Es fundamentalmente un trastorno en el desarrollo y no surge de la nada en la edad adulta.
Ya un bebé - aunque sea casi imposible detectarlo - puede presentar
rasgos psicopáticos. Resulta difícil de creer pero es cierto, porque, de
hecho, la psicopatía es fundamentalmente un trastorno en el desarrollo,
y no surge de la nada en la edad adulta. Todos los adultos psicópatas
han mostrado unos rasgos característicos durante su infancia o la
adolescencia, y pueden detectarse desde edades muy tempranas. Pero,
¿cuáles son esos rasgos y cómo se podrían detectar en niños tan
pequeños?
Tal y como sugirió el filósofo John Locke "Todos nacemos como
pizarras en blanco", por lo que, evidentemente, la educación por parte
de los padres, el entono y el nivel socio-económico son importantes a la
hora de conformar el carácter de un niño. El libro Good For Nothing: From Altruists to Psychopaths and Everyone in Between
de la psicóloga, Abigail Marsh sobre la psicopatía, recopila muchas
historias de muchos padres con algún hijo que presenta unos rasgos de
violencia extremos y, precisamente, no se trata de una mala crianza, una
desestructuración familiar o familias disfuncionales, sino que suelen
ser padres cariñosos y muy volcados en la educación y crianza de sus
hijos.
Entonces, ¿qué pasa? ¿La psicopatía se nace con ella o se hace?
Existen numerosas teorías en torno a este trastorno. La última
investigación relacionada con el tema y publicada en el (NCBI) National Institutes of Health
asegura que los primeros signos de psicopatía se descubren en niños de
tan solo 2 años, entre ellos, la falta de empatía, Los sentimientos de
culpa y emociones superficiales o la frialdad son solo algunos de ellos.
Sin embargo, para Celso Arango, vicepresidente de la Sociedad Española
de Psiquiatría (SEP) y jefe del
servicio psiquiátrico del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, los
principales factores de riesgo son la personalidad y el temperamento, y
con este último rasgo la persona nace, así que la genética es
primordial.
“La personalidad se va formando a lo largo del tiempo, y el
temperamento viene dado por las condiciones genéticas, y este último no
se puede modificar”, asevera Arango.
El renombrado filósofo y psicólogo, William James, ya aseguraba que
nuestra personalidad no se forma del todo hasta que cumplimos los 30
años, pero nuestro temperamento es el que es, y eso sí que no se puede
cambiar. Esto es lo que también se cuenta en el libro de Marsh, donde se
explica que los niños, al igual que los adultos son capaces de tener
una violencia extrema durante un periodo de tiempo prolongado, a
diferencia de los adultos, cuya crueldad no suele extenderse tanto.
“Estos niños son incapaces de sufrir, son fríos, calculadores y
actúan de forma premeditada, a diferencia incluso del narcisismo, que
viene muy condicionado desde la adolescencia. Afortunadamente, este tipo
de psicopatía la sufren una minoría de niños”, continúa Arango.
El artículo completo en: El País (España)
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26 de marzo de 2019
20 de noviembre de 2018
Qué es el factor D que define los "rasgos oscuros" de la personalidad como el egoísmo, el rencor o la psicopatía
Hace más de 100 años, Charles Spearman aseguró que la inteligencia se compone de un factor general: el llamado factor G.
Un siglo después, expertos aseguran que esta misma tendencia también puede aplicarse para explicar la "malevolencia" o el "lado oscuro" de las personas.
Y también le pusieron nombre. Se trata del "factor D".
Una nueva investigación llevada a cabo por un equipo de psicólogos de Alemania y Dinamarca sugiere que características como el egoísmo, el rencor o el sadismo comparten un mismo denominador común.
Y aunque nos parezca mucho más habitual que una persona pueda ser egoísta antes que psicópata, lo cierto es que el estudio demuestra que todos los aspectos oscuros de la personalidad humana están estrechamente relacionados y se basan en una misma tendencia.
O en otras palabras: si tienes uno de estos rasgos, es muy probable que puedas desarrollar alguno de los otros.
Esto significa, según los investigadores, que si una persona exhibe un comportamiento malévolo específico (como el gusto por humillar a otros) tendrá una mayor probabilidad de participar también en otras actividades malévolas como hacer trampa, mentir o robar.
El factor D está presente en nueve de los rasgos oscuros de personalidad más estudiados:
- Egoísmo: preocupación excesiva sobre la propia ventaja a expensas de la de los demás.
- Maquiavelismo: actitud manipuladora e insensible y la creencia de que los fines justifican los medios.
- Desconexión moral: estilo de procesamiento cognitivo que permite comportarse sin ética sin sentir angustia.
- Narcisismo: excesivo ensimismamiento, un sentido de superioridad y una extrema necesidad de recibir atención de los demás.
- Derecho psicológico: creencia recurrente de que uno es mejor que los demás y merece un mejor trato.
- Psicopatía: falta de empatía y autocontrol, combinada con un comportamiento impulsivo.
- Sadismo: deseo de causar daño mental o físico a otros para el propio placer o para beneficiarse a sí mismo.
- Interés propio: deseo de promover y resaltar el propio estado social y financiero.
- Rencor: disposición para causar daño o destruir a otros, incluso si uno mismo se daña en el proceso.
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