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14 de enero de 2020

Lisa Randell: vivimos en "la época más inteligente y en la más estúpida"

Una entrevista con una de las mujeres más relevantes en el campo de la física, quien fue la primera en ocupar la cátedra de Física Teórica de las universidades de Harvard y Princeton. Para la física, el hecho de que la física avance, pero aun así existan personas que no creen en las vacunas o se declaran terraplanistas, tiene que ver con una incapacidad de la ciencia para explicar sus conceptos al común de la gente.


El diario El Espectador, de Colombia, le realizó la siguiente entrevista:

La física pasa por un buen momento. En los últimos años ha habido grandes descubrimientos, como el bosón de Higgs y las ondas gravitacionales. ¿Se siente afortunada de vivir en esta época?
Resulta gracioso, porque a pesar de todos estos descubrimientos siempre estamos interesados en lo que vendrá, en lo siguiente. El bosón de Higgs fue predicho hace 50 años. Nos interesa conocer qué hay más allá del modelo estándar de partículas. Esto no significa que los experimentos actuales no sean buenos, pero parece que necesitaremos energías mucho más altas para conocer aún más. No sabemos qué aprenderemos de los futuros experimentos. Pasarán muchos años hasta que se construya un colisionador de partículas de altas energías, si es que llega a existir. Por otro lado, las ondas gravitacionales pasan por un momento emocionante. Estamos justo al principio, es apasionante.

¿Qué significaría un colisionador de altas energías como el que quiere construir China?
Tendremos mucha suerte si se llega a construir. Hay propuestas de China y del CERN, que ha planteado la construcción de un futuro acelerador circular (FCC). Esto no significa que el actual LHC caduque, ya que pasarán muchos años antes de que el CERN lleve a cabo ese proyecto. El próximo paso no serán las altas energías, sino la etapa de alta luminosidad del LHC. Esto permitirá hacer muy buena física, pero no creo que haya nada que reemplace a las altas energías.

A pesar del conocimiento actual del universo, siguen existiendo terraplanistas. ¿Cómo se lo explica?
Sí, resulta gracioso. Además, estamos lidiando con la actual situación política en Estados Unidos… De algún modo, vivimos en la época más inteligente y en la más estúpida. No sé a qué se debe, si están asustados o no confían en la ciencia. Una de las cuestiones que me planteo al escribir libros de divulgación es por qué hay gente tan reticente a ciertas ideas. Claro que la mayoría de los que leen mis libros no son terraplanistas, pero mi intención es hacer que mis ideas se comprendan bien. Si no te dedicas a la ciencia, no tienes porque tener ciertos conocimientos. Debe haber algo más que explique por qué la gente desconfía de la ciencia, no sé qué es. Es algo que debemos abordar.

Otra de las cuestiones que la humanidad debería abordar es el cambio climático. ¿Le preocupa el futuro de la Tierra?
No me preocupa la Tierra, me preocupa la vida en la Tierra [ríe]. Nuestro planeta sobrevivirá. Creo que estamos provocando cambios muy rápidos, más de lo que podemos controlar. Es muy difícil mantener el estilo de vida actual, aunque encontremos otras fuentes de energía. Hay mucha gente que no ve naturaleza en su día a día. Yo me crié en Queens y no salía al campo, es algo que no hacía y que ahora me hace muy feliz. Creo que estamos desconectados de la naturaleza. No pensamos en las consecuencias masivas de todo esto. Hay especies que quizás ya no tengan donde ir. Si destruimos sus hábitats no van a sobrevivir.

La entrevista completa en: El Espectador (Colombia)



22 de marzo de 2019

Tres científicos de Áncash hacen historia en la Antártida

Especialistas en inventario de glaciares y lagunas realizan estudios para determinar cuánto hielo se pierde cada año en este territorio.


Orgullo para Áncash. Tres ingenieros ambientales egresados de la Universidad Nacional Santiago Antúnez de Mayolo (Unasam) de Huaraz forman parte del equipo del Instituto Nacional de Investigación en Glaciares y Ecosistemas de Montaña (Inaigem) que desarrolla estudios científicos nada menos que en la Antártida.

Los destacados ancashinos trabajan desde hace varias semanas en la base Machu Picchu de la isla Rey Jorge, en la Antártida.
 
Ellos son: la huaracina Luzmila Dávila, subdirectora de Glaciares del Inaigem, especialista en glaciología y responsable del inventario nacional de glaciares; Alexzander Santiago, quien es del distrito de Huari y se especializa en geomática, teledetección y manejo de drones.


Completa el equipo Mayra Mejía, natural de la provincia de Huaylas, la misma que trabaja también en el inventario de glaciares y lagunas. Esta científica tiene mucha experiencia en la restauración de ecosistemas de montaña. Los tres son dirigidos por Gissela Orjeda, presidenta ejecutiva del Inaigem.

Los especialistas llegaron hasta la cumbre del glaciar Znosko para instalar equipos "Kestrel" que miden la humedad, temperatura, dirección y velocidad del viento. También han obtenido muestras de nieve en dos puntos distintos para analizar la presencia de carbono negro.


A través de un dron multirotor que permite vuelos en horizontal y en vertical como un helicóptero recogieron información valiosa para determinar cuánto de agua en forma de hielo y nieve acumula y pierde el glaciar cada año.

"Hacer esto no es fácil. No solo requiere buen estado físico sino mucha previsión y experiencia. Tenemos que cargar muchos kilos durante la ascensión al glaciar", señala Gissela Orjeda. 
 
 

11 de noviembre de 2018

Pedro Paulet, el peruano que se convirtió en el padre de la astronáutica inspirado por un libro de Julio Verne

Pedro Paulet desarrolló la idea que serviría de base para propulsar al hombre a la Luna y diseñó su propia nave aeroespacial, pero los únicos que quisieron aprovechar sus descubrimientos inicialmente fueron los nazis, a pesar de que él se negó a ayudarlos.


Sus fórmulas y experimentos sirvieron de punto de referencia para los principales diseñadores de la agencia espacial estadounidense NASA y, por ello, el peruano es considerado como el padre de la astronáutica y pionero de la era especial.

