del espacio y organizar los eventos en un tiempo", agrega.
"Por eso, cuando estas habilidades se pierden, de alguna manera nos perdemos a nosotros mismos".
La propia Academia Sueca reconoció al anunciar su premio en 2014 que había logrado resolver "un problema que ha ocupado a filósofos y científicos durante siglos".
El GPS del cerebro
"El premio Nobel fue por descubrir las células que forman parte del sistema que nos permite saber dónde estamos y encontrar el camino" para ir de un lugar a otro, explica Moser.
En otras palabras, se trata de células que funcionan como el "GPS interno" del cerebro.
Pero el galardón no lo recibió en solitario, sino que lo compartió con el estadounidense John O'Keefe y la noruega May-Britt Moser.
El apellido Moser no es una extraña coincidencia.
Edvard y May-Britt no solo forman parte del selecto club de los laureados por la Academia Sueca, sino que además son parte de uno todavía más reducido: el de los cinco matrimonios Nobel.
Un camino difícil
A pesar de no haber crecido en una familia ni un lugar con tradición académica (un poblado de 500 habitantes en Noruega), a través de su ávido consumo de libros descubrió la ciencia y se apasionó por ella.
Cumplió con el servicio militar obligatorio, hizo algunos cursos de matemáticas y estadística, se doctoró en neuropsicología y comenzó un periplo internacional por distintos laboratorios.
"Creo que venir de un lugar donde no había nada más me ayudó a tener una perspectiva diferente y original sobre los problemas".
A lo largo de esos años, May-Britt se convertiría en su esposa, pero también en su compañera de investigación y cofundadora del Instituto Kavli para Sistemas de Neurociencia en la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología en Trondheim, en el centro del país.
Y si bien los Moser ahora están divorciados, sus carreras siguen profundamente interrelacionadas.
Espacio y tiempo
"El intrincado sistema de mapeo del espacio que derivó en el descubrimiento de la célula red en 2005 y el premio en 2014 fue apenas el principio", afirma Moser.
En estos años, por ejemplo, descubrieron que esas células "no solo se encargan del espacio, sino también del tiempo, por lo que hay un cambio a medida que el tiempo pasa".
"Ahora sabemos también que el espacio y tiempo son elementos de los recuerdos que son almacenados en este sistema".
Hasta han dado inicio a lo que llaman la "fase dos" de sus investigaciones: "Entender la enfermedad de Alzheimer y, ojalá, contribuir al desarrollo de algún tipo de tratamiento".
"El área del cerebro que contiene todas estas células especializadas y registra el pasaje del tiempo suele ser la primera área que se daña en el alzhéimer", dice el Nobel.
Esta enfermedad, que aún no tiene cura, afecta a entre el 60 y 70% de personas con demencia, que son nada menos que 50 millones alrededor del mundo, según la Organización Mundial de la Salud.
Tomado de BBC Mundo
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9 de abril de 2019
Laura Sprechmann: “El método científico está siendo cuestionado”
La directiva de la entidad encargada de difundir el conocimiento de los Nobel alerta de la desconfianza y confusión general ante las investigaciones científicas.
Al entrar al edificio de Nobel Media, en Estocolmo, hay un pasillo repleto de estatuas en los laterales. Al final del mismo, está la de Alfred Nobel. El último testamento del inventor de la dinamita indicaba que su fortuna debía usarse para la creación de los premios que hoy llevan su nombre y reconocen la labor de profesionales en diferentes campos como la física, la química, o la medicina. En el mismo edificio, unas plantas más arriba, Laura Sprechmann, CEO de Nobel Media, recibe a EL PAÍS en una sala llena de retratos de los últimos ganadores de un premio Nobel. Entre ellos están el estadounidense James Allison y el japonés Tasuku Honjo, ambos ganadores del Nobel de Medicina en 2018, o Frances H. Arnold, premiada por su investigación en Química. "En los últimos años se ha producido una especie de erosión de lo que es un experto y una desconfianza o confusión general en la ciencia", afirma Sprechmann mientras observa las láminas pintadas cada año por el artista Niklas Elmehed.
Pero este reto no es nuevo: “Hemos tenido propaganda que suscitaba desconfianza hacia los científicos antes. Pero ahora tenemos los canales para comunicar y difundir todo de una manera totalmente distinta a como era hace 20, 50 o 100 años”. Para ella, la discusión sobre el clima es un buen ejemplo. “La ciencia está muy clara, pero mucha gente está divulgando información que no es cierta. Los métodos científicos hoy en día son cuestionados y se trata de una situación difícil teniendo en cuenta que el método científico está basado en el hecho de que siempre se deben cuestionar las cosas”, afirma.
Para enfrentarse a este desafío, considera primordial tener la capacidad de comunicar y presentar hechos. Recuerda cómo la voluntad de Alfred Nobel en su testamento de 1895 era otorgar premios a aquellos que llevasen a cabo "el mayor beneficio a la humanidad”. “Tenemos la obligación de contribuir con el conocimiento y fortalecer a las personas que quieren escuchar y aprender”, sostiene.
