Domingo, 07 de junio de 2009
¿Cómo se hace un científico en América Latina?
María Elena Navas
BBC Ciencia
Muchos científicos latinoamericanos que se destacan en el mundo desarrollado optan por no regresar a sus países. |
Imaginemos que hoy en un país de América Latina acaba de nacer el que será uno de los mayores benefactores de la humanidad. Alguien, por ejemplo, como Louis Pasteur cuyo trabajo ha salvado millones de vidas gracias a las vacunas y la pasteurización.
Nuestro científico imaginario ya posee una excelente educación básica y aunque su país no es rico, cuenta con varias universidades e incluso una academia establecida de ciencias e investigación.
El joven ya demostró su gran capacidad para investigar y formular hipótesis, la paciencia para conducir experimentos y la brillantez para lograr soluciones y resultados.
¿Logrará con estas virtudes nuestro eminente investigador latinoamericano convertirse en uno de los más importantes científicos del silgo XXI?
No.
Para lograr su objetivo, el nuevo Louis Pasteur tendrá que entender, en primer lugar, cómo opera la maquinaria de la ciencia moderna, y después involucrarse en ella.
Al extranjero
En la mayoría de los países existe un organismo gubernamental que maneja el dinero destinado a la investigación científica y tecnológica.
Son los consejos nacionales, cuya función es priorizar y promover las necesidades específicas del Estado en un sector especializado, en este caso la ciencia y la tecnología.
| La ciencia moderna se basa en colaboración e intercambio dinámico de información. Si los científicos latinoamericanos no se exponen a los últimos avances científicos, corremos el riesgo de "reinventar la rueda" |
Éstos se encargan también de otorgar becas de investigación en el extranjero. "Hoy en día, sin una beca de investigación, es imposible desarrollarse en la ciencia" dice el doctor Fabio Salamanca-Buentello, un médico mexicano de 33 años egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México y hoy investigador de tecnologías emergentes en el Centro McLaughlin de Medicina Molecular de la Universidad de Toronto, Canadá.
Los investigadores deben presentar una propuesta de proyecto a un comité de selección del Consejo, que decidirá a quién y para qué se dará financiamiento.
"No es un proceso exento de controversia y, por supuesto, los comités tienen tanto criterios explícitos como intereses privados para aceptar determinados proyectos de investigación", señala Salamanca-Buentello.
Otros científicos, como el doctor Facundo Fernández, egresado de la Universidad de Buenos Aires y ahora profesor asistente del Departamento de Química y Bioquímica del Instituto de Tecnología de Georgia, en Estados Unidos, cree que una beca en el extranjero es importante, "pero no imprescindible".
"Los beneficios de tener una beca en un país con mejores recursos científicos básicamente son que el investigador está expuesto a las líneas de investigación "de punta" y a la mejor instrumentación y metodología".
Fabio Salamanca Buentello es experto en tecnologías emergentes para el mundo en desarrollo. |
Cuando no es posible tener esta experiencia, dice el científico argentino, los investigadores latinoamericanos pueden también realizar postdoctorados dentro de su país de origen. "Pero estas experiencias -agrega- deben complementarse con viajes al extranjero para participar en conferencias internacionales, porque la ciencia moderna se basa en colaboración e intercambio dinámico de información".
"Si los científicos latinoamericanos no se exponen a los últimos avances científicos, corremos el riesgo de "reinventar la rueda"", dice Facundo Fernández.
En letra impresa
Sigamos imaginando que nuestro joven investigador sí logró obtener una beca de investigación en algún centro académico del mundo desarrollado.
Y ahora comienza, con su bata blanca de laboratorio, el largo aprendizaje para lograr sus eminentes descubrimientos.
Si todo marcha bien, llegará el momento de enfrentar la segunda gran prueba de la ciencia: publicar sus descubrimientos en alguna revista especializada.
"El fundamento de la ciencia es que debe aclarar los misterios de la naturaleza para todos -dice Fabio Salamanca-Buentello-. Por lo tanto, es básico que cualquier avance se comunique y para eso hay que publicarlo".
Las revistas especializadas cuentan con sus propios comités de selección, así que una investigación sólo obtendrá el "sello de calidad" cuando es publicada.
Philip Campbell es editor en jefe de la prestigiosa revista Nature.
Su trabajo es elegir entre los cientos de documentos que recibe a aquéllos que serán enviados a la evaluación de dos o tres revisores del comité de selección.
El ideal es que cada país destine 1% de su PIB a la ciencia y la tecnología. |
"Rechazamos sin revisar un 50 o 60% de los documentos que recibimos. Debo admitir que hemos rechazado trabajos sobresalientes, simplemente porque nuestro criterio tiene fallas y limitaciones", dice Campbell. En promedio, las revistas especializadas publican menos del 10% de los artículos que reciben para cada edición, así que es indudable el poder que mantienen.
Según Salamanca-Buentello "hay una enorme discriminación en las publicaciones, y no ven de la misma forma a un investigador de la Universidad de Harvard que a otro de una universidad del tercer mundo".
A pesar de que en los países en desarrollo vive más de 80% de la población mundial, en éstos sólo trabaja un 30% de los científicos involucrados en investigación.
Y de lo que se publica actualmente en las revistas mundiales de ciencia y tecnología, sólo un 15% proviene de los investigadores del mundo en desarrollo.
La única forma de cambiar estas tendencias, dicen los expertos, es que los gobiernos de los países en desarrollo se interesen más por la ciencia y la tecnología.
¿Regresar?
Facundo Fernández es experto en espectrometría de masas del Instituto Tecnológico de Georgia. |
Hoy en día, muchos investigadores latinoamericanos que se destacan en el mundo desarrollado optan por no regresar a sus países de origen, que pierden así el beneficio de sus conocimientos. "En mi caso particular -dice Facundo Fernández- la decisión fue motivada por la crisis agudísima que sufrió la Argentina en 2001".
"En ese momento la situación no estaba dada para comenzar una carrera científica, y había poquísimas oportunidades. En comparación, las oportunidades en Estados Unidos son enormes, en particular, en mi área de trabajo que es espectrometría de masas, un área muy costosa".
"Es decir que para trabajar en esta línea de investigación en la Argentina, haría falta una inversión bastante significativa, que excede los montos de los subsidios promedio que se otorgan a investigadores independientes".
El ideal, afirman los expertos, es que los países destinen 1% de su PIB a la ciencia y tecnología.
La realidad sin embargo es que México destina 0,37% a este rubro, Argentina 0,53%; Colombia el 0,51% y Chile el 0,68%, según los últimos datos disponibles de la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología (RICYT).
Tal como señala el científico argentino Facundo Fernández, hay una enorma falta de infraestructura para la formación científica en la región.
"Creo que el secreto pasa por reconocer el talento en una etapa muy temprana" expresa Fernández.
"El sistema científico en la Argentina ha mejorado mucho en este sentido, permitiendo a muchos jóvenes ingresar al sistema de ciencia y tecnología en una etapa muy temprana de su carrera".
"Si esta política se mantiene y expande, creo que la situación va a mejorar".
El desarrollo de las aplicaciones científicas y tecnológicas, afirman los expertos, tiene un enorme impacto en la calidad de vida de una sociedad, su industria y su economía.
Por eso la importancia de la inversión de América Latina en el desarrollo de sus científicos.
Tal como señala Fabio Salamanca-Buentello, "hay un gran desinterés de nuestros gobiernos y nuestras industrias. Y mientras eso no cambie, los científicos del mundo en desarrollo estaremos siempre siguiendo las reglas del primer mundo".
Fuente:BBC - Ciencia & Tecnología