La directiva de la entidad encargada de difundir el conocimiento de los Nobel alerta de la desconfianza y confusión general ante las investigaciones científicas.
Al entrar al edificio de Nobel Media, en Estocolmo, hay un pasillo
repleto de estatuas en los laterales. Al final del mismo, está la de
Alfred Nobel. El último testamento del inventor de la dinamita indicaba
que su fortuna debía usarse para la creación de los premios que hoy
llevan su nombre y reconocen la labor de profesionales en diferentes
campos como la física, la química, o la medicina. En el mismo edificio,
unas plantas más arriba, Laura Sprechmann, CEO de Nobel Media, recibe a
EL PAÍS en una sala llena de retratos de los últimos ganadores de un
premio Nobel. Entre ellos están el estadounidense James Allison y el japonés Tasuku Honjo, ambos ganadores del Nobel de Medicina en 2018, o Frances H. Arnold, premiada por su investigación en Química.
"En los últimos años se ha producido una especie de erosión de lo que
es un experto y una desconfianza o confusión general en la ciencia",
afirma Sprechmann mientras observa las láminas pintadas cada año por el
artista Niklas Elmehed.
Pero este reto no es nuevo: “Hemos tenido propaganda que suscitaba
desconfianza hacia los científicos antes. Pero ahora tenemos los canales
para comunicar y difundir todo de una manera totalmente distinta a como
era hace 20, 50 o 100 años”. Para ella, la discusión sobre el clima es
un buen ejemplo. “La ciencia está muy clara, pero mucha gente está
divulgando información que no es cierta. Los métodos científicos hoy en
día son cuestionados y se trata de una situación difícil teniendo en
cuenta que el método científico está basado en el hecho de que siempre
se deben cuestionar las cosas”, afirma.
Para enfrentarse a este desafío, considera primordial tener la
capacidad de comunicar y presentar hechos. Recuerda cómo la voluntad de
Alfred Nobel en su testamento de 1895 era otorgar premios a aquellos que
llevasen a cabo "el mayor beneficio a la humanidad”. “Tenemos la
obligación de contribuir con el conocimiento y fortalecer a las personas
que quieren escuchar y aprender”, sostiene.
Con este objetivo, la entidad organiza desde 2012 en países de todo el mundo el Nobel Prize Dialogue.
Se trata de un evento gratuito en el que varios premios Nobel y
expertos debaten durante un día sobre los retos globales de la
humanidad. Por ejemplo, sobre la energía, la inteligencia artificial, la
comida, el agua, la educación o la verdad.
El 22 de mayo de este año tendrá lugar por primera vez en Madrid y se
debatirá sobre el futuro del envejecimiento. Entre otros expertos,
acudirán Edvard Moser, ganador del Nobel de Medicina en 2014, y Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura en 2010. El escritor tendrá una conversación con el poeta Luis Alberto de Cuenca.
“Se hablará sobre las pensiones, aspectos sociales como el cuidado de
los mayores, la biología del envejecimiento, enfermedades como el cáncer
o la demencia o cómo los robots pueden asistir a los mayores”. En el
evento, organizado por Nobel Media junto a la Fundación Ramón Areces, no
solo se abordarán aspectos negativos, también se debatirá sobre la
creatividad y el aprendizaje en el envejecimiento.
Y se intentará dar respuestas a diversas preguntas: “¿Cuánto tiempo
queremos vivir y si vamos a vivir más qué vamos a hacer con ese
tiempo?”. España será el país del mundo con mayor esperanza de vida
en 2040, según un estudio de la Universidad de Washington. El informe
indica que los españoles llegarán a los 85,8, casi tres años por encima
del promedio actual. “La edad de jubilación también es un debate, ya que
tenemos vidas más saludables y hay ciertos trabajos donde no es
necesario detenerse a cierta edad porque no requieren un esfuerzo
físico”, afirma Sprechmann en una entrevista en Estocolmo en un viaje al
que EL PAÍS ha sido invitado por el Instituto Sueco y la Embajada de
Suecia en Madrid.
Además de compartir conocimiento, se pretende que los expertos puedan
servir de referentes para los jóvenes. “Tienen historias personales
tremendas. Si oyes que un premio Nobel de Química cuando iba a la
escuela, sacaba malas notas en química y tú tienes 13 años, estás en el
colegio y tienes problemas con la asignatura, pensarás que nada es
imposible. Es la importancia de fallar y equivocarse”, cuenta la CEO de
la Nobel Media.
El artículo completo en: El País (España)