Pero todo comenzó muy lejos de los laboratorios modernos y las prestigiosas universidades europeas por las que pasó.

Esta historia empezó en su Arequipa natal, en aquellas noches despejadas en las que pasaba horas mirando la Luna e imaginando un viaje fantástico hasta aquel satélite natural de la Tierra.

La principal fuente de inspiración fue aquella premonitoria novela del escritor francés Julio Verne titulada "De la Tierra a la Luna" (1865).

Ese vuelo de la imaginación que encontró en las páginas llevó a Pedro Paulet a creer que ese fantástico viaje era posible.

E hizo todo lo que pudo para lograrlo.

Paulet debe ser considerado como el pionero del motor a propulsión con combustible líquido".
Wernher von Braun, creador de los misiles alemanes A2 y director de la misión espacial de la NASA que llegó a la Luna.

¿Quién era Pedro Paulet?

Aunque suene difícil de creer, en Perú el nombre de Pedro Paulet se relaciona más con una academia militar que con el inventor del primer cohete de combustible líquido.

Por fortuna o por desgracia, la principal escuela de cadetes de Lima lleva el nombre de Pedro Paulet.

A pesar de eso, pocos saben del científico nacido 1874 en esa tierra al que homenajea, señala Álvaro Mejía, investigador de su obra y documentalista.

"Su trabajo y logros no se enseñan en colegios, su historia está poco documentada y todavía su obra está dispersa en muchas bibliotecas del mundo", señala Mejía, quien está preparando una película sobre la vida de Paulet titulada "El niño que soñaba con la Luna".

Añade que el arequipeño "sería mucho más reconocido en Perú y en el mundo si hubiera sido alemán o estadounidense".

Lea el artículo completo en: BBC Mundo 

22 de agosto de 2018

Equipo científico peruano gana concurso promovido por The National Geographic

KillaLab, que enviará el próximo año una misión a la Luna, obtuvo una beca de US$ 10 mil para invertirlo en la investigación.

Equipo peruano podría predecir cómo sobrevivirán las especies al cambio climático 


Ruth Quispe Pilco, Rómulo Cruz Simbrón, Marco Capcha Mansilla y Sofía Rodríguez son cuatro científicos peruanos que piensan en la Luna, literalmente. Ellos son integrantes del equipo  KillaLab que el próximo año lanzará una misión al satélite de la Tierra y que ahora ganaron una beca de 10 mil dólares en un concurso promovido por The National Geographic.

El monto, obtenido través del comité para la investigación y exploración de la prestigiosa revista, será invertido en la investigación de su proyecto “Cianobacteria y sus estrategias en las lagunas altoandinas del Perú, como base de adaptación para un ecosistema de cambio climático”.



El proyecto de KillaLab es enviar cultivos de cianobacterias de ambientes extremos peruanos a fin de analizar su comportamiento y margen de supervivencia en la superficie lunar, ambiente inhóspito para la vida. Con ello, buscan sustentar la vida del humano en el espacio.

Las cianobacterias serán introducidas en una especie de minilaboratorio especial (que tiene forma y tamaño de una lata de leche). El lanzamiento a la Luna será vía la compañía india TeamIndus, de acuerdo con lo proyectado indicó Sofía Rodríguez, integrante del KillaLab a la agencia Andina.
El equipo detalló en su página de Facebook que, según el cronograma del proyecto financiado por Concytec, el lanzamiento está previsto entre enero a diciembre del 2019.

El nombre de KillaLab proviene de la voz quechua para designar a la Luna, conocida como ‘Mama Quilla’ en la mitología incaica.

Tomado de: El Comercio (Perú)

4 de marzo de 2018

Las leyes que sanaron a soldados en la guerra y pueden salvar la Tierra

El biólogo Sean B. Carroll narra en su libro 'Las leyes del Serengeti' la historia de los pioneros que descubrieron los códigos que regulan la salud humana y la de los ecosistemas naturales.
 
En mayo de 1917, el científico estadounidense Walter Cannon fue enviado a Europa para participar en la guerra más sangrienta de la historia. Allí pudo ver cómo muchos combatientes heridos morían al entrar en shock ante la impotencia de los médicos. Pero Cannon iba a cambiar la situación aplicando métodos de medición novedosos y un enfoque diferente. Entonces se empezaba a tomar la presión arterial de los soldados y la prueba mostró en los sanos presiones de entre 120 y 140 milímetros de mercurio, mientras los afectados por el shock no alcanzaban los 90. La bajada de presión dejaba sin combustible a órganos vitales que se volvían incapaces de eliminar los desechos. Tratando de comprender lo que sucedía, Cannon midió la concentración de iones de bicarbonato en la sangre de sus pacientes y observó que tenían unos niveles inferiores a los normales. Eso significaba que la sangre, que normalmente es ligeramente alcalina, se había vuelto ácida. Y cuanto más ácida era la sangre, menor era la presión arterial y más grave el shock. La solución del investigador fue sencilla: administrar bicarbonato. Así salvó la vida de miles de soldados,

La experiencia, relatada por el biólogo Sean B. Carroll en su libro Las leyes del Serengeti (Debate), convenció a Cannon del delicado equilibrio entre todos los elementos que componen la maquinaria humana y supo que conocer bien esos componentes ofrecería potentes herramientas para curar. Suya es la idea de la homeostasis, el concepto que se refiere a los procesos fisiológicos de regulación que mantienen el organismo dentro de unos márgenes apropiados. Ahora, buena parte de la población ha asimilado algunas de las cifras que delimitan estos márgenes, como los niveles de colesterol o las transaminasas, y muchos tratamientos para mantener esos niveles han salvado millones de vidas.

Cannon es solo uno de los protagonistas de la obra de Carroll, un libro en el que trata de explicar a través de las historias de los científicos que las descubrieron algunas de las reglas que gobiernan la vida, desde el nivel de los procesos fisiológicos hasta los grandes ecosistemas como el parque nacional del Serengueti, en Tanzania. El biólogo estadounidense alterna la narración de las hazañas de Charles Elton, uno de los padres de la ecología, con las de científicos como Joe Goldstein o Akira Endo, que diseñaron los tratamientos para controlar los niveles de colesterol y reducir los problemas cardiacos.

