Se denomina Permeasystem, y es económico y de beneficio social.
Miguel Núñez, estudiante de Ingeniería Civil de la Universidad
Continental de Huancayo, en la región Junín, diseñó un sistema de
drenaje ecológico que es una ingeniosa alternativa para evitar las
inundaciones en ciudades donde se registran lluvias intensas .
El drenaje, denominado
Permeasystem, que a su vez es económico y de beneficio social, es un
innovador proyecto que tiene como propósito eliminar los charcos e
inundaciones en las pistas por efecto del desborde de los inadecuados
desagües de urbes del centro y sur del país ante las fuertes
precipitaciones.
“El sistema tradicional de
drenaje capta el agua de las lluvias y la conduce a los desagües
domiciliarios, que por la gran cantidad de precipitación colapsan y
rebasan, y toda esa agua con residuos fecales, bacterias y demás fluye
por las pistas, lo cual contamina a transeúntes que muchas veces
resultan salpicados”, manifestó Miguel Núñez.
Explicó
que Permeasystem está compuesto por concreto permeable reforzado con
una geocelda de plástico reciclado, diseñado en un patrón hexagonal
regular inspirado en los panales de abejas y en las mallas de los arcos
de fútbol; esta forma le permite distribuir las cargas equitativamente
hacia todos lados, con lo cual aumenta la resistencia y durabilidad del
concreto.
“Las pistas trabajan a
flexocompresión: pasa un carro y estas se flexionan y se comprimen a la
vez; esos esfuerzos al ser verticales se distribuyen hacia todos los
lados y hacen que el concreto trabaje en conjunto y no en un solo
punto”, precisó.
Para su aplicación se
identifican las zonas críticas donde se acumula el agua pluvial y allí
se implementa el sistema haciendo un corte en las pistas. “No es que
vayamos a construir una pista completa, porque eso resultaría caro y,
por un tema de gestión, complicado”, refirió.
La universidd distinguió al ingeniero peruano con el título "MIT innovator under 35".
El Instituto Tecnológico de Massachutts (MIT), considerada la
universidad N° 1 en el ranking mundial, premió al ingeniero egresado de
la Universidad Nacional Agraria La Molina (UNALM), Eduardo Lama Segura,
por liderar una innovadora aplicación de la biotecnología para elaborar
proteína sostenible a base de insectos.
La universidad distinguió al peruano con el título «MIT innovator
under 35» el pasado 30 de enero en las instalaciones del banco BBVA de
la ciudad de México. Asimismo, premió a los 35 líderes de innovación del
año, quienes fueron elegidos entre un total de 2000 postulantes.
Cabe resaltar que este mismo reconocimiento lo obtuvo en su momento
el Larry Page, cofounder de Google; Max Levchin, cofounder de Paypal;
Jack Dorsey, cofounder de Twitter; y Alexander Torrenegra, cofounder de
Voice123.
El ingeniero Eduardo Lama forma parte del equipo de Ento Piruw,
emprendimiento forjado en la UNALM, la primera empresa en el Perú que
produce alimentos a base de insectos los cuales son aptos para el
consumo humano y recomendados por la Organización de las Naciones Unidas
para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
La barra nutritiva DEMOLITOR
El producto de este ingeniero peruano es «Demolitor», una barra energética fortificada a base de gusanos de
harina, cacao orgánico, kiwicha, miel de abeja y tarwi, fue creada por
el emprendimiento peruano «Ento Piruw».
Esta barra energética se impuso como «la mejor propuesta nutricional» en un concurso mundial desarrollado en Grecia al ganar el Future Agro Challenge 2019, el mayor concurso de emprendimientos
globales en la cadena de valor alimenticia, que se desarrolló en la
ciudad griega de Thessaloniki.
Demolitor contiene dos veces más hierro que la carne, es muy eficaz
en la lucha contra la anemia y revolucionará la industria alimentaria. Fuente: Caretas (Perú)
Se trata de un envase inteligente en que los peruanos podrían cambiar la manera en la que calientan sus alimentos. Smart Containers es el proyecto creado por Pamela
Casimiro, una estudiante huancaína que ha logrado distintos
reconocimientos gracias a su invento.
El calentador portátil, además de tener una práctica función, tiene
un sentido social. Esto se logra debido a que personas de bajos
recursos, que no pueden costearse un horno o un microondas, puedan usar
los envases para calentar y prepara algunos alimentos.
Asimismo, serviría para las zonas que presentan temporadas de friaje,
presentándose como una opción ideal para mantener los alimentos
calientes; o durante situaciones de desastres naturales.