Con este objetivo, la entidad organiza desde 2012 en países de todo el mundo el Nobel Prize Dialogue. Se trata de un evento gratuito en el que varios premios Nobel y expertos debaten durante un día sobre los retos globales de la humanidad. Por ejemplo, sobre la energía, la inteligencia artificial, la comida, el agua, la educación o la verdad.
El 22 de mayo de este año tendrá lugar por primera vez en Madrid y se debatirá sobre el futuro del envejecimiento. Entre otros expertos, acudirán Edvard Moser, ganador del Nobel de Medicina en 2014, y Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura en 2010. El escritor tendrá una conversación con el poeta Luis Alberto de Cuenca. “Se hablará sobre las pensiones, aspectos sociales como el cuidado de los mayores, la biología del envejecimiento, enfermedades como el cáncer o la demencia o cómo los robots pueden asistir a los mayores”. En el evento, organizado por Nobel Media junto a la Fundación Ramón Areces, no solo se abordarán aspectos negativos, también se debatirá sobre la creatividad y el aprendizaje en el envejecimiento.
Y se intentará dar respuestas a diversas preguntas: “¿Cuánto tiempo queremos vivir y si vamos a vivir más qué vamos a hacer con ese tiempo?”. España será el país del mundo con mayor esperanza de vida en 2040, según un estudio de la Universidad de Washington. El informe indica que los españoles llegarán a los 85,8, casi tres años por encima del promedio actual. “La edad de jubilación también es un debate, ya que tenemos vidas más saludables y hay ciertos trabajos donde no es necesario detenerse a cierta edad porque no requieren un esfuerzo físico”, afirma Sprechmann en una entrevista en Estocolmo en un viaje al que EL PAÍS ha sido invitado por el Instituto Sueco y la Embajada de Suecia en Madrid.
Además de compartir conocimiento, se pretende que los expertos puedan servir de referentes para los jóvenes. “Tienen historias personales tremendas. Si oyes que un premio Nobel de Química cuando iba a la escuela, sacaba malas notas en química y tú tienes 13 años, estás en el colegio y tienes problemas con la asignatura, pensarás que nada es imposible. Es la importancia de fallar y equivocarse”, cuenta la CEO de la Nobel Media.
El artículo completo en: El País (España)
Al entrar al edificio de Nobel Media, en Estocolmo, hay un pasillo repleto de estatuas en los laterales. Al final del mismo, está la de Alfred Nobel. El último testamento del inventor de la dinamita indicaba que su fortuna debía usarse para la creación de los premios que hoy llevan su nombre y reconocen la labor de profesionales en diferentes campos como la física, la química, o la medicina. En el mismo edificio, unas plantas más arriba, Laura Sprechmann, CEO de Nobel Media, recibe a EL PAÍS en una sala llena de retratos de los últimos ganadores de un premio Nobel. Entre ellos están el estadounidense James Allison y el japonés Tasuku Honjo, ambos ganadores del Nobel de Medicina en 2018, o Frances H. Arnold, premiada por su investigación en Química. "En los últimos años se ha producido una especie de erosión de lo que es un experto y una desconfianza o confusión general en la ciencia", afirma Sprechmann mientras observa las láminas pintadas cada año por el artista Niklas Elmehed.
Pero este reto no es nuevo: “Hemos tenido propaganda que suscitaba desconfianza hacia los científicos antes. Pero ahora tenemos los canales para comunicar y difundir todo de una manera totalmente distinta a como era hace 20, 50 o 100 años”. Para ella, la discusión sobre el clima es un buen ejemplo. “La ciencia está muy clara, pero mucha gente está divulgando información que no es cierta. Los métodos científicos hoy en día son cuestionados y se trata de una situación difícil teniendo en cuenta que el método científico está basado en el hecho de que siempre se deben cuestionar las cosas”, afirma.
Para enfrentarse a este desafío, considera primordial tener la capacidad de comunicar y presentar hechos. Recuerda cómo la voluntad de Alfred Nobel en su testamento de 1895 era otorgar premios a aquellos que llevasen a cabo "el mayor beneficio a la humanidad”. “Tenemos la obligación de contribuir con el conocimiento y fortalecer a las personas que quieren escuchar y aprender”, sostiene.
Con este objetivo, la entidad organiza desde 2012 en países de todo el mundo el Nobel Prize Dialogue. Se trata de un evento gratuito en el que varios premios Nobel y expertos debaten durante un día sobre los retos globales de la humanidad. Por ejemplo, sobre la energía, la inteligencia artificial, la comida, el agua, la educación o la verdad.
El 22 de mayo de este año tendrá lugar por primera vez en Madrid y se debatirá sobre el futuro del envejecimiento. Entre otros expertos, acudirán Edvard Moser, ganador del Nobel de Medicina en 2014, y Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura en 2010. El escritor tendrá una conversación con el poeta Luis Alberto de Cuenca. “Se hablará sobre las pensiones, aspectos sociales como el cuidado de los mayores, la biología del envejecimiento, enfermedades como el cáncer o la demencia o cómo los robots pueden asistir a los mayores”. En el evento, organizado por Nobel Media junto a la Fundación Ramón Areces, no solo se abordarán aspectos negativos, también se debatirá sobre la creatividad y el aprendizaje en el envejecimiento.