En todas estas historias, Carroll trata de mostrar la similitud entre el equilibrio que mantiene la salud de un cuerpo y la de un ecosistema, y la importancia de conocer a los protagonistas de cada sistema y el papel que desempeñan en su buen funcionamiento.

El artículo completo en:

El País (España)

26 de abril de 2016

Perú: Científico recibió prestigioso premio por su aporte a la búsqueda de la cura del cáncer

 

Científico peruano recibió prestigioso premio por su aporte a la cura del cáncer. (EFE)

Fernando Camargo nació en Arequipa. Gracias a una beca estudió Bioquímica en la Universidad de Arizona, y luego hizo un doctorado en Houston, Texas. 

Fernando Camargo —científico peruano oriundo de Arequipa— recibirá este miércoles US$100,000 y el prestigioso trofeo de la Fundación Vilcek, organismo estadounidense encargado de honrar los aportes de los inmigrantes en ciencias biomédicas, artes y humanidades.

El joven peruano realiza investigaciones biomédicas sobre un nuevo tratamiento contra el cáncer, para la universidad de Harvard. Su aporte se traduce, usando las palabras de Jan Vilcek —creador de la mencionada fundación—, “en desvelar procesos que regulan el crecimiento de los órganos del cuerpo”.

“El doctor Camargo y sus colegas han descubierto la función de una proteína de señalización celular llamada Yap1, que controla el crecimiento de las células y el tamaño de los órganos (del cuerpo)”, especificó Vilcek, quien también es científico en biomedicina y profesor del departamento de microbiología de la escuela de medicina de la Universidad de Nueva York.

“Estamos tratando de desarrollar unos fármacos que inactivarían ciertos complejos de proteínas que hemos encontrado y que son las que promueven el desarrollo del cáncer”, explicó Camargo.

“La frontera final es hacer llegar esos conocimientos a la gente a través de una medicina y ver el mejoramiento de pacientes que sufren con el cáncer fatal, eso será espectacular”, concluyó.

¿QUIÉN ES?
 
El interés de Fernando Camargo por la biología surgió de la observación de la variedad de patatas y cebollas que cultiva su padre. Estudió un año en la Escuela de Medicina de la Universidad Católica de Santa María en Perú, pero como quería aprender a realizar investigación científica probó suerte con Estados Unidos.


“Envié treinta solicitudes para ingresar a universidades estadounidenses; pero con beca solo me aceptaron en una”, recordó Camargo. En 1997, comenzó a estudiar el Bachillerato (Licenciatura) en Bioquímica en la Universidad de Arizona. Luego prosiguió sus estudios en el Colegio de Medicina Baylor, en Houston, Texas, hasta obtener su doctorado en investigaciones biomédicas, en 2007.

Camargo manifestó que la competencia profesional en Estados Unidos “es súper intensa, por eso recibir este reconocimiento por experimentar y desarrollar nuevas ideas, como latino, es un gran honor”.

La Fundación Vilcek surgió en el año 2000 por iniciativa de Jan y Marica Vilcek, inmigrantes de la antigua Checoslovaquia, quienes agradecidos por las oportunidades que les ofreció Estados Unidos decidieron honrar los aportes de los inmigrantes en ciencias biomédicas, artes y humanidades.

Fuente:

Perú21

13 de marzo de 2016

El hombre que derribó con ciencia las terapias alternativas

Edzar Ernst pasó dos décadas estudiando pseudomedicinas como la homeopatía hasta que Carlos de Inglaterra logró apartarle de su puesto.

“Nunca supuse que hacer preguntas básicas y necesarias como científico podría provocar polémicas tan feroces y que mis investigaciones me involucraran en disputas ideológicas e intrigas políticas surgidas del más alto nivel”. Quien así habla es Edzard Ernst, seguramente el científico más detestado por los defensores de la pseudomedicina de todo el mundo. La razón es sencilla: el fruto de su trabajo les deja sin argumentos. Ernst (Wiesbaden, Alemania, 1948) fue el primero en someter a las llamadas terapias alternativas al rigor de la ciencia de forma sistemática, para llegar a una conclusión: remedios como la homeopatía no son más que placebo y los que la recetan violan la ética médica.
En su viaje científico contra la pseudociencia, Ernst ha tenido que enfrentarse al recuerdo de su madre y al Príncipe de Gales, los dos fervorosos homeópatas. El investigador alemán ha dedicado 20 años al estudio crítico de estas terapias —"dos décadas de conflicto interminable”—, desde la acupuntura hasta la imposición de manos, y su equipo ha publicado más de 350 trabajos sobre esta materia. Sus memorias, Un científico en el país de las maravillas (A scientist in Wonderland, Imprint Academic), publicadas este año, proporcionan el mejor relato sobre las dificultades a las que se enfrentará alguien que pretenda desentrañar críticamente las terapias alternativas: amenazas, falta de respaldo institucional, presiones de las altas esferas, soledad… e innumerables dificultades científicas.
Los terapeutas alternativos y sus partidarios parecen un poco como niños jugando a médicos y pacientes”, asegura Ernst
Los ensayos que se realizan a diario en todos los hospitales del mundo suelen manejar unos protocolos muy claros para probar si el medicamento sirve o no: a un grupo le das el fármaco y al otro, un placebo. Pero ¿cómo estudiar si realmente funciona la imposición de manos para curar o aliviar el sufrimiento de un enfermo? Esa fue la primera pregunta que se hizo Ernst al aterrizar en 1993 en la cátedra de Medicina Complementaria de la Universidad de Exeter, la primera de su clase. Por aquel entonces, cuenta, había en el Reino Unido tantos sanadores (unos 14.000) como médicos de cabecera. El placebo que diseñaron junto a los propios sanadores serían unos actores que fingirían estar imponiendo sus manos. A medida que los sanadores veían que el escrutinio les iba a desenmascarar comenzaron con las pegas, las críticas y el rechazo a los métodos: finalmente, resultó que los actores también tenían capacidades sanadoras y por eso el placebo funcionó mejor que los profesionales.