¿Cómo funciona?
Basta con presionar un botón para que la comida empiece a calentarse de forma homogénea, ya sea sólida o líquida.
Después de tres minutos estará lista. El contenedor autocalentable
está programado para alcanzar los 50 °C, por lo que los alimentos podrán
mantenerse calientes hasta por media hora. “Los Smart Containers están hechos de acero inoxidable y han sido
diseñados con dos cámaras especiales. La primera guarda el producto que
se desea calentar y la segunda tiene instalados los elementos que hacen
funcionar el aparato”, explica Pamela.
Los calentadores vienen en dos presentaciones: un envase de un solo
uso para productos que salen al mercado listos para consumir y un envase
reutilizable. Este último es ideal como lonchera. Lo que quiere decir
que los días de pedir que te presten el microondas en los menús
terminaron.
Premios
Gracias a este proyecto, Pamela ha recibido distinciones. Una de
ellas es el primer puesto, posicionándose como la ganadora regional
del Concurso de Inventos de Indecopi. También se consagró ganadora
del Premio Nacional de la Juventud organizado por Senaju (Secretaria Nacional de la Juventud del MINEDU).
Proyecto Pukio que beneficiará a las zonas más vulnerables y alejadas del Perú. Especialistas peruanos diseñaron y fabricaron un dispositivo de bajo costo, para producir 200 litros de agua limpia al día, a partir de la condensación de la humedad ambiental.
El fundador de Inventum, César Coasaca, sostuvo que esta máquinase adapta con alta eficiencia a las condiciones geográficas y atmosféricas de cualquier ciudad del mundo.
“El dispositivo ha sido probado para operar en una ciudad desértica como Lima con una humedad de 90%, o en la sierra del país con humedad de 20%, así como también en zonas afectadas por fenómenos naturales”, precisó.
¿Cómo funciona?
A través de un sistema inteligente que enfría el aire y condensa el vapor del agua, este prototipo utiliza diversos filtros para generar agua limpia.
“Buscamos enfriar el aire hasta llegar a un punto de rocío y bajarle la temperatura hasta donde se pueda para poder llegar a producir la mayor cantidad de agua posible”, señaló.
El
equipo es desmontable, puede funcionar en ambientes abiertos, con
energía eléctrica convencional o con energías renovables (paneles
solares y energía eólica, fotovoltaica, entre otras).
Este proyecto recibió el cofinanciamiento de hasta 50 mil soles y apoyo técnico del Programa Innóvate Perú.
Proyecto de Hernán Asto Cabezas se ubicó entre los tres mejores.
Un dispositivo híbrido de arcilla que genera fuente energética,
desarrollado por el estudiante universitario Hernán Asto Cabezas,
clasificó a la final del concurso internacional Premios Latinoamérica
Verde, el mayor evento ambiental del continente.
El innovador proyecto
Alinti, cuyo nombre significa planta y sol en aimara y quechua,
respectivamente, logró clasificarse a la etapa final del certamen en la
categoría Energía, y se ubicó entre los tres mejores proyectos.
El proyecto de este estudiante de la Universidad Alas Peruanas (UAP)
destacó en dicha categoría, orientada a trabajos que utilicen métodos
eco-amigables para generar/utilizar energía limpia, renovable,
utilización de tecnologías para reducir el consumo con paneles solares,
entre otras innovaciones.
Este dispositivo, con
más de un año y medio de desarrollo, es capaz de duplicar la energía de
las plantas y solucionar 40 años de problemas de sobrecalentamiento de
las placas solares.
Busca llegar a comunidades
aisladas de la red eléctrica, que usan alumbrado con velas, lámparas de
kerosene y fogatas con leña, actividades causantes de problemas
respiratorios y ambientales.
El proyecto
peruano, que también tiene la capacidad de absorber sustancias tóxicas
como benceno, amoníaco, formaldehído, xileno y dióxido de carbono, a
partir de más de cinco especies bacterianas anaerobias y aerobias
risosféricas, tendrá la posibilidad de recibir el financiamiento para su
desarrollo, si logra derrotar en la etapa final a México y Chile.
Los premios Latinoamérica Verde buscan ser la vitrina que dinamice
la economía verde al exhibir las iniciativas regionales en 10 categorías
que están alineadas con los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS).
Los
premios Latinoamérica Verde, reconocen públicamente el trabajo de
aquellos que, desde su labor profesional o personal, contribuyen a la
preservación del ambiente en la citada región.