Y se intentará dar respuestas a diversas preguntas: “¿Cuánto tiempo queremos vivir y si vamos a vivir más qué vamos a hacer con ese tiempo?”. España será el país del mundo con mayor esperanza de vida en 2040, según un estudio de la Universidad de Washington. El informe indica que los españoles llegarán a los 85,8, casi tres años por encima del promedio actual. “La edad de jubilación también es un debate, ya que tenemos vidas más saludables y hay ciertos trabajos donde no es necesario detenerse a cierta edad porque no requieren un esfuerzo físico”, afirma Sprechmann en una entrevista en Estocolmo en un viaje al que EL PAÍS ha sido invitado por el Instituto Sueco y la Embajada de Suecia en Madrid.
Además de compartir conocimiento, se pretende que los expertos puedan servir de referentes para los jóvenes. “Tienen historias personales tremendas. Si oyes que un premio Nobel de Química cuando iba a la escuela, sacaba malas notas en química y tú tienes 13 años, estás en el colegio y tienes problemas con la asignatura, pensarás que nada es imposible. Es la importancia de fallar y equivocarse”, cuenta la CEO de la Nobel Media.
El artículo completo en: El País (España)
14 de enero de 2019
James Watson despojado de sus títulos por reiterar que entre blancos y negros existe diferencia en la inteligencia
El científico estadounidense James
Watson, ganador del premio Nobel de 1962, fue despojado de sus títulos
honorarios después de que reiterara unos polémicos comentarios sobre la
raza y la inteligencia.
En un documental de televisión transmitido el 2 de enero, el investigador pionero de los estudios del ADN hizo referencia a su opinión de que los genes influyen en que haya una diferencia en el promedio que consiguen negros y blancos en pruebas de inteligencia o de coeficiente intelectual.
El laboratorio Cold Spring Harbor, de Nueva York, señaló que los comentarios del científico de 90 años son "infundados e imprudentes".
Watson había hecho señalamientos similares en 2007, cuando afirmó que los africanos eran menos inteligentes que los europeos, pero posteriormente se disculpó.
El investigador compartió el Nobel de Medicina en 1962 con Maurice Wilkins y Francis Crick por su descubrimiento de la estructura de doble hélice del ADN.
Ese hallazgo está considerado como uno de los momentos clave en la ciencia moderna.
Las polémicas declaraciones
En 2007, el científico, quien trabajó en el laboratorio Cavendish de la Universidad de Cambridge, le dijo al periódico británico Times que era "pesimista respecto al futuro de África", porque "todas nuestras políticas sociales están basadas en el hecho de que su inteligencia es la misma que la de los blancos, cuando todas las pruebas indican que en realidad no es así".
Watson dijo que aunque esperaba que todo el mundo fuera igual, "la gente que ha tenido que tratar con trabajadores negros encuentra que eso no es verdad".
El académico nacido en Chicago también dijo que las personas no deberían ser discriminadas por su raza, porque "hay mucha gente de color que es muy talentosa".
Posteriormente se disculpó por sus declaraciones.
"A todos los que dedujeron de lo que dije, que África, como continente, es genéticamente inferior, a todos ellos, les pido disculpas. No es lo que quise decir. No hay base científica para aseverarlo", dijo.
Las consecuencias
Después de sus comentarios de 2007, el laboratorio Cold Spring Harbor lo suspendió.
El científico perdió su trabajo como rector en el laboratorio y fue destituido de sus funciones administrativas.
Pero tras escribir una disculpa, retuvo sus títulos honorarios como rector emérito, profesor emérito Oliver R. Grace y miembro honorario.
Sin embargo, tras las declaraciones ofrecidas en el programa de televisión "American Masters: Decoding Watson" ("Maestros estadounidenses: decodificando a Watson"), este año, la institución lo despojo de todos los títulos.
Watson le dijo a PBS, la cadena pública estadounidense, que su visión sobre la raza y la inteligencia no había cambiado.
"Las declaraciones del doctor Watson son reprensibles y carecen de respaldo científico", indicó el laboratorio en un comunicado.
Las mismas, acotó, revertían la disculpa que alguna vez emitió.
Medios estadounidenses informaron que Watson se encuentra en un hogar de cuidado recuperándose de un accidente automovilístico y que tiene conciencia "muy mínima" de su entorno.
La venta de la medalla
Watson vendió su medalla de oro en 2014. Era la primera vez en la historia que un ganador del Nobel ofreció subastar su presea.
Según dijo en un comunicado en esa ocasión, su intención era dedicar parte de las ganancias a financiar proyectos en las universidades e instituciones científicas en las que estudió y trabajó a lo largo de su carrera.
"Estoy deseando hacer más regalos filantrópicos al laboratorio Cold Spring Harbor, la Universidad de Chicago y el Clare College Cambridge, y así seguir contribuyendo a que el mundo académico continúe siendo un ambiente donde prevalecen las grandes ideas y la decencia", señaló.
Ese mismo año, el biólogo molecular indicó que había sido excluido de la comunidad científica tras haber formulado sus comentarios sobre la raza.