Ernst comenzó a interesarse por el estudio crítico de las terapias alternativas después de trabajar en un hospital homeopático en Múnich, en su país natal, donde esta pseudoterapia tiene un gran arraigo y la practican médicos titulados. A partir de su experiencia allí, traza en sus memorias un relato demoledor de los facultativos que recetan estos falsos fármacos que nunca han demostrado su utilidad médica: lo hacen “porque no pueden hacer frente a las a menudo muy altas exigencias de la medicina convencional”. “Es casi comprensible que, si un médico tiene problemas para comprender las causas multifactoriales y los mecanismos de una enfermedad o no domina el complejo proceso de llegar a un diagnóstico y la búsqueda de un tratamiento eficaz, esté tentado de emplear en su lugar conceptos como la homeopatía o la acupuntura, cuya base teórica es muchísimo más fácil de entender”, escribe el científico, que sigue muy combativo en su blog.

 
Portada de las memorias.

Gracias a su espíritu crítico, la cátedra de Exeter se convirtió en la vanguardia de la investigación seria sobre la llamada medicina complementaria, y de ahí salieron algunos de los estudios que nos han demostrado su ineficacia y también sus peligros, como el de osteópatas y quiroprácticos que manipulan la columna vertebral provocando serios problemas a sus pacientes. Por no mencionar, el riesgo más simple y peligroso de todos: el de abandonar tratamientos duros pero efectivos, como la quimioterapia, por terapias supuestamente inocuas pero que dejarán morir al paciente.

Ese puesto se había creado para seguir haciendo la ciencia acrítica que buscan los defensores de las terapias alternativas, como Carlos de Inglaterra, en la que sencillamente se les pregunta a los pacientes si se sienten mejor que antes de tal o cual tratamiento. Sobre ellos, escribe que parecen tener “poca o ninguna comprensión del papel de la ciencia en todo esto. Los terapeutas alternativos y sus partidarios parecen un poco como niños jugando a médicos y pacientes”. Cuando sus resultados comenzaron a desmontar estos remedios, los partidarios de la medicina complementaria comenzaron a atacarle en todos los niveles, desde el personal hasta el público.

El investigador considera que algunos de los médicos que recetan homeopatía lo hacen porque les resulta demasiado complicado llegar a diagnósticos serios usando las herramientas de la medicina
De ahí surge el mayor escollo de su carrera y el que tuvo notable repercusión en Reino Unido: su enfrentamiento con el príncipe Carlos, que durante años ha presionado a los ministros para incluyan la homeopatía en el sistema de salud británico. Finalmente, después de que Ernst le acusara públicamente de no ser más que un vendedor de crecepelos, el heredero al trono consiguió que se quedara sin su puesto en Exeter, tras un doloroso proceso en la Universidad del que saldría absuelto a pesar de las presiones.

Al final, después de muchas broncas, victorias y sinsabores, Ernst concluye que su trabajo sirve para demostrar la ineficacia de las terapias, pero no para convencer a sus defensores: “Lento pero seguro, me resigné al hecho de que, para algunos fanáticos de la medicina alternativa, ninguna explicación será suficiente. Para ellos, la medicina alternativa parecía haberse transformado en una religión, una secta cuyo credo central debe ser defendida a toda costa contra el infiel”. Eso sí, la experiencia le sirvió para reconocer y desmontar todas las trampas dialécticas usadas por este colectivo, que quedan destripadas en sus memorias. Falacias como que la medicina convencional mata más, que la ciencia no es capaz de comprender estos remedios o que son buenos por ser naturales y milenarios quedan convenientemente desmontadas.

Finalmente, Ernst, que antes estuvo estudiando el terrible pasado de la ciencia nazi en la Universidad de Viena, establece un paralelismo entre ambos fenómenos: “Cuando se abusa de la ciencia, secuestrada o distorsionada con el fin de servir a sistemas de creencias políticos o ideológicos, las normas éticas patinan. La pseudociencia resultante es un engaño perpetrado contra los débiles y los vulnerables. Nos lo debemos a nosotros mismos, y a los que vengan después de nosotros, permanecer en lucha por la verdad sin importar la cantidad de problemas que esto pueda causarnos”.

Fuente:

El País (España)

9 de noviembre de 2015

¿Qué tiene que ver Hedy Lamarr con tu wifi?

La mujer más bella del Hollywood de los cuarenta escandalizó escenificando un orgasmo en pantalla, pero en la intimidad cultivó una vida sosegada entregada a la ciencia. Uno de sus inventos constituyó el germen de Internet y la telefonía móvil. 


Fue considerada la actriz más bella de los años cuarenta en Hollywood.

Es fácil ser glamurosa. Lo único que tienes que hacer es quedarte quieta y parecer estúpida".

A quien acuñó esta cita tan redonda le ayudó ser oficialmente "la mujer más bella del mundo". Es Hedy Lamarr, tanto la misteriosa Dalila en la versión cinematográfica de Cecil B. DeMille (1949) como la primera en desnudarse e interpretar un orgasmo en pantalla en Ektase (1933) sin haber llegado siquiera a la mayoría de edad.

Si de día se colocaba un enjoyado penacho de plumas de pavo real en Las chicas de Ziegfeld, aquel musical que se anunciaba con "100 mujeres bellas", al llegar a casa se sentaba ante una mesa de trabajo y concretaba un sistema de guiado de misiles. "Odiaba las fiestas, no bebía. Su principal hobby era inventar", asegura por teléfono Richard Rhodes, autor de Hedy's Folly: The life and breakthrough inventions of Hedy Lamarr, the most beautiful woman in the world (en inglés en Doubleday, 15,78 euros). "Hasta el punto que diseñó un 'sistema de comunicación secreto' que constituye la base del GPS, los teléfonos celulares, el Bluetooth o el wifi", resalta Rhodes, todo un Pulitzer entregado durante un año a investigar la vertiente inventora de la estrella y de su colaborador, el músico Georges Antheil, inquieto integrante del magma cultural del París de entreguerras.

Rhodes consiguió documentos originales y la ayuda de los hijos de Lamarr, la actriz que cumplió en sus 86 años de vida (casi 40 como intérprete) muchos tópicos de Hollywood: seis matrimonios, incontables seducciones de hombres poderosos, cirugías plásticas en serie que volatilizaron su hermoso rostro y la identidad sepultada con el apellido de una malograda actriz yonqui (Barbara La Marr) amante de su descubridor.

