Una entrevista con una de las mujeres más relevantes en el campo de la física, quien fue la primera en ocupar la cátedra de Física Teórica de las universidades de Harvard y Princeton. Para la física, el hecho de que la física avance, pero aun así existan personas que no creen en las vacunas o se declaran terraplanistas, tiene que ver con una incapacidad de la ciencia para explicar sus conceptos al común de la gente.
El diario El Espectador, de Colombia, le realizó la siguiente entrevista: La física pasa por un buen momento. En los últimos años ha
habido grandes descubrimientos, como el bosón de Higgs y las ondas
gravitacionales. ¿Se siente afortunada de vivir en esta época? Resulta gracioso, porque a pesar de todos estos descubrimientos
siempre estamos interesados en lo que vendrá, en lo siguiente. El bosón
de Higgs fue predicho hace 50 años. Nos interesa conocer qué hay más
allá del modelo estándar de partículas. Esto no significa que los
experimentos actuales no sean buenos, pero parece que necesitaremos
energías mucho más altas para conocer aún más. No sabemos qué
aprenderemos de los futuros experimentos. Pasarán muchos años hasta que
se construya un colisionador de partículas de altas energías, si es que
llega a existir. Por otro lado, las ondas gravitacionales pasan por un
momento emocionante. Estamos justo al principio, es apasionante. ¿Qué significaría un colisionador de altas energías como el que quiere construir China? Tendremos mucha suerte si se llega a construir. Hay propuestas de China y del CERN, que ha planteado la construcción de un futuro acelerador circular (FCC).
Esto no significa que el actual LHC caduque, ya que pasarán muchos años
antes de que el CERN lleve a cabo ese proyecto. El próximo paso no
serán las altas energías, sino la etapa de alta luminosidad del LHC.
Esto permitirá hacer muy buena física, pero no creo que haya nada que
reemplace a las altas energías. A pesar del conocimiento actual del universo, siguen existiendo terraplanistas. ¿Cómo se lo explica? Sí, resulta gracioso. Además, estamos lidiando con la actual
situación política en Estados Unidos… De algún modo, vivimos en la época
más inteligente y en la más estúpida. No sé a qué se debe, si están
asustados o no confían en la ciencia. Una de las cuestiones que me
planteo al escribir libros de divulgación es por qué hay gente tan
reticente a ciertas ideas. Claro que la mayoría de los que leen mis
libros no son terraplanistas, pero mi intención es hacer que mis ideas
se comprendan bien. Si no te dedicas a la ciencia, no tienes porque
tener ciertos conocimientos. Debe haber algo más que explique por qué la
gente desconfía de la ciencia, no sé qué es. Es algo que debemos
abordar. Otra de las cuestiones que la humanidad debería abordar es el cambio climático. ¿Le preocupa el futuro de la Tierra? No me preocupa la Tierra, me preocupa la vida en la Tierra [ríe].
Nuestro planeta sobrevivirá. Creo que estamos provocando cambios muy
rápidos, más de lo que podemos controlar. Es muy difícil mantener el
estilo de vida actual, aunque encontremos otras fuentes de energía. Hay
mucha gente que no ve naturaleza en su día a día. Yo me crié en Queens y
no salía al campo, es algo que no hacía y que ahora me hace muy feliz.
Creo que estamos desconectados de la naturaleza. No pensamos en las
consecuencias masivas de todo esto. Hay especies que quizás ya no tengan
donde ir. Si destruimos sus hábitats no van a sobrevivir. La entrevista completa en: El Espectador (Colombia)
Fragmento de 'Ciencia sin ficción', un libro formado por cinco peculiares narraciones recién publicado por Debate. [Este texto es un fragmento de uno de los capítulos de Ciencia sin ficción.
Publicado por Debate, el libro consta de cinco relatos que usan la
ciencia como hilo conductor para desarrollar tanto la literatura de no
ficción como una ficción alejada de la idea intuitiva y actual de la
ciencia-ficción.]
Uno de los rasgos que identifica a buena parte de las pseudociencias
es que suelen tener un componente de autoridad bastante marcado, por lo
general ejercido originalmente por una figura masculina que lidera esa
disciplina o ese modo de pensar. Es lo que sucede, por poner algunos
ejemplos, con la homeopatía y su inventor, Samuel Hahnemann; con la
antroposofía y Rudolf Steiner; con la cienciología y Ron Hubbard, o con
los antivacunas y el exmédico que logró su mayor éxito manipulando
estudios, Andrew Wakefield. En particular, como ha señalado el filósofo
sueco y director del departamento de Filosofía e Historia de la
Tecnología en el Real Instituto de Tecnología de Estocolmo Sven Ove
Hansson, el campo del negacionismo científico suele ser
extraordinariamente masculino. "Las mujeres son infrecuentes tanto en la
negación de la evolución como en la negación de la ciencia del clima.
Esto es mucho más notable en el primer caso. En comparación, hay una
presencia fuerte de mujeres en las ciencias biológicas legítimas, pero
están virtualmente ausentes de las actividades de negación evolutiva y
creacionismo —asegura Hansson en su ensayo Science denial as a form of pseudoscience.
Y añade —: Este dominio masculino es difícil de explicar, pero [...] la
audacia de afirmar que uno entiende un tema mejor que todos los
expertos puede ajustarse más a los estereotipos masculinos que a los
femeninos". Lo que hoy conocemos como mansplaining —esa
necesidad paternalista de los varones de explicarles las cosas a las
mujeres, aunque estas sepan más que ellos—, pero en versión
pseudocientífica. También era hombre y líder pseudocientífico Harold Camping, el
octogenario pastor estadounidense que convenció a toda su congregación
de que el 21 de mayo de 2011 sería el día del Juicio Final. Como
seguramente habrá notado el lector, se equivocó. Este anuncio fracasado
proporcionó una oportunidad magnífica para estudiar los mecanismos que
se desatan en nuestro interior cuando caemos por la pendiente del
autoengaño pseudocientífico. Y, sobre todo, para explicar lo complicado
que es escapar de las decisiones erróneas por culpa de las disonancias
cognitivas. En el documental Right Between Your Ears, la
psicóloga social Carol Tavris explica a la perfección lo que sucedió con
Camping y sus seguidores, pero también lo que nos pasa a todos nosotros
en la mayoría de nuestras decisiones, mucho más cuanto más importantes.