Alinti es uno de los 10 proyectos seleccionados para la etapa final del concurso "Una idea para cambiar la historia”, organizado por la cadena televisiva internacional.
En el Perú
existen muchas comunidades aisladas de la red eléctrica. Estas usan para
alumbrarse velas, lámparas de querosene y fogatas con leña, que en
muchos casos son causantes de problemas respiratorios y ambientales.
El sueño de
Hernán Asto, natural de Ayacucho, es llevar a estas comunidades energía
eléctrica repotenciada, a base de arcilla y plantas previamente
seleccionadas. Para eso, puso en marcha ya hace un par de años el
proyecto Alinti.
Hernán se dio
cuenta que el proyecto necesitaba más personas que se involucren en él,
por lo que invitó a profesionales y amigos a formar parte de su
creación.
"Detrás de mi
hay un equipo de profesionales que me han ayudado con sus conocimientos,
yo estoy muy agradecido con todos ellos. Yo empecé todo esto, trabajé
durante dos años solo, pero ahora he invitado a otras personas al
proyecto", cuenta a El Comercio.
Hace unos
meses, Hernán, quien estudia Ingeniería Civil en la Universidad Alas
Peruanas (UAP) de Ayacucho, se enteró del concurso "Una idea para
cambiar la historia”, que organiza la cadena internacional History
Channnel, el cual busca descubrir a personas con ideas innovadoras que
podrían cambiar el curso histórico de la humanidad, motivándolas a que
compartan al mundo sus diseños.
"Nos
presentamos el 12 de agosto de este año porque es una gran plataforma
internacional que aprueba los proyectos originales que tengan un gran
impacto social. Vimos que Alinti cumplía con todos los requisitos y
dijimos que teníamos que presentar el proyecto. Mi hermano fue quien me
animó", recuerda Hernán.
Alinti es uno
de los 10 proyectos seleccionados para la etapa final de este concurso.
Para eso, logró convencer al jurado del certamen, dejando atrás a más de
7.000 postulantes de todo el mundo.
¿Pero de qué
trata este proyecto? Junto a su equipo de trabajo, Hernán logró
desarrollar un dispositivo híbrido de arcilla que genera energía
eléctrica a partir de más de cinco especies de bacterias, utilizando un
conjunto de plantas seleccionadas.
"El proyecto
consiste en obtener energía eléctrica de las plantas y de los
microorganismos, los cuales son repotenciados por la arcilla. La arcilla
funciona como una refrigeradora y eso hace posible que se repotencie la
energía de las plantas. Los microorganismos que están dentro pueden
desarrollarse mucho mejor. Todo esto permite la obtención de la energía
eléctrica", explica.
Este
dispositivo es capaz de duplicar la energía de las plantas y solucionar
40 años de problemas de sobrecalentamiento de las placas solares.
Para postular
al concurso, Hernán tuvo que enviar toda la información del prototipo,
fotografías y video. Luego de seleccionar a los 10 mejores, el jurado
viajaron a cada ciudad. Incluso, llegó a Ayacucho.
"Fue una
tremenda alegría al enterarme que estaba entre los 10 mejores. Mis
sueños se estaban cumpliendo, mi hermano estaba muy alegre, él cree en
mi, siempre ha confiado en mi. Ver a mi familia feliz fue lo máximo",
sostuvo Hernán.
De los diez
proyectos finalistas, entre ellos Alinti, solo cuatro de ellos accederán
al financiamiento para su desarrollo otorgado por la cadena televisiva
History Channnel. El público puede votar por su favorito en https://unaidea.tuhistory.com/#votar hasta el 27 de noviembre.
"Mi sueño es
concretar mi proyecto. Ese proyecto tiene que hacerse realidad para el
beneficio de muchas comunidades", anhela Hernán.
A sus 22 años, el estudiante de la
Universidad de Loughborough (Reino Unido) William Broadway ha creado
algo que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), podría llegar
a salvar 1,5 millones de vidas cada año.
El invento se llama "Isobar" y es un refrigerador de vacunas tan pequeño que lo puedes cargar a modo de mochila.
Su proyecto de final de carrera le valió el galardón nacional de uno de los premios de tecnología más prestigiosos del mundo, el James Dyson 2016,
que organiza la Fundación James Dyson para animar a jóvenes diseñadores
a solucionar problemas cotidianos, distinguiendo su creatividad e
ingenio.
"Ningún problema es demasiado grande y, muchas veces, las soluciones más sencillas son las mejores", dijo el propio Dyson.
