A
Marco Zozaya le apasiona la ciencia. Las paredes de su habitación están
llenas de fotografías de científicos y cuando crezca quiere ser un
divulgador científico como Neil deGrasse Tyson. Parecía ir en buen
camino cuando, a los 12 años, grabó un video sobre las vacunas en un
iPad desde su patio en México.
“Todos
los pedazos de evidencia que hay en el universo observable de que las
vacunas causan autismo están en este fólder”, dice en el video, de hace
dos años. Y con una expresión de conmoción fingida, saca pedazos de
papel en blanco de la carpeta. “No hay nada”.
El video ha sido visto más de ocho millones de veces y lo destacaron en medios como CNN, HuffPost y Cosmopolitan.
Fue entonces que Zozaya se dio cuenta de que quizá lo que le gusta al
internet no es corregir ciencia incorrecta. Lo que la audiencia digital
realmente quiere es drama.
“Lo
pienso ahora y me doy cuenta de que fue algo grosero”, dijo Zozaya,
quien ahora tiene 14 años, durante una videollamada. “Pero a todos les
encantó”.
La
divulgación de ciencia es el arte de volver accesible esa disciplina y,
gracias al internet, la ciencia es más accesible que nunca. Se publican
en línea cada vez más investigación y datos, y una nueva generación de
embajadores de la ciencia –en línea con los Mythbusters o Carl Sagan–
tiene un amplio público en redes sociales. Pero se enfrentan a un
dilema: las plataformas que los ayudan a mover sus mensajes usualmente
favorecen un estilo más inflamatorio que informativo. Los entusiastas de
la ciencia han construido enormes audiencias no solo porque atraen la
curiosidad humana, sino porque tienen un toque de entretenimiento.
Michael Stevens, cuyo canal de YouTuve Vsauce generalmente revisa temas de psicología, ha descrito cómo empaqueta sus videos para que tengan un mayor público y ha presumido
que podría hacer que ver cómo se seca la pintura sea interesante. Derek
Muller es conocido por hacer entrevistas callejeras en su canal de
YouTube Veritasium
para exhibir los malentendidos que hay respecto a la ciencia. Y Elise
Andrew, que tiene 25 millones de seguidores en su página de Facebook, IFLScience, usualmente comparte memes con temáticas científicas.
Mucho
de lo relacionado con la ciencia que se vuelve viral es “de poca
información, pero con muchos chistes”, dijo Yvette d’Entremont, quien
dirige la página de Facebook SciBabe.