Cuando una persona da un paso en una dirección, explica Tavris, trata
de justificar esa elección, lo que pone en marcha una serie de
autojustificaciones que llevan a nuevas acciones, que a su vez llevan a
nuevas autojustificaciones. Y esa es la razón por la que, cuanto más
tiempo y esfuerzo invierte alguien en tomar una posición en público, más
difícil le resultará decir: "Ay, madre, que estaba equivocado". "La
disonancia cognitiva es un estado de tensión que se produce cuando una
persona posee dos cogniciones (ideas, actitudes, creencias, opiniones)
que son psicológicamente inconsistentes, como 'fumar es algo tonto
porque podría matarme' y 'fumo dos paquetes diarios"— explica Tavris en
su libro Mistakes Were Made (But Not by Me). Y añade —: La
disonancia produce un malestar mental que abarca desde dolores menores
hasta angustias profundas; la gente no descansa hasta que encuentra una
forma de reducirla". Como bien explica, todos nos consideramos más
listos que la media, más justos, más acertados... Y ante la prueba de
que nos hemos equivocado tenemos dos opciones: revisar nuestra visión de
nosotros mismos o rechazar lo que nos deja en evidencia. La disonancia
es tan incómoda como el hambre o la sed y nos obliga a actuar para
mitigarla, aunque sea de la forma más absurda. Este concepto fue desarrollado por Leon Festinger en la década de
1950 tras seguir a un grupo apocalíptico parecido al de Camping. En
aquella circunstancia, el evento del fin del mundo acabaría con los
elegidos, ellos, salvándose en naves espaciales extraterrestres que
acudirían a rescatarlos antes del cataclismo definitivo. Festinger hizo
su propia predicción: aquellos fieles que dudaron en el último momento
del credo, que se quedaron en casa a esperar el final, terminarían
alejándose progresivamente de la secta. En cambio, pensaba él, aquellos
que vendieron sus posesiones para seguir la profecía hasta el final
saldrían más reforzados en su fe a pesar del fiasco de descubrir que no
había apocalipsis. Cuando llegó la noche marcada y no aparecía ninguna
nave espacial, la ansiedad empezó a hacer presa de los fieles.
¿Realmente estaban tan engañados? ¿Habían arruinado sus vidas para nada?
La angustia los consumía y, dándole vueltas a lo sucedido, llegaron a
una revelación: en realidad, su fe había salvado a la humanidad. Dios se
había sentido conmovido por la devoción de ese increíble grupo de
fieles y había pospuesto el Juicio Final. Salieron de allí aún más
convencidos de sus creencias. La disonancia se había resuelto huyendo
hacia delante. Y Festinger estaba en lo cierto. Como explica Tavris, es
como si cada paso que damos en una dirección lo hiciéramos descendiendo
por una de las paredes de una pirámide, lo que hace más probable que el
siguiente paso sea en ese mismo sentido y mucho más improbable que
optemos por el cambio de orientación, que implicaría escalar en contra
de nuestra propia decisión anterior. El artículo completo en: El País (España)
Aunque parezca mentira, en pleno
siglo XXI aún es necesario insistir en que la Tierra es redonda, algo
que se sabe desde hace más de 2.000 años.
Sin embargo, algunas de las teorías de la conspiración que afirman que la Tierra es plana se siguen expandiendo.
Estos son algunas sencillas maneras de comprobar que la Tierra es redonda y rebatir las ideas de los terraplanistas.
1. Observa un barco
Toma unos binoculares y siéntate a la orilla del mar. Cuando veas que
un velero se aleja en el horizonte, notarás que primero dejas de ver el
casco de la embarcación, pero aún puedes ver el mástil y la vela, hasta
que por fin lo pierdes de vista.
"Si la Tierra fuera plana, notarías que el velero se hace más pequeño a medida que se aleja, pero siempre lo verías completo", explica Michelle Thaller, astrónoma de la NASA en el portal Big Think.
Funciona igual en el sentido contrario. Si el velero se acerca,
primero verás la vela y el mástil y luego el resto de la embarcación.
2. Trepa a un árbol
Este ejemplo lo explica, Erik Frenz en el portal científico Cell.
Imagina que estás en una vasta planicie que tiene un árbol en la mitad.
Si la Tierra fuera plana y miras a lo lejos, verías lo mismo si estás parado en el suelo o si te subes a la copa del árbol.
Pero,
como la Tierra es redonda, si trepas el árbol podrás ver cosas que no
lograbas ver desde el suelo. Cuanto más subas más podrás ver en el horizonte.
"Esto se debe a que partes de la Tierra que estaban ocultas, debido a
su curvatura, ahora se revelan porque tu posición ha cambiado", explica
Frenz.
3. Mira un eclipse lunar
Durante un eclipse lunar, la Tierra pasa entre la Luna y el Sol, lo cual hace que la Tierra proyecte su sombra sobre la Luna.
Notarás
que la sombra que produce es redonda. Incluso si la Tierra fuera plana
pero con forma de disco, tampoco produciría este tipo de sombra.
"La única forma que puede producir una sombra curva sin importar desde que dirección se le ponga la luz, es una esfera", explica Thaller.
El
científico Neil deGrasse Tyson se burló de los terraplanistas con este
tuit que dice: "Un eclipse lunar que los terraplanistas nunca han
visto":
4. Viaja en avión
Cuando tomas un largo vuelo puedes notar dos fenómenos interesantes, que describe el sitio Popular Science.
En un vuelo transatlántico se puede ver, la mayoría de las veces, la curvatura de la Tierra. El Concorde, por ejemplo, ofrecía una de las mejores vistas de esa curvatura. Se
estima que la curvatura de la Tierra comienza a notarse a partir de los
10 km de altitud y se hace aún más evidente a partir de los 15 km de
altitud.
Otro
hecho es que los aviones pueden viajar en línea relativamente recta
durante mucho tiempo sin "salirse" por ninguno de los supuestos bordes
del planeta, incluso pueden dar la vuelta al mundo sin hacer escalas.
5. Mira los husos horarios
Mientras en algunas partes del mundo es de día, en otras es de noche. Según
explica Popular Science, la razón es que la Tierra es redonda y rota
sobre su propio eje. Es decir, mientras el sol ilumina una parte la
esfera, la otra permanece en la oscuridad.
