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11 de junio de 2019

Los pájaros son mucho más listos de lo que pensamos

La formidable capacidad de adaptación es una muestra de la inteligencia de los animales, tengan pico, pies, trompa o tentáculos.


Es innegable: las aves no tienen pulgar oponible porque no tienen manos. Pero resulta que son, con los primates, el grupo de vertebrados con el mayor número de especies que se sirven de objetos. Los descubrimientos de los últimos 20 años demuestran que las aves son también una de las más creativas. Los córvidos (arrendajos azules, grajillas, urracas, cornejas, cuervos y grajos) son actualmente reconocidos por su gran creatividad, y los Psittacidae (loros, cotorras, etcétera), por su capacidad de realizar actividades excepcionales. El alimoche (Neophron percnopterus) lanza piedras a huevos para romperlos, y las garzas atraen a los peces con cebo...

Se ha visto a una grulla canadiense (Grus canadensis) utilizar un pañuelo... ¡para secarse! El carpintero del desierto (Melanerpes uropygialis) se sirve del pico como recipiente para transportar y sorber miel, y el águila negra africana (Aquila verreauxii) es perfectamente capaz de lanzar objetos para atacar a otro individuo. Un ejemplo clásico es el del macho del pergolero grande (Chlamydera nuchalis) y su decoración de interiores. Este pequeño pájaro australiano cubre el suelo de su nido con un tapiz hecho de racimos de olores y hojas de variados colores, que completa con conchas, semillas, pequeños guijarros y objetos del mismo tono, con el propósito de atraer a su pareja. Es capaz incluso de construir una especie de tálamo nupcial, a lo que dedica semanas de trabajo. Empieza por erigir un pasadizo, que puede llegar a medir más de medio metro de largo, con ramitas entrelazadas, que a veces aprovecha también para formar un arco en la entrada. Este túnel conduce a una especie de patio que el macho decora con piedras, conchas y huesos y que está situado de tal manera que la hembra solo puede descubrirlo al alcanzar un determinado recodo del trayecto. ¿Con qué intención? ¿Para sorprender a su pareja, tal vez, y forzar su admiración? Más notable aún es el hecho de que el pequeño pájaro construye con piedras un sendero inclinado, colocando las más grandes al fondo del patio y las más pequeñas en la entrada, de modo que, en un espacio que parece más pequeño de lo que realmente es, se destaque la figura del pájaro y, quizá por ello, parezca más seductor.

Según algunos expertos, esta actividad tiene más que ver con la fabricación de un nido que con la utilización de herramientas, pero también puede considerarse que guarda relación con la manipulación de objetos. (...)

Por lo general, los cuervos y las cornejas son los campeones de la utilización y la fabricación de herramientas con algún grado de complejidad. Un ejemplo, a modo de abreboca. Estamos en Japón. Un cuervo grande (Corvus corax) sobrevuela una calle. Lleva una nuez en el pico. Se posa en un cable del tendido, cerca de un semáforo y encima de un paso peatonal. Cuando el tráfico es más denso deja caer la nuez sobre la calzada, y los autos que van y vienen acaban rompiendo la nuez. Este pájaro se vale nada menos que de la circulación automotora como de una herramienta... Pero es capaz de sorprendernos aún más. En efecto, el cuervo aguarda pacientemente que la luz del hombrecillo verde en el semáforo se encienda y la de los coches pase a rojo, y solo entonces vuela hasta el paso peatonal y recoge la nuez, ahora libre de su cárcel. Este tipo de anécdotas con cuervos es frecuente en Francia, Estados Unidos y, como hemos visto, Japón. Fetnat, la pequeña hembra capuchina, usaba mi pie para cascar nueces; por lo visto, los cuervos son más listos.

