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9 de mayo de 2019

Los 4 tipos de personalidad en los que todos encajamos y que marcan el guion de 'Juego de Tronos'

Las características básicas de otros tantos protagonistas definen las distintas maneras de ser de las personas.


La egocéntrica Cersei Lannister, capaz de pasar por encima de todos con tal de lograr sus propósitos. El reservado y diligente Jon Nieve. La dulce, pero firme Khaleesi y su innata capacidad de liderazgo. Y Tyrion Lannister, extrovertido, guasón, especialmente dotado para el arte del engaño y para ingeniárselas con tal de salvar el pellejo. Son cuatro personajes de ficción, pero encarnan los cuatro tipos universales de personalidad que podemos tener las personas reales. ¿Caprichos de la psicología?

Es lo que enuncia un macroestudio de la Universidad de Northwestern, en Estados Unidos, dirigido por el profesor Luis Amaral y publicado el pasado mes de septiembre en la revista Nature Human Behaviour, analiza los niveles de neurosis, extroversión, sinceridad, afabilidad y escrupulosidad de una muestra de millón y medio de cuestionarios. La conclusión, hay cuatro tipologías de personalidad: el egocéntrico, el reservado, el líder y el promedio, las de los cuatro protagonistas principales de la serie Juego de Tronos. Así lo ve Xavier Savin, psicólogo general sanitario, experto en psicología del trabajo y miembro de Top Doctors. "Los personajes de ficción tienden a la caricatura, lo que viene muy bien para utilizarlos como ejemplo de tipologías puras. Estos cuatro personajes se ajustan mucho a esa descripción", dice.

Aún así, y al igual que en la vida real, casi nadie encaja milimétricamente en un único patrón de personalidad. Siempre picotea de los rasgos de otras. Incluso, suele registrarse una evolución motivada por la edad o las propias circunstancias de la vida. "Los protagonistas de Juego de Tronos nos permiten también comprobar este supuesto. Khaleesi, pese a encajar con el perfil de líder en casi todo, no parece ser una persona especialmente extrovertida. En cambio, Jon Nieve, aunque reservado, posee muchas habilidades sociales y se muestra relajado en situaciones socialmente exigentes", profundiza el psicólogo.

Lea el artículo completo en: El País (España)

26 de marzo de 2019

¿Es posible detectar la psicopatía en la infancia?

Es fundamentalmente un trastorno en el desarrollo y no surge de la nada en la edad adulta.


Ya un bebé - aunque sea casi imposible detectarlo - puede presentar rasgos psicopáticos. Resulta difícil de creer pero es cierto, porque, de hecho, la psicopatía es fundamentalmente un trastorno en el desarrollo, y no surge de la nada en la edad adulta. Todos los adultos psicópatas han mostrado unos rasgos característicos durante su infancia o la adolescencia, y pueden detectarse desde edades muy tempranas. Pero, ¿cuáles son esos rasgos y cómo se podrían detectar en niños tan pequeños?

Tal y como sugirió el filósofo John Locke "Todos nacemos como pizarras en blanco", por lo que, evidentemente, la educación por parte de los padres, el entono y el nivel socio-económico son importantes a la hora de conformar el carácter de un niño. El libro Good For Nothing: From Altruists to Psychopaths and Everyone in Between de la psicóloga, Abigail Marsh sobre la psicopatía, recopila muchas historias de muchos padres con algún hijo que presenta unos rasgos de violencia extremos y, precisamente, no se trata de una mala crianza, una desestructuración familiar o familias disfuncionales, sino que suelen ser padres cariñosos y muy volcados en la educación y crianza de sus hijos.

Entonces, ¿qué pasa? ¿La psicopatía se nace con ella o se hace? Existen numerosas teorías en torno a este trastorno. La última investigación relacionada con el tema y publicada en el (NCBI) National Institutes of Health asegura que los primeros signos de psicopatía se descubren en niños de tan solo 2 años, entre ellos, la falta de empatía, Los sentimientos de culpa y emociones superficiales o la frialdad son solo algunos de ellos. Sin embargo, para Celso Arango, vicepresidente de la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP) y jefe del servicio psiquiátrico del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, los principales factores de riesgo son la personalidad y el temperamento, y con este último rasgo la persona nace, así que la genética es primordial.

“La personalidad se va formando a lo largo del tiempo, y el temperamento viene dado por las condiciones genéticas, y este último no se puede modificar”, asevera Arango.

El renombrado filósofo y psicólogo, William James, ya aseguraba que nuestra personalidad no se forma del todo hasta que cumplimos los 30 años, pero nuestro temperamento es el que es, y eso sí que no se puede cambiar. Esto es lo que también se cuenta en el libro de Marsh, donde se explica que los niños, al igual que los adultos son capaces de tener una violencia extrema durante un periodo de tiempo prolongado, a diferencia de los adultos, cuya crueldad no suele extenderse tanto.

“Estos niños son incapaces de sufrir, son fríos, calculadores y actúan de forma premeditada, a diferencia incluso del narcisismo, que viene muy condicionado desde la adolescencia. Afortunadamente, este tipo de psicopatía la sufren una minoría de niños”, continúa Arango.

El artículo completo en: El País (España)


20 de noviembre de 2018

Qué es el factor D que define los "rasgos oscuros" de la personalidad como el egoísmo, el rencor o la psicopatía

Según un nuevo estudio, el factor D es el núcleo común que comparten rasgos oscuros de nuestra personalidad. 
 
Hace más de 100 años, Charles Spearman aseguró que la inteligencia se compone de un factor general: el llamado factor G.

Según la teoría del psicólogo inglés, esto explica por qué es probable que las personas que obtienen una puntuación alta en un tipo específico de prueba de inteligencia obtengan una similar en otros tests de inteligencia.

Un siglo después, expertos aseguran que esta misma tendencia también puede aplicarse para explicar la "malevolencia" o el "lado oscuro" de las personas.

Y también le pusieron nombre. Se trata del "factor D".

Una nueva investigación llevada a cabo por un equipo de psicólogos de Alemania y Dinamarca sugiere que características como el egoísmo, el rencor o el sadismo comparten un mismo denominador común.

Y aunque nos parezca mucho más habitual que una persona pueda ser egoísta antes que psicópata, lo cierto es que el estudio demuestra que todos los aspectos oscuros de la personalidad humana están estrechamente relacionados y se basan en una misma tendencia.

O en otras palabras: si tienes uno de estos rasgos, es muy probable que puedas desarrollar alguno de los otros.

Esto significa, según los investigadores, que si una persona exhibe un comportamiento malévolo específico (como el gusto por humillar a otros) tendrá una mayor probabilidad de participar también en otras actividades malévolas como hacer trampa, mentir o robar.

