El pequeño país báltico ha logrado los mejores resultados académicos de Europa, según el último informe PISA. ¿Cuál es el secreto? Innovación, robótica, realidad aumentada...
Conozcamos el revolucionario sistema educativo de los estonios desde sus propias aulas.
Cuando llegó la pandemia y el confinamiento, las escuelas no tuvieron grandes dificultades, todas las clases estaban disponibles en la Red. De hecho, los alumnos ya estaban acostumbrados a trabajar desde sus hogares durante las llamadas 'jornadas digitales'.
La tecnología es algo omnipresente en las escuelas de Estonia, en sus pasillos descansan los robots junto a las bicicletas. La dirección ha decidido que las aptitudes digitales formen parte integral del plan de estudios. En los primeros cursos, por ejemplo, los niños aprenden matemáticas y ortografía programando robots que se desplazan de una letra o de una cifra a otra.
Se trata de ser imaginativos si quieren atrapar la atención de unos alumnos habituados a los videojuegos y los móviles. «En las clases de Geografía, a la hora de explicar las diferencias en el clima, los alumnos usan las gafas de realidad virtual para trasladarse a Alaska o a Nigeria. En las de Historia, al tratar sobre el antiguo Egipto, pasean con ellas por el interior de una pirámide» sentencia una docente.
Además, se debe tener presente que la tecnología no es más que un medio para llegar a un fin. «Lo fundamental es lo que viene después. La experiencia de realidad virtual solo dura unos minutos; luego, los niños tienen que hacer otras cosas. Por ejemplo, un ejercicio consistía en visitar Suecia e Islandia. Los alumnos tenían que redactar unos folletos y argumentar la conveniencia de viajar allí. Lo primero es más vistoso, claro, pero los niños ya saben que solo es un primer paso en el aprendizaje». El objetivo es lograr que los alumnos tomen parte activa en su educación. «En las clases de Química hacen experimentos con realidad virtual. Mezclan líquidos y, si se produce una explosión, es tan real que hasta dan un respingo. En Biología, una aplicación permite ensamblar huesos y construir un cuerpo humano».
Los maestros monitorizan lo que cada alumno está viendo en el mundo virtual. La experiencia es tan impactante que solo los mayores de 11 años tienen acceso a las gafas con cascos, con el permiso explícito de los padres. «Porque no es ninguna tontería». El siguiente proyecto consiste en que los alumnos creen sus propios mundos de realidad virtual. «Contamos con una cámara de 360 grados para que graben sus propios vídeos». Siempre están buscando nuevas ideas para estimular al alumnado.
Según el informe PISA, Estonia tiene el mejor sistema educativo de Europa.
Este diminuto estado exsoviético supera a Francia, Alemania, España, Finlandia y Reino Unido. Y también a Estados Unidos, Japón y Corea. A pesar del gasto relativamente bajo en educación, el país es de los primeros del mundo en las tres áreas de referencia con las que se elabora este informe.
Sus escuelas también son las más igualitarias. En Estonia, la procedencia socioeconómica influye menos que en cualquier otro país, según la OCDE. Y los alumnos parecen más felices. Un estudio de la Gregson Family Foundation indica que Estonia es uno de los cinco únicos países cuyos alumnos logran excelentes resultados y, a la vez, están muy contentos con sus vidas.
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