El artículo completo en: El País (España)

9 de marzo de 2014

Las bacterias se adaptan a entornos hostiles con un modelo matemático

Científicos del Imperial College de Londres (Reino Unido) han desarrollado un modelo matemático que explica la dinámica de la quimiotáxis, el mecanismo utilizado por las bacterias para adaptar su existencia a entornos "hostiles", según avanza un estudio publicado hoy por la Sociedad General de Microbiología (SGM) de Reino Unido durante su reunión anual en Edimburgo (Escocia).

"No es fácil ser una bacteria y estar adaptándose constantemente a los cambios de un entorno que pretende acabar contigo", explicó el doctor Robert Endres, director de la investigación. Para descubrir por qué las bacterias son capaces de sobrevivir en "entornos hostiles", los científicos situaron sobre la superficie molecular de la 'Escherichia Coli', bacteria responsable de la mayoría de los trastornos gastrointestinales humanos, unas "antenas fluorescentes" para seguir su recorrido.

   De este modo, el equipo de Endres pudo determinar la velocidad con la que la bacteria respondía a los cambios en su entorno y averiguar cómo la 'E. Coli' se adaptaba mucho más rápido ante la presencia de moléculas nocivas para su supervivencia, que ante las moléculas beneficiosas para el organismo, como los nutrientes. "Esto nos ha demostrado que, cuando la bacteria se encuentra en un 'entorno hostil', da media vuelta y aleatoriamente se desplaza en otra dirección escapando de sus 'agresores'", señaló el doctor Endres.

   "Este descubrimiento podría ayudar a los científicos a entender la respuesta patogénica de las bacterias cuando se ven atacadas por el sistema inmune del ser humano", indicó. En este sentido, la 'E. Coli' ha demostrado ser sensible ante los más ligeros cambios en los niveles de sustancias químicas de su alrededor.

   Asimismo, apuntó Endres, el secreto de su adaptabilidad podría deberse a que la bacteria "olvida" rápidamente el estímulo que le ha hecho "acelerar" en su huida, lo que le permite volver rápidamente a su estado "normal" y facilita su adaptación al nuevo entorno. Por el contrario, las bacterias que "mantienen en el recuerdo" ese estímulo de huida tardan más en recuperar su estado "normal" y, por lo tanto, su adaptación es más lenta, afirmó este experto.

Fuente:

Europa Press Ciencia

21 de julio de 2013

Los mamíferos especializados sufren más con un cambio climático

La respuesta de los mamíferos frente a los cambios climáticos bruscos difiere en función de sus características ecológicas y, en particular, de su grado de especialización o adaptación a unas condiciones muy concretas, según se desprende de un trabajo en el que han participado investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

El estudio de los fósiles de más de 40 yacimientos ibéricos ha permitido establecer que los múridos (ratas y ratones), el grupo de roedores más especializados del Plioceno (desde hace unos 5,3 millones de años hasta hace unos 2,5 millones de años), fue el más perjudicado por el comienzo de una brusca fase de enfriamiento global que comenzó en la Tierra hace unos 2,7 millones de años y que dio lugar a las glaciaciones.

   Antes de esta dramática transformación, el clima global era bastante más cálido y húmedo que en la actualidad. Por buena parte de Europa se extendían laurisilvas y bosques subtropicales monzónicos, con unas condiciones muy concretas a las que los múridos estaban perfectamente adaptados.

   "En relativamente poco tiempo los ecosistemas terrestres cambiaron radicalmente. La extensión continental del hemisferio norte cubierta por glaciares aumentó de forma significativa y los bosques templados y húmedos fueron sustituidos por otro tipo de paisaje", ha explicado uno de los autores, Juan López Cantalapiedra.

   Mientras que el dominio de los múridos quedó poco a poco relegado a los ambientes tropicales de África y el sur de Asia, un grupo hasta entonces poco especializado ecológicamente y poco abundante en los ecosistemas del Plioceno se benefició del cambio: los arvicólidos.

   Estos mamíferos, más conocidos como topillos (y a cuyo grupo pertenecen hoy en día una decena de especies ibéricas y más de un centenar en todo el mundo), sí supieron aprovechar la oportunidad para adaptarse a los nuevos tiempos.

