Un estudio del MIT alerta de que los vuelos provocan un impacto mayor sobre la contaminación del aire que sobre el cambio climático a pesar de que habitualmente sólo se habla de lo segundo.
Es bien sabido que la joven activista Greta Thunberg es bastante reacia a emplear el avión. Y es que este medio de transporte no sólo contribuye a aumentar las
emisiones, sino que además empeora la calidad del aire en el planeta
hasta tal punto que podría estar causando unas 16.000 muertes al año.
Estos
son los cálculos que acaba de presentar el Instituto de Tecnología de
Massachusetts (MIT) en un artículo publicado en la revista científica
Environmental Research Letters. Los investigadores han cuantificado el impacto que tiene la aviación sobre la contaminación del aire, desglosando los datos por tipo de emisión, altitud y ubicación.
Generalmente, sólo se abordan los vuelos como un problema desde el
punto de vista de las emisiones que generan, sobre todo teniendo en
cuenta el gran incremento de esta actividad en las últimas décadas. Sin
embargo, por medio de este análisis el MIT calcula ahora que causa el doble de daño en la calidad del aire que en el clima.
En concreto, la investigación señala que por
cada unidad de combustible quemado los impactos de la calidad del aire
serían entre 1,7 y 4,4 veces más altos que los que provocan sobre el
clima. En las industrias terrestres, como la producción de
energía eléctrica, el control de las emisiones de combustión y el acceso
a combustibles más limpios está muy extendido, así que esto no sucede.
El daño que provocan al clima y sus consecuencias sobre la contaminación
atmosférica (y por lo tanto, sobre la salud) estarían más equilibrados y
tendrían un coste social similar.
El artículo completo en: El Confidencial (España)
El descubrimiento de la compañía
ferroviaria estatal francesa SNCF de que sus trenes nuevos eran
demasiado anchos para la mayoría de las estaciones es embarazoso.
Según SNCF, el fiasco de los trenes franceses ha sido culpa del operador nacional de las vías RFF.
El ministro de Transporte, Frederic Cuvillier, culpó a lo que calificó de un sistema ferroviario absurdo en el que el operador de las vías es distinto de la compañía de trenes.
Pero a veces no hay nadie más con quien compartir la responsabilidad.
He aquí otros 9 ejemplos en los que un pequeño error ha resultado ser muy caro, o incluso fatal.
El Orbitador del Clima de Marte
La sonda de U$125 millones se acercó demasiado a Marte cuando intentaba maniobrar hacia su órbita, y se cree que se destruyó al entrar en contacto con la atmósfera del planeta.
Una investigación dijo que la causa original de la pérdida fue "el error de conversión de las unidades inglesas a unidades métricas" en una pieza del programa informático que operaba la nave desde la Tierra.
La nave Vasa
En 1628, una multitud presenció con horror en Suecia el hundimiento de Vesa, un nuevo buque de guerra, a menos de dos kilómetros de la costa y en su viaje inaugural. En el suceso murieron 30 tripulantes.
Armado con 64 cañones de bronce, había sido considerada como el barco de guerra más poderoso del mundo.
Los expertos que lo estudiaron desde que fue izado desde el mar en 1961 dicen que la nave es asimétrica: más gruesa a babor que a estribor.
Una razón para esto podría ser que los obreros que la construyeron utilizaron diferentes sistemas de medidas. Los arqueólogos han encontrado cuatro reglas usadas por los constructores: dos estaban calibradas en pies suecos, que tenían 12 pulgadas, mientras que otras dos medían pies de Ámsterdam, con 11 pulgadas.
El planeador de Gimli
El calibrador de combustible a bordo del avión no estaba funcionando, por lo que la tripulación utilizó un tubo para medir cuánto combustible había cargado al repostar.
Pero las cosas se complicaron cuando convirtieron estas mediciones de volumen en medidas de peso: tenían el número correcto pero mal la unidad al confundir libras de combustible por kilogramos.
Como resultado, el avión llevaba alrededor de la mitad del combustible que creían.
Por suerte, el piloto fue capaz de aterrizar la aeronave en la carretera de Gimli.
El Telescopio Espacial Hubble
El Hubble es famoso por sus hermosas imágenes del espacio y se considera un gran éxito de la NASA. Sin embargo, despegó tras un comienzo difícil.
Las primeras imágenes que envió eran borrosas porque el espejo principal del telescopio era demasiado plano. No por mucho –sólo 2,2 micrones, o el equivalente de algo unas 50 veces más delgado de un cabello humano– pero lo suficiente como para poner en peligro el proyecto.
Una teoría es que una diminuta mancha de pintura en un dispositivo usado para probar el espejo provocó las mediciones distorsionadas.
Afortunadamente, los científicos lograron solucionar el problema en 1993, usando un instrumento llamado Reemplazo Axial Correctivo Óptico de Telescopio Espacial (Costar, por sus siglas en inglés).
Big Ben
Se encendieron las disputas sobre quién era responsable: se inició incluso un caso de difamación.
Una teoría es que el enorme percutor, que pesaba 6,5 centenas (alrededor de 330 kilos), era demasiado pesado, al menos para la aleación particular de la que estaba hecha la campana (siete partes de estaño y 22 de cobre).
Los fundidores que moldearon las campanas siempre argumentaron que este material era demasiado frágil.
La segunda campana no fue reemplazada (aún está rota), sólo se giró su posición. El percutor, en cambio, fue reemplazado por uno más ligero
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BBC Ciencia