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4 de marzo de 2020

La creatividad: el campo de batalla definitivo entre la inteligencia artificial y la humana


¿Cómo innova una máquina? 

Desde una perspectiva teórica, la creatividad y la innovación son procesos de búsqueda y combinación. Empezamos con un trozo de conocimiento y lo conectamos con otro trozo para crear algo nuevo y útil.

En principio, esto también es algo que puede ser hecho por máquinas. De hecho, son excelentes almacenando, procesando y haciendo conexiones entre datos.

Las maquinas producen innovaciones usando métodos generativos. Pero ¿cómo ocurre eso exactamente?

Hay diferentes estrategias, pero lo que es tecnología de punta se llama "red generativa antagónica"

Por ejemplo, piensa en una máquina que debe crear un retrato nuevo de una persona. Las redes generativas antagónicas abordan esa tarea creativa con la combinación de dos tareas secundarias.

La primera parte es el generador, que produce nuevas imágenes a partir de una distribución aleatoria de píxeles. La segunda parte es el discriminador, que le dice al generador qué tanto se aproximó a producir un retrato que parezca auténtico.

¿Cómo hace el discriminador para saber cómo se ven los humanos? Pues bien, se le alimenta con muchos ejemplos de retratos de personas reales antes de empezar la tarea.

En base a la información del discriminador, el generador mejora su algoritmo y sugiere un nuevo retrato.

Este proceso se repite una y otra vez hasta que el discriminador decide que el retrato se aproxima a los ejemplos que tiene en su memoria. Este proceso da como resultado un retrato que se parece muchísimo a un humano real.

La "chispa humana" 

Pero, aunque las máquinas puedan innovar en base adatos, eso no quiere decir que vayan a hacer sombra a la creatividad humana en breve.

La innovación es un proceso de resolución de problemas. Esto es, para que una innovación exista, hay que combinar los problemas con las soluciones.

Los humanos pueden ir en cualquiera de las direcciones: pueden empezar con un problema y resolverlo, o pueden partir de una solución y tratar de buscar nuevos problemas en torno a esta.

Un ejemplo de este último tipo de innovación es el Post-it (el papelito rectangular para escribir notas con adhesivo en una de las esquinas).

Un ingeniero desarrolló un pegamento que no era muy fuerte y lo dejó en su escritorio. Y un colega se dio cuenta de que esa era precisamente la solución que evitaría que se cayeran las notas que añadía a su partitura durante sus ensayos corales.

Al utilizar datos y código para formular problemas explícitos, la inteligencia artificial también puede ofrecer soluciones.

Sin embargo, identificar un problema es más difícil para las máquinas, ya que estos no suelen estar incluidos en los datos a partir de los cuales innovan las máquinas.

Es más, la innovación suele estar basada en las necesidades que ni siquiera sabíamos que teníamos.

Pensemos en el walkman. Aun cuando ningún consumidor manifestó el deseo de escuchar música mientras caminaba, esta innovación fue un gran éxito.

Así como es difícil formular ese tipo de necesidades latentes, también es improbable que entren a formar parte de los archivos de datos que las máquinas necesitan para inventar.

Los humanos y las máquinas se nutren de distintas materias primas para innovar.

Mientras las personas se basan en toda una vida de experiencias para generar ideas, las máquinas se limitan a hacerlo usando los datos con las que las alimentamos.

Estas últimas puede, pues, generar innumerables innovaciones, versiones nuevas en base a datos que van recibiendo.

Pero es poco probable que los inventos revolucionarios vengan de las máquinas, pues estos suelen crearse generalmente al relacionar campos distintos y desconectados. Un ejemplo de ello es el snowboard, que combina el mundo del surf con el esquí.

Lea el artículo completo en: BBC Mundo



21 de diciembre de 2019

Blob: no tiene cerebro, tiene múltiples sexos y desconcierta a los científicos

La ciencia tiene a su nuevo niño mimado. Se trata de un organismo unicelular que confunde a los científicos. 


Blob está cargado de contradicciones: piensa y puede resolver problemas pero no tiene cerebro, se alimenta pero no tiene boca, se mueve pero no tiene patas o extremidades.

“Está acá hace millones de años, y todavía no se sabe muy bien lo que es. No se sabe muy bien si se trata de un animal, si se trata de un hongo o si es algo entre los dos”, dijo el director del zoológico de París, donde se sumará al catálogo desde mañana sábado.

La ciencia quiere estudiarlo más sobre todo por un factor que podría tener una salida médica: si alguien lo corta a la mitad, puede cicatrizar en dos minutos su herida.

No tiene boca, ni estómago, ni ojos, ni cerebro, pero come, digiere alimentos, se mueve e incluso aprende. Las nuevas estrellas de la ciencia fascinan también por tener 720 sexos y ser casi inmortales.

Estamos hablando del organismo Blob, una curiosidad biológica unicelular que por primera vez desembarca en un zoológico, el de París.

Instalado al abrigo de la luz, el “physarum polycephalum” es una masa esponjosa, amarilla y viscosa, también conocida como “blob”, en alusión a una película de 1958 con Steve McQueen, sobre una criatura pegajosa extraterrestre que lo devora todo a su paso.

No es ni animal, ni planta ni hongo, sino un organismo primitivo, que apareció hace 500 millones de años, antes del reino animal. Durante un tiempo fue considerado un hongo, antes de unirse en los años 1990 a los mixomicetos, un grupo de protistas.

Pero posee varios núcleos, que pueden multiplicarse o dividirse a voluntad. Se pueden crear ‘blobs’ de todos los tamaños y que la ciencia no conoce ningún límite para este organismo.

Esta especie de moho puede alcanzar hasta 10 metros en laboratorio, donde se puede subdividir cortándolo, ya que los fragmentos cicatrizan en dos minutos.

Su sistema vascular complejo apasiona también a los físicos. Algunos tratan incluso de inspirarse en su fisionomía para aplicarlo al diseño de redes eléctricas y otros inventos.

A pesar de la ausencia de un sistema nervioso, es capaz de memorizar e incluso algunos dicen que es inteligente. ¿Cómo lo saben? Porque se aleja de elementos que no tolera, como la sal, y también porque puede rastrear su alimento aun en condiciones complejas.

