Latest Posts:

Mostrando las entradas con la etiqueta hollywood. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta hollywood. Mostrar todas las entradas

9 de noviembre de 2015

¿Qué tiene que ver Hedy Lamarr con tu wifi?

La mujer más bella del Hollywood de los cuarenta escandalizó escenificando un orgasmo en pantalla, pero en la intimidad cultivó una vida sosegada entregada a la ciencia. Uno de sus inventos constituyó el germen de Internet y la telefonía móvil. 


Fue considerada la actriz más bella de los años cuarenta en Hollywood.

Es fácil ser glamurosa. Lo único que tienes que hacer es quedarte quieta y parecer estúpida".

A quien acuñó esta cita tan redonda le ayudó ser oficialmente "la mujer más bella del mundo". Es Hedy Lamarr, tanto la misteriosa Dalila en la versión cinematográfica de Cecil B. DeMille (1949) como la primera en desnudarse e interpretar un orgasmo en pantalla en Ektase (1933) sin haber llegado siquiera a la mayoría de edad.

Si de día se colocaba un enjoyado penacho de plumas de pavo real en Las chicas de Ziegfeld, aquel musical que se anunciaba con "100 mujeres bellas", al llegar a casa se sentaba ante una mesa de trabajo y concretaba un sistema de guiado de misiles. "Odiaba las fiestas, no bebía. Su principal hobby era inventar", asegura por teléfono Richard Rhodes, autor de Hedy's Folly: The life and breakthrough inventions of Hedy Lamarr, the most beautiful woman in the world (en inglés en Doubleday, 15,78 euros). "Hasta el punto que diseñó un 'sistema de comunicación secreto' que constituye la base del GPS, los teléfonos celulares, el Bluetooth o el wifi", resalta Rhodes, todo un Pulitzer entregado durante un año a investigar la vertiente inventora de la estrella y de su colaborador, el músico Georges Antheil, inquieto integrante del magma cultural del París de entreguerras.

Rhodes consiguió documentos originales y la ayuda de los hijos de Lamarr, la actriz que cumplió en sus 86 años de vida (casi 40 como intérprete) muchos tópicos de Hollywood: seis matrimonios, incontables seducciones de hombres poderosos, cirugías plásticas en serie que volatilizaron su hermoso rostro y la identidad sepultada con el apellido de una malograda actriz yonqui (Barbara La Marr) amante de su descubridor.

¿Cómo llegó una actriz vienesa sin estudios al origen de tecnologías más que indispensables? Bueno, el padre era un banquero maravillado por los adelantos mecánicos. La madre la convirtió en concertista de piano. Con su primer esposo, Friedrich Mandl, acaudalado fabricante de armas, compartió sobremesas con diplomáticos, estadistas (Mussolini fue uno de los invitados) y militares alemanes que discutían la última innovación bélica.

Quizá ella en aquellas cenas pareciese una esfinge estúpida.

"No. Fue una mujer de gran determinación", asevera Rhodes, "en cualquier cosa que acometiera; para convertirse en actriz, abandonar al marido celotípico que la encarceló en sus mansiones o embarcarse hacia Estados Unidos sin más equipaje que compartir travesía con el ejecutivo de un gran estudio. Su obra no consistió en escuchar y copiar. No fue ninguna farsante".

Hollywood, 1940. George Antheil compone música para películas y escribe en Esquire artículos sobre endocrinología aplicada a la seducción (sic). Se encuentran en una cena. Hedy le pregunta si puede hacer algo para aumentar el tamaño de sus pechos. Anécdotas aparte, el encuentro resulta magnético.


Años atrás, Antheil había protagonizado en París el segundo mayor escándalo escénico después del estreno de La consagración de la Primavera, de Stravinski. El furor de su Ballet mécanique (encargado para una película de Léger), un enjambre sonoro de pianolas, martillos y hélices de avión, provocó que los distinguidos espectadores (Picasso, Joyce, Satie, Man Ray o Miró, entre ellos) aullaran, arrancaran sus butacas y las lanzaran al foso de la orquesta. En aquella performance, el creador de la ahora rehabilitada composición había conseguido sincronizar sin cables seis pianos mecánicos.