¿Cómo llegó una actriz vienesa sin estudios al origen de tecnologías más que indispensables? Bueno, el padre era un banquero maravillado por los adelantos mecánicos. La madre la convirtió en concertista de piano. Con su primer esposo, Friedrich Mandl, acaudalado fabricante de armas, compartió sobremesas con diplomáticos, estadistas (Mussolini fue uno de los invitados) y militares alemanes que discutían la última innovación bélica.

Quizá ella en aquellas cenas pareciese una esfinge estúpida.

"No. Fue una mujer de gran determinación", asevera Rhodes, "en cualquier cosa que acometiera; para convertirse en actriz, abandonar al marido celotípico que la encarceló en sus mansiones o embarcarse hacia Estados Unidos sin más equipaje que compartir travesía con el ejecutivo de un gran estudio. Su obra no consistió en escuchar y copiar. No fue ninguna farsante".

Hollywood, 1940. George Antheil compone música para películas y escribe en Esquire artículos sobre endocrinología aplicada a la seducción (sic). Se encuentran en una cena. Hedy le pregunta si puede hacer algo para aumentar el tamaño de sus pechos. Anécdotas aparte, el encuentro resulta magnético.


Años atrás, Antheil había protagonizado en París el segundo mayor escándalo escénico después del estreno de La consagración de la Primavera, de Stravinski. El furor de su Ballet mécanique (encargado para una película de Léger), un enjambre sonoro de pianolas, martillos y hélices de avión, provocó que los distinguidos espectadores (Picasso, Joyce, Satie, Man Ray o Miró, entre ellos) aullaran, arrancaran sus butacas y las lanzaran al foso de la orquesta. En aquella performance, el creador de la ahora rehabilitada composición había conseguido sincronizar sin cables seis pianos mecánicos.

George y Hedy, quien tenía solo 26 años, trabajan durante seis meses en un sistema de comunicación entre barcos y torpedos mediante señales de radio que cambian constantemente de frecuencia. Aprovechan la experiencia de él en la conexión de las pianolas y lo patentan en 1941. Pero ayudó más a la causa americana la exitosa gira de Hedy para vender bonos de guerra. "La Armada de EE UU no entendió un mecanismo basado en la conexión de las pianolas. Estaba demasiado ocupada en solucionar su gran problema: los torpedos fallaban en el 60% de las ocasiones", explica Rhodes. En 1954, la idea fue rescatada en el sonobuoy (un minisónar integrado en una boya portátil). Décadas después, los creadores de dispositivos de comunicación sin cable (GPS, wifi, Bluetooth) utilizaron la tecnología de "espectro ensanchado por salto de frecuencia", cuyo germen está en el invento de Lamarr y Antheil. "Si se usa en todo el mundo, ¿por qué no he recibido ni una carta?", se lamentaba ella, que, según su biógrafo, tan solo temía la decadencia física.

En 1997, tres años antes de su muerte, recibió el primer reconocimiento. Hedy, convertida en litigante profesional y ocasional cleptómana, rehusó recoger la distinción. Demasiada cirugía estética para que lo que quedaba de la mujer más hermosa del mundo pudiese presentarse en público.

La inventora, el músico y coca-cola en cubitos

Hedy Lamarr se abstuvo de fiestas, licores y lecturas, contrariamente a lo que se estilaba en Hollywood. Su pasatiempo consistía en inventar. Estas son algunas de sus aportaciones:
» Torpedos infalibles. El más importante (en colaboración con el músico de vanguardia Georges Antheil, autor del Ballet Mécanique) fue un "sistema secreto de comunicaciones" (1941) entre aviones y barcos para dirigir un torpedo con señales de radio cortísimas que cambian de frecuencia arbitraria y simultáneamente para evitar ser interceptadas. Es el germen de sistemas como el GPS, Bluetooth, teléfono móvil y wifi. También trabajó en un escudo antiaéreo.

» Coca-cola instantánea. Ideó una pastilla que se disolvía en agua para conseguir un refresco de cola. Howard Hughes le facilitó dos químicos para asesorarla. Finalmente, no funcionó.
» Lifting y otras ideas. Trabajó en un sistema de "estiramiento de piel basado en el acordeón", imaginó el collar fluorescente para perros, un nuevo tipo de semáforo o cambios del diseño del Concorde.
 
Tomado de:
 

17 de octubre de 2015

Maxwell y sus ecuaciones

En 1865, el físico escocés James Clerk Maxwell formuló la teoría clásica del electromagnetismo deduciendo así que la luz está hecha de campos eléctricos y magnéticos que se propagan por el espacio, teoría que llevó a la predicción de la existencia de las ondas de radio y a las radiocomunicaciones.



Las ecuaciones de Maxwell

Un investigador precoz

Según la famosa expresión atribuida a Newton, todos los científicos trabajan aupados 'a hombros de gigantes', es decir, construyen sus teorías sobre los conocimientos logrados por las generaciones anteriores a lo largo de siglos de estudios y experiencias. Esa elevación a gran altura les permite mirar más lejos y progresar en las ideas. Esto es particularmente cierto en el caso de Maxwell quien supo combinar todo el conocimiento existente hace 150 años sobre su tema de trabajo llegando a la forma más bella y sucinta de expresar los principios sobre la electricidad, el magnetismo, la óptica y su interrelación física.

Nacido en Edimburgo en 1831, en el seno de una familia de clase media, Maxwell manifestó una peculiar curiosidad desde su temprana infancia. A los 8 años recitaba versos de Milton y largos salmos, y a los 14 ya había escrito un paper (artículo científico) en el que describía métodos mecánicos para trazar curvas.

Estudió en las universidades de Edimburgo y de Cambridge donde asombró a alumnos y profesores por su capacidad para resolver problemas de matemáticas y de física. A los 23 años se diplomó en matemáticas por el Trinity College, y dos años más tarde obtuvo una plaza de profesor de filosofía natural en el Marischal College de Aberdeen donde permanecería 4 años. En 1860 obtuvo un puesto similar pero en el prestigioso King's College de Londres. Ahí comenzó la época más fructífera de su carrera. Ingresó en la Royal Society en el 1861, publicó la teoría electromagnética de la luz en 1865, regresó entonces con su familia a la casa de sus padres en Escocia, y fue nombrado director del Cavendish Laboratory de Cambridge en 1871. Allí, en Cambridge, murió de cáncer abdominal en 1879, a la edad de 48 años.