Otra de sus particularidades es que tiene 720 sexos diferentes, hay machos hembras y sexos que la ciencia ni siquiera fue capaz de clasificar. Su reproducción sexual parecida a la del hongo.

El blob es el nuevo niño mimado de la ciencia, es inofensivo para el resto de los seres vivos y los estudios sobre lo que podemos aprender los humanos acerca de su capacidad de incidencia sobre el mundo natural y la medicina todavía están en proceso.

Fuentes: TeleDoce

20 minutos y RTVE

11 de junio de 2019

Los pájaros son mucho más listos de lo que pensamos

La formidable capacidad de adaptación es una muestra de la inteligencia de los animales, tengan pico, pies, trompa o tentáculos.


Es innegable: las aves no tienen pulgar oponible porque no tienen manos. Pero resulta que son, con los primates, el grupo de vertebrados con el mayor número de especies que se sirven de objetos. Los descubrimientos de los últimos 20 años demuestran que las aves son también una de las más creativas. Los córvidos (arrendajos azules, grajillas, urracas, cornejas, cuervos y grajos) son actualmente reconocidos por su gran creatividad, y los Psittacidae (loros, cotorras, etcétera), por su capacidad de realizar actividades excepcionales. El alimoche (Neophron percnopterus) lanza piedras a huevos para romperlos, y las garzas atraen a los peces con cebo...

Se ha visto a una grulla canadiense (Grus canadensis) utilizar un pañuelo... ¡para secarse! El carpintero del desierto (Melanerpes uropygialis) se sirve del pico como recipiente para transportar y sorber miel, y el águila negra africana (Aquila verreauxii) es perfectamente capaz de lanzar objetos para atacar a otro individuo. Un ejemplo clásico es el del macho del pergolero grande (Chlamydera nuchalis) y su decoración de interiores. Este pequeño pájaro australiano cubre el suelo de su nido con un tapiz hecho de racimos de olores y hojas de variados colores, que completa con conchas, semillas, pequeños guijarros y objetos del mismo tono, con el propósito de atraer a su pareja. Es capaz incluso de construir una especie de tálamo nupcial, a lo que dedica semanas de trabajo. Empieza por erigir un pasadizo, que puede llegar a medir más de medio metro de largo, con ramitas entrelazadas, que a veces aprovecha también para formar un arco en la entrada. Este túnel conduce a una especie de patio que el macho decora con piedras, conchas y huesos y que está situado de tal manera que la hembra solo puede descubrirlo al alcanzar un determinado recodo del trayecto. ¿Con qué intención? ¿Para sorprender a su pareja, tal vez, y forzar su admiración? Más notable aún es el hecho de que el pequeño pájaro construye con piedras un sendero inclinado, colocando las más grandes al fondo del patio y las más pequeñas en la entrada, de modo que, en un espacio que parece más pequeño de lo que realmente es, se destaque la figura del pájaro y, quizá por ello, parezca más seductor.

Según algunos expertos, esta actividad tiene más que ver con la fabricación de un nido que con la utilización de herramientas, pero también puede considerarse que guarda relación con la manipulación de objetos. (...)

Por lo general, los cuervos y las cornejas son los campeones de la utilización y la fabricación de herramientas con algún grado de complejidad. Un ejemplo, a modo de abreboca. Estamos en Japón. Un cuervo grande (Corvus corax) sobrevuela una calle. Lleva una nuez en el pico. Se posa en un cable del tendido, cerca de un semáforo y encima de un paso peatonal. Cuando el tráfico es más denso deja caer la nuez sobre la calzada, y los autos que van y vienen acaban rompiendo la nuez. Este pájaro se vale nada menos que de la circulación automotora como de una herramienta... Pero es capaz de sorprendernos aún más. En efecto, el cuervo aguarda pacientemente que la luz del hombrecillo verde en el semáforo se encienda y la de los coches pase a rojo, y solo entonces vuela hasta el paso peatonal y recoge la nuez, ahora libre de su cárcel. Este tipo de anécdotas con cuervos es frecuente en Francia, Estados Unidos y, como hemos visto, Japón. Fetnat, la pequeña hembra capuchina, usaba mi pie para cascar nueces; por lo visto, los cuervos son más listos.

El artículo completo en: El País (España)

28 de febrero de 2019

La inteligencia artificial logra descifrar y verbalizar las ondas cerebrales

La tecnología empleada es la misma que utilizan Echo de Amazon y Siri de Apple, afirma uno de los científicos que han logrado la hazaña.


Un equipo de científicos ha logrado crear por vez primera un sistema que transforma el pensamiento en un discurso inteligible, informa el portal MIT Technology Review. Los resultados del estudio fueron publicados el martes en Scientific Reports.

De antemano se sabía ya que, cuando las personas hablamos, imaginamos que hablamos o escuchamos a otras, generamos patrones en el cerebro. Por ello, en un inicio Nima Mesgarani —de la Universidad de Columbia— y el resto del equipo trataron de registrar las ondas cerebrales mediante modelos computacionales simples que analizaban espectogramas. No obstante, esa vía no generaba nada reconocible, por lo que terminaron recurriendo a un codificador de voz o 'vocoder'.

"Esta es la misma tecnología empleada por Echo de Amazon y Siri de Apple para dar respuestas verbales a nuestras preguntas", declaró el martes Mesgarani al instituto Zuckerman de la Universidad de Columbia.

Las pruebas fueron realizadas con cinco pacientes con epilepsia focal farmacorresistente, a los que se les implantó electrodos en el cerebro. A continuación se les hizo enumerar dígitos entre el 0 y el 9 mientras se registraban las ondas cerebrales que, luego, pasarían a través del 'vocoder' reproduciéndolos con una voz robótica. De esta manera, mediante electrodos y la inteligencia artificial lograron un 75 % de precisión, un 67 % más que con los análisis lineales de espectogramas.

Esta combinación supone un avance que podría sentar las bases para que las computadoras se comunicaran directamente con el cerebro humano, así como para personas con dificultades del habla.

Fuente:

RT en español

5 de febrero de 2019

Huawei completa la misteriosa ‘Sinfonía inacabada’ de Schubert

Varios músicos cuestionan la iniciativa de Huawei por artificial y carente de alma.

