Latest Posts:

Mostrando las entradas con la etiqueta propaganda. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta propaganda. Mostrar todas las entradas

5 de mayo de 2019

Los juguetes que se usaron para propagar la ideología nazi entre los niños de Alemania

En el tablero está una pequeña ciudad alemana. Hay un mercado y algunas tiendas propiedad de judíos. Los jugadores asumen el papel de policías, navegando por las vías. 


Si los dados ruedan de la "forma correcta", es posible invadir una de esas propiedades, confiscar bienes y arrestar a judíos. 

El objetivo es expulsar a la población judía y enviarla a un "Sammellager" (campo de recolección), desde donde serán deportados a Palestina. 

Quien "recolecte" seis judíos primero, vence.

Durante el régimen nazi (1933-1945), el macabro juego Juden raus!(¡Fuera judíos!) era solo uno de los muchos juguetes racistas comercializados en Alemania bajo el rótulo de"diversión para la familia", ayudando a propagar la ideología fascista, incluyendo los crímenes en masa.

Aunque no existen fuentes irrefutables, se estima que se vendieron más de un millón de unidades de Juden raus!

Lea el artículo completo en: BBC Mundo

13 de septiembre de 2018

Oferta para españoles en URSS: alojamiento y comida gratis, jornada de 8 h. remuneradas en clima templado

Aunque el título de este artículo pueda parecer una oferta de trabajo, es un ofrecimiento de rendición hecho por la URSS a los españoles de la División Azul, la unidad de voluntarios españoles que sirvió en la Wehrmacht entre 1941 y 1943 durante la Segunda Guerra Mundial.


Lee esta hoja y pásala a tu compañero.
El Gobierno de la U.R.S.S.

Observa estrictamente todas las leyes internacionales en relación con los prisioneros de guerra. De acuerdo con la decisión del Gobierno Soviético Nº 1.798 del 1 de julio de 1.941, y la orden del Comisario de Defensa de la URSS Stalin, nº 55 del 23 de febrero de 1.942, a todo el que se entrega prisionero, el Ejército Rojo le garantiza la vida y el regreso a la patria después de terminada la guerra. Todos los prisioneros están alojados en campos especiales, visitados por representantes de la Cruz Roja Internacional. Los campos para los prisioneros de guerra españoles están situados en regiones de clima templado.

La jornada de trabajo para los prisioneros es de 8 horas.El trabajo es pagado.

A los prisioneros de guerra españoles en la URSS se les dá 3 comidas calientes al día, 400 gramos de pan, para los que trabajan 800 gramos, 300 gramos de verduras y patatas, embutidos, carne, pescado, azúcar, té y tabaco.

Los prisioneros tienen derecho a mantener correspondencia con sus familiares a través de la Cruz Roja Internacional. Esta hoja sirve de salvoconducto para presentar al Ejército Rojo.

Fuente: Historias de la Historia

14 de agosto de 2014

La distracción es una herramienta perfecta para manipular a la gente


Propaganda feature image

Históricamente se han registrado incontables episodios en los que ciertos gobiernos o agendas se valen de la distracción de la población, o incluso la fomentan, para tomar decisiones o ejercer acciones que de otra forma habrían encontrado mucho mayor resistencia. Tan sólo en el caso de los deportes, particularmente el fútbol, se han detectado múltiples ocasiones en las que un gobierno aprovecha que la atención masiva está depositada en un juego, o mejor aún en un carnaval de partidos, como por ejemplo la Copa del Mundo, para aprobar leyes coercitivas o aplicar enmiendas contrarias al bien de la sociedad y a favor de intereses específicos –estimado lector, cualquier conexión de esto con tu realidad sociopolítica es mera coincidencia. 

En el caso de la inserción de propaganda en la mente colectiva este fenómeno consiste en, a grandes rasgos, promover una cierta postura o “verdad” excluyente de una forma en la que se convierta en algo lo suficientemente ubicuo dentro del imaginario como para que termine siendo aceptado sin cuestionarse –algo así como inseminar de raíz a un grupo social con una idea determinada. Y aunque muchos pensaríamos que el que esta programación sea efectiva requiere de la atención de las personas que se busca programar, al parecer lo más apropiado es justo lo contrario, es decir, aquellas personas que están distraídas durante la inseminación son más vulnerables y por lo tanto programables. 

