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12 de noviembre de 2019

La agricultura se vuelve digital para ser más ecológica

En los campos agrícolas de Europa ya se pueden encontrar tractores que no necesitan conductor para moverse, máquinas que se comunican entre ellas y sistemas inteligentes para deshacerse de las malas hierbas. 


También se han empezado a volar los primeros drones para sacar mapas aéreos detallados y poder tratar los cultivos con técnicas de precisión y más sostenibles. Y en el trasfondo aparece cada vez más nítido el horizonte del machine learning, con su potencial de mejora de los rendimientos gracias a predicciones afinadas. Los datos existentes reflejan que aún se trata de un comienzo: pero poco a poco, también el campo se digitaliza.
 
Las innovaciones que el sector acoge buscan aliviar las condiciones de trabajo de los agricultores, así como obtener mejores rendimientos de los cultivos y reducir el impacto de operaciones especialmente costosas como la detección de plagas y enfermedades. Pero también hay objetivos relativos a la sostenibilidad: la reducción de herbicidas dañinos para los terrenos y sus frutos y una gestión inteligente del agua necesaria para el riego, un recurso puede ser escaso.

Entre las principales nuevas tecnologías que se emplean en el agro tenemos:


El futuro de la agricultura pasa por la utilización de tractores y máquinas autónomas sin conductor, y robots como el prototipo de la foto. Crédito: Small Robot Company.

Tractores y otras máquinas autoguiadas

La conducción humana de vehículos agrícolas presenta algunos inconvenientes: entre ellos, cansancio por la monotonía y la repetitividad de la tarea y errores acumulados en el seguimiento de las trayectorias. Los sistemas de autoguiado de estas máquinas ya son una opción integrada en la mayoría de ellas, y muy utilizadas por los agricultores, que por lo general ven en este aspecto una inversión segura y rentable.

De momento, la ley obliga a que los conductores sigan montados en el vehículo pese a que no lo conduzcan. Pero ahora pueden dedicarse a una supervisión mucho más detallada del trabajo en curso, destaca el investigador. El siguiente paso en esta innovación, agrega, será hacer las máquinas completamente autónomas, para que un solo operador pueda monitorear a distancia tres o cuatro de ellas a la vez.  

Protocolo de conexión electrónica

Ya casi todos los fabricantes de maquinaria agrícola integran en sus productos un protocolo único de comunicación electrónica, la norma internacional ISOBUS, que permite la compatibilidad entre máquinas diferentes a través de un cable ethernet. 

Así la información que obtenga un tractor, por ejemplo datos GPS, se puede transmitir directamente a un apero conectado con él (sin que tenga que coincidir la marca de ambos), lo que permite una aplicación más ajustada de abonados y herbicidas y mejorar ampliamente el tratamiento de los cultivos.

Equipos de control inteligente

Cada día la normativa europea en el uso de materias activas contra plagas y mala hierba es más restrictiva. Y la necesidad de encontrar métodos de control de la mala hierba sin uso de productos químicos es particularmente prioritaria para cultivos ecológicos. En los últimos años se han ido implementando máquinas capaces de detectar, por ejemplo con cámaras, esas plantas nocivas y quitarlas sin dañar el cultivo. 

El número de equipos inteligentes de este tipo adaptables a diferentes sistemas agrícolas aumentará en los próximos años. Desde el punto de vista de la contaminación ambiental y la seguridad alimentaria, son claras las ventajas frente a la aplicación convencional de herbicidas.


Protocolos de comunicación únicos, Inteligencia Artificial o el “machine learning” contribuyen a hacer más sostenible y eficaz la gestión de los recursos agrícolas. Crédito: Garford.

Drones

El uso de aéreos no tripulados en el campo todavía está en una fase experimental. Pero también representa una de las innovaciones con mayor potencial para el futuro. Uno de sus principales beneficios es el de poder proporcionar información espacial útil para generar mapas de cultivo detallados y así permitir mejores tratamientos de los terrenos. Si integran una cámara térmica, también dan la posibilidad de conocer la temperatura media de los cultivos para medir mejor el riego en cada zona de un campo.

Machine Learning

Estimar con exactitud la cosecha de un cultivo representa una información muy relevante para agricultores y cooperativas o agentes encargados de gestionar y vender el producto. Por ello, aprovechar la tecnología del aprendizaje automático basada en el análisis de ingentes cantidades de datos a través de algoritmos puede aportar ventajas prometedoras en este sentido. 

Ya se han empezado a poner en marcha algunos proyectos basados en inteligencia artificial. Mientras que la FAO prevé que en 2050 la producción agrícola deberá crecer un 50% respecto a como fue en 2012 para satisfacer la demanda global y la ONU advierte de la necesidad de cambiar modelo alimentario para frenar el cambio climático, hay quien ve en esta innovación también un potencial para hacer más sostenible la gestión de los recursos agrícolas.