El factor D está presente en nueve de los rasgos oscuros de personalidad más estudiados:
  • Egoísmo: preocupación excesiva sobre la propia ventaja a expensas de la de los demás.
  • Maquiavelismo: actitud manipuladora e insensible y la creencia de que los fines justifican los medios.
  • Desconexión moral: estilo de procesamiento cognitivo que permite comportarse sin ética sin sentir angustia.
  • Narcisismo: excesivo ensimismamiento, un sentido de superioridad y una extrema necesidad de recibir atención de los demás.
  • Derecho psicológico: creencia recurrente de que uno es mejor que los demás y merece un mejor trato.
  • Psicopatía: falta de empatía y autocontrol, combinada con un comportamiento impulsivo.
  • Sadismo: deseo de causar daño mental o físico a otros para el propio placer o para beneficiarse a sí mismo.
  • Interés propio: deseo de promover y resaltar el propio estado social y financiero.
  • Rencor: disposición para causar daño o destruir a otros, incluso si uno mismo se daña en el proceso.
Lea el artículo completo en: BBC Mundo


19 de noviembre de 2018

5 datos importantes que debes conocer sobre el Alzheimer

El Alzheimer es una degeneración irreversible del cerebro que causa trastornos en la memoria, la cognición y la personalidad entre otros aspectos. Los síntomas generalmente se desarrollan lentamente y empeoran con el tiempo, hasta que son tan graves que interfieren con las tareas cotidianas del individuo.

La enfermedad de Alzheimer es la forma más común de demencia: se calcula que representa entre un 60% y un 70% de los casos.

Aquí les presentamos cinco datos importantes acerca de esta enfermedad:

1. El Alzheimer no es una parte normal del envejecimiento. La demencia es el resultado de enfermedades cerebrales que se vuelven más comunes con la edad; sin embargo, hay una idea errónea de que el Alzheimer y otras causas de demencia son las enfermedades de los ancianos.

2. Una de las primeras funciones que se ve afectada en las personas que la padecen es el sistema léxico. Es decir, se presenta una dificultad en el acceso a determinadas palabras de nuestro “diccionario mental”, a veces muy comunes.

Los problemas olfativos pueden servir como un indicador temprano de la enfermedad de Alzheimer.

3. El Alzheimer no se puede controlar. Esta es una enfermedad de la que simplemente no se puede ser consciente todo el tiempo. Es por esta razón que al inicio los afectados intentan hacerlo, y al no poder lograrlo puede generar alteraciones emocionales como la depresión y la ansiedad.

4.- Esta enfermedad puede comenzar a desarrollarse en el cerebro de un individuo de 20 a 25 años antes incluso de notar una señal de advertencia. Es por esta razón que si comienza a desarrollarse en el cerebro de una persona cuando tiene 40 años, no se dará cuenta hasta que cumpla casi 65 años.

5.- Se han identificado dos proteínas como principales causantes de la disfunción cognitiva que caracteriza a esta enfermedad:
  • La proteína amiloide, una proteína tóxica a niveles altos y que se va acumulando en las zonas exteriores de la corteza cerebral a medida que avanza la enfermedad.
  • La proteína TAU, causante de la pérdida y deterioro cognitivo debido a su acumulación en las neuronas y la consiguiente destrucción de estas.
Tomado de: Nat Geo 

Cuando su mejor amigo murió, ella lo reconstruyó digitalmente

"Si solo pudiera volver a hablar con él"... Es lo que muchos piensan cuando pierden a un ser querido y es lo que pensó Eugenia Kuyda cuando perdió a su mejor amigo, Roman Mazurenko, de forma inesperada el 28 de noviembre de 2015.

Pero para lo que muchos es solo un pensamiento, para Kuyda fue una inspiración.

Resulta que esta rusa de 31 años es una genia de la informática y se especializa en inteligencia artificial.

Así que tres meses después de perder a Mazurenko, Kuyda lo "revivió" en formato tecnológico.

Creó lo que se conoce como un chatbot, un programa de computación que puede tener conversaciones simples con un humano. Su chatbot piensa y responde como lo haría Roman Mazurenko.

Kuyda le contó a la BBC que usó más de 10.000 textos escritos por su amigo para crear su bot.

Historia de una amistad

Ella y Mazurenko se habían conocido en Moscú cuando ambos eran jóvenes activistas.
Él se dedicaba a la moda y a promocionar eventos culturales, y ella editaba una revista inspirada en The New Yorker.

Ambos terminaron convirtiéndose en emprendedores, con start-ups digitales.

El trágico final del ruso llegó en un viaje a Moscú, cuando durante una salida con amigos fue arrollado por un auto.

Kuyda nunca llegó a despedirse y para ella fue una pérdida irreparable.

"Siempre me sentí como alguien de fuera y tener a Roman a mi lado me hacía sentir entendida", contó en una entrevista con la BBC.

Consumida por el dolor de la pérdida, se volcó a los miles de mensajes que habían intercambiado.

"Nos escribíamos mucho, vivíamos comunicándonos por texto, incluso si estábamos en dos lados de la misma casa", señaló.

"Entonces pensé, por qué no junto todos los mensajes que nos escribimos por años, los meto en la red neuronal que creamos (para Luka) y vemos si habla como Roman", recuerda.

No solo se basó en sus propios intercambios con Mazurenko sino que le pidió a sus amigos que le enviaran los textos que él les había escrito.

Tener que repasar años de amistad fue catártico para ella.

"Fue una forma de duelo muy interesante. A veces era duro porque sentía que no lo estaba soltando y me estaba volviendo loca, pero a la vez me permitió sentir cosas que estaba intentando evitar".

El artículo completo en: BBC Mundo

18 de septiembre de 2018

La ciencia describe los 4 tipos definitivos de personalidad: ¿cuál es el tuyo?

El análisis del comportamiento de 1,5 millones de personas lleva a científicos estadounidenses a establecer cuatro categorías psicológicas en las que entraríamos todos.


¿Qué diría el viejo Hipócrates de esta investigación? El médico griego teorizó en el siglo V a. C. que había cuatro temperamentos basados en el equilibrio o desequilibrio de los humores del cuerpo: flemático, colérico, melancólico o sanguíneo (inestable). Su hipótesis marcó durante más de dos milenios las ideas de la medicina y la filosofía occidentales sobre la personalidad y la salud.

2.500 años después, científicos de la Universidad del Noroeste (Estados Unidos) “se han marcado un Hipócrates” y han establecido que hay cuatro tipos de personalidad en las que se puede englobar a todos los seres humanos: media, reservada, centrada en sí misma y líder. 

El célebre médico de la Antigüedad se basó en sus observaciones para establecer su teoría. Sus colegas modernos, en el big data, que les ha permitido extraer conclusiones de 1,5 millones de cuestionarios hechos a personas de todo el mundo a lo largo de décadas en el marco de diferentes estudios. Los tests contenían entre 44 y 300 preguntas a las que respondían voluntarios interesados en conocerse mejor a sí mismos.