Franz Schubert es un perpetuo enigma. Murió joven, a los 31 años, pero más que desgastarse en una vida intensa, como tantos otros músicos, se fue consumiendo en cierta melancolía solitaria de cafés como desahogo a su total entrega a la creación. “El Estado debería ocuparse de mí”, le escribió a un amigo, para dar cuenta de su devoción al trabajo. Y si corrieran estos tiempos, quizás lo hiciera la compañía tecnológica Huawei, que ha diseñado mediante algoritmo e inteligencia artificial el remate de su Sinfonía número ocho, conocida como la Inacabada. Hacía la penúltima en su catálogo de obras orquestales. En la Viena romántica de principios del XIX, Schubert llegó a crear nueve.

Durante años ha habido todo tipo de teorías sobre si el autor llegó a terminar esta obra concebida para la Sociedad Musical de Graz, pero alguien, tal vez algún amigo, perdió la parte final. Sin embargo, para cuando quedó claro que Schubert, simplemente, nunca llegó a completarla, la Inacabada ya se había convertido en la obra para orquesta más misteriosa e interpretada de su autor.

Así, bajo el cúmulo de polémicas que ha suscitado, su influjo simbólico aparece de nuevo para ser presa ahora de la inteligencia artificial. Huawei presenta este lunes —en una audición privada en el Cadogan Hall de Londres, en interpretación de la English Session Orchestra bajo la dirección de Julian Gallant— su versión de la pieza, que ya ha dado que hablar antes de su estreno.


En una nota, la compañía asegura que la versión ha sido creada mediante el uso de un modelo de inteligencia artificial que se beneficia directamente de la tecnología de procesamiento neuronal que aplica en sus móviles. A partir del timbre, el tono y el compás del primer y segundo movimiento conservados, el modelo generó una melodía para los inexistentes o extraviados tercero y cuarto previstos. Posteriormente, Huawei trabajó con el compositor Lucas Cantor para fijar una partitura orquestal de la melodía en la línea que presumiblemente buscaba entonces Schubert.

El compositor español José María Sánchez-Verdú nos sitúa en contexto: “Desde los años sesenta se están haciendo este tipo de trabajos. Ya en EE UU, con los primeros ordenadores, se ponen en práctica. Sustituir la mente y la creatividad de un compositor mediante procesos algorítmicos desarrollados por una máquina es enormemente antiguo”, afirma.

Tampoco valen maniobras de distracción: “Todo entra dentro del ámbito publicitario, lanzar noticias tecnológicas y, además, a partir de grandes nombres y obras de la cultura europea, como es ahora Schubert”. Hay abundantes intentos previos al de la tecnológica china: “Existen varias versiones desarrolladas por compositores en los últimos veinte años sobre esta sinfonía. Yo personalmente no encuentro ningún estímulo e interés por estas propuestas”, comenta Sánchez-Verdú.


 

Lea el artículo completo en: El País (España)

14 de enero de 2019

James Watson despojado de sus títulos por reiterar que entre blancos y negros existe diferencia en la inteligencia

El científico estadounidense James Watson, ganador del premio Nobel de 1962, fue despojado de sus títulos honorarios después de que reiterara unos polémicos comentarios sobre la raza y la inteligencia.


En un documental de televisión transmitido el 2 de enero, el investigador pionero de los estudios del ADN hizo referencia a su opinión de que los genes influyen en que haya una diferencia en el promedio que consiguen negros y blancos en pruebas de inteligencia o de coeficiente intelectual. 

El laboratorio Cold Spring Harbor, de Nueva York, señaló que los comentarios del científico de 90 años son "infundados e imprudentes"

Watson había hecho señalamientos similares en 2007, cuando afirmó que los africanos eran menos inteligentes que los europeos, pero posteriormente se disculpó.

El investigador compartió el Nobel de Medicina en 1962 con Maurice Wilkins y Francis Crick por su descubrimiento de la estructura de doble hélice del ADN

Ese hallazgo está considerado como uno de los momentos clave en la ciencia moderna.

Las polémicas declaraciones

En 2007, el científico, quien trabajó en el laboratorio Cavendish de la Universidad de Cambridge, le dijo al periódico británico Times que era "pesimista respecto al futuro de África", porque "todas nuestras políticas sociales están basadas en el hecho de que su inteligencia es la misma que la de los blancos, cuando todas las pruebas indican que en realidad no es así".

Watson dijo que aunque esperaba que todo el mundo fuera igual, "la gente que ha tenido que tratar con trabajadores negros encuentra que eso no es verdad".

El académico nacido en Chicago también dijo que las personas no deberían ser discriminadas por su raza, porque "hay mucha gente de color que es muy talentosa".

Posteriormente se disculpó por sus declaraciones.

"A todos los que dedujeron de lo que dije, que África, como continente, es genéticamente inferior, a todos ellos, les pido disculpas. No es lo que quise decir. No hay base científica para aseverarlo", dijo.

Las consecuencias

Después de sus comentarios de 2007, el laboratorio Cold Spring Harbor lo suspendió.

El científico perdió su trabajo como rector en el laboratorio y fue destituido de sus funciones administrativas. 

Pero tras escribir una disculpa, retuvo sus títulos honorarios como rector emérito, profesor emérito Oliver R. Grace y miembro honorario.

Sin embargo, tras las declaraciones ofrecidas en el programa de televisión "American Masters: Decoding Watson" ("Maestros estadounidenses: decodificando a Watson"), este año, la institución lo despojo de todos los títulos. 

Watson le dijo a PBS, la cadena pública estadounidense, que su visión sobre la raza y la inteligencia no había cambiado

"Las declaraciones del doctor Watson son reprensibles y carecen de respaldo científico", indicó el laboratorio en un comunicado. 

Las mismas, acotó, revertían la disculpa que alguna vez emitió. 

Medios estadounidenses informaron que Watson se encuentra en un hogar de cuidado recuperándose de un accidente automovilístico y que tiene conciencia "muy mínima" de su entorno. 

La venta de la medalla
 
Watson vendió su medalla de oro en 2014. Era la primera vez en la historia que un ganador del Nobel ofreció subastar su presea.

Según dijo en un comunicado en esa ocasión, su intención era dedicar parte de las ganancias a financiar proyectos en las universidades e instituciones científicas en las que estudió y trabajó a lo largo de su carrera.