   "La excesiva especialización de los múridos en un determinado tipo de ecosistemas les impidió ocupar los nuevos ambientes que aparecieron en la Península, entre ellos, los actuales bosques de encinas, coscojas y alcornoques. Por otro lado, el éxito de los arvicólidos fue tal que se convirtieron en el grupo de roedores más exitoso de los ecosistemas septentrionales de Eurasia y Norteamérica", ha indicado el investigador.

Amplitud ecológica

 Según los científicos que han llevado a cabo este trabajo, publicado eb 'BMC Evolutionary Biology', ha sido el primero en explorar la especialización ecológica en el registro fósil. A su juicio, pone de manifiesto la importancia de la habilidad de las especies para entrar o permanecer en ambientes nuevos como moduladora de su respuesta frente a cambios ambientales, y cómo la configuración de las faunas se transforma radicalmente tras una crisis ambiental a gran escala.

   "El gran cambio climático que supuso el inicio de las glaciaciones debió de dar lugar a una fauna dominada por especies generalistas, a partir de las cuales tuvieron que generarse especialistas adaptados a las nuevas condiciones", ha recalcado López Cantalapiedra

   El científico ha señalado que esta confirmación puede resultar de interés en la actualidad, ya que es previsible que las especies especialistas, que generalmente tienen más problemas de conservación, serán las más afectadas por el cambio climático global actual".

Fuente:

Europa Press Ciencia

10 de octubre de 2012

El Nobel de Química premia los avances en dianas terapéuticas

Robert J. Lefkowitz, a la izquierda, y Brian Kobilka, premios Nobel de Química 2012. | Efe
Robert J. Lefkowitz, a la izquierda, y Brian Kobilka, premios Nobel de Química 2012. | Efe
  • Los científicos identificaron la existencia y mecanismo de unos receptores
  • Son estructuras de la membrana celular que detectan las señales externas
  • Su función es informar a la célula de todo lo que ocurre fuera de ella
  • Un gran número de medicamentos se dirige contra estos receptores celulares
El Nobel de Química ha premiado este año a los investigadores Robert Lefkowitz y Brian Kobilka por sus trabajos sobre el funcionamiento de los receptores acoplados de proteínas G, un campo de estudio que ha abierto la puerta a nuevas e importantes dianas farmacológicas.

Durante décadas, fue todo un misterio saber cómo las células podían reconocer cambios en su entorno y reaccionar ante estas variaciones. La célula tiene que notar lo que pasa en el exterior, fuera de su membrana, para adaptar su metabolismo a esos cambios y además tiene que hacerlo sincronizadamente con el resto de células. Se sabía que las hormonas viajan por el cuerpo y van avisando a las células de las distintas situaciones, por ejemplo de que toca dormir, comer o de que hay un olor extraño. El enigma era cómo se producía esa transmisión de información.

La hipótesis de la que partieron muchos científicos era la existencia de algún tipo de receptores en la superficie celular, pero hasta que Lefkowitz comenzó a usar la radioactividad en 1968 nadie los había podido identificar.

Gracias a la radiación, su equipo consiguió localizar varios de estos 'sensores'. Es más, incluso lograron extraer a uno de ellos -que respondía ante la adrenalina y denominado receptor beta adrenérgico- , lo que les permitió empezar a conocer su funcionamiento.

Fue Lefkowitz quien se dio cuenta de la estructura de este sistema de comunicación celular. 

"Resumiendo se podría decir que tiene tres componentes: la señal, el receptor y la proteína. El primero es el estímulo exterior a la célula (que viene del de dentro o fuera del cuerpo), como por ejemplo el átomo de luz o una hormona. El segundo componente sería el propio receptor, algo así como el interfono que conecta el exterior de un piso con el interior. Y por último, estaría la proteína G, que vendría a ser la asistenta de la casa que, en función de la señal, hace una cosa u otra dentro del hogar", ejemplifica Ernest Giralt, coordinador del Programa de Química y Farmacología Molecular del Institut de Recerca Biomèdica (IRB Barcelona) y Catedrático de la UB.