Fuente:

Canal de Innovación


22 de marzo de 2019

Tres científicos de Áncash hacen historia en la Antártida

Especialistas en inventario de glaciares y lagunas realizan estudios para determinar cuánto hielo se pierde cada año en este territorio.


Orgullo para Áncash. Tres ingenieros ambientales egresados de la Universidad Nacional Santiago Antúnez de Mayolo (Unasam) de Huaraz forman parte del equipo del Instituto Nacional de Investigación en Glaciares y Ecosistemas de Montaña (Inaigem) que desarrolla estudios científicos nada menos que en la Antártida.

Los destacados ancashinos trabajan desde hace varias semanas en la base Machu Picchu de la isla Rey Jorge, en la Antártida.
 
Ellos son: la huaracina Luzmila Dávila, subdirectora de Glaciares del Inaigem, especialista en glaciología y responsable del inventario nacional de glaciares; Alexzander Santiago, quien es del distrito de Huari y se especializa en geomática, teledetección y manejo de drones.


Completa el equipo Mayra Mejía, natural de la provincia de Huaylas, la misma que trabaja también en el inventario de glaciares y lagunas. Esta científica tiene mucha experiencia en la restauración de ecosistemas de montaña. Los tres son dirigidos por Gissela Orjeda, presidenta ejecutiva del Inaigem.

Los especialistas llegaron hasta la cumbre del glaciar Znosko para instalar equipos "Kestrel" que miden la humedad, temperatura, dirección y velocidad del viento. También han obtenido muestras de nieve en dos puntos distintos para analizar la presencia de carbono negro.


A través de un dron multirotor que permite vuelos en horizontal y en vertical como un helicóptero recogieron información valiosa para determinar cuánto de agua en forma de hielo y nieve acumula y pierde el glaciar cada año.

"Hacer esto no es fácil. No solo requiere buen estado físico sino mucha previsión y experiencia. Tenemos que cargar muchos kilos durante la ascensión al glaciar", señala Gissela Orjeda. 
 
 

12 de diciembre de 2018

La primera operadora de enjambres de drones de EE.UU se dedica a la reforestación de bosques destruidos por el fuego

En muchos países, la conjunción de factores como el abandono institucional, el uso de técnicas obsoletas, el aumento de población, la apuesta por el monocultivo y el cambio climático está facilitando que nuestros bosques y prados se vean devorados por los incendios forestales (cada vez más extensos y frecuentes) a un ritmo mayor que al que podemos recuperarlos.

Sin embargo, a la hora de debatir el mejor modo de actualizar técnicas, hay que partir de una realidad: pocas cosas hay más efectivas que poner a plantadores humanos a colocar a mano las plántulas a lo largo de kilómetros de paisaje quemado.

Pero la oferta, tanto de mano de obra como de plántulas, suele escasear. Y, a falta de las plantas adecuadas, en los terrenos yermos proliferan las malas hierbas, que suelen combatirse fumigando herbicidas.

Ante esta situación, DroneSeed , una startup con sede en Seattle, ha decidido convertirse en un referente de recuperación de bosques quemados gracias a la automatización, o más concretamente, a través del uso de drones, inteligencia artificial e ingeniería biológica.

El fundador y CEO de la compañía, Grant Canary, relata a TechCrunch que, cuando se puso a estudiar las técnicas que se venían usando hasta ahora, se dio cuenta de que todo era "increíblemente anticuado. Incluso en las compañías más sofisticadas del mundo, los plantadores son superhéroes que usan bolsas y una pala para plantar árboles. Se les paga para mover material sobre terreno montañoso y para ser una IA simple capaz de determinar dónde plantar los árboles".

Y, aunque la recuperación de bosques quemados no parezca a priori un ejemplo de actividad rentable, Canary ha descubierto que a los inversores les entusiasma todo lo que tenga que ver con automatización, aprendizaje automático y -especialmente- contratos públicos. Y ya cuenta con varios éxitos en este campo.

¿Cómo funcionan los DroneSeed?

DroneSeed fue premiada a comienzos de este mismo año con la primera licencia emitida por la FAA para drones de más de 55 libras de peso, así como con la primera exención para operar con enjambres de drones

La tecnología que incluyen (cámara multiespectral, radar láser, etc) permite que cada unidad sea totalmente autónoma a la hora de explorar un área quemada, mapear cada centímetro de la misma (identificando objetos y especies de plantas presentes), fumigarla e identificar las mejores áreas para replantar los árboles (y proceder a hacerlo).

Los drones de DroneSeed operan en enjambres, manteniendo hasta cinco vehículos simultáneamente en el aire. Éstos vuelan siguiendo patrones calculados de antemano para aumentar su eficiencia y sólo regresan a las estaciones terrestres para recargar (excepto si la tripulación, que los supervisa contantemente, juzga necesario tomar el control de los mismos). 