Fuente: BBC Mundo
26 de diciembre de 2018
Elizabeth Blackburn: “La pobreza acorta los telómeros”
La Nobel de Medicina investiga la conexión entre la longevidad, las enfermedades y las estructuras que protegen los cromosomas.
Hay almejas que viven más de 500 años y tiburones antárticos que sobrepasan los 400. En cuanto a los humanos, la persona más longeva conocida fue la francesa Jeanne Calment, que vivió 122, aunque técnicamente se desconoce si hay algún límite de edad para los humanos. Si se le pregunta a la científica Elizabeth Blackburn (Australia, 1948) responderá que puede haber pistas en los telómeros, unas fundas protectoras de los cromosomas que se suelen comparar a las que hay en la punta de los cordones para impedir que se deshilachen.
Hay almejas que viven más de 500 años y tiburones antárticos que sobrepasan los 400. En cuanto a los humanos, la persona más longeva conocida fue la francesa Jeanne Calment, que vivió 122, aunque técnicamente se desconoce si hay algún límite de edad para los humanos. Si se le pregunta a la científica Elizabeth Blackburn (Australia, 1948) responderá que puede haber pistas en los telómeros, unas fundas protectoras de los cromosomas que se suelen comparar a las que hay en la punta de los cordones para impedir que se deshilachen.
La longitud de los telómeros
está relacionada con el número de veces que una célula se podrá dividir
para tener hijas. Hay un mecanismo natural por el que una enzima
llamada telomerasa reconstruye los telómeros que se han acortado
demasiado. Blackburn ganó el Nobel de Medicina en 2009
por codescubrir estas estructuras y la proteína que los protege. Desde
entonces, estudios con humanos han demostrado una conexión entre los
telómeros cortos y enfermedades crónicas y también con otras agresiones
como el estrés; por ejemplo, hay madres que se tienen que hacer cargo de
hijos enfermos y tienen telómeros más cortos que las de hijos sanos.
Blackburn también es famosa por haber llevado la contraria
al expresidente de EE UU George Bush. En 2004 no fue renovada como
miembro del consejo de asesores en bioética, según ella por oponerse a
la postura del presidente a la investigación con células madre, de la
que ella fue acérrima defensora.
En 2017 vivió otro pequeño terremoto ajeno a la ciencia
cuando tres científicas del prestigioso Instituto Salk de California (EE
UU), del que era presidenta, denunciaron a la institución por el acoso que sentían por parte de algunos hombres. Poco después la científica anunció su dimisión del cargo, que se hizo efectiva el verano pasado.
De visita en Madrid para participar en una gala de mujeres y
ciencia organizada por el CNIO (Centro Nacional de Investigaciones
Oncológicas) y por la iniciativa Constantes y Vitales, la bióloga
molecular habla de telómeros y aborda la cuestión del acoso.
Pregunta. ¿Qué se ha demostrado científicamente sobre la relación entre los telómeros, la salud y la longevidad?
Respuesta. Hemos demostrado que cuando los
telómeros se desgastan y acortan aumenta la probabilidad de sufrir
alguna de las enfermedades crónicas relacionadas con el envejecimiento.
Sabemos también que la velocidad con la que se degradan varía mucho de
persona a persona, por lo que intentamos estudiar desde un punto de
vista estadístico cuáles son los factores que les afectan. Es
interesante porque aunque los genes juegan un papel, son los factores
externos y los hábitos de vida los que hacen más contribución.
Básicamente reduces esos impactos haciendo caso de lo que te decían tus
padres: duerme bien, come bien, ten una buena actitud, no fumes, no
bebas demasiado, come una dieta mediterránea y haz ejercicio. El estrés
crónico debido a situaciones sociales como una situación económica mala,
la pobreza, acorta los telómeros. Tenemos que empezar a pensar en
nuevas políticas sociales en términos de cuánto afectan a los telómeros.
Si miras a un nivel de poblaciones generales ves efectos cuantificables
y los políticos que toman las decisiones podrían cambiar mucho de esos
factores.
P. Usted creó una empresa que mide la longitud de los telómeros. ¿Aconseja a la población general que lo hagan?
R. No, no lo necesitan. Como individuos
esta información no tiene tanto valor. Por ejemplo, recordemos el caso
del tabaco. ¿De dónde venía la información que demostró que era malo
para la salud? De estudios de población que demostraban que los
fumadores tenían más cáncer de pulmón. Sabemos que fumar es una mala
idea desde el punto de vista social y también individual, pero no porque
tengamos una biopsia de pulmón para saberlo.
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18 de diciembre de 2018
Francis Crick, el detective de la vida
¿Qué tienen en común Francis Crick, codescubridor de la estructura del ADN y premio Nobel en 1962, y el antiguo cantante y periodista Rael,
líder de una secta ufológica que defiende el amor libre entre sus
miembros? El vínculo parece improbable, pero existe, y se llama panspermia dirigida: la hipótesis según la cual la vida en la Tierra es producto de los designios de una avanzada civilización alienígena.