20080514klphishmx_13_Ies_SCO


Una investigación realizada por Richard Petty, Gary Wells y Timothy Brock que fue publicada en el Journal of Personality and Social Psychology (Vol 34(5), Nov 1976, 874-884) sugiere precisamente que, en algunos contextos en donde existe un factor de distracción, el influjo de la propaganda resulta más efectivo. El estudio concluyó que, cuando se trata de comunicar un argumento a favor de una postura, la distracción refuerza el carácter convincente del mismo –a diferencia de cuando se trata de insertar un sentimiento. 

Durante el experimento los voluntarios encararon dos tipos de propaganda, una que podía ser fácilmente contraargumentada, y otra que no. Cuando estaban distraídos mientras se les abordaba con el segundo tipo de propaganda, demostraron ser menos propensos a aceptarla –aparentemente, porque su complejidad la hacía más sentimental que racional. En cambio, cuando los propagandistas tenían que “vender” una postura fácilmente cuestionable, encontraron que los voluntarios eran notablemente más propensos a comprarla cuando existía una distracción de por medio.

El estudio representa una muestra relativamente pequeña pero, curiosamente, refuerza esa conclusión analítica e intuitiva que muchas personas han percibido: la distracción vulnera los anticuerpos críticos en una población. Quizá por está razón, entre otras, los políticos siempre han apoyado los espectáculos deportivos, mientras que las corporaciones son cada vez más asiduas a los espectáculos de entretenimiento, por ejemplo, los festivales musicales brandeados

Fuente:

10 de marzo de 2013

La Guerra Fría y la propaganda anticomunista

Como dar cuenta de los movimientos de ambos bandos excedería cualquier extensión razonable, nos centraremos ahora en el lado de las democracias capitalistas. Para quien quiera hacerse una idea de las cosas al otro lado del telón de acero puede servirle este excelente artículo. Pero nos habíamos quedado en el fin de la Segunda Guerra Mundial. Con ella vino el reparto de Alemania entre las cuatro potencias vencedoras. Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos pronto agruparon sus territorios, cuya  oposición al sector soviético no dejaba de incrementarse día a día, dadas las diferentes ideas que tenían acerca del proceso de desnazificación y del sistema político y económico a aplicar. Simultáneamente, la creciente influencia de la URSS en los países de Europa del Este que había liberado del dominio nazi hacía pensar a los dirigentes occidentales en un efecto dominó, que haría caer a todo el continente bajo el control comunista. La reacción no tardó en llegar.

En 1947 la promulgación de la Ley de Seguridad Nacional da lugar a la CIA. La función de esta agencia (y de la posterior United States Information Agency, USIA, creada en 1953) era promover los intereses americanos en el extranjero —aunque también acabó haciéndolo en el territorio nacional, pese a incumplir sus estatutos— mediante, entre otras cosas, el suministro de “información”. Ese era el término usado, dado que el de “propaganda” había quedado fuertemente devaluado por el ministerio de Goebbels así llamado. Y al fin y al cabo la propaganda pierde efectividad si es reconocida como tal. El exagente de la CIA Philip Agree describía así los tipo de propaganda que elaboraban, la “blanca”, la “gris” y la “negra”:

La blanca se hace de manera abierta y declaradamente como proveniente de agencias gubernamentales de Estados Unidos, a saber, la Agencia de Información de los Estados Unidos (USIA); la gris es atribuida abiertamente a las personas u organizaciones no indicando al gobierno de Estados Unidos como responsable del material y que difunden esa información como si fuera propia; y la negra no se atribuye a ninguna fuente, o se atribuye a una fuente inexistente, o bien es materia falsa atribuida a una fuente real. La CIA es la única agencia del gobierno de los EE. UU. autorizada a participar en operaciones de propaganda negra, pero también comparte las responsabilidades de la propaganda gris de otras entidades, como la USIA, por ejemplo.