La combinación de radar láser y cámara multiespectral (que recopila imágenes más allá del espectro visible) permite crear mapas en 3D de la vegetación y del terreno (facilitando la identificación de la vegetación y la detección de casos de erosión del terreno), pero también realizar un análisis profundo del suelo y la vida vegetal.

Por último, en base a toda esta información, los drones de DroneSeed son capaces de fumigar y, a continuación plantar una mezcla secreta de semillas y nutrientes patentada por DroneSeed. 

Y es que encontrar el lugar perfecto para que la semilla o plántula arraigue es toda una ciencia, en la que intervienen múltiples factores (nivel de pendiente, cercanía a corrientes de agua o a piedras, dirección del viento, etc) y en la, hasta que llegaron los drones con IA, sólo tenían éxito humanos con conocimientos y experiencia.

Tomado de: Xakata Ciencia

4 de julio de 2018

El día en que las máquinas puedan elegir: la paradoja del libre albedrío en robots

Grandes filósofos como Rousseau o Kant, entendían la libertad como autonomía, es decir, como darse normas a uno mismo, siempre que esas normas fueran fruto de una decisión racional

Año 2043. Reino Unido es el último reducto de la WCC (Western Countries Confederation) en Europa, ante el imparable avance del DAESH. Un dron de exploración británico realiza un barrido por las orillas del Támesis. Con su sensor térmico detecta el avance de un grupo de soldados enemigos. Analiza y evalúa: diecisiete soldados, todos hombres (sabe eso debido a que analiza la forma de caminar, y la complexión y proporciones corporales), armados con armamento ligero y un lanzagranadas.

En milisegundos, manda las coordenadas del objetivo a otro dron, esta vez a un bombardero X-54, quien, de nuevo en otros pocos milisegundos, lanzará una lluvia de misiles sobre los desdichados soldados Sin embargo, los sensores del dron de exploración detectan nuevos enemigos. Entre las ruinas de lo que antes fue la abadía de Westminster, avanzan cuatro blindados autónomos de clase T-95. Son un objetivo estratégicamente muy jugoso (cada tanque de este tipo le cuesta al DAESH unos dos millones de dólares), mucho más interesante que el grupo de soldados.

Pero hay un problema. Los estrategas del DAESH descubrieron que había un tipo de blindaje para sus carros de combate, mucho más efectivo que el usual blindaje reactivo: el antiguo escudo humano. El objetivo era confundir la inteligencia artificial de las armas autónomas enemigas o, como mínimo, retrasar sus decisiones.

El cerebro positrónico de un dron de la WCC tomaba decisiones siguiendo a rajatabla la Convención de Massachusetts de 2036, en la que 136 países aprobaron un código ético mundial para armas autónomas, conocido popularmente como BH (el Bushido de HAL).

Según este código, un arma autónoma siempre evitará el mayor número de víctimas humanas posibles, por lo que a la hora de elegir el objetivo para un ataque, siempre elegirá a otra arma autónoma antes que a un grupo de soldados. La táctica del DAESH consistía en atar a unos cuantos prisioneros, si pueden ser civiles mejor, a lo largo de la carrocería de sus tanques.

Entonces el dron tenía dos opciones:
  1. Dirigir los misiles hacia el grupo de diecisiete soldados. Todo correcto a nivel ético y legal: se mata a personas pero son soldados enemigos ocupando territorio soberano.
  2. Dirigir los misiles hacia los T-95. Se ocasionarían víctimas humanas del propio bando, generando intencionalmente daños colaterales y, por lo tanto, violando claramente el BH. Sin embargo, eliminar esos carros enemigos supondría una ventaja decisiva en la batalla que, casi con total probabilidad, evitaría más muertes que ocasionaría.
¿Qué hacer? ¿Violar tu propio código ético, o ser práctico y ganar la batalla haciendo, quizá, un mal menor? El dron piensa y actúa: los blindados enemigos son destruidos. Los programadores de la empresa Deep Mind encargados de diseñar el cerebro computerizado de la máquina dejaron una puerta trasera mediante la que los compradores podían reprogramar la conducta de su arma a su antojo.

Los oficiales del ejército británico lo tuvieron claro: ganar la batalla era lo primero y unas cuantas bajas humanas, incluso de civiles, se justificaban en función de intereses estratégicos superiores.

El artículo completo en:

Xataka Ciencia

8 de junio de 2016

El dron que 'siembra' nubes para provocar lluvia




Un avión no tripulado ha probado por primera vez con éxito la conocida como 'siembra' de nubes, con la que los científicos pretenden provocar lluvia en épocas de sequía. El vuelo experimental, de Desert Research Institute (DRI) se ha llevado a cabo en Nevada (Estados Unidos). 