En 1980 llegó el siguiente gran logro. Ya con la presencia de Kobilka, consiguieron aislar el gen encargado de codificar el receptor beta adrenérgico, cuya función principal es reconocer la presencia de adrenalina y hacer que la célula se contraiga más rápidamente.

Esto les llevó a darse cuenta de que existía toda una familia de receptores que se parecían mucho entre sí y funcionaban de la misma manera: los ahora conocidos como receptores acoplados a las proteínas G.

Detección de los sentidos y las hormonas

De esta manera, ahora se sabe que en el cuerpo humano hay miles de receptores de este tipo que están implicados en muchos procesos fisiológicos al ser mediadores de muchas moléculas como hormonas, proteínas, etc. Entre otras funciones, participan en la detección de muchos sentidos. Al igual que los ojos, la nariz y la boca tienen sensores para la luz, los olores y los sabores, en el interior del cuerpo también las células tienen sensores similares que le permiten conocer su entorno y adaptarse a nuevas situaciones.

El olor o la vista son la respuesta a sustancias químicas que hay en el ambiente. 

"Estas sustancias tienen una forma que es reconocida por el receptor y, una vez este detecta su presencia, cambia de estructura y eso a su vez es detectado por las proteínas G en el interior de la célula, lo que a su vez genera cambios que terminan traduciéndose en un olor, por ejemplo", explica Federico Mayor Menéndez, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad Autónoma de Madrid, investigador del Centro de Biología Molecular Severo y presidente de la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular.

Tal y como explica Mayor Menéndez, los descubrimientos de Lefkowitz hicieron posible identificar estos receptores a principios de los 80 para, posteriormente, desentrañar el mecanismo de señalización y regularización, es decir, su modo de actuación. "Fue Kobilka el que finalmente descubrió su estructura molecular [cuyos datos se publicaron en la revista Nature en 2011]. Se trata de una proteína serpentina que cruza siete veces la membrana celular, de ahí que coloquialmente se les diga receptores serpentina. Además, mostró su estructura cuando están activados y cuando están apagados, es decir, con y sin señal", explica este investigador que fue colega de Kobilka y discípulo de Lefkowitz entre 1985 y 1986, cuando estudió en su laboratorio, y que afirma "alegrarse enormemente por el reconocimiento".

Diana de medicamentos

Estas 'máquinas' moleculares son las dianas del 50% de los medicamentos actuales. "Por ejemplo, el tratamiento del asma está basado en fármacos contra estos receptores, lo mismo que la terapia contra la hipertensión o el formado por antiácidos", señala Mayor Menéndez.

Los receptores serpentina también participan en la detección y regulación de muchas hormonas, por ejemplo en la hormona luteinizante, una de las responsables de la menstruación, la oxitocina, cuyo papel es fundamental en el parto, o la vasopresina, que tiene relación con la constricción de los vasos y la tensión arterial.

"La contribución concreta de estos investigadores es más importante desde el punto de vista biológico que desde la química médica. Porque los fármacos que tienen por diana estos receptores habían sido descubiertos antes de su hallazgo, mediante prueba y error. Lo que sí que es posible es que la aportación de estos científicos contribuya podría permitir de cara al futuro una nueva manera de hacer las cosas, ahora se pueden desarrollar los fármacos de manera distinta. Es posible que se abra una nueva ventana de oportunidades", asegura Giralt.

Los investigadores premiados se repartirán los diez millones de coronas suecas con los que está dotado el premio (1.100.0000 euros).

Este galardón sucede a los ya conocidos esta misma semana de Medicina y Física, que han premiado, respectivamente, a los padres de la reprogramación celular, John P. Gurdon y Shinya Yamanaka, y a los pioneros de la física cuántica, Serge Haroche y David Wineland.