propaganda 

Desde entonces y como bien sabemos esta agencia gubernamental ha sido responsabilizada de toda clase de crímenes y conspiraciones ocurridas en el mundo, en unos casos con razón y en otros sin ella. Dado que estamos centrándonos en el ámbito de la propaganda, es difícil resistirse a mencionar el Proyecto Biblias en Globo de 1954, que como su nombre indica consistió en lanzar 10.000 biblias en globo hacia los países del bloque oriental. Cabe preguntarse qué resultado esperaban obtener exactamente: si tenían la esperanza de que al recoger un ejemplar en algún descampado, un comunista cualquiera ardiera por combustión espontánea o quizá simplemente la abriera preguntándose de qué trataría tan extraño libro, leyera unos versículos y acto seguido hincase la rodilla al suelo con el puño al cielo renunciando solemnemente al marxismo, a sus pompas y sus obras.

Pero no adelantemos acontecimientos. Pasados unos meses después de su creación, la agencia tuvo su primera gran misión: influir en las elecciones italianas de 1948. El Partido Comunista Italiano estaba financiado por la URSS y llegó a contar con más de dos millones de afiliados (para que nos hagamos una idea, el Partido Popular actualmente tiene algo más de 800.000) y tenía serias posibilidades de hacerse con el poder. Así que además de financiar generosamente al Partido Democristiano, se organizaron exposiciones sobre el alto nivel de vida de los trabajadores americanos, se volvieron a emitir en los cines películas de mensaje anticomunista como Ninotchka, se incentivo el envío de varios millones de cartas por parte de inmigrantes italianos en Estados Unidos a sus parientes advirtiéndoles del peligro comunista, se publicaron cartas falsificadas con las que desacreditar a los miembros del PCI y en Sicilia, debido a las altas tasas de analfabetismo, se organizó un espectáculo de marionetas ambulante con un mensaje político adecuado. Finalmente la Democracia Cristiana logró la victoria con un 48,5% de los votos. Misión cumplida. Desde entonces la CIA procuró crear una relación fluida con el Partido Socialista Italiano, dentro de su estrategia general de favorecer a la izquierda no comunista. Ese mismo año también tuvo lugar el puente aéreo en respuesta al bloqueo soviético de Berlín, una formidable operación logística de la que Estados Unidos salió fortalecido ante la opinión pública internacional.

Apenas un año después la iniciativa cambió de bando. En abril de 1949, la URSS organizó en París el Congreso Internacional por la Paz, un evento de gran repercusión mediática que contó con el apoyo de numerosos intelectuales y artistas como Charlie Chaplin y Picasso, que cedió un dibujo de una paloma de la paz que pasaría a convertirse en uno de los símbolos del siglo XX. Una brillante jugada que mostraba ante la opinión pública a los Estados Unidos como el bando belicoso frente a ellos, que solo querían la paz mundial. Así que la respuesta americana se basó en negar a sus adversarios el monopolio de la palabra “paz”, que pasó a ser incesantemente repetida en toda clase de discursos y eventos internacionales. Se distribuyó masivamente en cines y en las nacientes cadenas de televisión un documental realizado por la administración estadounidense llamado Caminos hacia la paz, se organizó una gran exposición internacional itinerante sobre las bondades de la energía atómica llamada Átomos para la paz, así como conferencias tituladas En defensa de la paz y de la libertad, Eisenhower proclamó un discurso en respuesta a la muerte de Stalin llamado Una oportunidad para la paz… etc. Se trataba, en definitiva, de que según la jerga de marketing tan omnipresente hoy día, la paz formase parte de “los atributos de la marca” USA.

Aunque todos esos esfuerzos parecían dar resultado, había un ámbito en el que EE. UU. estaba en franca desventaja y que podía resultar a medio y largo plazo arrastrado a la perdición si no se abordaba de lleno. Al menos así lo percibían en aquel momento, quizá con cierta ingenuidad. Se trataba del ámbito de los artistas, académicos e intelectuales, a los que era preciso ganar para la causa. Aunque nos resulte difícil de imaginar en estos tiempos en los que la televisión glorifica a personajes que bordean el analfabetismo, a finales de los años 40 y durante las décadas de los 50 y 60, en Francia en particular y en el resto de Europa en general, los intelectuales gozaban de un inmenso prestigio. Figuras tan celebradas como Sartre y Camus eran las que toda persona culta debía imitar al posicionarse políticamente. El inconveniente es que el compromiso de la intelectualidad con el marxismo era casi unánime.