El big data sabe quién eres

Para moverse en semejante océano de datos, los investigadores de la Universidad del Noroeste emplearon el big data y el aprendizaje de máquinas, una rama de la inteligencia artificial que desarrolla técnicas para que los ordenadores aprendan. Con ellos crearon algoritmos que detectaron cuatro tipologías de personalidad basadas en la combinación de cinco rasgos de carácter que el paradigma psicológico acepta como básicos: extraversión, neuroticismo o inestabilidad emocional, apertura de mente, amabilidad y responsabilidad. 
Las cuatro clases de personalidad serían estas: 
  • Media: es la más común y se caracteriza por altos niveles de neuroticismo y extraversión, y bajos de apertura de mente. Resulta más habitual en las mujeres.
  • Reservada: es una personalidad estable, no abierta ni neurótica. No destaca por su extraversión, pero es amable y responsable.
  • Centrada en sí misma: los individuos que la tienen puntúan muy alto en extraversión y por debajo de la media en apertura de mente, amabilidad y responsabilidad. El porcentaje de personas de esta tipología cae mucho con la edad, tanto entre hombres como entre mujeres.
  • Líder o role model: muestra bajos niveles de neuroticismo, y altos en los demás rasgos. Su número aumenta mucho entre los sujetos de más edad, y hay más mujeres que hombres que respondan a este tipo de personalidad.

El tiempo lo cambia todo

Los investigadores recalcan el carácter dinámico de la personalidad, cambiante con los años. Los datos analizados revelan algo que todo el mundo sabe por propia experiencia: en la adolescencia es muy común que seamos sujetos centrados en nosotros mismos (esto resulta así sobre todo entre los varones). Sin embargo, con el paso de los años las tendencias neuróticas descienden y aumentan la responsabilidad y la amabilidad. 
Como dice Luis Amaral, principal autor del trabajo, “cuando estudias grupos muy amplios de población, aparecen tendencias claras que van cambiando en función de la franja de edad”. 

Preguntados por las aplicaciones prácticas de su investigación, los científicos defienden que sus conclusiones serán de mucha ayuda para psicólogos y psiquiatras, que gracias a ellas dispondrán de un modelo de referencia a partir del que diagnosticar enfermedades mentales. También piensan que las empresas pueden usarlas para refinar sus procesos de selección, y para conocer mejor a los consumidores y ajustar su oferta en función su forma de ser.

Fuente: Muy Interesante

12 de julio de 2017

Si quieres tener buenas relaciones, sé auténtico

La autenticidad implica ver al otro, con sinceridad, conversar sobre los hechos y compartir los propósitos comunes.

Si quieres liderar, ten conversaciones auténticas. Y si quieres que una relación funcione, preocúpate para que lo que se hable aporte valor a todos.

La autenticidad es mucho más que sinceridad a pecho descubierto. No vale con decir lo primero que se te pasa por la cabeza, tipo “te queda fatal lo que llevas” o “qué desastre de trabajo has hecho”. Esas frases podrán ser “técnicamente” muy sinceras, pero no sirven de mucho. Al otro lo has dejado hecho una lástima y con ganas, seguramente, de devolvértela. La autenticidad va mucho más allá: crea valor a las personas e indaga en los propósitos de lo que nos mueve. Pero la autenticidad no siempre es fácil. No se nos educa para ser auténticos, no nos engañemos. Muchas veces vamos corriendo, diciendo lo primero que se nos pasa por la cabeza o teniendo charlas superficiales, sin darnos cuenta de que, de ese modo, no construimos relaciones sólidas. Pero hay una buena noticia: la autenticidad se puede entrenar y todo pasa por tener conversaciones de calidad con los otros y con nosotros mismos. Veamos cómo conseguirlo, tomando como referencia el modelo de Connolly, Motroni y McDonald en su libro “The vitality imperative”:

- Apariencia o “no te veo”. Aquí se engloban las broncas, los reproches, las charlas banales y huecas o aquellas en las que hacemos oídos sordos al otro. Todas ellas tienen algo en común: vamos a la nuestra y nos importa bien poco el otro. Ni lo vemos, ni nos interesa ni mostramos realmente lo que nos ocurre. Los minutos que invirtamos en este tipo de charlas son un tiempo perdido. ¿Y cómo pasar al otro nivel? La llave maestra es la escucha. Para ello, cuando alguien está en la apariencia y quiere mejorar su relación ha de comenzar con escuchar y con preguntar. De este modo, salimos de los lugares comunes y de demostrar que solo nosotros tenemos la razón. Por ejemplo, si en vez de echarle la bronca por retrasarse, le preguntas (y escuchas): “¿Por qué me entregas esto tarde?”. O si en vez de demostrar que solo tú tienes la solución, indagas “¿Qué crees que deberíamos hacer?”.

- Sinceridad o “me da igual lo que sientas con lo que te digo”. La sinceridad tiene una implicación mayor que la apariencia. En este caso, la persona hace una reflexión de sí misma y habla de lo que le ocurre. Pero, claro, en aras de la sinceridad se pueden soltar misiles que hacen mucho daño al otro. Dar un paso más en la sinceridad no significa mentir con lo que nos sucede, sino expresarlo de un modo que ayude también al otro. ¿Y cómo? A través de aportar datos concretos, no solo interpretaciones personales, y desarrollar la empatía para entender el otro punto de vista. En el ejemplo anterior, podría decirse “cuando tú te demoras en la entrega de tu parte, nos retrasamos en nuestro compromiso y eso me hace sentirme muy mal con el otro departamento, por lo que te pido que…” (en vez de decirle que te sientes muy mal con lo que ha hecho. De este modo, le aportas datos para mejorar en las siguientes ocasiones).

El artículo completo en:

El País


12 de octubre de 2015

Eres el lugar donde vives (o cómo el ambiente moldea tu mente)

Somos seres intextricablemente unidos al lugar del que emergemos: sus condiciones, reglas, relaciones y campos de información nutren y limitan la forma en la que actuamos.

Now here’s a painting of a landscape
Now, the artist who painted that picture
Says something is missing. What is it?
It is I myself who was part of the landscape I painted.
      – Quantic-Infinite Regression

Todos sabemos que el lugar y el ambiente en donde vivimos tienen una influencia en cómo somos, pero difícilmente dimensionamos hasta qué punto. Creemos generalmente que el lugar es siempre una cosa externa que no opera cambios en nuestra psique, pero quizás lo contrario es verdad. Creemos que somos autónomos y la conducta de los demás no nos afecta de manera sustancial, pero pocos realmente lo somos. El lugar (con todo su ecosistema y red de relaciones) en la vida cotidiana se experimenta como un estado mental o un sistema operativo.
Donde estamos transforma cómo somos, argumenta Adam Alter en el New York Times. Existen numerosos estudios que nos pueden ayudar a entender hasta qué punto está abierta una membrana de influencias psicoculturales entre una persona, sus vecinos (las ideas que pululan) y el lugar en el que habita.