Claro que ahí acaban los parecidos. El líder de los raelianos se basa en su presunto encuentro personal con seres de otro mundo. Crick, por su parte, se preguntaba cómo era posible que la naturaleza hubiera inventado al mismo tiempo dos elementos mutuamente interdependientes para la vida: el material genético –ácidos nucleicos, como ADN o ARN– y el mecanismo necesario para perpetuarlo –las proteínas llamadas enzimas–. La síntesis de ácidos nucleicos depende de las proteínas, pero la síntesis de proteínas depende de los ácidos nucleicos. Con este problema del huevo y la gallina, Crick y su colaborador Leslie Orgel razonaban que la vida debería haber surgido en un lugar donde existiera un “mineral o compuesto” capaz de reemplazar la función de las enzimas, y que desde allí habría sido diseminada a otros planetas como la Tierra por “la actividad deliberada de una sociedad extraterrestre”.
Lo cierto es que la panspermia dirigida no desmerece en absoluto el pensamiento de Crick. Más bien al contrario, revela con qué potencia funcionaban los engranajes de una mente teórica, incisiva e inquieta, ávida de respuestas racionales, aunque no fueran convencionales. Para comprender cómo llegó Crick a la panspermia debemos remontarnos unos años atrás. Hijo de un fabricante de zapatos de Weston Favell (Northampton, Reino Unido), Francis Harry Compton Crick (8 de junio de 1916 – 28 de julio de 2004) llegó al final de su infancia con sus principales señas de identidad ya definidas: su inclinación por la ciencia y su convencido ateísmo. En cuanto a la primera, escogió la física.
Curiosamente, la biología molecular habría perdido uno de sus padres fundadores de no haber sido por la guerra. Crick comenzó su investigación en el University College de Londres trabajando en lo que él mismo describió como “el problema más aburrido imaginable”: medir la viscosidad del agua a alta presión y temperatura. Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial fue reclutado por el ejército para el diseño de minas. Tras el fin del conflicto, descubrió que su aparato había sido destruido por una bomba (en su autobiografía él hablaba de una “mina de tierra”), lo que le permitió abandonar aquella tediosa investigación.
Crick debía entonces elegir un nuevo campo de investigación, y fue entonces cuando descubrió lo que llamó el test del chismorreo: “lo que realmente te interesa es aquello sobre lo que chismorreas”. En su caso, “la frontera entre lo vivo y lo no vivo, y el funcionamiento del cerebro”. En resumen, la biología. O como físico, la biofísica. Comenzó a trabajar en la estructura de las proteínas en el Laboratorio Cavendish de Cambridge, hasta que conoció a un estadounidense llamado James Watson, 12 años más joven que él pero ya con un doctorado que él aún no había conseguido.
Los dos investigadores descubrieron que ambos compartían una hipótesis. Por entonces se creía que la sede de la herencia eran las proteínas. Crick y Watson pensaban que los genes residían en aquella sustancia ignota de los cromosomas, el ácido desoxirribonucleico (ADN). Y aquel convencimiento, con la participación de Maurice Wilkins y Rosalind Franklin, alumbraría el 28 de febrero de 1953 uno de los mayores hallazgos de la ciencia del siglo XX, la doble hélice del ADN. El trabajo se publicó en Nature el 25 de abril de aquel año. Crick no obtendría su título de doctor hasta el año siguiente.
Lea el artículo completo en: Open Mind
Claro que ahí acaban los parecidos. El líder de los raelianos se basa en su presunto encuentro personal con seres de otro mundo. Crick, por su parte, se preguntaba cómo era posible que la naturaleza hubiera inventado al mismo tiempo dos elementos mutuamente interdependientes para la vida: el material genético –ácidos nucleicos, como ADN o ARN– y el mecanismo necesario para perpetuarlo –las proteínas llamadas enzimas–. La síntesis de ácidos nucleicos depende de las proteínas, pero la síntesis de proteínas depende de los ácidos nucleicos. Con este problema del huevo y la gallina, Crick y su colaborador Leslie Orgel razonaban que la vida debería haber surgido en un lugar donde existiera un “mineral o compuesto” capaz de reemplazar la función de las enzimas, y que desde allí habría sido diseminada a otros planetas como la Tierra por “la actividad deliberada de una sociedad extraterrestre”.
Lo cierto es que la panspermia dirigida no desmerece en absoluto el pensamiento de Crick. Más bien al contrario, revela con qué potencia funcionaban los engranajes de una mente teórica, incisiva e inquieta, ávida de respuestas racionales, aunque no fueran convencionales. Para comprender cómo llegó Crick a la panspermia debemos remontarnos unos años atrás. Hijo de un fabricante de zapatos de Weston Favell (Northampton, Reino Unido), Francis Harry Compton Crick (8 de junio de 1916 – 28 de julio de 2004) llegó al final de su infancia con sus principales señas de identidad ya definidas: su inclinación por la ciencia y su convencido ateísmo. En cuanto a la primera, escogió la física.
Curiosamente, la biología molecular habría perdido uno de sus padres fundadores de no haber sido por la guerra. Crick comenzó su investigación en el University College de Londres trabajando en lo que él mismo describió como “el problema más aburrido imaginable”: medir la viscosidad del agua a alta presión y temperatura. Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial fue reclutado por el ejército para el diseño de minas. Tras el fin del conflicto, descubrió que su aparato había sido destruido por una bomba (en su autobiografía él hablaba de una “mina de tierra”), lo que le permitió abandonar aquella tediosa investigación.