Con el fin de congregar a intelectuales excomunistas o al menos de una izquierda no marxista, la CIA organizó en Berlín el Congreso para la Libertad de la Cultura en junio de 1950. Se trataba de dar réplica al reciente Congreso Internacional por la Paz de París y la ciudad escogida no podía estar más cargada de simbolismo. Allí acudieron a dar conferencias y debates durante cuatro días autores como Arthur Koestler (cuyo libro El cero y el infinito había sido un éxito de ventas debido en parte a que el PC francés compró sus ejemplares para evitar que nadie los leyese), Raymon Aron, A. J. Ayer y André Malraux entre otros. El evento sería la semilla de la Asociación Internacional por la Libertad Cultural, la cuña de la agencia en ese terreno intelectual inicialmente tan compacto. Dicha asociación crearía en 1953 la publicación Encounter, una revista cultural en la que entre artículos  de literatura, filosofía o arte se irían intercalando otros de tono anticomunista y favorecedores de la imagen internacional de Estados Unidos. Comenzaron publicando 10.000 ejemplares (una tirada similar a la del número 3 de Jot Down Magazine ya a la venta; cómprenla por favor, que a nosotros no nos financia la CIA) que serían distribuidos por diversos países mediante el British Council. Se trataba de llegar a las élites culturales, de forma que influyendo en su ideario se llegase también a todo el público que les seguía. La CIA fue creando otras revistas similares a lo largo del mundo como Scence and Freedom, Problems of Communism (cuyo título da cierta idea de su línea editorial), Cuadernos en América Latina, Jiyu en Japón, Quest en India, Quadrant en Australia o Tempo Presente en Italia, que eran financiadas sirviéndose en ocasiones de tapaderas como las fundaciones Rockefeller y Ford.

me casé con un comunista 

En el ámbito de la alta cultura la CIA realizó otras actividades como ediciones de libros cuyo contenido se consideraba afín, como Un yanqui en la corte del rey Arturo o Doctor Zhivago, perseguida en la Unión Soviética, aunque Jrushchov llegase a arrepentirse posteriormente de ello cuando finalmente la leyó. De hecho su autor, Boris Pasternak, tuvo que rechazar el Premio Nobel por presiones de las autoridades rusas. Un premio que, como tantas otras cosas, también servía como arma de propaganda, de ahí el empeño frustrado de la CIA en que no lo recibiera Pablo Neruda, demasiado izquierdista para su gusto. Pero en ocasiones ni siquiera los intelectuales afines resultaban de fiar, como el ganador del Premio Pulitzer de poesía, Robert Lowell, enviado a Argentina por la agencia para otro Congreso por la Libertad Cultural, que acabó con él subiéndose desnudo a una estatua ecuestre tras lanzar vivas a Hitler hasta que finalmente fue ingresado en un psiquiátrico.

Un episodio más de esta peculiar libertad de pensamiento subvencionada durante la primera etapa de la Guerra Fría —desde finales de los 40 a comienzos de los 60— cuyo balance no fue muy glorioso. Cualquier aportación intelectual digna de ser conservada se habría realizado  igualmente y todo este mundillo nunca dejó de ser en conjunto bastante refractario, demasiado europeo y elitista para los valores americanos que la CIA quería promover. Varias de estas publicaciones culturales dejaron de financiarse en 1967 tras una investigación del Congreso. Al fin y al cabo para entonces ya estaba funcionando a toda máquina la cultura de masas, genuinamente americana. El cine, la televisión, la música rock y el arte pop recogieron el testigo de la propaganda.

Lea el artículo completo en:

google.com, pub-7451761037085740, DIRECT, f08c47fec0942fa0