Un grupo de investigadores hizo un experimento tirando cartas con un sello postal listas para ser enviadas en dormitorios universitarios. Los investigadores descubrieron que en los dormitorios de mayor densidad de alumnos sólo cerca del 60% de las misivas lograban llegar a su destino (el porcentaje fue mucho mayor en dormitorios donde se habitaba de manera más holgada); su hipótesis es que el vivir en un ambiente relativamente hacinado los hacía desconectarse de sus compañeros. Posteriormente, los investigadores preguntaron a otro grupo de alumnos cómo habrían respondido en la misma situación: el 95% dijo que habría llevado la carta al buzón postal sin importan el lugar donde vivía–esto es evidentemente un ejercicio imaginario, ya que, como veremos, difícilmente podemos actuar “sin importar el lugar donde vivimos”.

Dos experimentos con los sorpresivos poderes de la luz azul nos pueden ilustrar más al respecto. En el año 2000 contratistas instalaron una serie de luces azules en diferentes puntos de la ciudad de Glasgow. La intención era hacer que ciertos distritos lucieran más atractivos; después de unos meses el ayuntamiento notó una tendencia interesante: el índice de crimen había declinado en los lugares que habían sido bañados en azul. Esto al parecer debido a que las luces mimetizaban las luces azules características de las patrullas de policía en buena parte del mundo. La luz azul, sin embargo, tiene otras cualidades.

En el 2005 la prefectura de Nara, en Japón, instaló luces azules siguiendo la misma línea de evitar el crimen en zonas peligrosas. Si bien los resultados fueron los esperados y el crimen declinó, autoridades japonesas descubrieron un efecto inadvertido a partir de la fotoestimulación: disminuyó la cantidad de basura en la calle y el índice de suicidios en estaciones y sitios que eran utilizados por personas para quitarse la vida. Al parecer la luz azul tiene una serie de propiedades calmantes, que tal vez tengan que ver en que este color es el que más eligen las personas como su favorito. (Otros estudios han mostrado que una pantalla azul de computadora asiste en la solución de problemas matemáticos o que pacientes prefieren ser tratados por enfermeras vestidas de azul). Podemos hablar también de ambientes –jugando a una eco-sinestesia– azules o verdes y rojos, que influyen en nuestra psicología.

Existen diferentes formas en las que el lugar en el que estamos presiona nuestras conductas. Un grupo de psicólogos de la Universidad de Newcastle halló que trabajadores de una universidad tendían a pagar más su café o té cuando el sistema de recolección de pago voluntario era una caja que estaba acompañada de la imagen de un par de ojos que cuando había una imagen de unas flores. Los investigadores alternaron esta “caja de la honestidad” con ojos de hombres y mujeres o flores y siempre hubo más pagos bajo la metáfora de los ojos vigilantes.

Un estudio de la década de los 70, sugiere que las personas hacen menos trampa resolviendo un examen cuando son colocados frente a un espejo, lo que se conoce como el efecto de la autoconciencia en la conducta anti-normativa.

Un efecto inverso parece propagarse cuando el medio ambiente envía señales de descuido y poca vigilancia. Estudios sugieren que las ventanas rotas generan más crimen en zonas donde éstas abundan. Lo mismo ocurre con la basura en la calle: entre más basura existe en la calle no sólo las personas menos tiran la basura en los lugares apropiados, sino que también esto parece fomentar el crimen en la zona. De nuevo es como si hubiera un efecto psicogeográfico y el caos o desorden del espacio físico en el que nos movemos se convierte en el espacio mental que detona respuestas como el crimen.

En un experimento bastante revelador, un grupo de investigadores colocó una serie de fliers de papel en 139 automóviles en el estacionamiento de un hospital y observó que hacían los dueños de los mismos. Cuando los dueños salían del hospital para encontrarse con el estacionamiento llenó de fliers y envolturas de dulces tiradas en el piso, cerca de la mitad tomó el flier de su auto y lo arrojó al piso. Mientras que cuando el suelo estaba limpio, sólo 1 de 10 personas tiraron el flier al piso.
Adam Alter concluye:

Estos estudios muestran algo profundo, y tal vez un poco perturbador, sobre qué es lo que nos hace quiénes somos: no existe una versión única de “tú” y “yo”. Aunque todos estamos anclados en nuestras distintas personalidades, las señales contextuales muchas veces nos llevan lejos de esas anclas y es difícil saber quién somos en realidad –o al menos qué es lo que haremos en ciertas circunstancias.

16GRAYMATTER-popupPodemos pensar que nosotros sí tenemos un poder de voluntad que evita que nos arrastre la multitud o el ambiente; pero las señales y la influencia del entorno en el que vivimos son innumerables y demasiado sutiles. Así la construcción del ser debe de concebirse de una manera dinámica, constantemente cambiando según el cariz del momento (el tiempo como propiedad continua del espacio). Vivir entre árboles, entre personas que tienen perros, en zonas donde existen muchos bares, en medio de arquitectura que tiende más hacia formas curvas, etc., todo esto influye de manera importante en cómo nos comportamos en ciertas situaciones, en qué pensamos y hasta en nuestra salud. Hasta tal punto el lugar cincela nuestra forma de ser que hablamos de cosas tan abstractas –y abominables– como la conciencia de un país o la idiosincracia (algo como la patria: el paternalismo conductivista). Y aunque no podemos pensar que el país donde nacimos nos define, si podemos conjeturar la existencia de egregors o meta-entidades como la argentinidad o la mexicaneidad, de las cuales participamos en menor o mayor grado.

La epigenética, la rama de la biología que estudia los cambios genéticos producidos por el medio ambiente y las relaciones humanas (como el trauma), deja claro que el lugar (todo el clima físico y mental) en el que habitamos puede hacer que se expresen (o no) ciertos genes. Así muchas de las enfermedades que podemos padecer en la vejez son el resultado de los lugares (en toda su extensión) en los que vivimos de niños.

De manera más amplia todos vivimos en el mismo lugar. Como anticipó Marshall Mcluhan en su visión de la aldea global, la sociedad digital tiene mucho de la sociedad tribal, en la que todos estamos en un estado de cambio constante, cada uno de nosotros afectando a a todos los demás, sin verdadera privacidad. Compartir el mismo espacio mediático es compartir el mismo espacio mental (“la cultura es nuestro sistema operativo”, decía Terence Mckenna). Evidentemente no actuamos exactamente igual en las mismas situaciones, pero una persona que pudiera tener una perspectiva de cientos, tal vez miles de años, se sorprendería ante la uniformidad de nuestra sociedad. La mayoría de las personas del mundo viste con más o menos la misma ropa (jeans, t-shirts, las mismas marcas, etc), utiliza los mismos aparatos de teléfono, televisión, transporte, etc., ve las mismas películas  y programas (y por lo tanto el contenido de su pensamiento y de sus sueños es algo similar).  (Un estudio mostró que un incremento en películas sobre OVNIs y extraterrestres en la cartelera incrementó el número de avistamientos entre ciudadanos británicos). Ante una situación como las presentadas en los estudios científicos que hemos discutido, la mayoría de nosotros actuaría de la misma forma –cediendo ante el dictamen del lugar. Ese lugar está en todas partes y somos todos nosotros. La reflexión va dirigida hacia la posibilidad de visitar y habitar otros lugares psicofísicos en los que las reacciones puedan surgir a contracorriente, con irreverente espontaneidad, aunque por momentos puedan ser absurdas. Operar también desde ahí, en los  espacios liminales, márgenes del camposanto cultural y filtrarnos hacia las zonas que aún no han sido patentadas de la conducta y la conciencia humana.