Crick debía entonces elegir un nuevo campo de investigación, y fue entonces cuando descubrió lo que llamó el test del chismorreo: “lo que realmente te interesa es aquello sobre lo que chismorreas”. En su caso, “la frontera entre lo vivo y lo no vivo, y el funcionamiento del cerebro”. En resumen, la biología. O como físico, la biofísica. Comenzó a trabajar en la estructura de las proteínas en el Laboratorio Cavendish de Cambridge, hasta que conoció a un estadounidense llamado James Watson, 12 años más joven que él pero ya con un doctorado que él aún no había conseguido.
Los dos investigadores descubrieron que ambos compartían una hipótesis. Por entonces se creía que la sede de la herencia eran las proteínas. Crick y Watson pensaban que los genes residían en aquella sustancia ignota de los cromosomas, el ácido desoxirribonucleico (ADN). Y aquel convencimiento, con la participación de Maurice Wilkins y Rosalind Franklin, alumbraría el 28 de febrero de 1953 uno de los mayores hallazgos de la ciencia del siglo XX, la doble hélice del ADN. El trabajo se publicó en Nature el 25 de abril de aquel año. Crick no obtendría su título de doctor hasta el año siguiente.
Lea el artículo completo en: Open Mind
22 de agosto de 2018
Nobel de Física en Perú: el desarrollo de un país está amarrado con la ciencia
En Conocer Ciencia tenemos una propuesta curricular para la enseñanza de nociones de física y química, mediante experimentos sencillos, a niños de educación primaria. Puede acceder a dicha propuesta desde este enlace de Scribd. Puedes acceder a los experimentos desde AQUÍ.
El desarrollo de un país siempre está relacionado con el crecimiento de las industrias y el aprendizaje de las ciencias, afirmó durante su visita a Lima Takaaki Kajita, Premio Nobel de Física 2015, por contribuir a esclarecer el problema de los neutrinos solares y atmosféricos.
Ampliar conocimiento
El Premio Nobel de Física 2015, Takaaki
Kajita, participó este 17 de agosto en el XVII Encuentro de Física de la Universidad
Nacional de Ingeniería (UNI). Foto: ANDINA/Melina Mejía.
El desarrollo de un país siempre está relacionado con el crecimiento de las industrias y el aprendizaje de las ciencias, afirmó durante su visita a Lima Takaaki Kajita, Premio Nobel de Física 2015, por contribuir a esclarecer el problema de los neutrinos solares y atmosféricos.
Antes de una disertación en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), el científico indicó que en el Perú las familias todavía no estimulan a sus niños y niñas a estudiar una profesión como la física, porque desconocen el impacto que tiene en la economía del país.
En diálogo con la Agencia Andina, contó que en Japón la situación es diferente dado que los padres recomiendan a sus hijos elegir una carrera de ciencias, pues saben que aportarán al mejoramiento de las industrias y, por ende, al de su nación.
“Tienen
clara esa relación, el Estado se encarga de promoverla. Tal vez aquí
falta que el Estado le haga entender a la población que existe una
relación importante entre desarrollo, industria y país.”
Para
Takaaki Kajita el enseñar ciencias tiene como objetivo ampliar el
conocimiento, aunque ayuda a las personas a razonar y pensar. Sin
embargo, actualmente los jóvenes se muestran indiferentes en
aprenderlas.
Al parecer las nuevas
generaciones se encuentran influenciadas por la tecnología del internet o
el celular, pero no van más allá. “No están interesadas en
profundizar de dónde viene el desarrollo y cómo se pueden afrontar los
problemas de la ciencia. Son superficiales”.
Para
revertir esta tendencia, el físico consideró que los padres pueden
seguir algunas rutas para inculcar en sus hijos el interés por la
física.
Por ejemplo, dijo, pueden enseñarles a
hacer cosas relevantes para el futuro, es muy importante que se
proyecten. Y para lograrlo, darles libertad es otra tarea que deben
emprender los progenitores a fin de que sean ellos mismos quienes
busquen ese futuro. Tampoco deben impedirles a sus hijas interesarse por la ciencia.
“La enseñanza debe ser por igual, los incentivos para la ciencia
deben ser los mismos para niños y niñas, desde los juegos se les
motiva. La física puede enseñarse hoy porque aún hay misterios por
descubrir y ser explicados.”
Takaaki
Kajita participará del XVII Encuentro de Física de la Universidad
Nacional de Ingeniería (UNI), que se realizará hasta el 17 de agosto.
Desde
hace 19 años la Facultad de Ciencias lo organiza para estimular la
cooperación entre investigadores locales, estudiantes y científicos
invitados nacionales e internacionales.
El profesor Takaaki Kajita nació en 1959 en Higashimatsuyama (Japón) y
se doctoró en 1986 en la niversidad de Tokio, de la que es catedrático y
donde dirige el Instituto de Investigación de Rayos Cósmicos.