Broadway pareció tener en cuenta las palabras del ingeniero británico
-quien creó la primera aspiradora sin bolsa- cuando se puso a trabajar
en su idea.
Su invento no es especialmente complejo, pero gracias a su enfoque práctico podría solucionar un problema que causa miles de muertes al año: el riesgo de que las vacunas no lleguen a tiempo en los países en vías de desarrollo.
Y cómo funciona este invento
"Calientas el dispositivo durante una hora para cargarlo. Tiene una
mezcla de agua y amoníaco, y el amoníaco se evapora primero. Retienes el
amoníaco (el cual permanece atrapado en la parte superior del
recipiente), y cuando le das la vuelta al dispositivo, éste se reevapora en el agua", dijo Broadway.
De esa forma, cuando las sustancias se mezclan de nuevo, obtenemos el efecto refrigerante.
"Se llama higroscópico. Proporciona un efecto refrigerante muy potente", agregó.
Y no sólo potente, sino también con una temperatura estable; una característica fundamental.
Y por qué es tan importante
"En los países en vías de desarrollo hay muchos problemas con los programas de vacunas, pues éstas consiguen llegar casi hasta el final del camino, pero en el último kilómetro los canales de distribución y la logística se rompen", explicó Broadway.
Según el estudiante de ingeniería, una vacuna necesita de 2 a 8 grados centígrados para ser efectiva.
De lo contrario, "no llegan (al lugar donde se necesitan) de forma segura o eficaz".
Pero este refrigerador de vacunas es capaz de mantener esa temperatura de forma constante durante 30 días seguidos. Además, según Broadway, también podría utilizarse para la donación de órganos, los trasplantes de sangre y la investigación de células madre.
Cuando nació la imprenta gracias al alemán Johannes Gutenberg
en 1436, por primera vez en la historia se empezaron a poder copiar
libros de forma fácil y barata. Ello fue un poderoso incentivo para
aprender a leer: antes había pocos libros y eran difícil de obtener. Por
ejemplo, una persona nacida en 1453, el año de la caída de
Constantinopla, podía atesorar ocho millones de libros nacidos gracias a
la imprenta, más que todos los libros producidos por todos los
amanuenses y escribas de Europa. La imprenta fue, pues, algo así como el internet del pasado, una
gigantesca y poderosa herramienta de difusión del conocimiento. Por eso
produce cierto escalofrío contemplar una de esas imprentas funcionando, como en el vídeo que encabeza esta entrada. La imprenta está en Crandall Historical Printing Museum. En la demostración se imprime una de las páginas de la biblia Gutenberg, el primer texto que imprimió Gutenberg. Luego llegaron otros libros, y profundas revoluciones sociales. Porque la imprenta hizo grandes cosas por nosotros (aunque dentro de poco dejará de hacerlas).
No solemos pararnos a pensar en la genialidad oculta tras su
existencia. Pero la invención del clip, la pinza, la tirita, el
sacacorchos y otros objetos hoy en día tan indispensables y habituales que apenas reparamos en ellos supusieron todo un ejercicio de creatividad y tesón para sus creadores.
Como homenaje a estos inventores desconocidos y para
reconocer el valor del emprendimiento, el Vitra Design Museum y Hi-Cone
estrenan el viernes 18 de marzo la exposición Héroes ocultos. Inventos geniales. Objetos cotidianos, producida y organizada por la Obra Social la Caixa, con la colaboración del Ayuntamiento de Madrid.
Una carpa levantada en la plaza de Salvador Dalí, en Madrid,
recoge 27 de estos objetos que, a lo largo de los años, han mantenido
su relevancia y su utilidad sin fecha de caducidad. Para Guillem Ferran,
comisario de la exposición, el invento más destacado y el que mejor representa los valores que quiere transmitir la muestra es la bombilla.
Antes de dar con el filamento de tungsteno que la hace funcionar,
Thomas Edison hizo más de 300 experimentos con otros materiales como el
pelo humano, pelo de animales o cuerdas. "Representa el esfuerzo de la
experimentación, la tenacidad. Si se hubiese rendido en el intento
número 299, no habría dado con este objeto que revolucionó la vida de
las personas".
¿Qué se pone a hacer uno después de que describe la naturaleza del Universo por primera vez en la historia?
En
los años 20, Albert Einstein ya había puesto en marcha la teoría
cuántica y había resuelto lo de la relatividad. Se embarcó entonces en
su última gran expedición a los misterios más profundos de la física,
una que pasaría a ser su sueño incumplido: la búsqueda de una teoría
unificada que vinculara todas las fuerzas de la naturaleza en una sola
ecuación maestra.