George y Hedy, quien tenía solo 26 años, trabajan durante seis meses en un sistema de comunicación entre barcos y torpedos mediante señales de radio que cambian constantemente de frecuencia. Aprovechan la experiencia de él en la conexión de las pianolas y lo patentan en 1941. Pero ayudó más a la causa americana la exitosa gira de Hedy para vender bonos de guerra. "La Armada de EE UU no entendió un mecanismo basado en la conexión de las pianolas. Estaba demasiado ocupada en solucionar su gran problema: los torpedos fallaban en el 60% de las ocasiones", explica Rhodes. En 1954, la idea fue rescatada en el sonobuoy (un minisónar integrado en una boya portátil). Décadas después, los creadores de dispositivos de comunicación sin cable (GPS, wifi, Bluetooth) utilizaron la tecnología de "espectro ensanchado por salto de frecuencia", cuyo germen está en el invento de Lamarr y Antheil. "Si se usa en todo el mundo, ¿por qué no he recibido ni una carta?", se lamentaba ella, que, según su biógrafo, tan solo temía la decadencia física.

En 1997, tres años antes de su muerte, recibió el primer reconocimiento. Hedy, convertida en litigante profesional y ocasional cleptómana, rehusó recoger la distinción. Demasiada cirugía estética para que lo que quedaba de la mujer más hermosa del mundo pudiese presentarse en público.

La inventora, el músico y coca-cola en cubitos

Hedy Lamarr se abstuvo de fiestas, licores y lecturas, contrariamente a lo que se estilaba en Hollywood. Su pasatiempo consistía en inventar. Estas son algunas de sus aportaciones:
» Torpedos infalibles. El más importante (en colaboración con el músico de vanguardia Georges Antheil, autor del Ballet Mécanique) fue un "sistema secreto de comunicaciones" (1941) entre aviones y barcos para dirigir un torpedo con señales de radio cortísimas que cambian de frecuencia arbitraria y simultáneamente para evitar ser interceptadas. Es el germen de sistemas como el GPS, Bluetooth, teléfono móvil y wifi. También trabajó en un escudo antiaéreo.

» Coca-cola instantánea. Ideó una pastilla que se disolvía en agua para conseguir un refresco de cola. Howard Hughes le facilitó dos químicos para asesorarla. Finalmente, no funcionó.
» Lifting y otras ideas. Trabajó en un sistema de "estiramiento de piel basado en el acordeón", imaginó el collar fluorescente para perros, un nuevo tipo de semáforo o cambios del diseño del Concorde.
 
Tomado de:
 

9 de marzo de 2014

¿Quiènes son los Iluminati?


eye-gif
  
El secreto es que no hay secreto

Hoy en día, cuando surge una noticia de gran impacto en la sociedad, como puede ser un desastre natural o la muerte de una celebridad (en nuestra sociedad la muerte de las celebridades son eventos de gran impacto), a la par de los reportes sobre lo sucedido, se generan una serie de posts y videos que culpan a los Iluminati. Un ejemplo reciente es la muerte del actor Philip Seymour Hoffman, pero también la de Paul Walker —y la de cualquier celebridad que haya muerto en la última década (en el futuro todos tendremos 15 resultados en Google que nos vinculen con los Iluminati). Otros ejemplos son del orden del huracán Sandy, del huracán Katrina o del terremoto de Haití, etc. Siempre los mismos Iluminati que controlan al mundo con su tablero de tecnología tan avanzada que evoca la magia o un origen extraterrestre, y que realizan extraños rituales simbólicos, no del todo comprensibles —aunque generalmente con una cierta numerología satánica y con una agenda de control mental o distracción masiva.

Las muertes de las celebridades son vinculadas con los Iluminati sobre todo porque dentro de lo que podríamos llamar la “red conspiracional” se tiene la creencia de que Hollywood y la industria del entretenimiento, como los grandes “influenciadores” o programadores de nuestra sociedad, son un brazo propagandístico de los Iluminati (que inunda la psique colectiva de pseudo-occult-media).  Los análisis de los motivos ocultos, la simbología esotérica o masónica (supuestamente lo mismo que Iluminati) en los videos de cantantes de música pop, en los programas infantiles de Disney o en los blockbusters de Hollywood, son joyas de hermenéutica pop abigarrada, conspiranóica y de una penetración abstrusa. No hay duda de que los eternos símbolos del poder y la magia reaparecen en la iconografía moderna: el gran pastiche (y el gran fetiche) de las formas, las analogías y las correspondencias: del cuerpo hermético al cuerpo de Beyoncé (beyond this planet), del templo de Salomón al Superbowl. Por supuesto, hay un símbolo que se repite constantemente, el cual es el signo de la sociedad secreta que controla al mundo —ya se en el billete de un dolár, en diferentes catedrales, en caricaturas y por supuesto también en la britneyseñal de Jay-Z y otros lúdicos performers considerados ya imperios (que según la versión de sitios como Vigilant Citizen o foros como God Like Productions traicionaron el legado del Tupac, se aliaron a los Iluminati y a la CIA y vendieron su alma a cambio del kit de Mammon, de “perras, dinero, y fama”)—, es el signo del Ojo en la Pirámide, el Ojo que Todo lo Ve, el Ojo de Dios, el Ojo Pineal, el Sol Secreto, el Ojo de Horus… que es también, en palabras del sinvergüenza Aleister Crowley, el Ojo del Ano.