Además, si la Tierra fuera plana, seríamos capaces de ver el Sol aun si fuera de noche, es decir, cuando el sol no está brillando sobre nosotros. Popular
Science explica que eso se podría comparar a lo que ocurre en un
teatro, en el que el público, que está sentado en medio de la oscuridad,
puede ver los reflectores del escenario aunque estos no alcancen a
iluminarlos a ellos.
Fuente: BBC Mundo Y Gizmodo nos ofrece una tercera prueba de que la tierra NO es plana: ¿Cómo puede ser que, en el mismo momento se vean estrellas distintas en el cielo de Madrid y en el cielo de Buenos Aires? Lee el artículo AQUÍ.
Cuando el ser humano se puso de pie, comenzó a dolerle la espalda. Un problema que dura milenios. La quiropráctica asegura que puede eliminarlo manipulando la espina dorsal. No es una buena solución.
Cuando el ser humano se puso de pie,
comenzó a dolerle la espalda. Un problema que dura milenios. La
quiropráctica asegura que puede eliminarlo manipulando la espina dorsal.
No es una buena solución
PROBABLEMENTE DOS DÍAS después de que los antepasados de la actual especie humana anduvieran a dos patas, ya les dolía la espalda.
La columna vertebral es un complejo de vital importancia, no solo para
mantenernos erguidos. Si el cerebro es la CPU (la unidad central de
procesamiento) de nuestro sistema nervioso, la columna vertebral es la
autopista de la información por donde van los nervios que distribuyen
las órdenes y recogen las señales de todo el organismo por debajo de la
barbilla. Por eso cualquier problema que tengamos con la espalda, además
de molesto por no permitirnos funcionar con normalidad, suele ser
doloroso y puede afectar a diferentes partes del cuerpo si se produce el
pinzamiento de algún nervio. Y dado que el hombre lleva milenios
lidiando con ese dolor, desde que tenemos memoria ha habido gente que ha
tratado de darle solución, de forma más o menos válida.
Dentro del curanderismo o de las medicinas tradicionales siempre ha
habido una especialidad que se basaba en arreglar huesos. En Galicia
existían los compoñedores d’osos; en la cultura mapuche de Chile, los gütamchefes; en Francia, los rebouteux, incluso algunos con nombre propio. En el siglo XVIII, en Londres, una curandera llamada Sarah Mapp, conocida como Sally la Loca, era famosa por su maña para arreglar huesos. Con estos antecedentes populares, es lógico que alguien quisiera legitimar el oficio.
En 1895, en Estados Unidos, Daniel David Palmer, personaje con una
oscura biografía que incluía varias etapas en la cárcel por hacerse
pasar por médico sin serlo, tuvo un momento de inspiración. Según relató
él mismo, manipulando la columna curó a un vecino suyo llamado Harvey
Lillard, que se había quedado sordo 17 años atrás por un tirón muscular.
Luego, siguiendo esa misma técnica, curó un problema cardiaco de otro
paciente. Con estas premisas, abrió la primera escuela de quiropráctica
en Davenport (Iowa). Según él, toda la energía humana fluía por la
columna y la causa de las enfermedades (óseas o no) se debía a problemas
en ella. Él podía detectar unas lesiones desconocidas por la ciencia
hasta ese momento, llamadas subluxaciones, y arreglar desde un dolor de
espalda hasta un cáncer manipulando vértebras.
El método inventado por Palmer fue un éxito, pero no así su final.
Con las ganancias se compró el primer automóvil de su pueblo, con el que
fue atropellado por su hijo en 1913, en un extraño accidente. El hijo
heredó la escuela de quiropráctica y se encargó de hacerla universal.
Diseñó unas extrañas máquinas y contrató programas de radio para
difundir las bondades de su técnica. Así fue como la quiropráctica llegó
a Europa en 1925. El problema es que en casi 100 años de existencia no
ha podido contrastar ninguna de sus afirmaciones. De hecho, la historia
del primer paciente parece ser un invento de Palmer. ¿Una sordera a
consecuencia de un tirón muscular? Raro. ¿Y que se arregle manipulando
la columna? Solo hace falta coger un espejo y ver dónde están el
cerebro, el oído y la columna para comprobar que los nervios del oído no
van por esta última.
Sin embargo, ello no ha sido impedimento para que las ideas de Palmer
sigan teniendo predicamento. De hecho, en Estados Unidos se ha
desarrollado toda una carrera académica propia, paralela a una carrera
oficial. Hay escuelas de quiropráctica que reparten títulos en plan “yo
me lo guiso, yo me lo como”, así que de la misma forma que es frecuente
que un médico anglosajón ponga las siglas M. D. después de su nombre, o
alguien que tiene un doctorado en alguna disciplina ponga Ph. D., un
quiropráctico suele poner Bs. D. C., que parece que sea un título
oficial aunque no lo es. Si tienes un problema serio, estás perdiendo el
tiempo con algo que no es efectivo. En la quiropráctica, las
manipulaciones de cuello tan agresivas que en ocasiones se realizan
pueden ser peligrosas. Así que para los dolores de espalda, un buen
médico o un buen fisioterapeuta. Y el cuello, nada de girarlo
violentamente.
En el mundo de las pseudociencias, la mala psicología tiene un papel muy destacado. Descubramos qué tratamientos forman parte de ella.
La ciencia es humilde por definición porque su método se cimenta sobre el rigor intelectual, sobre las comprobaciones meticulosas de la comunidad científica y, así, sobre la conciencia de nuestras limitaciones cognitivas
y de que sólo la prudencia y el trabajo arduo de investigación puede
ayudarnos a comprender la complejidad del mundo. En cambio, las pseudociencias se basan en la simplicidad, en el individualismo teórico, la falta de disciplina metodológica y la caída en nuestros sesgos particulares de percepción. Una de las áreas en las que más peligro existe de precipitarnos en la
pseudociencia sin que nos percatemos de ello es la psicología, debido
sobre todo a la necesidad que tenemos de autoconocimiento. A continuación tenéis los ejemplos más representativos. Estas son las terapias piscológicas ineficaces
Psicoanálisis: Sigmund Freud, padre de la disciplina
en el convulso siglo XIX, no elaboró sus teorías usando una metodología
científica, sino su intuición. Por ello, es imposible comprobar
la certeza de las hipótesis psicoanalíticas ni contrastar la eficacia
de los tratamientos experimentalmente: Karl Popper dijo que son
infalsables. Y por su parte, Carl Jung, el conocido discípulo de Freud,
usaba la astrología para determinar la personalidad. Además, se ha
descubierto que la tasa de remisión espontánea de un problema mental
coincide con la de la supuesta eficacia de las terapias psicoanalíticas;
y lo que ahora sabemos es que, por ejemplo, la influencia de la
personalidad de una madre no tiene relación alguna con la homosexualidad
de sus hijos, como defiende el psicoanálisis, que, pese a que disfrutó
de mucha predicación durante décadas e incluso hoy en Argentina y en
Francia aún goza de ella, los estudios actuales de psicología lo han relegado sencillamente a la historia por su innegable importancia cultural.