Ese es el Einstein que más conocemos, el que trataba de resolver los más oscuros y obstinados enigmas del mundo.
Pero al mismo tiempo, estaba trabajando en otra cosa.
Estaba inventando un nuevo tipo de nevera.
¿Por
qué -uno se podría preguntar- cuando se estaba convirtiendo en una
celebridad internacional por haber remodelado el Universo y transformado
nuestra idea del tiempo, decidió ponerse a crear un electrodoméstico?
Hasta los años veinte las neveras, en los hogares de EE.UU., eran artefactos raros, voluminosos y tenían cuatro patas.
Lo que nos dice el refrigerador
Sí, Einstein también era un inventor. Nunca fue una parte principal de su trabajo pero se lo tomaban en serio.
Sin
embargo, sigue sonando un poco estrafalario que el hombre que nos dio
E=mc2 y encorvó el espacio-tiempo se estuviera preocupando por mantener
la leche fría.
No concuerda mucho con las imágenes que
generalmente tenemos del ícono científico: el joven genio incubándose en
la oficina de patentes suiza o el sabio de cabellos blancos montando
bicicleta, sacando la lengua y charlando con celebridades en Princeton.
¿Qué pasó con Einstein durante los años intermedios?, le preguntamos a
Katy Price, catedrática de la Universidad Queen Mary de Londres, quien
ha investigado su celebridad emergente en los años 20. "Realmente no pensamos mucho en cómo llegamos del Einstein joven al de más tarde, y ese es el período en el que todo está cambiando", señala.
"En
todo el mundo se reportaba sobre la sensacional nueva teoría del
Universo. El titular en New York Times, por ejemplo, fue 'Jazz en el
mundo científico'... durante su visita a Inglaterra dio conferencias en
alemán sobre la teoría de la relatividad y a pesar de ello causó
sensación".
"En la prensa describían mucho su apariencia: la ropa que usaba, su pelo, sus ojos... 'parece un hombre cálido, es bueno con los niños, toca violín'... Deseaban humanizar a la persona que nos dio esa teoría matemática intensamente abstracta".
Pero todo esto contrastaba marcadamente con lo que estaba pasando entretanto en su nativa Alemania.
Uno se imaginaría que Einstein estaba pasando por su mejor momento, disfrutando de su éxito y fama.
Pero de hecho, ese período de su vida fue difícil, tanto en la ciencia como en el hogar y en Alemania.
En 1681, Antonie van Leeuwenhoek se convirtió en lap
rimera persona en la historia que pudo ver un microbio. Pero su interés
no habría sido tal si no sufriera diarrea, una aparatosa descomposición
fecal.
Debido precisamente a ella, Leeuwenhoek se vio obligado a examinar sus propios desechos acuosos bajo su microscopio.
Según su informe, distinguió unos “animálculos moviéndose muy
graciosamente… algo más largos que anchos, con el vientre… provisto de
varias patitas”.
Lo que había visto Leeuwenhoek es lo que hoy en día identificaríamos
como un protozoo llamado Giardia, una causa común de diarrea. Pero el
investigador fue más allá, tal y como describe en el libro Abrir en caso de ApocalipsisLewis Dartnell:
No pasó mucho tiempo sin que Leeuwenhoek llegara a observar
microbios en gotitas de agua, y nubes de bacterias en heces y dientes
cariados. Examinando su propio semen, descubrió el vigoroso serpenteo de
los espermatozoides responsables de la reproducción sexual de todos los
animales (aunque él insistió en que no había obtenido sus propias
muestras por “ninguna artimaña pecaminosa” y que estas eran el
“excedente que me proporcionó la naturaleza en mis relaciones
conyugales”.
Antes de que se inventara el primer telescopio ya se habían lanzado
algunas especulaciones acerca de la existencia de pequeños organismos
invisibles, como la del autor romano Marco Terencio Varrón, allá por el año 36 a.C.
La mujer más bella del Hollywood de los
cuarenta escandalizó escenificando un orgasmo en pantalla, pero en la
intimidad cultivó una vida sosegada entregada a la ciencia. Uno de sus
inventos constituyó el germen de Internet y la telefonía móvil.
Fue considerada la actriz más bella de los años cuarenta en Hollywood.
Es fácil ser glamurosa. Lo único que tienes que hacer es quedarte quieta y parecer estúpida".