Este es el terreno de la conspiración Iluminati que, me parece, no puede tratarse sanamente sino con un poco de humor. Negar que el ser humano es propenso a la conspiración y que en la historia han existido numerosas conspiraciones con el fin de controlar secretamente el destino político de los hombres o incluso influir en la forma en la que piensan y se conducen me parece igualmente ridículo que creer fervientemente que nuestra vida, casi hasta su mínimo detalle, está controlada por una organización invisible, omnipotente y cuyo tejido es tan intrincado que se extiende por todo el mundo, pero sin jamás delatarse ni transparentarse… una organización que podría estar ligada a extraterrestres reptilianos con armas psicotrónicas, a una red de violadores satánicos y agencias de control mental que utilizan drogas psicoactivas para hacer que las personas compren gadgets, coman Cheez Whiz y tengan su glándula pineal calcificada. La descripción anterior mejor cabe en una narración de ciencia ficción —y es que las conspiraciones que entretenemos como consumidores de información tienen una fuerte herencia de la literatura de ciencia ficción (no es extraño que personajes como L. Ron Hubbard hayan sido novelistas de ciencia ficción antes de fundar religiones extraterrestres).

El Origen de los Iluminati

Un poco de contexto. La sociedad secreta de los Iluminati de Bavaria (no la sociedad memética de los Iluminati) fue fundada el 1° de mayo de 1776 por Adam Weishaupt, un profesor jesuíta, con fines sobre todo de revolución política, y fue prohibida en 1784. Esto al parecer habría sido el periodo de vida total de esta organización —ciertamente con nociones de conocimiento masónico y que podría haber contado en sus filas a ilustres pensadores… Hasta que el historiador masón John Robinson escribió Proofs of a Conspiracy against all the Religions and Governments of Europe, el cual acabaría sentando las bases para una versión de la realidad que suscribe una conspiración total (una primera edición que se agotó en apenas unos días). En este libro, Robinson, un respetado catedrático de la Universidad de Edimburgo, introdujo a la Europa de fin de siglo la conspiración más grande de la historia; según algunos críticos como Mike Jay, lo hizo simplemente acomodando la idea de que la revolución francesa y sus figuras habían sido parte de un juego secreto más amplio, peones de un orden invisible. Una idea que resultó muy popular en ese entonces y que sigue tocando una fibra profunda en cómo construimos nuestra noción de la realidad. Sobre el origen de la conspiración Iluminati puede leerse aquí un breve recuento.

Que los Iluminati hayan seguido existiendo por 250 años en la sombra, maquinando y manipulando, sin jamás salir a la superficie (salvo como una película de Angelina Jolie o algo así) resulta un tanto fantástico. En este sentido es relevante el libro que escribió Umberto Eco sobre la naturaleza fantasiosa de las conspiraciones relacionadas a las sociedades secretas, El Cementerio de Praga, libro que es una pieza más en el rompecabezas de la desinformación que representa la moderna teoría conspiratoria. En todo caso, siempre me ha parecido más plausible que de existir esta mítica sociedad secreta omniabarcante, utilice a los Iluminati y demás nombres popularmente conocidos como un señuelo —esto aún así resulta poco plausible (y sobre todo insondable)— y entonces estaríamos enfrente de un grupo no sólo camaleónico y de poder supremo, también capaz de reírse de sí mismo y del mundo (lo cual en mi libro les otorga miles de puntos más a favor).

illuminati_toys 

El Último Secreto de los Iluminati

Decía anteriormente que los Iluminati (o al menos su versión contemporánea) mejor debían de entenderse en un conexto de ciencia ficción (de ficción detectivesca como bien explotó Dan Brown.. o de farsa psicodélica). El gran referente y la figura insoslayable que debe de consultarse para entender la teoría conspiratoria moderna es el escritor Robert Anton Wilson, autor justamente del clásico Iluminatus! junto con Robert Shea. En esta novela, una de las mejores de la segunda parte del siglo XX, al menos en cuanto a disolver la barrera entre la realidad y la ficción y mostrar al mundo como un gran juego cósmico se refiere, Wilson traspone los papeles comúnmente establecidos y hace de los Iluminati una sociedad secreta que practica la magia, el sexo tántrico y la psicodelia en búsqueda de subvertir el orden y liberar la conciencia humana. Muy en el espíritu de la frase “Deberías de ver al mundo como una conspiración manejada por un grupo intrincadamente unido de personas casi omnipotentes, y deberías de pensar en esas personas como tú y tus amigos”. Una versión de los Iluminati, que a mí al menos me atrae más.