El año pasado, el Nobel de Química premió a Daniel Shechtman, del Instituto Israelí de Tecnología de Haifa, por su descubrimiento de los cuasicristales, estructuras atómicas construidas mediante mosaicos similares a los del mundo árabe, como los que adornan la Alhambra de Granada, pero que nunca se repiten a sí mismas. Es decir, no siguen el patrón de construcción de los cristales convencionales que forman estructuras simétricas.

El jueves y viernes de esta misma semana se darán a conocer dos de los galardones más esperados cada año, el de Literatura y de la Paz, respectivamente.

Fuente:

El Mundo Ciencia

5 de julio de 2012

Hacerse más estrecho para intentar sobrevivir

Dodonaea viscosa

Espécimen de Dodonaea viscosa conservado en un herbario.

Hacerse más estrechas, más pequeñas, para sobrevivir. Ese parece el camino que tomaron las hojas de algunas plantas para adaptarse al cambio climático.

Así lo sugiere un equipo de investigadores australianos que estudió hojas de especímenes silvestres y de colecciones de herbarios que se remontan a más de 120 años. 

Los análisis muestran que el ancho de las hojas disminuyó unos 2 milímetros.
Los hallazgos del estudio –el primero de este tipo- fueron publicados en la revista BiologyLetters de la Royal Society británica.

El autor principal, Greg Guerin, de la Universidad de Adelaida, dijo que su equipo eligió como elemento del estudio las hojas de la Dodonaea viscosa (subespecie angustissima), un arbusto cuyas hojas parecen tener características diferentes en función del clima.

El secreto de los herbarios

"Antes de empezar a recopilar datos de campo actuales examinamos colecciones fascinantes de herbarios", señaló Guerin a la BBC.

Los científicos revisaron más de 250 especímenes de herbarios que fueron recogidas en una única región: Flinders Rangers, la mayor cordillera del sur de Australia.

"Las colecciones históricas de los herbarios facilitan el acceso inmediato a una amplia variedad de muestras procedentes de lugares y tiempos diversos", observó el profesor Guerin.

Para contrastar esos datos, el equipo reunió 274 muestras de las montañas y recogió especímenes en todos los niveles de altitud separados por 50 metros.

"Esto nos dio información sobre la variación entre las poblaciones locales y sobre la influencia de la altitud en la forma y el tamaño de las hojas", señaló Guerin.

El análisis reveló una disminución de 2 milímetros en la anchura de las hojas en los últimos 127 años en toda la región.

En esa zona, agregó el grupo, entre 1950 y 2005 hubo un aumento de 1,5 ºC en las temperaturas máximas medias en la región, pero los patrones de lluvia no variaron.

¿Un fenómeno local?

Muestras en un herbario

La labor de recopilación de los herbarios resulta clave para estudiar la evolución de las plantas.

"El siguiente paso es evaluar si se están dando procesos similares en otras especies y en otras regiones", apuntó Guerin.

El aseguró que no existen datos con los que comparar su estudio, ya que es el primero de este tipo.
"Elegimos como especie a estudiar una que parecía que sus hojas cambian de forma con la latitud. Y dado que confirmamos un cambio fuerte en el periodo estudiado, no sería de extrañar que esas mismas modificaciones estuvieran produciéndose en otros casos", agregó.

Guerin advierte que los cambios de forma en las hojas podrían acarrear consecuencias ecológicas.
"Sabemos que cualquier grado de calentamiento es ecológicamente significativo y genera un desequilibrio ecológico. Es una buena noticia que algunas especies australianas tengan la capacidad de adaptarse y sobrevivir al aumento de temperaturas", dijo.

Adaptarse o...

Sin embargo, indicó, no todas las especies están tan bien preparadas.
"Otras especies podrían depender más de la migración para su supervivencia", apuntó.

Y no todas las plantas pueden cambiar de hábitat fácilmente. De hecho, algunas, sobre todo ciertas especies endémicas, tienen una capacidad de movimiento muy limitada.