Grafología y grafopsicología: la primera propone que es posible conocer la personalidad de alguien analizando los rasgos de su escritura; la segunda, que la reeducación gráfica puede servir como terapia y cambiar la conducta
de cualquiera. Pero, no solo estas afirmaciones no han sido
demostradas, sino que incluso los estudios más recientes han expuesto su
falibilidad a pesar de que, como la astrología, se asientan sobre el efecto Forer o Barnum:
uno se siente identificado por descripciones generales o vagas
aplicables a mucha gente. Eso sí, no confundáis la grafología, demasiado
presente en los departamentos de recursos humanos, con la labor de los
peritos calígrafos, que únicamente se dedican a precisar si alguien es
el autor de un escrito.
Parapsicología: el amplio campo en el que se integra todo lo atribuible a la percepción extrasensorial y la manipulación física realizada con la mente
de vivos o muertos, centrado en el estudio de fenómenos inexplicables y
en cuyas conclusiones, habiendo sido bien examinadas, se ha encontrado falta de rigor experimental y sesgos de fe.
La telepatía, la psicoquinesis, los viajes astrales, el espiritismo y
otros fenómenos sin verificación forman parte de la parapsicología.
Dianética: se trata de una terapia para la curación de enfermedades mentales inventada por Ronald Hubbard, el fundador de la secta de la Cienciología,
y que consiste en el relato reiterado e hipnótico de las supuestas
percepciones de cuando uno ha estado inconsciente o ha sufrido dolor
físico, llegando a un momento en que se terminan de descargar estos
considerados registros de la memoria y se da por
acabado el tratamiento. Sus fundamentos, además de las propias ideas de
Hubbard, son la reencarnación y la telepatía, y no están acreditados.
Psicología transpersonal: es el misticismo oriental como terapia psicológica;
toma aspectos espirituales del budismo, del hinduismo, del legado
psicoanalítico de Jung e incluso de la parapsicología, y consigue una
mezcla de religión, ocultismo y filosofía que es muy difícil de aceptar
científicamente. “El despertar de la conciencia” es su mantra.
Autoayuda y coaching: la sistematización del pensamiento positivo y de la fuerza de voluntad como infalibilidad y garantía de éxito
y, por lo tanto, de la responsabilidad propia y completa de todos los
males que a uno le sobrevienen, sin considerar la organización y el
contexto en que nos desenvolvemos con sus desigualdades, la influencia
de los otros y los sucesos inesperados, que mezcla la concepción
protestante del fracaso con cierta benevolencia e ideas New Age. Los libros de autoayuda (de Coelho, Chopra, Riso, Dyer, Canfield, Byrne, etcétera) y los entrenadores y animadores (coaches) establecidos en el mundo empresarial predican estas ideas y proponen métodos y terapias apoyados en ellas. Su simplicidad y sus contradicciones con la psicología compleja y acreditada
inhabilitan la autoayuda así formulada y el coaching como una forma
científica y verdaderamente útil de usar la mente en nuestro provecho.
No obstante, se están empezando a desarrollar modelos de coaching psicológico que, si logran desprenderse del pensamiento positivo tal como lo emplean los que sus iniciadores llaman “pseudocoaches”, quizá consigan pasar los estándares científicos. Se trata de algo todavía incipiente, en cualquier caso; y sólo la ciencia humilde nos dirá a dónde puede llegar.
Ante el emergente negocio del coaching, que ha irrumpido con fuerza
en la manera de tratar los problemas, los psicólogos nos hemos visto
envueltos en el debate sobre su aparición y eficacia, cuestionados por
pacientes y también por allegados que no entienden por qué no se nos ha
ocurrido antes esta manera tan productiva de hacer terapia. En este diálogo ficticio
se exponen tanto los motivos por los que se ha popularizado el coaching
como las respuestas que damos los psicólogos que defendemos la
rigurosidad de nuestro trabajo. ¡Ojo, no es un debate imparcial!: El
título del artículo ya deja claro la postura que defiendo pero espero
que al terminar de leerlo se entienda también el por qué. - ¿Qué tiene de malo que surja un nuevo método psicológico para tratar los problemas? -
Dejando para más adelante que ni es nuevo ni es un método, me llama la
atención que uses el término psicológico cuando la mayor crítica es que un coach no necesita ser psicólogo.
Puede haber estudiado empresariales o informática, hacerse un cursillo
de meses de duración (ni siquiera tiene que ser presencial) y empezar a
ejercer de “coach”. Eso sí; el término en inglés que queda mucho más
sofisticado que el de “entrenador”. - ¡Qué manía con el intrusismo laboral! Yo no creo que un problema tenga que ser tratado obligatoriamente desde una única perspectiva profesional. No veo por qué su aparición es una amenaza a la terapia tradicional. - No es un tema únicamente de intrusismo profesional, sino de cómo complica la divulgación científica de nuestro trabajo.
Te lo planteo de otra manera: ¿Puedes explicarme tú qué tiene el
coaching de diferente respecto a lo que llamas “terapia tradicional”? - Está bien. De entrada lo que nos llega es que el coaching es para gente que no tiene problemas mentales serios sino problemas en su vida cotidiana. -
Volvemos de nuevo a esa falsa línea divisoria que antes se trazaba
entre los psiquiatras y los psicólogos y que en nada se ajusta a lo que
vemos en consulta ni a la vivencia de cada persona: ¿Es que acaso un
problema de ansiedad o un trastorno obsesivo compulsivo no es grave? ¿Es
que una relación de pareja cotidiana o las habituales broncas con
nuestro hijo adolescente no merecen ser tratadas con toda la seriedad
posible? Tan erróneo es pensar que un psicólogo no puede tratar con
cuadros clínicos complejos como inventarse una nueva categoría profesional si el problema es considerado “más mundano”.