Recibió
el Nobel de Física 2015 con Arthur B. McDonald por el descubrimiento de
la oscilación de los neutrinos, un fenómeno que prueba que estas
partículas tienen su propia masa.
17 de marzo de 2018
5 de octubre de 2017
Premio Nobel de Química 2017: Jacques Dubochet, Joachim Frank y Richard Henderson ganan por su técnica para observar moléculas
Los investigadores Jacques Dubochet,
Joachim Frank y Richard Henderson fueron distinguidos este miércoles
con el premio Nobel de Química 2017.
Dubochet es ciudadano suizo y trabaja en la Universidad de Lausana, Frank nació en Alemania y trabaja en la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, y Henderson nació en Escocia y trabaja en la Universidad de Cambridge, Reino Unido.
La técnica desarrollada por el grupo simplifica el proceso para observar los bloques constitutivos de la biología.
Es un proceso que permite que las biomoléculas se congelen muy rápido, y así conserven su forma natural.
"Su uso práctico es inmenso", le explicó Frank a la televisión sueca.
Pero toma tiempo hasta que una investigación fundamental (como esta) deja sentir su impacto en la medicina, añadió el científico.
Contribución
Frank fue quien hizo la tecnología más fácil de aplicar en un marco general, procesando el material de forma que las borrosas imágenes en dos dimensiones se transformaran en claras estructuras en 3D.Dubochet logró enfriar el agua muy rápidamente de modo que se solidificara alrededor de la muestra biológica.
Y Henderson logró presentar la estructura de una molécula bacteriana a una resolución atómica.
Cuando le preguntaron a Frank su opinión sobre el hecho de que el premio fue para un avance tecnológico (en oposición a uno científico), Frank nuevamente puso el acento en el impacto.
"Creo que decidir entre un descubrimiento en particular y un avance tecnológico, siempre pienso que el impacto de un avance tecnológico es probablemente mucho más grande".
Uso práctico
La criomicroscopía electrónica ha sido utilizada para capturar imágenes de las "agujas" de la Salmonella para atacar a las células, de las proteínas involucradas en la resistencia a los antibióticos y en las estructuras moleculares que gobiernan el ritmo circadiano, el tema que se llevó el Nobel de Medicina de este año.Cuando los investigadores comenzaron a sospechar que el virus del zika estaba detrás de la microencefalia en los bebés recién nacidos de Brasil, utilizaron esta técnica para visualizarlo.
En pocos meses, generaron imágenes en 3D del virus en resolución atómica, lo que le permitió a investigadores buscar blancos potenciales para los fármacos.
Nueva era
Según el comité del Nobel, el trabajo de estos investigadores "llevó la bioquímica a nueva era"."Ya no hay más secretos, ahora podemos ver los intrincados detalles de las biomoléculas en cada rincón de nuestras células y en cada gota de nuestros fluidos corporales", dijo Sara Snogerup Linse, directora del comité.
"Podemos entender cómo se construyen y cómo actúan, y cómo funcionan juntas en comunidades grandes. Estamos presenciando una revolución en bioquímica".
En opinión de Allison A. Campbell, presidenta de la Sociedad Estadounidense de Química, "este descubrimiento es como el Google Earth de las moléculas, en cuanto a que nos acerca a los detalles más precisos de los átomos dentro de las proteínas".
"Entender a las proteínas en su estado original es importante en todos los campos de la ciencia, ya que están en todo organismo vivo".
"Una imagen verdaderamente vale más que mil palabras, y los descubrimientos de los laureados son invaluables para nuestra comprensión de la vida y el desarrollo de nuevas terapias".
Los ganadores se suman así a la prestigiosa lista de 175 laureados con el Nobel de Química desde 1901.
Fuente:
BBC
Las ondas gravitacionales anticipadas por Einstein le dan el Premio Nobel de Física a los investigadores Rainer Weiss, Barry C. Barish y Kip S. Thorne
Ondas gravitacionales
- Son una predicción de la Teoría General de la Relatividad
- Tomó décadas detectarlas directamente
- Son ondas en la fábrica del espacio-tiempo generadas por eventos violentos
- Las masas que se aceleran producen ondas que se propagan a la velocidad de la luz
- Fuentes detectables tienen que incluir la fusión de agujeros negros y estrellas de neutrones
- Su detección abre la posibilidad de investigaciones completamente nuevas
Los investigadores estadounidenses
Rainer Weiss, Barry C. Barish y Kip S. Thorne fueron distinguidos este
martes con el premio Nobel de Física 2017.
Es un "descubrimiento que sacudió al mundo", señaló Hansson.
Los científicos son miembros de los observatorios Ligo-Virgo, responsables del descubrimiento.
La mitad del dinero que acompaña al premio le corresponde a Weiss, mientras que Barish y Thorne compartirán la otra mitad.
La suma total es de 9 millones de coronas suecas (US$1,1 millones).
Los ganadores se suman así a una lista de otros 204 físicos honrados con el galardón desde 1901.
"Ventana al Universo"
Las ondas gravitacionales describen la distorsión en el espacio-tiempo que se produce cuando se aceleran objetos masivos.