Este dron, conocido como Savant, alcanzó una altitud de más de 120 metros y voló durante aproximadamente 18 minutos. "Es un gran logro", ha apuntado el científico principal del proyecto, Adam Watts, experto en aplicaciones ecológicas y de recursos naturales. 

Este proyecto, primero en su tipo, está ayudando al Estado de Nevada abordar los impactos continuos de sequía y a explorar soluciones innovadoras para luchar contra la ausencia de recursos, tales como aumentar el abastecimiento de agua regionales. 

El equipo de investigación lleva más de 30 años de investigación y experiencia en la modificación del clima con experiencia probada en operaciones de fabricación aeroespacial y de vuelo de aviones no tripulados, según apunta el DRI en su página web.

"Hemos alcanzado otro hito importante en nuestro esfuerzo por reducir los riesgos y los costes en la industria de la siembra de nubes y ayudar a mitigar los desastres naturales causados por la sequía, el granizo y la niebla extrema", ha señalado el CEO de la asociación de aviones no tripulados de América, Mike Richards. 

"Con una envergadura de 3 metros de ancho y unos 24 kilos de peso, Savant es el vehículo perfecto para llevar a cabo este tipo de operaciones, debido a su perfil de vuelo superior, el tiempo que permanece en el aire y su resistencia al viento y a otras condiciones climáticas adversas", ha apuntado Richards.

Fuente:

El Mundo Ciencia

5 de febrero de 2016

Perú: Ingeniera competirá con dron por premio de US$ 1 millón

Dron que mide contaminación ambiental y vuela a más de 5 mil msnm fue seleccionado para final mundial del 1776 Challenge Cup 

Ingeniera peruana competirá con dron por premio de US$ 1 millón

Mónica Abarca y la primera versión del drone que se ensabló en el Laboratorio de Investigación Interdisciplinaria de la PUCP. (El Comercio)
“¡qAIRa finalista mundial de 1776 Challenge Cup! Nos vamos para Washington D.C.”, anunció el jueves vía Facebook la ingeniera mecatrónica Mónica Abarca, cofundadora de “qAIRa drones”, la start-up peruana responsable del ensamblaje y la operatividad de un vehículo aéreo no tripulado (dron) que mide la contaminación ambiental a más de 5 mil msnm.

1776 es una aceleradora y un grupo de venture capitalists (capital de riesgo) que busca start-ups en todo el mundo a través de la competencia 1776 Challenge Cup. Mónica y su equipo fueron los ganadores del concurso local realizado en Lima en diciembre. Anoche participó en la final regional en México y qAIRa fue seleccionada para la final junto a otros cuatro proyectos latinoamericanos.

Para los emprendedores que buscan inversionistas, ser seleccionado por 1776 o cualquier otra aceleradora internacional es sumamente importante para impulsar sus incipientes negocios. Más allá de un potencial financiamiento, estas instituciones proveen de mentorías (asesorías) y contactos de todo tipo a los creadores de proyectos para potenciarlos.

Mónica Abarca junto a Fernando Cuellar y Carlos Saito.
  La competencia 1776 Challenge Cup galardonará a los ganadores de la competencia global con premios superiores al millón de dólares, según indica su página web. Mónica explicó a El Comercio que los premios monetarios van desde los US$ 175 mil hasta el US$ 1 millón dependiendo de los inversionistas. “También hay oportunidad de inversiones para las startu-ps que no ganen el primer puesto”, apuntó.

A nivel mundial, 1776 realiza nueve eventos 1776 Challenge Cup y en cada una de ellas selecciona a 5 ganadores que competirán en la final de Washington DC el próximo 2 de junio. Serán 45 proyectos y start-ups de todo el mundo a las que este fascinante proyecto peruano se enfrente dentro de cinco meses y sus creadores tienen confianza en hacer un buen papel en la capital estadounidense.

“Estamos contentos por haber llegado a la final porque será una gran vitrina internacional. Por una parte, habrá mucha cobertura de medios de todo el mundo; y por otra parte habrá muchos inversionistas privados buscando dónde invertir. Pensamos además expandir nuestra red de contactos para potenciar el dron y desde luego ganar un fondo de inversión”, indicó Mónica desde México.

La joven ingeniera, junto a sus asociados Francisco Cuéllar y Carlos Saito, desarrolló  un dron (vehículo aéreo no tripulado) compuesto de sensores y algoritmos capaces de detectar contaminación en el aire. En los últimos meses, el dron ha superado duras pruebas como sobrevolar un complejo minero en Cajamarca y un glaciar ubicado en Cusco a más de 4 mil y 5 mil metros de altura, respectivamente.
 
Fuente:
 

1 de febrero de 2016

¿Qué trabajos conquistarán antes los robots?