- A
lo que me refería es que el coaching es un tratamiento práctico, de dar
consejos concretos, mientras que la terapia tradicional es más un
proceso de escucha y de introspección. - Eso es un error
clásico ya. Es cierto que existen corrientes terapéuticas, como el
psicoanálisis, que no dan pautas de manera directa pero los tratamientos cognitivos conductuales son cortos,
dando un papel activo al paciente en el propio diseño de la
intervención, y empezando a trabajar sobre objetivos y técnicas
concretas desde la cuarta o quinta sesión. No hay nada más práctico que
eso. Y además de tener respaldo científico, los estudios demuestran que
los pacientes mejoran y lo hacen de manera permanente.
- ¿Ves? Ya hablas de diferentes corrientes dentro de la psicología. ¡Normal que la gente no se aclare! En cambio el coaching es ecléctico. Utiliza técnicas de diferentes corrientes; lo mejor de cada una; lo que en cada momento se necesite. -
¡Me niego! El eclecticismo ha hecho ya mucho daño a la psicología como
disciplina científica como para que encima se considere una virtud. ¿Qué
pensarías de un traumatólogo que, dependiendo de la parte del cuerpo
que se te hubiera roto, te aplicara un antiinflamatorio, homeopatía o te hiciera la danza de la lluvia?
¿Creerías que es un profesional serio que domina un campo? ¿Confiarías
siquiera que la medicina es una ciencia si cambia su marco teórico en
función del criterio de quien la aplica? La psicología lleva décadas
investigando, experimentando y reuniendo evidencia empírica para
explicar cualquier tipo de problema con los mismos principios
psicofisiológicos del aprendizaje. El artículo completo en: El Confidencial
¿Qué es pseudociencia? ¿Es el feng shui
una pseudociencia? ¿Y la hipnosis? ¿Distinguir entre ciencia y
pseudociencia te resulta confuso? Hoy te ayudamos con esta
clasificación.
Los negacionistas del cambio climático son acusados de practicar la pseudociencia, como lo son los creacionistas del diseño inteligente, los astrólogos, los ufólogos, los parapsicólogos, los practicantes de medicina alternativa y, a menudo, cualquiera que se aleje de la corriente científica principal.
El problema reside en el límite entre la ciencia y la pseudociencia;
pues, de hecho, está notoriamente cargado de desacuerdos definitorios
porque las categorías son demasiado amplias y confusas, y el término
"pseudociencia" está sujeto al abuso adjetivo contra cualquier
afirmación que a uno le disguste por algún motivo.
Muchos científicos reconocen
que los límites que separan ciencia y pseudociencia son mucho más
difusos y permeables de lo que muchos quieren creer.
Fue el filósofo austríaco Karl Popper quien identificó lo que llamó "el problema de la demarcación"
como objeto de encontrar un criterio para distinguir entre ciencia
empírica, como la exitosa prueba de 1919 de la teoría general de la
relatividad de Einstein y la pseudociencia, como las teorías de Sigmund
Freud, cuyos seguidores solo buscaban confirmar la evidencia ignorando
los casos que no se confirmaban. La teoría de Einstein podría haberse
falsificado si los datos del eclipse solar no mostraran la desviación
necesaria de la luz de las estrellas doblada por el campo gravitacional
del sol. Las teorías de Freud, sin embargo, nunca podrían refutarse,
porque no había ninguna hipótesis comprobable abierta a la
refutabilidad. Por lo tanto, Popper declaró que la "falsabilidad" es el último criterio de demarcación. Las teorías científicas no son falsables.
El
problema es que muchas ciencias no son infalsificables, como la teoría
de cuerdas, la neurociencia que rodea la conciencia, los grandes modelos
económicos y la hipótesis extraterrestre. Respecto a esto último, a
falta de buscar en cada planeta alrededor de cada estrella en cada
galaxia en el cosmos, ¿podríamos decir alguna vez con certeza que los
extraterrestres no existen?
Según el historiador de la ciencia de
la Universidad de Princeton Michael D. Gordin "Nadie en la historia del
mundo se ha autoidentificado como pseudocientífico. No hay persona que
se despierte por la mañana y piense a sí mismo: Me dirigiré a mi
pseudolaboratorio y realizaré algunos pseudoexperimentos para tratar de
confirmar mis pseudoteorías con pseudofactores".
Sin embargo, la pseudociencia confunde al público sobre la naturaleza de la teoría evolutiva y cómo se desarrolla la ciencia.
Aquí,
quizás, hay un criterio práctico para resolver el problema de la
demarcación: la conducta de los científicos reflejada en la utilidad
pragmática de una idea. Es decir, ¿la nueva idea genera interés por
parte de los científicos que trabajan para su adopción en sus programas
de investigación, produce nuevas líneas de investigación, conduce a
nuevos descubrimientos
o influye en las hipótesis, modelos, paradigmas o visiones del mundo
existentes? Si la respuesta es no, es probable que sea una pseudociencia.
Así
las cosas, la ciencia es un conjunto de métodos destinados a probar
hipótesis y construir teorías. Si una comunidad de científicos adopta
activamente una nueva idea y si esa idea se extiende a través de
distintos campos y se incorpora a la investigación que produce
conocimiento útil reflejado en presentaciones, publicaciones y
especialmente nuevas líneas de investigación, lo más probable es que sea
ciencia.
Determinar qué es pseudociencia no es discriminatorio, sino que no hacerlo es perjudicial para la sociedad.
Pero, ¿cómo identificar ciencia vs. pseudociencia?