En una entrevista seminal para la historia de la especulación conspiracional, Robert Anton Wilson, reveló a Richard Metzger, cofundador de Disinfo, el secreto de los Iluminati:

Richard Metzger: Has estudiado a los Iluminati por años. ¿Has llegado a una conclusión sobre qué es lo que quieren?
Robert Anton Wilson: Usualmente cuando alguien me pregunta eso, los dejo en la incertidumbre con algún tipo de broma, pero no puedo pensar en nada original ahora. Así que, por una vez, te diré la verdad. Después de investigar a los Iluminati y a sus críticos por los últimos 30 años, creo que los Iluminati fueron una sociedad fugaz de librepensadores y reformistas democráticos que fundaron una sociedad secreta dentro de la francmasonería, usando a la francmasonería como fachada para destronar a los reyes y al Papa. Estoy feliz de que lograron destronar a los reyes, aunque me hubiera gustado que completaran su trabajo y se hubieran desecho de la familia real británica pero hicieron una buena labor en el continente. Igualmente me apena que no lograron deshacerse del Papa, pero creo que todavía se mantienen en su proyecto por lo que les deseo suerte.

El artìculo completo en:

14 de noviembre de 2011

Hollywood se equivocó con los extraterrestres









No tienen cabezas de formas curiosas ni ojos saltones ni son de un tono verdoso. Dimitar Sasselov está convencido de eso.

De lo que no está seguro es de que cuando los veamos los reconoceremos.

El astrofísico Sasselov piensa que si existe vida en otra parte -y él cree que sí-, probablemente sus componentes básicos serán distintos de los nuestros, así que quizás no nos demos cuenta de que son seres vivos.

Un proyecto que está dirigiendo en la Universidad de Harvard, llamado los Orígenes de la Vida, está tratando de imaginar cómo sería la vida si estuviera basada en químicos y condiciones diferentes y tuviera una historia distinta a la de la Tierra.

No hay razón para que la vida sólo se pueda formar bajo un conjunto único de circunstancias... o al menos eso es lo que él espera que el proyecto eventualmente pueda probar.

Revolución a puertas

Imagen conceptual de vida extraña

Es posible que aunque encontremos extraterrestres, no los reconozcamos como tales.

La humanidad se ha venido haciendo preguntas como "¿cómo llegamos aquí?" y "¿estamos solos?" desde siempre y, según Sasselov, probablemente no tendremos una respuesta definitiva hasta el próximo siglo.

Pero nuevos instrumentos y nuevos datos en una amplia gama de especialidades están permitiendo que los científicos se acerquen a esas respuestas más que nunca.

Y esfuerzos interdisciplinarios de gran envergadura, como el proyecto de Harvard y otros similares de la Universidad del Estado de Arizona, la Universidad de Washington y University College London, están cambiando radicalmente la manera en la que hacemos la búsqueda y, por ende, lo que tenemos posibilidades de encontrar.

Así como Copernico revolucionó la forma en la que la gente se concebía a sí misma y a su mundo hace 450 años, y Charles Darwin lo volvió a hacer hace 150 años, Sasselov profetiza que estamos acercándonos a otro momento transformativo.

"Una mañana nos despertaremos con una visión del mundo y de quienes somos fundamentalmente diferente", asegura.

¿Estamos solos?

Éste es un momento fértil para seguir buscando vida en otros planetas.

El telescopio espacial Kepler, lanzado por la agencia espacial estadounidense NASA en marzo de 2009, ha oteado cientos de planetas con características parecidas a las de la Tierra.

La humanidad se ha preguntado si está sola en el Universo desde el principio.

Eso ha energizado el campo de los científicos planetarios; si planetas parecidos a la Tierra son comunes, entonces es más realista pensar que la vida también podría serlo, dice Sasselov, cuyo libro sobre el tema "La vida de las súper Tierras" será publicado en enero.

Los láser rojos y verdes que Sasselov y su equipo pulsan en el sótano del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian les permite calcular los cambios de intensidad de onda que indican cuál es la composición química de un planeta.