Los transportes, la sanidad, los servicios financieros y la agricultura son cuatro de los sectores en los que se impondrá en menos tiempo la inteligencia artificial y el ‘big data’ 

Innovaciones como la robótica, la inteligencia articial o el big data transformarán profundamente la economía y la sociedad en pocos años. Lo repiten de manera unánime profesionales y especialistas de diversa procedencia. Pero pocos estudios resultan tan detallados y concienzudos como el publicado recientemente por la consultora Merrill Lynch, en el que se pronostica que en solo cinco ejercicios este mercado crecerá de 25.500 millones de euros a 136.600 millones.

Los cuatro países que gastan más dinero en estas tecnologías son Estados Unidos, China, Japón y Corea del Sur. Las ventajas destacan sobre los inconvenientes en los informes sobre esta área. No obstante, nadie oculta cuestiones como la posibilidad de que peligren el 47% de los empleos en Norteamérica porque los desempeñen mejor las máquinas. La hipotética reducción de “trabajadores del conocimiento” a escala mundial se cifra en 230 millones. 

A pesar de que ningún mecanismo de inteligencia artificial podrá emular verdaderamente el pensamiento humano hasta 2075 (o más allá), ya se habla de “robots asesinos”. De momento, la industria aeroespacial y de defensa cuenta con aparatos que no requieren control personal, como los drones militares. Hay aviones sin tripular en 90 estados; en 30 de ellos, estos ya están armados. En cualquier caso, los más optimistas replican que estos avances se acabarán aplicando a la aviación comercial. 

En cuanto a otros medios de transporte, uno de cada diez coches será totalmente autónomo, es decir, no necesitará conductor, en 2025, gracias a la investigación que están llevando a cabo compañías tecnológicas y de la automoción como Google y Tesla. Además, en el próximo quinquenio, los vehículos serán cada vez más “inteligentes” porque estarán conectados a internet y dispondrán de más funciones informatizadas.

El precio de estos turismos será superior al actual —alrededor de 8.500 euros por unidad—, sin embargo, con el tiempo, los analistas de Merril Lynch están seguros de que este importe irá disminuyendo, puesto que el fenómeno se habrá normalizado. Las autoridades japonesas albergan la esperanza de que haya “taxis robot” en los Juegos Olímpicos de Tokio de 2020.

La inteligencia artificial también permitirá sustituir a muchos de los inversores financieros del presente en 2020. Los técnicos están diseñando sistemas que son capaces de “aprender” de los movimientos de los mercados de todo el planeta. A su entender, no hay nada más fiable que los algoritmos para administrar el capital de los clientes.

La robótica se utilizará en los hospitales del futuro en numerosos ámbitos: del cuidado de pacientes discapacitados o ancianos a la cirujía fundamental. En 2000 apenas hubo mil intervenciones quirúrgicas asistidas por robot; en 2014, la cantidad había ascendido a 570.000. La progresión no se detendrá. Con una población que envejece gradualmente, Japón es ahora mismo la nación que apuesta más decididamente por los bots que ayudan a los mayores cotidianamente.

Las tareas de fabricación en las que se prescinde por completo de la participación humana suponen hoy el 10% del total. Los expertos calculan que en una década la proporción aumentará en un 35%. En su opinión, este cambio contribuiría a abaratar los costes de producción. Empresas como la controvertida Foxconn, en China, están siguiendo este procedimiento con pequeños componentes y piezas del iPhone de Apple.

Las granjas de 2025 se valerán del big data para optimizar sus cultivos. Se prevé que en la agricultura y la ganadería se opere con tractores sin conductor, robots que cuiden las plantas y los animales, etc. En estas actividades y en el sector de los servicios, las máquinas y gadgets le ahorrarán al personal las labores más arriesgadas, repetitivas o aburridas.
Fuente:
La Vanguardia

17 de junio de 2014

Europa busca "legalizar" a los drones...



El último juguete de la compañía francesa Parrot parece salido de una película de ciencia ficción. Es una aeronave teledirigida que el usuario puede controlar con un casco de realidad virtual. Desde el suelo puede ver en directo la imagen que capta la cámara de alta definición integrada en el vehículo. Está propulsado por cuatro rotores, se mantiene estable en el aire incluso con pequeñas ráfagas de viento, puede alejarse hasta 100 metros del usuario, volar a casi 11 metros por segundo y sostenerse en el aire durante un cuarto de hora. Si el usuario prefiere descansar, el Bebop, puede moverse de forma autónoma, siguiendo coordenadas GPS previamente trazadas sobre un mapa en el teléfono móvil o la tableta.


Parrot fue la primera compañía en acercar el fenómeno del dron -como se conoce a estos vehículos voladores teledirigidos y autónomos- al consumidor doméstico con el lanzamiento de su primer AR.Drone en 2010. Este primo lejano de Bebop era mucho más limitado, con una cámara de mucha menor resolución, menor estabilidad y sin la posibilidad de navegar mediante coordenadas. Ambos comparten la misma clasificación para las autoridades. La que tienen también los helicópteros y aviones teledirigidos, más complicados de pilotar y más peligrosos. 