A quien acuñó esta cita tan redonda le ayudó ser oficialmente "la
mujer más bella del mundo". Es Hedy Lamarr, tanto la misteriosa Dalila en la versión cinematográfica de Cecil B. DeMille (1949) como la primera en desnudarse e interpretar un orgasmo en pantalla en Ektase (1933) sin haber llegado siquiera a la mayoría de edad.
Si de día se colocaba un enjoyado penacho de plumas de pavo real en Las chicas de Ziegfeld,
aquel musical que se anunciaba con "100 mujeres bellas", al llegar a
casa se sentaba ante una mesa de trabajo y concretaba un sistema de
guiado de misiles. "Odiaba las fiestas, no bebía. Su principal hobby era inventar", asegura por teléfono Richard Rhodes, autor de Hedy's Folly: The life and breakthrough inventions of Hedy Lamarr, the most beautiful woman in the world
(en inglés en Doubleday, 15,78 euros). "Hasta el punto que diseñó un
'sistema de comunicación secreto' que constituye la base del GPS, los
teléfonos celulares, el Bluetooth o el wifi", resalta Rhodes, todo un
Pulitzer entregado durante un año a investigar la vertiente inventora de
la estrella y de su colaborador, el músico Georges Antheil, inquieto integrante del magma cultural del París de entreguerras.
Rhodes consiguió documentos originales y la ayuda de los hijos de
Lamarr, la actriz que cumplió en sus 86 años de vida (casi 40 como
intérprete) muchos tópicos de Hollywood: seis matrimonios, incontables
seducciones de hombres poderosos, cirugías plásticas en serie que
volatilizaron su hermoso rostro y la identidad sepultada con el apellido
de una malograda actriz yonqui (Barbara La Marr) amante de su
descubridor.
¿Cómo llegó una actriz vienesa sin estudios al origen de tecnologías
más que indispensables? Bueno, el padre era un banquero maravillado por
los adelantos mecánicos. La madre la convirtió en concertista de piano.
Con su primer esposo, Friedrich Mandl, acaudalado fabricante de armas,
compartió sobremesas con diplomáticos, estadistas (Mussolini fue uno de
los invitados) y militares alemanes que discutían la última innovación
bélica.
Quizá ella en aquellas cenas pareciese una esfinge estúpida.
"No. Fue una mujer de gran determinación", asevera Rhodes, "en
cualquier cosa que acometiera; para convertirse en actriz, abandonar al
marido celotípico que la encarceló en sus mansiones o embarcarse hacia
Estados Unidos sin más equipaje que compartir travesía con el ejecutivo
de un gran estudio. Su obra no consistió en escuchar y copiar. No fue
ninguna farsante".
Hollywood, 1940. George Antheil compone música para películas y escribe en Esquire artículos sobre endocrinología aplicada a la seducción (sic).
Se encuentran en una cena. Hedy le pregunta si puede hacer algo para
aumentar el tamaño de sus pechos. Anécdotas aparte, el encuentro resulta
magnético.
Años atrás, Antheil había protagonizado en París el segundo mayor escándalo escénico después del estreno de La consagración de la Primavera, de Stravinski. El furor de su Ballet mécanique
(encargado para una película de Léger), un enjambre sonoro de pianolas,
martillos y hélices de avión, provocó que los distinguidos espectadores
(Picasso, Joyce, Satie, Man Ray o Miró, entre ellos) aullaran,
arrancaran sus butacas y las lanzaran al foso de la orquesta. En aquella
performance, el creador de la ahora rehabilitada composición había conseguido sincronizar sin cables seis pianos mecánicos.
George y Hedy, quien tenía solo 26 años, trabajan durante seis meses en un sistema de comunicación entre barcos y torpedos mediante señales de radio
que cambian constantemente de frecuencia. Aprovechan la experiencia de
él en la conexión de las pianolas y lo patentan en 1941. Pero ayudó más a
la causa americana la exitosa gira de Hedy para vender bonos de guerra.
"La Armada de EE UU no entendió un mecanismo basado en la conexión de
las pianolas. Estaba demasiado ocupada en solucionar su gran problema:
los torpedos fallaban en el 60% de las ocasiones", explica Rhodes. En
1954, la idea fue rescatada en el sonobuoy (un minisónar
integrado en una boya portátil). Décadas después, los creadores de
dispositivos de comunicación sin cable (GPS, wifi, Bluetooth) utilizaron
la tecnología de "espectro ensanchado por salto de frecuencia", cuyo
germen está en el invento de Lamarr y Antheil. "Si se usa en todo el
mundo, ¿por qué no he recibido ni una carta?", se lamentaba ella, que,
según su biógrafo, tan solo temía la decadencia física.