"Hay especies con capacidades de adaptación muy pequeñas por una combinación de baja diversidad genética y de aislamiento de las poblaciones. Y eso es un problema, porque es muy probable que con el cambio climático, en menos de un siglo, su hábitat actual será más pequeño".

Fuente:

BBC Ciencia


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27 de febrero de 2012

Los caballos que encogieron con el calor

La evolución de los caballos en distintos climas podría arrojar luces sobre el futuro de los animales actuales.

Un reciente estudio llevado a cabo por científicos estadounidenses y publicado en la revista Science descubre una relación clara entre los cambios de tamaño de una especie de caballos que vivió hace millones de años y las transformaciones climáticas que se dieron en un lapso de miles de años.

El tamaño del cuerpo juega un papel crucial a la hora de enfrentarse al clima. A mayor tamaño, más fácil resulta retener el calor corporal, y mejor preparado se está para el frío.

Esto se explica porque cuanto más grande es un individuo su área superficial relativa disminuye (en los humanos esta área estaría formada por la piel), por lo que hay menos lugar por donde el calor pueda escaparse. Esto puede resultar muy beneficioso si se vive en latitudes con bajas temperaturas.

Sin embargo, en climas más calientes, una mayor área superficial es preferible, ya que lo importante aquí es evitar recalentarse y disponer de una mayor área por donde expulsar el calor. Conviene por lo tanto ser más pequeño.

A pesar de que esta relación entre la temperatura y el tamaño corporal no es nueva, un reciente descubrimiento ha arrojado luz sobre su funcionamiento.

Ross Secord, paleontólogo en la Universidad de Nebraska, es coautor del estudio. Su trabajo demuestra el efecto que podrían haber tenido una serie de cambios climáticos en el tamaño de un caballo del pleistoceno, el sifrhippus sandrae.

Este pequeño equino apareció hace unos 56 millones de años y, con el tamaño de un perro, pesaba unos 6 kilos.

Más pequeño con el calor

Pero entonces ocurrió algo curioso: en los siguientes 130.000 años, durante el periodo conocido como Máximo Térmico del Paleoceno-Eoceno, y en el que las temperaturas globales del planeta subieron hasta 5 grados, estos pequeños equinos se hicieron aún más chicos, y llegaron a pesar casi 4 kilos, el peso de un gato actual.

Unos 45.000 años más tarde, sin embargo, volvieron a crecer, y llegaron hasta los 7 kilos.

Con la evolución, los caballos aumentaron mucho de tamaño.

Todo esto ocurrió, según el estudio, debido a un cambio climático que ocurrió relativamente rápido.

La investigación "pone de relieve la importancia de la temperatura en la evolución, y particularmente en la evolución de los mamíferos", señala Felisa Smith, profesora de biología en la Universidad de Albuquerque en Nueva México, en un artículo de la revista Scientific American.

Los científicos encargados del estudio no tenían esqueletos completos de los animales para poder comparar, así que utilizaron sus dientes, en concreto sus molares.

Los dientes provienen de un área rica en fósiles en Wyoming, Estados Unidos, y son parte de una colección de la Universidad de Florida. Tomando como base esta colección, los investigadores pudieron determinar el tamaño de 44 caballos adultos.

Los resultados han entusiasmado a Smith y a otros investigadores que han estudiado el tamaño de los animales durante años. "A pesar de que sabíamos que la temperatura podía establecer un máximo para el tamaño corporal", asegura Smith, añade que los descubrimientos revelan y detallan un mecanismo que muestra "cómo los animales responden a una temperatura concreta, en un lugar concreto, en un momento específico".

Fuente:

BBC Ciencia

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15 de febrero de 2012

¿Para qué son las rayas de las cebras?

Otras teorías
Cebras
  • Científicos han propuesto que la masa de muchas rayas en grupos grandes de cebras confunde a los depredadores.
  • Otros han demostrado que las rayas pueden ayudar a los animales a regular su temperatura.
  • Los estudios de embriones de cebra demuestran que, al principio del desarrollo, son de color negro y posteriormente desarrollan sus rayas blancas.