Esto quiere decir que hasta el momento en España está prohibido su uso en actividades comerciales, y limitado para uso personal a zonas expresamente habilitadas para el vuelo, lejos de los núcleos urbanos. A pesar de que estas aeronaves son muy ligeras, funcionan con baterías y están protegidas y acolchadas para evitar daños en caso de caídas, siguen consideradas con el mismo peligro potencial que un pequeño avión con motor diésel.

Él éxito comercial de los drones y el potencial que podrían tener a largo plazo, sin embargo, está consiguiendo que las autoridades se replanteen el reglamento aeronáutico para acomodar estos productos. Según un estudio encargado por el Gobierno del Reino Unido, el uso civil de drones podría suponer un mercado de 300.000 millones de euros a finales de la década.

En España, la Secretería de Transportes, dependiente del Ministerio de Fomento, ultima ya el primer decreto ley que permitirá explotar estos vehículos de forma comercial. La normativa mantendrá la prohibición de volar este tipo de dispositivos sobre núcleos urbanos salvo que se consiga una autorización previa. Los pilotos encargados de controlar este tipo de productos tendrán que contar además con una certificación oficial. La Comisión Europea trabaja también en un reglamento específico que podría ver la luz en el año 2016.

Con estas reglas se abrirá por fin la puerta al uso de drones en agricultura, minería y otras aplicaciones profesionales que en otros países ya cuentan como ojos en el aire. En EEUU, por ejemplo, varias explotaciones agrícolas usan drones para el control de cosechas y ganado o la vigilancia de grandes extensiones forestales. Inspirándose en las aplicaciones militares de la última década, las autoridades locales en el país han comenzado también a usar drones como una herramienta de vigilancia y es común verlos operar también durante la grabación de eventos deportivos, ofreciendo ángulos de cámara y perspectivas que sólo era posible obtener mediante unidades instaladas en helicópteros. 

Grandes empresas de comercio y transporte como Amazon o FedEx están considerando también el uso de drones para el envío de paquetes y documentos, una opción que podría estar disponible para 2020. Por ahora, los prototipos sólo son capaces de transportar pequeños paquetes a distancias cortas pero podrían ser útiles para distribuir productos importantes, como medicamentos, en áreas remotas o de dificil acceso.


Fuente:

El Mundo Ciencia

25 de junio de 2013

Los drones que vuelan sobre los campos de Lima

Un equipo multidisciplinario de la PUCP utiliza pequeños aparatos voladores para hacer investigación científica aplicada a la agricultura. La empresa privada empieza a interesarse en esta nave diminuta.

Es mediodía y el sol cae pesado sobre el Centro Internacional de la Papa (CIP) en La Molina. Sobre el techo de una de las instalaciones de la CIP hay siete personas que esperan que la reportera Paola Paredes termine con una foto. La idea es sencilla. Paola ha agrupado al ingeniero Andrés Flores de la Pontificia Universidad Católica (PUCP), al físico Hildo Loayza de la CIP y al arqueólogo Aurelio Rodríguez. Sobre ellos, a dos metros de distancia, vuela un octocóptero, un pequeño vehículo no tripulado que parece un insecto gigante de ocho hélices.

La toma es bastante simple pero hay dos problemas. El primero es lograr que la nave vuele en un punto fijo sobre la cabeza de los personajes. Y el segundo es controlar los nervios de Hildo y Andrés, que voltean a cada momento por el temor de que las hélices del octocóptero choquen con sus poco frondosas cabelleras.

Es una posición incómoda para ambos. Para ellos la nave no es un juguete. Lo repiten a cada momento. De hecho, ambos están empeñados en demostrar que este octocóptero y otros drones de uso civil pueden convertirse en herramientas agrícolas, más modernas que una chaquitaclla y menos pesadas que un tractor, pero herramientas al fin y al cabo. 

Aviones de madera

La aventura empezó en el 2005. Mientras muchos de sus colegas preferían hacer investigación en el tema de telefonía celular, Andrés decidió que sus proyectos debían estar dirigidos a otros campos de la actividad económica.

En una visita al Centro Internacional de la Papa descubrió que los investigadores de este lugar empleaban globos aerostáticos para hacer fotos sobre sus campos. Y, aunque vistosos, los globos no podían ser controlados con precisión pues se dejaban llevar por el viento.

Entonces, propuso usar aviones de aeromodelismo que sí respondían a órdenes en tierra. Tenía un as bajo la manga cuando lanzó esta idea. En un viaje por Marcona, Nazca e Ica, organizado por la PUCP, conoció a Aurelio Rodríguez, un arqueólogo que tiene una fascinación especial por poner a volar pequeños objetos. Aurelio es aeromodelista desde los diez años. De la mano de su tío René Rodríguez, aprendió no solo a ensamblar las piezas de sus naves sino a fabricarlas.