"Estoy deseando hacer más regalos filantrópicos al laboratorio Cold Spring Harbor, la Universidad de Chicago y el Clare College Cambridge, y así seguir contribuyendo a que el mundo académico continúe siendo un ambiente donde prevalecen las grandes ideas y la decencia", señaló.

Ese mismo año, el biólogo molecular indicó que había sido excluido de la comunidad científica tras haber formulado sus comentarios sobre la raza. 

Fuente: BBC Mundo

20 de noviembre de 2018

Qué es el factor D que define los "rasgos oscuros" de la personalidad como el egoísmo, el rencor o la psicopatía

Según un nuevo estudio, el factor D es el núcleo común que comparten rasgos oscuros de nuestra personalidad. 
 
Hace más de 100 años, Charles Spearman aseguró que la inteligencia se compone de un factor general: el llamado factor G.

Según la teoría del psicólogo inglés, esto explica por qué es probable que las personas que obtienen una puntuación alta en un tipo específico de prueba de inteligencia obtengan una similar en otros tests de inteligencia.

Un siglo después, expertos aseguran que esta misma tendencia también puede aplicarse para explicar la "malevolencia" o el "lado oscuro" de las personas.

Y también le pusieron nombre. Se trata del "factor D".

Una nueva investigación llevada a cabo por un equipo de psicólogos de Alemania y Dinamarca sugiere que características como el egoísmo, el rencor o el sadismo comparten un mismo denominador común.

Y aunque nos parezca mucho más habitual que una persona pueda ser egoísta antes que psicópata, lo cierto es que el estudio demuestra que todos los aspectos oscuros de la personalidad humana están estrechamente relacionados y se basan en una misma tendencia.

O en otras palabras: si tienes uno de estos rasgos, es muy probable que puedas desarrollar alguno de los otros.

Esto significa, según los investigadores, que si una persona exhibe un comportamiento malévolo específico (como el gusto por humillar a otros) tendrá una mayor probabilidad de participar también en otras actividades malévolas como hacer trampa, mentir o robar.

El factor D está presente en nueve de los rasgos oscuros de personalidad más estudiados:
  • Egoísmo: preocupación excesiva sobre la propia ventaja a expensas de la de los demás.
  • Maquiavelismo: actitud manipuladora e insensible y la creencia de que los fines justifican los medios.
  • Desconexión moral: estilo de procesamiento cognitivo que permite comportarse sin ética sin sentir angustia.
  • Narcisismo: excesivo ensimismamiento, un sentido de superioridad y una extrema necesidad de recibir atención de los demás.
  • Derecho psicológico: creencia recurrente de que uno es mejor que los demás y merece un mejor trato.
  • Psicopatía: falta de empatía y autocontrol, combinada con un comportamiento impulsivo.
  • Sadismo: deseo de causar daño mental o físico a otros para el propio placer o para beneficiarse a sí mismo.
  • Interés propio: deseo de promover y resaltar el propio estado social y financiero.
  • Rencor: disposición para causar daño o destruir a otros, incluso si uno mismo se daña en el proceso.
Lea el artículo completo en: BBC Mundo


18 de noviembre de 2018

Así cambia su cuerpo cuando deja de practicar sexo

El lado bueno de la actividad sexual está probado. ¿Abandonarla tiene entonces efectos negativos? Esto dice la ciencia.

Los beneficios de la actividad sexual sobre sistemas como el cardiovascular, el neurológico o el inmune están demostrados en la literatura científica. Pero esa evidencia puede dar pie a pensar en la idea contraria: ¿La abstinencia tiene efectos negativos sobre el organismo? Aunque la duda asalta a muchos, la cuestión todavía queda lejos de definirse como materia de discusión en ciencia.

Para entender por qué las implicaciones negativas de la inactividad sexual siguen en la indefinición, conviene empezar por el propio significado de abstinencia. Como señala el ginecólogo y sexólogo del Hospital Universitario de Burgos, Modesto Rey, portavoz de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Contracepción (SEC), no existe una anulación sexual plena como concepto general. “Nadie puede dejar de comportarse como ser sexual. ¿Qué es la abstinencia, no tener prácticas con otras personas, no tener autoerotismo? ¿Alguien puede anular las fantasías sexuales y sus interacciones con el sistema emocional y físico? La abstinencia solo podría referirse a la falta de prácticas sexuales orientadas al orgasmo. Pero no hay estudios que evalúen su impacto en la salud de las personas que han decidido no tenerlas por razones morales o místicas o por miedos. A nivel psicológico, depende de la motivación de cada persona. Conocemos casos en consulta de quienes no tienen relaciones sexuales, pero no padecen trastornos. El problema de fondo es cómo se evidencia el conflicto de quien quiere tener relaciones pero no las tiene”, sostiene Rey, presidente de la Sociedad de Castilla y León y Norte de Contracepción.

“Los efectos negativos de los que se suele hablar son la contraposición de los beneficios que han sido estudiados. La relación positiva entre la sexualidad y la enfermedad cardiaca, los accidentes cerebro-vasculares o con el síndrome metabólico como la diabetes tipo 2 está probada. Por ejemplo, sabemos que las relaciones sexuales afectan a la inmunidad, con lo cual el déficit relaciones sexuales no estimularía de forma adecuada la inmunidad. Cuando se tienen relaciones con una pareja o con diferentes, entonces se está en contacto con antígenos de otras personas, y favorece la inmunidad”, afirma la sexóloga clínica Francisca Molero, codirectora del Institut de Sexologia de Barcelona.


5 de junio de 2018

Inteligencia artificial: "Saber eso" y "Saber cómo"

La semana pasada, la compañía Apple dio a conocer su nuevo modelo de teléfono llamado iPhone X. En la presentación del producto se anunció que, gracias al reconocimiento facial, el aparato empezará a funcionar apenas reconozca el rostro de su dueño. Para eso, dijeron los ingenieros, el chip electrónico del teléfono ha sido entrenado a reconocer mas de mil millones de rostros humanos usando un sistema electrónico llamado circuito neuronal artificial.