Enlaces a los estudios mencionados en este artículo del New York Times

Tomado de:

 

15 de octubre de 2013

¿Por qué te gusta el sabor picante?

Que te guste o no la comida picante depende en gran medida de tu personalidad, según se deduce de un trabajo de la Universidad de Pensylvania dado a conocer en la última reunión anual del Instituto de Tecnólogos de los Alimentos (IFT por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.

En concreto, los investigadores detectaron que los individuos cuya personalidad mostraba un claro gusto por la novedad y las emociones fuertes, así como cierta predisposición a correr riesgos, eran también los más aficionados al sabor picante de la capsaicina, el componente picante del chile (o del ají), sobre todo en grandes dosis. Sin embargo, los individuos con una personalidad más tranquila rechazaban la comida cuando aumentaba el contenido de este tipo de picante, soportando solo pequeñas dosis antes de sentir una intensa y desagradable sensación de ardor en la boca.

Fuente:

Muy Interesante

25 de febrero de 2013

¿Influye el grupo sanguíneo en la personalidad?


Muestras de sangre

No hay evidencias de que el grupo sanguíneo defina la personalidad.


Esta es una noción bastante popular en Japón y Corea del Sur.

Se cree que los del grupo A son perfeccionistas y trabajan bien en equipo, los del grupo 0 son curiosos, generosos y obstinados, los del AB tienen inclinaciones artísticas y son impredecibles, y los del tipo B son alegres, excéntricos y egoístas.

No existe una razón biológica para esto y no hay investigaciones que apoyen esta teoría.

El grupo sanguíneo define sólo qué proteínas se encuentran en la superficie de los glóbulos rojos.

Un poco como ocurre con los signos del zodíaco, es posible que al saber qué tipo de personalidad se "supone" que uno debe tener, se tienda a exagerar o a darle un significado especial a las conductas que coinciden con lo supuesto.

Este es un ejemplo de sesgo confirmatorio, cuando prestamos más atención a la evidencia que parece respaldar nuestros prejuicios que a aquella que los contradice.

La mayoría de la gente se comporta con una mezcla de todas las características de personalidad adjudicadas a los grupos sanguíneos.

Fuente:

BBC Ciencia

16 de enero de 2013

Los criticones son infelices

chismeLo que dices acerca de los demás también habla de ti. Una investigación coordinada por la Universidad Wake Forest (EE UU) ha demostrado que ver con buenos ojos a los demás es un indicador de que puedes considerarte feliz, entusiasta, noble y emocionalmente estable. Sin embargo, si eres de los que suele criticar y juzgar con un sesgo negativo a quienes te rodean, es probable que vivas a disgusto. “Una percepción positiva del resto de las personas indica satisfacción con nuestra propia vida”, sugiere Dustin Wood, psicólogo y coautor del estudio que publicaba la revista Journal of Personality and Social Psychology. Por el contrario, aquellos que perciben negativamente al resto de personas con las que se relcionen suelen ser narcisistas, infelices, con tendencia a la depresión, neuróticos, antisociales y afectados por otros trastornos de la personalidad.

A partir de los resultados, los investigadores sugieren que cuando hacemos que un individuo valore a sus compañeros de trabajo o a sus conocidos, obtenemos abundante información no solo de la persona evaluada, sino también (y sobre todo) del evaluador y de su situación emocional.


Fuente:

Muy Interesante

7 de enero de 2013

La gente tiende a pensar que su personalidad y sus creencias no cambiarán con los años

Foto: HansKristian.

Aunque el ser humano es consciente de que su personalidad y sus creencias han cambiado significativamente respecto al pasado, cree que en el futuro su forma de ser se mantendrá tal y como es en el presente. La revista Science publica esta semana un estudio que describe la conocida como 'ilusión del final de la historia', por la que las personas tratan el momento actual como si fuera una línea divisoria de su vida.

En cada una de las etapas de la vida, las personas toman decisiones que influyen profundamente en cómo serán en el futuro: pagan para quitarse los tatuajes que se hicieron de adolescentes, se divorcian de quienes se enamoraron y acuden a centros de belleza para perder los kilos que han engordado con el paso de los años.

Un equipo internacional de investigadores ha realizado un estudio donde se demuestra que, aunque el ser humano es consciente de cómo sus personalidades y valores cambian con el paso del tiempo, tiende a creer que no se modificarán mucho más en el futuro. El trabajo se publica esta semana en la revista Science.

Una muestra de 7.519 adultos

"Existe una tendencia a tratar el presente como una línea divisoria, en la que uno se convierte en la persona que será por el resto de su vida", recoge el estudio. Los autores se refieren a ella como 'la ilusión del final de la historia' y explican que esta actitud puede llevar a no tener en cuenta los futuros comportamientos y preferencias.

Los científicos han utilizado una muestra de 7.519 adultos de entre 18 y 68 años –el 80% de ellos eran mujeres– obtenida de la página web de un programa de televisión.

Los participantes tuvieron que contestar a preguntas como cuál es su estilo musical favorito, el nombre de su comida predilecta, su hobby por excelencia y el nombre de su mejor amigo.

A continuación, estas personas fueron incluidas, al azar, en una de estas dos opciones: ser 'reportero' –debían contestar si sus preferencias actuales eran iguales o diferentes de las que tenían hace 10 años– o ser 'predictor' –vaticinar si esas predilecciones actuales serían las mismas o cambiarían dentro de una década–.
Los investigadores contabilizaron el número de ítems en los que los participantes manifestaron que sus respuestas serían diferentes, tanto en el pasado como en el futuro, y lo utilizaron para medir los cambios de preferencias.

El conocimiento de uno mismo

Según los autores, el trabajo deja claro que las personas "tienden a subestimar cuánto cambiarán a medida que cumplan años" y lo explican de dos modos: "En primer lugar, es posible que la mayoría de la gente opine que sus personalidades presentes son atractivas y sus preferencias son sabias, lo que les impide pensar en la posibilidad de cambiar. Puede que crean conocerse muy bien a sí mismas, y que un cambio en el futuro amenace esa creencia".

En segundo lugar, los científicos señalan que hay que diferenciar entre los procesos cognitivos para recordar el pasado y aquellos con los que se infiere el futuro. "La prospección es un proceso constructivo, mientras la retrospección es reconstructiva", explican los científicos.