Sus aviones están hechos de madera balsa, triplay y son forrados de monokote, una lámina de plástico brillante que les da aspecto de juguete nuevo a todas sus construcciones.

Cuando Andrés contactó a Aurelio para invitarlo a formar parte de su equipo, le hizo requerimientos específicos. Necesitaba un avión que pudiera cargar los dos kilos que pesan una cámara y una microcomputadora.

En su taller, en el que se pueden ver otras cien naves, el aeromodelista hizo lo suyo. Tomó un avión de entrenamiento y aumentó la dimensión de sus alas. Luego, engrosó el fuselaje y cambió el motor de combustible por uno eléctrico para darle más estabilidad.

Los ingenieros de la PUCP, mientras tanto, adaptaron dos microcámaras y una microcomputadora FIT-PC2 (el equivalente a una Pentium 4) para que recogieran desde el aire imágenes en filtro rojo e infrarrojo. Era como poner a volar los ojos del Depredador sobre campos de cultivo.

Una vez ensamblado el avión, se estableció un protocolo para que cubriera de manera eficiente las áreas sobre las que debía desplazarse. Para ello se estableció una serie de white points o señales que la nave debía recorrer en zig zag.

El avión fue probado con éxito sobre sembríos de papa y camote de la CIP. Luego fue llevado a Paramonga, a un campo de caña de azúcar, y también a la zona agroexportadora de Nazca, a pedido de una hacienda dedicada al cultivo de la vid. 

Al fotografiar estos cultivos y obtener un detalle preciso de su temperatura, los científicos identificaron problemas de sequía, exceso de calor o existencia de bacterias.

"Si determinas a tiempo en qué zona de un terreno de cultivo está empezando una plaga, puedes aplicar pesticidas sobre esa área sin necesidad de cubrir toda tu chacra. Esa es agricultura de precisión", dice el físico Hildo Loayza, graduado de la UNI e investigador de la CIP.

Llegan los drones

Al avión de la PUCP le siguieron los UAV (vehículos no tripulados) o drones. Tienen ventajas sobre el primero porque no necesitan una pista de despegue y porque sus hélices de fibra de carbono les permiten un desplazamiento más preciso. En la CIP tienen al octocóptero y en la PUCP a los pequeños dragonfly de cuatro hélices.

Estos drones son empleados para el finotipeado, una labor que requiere una observación más fina de las plantas y que ahora se hace manualmente, hoja por hoja.

Sirve para identificar variedades de una misma planta con el objetivo de mejorarlas genéticamente. Desde el aire y a una altura moderada, este trabajo es más sencillo. Solo se requiere de la pericia de un piloto como Aurelio, quien no oculta su entusiasmo por operar estos vehículos.

Hasta en su look se ve su pasión por estos aparatos voladores. Lleva una gorra de pescador –de las que tienen unas aletas que sirven para cubrir la nariz y la boca–, gafas de aviador y el mando de la nave colgado del cuello.

Pero no solo su apariencia lo hace especial. En el esquema desarrollado por la PUCP, los drones podrían emplearse para diferentes actividades como arqueología, minería y seguridad ciudadana. Pero el problema es que no hay gran cantidad de personas que sepan manejar aviones de aeromodelismo o drones.

Si la empresa privada y otros centros de formación se interesan por el proyecto de la CIP y la PUCP, los cielos del país podrían llenarse de pequeños aparatos similares a ovnis y de pilotos en tierra que repetirían el look –con gorra de cuero y gafas de sol– del Barón Rojo.

Y la curiosidad del sector privado es creciente. Precisamente, mientras hacíamos este reportaje, una empresa dedicada al negocio de la exploración gasífera acudió a la demostración del avión de la PUCP y del octocóptero de la CIP. Lo dicho, las aplicaciones de estas pequeñas naves empiezan a explorarse y los proyectos no terminan.

Desde los álamos, EEUU

El ingeniero Paul Rodríguez, de la PUCP, trabaja en uno de ellos. Estudió su doctorado en la Universidad de Nuevo México y luego pasó a trabajar para el Laboratorio Nacional de Los Álamos en Estados Unidos. Este lugar se hizo famoso por desarrollar la primera bomba atómica y mantenerla operativa hasta la actualidad. En este lugar, Rodríguez se especializó en el análisis matemático. Ahora emplea estas habilidades para desarrollar un sistema de vigilancia del tráfico limeño, apoyado por un moderno dragonfly. Está aprendiendo a manipular su nuevo juguete volador. No lleva gafas de aviador, ni gorra, pero sabe que es parte de la nueva hornada de pilotos en tierra que podrían darle un nuevo rumbo a la investigación científica. Solo le hacen falta alas y buen viento.
Fuente:
La República

6 de marzo de 2013

Los EE.UU. lanzarán drones asesinos desde pequeños buques





Cualquier buque de guerra podría convertirse en un futuro próximo en una base de drones en el marco de un nuevo programa de la Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados de Defensa de EE.UU. (DARPA), algo que hasta la fecha parecía imposible. 