En los últimos años se ha venido usando ese tipo de circuitos neuronales en máquinas que ayuden en el diagnóstico en algunas especialidades de la medicina, especialmente en patología y radiología. La idea es que del mismo modo que ahora un teléfono celular es capaz de reconocer el rostro de una persona con una seguridad de uno en un millón, ¿será posible que una máquina pueda reconocer tan bien como un ser humano una neumonía en una placa de rayos X o un diagnóstico de cáncer de la próstata en una biopsia?.

El conocimiento humano

Tratando de entender como es que los radiólogos aprenden a interpretar sus radiografías, investigadores de la Universidad de Sao Paulo pusieron a 25 radiólogos en máquinas de MRI que estudiaban sus cerebros mientras se les enseñaban imágenes de rayos X, siluetas de animales o simplemente letras del alfabeto. Los resultados indicaron dos cosas, en primer lugar, que el reconocimiento de las imágenes era casi instantáneo (demora 1.33 segundos) y en segundo lugar, que a pesar de que el reconocimiento de todas las imágenes usa la misma zona cerebral (lóbulo parietal) el reconocimiento de diagnósticos médicos activa zonas cerebrales mas complejas. Eso indica que hay dos niveles de conocimiento, el de la imagen por si misma y el del significado de las imágenes.
Ese hallazgo refuerza la idea del filosofo británico Gilbert Ryle quien dijera en 1945 que el conocimiento existe en dos esferas, el del “saber eso” y el del “saber cómo”. Por ejemplo, el saber reconocer un carro es algo simple, pues implica saber que tiene cuatro ruedas, tiene una carrocería, tiene un parabrisas, tiene un timón, etc. Este nivel de conocimiento es el “saber eso”. Pero ya el saber diferenciar la marca del carro, el modelo o el año de fabricación exige ya un nivel mas sofisticado de conocimiento, el que según Ryle representa el “saber cómo”, en este caso, el saber como diferenciar los diferentes tipos y modelos de carro.

¿Pueden las máquinas aprender?

Desde hace varios años, se han venido desarrollando máquinas que han aprendido a reconocer imágenes, es decir el “saber eso” de Ryle. Así, se tienen máquinas que leen citologías vaginales (Papanicolaou), mamografías (sistema CAT por sus siglas en ingles), electrocardiogramas, etc. El problema con estos sistemas es que solo han llegado al primer nivel del conocimiento, es decir reconocer imágenes y patrones de un solo elemento (células, imágenes de rayos X) pero no han aprendido a diferenciar imágenes que sean diferentes de lo que se les ha enseñado. En otras palabras, solo diferencian carros de bicicletas y motocicletas, pero no han aprendido el “saber cómo” diferenciar las marcas o los modelos de los carros ni su año de fabricación.

Un interesante estudio del Dr. Sebastián Thrun de la Universidad de Stanford y publicado en la revista Nature en febrero de este año, revela que dependiendo del tipo de datos con que se alimenten a las máquinas, estas son capaces de aprender. En primer lugar, se le enseñó a la máquina a reconocer 130,000 imágenes de todo tipo de lesiones de la piel (incluyendo cáncer, acné, lunares, eczemas, etc.). En un segundo paso, los científicos alimentaron a la máquina con el nombre de las 2,000 enfermedades que esas imágenes representaban y las biopsias de 2,000 de esas lesiones. El resultado fue que la máquina no solo aprendió a reconocer las imágenes de las lesiones, sino que aprendió a relacionarlas con el nombre de las enfermedades y sus respectivas biopsias. En otras palabra, la máquina no solo aprendió el “saber eso”, sino que aprendió también el “saber cómo” de Ryle. En otras palabras, no solo aprendió a reconocer los carros, sino que aprendió a diferenciar las marcas y los modelos. A este tipo de conocimiento avanzado de las máquinas, se le ha bautizado como “conocimiento profundo”.
 
Validación del conocimiento profundo

Para probar el nivel de conocimiento adquirido de sus máquinas, Thrun la enfrentó primero a dos radiólogos entrenados en reconocer las mismas lesiones. Luego de mostrarle a ambos 14,000 imágenes, la máquina predijo con un 72% de certeza el diagnóstico de una imagen. Los radiólogos solo lo hicieron en el 66%.

En un segundo experimento, la máquina fue enfrentada con un grupo de 25 radiólogos para examinar 2,000 imágenes de cáncer de la piel de tipo melanoma y la máquina fue mucho mejor que los humanos, tanto en su sensibilidad, es decir casi no se le pasaban por alto las imágenes de verdaderos melanomas y en su especificidad, es decir, no llamaba melanoma a lo que no era.

Corolario

Si bien es cierto que al igual que los humanos, las máquinas (incluyendo la Watson de IBM o el DeepMind), pueden aprender el “saber eso” y en base a esa experiencia pueden desarrollar el “saber cómo” de Ryle, es importante entender que hasta ahora, las máquinas no pueden desarrollar el tercer tipo de conocimiento que postuló Ryle. Es el llamado “saber qué” o sea el saber para qué o porqué se hacen las cosas, es decir el razonamiento que permite relacionar el “saber eso” y el “saber cómo” con el medio ambiente y establecer el contexto de lo que realmente sucede en la vida.

Fuente:

El Comercio (Perú)

4 de junio de 2018

Stefano Mancuso: "Las plantas llevan siglos engañándonos"

Este neurobiólogo italiano se ha propuesto que aprendamos a valorar la inteligencia del reino vegetal. En él, defiende, podemos encontrar la respuesta a muchas preguntas (urgentes).

STEFANO MANCUSO (Catanzaro, Italia, 1965) es uno de los divulgadores más revolucionarios e influyentes del reino vegetal. Director del Laboratorio Internacional de Neurobiología Vegetal de la Universidad de Florencia, ejerce de apasionado embajador de las plantas y se ha impuesto una importante misión: cambiar la percepción (equivocada) que tenemos de ellas. Porque son muchos, lamenta, quienes piensan que estos seres vivos son estúpidos e insensibles. Y nada más lejos de la realidad, reivindica. “Simplemente nos resulta muy difícil comprender lo que es una planta porque son demasiado diferentes a los animales”.