Hace un tiempo me llegó un privado en el foro HomoScience en el que un forero me decía que si la homeopatía y otras pseudociencias no pasaban el filtro de la Ciencia era porque…agárrense, señores…el método científico no es capaz de entenderlas ni calibrarlas bien. Que en un estudio doble ciego no se puede percibir la energía que transmite el curandero, ni el flujo de dicha energía hacia la persona a sanar y que también había que tener en cuenta que en las revistas científicas no se quieren aceptar estudios hechos por homeópatas porque no interesan, no son rentables económicamente. Toma ya. Eso me recordó que tenía pendiente un listado de falacias y dichos repetidos acerca de la Medicina y la pseudomedicina. En fin, iremos por partes, que diría Jack el Destripador…
1. CUANTO MÁS MILENARIA ES UNA MEDICINA, MÁS MOLA
Está claro que si los chinos se aplicaban un emplasto de hojas de bambú hace 5000 años, eso es más eficaz que cualquier pastillita o pomadita actual que ha pasado por miles de ensayos clínicos, estudios y demás zarandajas para asegurarse que funciona y que no tiene demasiados ni muy malos efectos secundarios. Nada de pomada para las hemorroides o de consultar con el médico, señores, aplíquense un emplasto de ésos raros y verán como se sientan más a gusto que un arbusto.
2. LOS MÉDICOS SON MAFIOSOS QUE RECETAN DROGAS
Exacto, hacemos lo mismo que los homeópatas, que por cierto son a la vez prescriptores y dispensadores, qué casualidad. Y claro que no queremos que nadie se cure, por eso está la Medicina Preventiva y somos tan pesados hablando de dieta sana , de no fumar, de beber con moderación,etc. Y no criticamos la Medicina, por supuesto.
3. LOS FÁRMACOS SON PURA QUÍMICA, PURA PORQUERÍA. MEJOR UN REMEDIO NATURAL
Claro que sí, frente a una pastilla en la que sé la dosis exacta de principio activo, preferiré una infusión de hierbas del herbolario, calculando a ojo de buen cubero qué cantidad echar, una cucharaíta má o menoh. Y las píldoras de extracto de ajo, de piña y de vinagre de manzana son supersanas y tienen muchos estudios detrás avalando su eficacia. Ja.
4. LA HOMEOPATÍA RECETA COSAS NATURALES. LA MEDICINA, NO.
¿Es más natural un frasco de agua con memoria que un paracetamol sintetizado con cariño y esmero? ¿Es más natural una infusión de sauce blanco cuya cantidad exacta de principio activo desconoces que una pastilla de aspirina que ha pasado por miles de pruebas? Hombre, si hablamos de lo que es natural y lo que no…no veo muy natural que uses móvil e ilumines tu casa con bombillas…
5. LOS MÉTODOS CIENTÍFICOS NO SON BUENOS PARA EXPLICAR LA HOMEOPATÍA NI LA IMPOSICIÓN DE MANOS
Claro que no, el método científico no puede explicar lo que no existe, es falso o fraudulento.
6. TÚ DEFIENDES LOS FÁRMACOS PORQUE ERES MÉDICO
Sí, lo hago porque soy médico y porque he probado diversos remedios homeopáticos sin resultado alguno. Como os molan tanto los testimonios, os doy el mío: no me gusta gastar tiempo ni dinero en pamplinas que no me resuelven mi problema de salud. Ni los remedios homeopáticos me solucionaron una faringitis brutal de una semana de evolución ni las píldoras de aceite de onagra me regularon la regla ni la infusión de tila alpina consiguió que moderara mis nervios el día que me examiné de la última asignatura de la carrera ni el spray de hierbas silvestres logró que se le fuera a una amiga mía el dolor de un esguince de muñeca.
7. EN LOS PERIÓDICOS SURGEN CADA VEZ VOCES MÁS LIBRES, DISCORDANTES CON LA MAFIA MÉDICA
Se reabre el caso de un joven que murió tras abandonar la quimioterapia por culpa de un curandero, según denuncia su padre.
"Papá, me he equivocado". Una frase tan simple estremece cuando es
Julián Rodríguez quien la pronuncia. Repite lo que le dijo Mario, su
hijo de 21 años, poco antes de morir. Su error: abandonar el tratamiento
médico de su leucemia para abrazar una pseudoterapia recomendada por un
curandero que asegura ser capaz de curar el cáncer con vitaminas. El
calvario de Mario duró seis terribles meses hasta que falleció en julio
de 2014. Su padre aprieta con rabia los dientes al repetir: "Papá, me he
equivocado".
Además de apartar a su hijo del tratamiento,
Julián Rodríguez calcula que el curandero le costó 4.000 euros en
tratamientos a su familia
"O te tiras por la ventana o peleas". Es tan duro lo que ha sufrido
Julián que decidió luchar para que nadie más vuelva a pasar por lo que
él ha pasado. Dos semanas después de que muriera Mario ya había
declarado la guerra contra los curanderos que se aprovechan de las
tragedias de la gente y su falta de conocimientos médicos: "Es tan
doloroso saber que tuvo una oportunidad tan clara de salvarse... A mi
hijo lo ha matado la incultura científica".
Su primera batalla es denunciar al curandero que apartó a Mario del
tratamiento que podría haberle sanado. La Audiencia Provincial de
Valencia le acaba de dar la razón y exige al juez —que inicialmente
desestimó la denuncia— que reabra el caso para procesar al falso médico
"como mínimo, por un delito de intrusismo". Las magistradas consideran
que este pseudoterapeuta, que se presenta como experto en "medicina
natural y ortomolecular", debe responder por fingir que es capaz de
curar el cáncer con sus recomendaciones.
Según el médico que trataba a Mario —el de verdad—, no sólo le convenció para que se negara a un trasplante y a darse la quimio,
sino que le prescribió un tratamiento que interfería en su recuperación
con elementos contraproducentes, como hongos y alcohol. En su martirio,
a Mario hubo que intervenirle en el intestino por una infección.
En 1968 Arthur C. Clarke calculó que por cada persona que existe han existido otras treinta, «pues tal es la proporción numérica con que los muertos superan a los vivos».
Al menos lo era entonces, cuando publicó 2001: Una Odisea del espacio. Aquel año la población humana ascendía a tres mil quinientos millones de individuos frente a los cien mil millones que habían pasado por la Tierra en total, según C. Clarke, «desde el alba de los tiempos».
Casi cincuenta años más tarde los números han acumulado enteros y se han revisado al alza, pero siguen pareciéndose a los que concluyó el escritor inglés. En octubre de 2011, el Population Reference Bureau de Washington calculó que desde aquella alba de los tiempos —el año 50 000 antes de Cristo, cuando el Homo sapiens entró en la llamada modernidad conductual— hasta ese momento habían pasado por nuestro planeta 107 602 707 791 seres humanos.