Sasselov los compara usando un sistema de posicionamiento satelital (GPS), pero en vez de identificar la posición del planeta en el espacio, los láser revelan su posición en la frecuencia.

Buscando los orígenes

Pero se necesitará más que un telescopio elegante y unas luces brillantes para responder a las preguntas sobre el orígen de la vida.

Imagen conceptual del origen de la vida

La idea es entender el origen de la vida.

En Harvard, el equipo Orígenes también incluye a un geneticista, un químico, un geoquímico, un químico de medioambiente y un palenteólogo... y eso es apenas el comité directivo.

El hecho de que científicos de todas esas disciplinas diferentes estén compartiendo su progreso es de por sí una gran noticia para la ciencia, conocida por su tendencia al aislamiento.

"La mayoría de las universidades están configuradas de acuerdo a las líneas establecidas por los victorianos: química, matemáticas, físicas, etc.", explica el biólogo molecular John Sutherland del Medical Research Council de Cambridge.

La única manera de abordar esas preguntas gigantes sin embargo -apunta Sutherland- es que científicos de disciplinas diferentes trabajen juntos, aprendan de cada uno y sugieran soluciones que nunca surgirían si estuvieran inmersos en sus especialidades.

En Harvard, los miembros del equipo almuerzan o cenan juntos una vez al mes, y tienen reuniones de trabajo cada una o dos semanas.

Los miembros del equipo además tienen su "trabajo fijo", enfocado en investigación de más corto plazo, señala el miembro del comité directivo Andrew H. Knoll, un profesor de Historia Natural que está usando sus conocimientos sobre el ambiente en la infancia de la Tierra para ayudarle a NASA a explorar Marte.

¿Qué es la vida?

Mientras Sasselov mira para afuera, el cofundador de Orígenes Jack Szostak mira para adentro.

El foco del laboratorio de Szostak es entender cómo la vida -que depende de la autoréplica y la evolución darwiniana- emerge de la química.

Extraterrestre

Si encontramos vida fuera de la Tierra, es probable que no sea como nos la hemos imaginado.

Durante décadas los científicos han tratado de entender los componentes básicos de la vida tomando vida existente y llegando a su esencia. Pero sus experimentos no han prosperado.

En la década pasada, los investigadores de Orígenes empezaron a armarla desde cero.

Jack Szostak, el profesor de genética del Harvard Medical School que fue galardonado con en premio Nobel, mostró por primera vez cómo se podía formar una simple membrana en el barro que había en la Tierra temprana. Más recientemente, él y otros han estado tratando de encontrar una serie de pasos sencillos que puedan explicar cómo el material genético primitivo se replicaba.

Si lo logran, "como sabemos que hay probablemente cientos de millones de planetas parecidos a la Tierra en nuestra galaxia, sería muy probable que haya vida en otros lugares allá afuera", dice.

Si los experimentos de laboratorio demuestran que el proceso de tornar química en vida es extremadamente complicado o que es improbable que haya sucedido, "entonces sería posible que la vida sólo haya empezado aquí. Quizás sólo haya vida en la Tierra".

Por su parte, Lawrence Krauss, el físico que dirige el Proyecto Orígenes en la Universidad del Estado de Arizona, dice que tratar de entender cómo el universo vino de la nada.

"Mucha gente dice que es una cuestión religiosa, pero yo he estado tratando de explicar que es una cuestión científica", dice Krauss, cuyo libro sobre el tema, Un universo de la nada, será publicado en enero.

Una catedral que dure un milenio

El trabajo de Orígenes, como la mayoría de otras iniciativas "puramente científicas" a largo plazo, seguramente llevará a innovaciones que impulsarán a la ciencia y quizás a la vida en este planeta.

Esos beneficios complementarios, no obstante, no son los que motivan la investigación de Orígenes.

"Seguramente habrá toda clase de inesperados beneficios tecnológicos derivados, que servirán para que alguien se haga rico en alguna parte, pero esa no es la razón por la que se está haciendo", dice Steven Benner, un miembro distinguido de la Fundación para la Evolución Molecular Aplicada en Florida, que está buscando vida en la luna de Saturno Titan, así como desarrollando kits de pruebas para VIH y hepatitis.

En vez de construir los tres edificios metafóricos que la mayoría de becas científicas de tres años permiten hoy en día, señala, los investigadores de Orígenes están construyendo una catedral.

Es posible que les tome un siglo encontrar las respuestas, pero lo que ellos construyan se mantendrá erecto por un milenio.

Fuente:

BBC Ciencia

google.com, pub-7451761037085740, DIRECT, f08c47fec0942fa0