La esencia electromagnética

En 1865, Maxwell publicó un artículo titulado 'Una teoría dinámica del campo electromagnético' en el que aparecieron por primera vez las ecuaciones hoy mundialmente famosas y conocidas como 'ecuaciones de Maxwell'. Estas ecuaciones expresan de una manera concisa y elegante todas las leyes fenomenológicas sobre electricidad y magnetismo que se habían formulado desde el siglo XVIII, entre ellas las leyes de Ampère, de Faraday y de Lenz. La notación vectorial que se utiliza hoy fue introducida en 1884 por Heaviside y Gibbs.




La naturaleza electromagnética de la luz

El valor de las ecuaciones de Maxwell no solo reside en la síntesis de todas las ideas anteriores, que revelaba la íntima interrelación entre electricidad y magnetismo. De sus ecuaciones, Maxwell también dedujo otra ('la ecuación de ondas') que le llevó a predecir la existencia de ondas de naturaleza electromagnética capaces de propagarse a la velocidad de la luz. En efecto, Maxwell concluyó que '...luz y magnetismo son aspectos de la misma substancia, y la luz es una perturbación electromagnética...'. De esta forma, su trabajo de síntesis también consiguió unificar la óptica al electromagnetismo y reveló la esencia electromagnética de la luz.

La teoría de Maxwell predecía la generación de ondas electromagnéticas en el laboratorio. Esta posibilidad fue llevada a cabo por el físico alemán Heinrich Hertz en 1887, ocho años después del fallecimiento de Maxwell, mediante la construcción de un oscilador como emisor y de un resonador como receptor. La capacidad para producir tales ondas y de recibirlas en un lugar distante conduciría a un ingeniero italiano, Guillermo Marconi, mediante sucesivos perfeccionamientos de la técnica, a una gran revolución tecnológica: las comunicaciones por radio. Y sobre esta tecnología reposan hoy algunos de los elementos cotidianos más útiles y más utilizados, como los teléfonos móviles.

El artículo completo en:

El Mundo

15 de agosto de 2015

Las 10 mejores películas de ciencia ficción (según los científicos)

Nada como la ciencia ficción, nada como las películas de ciencia ficción. La importancia de este género traspasa muchos aspectos y, lo mejor, hay para todos los gustos y está presente en casi cualquier expresión artística; sin embargo las obras muchas veces están bajo el escrutinio y rigor científico, a veces el argumento es laxo que se permite amplias licencias de la ficción; otras, todo lo contrario.

Sea cual sea la inclinación de la balanza, en ese amplio espectro que cubre la ciencia ficción, repasamos las opiniones de algunos científicos sobre sus películas favoritas de este género. Luego de este listado, tenemos un bonus especial del genial Neil DeGrasse Tyson sobre películas favoritas de ciencia ficción.

10. The War of the Worlds (1953)

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Seth Shostak sabe de lo que habla al recomendar esta película basada en la novela homónima de HG Wells publicada en 1897, ya que es el director y astrónomo senior en el Center for SETI research (Search for extraterrestrial intelligence). Shostak asegura que en una veintena de años se encontrará vida extraterrestre... y si no, nos comprará un café. Sobre la película dirigida por Byron Haskin dijo que, luego de verla, "estuvo enfermo toda la noche" y que "esto es la marca de un filme que ha hecho la diferencia". También existe una versión de 2005, dirigida por Steven Spielberg, aunque no tan afortunada.

9. Star Wars (1977)

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Sin duda una película que no se queda fuera de cualquier recomendación de ciencia ficción. Para Aaron Blaisdell, profesor en el UCLA Brain Research Institute en el área de neurociencia conductual, la película dirigida por George Lucas marcó su vida desde los 9 años (¿a cuántos no?), de la cual dice que "nada tan fantástico e inspirador había sido expuesto antes en la pantalla grande". A su vez, Siddhartha Srinivasa de The Robotics Institute de la Carnegie Mellon University trabaja en un robot sirviente parecido a C-3PO y asegura que "la ficción estimula la ciencia, ya que apunta a un futuro por el que debemos luchar".

8. Blade Runner (1982)

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Esta película de culto dirigida por Ridley Scott muestra un alucinante panorama postapocalíptico de la Tierra, así como un avance tecnológico impresionante: androides con aspecto humano tan sofisticado que es necesario una unidad oficial para exterminar a aquellos que se salen de su directiva. Para Daniel Novy, científico en el Media Lab del MIT, explica: "La inspiración es importante, incluso a costa de cierta precisión." Blade Runner está basada en la novela 'Do Androids Dream of Electric Sheep?'de Philip K. Dick, una de los 13 libros ciencia ficción que todo geek debe leer.

7. Jurassic Park (1993)

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La primera entrega de la, ahora, franquicia taquillera de Steven Spielberg, nos dejó con la boca abierta con la adaptación al cine de la novela del mismo nombre de Michael Crichton. Sin duda una idea revolucionaria y espectacular para científicos genetistas, antropólogos y un montón de otras áreas están en un mismo lugar: Jurassic park. Así, para Jack Horner, famoso antropólogo, "Jurassic Park representa la ciencia que desearíamos fuera verdad". Horner fue el descubridor del Maiasaura, un dinosaurio ornitópodo hadrosáurido, que vivió a finales del período Cretácico superior, que aparece en las novelas de Jurassic Park, aunque ausente de las películas. Incluso en la nueva película de la franquicia no aparece, aunque hay una larga lista de nuevos dinosaurios que aparecen en Jurassic World.

6. WALL-E (2008)

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Steven Schlozman, profesor asistente en el área de psiquiatría en el Harvard Medical School and Lecturer in Education, comenta sobre WALL-E, "Estas películas reflejan nuestra conceptualización del yo, luego distorsionan lo que vemos", y va más allá: "¿En WALL-E te sientes más cercano a los robots o a los humanos?" Gran pregunta ¿cierto? Así pues, esta película de Disney-Pixar fue dirigida por Andrew Stanton, y está basada en el fabuloso guión de Peter Docter, escritor y director de la bellísima Inside-Out que también tiene importantes estudios científicos que la respaldan.