Añaden además que generalmente, construir cosas nuevas es más difícil que reconstruir las ya pasadas. Por eso, es probable que la dificultad de predecir cómo será algo en el futuro lleve a muchas personas a asumir que no se producirán demasiados cambios.

"Esa actitud consiste en confundir la dificultad de imaginar el cambio personal futuro con la poca probabilidad de cambiar personalmente", concluyen los expertos.


Fuente:

El Mundo Ciencia

6 de noviembre de 2012

En Japón, el tipo sanguíneo "determina" la personalidad

Japonenes y grupo sanguíneo

La sangre es de las pocas cosas que unen a la raza humana. Sin embargo, no es un tema que tengamos muy presente, a menos de que necesitemos una transfusión. En Japón, sin embargo, el tipo sanguíneo tiene grandes implicaciones en la vida, el trabajo y el amor.

"¿Cuál es tu grupo?" es una pregunta clave en cualquier formulario para postularse a un trabajo. 

Según la cultura popular en Japón, los tipo A son perfeccionistas y trabajan bien en equipo, pero sufren de ansiedad. Los O son curiosos y generosos, pero tercos. Los que tienen sangre tipo AB son artísticos pero misteriosos e impredecibles. Y los B son alegres pero excéntricos, individualistas y egoístas.

Alrededor del 40% de los japoneses tiene sangre del grupo A y el 30%, O. Solo un 20% tiene el tipo B, y los de AB representan aproximadamente el 10% de la población.

Los libros sobre las diferentes personalidades son un éxito editorial.

Los programas de televisión en las mañanas, los periódicos y las revistas publican con frecuencia horóscopos basados en el grupo sanguíneo y discuten la compatibilidad en las relaciones personales. Muchas agencias de citas lo tienen en cuenta, y los juegos de video y las animaciones -el popular manga- suelen mencionar el tipo de sangre de los protagonistas.

También se ha desarrollado toda una industria de productos especializados: bebidas, goma de mascar, sales de baños e incluso condones para los determinados grupos.

¿Por qué?
"La gente a veces no me quiere, dice. Creen que soy extraña y rara. Muchos me dicen que no entienden lo que pienso"
Masako, donante de sangre tipo AB

Los tipos sanguíneos, sin embargo, se determinan por las proteínas en la sangre. Aunque los científicos intentan acabar con estas creencias con insistencia, en Japón continúan siendo populares. Una razón que se suele dar para explicarlo es que, en una sociedad relativamente homogénea y uniforme, esto provee una estructura simple que permite dividir a la gente con facilidad en grupos concretos.

"Ser parecidos se considera algo bueno en Japón", dice la traductora Chie Kobayashi. "Pero también nos gusta encontrar pequeñas diferencias que distinguen a la gente. Por otro lado, esto puede resultar en que se digan cosas malas sobre determinado grupo sanguíneo minoritario, como los B y los AB".

En 1901, el científico austriaco Karl Landsteiner descubrió el sistema de tipos sanguíneos ABO. Su trabajo, con el que se mereció un premio Nobel, hizo que fuera posible identificar los diferentes grupos y abrir un camino importante en la seguridad de las transfusiones de sangre.

Durante el periodo de entre guerras, teóricos de la eugenesia se apropiaron de su investigación, sobre todo los nazis, que lo usaron como una de las formas de argumentar su superioridad racial.

El gobierno militar de Japón también lo adoptó en 1930 para el entrenamiento de soldados. Y en la Segunda Guerra Mundial, el Ejército Imperial formaba los grupos de batalla según el grupo sanguíneo, de acuerdo con diferentes reportes.

El estudio de los tipos de sangre ganó mucha difusión en 1970, con el lanzamiento de un libro escrito por Masahiko Nomi, quien tenía cierta experiencia en medicina. Y más recientemente su hijo Toshitaka publicó una serie de obras que también han sido populares. De hecho, Toshitaka es el director del Instituto del Grupo Sanguíneo Humanics. Y dice que su trabajo no es estereotipar a las personas, sino simplemente permitirles que exploten su talento y mejoren sus relaciones.

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11 de septiembre de 2012

¿Cómo se estudia la personalidad de los asesinos y los terroristas?

wtc7El 11 de septiembre de 2001 el mundo miraba a Nueva York. Tres grupos de terroristas suicidas estrellaban varios aviones en diversos lugares de Estados Unidos y cambiaban para siempre el rumbo de la historia. Cuando se cumplen 11 años de aquel trágico suceso entrevistamos a Jesús Sánchez Gómez, doctor en criminología e Investigador en Análisis del Terrorismo, cuyos métodos de análisis de la psicología terrorista van más allá de un estudio psicológico de los sujetos, sino que también se centran en el aspecto clínico de las personas. De hecho ha publicado el "Manual de Clínica Criminológoca: Perfil de Peligrosidad Criminal" diseñado específicamente para elaborar perfiles de personas peligrosas y donde se incluye, como ejemplo docente los perfiles de peligrosidad de los yihadistas del 11-M.

Muy Interesante: En los últimos años el terrorismo se ha convertido en una auténtica plaga mundial. ¿Por qué? ¿Hay alguna razón psicológica?
 
El terrorismo, en general, parte de la premisa, en su diseño, de buscar efectos psicológicos a largo plazo, más allá de las víctimas inmediatas del atentado terrorista.
Desde esta perspectiva, la violencia política busca generar inestabilidad desde el impacto mediático, siendo aquí donde nos encontramos con la utilización, por parte de estas asociaciones, de unos instrumentos, relativamente modernos, que les sirve de altavoces para generar el miedo en la población y hacer oír su reivindicación política. Me estoy refiriendo a los medios de comunicación, lo que nos lleva a una apreciación magnificada del terrorismo en cualquiera de sus vertientes, ya sea nacionalista o religioso o meramente mercenario y con finalidad estrictamente económica.
 
No son tantas las organizaciones terroristas existentes, pero es cierto que los medios y formas que utilizan, con una propaganda mediática bien utilizada y con un efecto devastador e indiscriminado de su resultado criminal, genera en las personas un estado de ansiedad suficiente para mantener en alerta una situación que, a pesar de ser objetivamente escasa, es lo suficientemente impactante y cruel para conseguir su objetivo de terror.
No obstante, los discursos que manejan de máximos y utópicos hacen que se mantengan en el tiempo por irresolubles, cohesionando al grupo por su idilidad, siendo aquí donde entran en juego, al configurar el paradigma del grupo terrorista, diferentes aspectos; el psicológico, al que se refiere la pregunta, y otro, para mi entender muy importante, el sociológico.
 
Respecto al psicológico, estos sujetos participan de un constructo de personalidad inintimidable, de manera que con una apreciación egocéntrica de sus propios actos y creencias, y cargados, a su vez, de "su verdad", no temen ni a la pena ni al reproche social, si bien, esto no significa que presenten un déficit o patología psicológica, simplemente su personalidad les sitúa en una posición proclive a dar el paso al acto y cometer el hecho criminal.
 