El nuevo proyecto se denomina Nodo de Reconocimiento Tácticamente Explotado (TERN). "La utilización de naves pequeñas para lanzar y recuperar aviones no tripulados de larga resistencia nos permitirá llevar a cabo con más rapidez y flexibilidad misiones aéreas de vigilancia y reconocimiento en casi cualquier parte del mundo”, indicó el director del programa, Daniel Patt. 

El TERN tiene como objetivo hacer que dichas operaciones sean mucho más fáciles, más rápidas y menos costosas para el Departamento de Defensa de EE.UU. 

Los aviones no tripulados pueden volar más lejos y durante más tiempo que otras aeronaves existentes, pero todavía necesitan abastecerse de combustible constantemente, aparte de que requieren bases terrestres o grandes portaaviones con largas pistas de aterrizaje. En ese sentido, el nuevo programa permitirá utilizar buques más pequeños como bases móviles de lanzamiento y repostaje de drones. EE.UU. planea poner en servicio el primer prototipo de nave dentro de más de tres años. Si el proyecto tiene éxito, la DARPA aumentaría significativamente el arsenal de la Armada y podría transformar casi cualquier buque de guerra en una base móvil de aviones no tripulados para controlar el espacio aéreo a nivel mundial.

Tomado de:

Actualidad RT

23 de febrero de 2013

Cómo eludir un ataque de droneS (por cortesía de Al-Qaeda)

The Associated Press publica un documento original de Al-Qaeda donde el grupo ofrece 22 consejos para eludir un posible ataque de drones.

Cómo eludir el ataque de drones, por Al-Qaeda

Un documento traducido por The Associated Press nos muestra 22 consejos útiles para eludir o derribar drones en zonas bélicas. Una lista cuyo original fue publicado en un sitio web extremista en árabe en el 2011, y que ha sido reeditado varias veces, aunque se mantenía en la lengua original sin traducción alguna. AP revela ahora la historia detrás del documento, un informe escrito por miembros de Al-Qaeda para eludir posibles ataques de drones.

Al parecer, un periodista de AP encontró una copia del documento fotocopiado en Timbuktu (Mali), después de que los militantes huyeran de la zona el año pasado. Estados Unidos había estado trabajando para establecer una base de aviones no tripulados (drones) en Níger. Según el documento traducido por AP, el escrito lleva la firma del comandante de Al-Qaeda Abdallah bin Muhammad.

Un informe donde se muestra como el grupo se preparaba para hacer frente a la presencia cada vez mayor de este tipo de tecnología. Según Cedric Leighton, coronel de las Fuerzas Aéreas, el informe indica que no se trata de técnicas absurdas, más bien todo lo contrario, la lista demuestra que Al-Qaeda actuaba de manera inteligente.

Aunque la mayoría de "técnicas" y consejos pueden parecer de sentido común, los militares insisten en que son asesoramientos primordiales en zonas de guerra, enclaves donde muchas veces no existen grandes medios a los que agarrarse. Les dejamos con algunos de los 22 consejos para evitar drones según Al-Qaeda:
  • Es posible saber acerca de la misión de los drones utilizando el software sky grabber con el que infiltrarse en las ondas y frecuencias de los aviones.
  • Usar dispositivos de frecuencia que puedan desconectar el control de los drones. Se sugiere "Racal" de fabricación rusa.
  • Difusión de piezas reflectantes de cristal en un coche o en el techo de un edificio.
  • Colocación de un grupo de francotiradores especializados para cazar drones, especialmente aquellos que puedan distinguir los de vuelo bajo.
  • Uso de métodos generales de confusión, intentar no utilizar un centro de operaciones permanente.
  • Llevar a cabo una red que permita reconocer la presencia de drones o advertir de su próxima llegada.
  • Ocultarse bajo árboles frondosos es la mejor cobertura contra los drones.
  • Permanecer en lugares sin luz natural.
  • Mantener en silencio todas las comunicaciones inalámbricas.
  • Usar refugios subterráneos.
  • Intentar evitar reunirse en espacios abiertos, si es urgente, utilizar construcciones con múltiples puertas o salidas.
  • Formación de reuniones falsas a través de muñecos que puedan engañar al enemigo.
  • Los líderes no deben usar equipos de comunicación alguno, ya que por lo general el enemigo es capaz de identificar por voz a la persona y luego localizar el punto en el que se encuentra.

Fuente:

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