En su nuevo libro, El futuro es vegetal (Galaxia Gutenberg), Mancuso aporta múltiples razones para que aprendamos a mirar de otra forma al mundo verde. De hecho, él no duda en calificar a las plantas de inteligentes —aunque carezcan de cerebro— porque sus acciones demuestran que luchan por su supervivencia con planteamientos exquisitos. Practican el engaño. Y nos utilizan. En la Antigüedad, el centeno era considerado una mala hierba que acompañaba al trigo, el cereal predilecto de los agricultores. Así que la mala hierba decidió imitar el aspecto de las semillas de trigo para engañar a los humanos, que empezaron a tener dificultades para diferenciarlas. Como resultado, el centeno, transportado por el hombre, llegó a muchas más zonas desplazando incluso al trigo en los sitios de clima más duro. Y la máxima El enemigo de mi enemigo es mi amigo, dice Mancuso, “funciona con las plantas. Cuando una oruga empieza a comer un tomate, sus hojas producen moléculas que tienen un efecto llamada para los enemigos de la oruga”.

Según Mancuso, en el comportamiento vegetal podemos inspirarnos para encontrar soluciones a los retos que acechan a la humanidad. A su paso por Madrid, imposible ignorar que en España no llueve y la sequía es tan pertinaz que puede convertirse en el problema más grave a corto plazo. Sugiere que hay que tener más presente a las plantas. “Son capaces de dirigir el clima. La circulación atmosférica de las lluvias está controlada por los bosques ecuatoriales, así que poseen uno de los motores. Podemos estabilizar el clima. Podemos reducir las emisiones de dióxido de carbono, y reforestar. Los bosques nos ofrecen la única manera de reducir las emisiones”.

Y, sobre todo, el italiano cree que podemos y debemos cambiar nuestros hábitos. “Ahora usamos el 70% del agua en los cultivos, pero es insostenible. Necesitamos producir alimentos con menos agua”. En vez obtener la comida de cuatro o cinco tipos de plantas, hay miles de ellas que son cultivables y algunas requieren mucha menos agua, e incluso crecen con agua salada. Las plantas nos sugieren la forma de afrontar un futuro en el que no podremos derrochar el agua que hoy tan alegremente tiramos.

Fuente:

El País (Ciencia)



15 de enero de 2018

Por qué el pesimismo nos parece inteligente y el optimismo, simplón

Contraponemos el ‘Hay que ver qué mal está todo’ frente al ‘Pues tampoco estamos tan mal’

De acuerdo. Los argumentos se cuentan por miles. Son tantos que mantener hoy una actitud positiva frente a la vida es toda una proeza. Por eso, el pesimismo resulta mucho más habitual. No hay más que poner la oreja en cualquier conversación ajena. En bares y restaurantes, en buses y metros. Da lo mismo.


La proporción de sentencias cargadas de escepticismo siempre será más elevada que la de frases ilusionantes. Y ya no tanto porque la realidad empuje a ello, sino porque el pesimismo vende. Envuelve al individuo con su pátina de inteligencia. De persona lista para pronunciar el a mí no me la dan. Porque lo contrario es de ilusos, de ingenuos. Pero, ¿realmente están bien definidos los dos papeles?

Antes de pensar en ello, conviene tratar de entender el porqué de ese halo de inteligencia desbordante vinculado al pesimismo. Decía el historiador Deirdre N. McCloskey que, por razones que nunca entenderá, “a la gente le gusta escuchar que el mundo se va al infierno”. Y es cierto que el optimismo se vincula en ocasiones a la inconsciencia, por un lado, o a la inacción, al entender que no es necesario hacer nada puesto que todo va ya lo suficientemente bien.

Lo mismo ocurre, por ejemplo, con los críticos culturales: el que arrastra por el suelo al texto o a la cinta suena más inteligente que el que afirma haber disfrutado. O con el dinero: Un inversor optimista suena inconsciente, mientras que uno pesimista se toma como perro viejo curtido en mil batallas.

Un error de concepto

“Efectivamente, optimismo suena a ingenuidad y al pesimista se le atribuye la capacidad de ver más allá. Y eso no es así”, asegura Lecina Fernández, psicóloga clínica y experta en ilusión.

“En realidad, sucede justo lo contrario", aclara la especialista. "El optimista es capaz de ver la parte positiva, claro, pero también la negativa. Y precisamente por ver el lado oscuro comienza a moverse, con ánimo, para sortearlo o superarlo”, explica. Por el contrario, continúa, el pesimista sólo atenderá a lo negativo y él mismo se frenará para no caer en errores, quedándose instalado en una realidad a medias.

Así que todo es fachada. El pesimista, afirma la psicóloga, no sólo no es más inteligente, sino que es mucho más autocomplaciente: “Cuando se topa con algo que va mal no busca necesariamente su cambio, sino que lo entiende como un refuerzo para sus ideas fatalistas”. Una suerte de ¿veis? que le conduce, directamente, a la apatía.

Pero, en el fondo y según la psicóloga, existe un arraigado error en los conceptos. “Incluso Schopenhauer, quizá el mayor adalid del pesimismo, escribía con la meta de que el público comprara y leyera sus textos”, subraya. Y esa ya era, por sí misma, una motivación.

Encontrar a un pesimista auténtico es prácticamente imposible, afirma, puesto que en nuestro ADN está impreso el motor para, al menos, sobrevivir. Y pensar que mañana quizá no nos despertemos sonará fatalista. Pero descansar esta noche para tener energía al despertar ya será, al menos, una aportación a la búsqueda, optimista, de estar vivos mañana.

Cuidado, que nos va la vida en ello

No es cuestión de acudir a los extremos. El optimismo mal entendido, el que peca quedándose únicamente con la mitad de la realidad, es igual de peligroso que el pesimismo. Textos como los de la activista americana Bárbara Ehrenreich, Sonríe o muere: La trampa del pensamiento positivo¸ ponen de relieve cómo pretender que solo se experimenten emociones positivas es tan absurdo como imposible.

Y otros autores, como el profesor de la Universidad de Oxford Roger Scruton, estudian los peligros de la falsa esperanza y tratan de determinar los usos correctos del pesimismo, entendido como motor de cambio y germen de avance.