5. Fantastic Voyage (1966)

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Esta película dirigida por Richard Fleischer nos muestra la historia del "viaje fantástico" a través del cuerpo humano que es realizado en un submarino de exploración oceánica reducido a tamaño microscópico en el Centro de Miniaturización Norteamericano para salvar la vida de Jan Benes. Para David Carroll, director del Centro de Nanotecnología y Materiales Moleculares de la Universidad Wake Forest, esta película hizo eco en su trabajo, ya que "Es exactamente lo que estamos trabajando: en la inyección de nanobots que encuentran un tumor canceroso, decir cuando lo han encontrado y destruirlo". Como nota final, esta película inspiró la novela del genial Isaac Asimov del mismo año, titulada en español como 'Viaje alucinante'.

4. Alien (1979)

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La querida franquicia de Alien es señalada por Terry Johnsson profesor e investigador de bioingeniería en la Universidad de California, Berkeley, como una que ha "basado el ciclo de vida de sus xenomorfos en avispas parásitas en la Tierra", además agrega: "Es un placer ver una película que reconoce cuán extraño puede ser la vida".

3. Brazil (1985)

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"Me convertí en un arquitecto que trabaja en las ciudades del futuro", dice Mitchell Joachim profesor en la Universidad de Nueva York y co-fundador de el proyecto urbano (mind-blowing) Terreform 1. Y es que en esta película del gran Terry Gilliam, Joachim encontró "un fascinante escenario distópico y ubando", a lo que agrega: "Es soñadora y llena de ironía en una sociedad tecnológica del sur. Pero el mensaje es acerca de nuestra meta humana compartida de desear un lugar mejor (para vivir)".

2. The Matrix (1999)

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Sin duda esta película de los hermanos Wachowski es una referencia obligada en el mundo del cine y de la ciencia ficción. Una agitada trama, un argumento entrelazado y complicado nos fue revelado poco a poco en la franquicia, luego del estallido de ésta cinta de 1999; de la que Jeremy Bailenson, co-fundador del Stanford University's Virtual Human Interaction Lab, dice: "The Matrix trajo la realidad virtual a la luz pública", y con toda razón. Y agrega, "Se hizo más fácil para mí comunicar los resultados de la investigación acerca de los avatares, los agentes y la realidad virtual a personas que no son científicas."

1. 2001: A Space Odyssey (1968)

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Una obra que generalmente aparece en la cima de todo conteo. Dirigida por Stanley Kubrick su guión fue confeccionado por este mismo director y Arthur C. Clarke; se basaron en la novela corta del mismo Clarke 'El Centinela', publicada en 1948. Para Anders Sandberg, investigador en el Future of Humanity Institute de la Universidad de Oxford "2001 es minuciosamente realista, haciendo todo lo posible para representar una colonia lunar y una expedición tripulada a Júpiter". Y agrega: "La vi por primera vez cuando era adolescente, ya conocía la historia pero, conforme la vi, estaba cada vez más fascinado".

El artículo completo (y un BONUS) aquí:

Hipertextual

24 de julio de 2015

Isaac Newton: Biografìa (incluyendo su lado oscuro)

Fue venerado durante su vida, descubrió las leyes de la gravedad y del movimiento, inventó el cálculo infinitesimal y ayudó a moldear nuestra visión racional del mundo.

Pero su vida personal a menudo estuvo plagada de sentimientos menos felices.


25 de diciembre de 1642: Sin expectativa de vida


Newton nació prematuramente el día después de Navidad en Woolsthorpe, Lincolnshire.
Era un bebé pequeñísimo y le dieron pocas posibilidades de supervivencia.
El país en el que nació era caótico y turbulento.

Inglaterra estaba siendo destrozada por una guerra civil. La peste era una amenaza constante. Muchos creían que el fin del mundo era inminente.

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Pero la aldea de Woolsthorpe era una comunidad tranquila, a la que casi no había llegado ni la guerra ni la peste, donde se respetaban los valores puritanos de la sobriedad, el trabajo duro y la adoración sencilla.



La peste fue la enfermedad más temida del siglo XVII, y no sólo de ese siglo, sino de todos desde su reaparición en Europa en la década de 1340. Les dejo con power point que relizamos para un programa de Conocer Ciencia TV.

 

1645: Un niño solitario que odiaba a su padrasto

El padre de Newton murió antes de que él naciera. Cuando cumplió tres años, su mamá lo dejó con su abuela y se casó con un hombre de un pueblo cercano.

Esto le dejó una herida de por vida; se sintió rechazado por su familia.
Odiaba a su padrasto y amenazaba con prenderle fuego a su casa.

Lea también: Árbol de Newton desafía la gravedad

En la escuela, buscó consuelo en los libros.

No le interesaba ni la literatura ni la poesía, pero le fascinaba la mecánica y la tecnología, que lo llevaron a inventar un elaborado sistema de relojes de sol que daban la hora y los minutos precisos.

Su madre tenía la esperanza de que se dedicara a manejar la granja de la familia, pero su tío y el director del colegio se dieron cuenta de que Newton estaba destinado a vivir en la esfera intelectual.

1661: Un mentor matemático

Newton se inscribió en el colegio Trinity de la Universidad de Cambridge y ahí encontró a una figura paterna que lo puso rumbo a importantes descubrimientos.

En vez de pedirle que estudiara los textos que los otros universitarios leían, Isaac Barrow -el primer profesor de matemáticas de Cambridge- lo orientó hacia los grandes problemas matemáticos no resueltos de ese momento, como el Cálculo, esa manera de describir cómo cambian las cosas.

Esa materia después sería crucial para explicar el Universo en términos matemáticos.
Newton además se la pasaba buscando nuevos escritos de hombres como Descartes, quien argumentaba que el Univeso estaba gobernado por leyes matemáticas.