En 1997, tres años antes de su muerte, recibió el primer
reconocimiento. Hedy, convertida en litigante profesional y ocasional
cleptómana, rehusó recoger la distinción. Demasiada cirugía estética
para que lo que quedaba de la mujer más hermosa del mundo pudiese
presentarse en público.
La inventora, el músico y coca-cola en cubitos
Hedy Lamarr se abstuvo de fiestas, licores y lecturas, contrariamente
a lo que se estilaba en Hollywood. Su pasatiempo consistía en inventar.
Estas son algunas de sus aportaciones: » Torpedos infalibles.
El más importante (en colaboración con el músico de vanguardia Georges
Antheil, autor del Ballet Mécanique) fue un "sistema secreto de
comunicaciones" (1941) entre aviones y barcos para dirigir un torpedo
con señales de radio cortísimas que cambian de frecuencia arbitraria y
simultáneamente para evitar ser interceptadas. Es el germen de sistemas
como el GPS, Bluetooth, teléfono móvil y wifi. También trabajó en un
escudo antiaéreo.
» Coca-cola instantánea. Ideó una
pastilla que se disolvía en agua para conseguir un refresco de cola.
Howard Hughes le facilitó dos químicos para asesorarla. Finalmente, no
funcionó. » Lifting y otras ideas. Trabajó en un sistema de
"estiramiento de piel basado en el acordeón", imaginó el collar
fluorescente para perros, un nuevo tipo de semáforo o cambios del diseño
del Concorde.
Refrigeradores, aires acondicionados, sistemas de enfriamiento de cuanto aparato eléctronico exista... Aunque a veces no somos conscientes de su existencia, en el siglo XXI es difícil imaginar la vida sin el frío artificial.
Pero todo empezó hace 200 años con unos cubos gigantes de hielo. Esta es la escalofriante -por sorprendente- historia de los hombres que cambiaron el planeta para siempre, bajándole la temperatura.
1. El terco mercader que quería venderle hielo al Caribe
A comienzos del verano de 1834, un barco de tres mástiles llamado Madagascar entró al puerto de Río de Janeiro, con la carga más inimaginable: un lago congelado de Nueva Inglaterra.
El Madagascar y su tripulación trabajaban para un empresario innovador y testarudo de Boston: Frederic Tudor.
Como dignos representantes de la clase acomodada bostoniana, la familia Tudor había disfrutado del agua congelada del estanque de su casa de campo, Rockwood, no sólo por su belleza estética, sino también por su capacidad para mantener las cosas frías.
Los Tudor almacenaban bloques de agua congelada -enormes cubos de 90 kilos de peso- en habitaciones especialmente acondicionadas, donde se mantenían hasta que llegaba el verano y comenzaba un nuevo ritual: cortar rebanadas de los bloques para enfríar bebidas, hacer helado o refrescar el agua del baño durante alguna ola de calor.
Cuando tenía 17 años, el padre de Frederic lo mandó de viaje por el Caribe.
Sufrir la inescapable humedad del trópico vestido con todos los trapos que correspondían a un caballero del siglo XIX le dio una idea radical: si pudiera transportar de alguna manera el hielo del norte helado a las Indias Occidentales, encontraría un enorme mercado.
En noviembre de 1805, Frederic Tudor envió a su hermano William a Martinica con su fría carga.
"No es broma", reportó el periódico Boston Gazette:
Un barco con 80 toneladas de hielo ha dejado el puerto con destino a Martinica. Esperamos que no se trate de una especulación resbalosa"
El escarnio del Gazette terminó estando fundamentado, aunque no por las razones que uno pudiera esperar.
A pesar de retrasos relacionados con el clima, el hielo sobrevivió al viaje notablemente bien.
El problema resultó ser uno que nunca se le cruzó por la cabeza a Tudor.
Los residentes de Martinica no estaban interesados en su exótico cargamento congelado. No tenían idea de qué hacer con él.
Aún peor, William no pudo encontrar un lugar adecuado para almacenar el hielo. Sin comprador y sin almacén, el viaje fue un rotundo fracaso.
Pero los Tudor no se rindieron. Después de todo, el negocio tenía sus ventajas.
Los barcos tendían a dejar Boston vacíos, para ser llenados en el Caribe.
Eso significaba que podían negociar precios más convenientes para transportar su hielo en unos barcos que, de otro modo, no llevarían nada a bordo.
