Code es una organización norteamericana que busca todos los estudiantes del planeta aprendan a programar.
58 millones en todo el mundo ya usan sus cursos digitales y gratuitos.
¿Cómo nació esta idea?
El día que murió Steve Jobs (5 de octubre de 2011), un emigrante iraní en EE.UU. llamado Hadi Partovi tuvo una visión. "Sentí que necesitaba hacer algo, contribuir a que todos tengan las mismas oportunidades en un mundo donde los conocimientos digitales son cada vez más decisivos".
De esa visión nació Code.org», recuerda. Partovi (Teherán, 49 años) tardará dos años en darle forma a su idea: una organización sin ánimo de lucro, nacida en 2013, cuya misión es formar a docentes y promover políticas públicas para que la programación se introduzca en el currículo educativo como un curso más.
¿Quién es Hadi Partovi?
Partovi era un niño cuando huyó, junto con su familia, del régimen del ayatolá Jomeini. Sus padres son científicos y miembros destacados de la diáspora persa.
Estudió Ciencias de la Computación en Harvard, fundó una empresa de reconocimiento de voz que luego vendió a Microsoft por 800 millones de dólares.
Desde entonces se dedica a las inversiones (Facebook, Airbnb) y a la filantropía. Su hermano gemelo Ali (y cofundador de Code.org) fue uno de los primeros en invertir en Dropbox y su primo Dara Khosrowshahi es director ejecutivo de Uber.
Hadi Partovi tienen una agenda con mejores contactos en Silicon Valley: Bill Gates, Mark Zuckerberg o Jack Dorsey responden. Y también tienen línea directa con la Casa Blanca, Joe Biden, Barack Obama y Bill Clinton han participado en sus llamados para colaborar con la causa.
¿Y cuál es la causa?
"En nuestro mundo impulsado por la tecnología, la informática se ha vuelto tan esencial para los estudiantes como la lectura, la escritura y las matemáticas", explica Partovi.
Aclaremos: el propósito de Code.org no es exactamente que todos los niños aprendan a programar, sino que todos los colegios enseñen informática. La razón no es convertirlos en programadores el día de mañana o encaminarlos hacia empleos tecnológicos bien remunerados, aunque a nadie le cae mal un dinero de más.
"La informática es hoy tan importante como la biología. Es necesario comprender la fotosíntesis, pero también qué son los algoritmos. Porque están en todas partes e impactan en nuestra vida diaria. Necesitamos programadores, sí, pero también abogados, médicos y políticos que sepan de la importancia de la programación. No se trata de preparar a los niños para el trabajo, sino de prepararlos para la vida", resume Partovi.
Aliados estratégicos
La plataforma de Code.org ofrece lecciones on-line para niños de 4 a 18 años.
El acceso a los contenidos es gratuito desde cualquier parte del punto. Están traducidos a sesenta idiomas.
Los tutoriales se pueden ver en YouTube y en ellos es habitual ver a los magnates de los gigantes tecnológicos impartiendo clases.
La plataforma se ha aliado con Disney, Star Wars, Minecraft o la NBA para hacer sus contenidos más atractivos.
Cuatro de cada diez estudiantes norteamericanos tienen una cuenta abierta en Code.org y 58 millones en todo el mundo, además de dos millones de profesores.
Pero solo es la
punta del iceberg. La organización se ha marcado como primer objetivo
que todas las escuelas públicas de Estados Unidos impartan programación.
De momento, lo ha conseguido en varias decenas de estados. También están ingresando a Europa.
Pero...
The New York Times se preguntaba en 2017 si Silicon Valley estaba utilizando su poder de persuasión para que las escuelas públicas sirvan a los intereses de las corporaciones. Y apuntaba a que existe un déficit de ingenieros informáticos y que las compañías estadounidenses se ven obligadas a reclutarlos en el extranjero.
¿Un Plan Marshall Digital?
Ese déficit de perfiles tecnológicos también afecta a Europa, donde hay unos 900.000 empleos relacionados con la digitalización (200.000 en España) que a las empresas les resulta muy complicado cubrir.
Los intereses de las empresas norteamericanas tampoco coinciden siempre con los de los países europeos.
¿Estamos ante una especie de 'plan Marshall' de la digitalización?, se preguntan los más recelosos. ¿Aprovechará Silicon Valley para pescar en el vivero del talento europeo y, de paso, exportar su ideario?
Es el tipo de cuestiones al que ha tenido que responder Fran García del Pozo, responsable de Code.org para Europa, África y Oriente Medio, con un equipo cien por cien español.
«Me costó cinco años conseguir traer Code.org a España. Fue muy difícil. Desde luego, la pandemia ha sido un tsunami. Ha acelerado la digitalización y ha convencido a muchos escépticos que pensaban que se tardaría muchos años en transformar la educación y el trabajo. Pero también ha mostrado que existe una brecha digital importante. Muchas familias carecen de conectividad y dispositivos suficientes. Y eso es injusto», afirma.
Este exejecutivo de Telefónica conoció a Hadi Partovi a través del educador y matemático Salman Khan. García del Pozo cree que estamos ante un fenómeno imparable.
Programación: tan importante como el inglés
«La programación forma parte del currículo educativo desde edades tempranas en Estados Unidos, Singapur o Australia.
Y China aprobó en 2016 un plan para que todos los niños aprendan a programar desde los seis años y estudien robótica a partir de los once.
Es una ventaja competitiva para acceder al mercado laboral como en su día lo fue para nosotros aprender inglés. Pero no se trata de que todos seamos programadores, sino de que todos entendamos la programación», matiza.
El inglés es la lengua franca que nos permite entendernos con el resto de seres humanos, ¿Qué utilidad puede tener aprender código a alguien que no se vaya a dedicar a la tecnología? García del Pozo responde.
"Las máquinas –explica—dominan parte de nuestra vida cotidiana. Es importante conocer su lenguaje para que la tecnología esté al servicio de las personas y no al revés. Si dominamos el pensamiento computacional, que este año (2021) se ha empezado a medir por primera vez en el informe PISA, desarrollamos la lógica, la creatividad, el pensamiento crítico y la resolución de problemas. Y estas habilidades las podrán usar los estudiantes a lo largo de sus vidas. Por lo tanto, los intereses de los alumnos siempre estarán un escalón por encima de los de la industria".
Y añade: «Tenemos que concienciarnos de que estamos ante un nuevo Renacimiento. Lo digital trae de la mano una nueva civilización. Y esto nos da la oportunidad de elegir: ¿queremos ser un país que crea tecnología o que solo la consume; una sociedad que programa o que es programada?».
Con información de: XL Semanal (El País)