Pero otros expertos, igual que la psicóloga Nabila Prieto, sí invitan a ser más tendentes al optimismo, olvidando su vinculación a la ingenuidad. Fundamentan sus consejos en estudios como el elaborado en la Universidad de Yale, desde donde se encuestó a los habitantes de un pequeño pueblo de Estados Unidos para, años después, registrar su salud cruzándola con su visión optimista o pesimista frente a la vida. La conclusión: aquellas personas que se habían mostrado más optimistas habían vivido, de media, siete años y medio más que los que se habían subido al carro de los negros nubarrones.

Casualidad, dirá usted, lector pesimista. Otro estudio que pretendió eliminar cualquier disparidad cultural o relacionada con la alimentación o el ambiente en el que se desenvolvían los voluntarios optó por realizar un análisis similar en el contexto de un convento. Monjas que comían lo mismo, compartían horarios y respiraban el mismo aire, y cuyos diarios fueron analizados para determinar, igualmente, que las hermanas optimistas vivieron unos 10 años más que las pesimistas.

En definitiva, y a tenor de los datos, el optimista será, primero, más feliz y, segundo, más longevo. Simplemente porque entenderá sus dificultades como retos y no como tragedias. Que las hay, y gordas. Pero más se perdió en Cuba.

Fuente:

El País (Buena Vida)

5 de diciembre de 2017

¿Qué es el "aprendizaje profundo" de la inteligencia artificial?


Cuando la supercomputadora Deep Blue de IBM venció al campeón de ajedrez Gary Kasparov en 1997, muchos se sorprendieron ante el poder de estas máquinas.

Dos décadas después, la inteligencia artificial está presente en la banca, la medicina y en programas populares como los predictores de palabras de los celulares.

En 2016, AlphaGo, un programa informático de la filial de Google Deep Mind, ganó un duelo con el campeón del mundo de un juego denominado Go.
 
Y este año el Instituto Tecnológico de Massachussetts (MIT) anunció que su algoritmo DeepMoji, que puede analizar emojis para detectar el sarcasmo en Twitter.

Deep significa "profundo" en inglés. Y el "aprendizaje profundo" es lo le que permite a las computadoras resolver este tipo de problemas.

Pero, ¿qué es? ¿Y cómo está afectando la vida de personas en todo el mundo?
BBC Mundo habló sobre el tema con dos expertos, Augusto Vega y José Dorronsoro.
 
El artículo completo en:
 
 

13 de septiembre de 2017

Esto es lo que pasará si seguimos enganchados 24 horas al 'smartphone'

¿Viviremos en un futuro absorbidos por teléfonos más inteligentes que nosotros? ¿O acabaremos viendo esta adicción como algo vulgar?


El día que yo me muera (si es que tal cosa ocurre) veré imágenes de mis seres queridos pasar por mi cabeza. Pero no serán imágenes de aquellas vacaciones en la playa, con el cuerpo perlado de sal, ni de las comidas familiares los domingos, ni del festival aquel en el que perdimos la cabeza. Serán imágenes de todos ellos abismados sobre el móvil, la espalda curva, absorbidos en el agujero negro de la pantalla táctil, que es como les veo la mayoría de las veces, surcando el Facebook, poniendo un tuit, respondiendo un mail de trabajo (es urgente), mirando a ver quién ha llamado. Están aquí, pero están en otra parte. Cuando mis seres queridos me hablan yo no me entero porque estoy en Twitter enmendándole la plana a un concejal random. Cuando yo les hablo ellos se están haciendo un selfi en contrapicado para partir la pana en Instagram. Y así se nos va pasando la vida, mientras la web se carga.

No quiero parecer monjil, como un columnista cascarrabias, quejándome de las cosas de la vida moderna: quien esté libre de pecado que tire el primer smartphone. Pero sí que he de reseñar, por el bien público, la alucinante metamorfosis que la vida online ha producido en mi cabeza. Ya lo anunció hace años Nicholas Carr, aquel profesor de literatura que era incapaz de leer más de dos páginas seguidas de una novela sin que se le fuese el santo al cielo, hasta que se vio obligado a cerrar sus redes sociales, que habían triturado con su capacidad de atención. Lo contó en un libro: Superficiales, qué hace Internet con nuestras mentes (Taurus).

A mí me pasa parecido: si antes mi mente era una apisonadora lógica perfecta, una máquina de deshacer entuertos, capaz de concentrarse en mitad de una trinchera de la Primera Guerra Mundial, llamada a cambiar el mundo, ahora lo que tengo dentro del cráneo es una jaula de mariposas, o una triste papilla de neuronas. Un poema de John Ashbery. Leer una novela me parece una aventura decimonónica, las obras de teatro me las tiene que explicar mi acompañante porque yo estoy pensando en la lista de la compra y ni siquiera los más trepidantes cliffhangers de las series del momento logran atrapar mi atención. Es como si mi mente se estuviera disolviendo en carne picada. Como si estuviera perdiendo contacto con el mundo, iniciando un viaje solipsista hacia el interior de mi propio mecanismo, ocupado en otras cosas, a mi bola.

El artículo completo en: Tentaciones (El País, España)

17 de abril de 2017

Google y sus dos inquietantes descubrimientos sobre la inteligencia artificial

Han concluido que dos inteligencias artificiales compitiendo por el mismo objetivo son capaces de destruirse entre ellas.

La otra conclusión es que inteligencias artificiales independientes son capaces de trabajar en equipo para conseguir un objetivo.


La inteligencia artificial avanza a pasos agigantados y las grandes compañías tecnológicas están estudiándolas al detalle. Es el caso del laboratorio DeepMind de Google, que recientemente ha hecho un estudio con dos inquietantes conclusiones, revela Gizmodo.

En un primer experimento, los ingenieros de DeepMind crearon un juego en el que dos inteligencias artificiales (una representada en rojo y otra en azul) tenían que recolectar manzanas (puntos verdes). El número de manzanas lo controlaban los investigadores y las inteligencias tenían la opción de dispararse entre ellas.

Cuando el número de manzanas era abundante, ambas inteligencias convivían pacíficamente. Pero cuando empezaron a escasear, se dieron cuenta de que los 'actores' eran más propensos a dispararse entre ellos para llevarse las manzanas. En este vídeo se representa:


En un segundo juego dos puntos rojos representaban a lobos que tenían que caza presas (puntos azules) y esquivar obstáculos (puntos grises). Los lobos recibían más puntos (ambos) si estaban próximos entre sí cuando cazaban. Con esta premisa, las inteligencias artificiales tardaron muy poco en darse cuenta de que colaborando, obtenían más puntos, por lo que dejaron de comportarse de manera solitaria.