Por otro lado, el hielo era básicamente gratis.
Sólo tenía que pagarle a los trabajadores para que lo sacaran de los lagos congelados.
La economía de Nueva Inglaterra generaba otro producto de costo cero: aserrín, el prinicipal desperdicio de las compañías madereras.
Después de experimentar por años, Tudor descubrió que era un excelente aislante para su hielo.
Esta fue su combinación genial: tomó tres cosas que no costaban nada -hielo, aserrín y barcos vacíos- y los convirtió en un negocio floreciente.
En cuanto al problema del almacenamiento, Tudor jugó con múltiples diseños, hasta que se decantó por una estructura de doble carcaza que usaba el aire entre dos paredes de piedra para mantener el aire frío adentro.
Quince años después de haber tenido la idea de venderle hielo a Sudamérica, comenzó a producir ganancias. Hacia 1820 ya lo había llevado a casi todos los rincones de ese continente, mientras que en ciudades como Nueva York, dos de cada tres casas recibían hielo a domicilio diariamente.
Al momento de su muerte, en 1864, había amasado una fortuna equivalente a más de US$200 millones de hoy.
El agua congelada en esta forma había pasado de ser una curiosidad a una necesidad en menos de un siglo.
La respuesta está en un material que acaba de presentar una compañía británica de nanotecnología como el más oscuro del mundo.
Es tan profundamente negro que es imposible
distinguir sus contornos, dobleces o irregularidades: sólo se puede ver
lo que hay a su alrededor.
El que probablemente sea el color favorito de
Batman se llama Vantablack, y según la empresa Surrey NanoSystems, "es
revolucionario porque puede aplicarse a estructuras ligeras y sensibles a
la temperatura como el aluminio y a la vez absorber 99,96% de la
radiación incidente".
Y esta capacidad de absorción de la luz visible es, dicen sus creadores, la más alta jamás registrada.
Un "agujero negro" de nanotubos
Los científicos crearon el nocturno material
haciendo "crecer" de forma artificial un abismo de nanotubos de carbono,
cada uno miles de veces más fino que un cabello humano.
Es lo más parecido, dicen quienes lo han visto, a asomarse a un agujero negro.
Pero aunque puedan alegrarse por la noticia en mundo de la moda, el oscuro color fue desarrollado para otros usos.
El tono que más colores de luz absorbe, ha alcanzado un nuevo récord de oscuridad.
Según los científicos, será útil para mejorar
los sistemas de reconocimiento espacial y los instrumentos ópticos que
se usan para obtener imágenes del Universo.
Además de las cámaras astronómicas y
telescopios, el más misterioso de los negros también podría tener otros
usos militares, tal como sugieren los primeros interesados en su
fabricación.
"Ahora estamos aumentando la producción para
responder a los requerimientos de nuestros primeros clientes en el
sector espacial y de defensa y ya hemos entregado nuestros primeros
pedidos", dijo en un comunicado Ben Jensen, de Surrey NanoSystems.
Pero a quienes estén pensando en el más perfecto
vestido negro, quizás les convenga saber que este material –cuyo
desarrollo tomó dos años de pruebas- probablemente esté fuera del
alcance incluso para la alta costura. Al menos por ahora.
La máquina es el primero en Latinoamérica y está construida con tecnología 100% peruana.
Investigadores peruanos han construido una máquina de microgravedad equivalente a las que se encuentran en la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) para buscar la cura al cáncer y otras enfermedades.
A nivel internacional se vienen realizando estudios de algunas
enfermedades que posiblemente se curan en condiciones de microgravedad,
basándose en las reacciones de estos elementos.
En el caso del Perú, se está investigando desde el punto de vista de la bioinformática, centrándose en el porqué en condiciones de microgravedad las enfermedades cancerígenas desaparecen.
“Un tumor en condiciones de microgravedad muere por apoptosis (muerte
celular)”, indica el Dr. David Laván, miembro del equipo de
investigación peruano que comparte el proyecto con investigadores de
España y EE.UU.
La máquina, que se encuentra en Perú, es el primero en Latinoamérica
y está construida con tecnología 100% peruana por investigadores del INICTEL-UNI de la Universidad Nacional de Ingeniería (en
colaboración con la Universidad Autónoma de Madrid) y con
financiamiento del Fondo para la Investigación, Ciencia y Tecnología
(FINCyT).
Además de la salud, también será usada para investigaciones en las áreas de telecomunicaciones y ciencias materiales.