Cebra con colores polarizados.

Así se polarizan los colores del pelaje de una cebra.

Por qué las cebras desarrollaron sus tradicionales rayas negras y blancas ha sido objeto de debate durante décadas entre los científicos. Ahora investigadores en Hungría y Suecia afirman haber resuelto el misterio.

Las rayas, dicen, surgieron como mecanismo de defensa contra las moscas chupadoras de sangre.

Según informan en la revista científica Journal of Experimental Biology, este patrón de rayas estrechas hace que las cebras sean "poco atractivas" para las moscas.

Este efecto se debe a la manera como el patrón de las rayas reflejan la luz.

"Comenzamos el estudio con caballos negros, marrones y blancos", explicó Susanne Akesson, de la Universidad de Lund y miembro del equipo internacional de investigadores que realizó el estudio.

"Hemos encontrado que, en los caballos negros y marrones, obtenemos luz polarizada horizontalmente." Este efecto demuestra por qué los caballos de colores oscuros son atractivos para las moscas.

Esto significa que la luz que rebota del pelaje oscuro del caballo –y viaja en ondas hacia los ojos de la mosca– se mueve a lo largo de un plano horizontal, como una serpiente que se desliza cómodamente por el suelo.

Caballos usados para encontrar el sentido de las rayas de las cebras.

Con estos maniquí de caballo, encontraron el origen de las rayas de las cebras.

Akesson y sus colegas encontraron que estas ondas de luz plana son particularmente atractivas para los tábanos, o moscas de caballos.

"De un pelaje blanco se obtiene una luz no polarizada", explicó. Las ondas de luz no polarizada viajan a lo largo de cualquier planicie, y son mucho menos atractivas para las moscas. Es decir, los caballos blancos están menos preocupados por los tábanos que sus parientes de color oscuro.

Después de haber descubierto la preferencia de las moscas por los pelajes oscuros, el equipo se interesó por las cebras. Querían saber qué tipo de luz rebota del rayado cuerpo de una cebra, y cómo esto afectaría a las moscas, los peores enemigos de los caballos.

El experimento

"Hicimos un experimento: montamos unos tableros en los que pintamos los diferentes patrones", dijo a la BBC la doctora Akesson. Pusieron un tablero blanco, otro negro y uno con rayas de ambos colores en una granja de caballos en Hungría.

"Esparcimos pegante sobre los tableros y después contamos cuántas moscas se habían pegado sobre cada uno de ellos", explicó.

El tablero cuyos patrones eran más parecidos a los de la cebra fue, de lejos, el que menos moscas atrajo, "incluso menos que las pizarras que reflejan luz no polarizada", dijo Akesson.

"Eso fue una sorpresa porque, en un diseño de rayas, hay zonas oscuras que reflejan la luz polarizada horizontalmente.

"Pero entre más estrechas las rayas (entre más se parecían a las cebras), menos atractivo eran paras las moscas."

Para probar la reacción de los tábanos a un objeto más realista, en tercera dimensión, el equipo cambió los tableros por cuatro modelos de caballo también untados de pegante: marrón, negro, blanco y blanco y negro, como la cebra.

Los investigadores hicieron la recolección de moscas atrapadas una vez cada dos días, y encontraron que el modelo de caballo de cebra atrajo a la menor cantidad.

Mateo Cobb, un biólogo de la Universidad de Manchester, señaEnlaceló que el experimento fue "riguroso y fascinante", pero que no excluye otras hipótesis sobre el origen de las rayas de las cebras.

"Sobre todo, para que esta explicación sea cierta, los autores tendrían que demostrar cómo hacen las moscas para ver si las cebras tienen rayas o no”, dijo.

"El estudio reconoce esto, y yo tengo la corazonada de que no hay una explicación única y que muchos factores están implicados en las rayas de la cebra."

Fuente:

BBC Ciencia

30 de noviembre de 2011

Las aves no quieren viajar

Gansos

Mientras la temperatura esté agradable, los gansos, patos y cisnes no parecen querer emigrar.