Solo unos meses después, en algún momento entre finales de 2011 y principios de 2012, el censo planetario superó por primera vez la cifra de siete mil millones de individuos. Por monstruoso que resulte el número, siete mil millones son poco más del seis por ciento de todos los seres humanos que han existido jamás.
Y ahora, dígame. ¿De verdad piensa usted que es, en modo alguno, una persona especial?
El universo conspiranoico
Porque con frecuencia se le dirá que sí. Que entre tantísimas personas como existen, usted, de alguna manera, es diferente de todas. Tiene algo, un qué sé yo. Un it esquivo, un factor equis. Y usted lo intuye. Lo sabe con lo de atrás de la cabeza.
No es un talento ni una virtud. No le desplaza a usted de su posición en ese punto superpoblado donde confluyen las medias aritméticas. Es otra cosa. Un asterisco invisible que pende sobre su cabeza, como el protagonista de un videojuego. Y le distingue como a un Wally que encontrar inmerso en muchedumbres. Por eso, se le dirá, debe usted resultar encontrado. Por eso, se le dirá, usted va a ser encontrado. Porque habrá una cantidad inconcebible de personas pero usted tiene algo que ellas no: el poder de conjurar lo improbable. Tiene más papeletas, muchas más. Y concurre armado con ellas a las rifas del mundo, que así se inclinan todas a su favor.
Y por esa razón, se le dirá también, es un atropello que aún no le haya tocado nada. Y que ocupe usted la posición vitalicia que le ha sido asignada en el reparto de las cosas, que es la de un mindundi de mierda.
«No importa lo que haga, cada persona en la tierra juega un papel central en la Historia del Mundo. Y normalmente no lo sabe».
Palabras de Paulo Coelho, no nuestras. Nosotros no le conocemos de nada y no damos un duro por usted, disculpe la sinceridad. Pero Paulo Coelho sí. Paulo Coelho asegura que usted juega nada menos que «un papel central en la historia del mundo».
Como Newton o como Sócrates, para hacernos una idea, pero sin haber contribuido grandemente a la ciencia o la filosofía. En general, sin haber contribuido a nada porque usted, corríjame si me equivoco, ni ha conducido pueblos a la utopía ni ha descubierto la fórmula de la fusión fría. Por no hacer ni siquiera abona cinco euritos mensuales para honrar ese papel protagónico del que goza en la relojería elemental del mundo y acometer cambios, como erradicar el trabajo infantil o salvar de la extinción a las ballenas. Podría, pero no. Total, pst.
Para qué. El mismo Coelho lo dice, «no importa lo que haga». Y tampoco importa lo que razone, se lo puede ahorrar. Si llega usted a su conclusión estará en lo cierto, pero si resuelve lo contrario le dará igual, porque el caso es que «no lo sabe».
No hay escapatoria, ya lo ve. Se ponga como se ponga, es usted la hostia.
Curar la gripe mediante un antibiótico, la ficticia adicción a Internet o la negación del VIH son algunas de las historias favoritas de los que creen en las pseudociencias y el engaño. Hoy analizamos algunos de los casos más sonados.
En muchas ocasiones, cuando hablamos sobre temas que tocan algún área relacionada con la investigación, cometemos sin saberlo gazapos que deberíamos tratar de evitar. Hoy os contamos algunos de esos errores, los tan típicos tópicos científicos, que probablemente hayamos oído alguna vez.
No importa a qué campo nos refiramos: medicina, física, química, etc.
La ciencia no está a salvo de esas meteduras de pata garrafales ni de
los vendedores de humo que pretenden hacernos creer en cuestiones más
pseudocientíficas que reales.
Hoy os traemos una lista de ejemplos (naturalmente, no están todos los que son, pero son todos los que están), que podemos tener en cuenta cuando hablamos de tópicos científicos falsos:
Tómate un antibiótico, que tienes gripe
Topicazo. O error de los gordos. Los antibióticos son compuestos
químicos que sirven para luchar contra las infecciones provocadas por
bacterias. Sin embargo, la gripe no está causada por
ninguna bacteria. Muy al contrario, es un tipo de virus el responsable
de esta enfermedad que solemos contraer cada invierno.
¿Por qué es importante eliminar este gazapo de nuestros tópicos
científicos? Uno de los problemas más importantes a día de hoy en el
ámbito de la salud es la aparición de bacterias
superresistentes. En otras palabras, cada vez es más habitual la
existencia de microorganismos a los que no podemos hacer frente con los
antibióticos clásicos, ya que han desarrollado mecanismos para evitarlos
a lo largo de los años.
La resistencia de las bacterias a estos fármacos está causada, en
parte, por la sobremedicación y abuso que hemos hecho de muchos de estos
medicamentos. Por eso recuerda, si tienes gripe, no tomes antibiótico.
No serviría para nada.
Ya existe una vacuna contra el cáncer...
...pero no llega a los pacientes por culpa de las influencias de la malvada industria farmacéutica. O eso al menos circulaba por las redes sociales
a finales de 2012. Si han oído hablar del venezolano Jacinto Convit,
entonces seguro que han escuchado este bulo, que sumamos hoy a nuestra
lista de tópicos científicos.
No existe una vacuna contra el cáncer. Como ya comentamos en este artículo,
esta enfermedad es en realidad un enorme conjunto de enfermedades, que
varían en función de qué región de nuestro cuerpo se vea afectada, y de
nuestra propia información genética.
Abordar el tratamiento, la prevención y el diagnóstico del cáncer,
por lo tanto, no es tarea sencilla. Por ello, es realmente preocupante
ver cómo se extiende por Internet la idea de que existe una vacuna
personalizada contra varios tipos de cáncer, y la razón por la que no
está disponible son los intereses oscuros de varias compañías. Falso.
El trabajo del Dr. Convit está aún en fase experimental, y en ningún caso se había aplicado a seres humanos, según el propio desmentido del centro de investigación donde trabaja.
Hace años luz que no ves a alguien
Cada vez que alguien pronuncia esa frase, un físico se da de cabezazos contra la pared. ¿Por qué? Muy sencillo, no es lo mismo un año que un año luz. Mientras la primera unidad mide el tiempo, la segunda se refiere a la distancia.