Hasta aquí, cualquier persona se puede encontrar en situación de defender una idea por muy obsesiva que esta sea. Sin embargo, ese paso al acto para cometer el delito, necesita de un aspecto nocivo de la personalidad, capaz de pasar el umbral agresivo que determina la comisión del hecho.
Por otro lado, ya con predisposición psicológica para realizar la agresión, la forma en que pudiera ser cometida, respecto a la indiferencia afectiva con la víctima, proviene de otro rasgo de personalidad que, en su extremo, todos conocemos con la calificación de psicópata, aunque estos, en números absolutos, son escasos.
He dejado para el final de esta pregunta otro aspecto, relacionado con el constructo psicológico del sujeto, que se nutre de considerandos sociológicos.
 
La creación de la personalidad se gesta, con carácter preeminente, por las influencias sociales y ambientales. Por lo que la familia, el grupo de iguales y las influencias situacionales determinan una personalidad y un comportamiento.
Así, los agentes socializantes del entorno distante e inmediato, respecto a la cultura, los primeros, y dinámicas de grupo, respecto al segundo, posicionarán al sujeto en medio de unas creencias, de las que participarán personas de su entorno.
 
En una determinada instancia, el terrorista participará de un grupo, y querrá participar del mismo, adoptando un rol perverso; el sujeto necesita psicológicamente formar parte de un grupo con unas ideas socializantes determinadas. El grupo, a su vez exige, a cada uno de sus miembros, un determinado comportamiento y asunción de principios para cohesionar al mismo, por lo que demanda una actitud y una actividad que a su vez el individuo está dispuesto a aceptar para no ser rechazado del mismo, entrando así en una espiral viciosa cuya primera premisa para romperla ha de ser la desintegración de dicho grupo y la separación de los sujetos a fin de suspender las influencias nocivas.
 
En síntesis, los comportamientos terroristas vemos cómo se dirigen a influir en la psicología del ciudadano, al que necesitan llegar mediante el miedo, utilizando para ello los canales de comunicación que existen y que tienen a su alcance, es decir: internet, prensa, radio y televisión, actuando de manera que las reivindicaciones que hacen lleguen a cuanta más población mejor, produciéndoles el agobio de la posibilidad de ser víctimas de un hecho incierto y grave.

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Muy Interesante: La televisión, a través de las películas y las series, ha acercado al público la criminología y la importancia de conocer la psicología de los asesinos. ¿Se muestra correctamente cuál es el trabajo de estos profesionales? ¿Cuáles son los fallos más habituales?
 
La televisión, al igual que otros medios de comunicación, vienen a centrarse en aspectos derivados de una personalidad enferma proveniente de psicosis como la esquizofrenia (película Psicosis) o personalidades de gran indiferencia afectiva, que no enfermas, como los psicópatas (película El Silencio de los Corderos), tratando el investigador de ficción de resolver y conocer la personalidad mediante exclusivamente una entrevista que realiza al delincuente.
 
En la realidad, los investigadores que hacen perfiles se acercan al conocimiento del delincuente desde un ámbito científico casi exclusivamente psicológico, tal como vemos en las películas, a excepción de agencias como el FBI o la CIA, que estudian la personalidad de manera más amplia, de manera interdisciplinar, es decir, ven la personalidad construida con factores que van más allá de la psicología. Aun así, a pesar de ser la mayoría de las películas y series de producción norteamericana, el mayor fallo es referirse al estudio de la personalidad del delincuente, tal como dije antes, sin mostrar cómo encajan en sus investigaciones otras áreas del conocimiento científico como la psiquiatría o sociología, entre otros, lo cual presenta a los espectadores de la película una sola parcela de la investigación real.
 
Igualmente, al presentarnos las películas, observamos cómo el investigador realiza la entrevista al delincuente de manera espontánea, cuando en realidad existe una fase de preparación exhaustiva, intensa y meticulosa de las preguntas a realizar.
Del mismo modo, en las películas, nos dan una apreciación de la investigación llevada casi de manera unipersonal, algo muy lejos del procedimiento, que siempre es fruto de un trabajo muy compenetrado de un equipo de investigadores.

mouselessMuy Interesante:
¿Cree que llegará un día en el que, como en la película de Minority Report, podamos anticiparnos a los delitos?
 
El comportamiento de las personas, a pesar de ser consecuencia de una determinada forma de ser, fruto de la personalidad de cada individuo, que se construye en los primeros años de la vida, no es algo previsible en su totalidad, ya que viene influido por muy diversos motivos derivados, entre otros, de experiencias, estudios, creencias o patologías. Circunstancias que harán que un sujeto, en un momento determinado, pueda tomar una decisión u otra, pudiendo ser ambas totalmente opuestas.
 
En este sentido, la película Minority Report, no valora el comportamiento de la persona como algo fruto de experiencias y aprendizaje continuo, niega el libre albedrío y la capacidad del sujeto de adoptar la conducta que considera adecuada a cada situación como resultante de la propia madurez. A su vez, cada persona puede modificar su esquema corporal a lo largo de la vida. No se cometerá el delito de la misma forma si se tiene un cuerpo atlético que si se tiene una obesidad mórbida. Igual que no se cometerá el delito de la misma manera cuando se tiene una biología sana que cuando se presentan patologías. Por poner un ejemplo, el comportamiento puede venir determinado por alteraciones hormonales que influyen sobre la glándula pituitaria, que se encuentra debajo del hipotálamo, glándula que participa en el proceso de síntesis de la conducta humana al vincularse con el razonamiento, con las emociones y puede encontrarse estimulada por la producción de las hormonas responsables de la conducta agresiva (la testosterona, entre otras).
Como vemos, sobre la conducta criminal no sólo influye la psicología o los procesos de socialización sino que, a su vez, aspectos biológicos podrán determinar un comportamiento. Por ello, el estudio de otras áreas del saber científico es imprescindible para entender el porqué de una conducta criminal pudiendo, en su caso, ser tratada desde un paradigma médico.
 

El comportamiento futuro de cada persona puede ser algo intuitivo pero en ningún caso podrá existir certeza del mismo.

¿Qué tiene de especial la metodología que usted aplica en sus investigaciones?
 
El método clínico criminológico parte de entender al sujeto como una entidad única, con una personalidad creada mediante un proceso de socialización, pero en continua evolución y capaz de ser alterada por muy diferentes factores. Por dichos motivos, a diferencia de otros investigadores, entiendo que el estudio de la personalidad criminal necesita, para la confección de su perfil, de un estudio que trascienda lo meramente psicológico. Así, la investigación de los continuos procesos de socialización y las influencias que el medio ejerce sobre el sujeto, las alteraciones biológicas, psiquiátricas o médicas, son necesarias para, de manera global, entender el comportamiento en un momento concreto.
 