Lo deformación del espacio que resulta de la fusión de dos agujeros negros fue detectada por primera vez por un laboratorio estadounidense en 2015. Fue la culminación de una búsqueda de varias décadas.
Desde entonces se han detectado otros tres ejemplos.
"La primera observación de una onda gravitacional fue un hito, una ventana al Universo", señaló Olga Botner, de la Real Academia de Ciencias de Suecia, afirmó durante la conferencia de prensa-
La contribución del trío
Los laboratorios Ligo (en EE.UU) y Virgo (en Europa) fueron construidos para detectar las sutiles señales que producen las ondas gravitacionales.Pese a que son generadas por fenómenos colosales, como la fusión de dos agujeros negros, Einstein mismo pensaba que el efecto sería demasiado pequeño como para ser registrado por la tecnología.
Sin embargo, los tres laureados lideraron el desarrollo de un sistema en base a rayos láser con suficiente sensibilidad como para detectarlas.
El resultado fue Ligo, un par de instalaciones separadas en dos sitios de EE.UU.: un observatorio en el estado de Washington y otro en Livingston, Luisiana.
La instalación europea está en Pisa, Italia.
Weiss, uno de los ganadores, dijo que el descubrimiento había sido el trabajo de cerca de 1.000 personas.
Pero la contribución del trío fue fundamental.
Weiss estableció la estrategia necesaria para hacer la detección.
Thorne hizo gran parte del trabajo teórico detrás de la búsqueda.
Y a Barish, quien asumió como segundo director de Ligo en 1994, se le atribuyen las reformas organizativas y la elección de las tecnologías que resultaron cruciales para el éxito de la misión.
Fuente:
BBC
Tres estadounidenses ganan el premio Nobel de Medicina por sus investigaciones pioneras sobre el reloj biológico
Los investigadores estadounidenses
Jeffrey C. Hall, Michael Rosbash y Michael W. Young fueron distinguidos
este lunes con el premio Nobel de Medicina 2017.
La Asamblea Nobel del Instituto Karolinska de Estocolmo, Suecia, dijo que los reconocía por sus "descubrimientos de los mecanismos moleculares que controlan el ritmo circadiano", es decir, nuestro reloj biológico.
"Sus descubrimientos explican cómo las plantas, los animales y los seres humanos adaptan su ritmo biológico para que sesincronice con las revoluciones de la Tierra", dijo la Asamblea en un comunicado.
Sus investigaciones permitieron que "podamos echar un vistazo dentro de nuestro reloj biológico y dilucidar su funcionamiento interno", explicó la institución.
El reloj biológico es el responsable de que nos dé sueño por la noche e influye en nuestro humor, estado de alerta e incluso en nuestro riesgo de sufrir un paro cardiaco.
"Lo que esto puede hacer es concientizarnos más de la importancia que tiene la higiene del sueño y de lo relevante que es asegurarnos de que estemos yendo a la cama a una hora adecuada", afirmó Juleen Zierath, de la Asamblea.
El premio asciende a US$1,1 millones y es el primero de los Nobel que se anuncia cada año. El martes se revelará el nombre del ganador del Nobel de Física; el miércoles, el de Química; el jueves, el de Literatura; el viernes, el de Paz y el lunes 9, el de Economía.
El Nobel de Medicina se concedió el año pasado al biólogo japonés Yoshinori Ohsumi por descubrir los mecanismos detrás de la autofagiacelular, el proceso de degradación y reciclaje de células.
Pioneros en su campo
Los tres científicos son pioneros en el estudio del ritmo biológico.Rosbash y Hall comenzaron a colaborar en la Universidad de Brandeis, en Boston, hace más de 30 años para estudiar el ritmo circadiano de la Drosophila, la familia de la mosca de la fruta.
Ambos fueron los primeros en clonar el primer gen del ritmo circadiano de esta mosca en 1984.
En esa época, la relación entre la genética y el reloj biológico no era una idea que la comunidad científica aceptara con facilidad. Sólo otro científico estudiaba este tema: Young.
Young ha investigado en la Universidad Rockefeller durante tres décadas la biología molecular y el carácter genético de los ritmos biológicos de la mosca de la fruta.
Su papel fue crucial para establecer la relación entre los genes y el comportamiento, ya que sus estudios ayudaron a descubrir muchos de los grupos de genes y proteínas que regulan el ritmo biológico de este insecto, según explica la página web de la Fundación Gruber, de la Universidad de Yale.
Muchos aspectos de nuestra fisiología y de la de todos los organismos multicelulares guardan una estrecha relación con el reloj biológico.
Este regula a un gran número de genes para ayudar a nuestro cuerpo a adaptarse a las diferentes fases del día.
Estos estudios que utilizaron a la mosca de la fruta como modelo permitieron descifrar principios que resultaron válidos en el resto de organismos multicelulares.
"Desde que estos tres laureados realizaran estos descubrimientos trascendentales, la biología circadiana se ha convertido en un campo de investigación amplio y muy dinámico, con repercusiones en nuestra salud y bienestar", explicó la Asamblea en su nota de prensa.
Los premios Nobel se entregarán el 10 de diciembre.
Fuente:
BBC
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