Tomado de 20 Minutos (España)

12 de febrero de 2017

Singapur: decidido a ser el país "más inteligente" de todo el planeta

Cuando nació, era una pequeña isla con pocos recursos naturales recién independizada del dominio británico. 

Pero, con el paso de las décadas, acabó transformándose y reinventándose hasta convertirse en un milagro económico y en un modelo global de éxito y de innovación.

Hoy Singapur es la ciudad-estado más próspera de Asia y del mundo, reina de la eficiencia energética y símbolo de modernidad. Es una mezcla de capitalismo privado e intervencionismo estatal. Una nación líder en educación, sanidad y competitividad económica.


Su gobierno ha invertido fuertemente en mejorar el empleo, acabar con la corrupción y crear una identidad basada en el multiculturalismo. Ahora es el país que más rápido produce millonarios en el mundo y uno de los que más talento global atraen.


La "perla de Asia" es la ciudad más cara del mundo, según el último índice de la Unidad de Inteligencia de la revista británica The Economist. Es una nación cosmopolita, aunque más el 10% de su población no se puede permitir vivir en ella.

Su próximo objetivo: convertirse en el primer país inteligente del mundo. Y ya está trabajando en ello.

El futuro

"La gente visitará Singapur y dirá: 'He visto el futuro y funciona"". Estas fueron las palabras que el ministro de Asuntos Exteriores de Singapur, Vivian Balakrishnan, usó hace unos meses para anunciar su plan de convertir a la ciudad-estado en el primer país inteligente del mundo.

El programa del gobierno de Singapur comenzó hace dos años y es muy ambicioso. De hecho, el lema del gobierno dice así: "Ya hay muchas ciudades inteligentes, pero solo una nación inteligente". 

Y es que en Singapur todo gira en torno a la tecnología.





Sus residentes ya cuentan con red de fibra óptica que se extiende a lo largo y ancho de la isla, proporcionándoles internet de alta velocidad, y ya hay tres teléfonos móviles por cada dos ciudadanos.


Pero las autoridades del país quieren ir más allá y convertirlo en "un laboratorio viviente"; una especie de sala de pruebas de soluciones inteligentes para cuestiones urbanas que transformen, aún más, esta tierra de la innovación.

El artículo completo en:

BBC


28 de noviembre de 2016

Las clases de música generan nuevas conexiones cerebrales en niños

Estudiar este arte favorece el neurodesarrollo. Los expertos creen que ayuda también al tratamiento de menores con TEA o TDAH.

La música puede ayudar a tratar los trastornos del espectro autista (TEA) y los trastornos por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) en niños, así lo concluye la Sociedad Norteamericana de Radiología (RSNA, por sus siglas en inglés). Una característica más de este arte en esta jornada en la que se celebra el Día de la Música. Según estos expertos, que los pequeños reciban clases de música incrementa y crea nuevas conexiones cerebrales y “puede facilitar los tratamientos en niños con estos trastornos”. “Ya se sabía que la música era muy beneficiosa, pero este estudio ofrece un mejor entendimiento sobre qué está ocurriendo en el cerebro y dónde se producen estos cambios”, asegura Pilar Dies-Suárez, jefa de radiología en el Hospital Infantil de México Federico Gómez, en un comunicado. "Experimentar la música a una edad temprana puede contribuir a un mejor desarrollo del cerebro, a la optimización de la creación y establecimiento de redes neuronales y a la estimulación de las vías existentes del cerebro”, añade la experta.
Estudios anteriores ya hablaban de los beneficios de la música en el desarrollo cerebral. Por ejemplo, uno elaborado por el Instituto de Aprendizaje y Neurología de la Universidad de Washington (Seattle, EE UU) y publicado National Academy of Sciences concluyó que “ciertas melodías mejoran el procesamiento cerebral de pequeños de nueve meses, tanto en lo que se refiere a la música como a nuevos sonidos del habla”. La investigación sugería “que experimentar patrones rítmicos musicales mejora la habilidad de detectar y predecir patrones rítmicos del habla. Esto significa que escuchar música en edades muy tempranas puede tener un efecto global en las habilidades cognitivas de los bebés”, aseguraron los autores. 

La importancia de las conexiones cerebrales.

Esta última investigación de la RSNA, publicada pocos días antes de este Día de la Música, consistió en el análisis de 23 niños sanos de entre cinco y seis años, todos libres de trastornos sensoriales, de percepción o neurológicos. Además, ninguno había asistido a clase de música con anterioridad. Los sujetos se sometieron a una evaluación, previa y posterior, con una técnica de resonancia magnética avanzada -una tractografía-, lo que les permitió identificar los cambios microestructurales en la materia blanca del cerebro. Esta última contiene millones de fibras nerviosas -los axones- que trabajan como cables de comunicación entre distintas áreas del cerebro. El resultado pudo medir el movimiento de las moléculas de agua extracelulares a lo largo de estos axones. Desde el punto de vista de salud, todo es normal cuando estas células de agua se mueven de forma uniforme, en cambio, cuando estas lo hacen de forma aleatoria, sugiere que existe algo anormal.
Tras nueve meses de estudio con clases de música, los resultados mostraron un incremento de las conexiones y de la longitud de los axones en determinadas áreas cerebrales, sobre todo “y de manera más notable en las fibras que conectan los lóbulos frontales y que en conjunto constituyen el llamado fórceps menor".
“A lo largo de la vida”, prosigue la experta, “la maduración de las conexiones cerebrales entre las regiones motoras, auditivas y otras zonas permiten el desarrollo de un gran número de habilidades cognitivas, entre ellas, las habilidades musicales”. “Cuando un menor recibe clases de música, su cerebro se prepara para responder a ciertas demandas, estas incluyen habilidades motoras, auditivas, cognitivas, emocionales y sociales”, añade Dies-Suárez. “Creemos que el aumento es debido a la necesidad de crear más conexiones entre ambos hemisferios cerebrales cuando escuchas música”, concluye.
El artículo completo en:
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