Tras el análisis y diagnóstico del perfil de peligrosidad criminal, el método clínico permite, además de acercarnos al porqué de un comportamiento, poder realizar una cierta prospección e inducir un pronóstico intentando prever qué ocurrirá. Realizado esto, será posible, en gran parte, poder tratar la personalidad del sujeto, conocido de manera más global que desde una perspectiva psicológica, desde aquéllos aspectos nocivos que han determinado su comportamiento.
 
En otro momento, el método que venimos describiendo pudiera ser la base para la creación de protocolos que, a pesar de no ser estos cerrados y poder ser modificados conforme se vaya reuniendo información, seguro que se constituirán en una herramienta válida y utilizable para aumentar la prevención del delito mediante la identificación temprana.


psicopataUsted analiza aspectos de distintos ámbitos: psicología, medicina, biología, ... ¿Terrorista se nace o se hace? O dicho de otro modo, ¿qué papel juega la genética? ¿hay gente predispuesta a cometer delitos?
 
A excepción de los psicópatas, que nacen carentes de capacidad afectiva, de ahí que no sea una enfermedad, sino un déficit, por el cual tendrán un comportamiento incapaz de empatizar con otras personas a lo largo de su vida y que influirá en sus relaciones produciendo dolor, ya sea en el ámbito familiar, profesional o estrictamente delincuencial (terrorista o común), la personalidad criminal se genera, en gran medida, por las influencias sociales, aunque efectivamente influenciada por factores genéticos y bioquímicos aun por determinar ya que, en algunos aspectos, las investigaciones al respecto no son concluyentes si bien, si que viene quedando demostrado que, los factores biológicos que afectan al individuo predisponen su conducta, tanto altruista como nociva.
 
La pregunta, en este sentido, ha de contestarse diciendo que el delincuente, en general, se hace a partir de las relaciones socializantes, influida en determinados casos por considerandos biológicos, a excepción de los psicópatas, antes referidos, que dada su incapacidad de tener afecto se sitúan en una posición preeminente para realizar actos criminales de cualquier tipo.
 
La cultura, el adoctrinamiento y la dinámica de grupos, parecen ser los elementos determinantes para que un individuo, con predisposición biológica, pase a formar parte de una organización terrorista.

En base a sus investigaciones, ¿cree que deberían cambiarse las metodologías policiales? ¿Se podrían haber evitado atentados, como el del 11-S o el del 11-M conociendo más a fondo la manera de pensar de los terroristas?
Hasta donde conozco, las investigaciones de los cuerpos policiales y agencias de inteligencia consideran el estudio del sujeto mediante el perfil psicológico, circunstancia que claramente limita el conocimiento del individuo.
 
Si por un lado los cuerpos policiales dedican recursos a labores de información y por otro las agencias de inteligencia se dedican al análisis de la información con el fin de generar conocimiento, observamos cómo ambas instituciones se dedican a campos que, aún pareciendo lo mismo, son diferentes pero complementarios.
 
La excelente labor que realizan los cuerpos policiales buscando, detectando e interviniendo en circunstancias que pudieran perturbar la seguridad ciudadana queda escasa, de ahí que el trabajo de las agencias de inteligencia se dirija a elaborar la información para detectar con antelación posibles riesgos para la seguridad de las naciones, de manera que, generando conocimiento, se pueda comprender y valorar los hechos y prever su evolución.
 
Que duda cabe que algo ha fallado en los servicios de información de los cuerpos de seguridad y algo ha fallado en las agencias de información cuando, hasta donde sabemos, no se pudieron evitar los atentados. No obstante, hay que ser justos con ellos, una cosa es no conocer el peligro, que seguro que se conocía, y otra es no poder detectar cuándo y cómo realizarán el acto criminal. Ambas instituciones están compuestas por personas, no por adivinos, y por más que se dediquen, con la gran profesionalidad que día a día demuestran, los actos terroristas son fruto de estrategias de personas que también piensan.
 
A pesar de lo dicho, el estudio del perfil de peligrosidad criminal de los sujetos de los que se obtiene información, así como el estudio de los contextos criminógenos de manera multidisciplinar, seguro que permitiría avanzar un paso en la capacidad de prospección de aquéllas circunstancias que pudieran alterar el orden o la seguridad nacional.

Y además…

 Fuente:

2 de julio de 2012

6 cosas que dependen de la dopamina



riesgoDescubierta hace apenas medio siglo por los químicos suecos Arvid Carlsson y Nils-Åke Hillarp, la dopamina no sólo ha resultado ser el neurotransmisor responsable de las sensaciones placenteras. También está involucrada en la coordinación de los movimientos musculares, en la toma de decisiones y en la regulación del aprendizaje y la memoria. Sin ella no sentiríamos curiosidad ni motivación.

Personalidad. ¿Te consideras tímido? ¿Extrovertido? ¿Inseguro? ¿Valiente? De acuerdo con un estudio realizado por investigadores de la Clínica Universitaria Charité de Berlín y publicado en Nature Neuroscience en 2008, la cantidad de dopamina que contiene la amígdala cerebral de una persona podría definir si es tranquila y confiada en sí misma (baja concentración) o si es miedosa y con tendencia a sufrir estrés (alta concentración).

Sobrepeso. No a todos nos produce el mismo placer saborear un pastel de chocolate. Las personas obesas tienen menos receptores de dopamina en su cerebro y, por lo tanto, necesitan comer más cantidad para compensar ese déficit y sentir la misma satisfacción que el común de los mortales, según se desprende de un estudio publicado hace poco en la revista Science.

Pasión por el riesgo. Que en la adolescencia se corren más riesgos que en otras etapas de la vida es un hecho. Lo que no sabíamos hasta hace poco era que este comportamiento se puede atribuir a un aumento de la cantidad de dopamina en ciertas zonas del cerebro de los adolescentes que les hace equivocarse en sus expectativas y predecir resultados excesivamente “positivos” de sus acciones.

Cuestión de estatus. Usando técnicas de neuroimagen, los científicos han demostrado que cuanto más alto es el estatus social de una persona mayor es el número de receptores D2 de dopamina que hay en su cerebro y, por lo tanto, más motivada y satisfecha se siente.

Creatividad. Según un artículo publicado recientemente en PLoS ONE, las personas muy creativas tienen menos densidad de receptores D2 de dopamina en el tálamo, una zona del cerebro encargada de filtrar los estímulos que llegan a la corteza cerebral. Esto impide que se filtren algunas señales y aumenta el flujo de información hacia el cerebro, lo que permitiría establecer conexiones entre conceptos que a otros se les escapan.

Memoria. La dopamina también controla la duración de la memoria, es decir, si una información se conserva durante sólo 10 o 12 horas en el cerebro y desaparece, o si perdura por más tiempo. “Si creemos que lo que aprendemos es importante, la dopamina activa al hipocampo para que se archive”, explica Jorge Medina, investigador de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y coautor del descubrimiento. “Si por el contrario lo que aprendemos no nos satisface, el recuerdo se diluye”.


Y además…


Fuente:

 
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