Las aves que pasan el invierno en los humedales del norte de Europa están cambiando sus patrones de migración a medida que aumentan las temperaturas, dicen los científicos.

Un grupo de investigadores de Finlandia halló que algunas aves acuáticas están demorando hasta un mes la partida, en comparación con hace 30 años.

El Wildfowl & Wetlands Trust (WWT) - una organización sin fines de lucro para la conservación de los humedales del Reino Unido - dice que la cantidad de especies está disminuyendo en el país, ya que muchas aves no están volviendo a llegar.

El estudio fue publicado en la clic Revista de Ornitología (en inglés).

El investigador principal, Aleksi Lehikoinen, de la Universidad de Helsinki (Finlandia), examinó información recogida durante tres décadas en el Observatorio de Aves Hanko, en el sur de Finlandia.

Birds

El porrón moñudo mostró el mayor cambio en su migración, con un retraso de más de un mes.

Desde 1979, un grupo de voluntarios viene realizando conteos diarios de aves para construir un "censo de la migración". Esta cuantificación reveló qué especies fueron volando desde Finlandia hacia el sur y cuándo.

El censo de tres décadas, reveló que "algunas especies habían estado retrasando las fechas de migración hasta en un mes", le dijo a la BBC Lehikoinen.

De las quince especies que contaron, seis emprendieron el vuelo mucho más tarde, y entre ellas figuraban algunas aves que suelen migrar hacia el Reino Unido en invierno, como el ganso común y el porrón moñudo.

Lehikoinen y sus colegas dicen que esto demuestra la rapidez con la que las aves acuáticas responden al cambio climático.

"Una cosa que se ha encontrado en otros estudios, además del nuestro, es que la temperatura del agua ha aumentado más rápidamente que la temperatura del aire", explica el científico. "Esto significa que hay más alimentos disponibles para estas especies [más al norte]".

Bandadas más pequeñas

En el Reino Unido, por ejemplo, puede haber un número mucho menor de visitantes anuales en invierno.

Geoff Hilton, jefe de investigación de especies del WWT, explicó: "El Reino Unido se halla al final de la ruta migratoria de las aves que bajan de Escandinavia, Rusia y Siberia".

"Es casi la última parada, por lo que algunas especies no llegan en absoluto. Simplemente se quedan más arriba en la ruta de vuelo".

Gansos de frente blanca

Los gansos de frente blanca se han reducido en un 75% en el Reino Unido en la última década.

Hilton, quien no participó en este estudio, señala que éste ofrece una instantánea que coincide con los cambios que él y sus colegas habían observado en la mayor reserva de humedales del país, localizada en Slimbridge, Gloucestershire (Reino Unido).

El investigador usó el ejemplo de los gansos de frente blanca, cuya cantidad se redujo alrededor del 75% en el Reino Unido en la última década.

"En Slimbridge, hace 30 años, por lo general había 6.000 aves en pleno invierno, mientras que ahora rondan los 500", explica Hilton.

Esta reducción, según Hilton, podría tener efectos en cadena en el hábitat de los humedales.

"Estos son cambios bastante grandes en términos ecológicos", le dice a la BBC. "Si de repente dejan de venir miles de gansos a un humedal, esto provocará grandes efectos en el humedal".

De manera más general, Hilton señala que "los cambios de estación ocurren sin que nos demos cuenta".

"La naturaleza se está alejando de nosotros".

Richard Gregory, jefe de monitoreo de especies y de investigación de la Sociedad Real para la Protección de los Pájaros, agregó que el estudio apoya "la creciente evidencia de que la vida silvestre responde al cambio climático".

El equipo de Finlandia alberga la esperanza de poder realizar un estudio más detallado de las poblaciones de aves acuáticas en el norte de Europa durante el invierno, con el fin de saber cuáles aves se desplazan hacia el norte y cuáles están disminuyendo en número a nivel mundial.

Fuente:

BBC Ciencia

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