¿Pero por qué hablamos de este término, utilizando el concepto de
'año', que puede inducirnos a error? La respuesta es fácil. La velocidad de la luz
es la máxima velocidad que conocemos hasta el momento, y casi alcanza
los 300.000 kilómetros por segundo. Por ello, cuando hablamos de un año
luz, en realidad nos referimos a la distancia que recorrería la luz en
un año completo. Es decir, una fracción del espacio muy, muy grande.
No hay evidencias de que el grupo sanguíneo defina la personalidad.
Esta es una noción bastante popular en Japón y Corea del Sur.
Se cree que los del grupo A son perfeccionistas y
trabajan bien en equipo, los del grupo 0 son curiosos, generosos y
obstinados, los del AB tienen inclinaciones artísticas y son
impredecibles, y los del tipo B son alegres, excéntricos y egoístas.
No existe una razón biológica para esto y no hay investigaciones que apoyen esta teoría.
El grupo sanguíneo define sólo qué proteínas se encuentran en la superficie de los glóbulos rojos.
Un poco como ocurre con los signos del zodíaco,
es posible que al saber qué tipo de personalidad se "supone" que uno
debe tener, se tienda a exagerar o a darle un significado especial a las
conductas que coinciden con lo supuesto.
Este es un ejemplo de sesgo confirmatorio,
cuando prestamos más atención a la evidencia que parece respaldar
nuestros prejuicios que a aquella que los contradice.
La mayoría de la gente se comporta con una
mezcla de todas las características de personalidad adjudicadas a los
grupos sanguíneos.
Varios estudios afirmaban que los hombres con caras más anchas son más agresivos.
En los últimos años se han
publicado diversos estudios que sugieren una relación entre la forma de
la cara y la personalidad. En particular, varias universidades
estadounidenses realizaron investigaciones que muestran que los hombres
con caras más anchas tienden a ser más agresivos.
Estos estudios también sostienen que la mayoría
de mujeres prefiere a hombres con estos rasgos, ya que la agresividad se
asocia con una mayor capacidad reproductiva.
Un grupo de biólogos de cuatro
países, liderados por un argentino, se propuso realizar un examen
exhaustivo para ver si estas conclusiones tienen fundamento
antropológico.
Los expertos analizaron los restos óseos de unas
5.000 personas que habitaron en diversas partes del planeta en los
últimos seis siglos. Estudiaron la fisionomía de 94 sociedades humanas
que vivieron en épocas, lugares y situaciones muy diferentes.
El coordinador del proyecto, Rolando
González-José, dijo a BBC Mundo que los resultados fueron concluyentes:
"No existe relación alguna entre la forma de la cara y el
comportamiento". El trabajo de González-José y de sus colegas de Brasil, España y México fue publicado en la revista científica PLoS ONE.
Imprecisiones
Los investigadores midieron unos 5.000 cráneos.
González-José explicó que los estudios que
buscan relacionar la apariencia física y el carácter tienden a contener
varios errores de procedimiento.
Uno de ellos es cómo se hacen las mediciones.
Muchas de las investigaciones modernas utilizan fotografías para
realizar sus estudios. Así, miden los rasgos de las imágenes y no de
personas de carne y hueso. Para González-José se trata de un método impreciso por un fenómeno que él llama "cabeceo".
"En una foto es difícil que el sujeto tenga su
cabeza perfectamente derecha. Si está levemente inclinada hacia arriba o
hacia abajo será imperceptible a la vista, pero sí afectará las
mediciones", sostuvo.
Para evitar este problema su equipo midió directamente los cráneos de las personas, un sistema más riguroso.
Otro problema que identificó el científico es el tamaño de la muestra estudiada.
"Lo
que demuestra nuestro estudio es que el contexto social y cultural es
mucho más determinante para explicar un comportamiento que lo genético"
Rolando González-José
"Muchas investigaciones universitarias se basan
en estudios pequeños que no alcanzan a ser representativos de la
sociedad", criticó.
De ahí que el trabajo publicado por este
bioantropólogo del Centro Nacional Patagónico (Cenpat) y sus colegas
buscó ser lo más amplio posible, e incluyó todo tipo de sociedades,
desde tribus pre-colombinas hasta poblaciones urbanas europeas del siglo
XX.
El riesgo de estigmatizar
Los expertos no encontraron evidencia de que los
hombres con caras más anchas tuvieran más hijos, ni tampoco que fueran
favorecidos por las mujeres a la hora de encontrar marido.
También descartaron la teoría de que los hombres
con caras más anchas suelen ser más agresivos. Para demostrarlo,
recurrieron a un método original: compararon a todos los hombres
estudiados con un grupo de 190 presidiarios mexicanos que fueron
condenados por homicidio o robo en el siglo pasado.
Los investigadores estudiaron los cráneos de ex prisioneros mexicanos, entre otros.
Claiton Bau, del departamento de genética de la
Universidad Federal de Río Grande do Sul, en Brasil, otro de los autores
del estudio, advirtió que asumir que la personalidad de un individuo
está determinada genéticamente y que esos caracteres se reflejan en la
forma del rostro puede acarrear varios peligros.
"Aplicar esos falsos 'indicadores faciales'
podría llevar a una suerte de estigma negativo en cuestiones que van
desde una entrevista laboral o el ingreso a la universidad hasta un
juicio por tribunal", planteó.
También advirtió sobre los riesgos de creer que se puede predecir el comportamiento humano a través de la anatomía facial.
"Lo que demuestra nuestro estudio es que el
contexto social y cultural es mucho más determinante para explicar un
comportamiento que lo genético", concluyó González-José.
Muy Interesante en colaboración de la Fundación Española de Ciencia y Tecnología, FECYT, ha producido el documental ¿Estás ahí? El espiritismo ante la ciencia. En él el divulgador y colabora de Muy, Miguel Ángel Sabadell investiga
qué tiene de cierto y qué de superchería el mundo del espiritismo
realizando experimentos reales con personas anónimas.
A partir del próximo día 2 de enero colgaremos las dos partes en las
que hemos dividido el documental. En la primera se desenmascara el mundo
de la ouija mientras que en la segunda se utilizará el método
científico para intentar grabar psicofonias.