Un video, de Conocer Ciencia TV, donde hablamos sobre Newton y la luz blanca: 



El artículo completo en:

BBC

28 de noviembre de 2014

Los beneficios de jugar para el desarrollo del cerebro de los niños

Algunos científicos creen que el tiempo invertido jugando es más importante que el pasado en la escuela de cara a la maduración de nuestro cerebro durante la infancia



A los seres humanos nos encanta jugar. A los perros, gatos, osos, pájaros y otros muchos animales también. Los científicos llevan tiempo investigando sobre el origen del juego y el papel que tiene en el desarrollo del cerebro. Uno de los especialistas que más se ha dedicado al tema es Jaak Panksepp, de la Universidad Estatal de Washington.

Como experimentar con el cerebro de los niños no es posible, Panksepp ha trabajado con ratas de laboratorio y ha descubierto que no sólo les encanta jugar, sino que emiten una especie de divertida carcajada cuando les hacen cosquillas.

En su afán por localizar qué áreas del encéfalo tienen que ver con esta actividad, en un experimento, el científico eliminó a un grupo de ratas la corteza cerebral, la región más externa y evolutivamente “moderna” del cerebro, y se dio cuenta de que seguían jugando. Dedujo que el juego tendría que ver con una zona más profunda del cerebro, más “antigua” y compartida con otras muchas especies animales.

La teoría de Panksepp es que jugar provoca cambios duraderos en zonas del cerebro utilizadas para pensar y para desarrollar las habilidades sociales y la capacidad de interactuar con otros individuos.

Estas observaciones en el cerebro de ratas de laboratorio no implican que ocurra lo mismo en el cerebro de un niño, pero los científicos creen que el juego tiene un papel similar en casi todas las especies porque, por ejemplo, ya sea en ratas, en monos o en humanos, el juego requiere la participación de varios individuos.

Si este argumento no te parece suficiente quizás sí el experimento que realizó Panksepp y que explica en esta divertida animación de NPR: cuando colocó a dos ratas macho junto a una hembra, el individuo que había pasado más horas jugando tenía una mayor habilidad para engatusar a la hembra y se impuso al “no juguetón”. Una especie de George Clooney de las ratas.




Fuente:

FayerWayer

31 de julio de 2014

Avelino Corma: El 'Midas' español de la Química

Todo empezó cuando Avelino Corma (Moncófar, Castellón, 1951) empezó a ayudar a su padre a plantar melones, patatas y tomates. El flamante Premio Príncipe de Asturias de Ciencia 2014 era entonces un niño inquieto y curioso, con muchas ganas de descubrir el mundo. Hoy, no tiene ninguna duda de que en aquella huerta no sólo brotaron manjares deliciosos, sino que también se sembraron las semillas de su propia vocación científica.

«Provengo de una familia humilde de agricultores, y estoy convencido de que mis orígenes inspiraron mi trayectoria como investigador porque cuando estás en el campo, las preguntas surgen continuamente, todos los días», recuerda Corma en una entrevista exclusiva con EL MUNDO. El diálogo tiene lugar en la sede madrileña de L'Oreal, donde el sabio valenciano ha participado en el jurado de los premios Woman in Science, un galardón que se concede a los mejores proyectos de investigación liderados por jóvenes científicas españolas. «Aquel contacto directo que tuve en mi infancia con la naturaleza y los animales no sólo despertó mi curiosidad, sino el interés por diseñar experimentos para comprobar cómo funcionaban las cosas, y también para intentar descubrir la manera de mejorarlas», asegura.

Corma recuerda cómo cuando veía a su padre sembrando semillas, se fijó que siempre lo hacía a una determinada altura muy precisa, dependiendo de lo que estaba plantando. «¿Por qué plantas los melones justo ahí?», le preguntaba. Y fue así cómo empezó a recibir sus primeras lecciones científicas sobre causas y efectos en la naturaleza: «Si lo plantas demasiado bajo», le explicaba su padre, «cuando reguemos va a recibir demasiada agua, y se van a pudrir las raíces. Pero si lo plantas demasiado alto, no le va a llegar». Eran preguntas muy simples sobre fenómenos muy sencillos, pero Corma está totalmente convencido de que en aquel microcosmos rural nació su hambre voraz por conocer, comprender, y mejorar el mundo: «Fue así cómo empecé a pensar por mí mismo y a plantearme problemas».

Una trayectoria meteórica

Esa curiosidad infantil acabó madurando hasta transformarse en una insaciable pasión por la investigación y la experimentación en los laboratorios de la Facultad de Química de la Universidad de Valencia, donde hizo su Licenciatura a principios de los 70. «Me gustaba tanto la carrera que convencí a un profesor para que me dejara las llaves del departamento, y me pasaba allí día y noche. De hecho, en muchas asignaturas no iba a clase porque estaba todo el tiempo metido en el laboratorio, enfrascado en mis experimentos», confiesa. 

Tras doctorarse en la Complutense en 1976 y continuar su formación durante dos años en la Queen's University de Kingston (Canadá), volvió a España para incorporarse al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Pero sin duda el hito crucial de su meteórica trayectoria fue su decisión de fundar en 1990 el Instituto de Tecnología Química (ITQ), inicialmente en un antiguo aparcamiento de coches de la Universidad Politécnica de Valencia (no fue hasta cuatro años después cuando Corma y su equipo pudieron trasladarse hasta el edificio que ocupan en la actualidad). En poco más de dos décadas, este centro se ha convertido en una referencia de prestigio internacional que ha generado más de 150 patentes. De éstas, unas 80 se han desarrollado directamente con compañías del sector privado, convirtiendo al ITQ en un modelo de la transferencia de investigación básica a la aplicación tecnológica.

Corma se ha convertido así en el científico español con más patentes licenciadas a empresas, y sus más de 900 artículos en Nature, Science y otras revistas científicas de referencia le han catapultado a la fama internacional en su campo. De hecho, es el octavo químico más citado del mundo, y no sólo acaba de ganar su merecido Premio Príncipe de Asturias, sino que algunos le consideran el español con más opciones de ganar el Nobel. Cuando le preguntamos por esta posibilidad, sin embargo, Corma asegura que no le quita el sueño: «Lo veo muy lejos y no pierdo el tiempo pensando en eso. No es lo que me motiva».

El artículo completo en:

El Mundo Ciencia
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