Llega un momento momento en el que un estudiante, con lápiz y papel y cansado de despejar la X en sus ejercicios diarios, levanta la mano y pregunta: “¿Y esto para qué me sirve?”.
Países como Canadá han transformado la enseñanza de las matemáticas, dedicando menos tiempo a la repetición de ejercicios a mano para dar más espacio a la reflexión y al razonamiento sobre cómo resolver problemas cotidianos empleando matemáticas.
España realizara algo similar en su curso 2022-2023.
Los ejercicios a mano repetitivos son usuales en primaria con las 4 operacioes básicas y en secundaria con los llamados castillos de fracciones, operaciones con radicales o con polinomios.
“No es que los alumnos no tengan que aprender a hacerlo, sino que una vez que entienden el mecanismo ya pueden usar una calculadora o aplicación, y todas esas horas de clase que ahora se destinan a operaciones mecánicas y repetitivas se pueden emplear en razonar sobre para qué y por qué se usan esas fórmulas”, apunta Luis Rodríguez, presidente de la comisión de educación de la Real Sociedad Matemática Española (RSME).
Luis Rodriguez es coautor de Bases para la elaboración de un currículo de Matemáticas en Educación no Universitaria un documento que recoge las corrientes actuales de la didáctica de las matemáticas que se encuentran en el informe PISA ―elaborado por la OCDE―, en documentos del Ministerio de Educación de Ontario ―que concentra el 40% de la población de Canadá―, del National Council of Teachers of Mathematics (la federación de profesores de Matemáticas) de Estados Unidos, o del Freudenthal Institute de la Universidad de Utrecht ―que debe su nombre a Hans Freudenthal, uno de los padres de la didáctica matemática moderna, la llamada matemática realista―.
“Dedicar menos tiempo a la repetición de algoritmos es un cambio importante que se debe contemplar en la reforma curricular”, señala el informe del Cemat, que aglutina a todas las sociedades científicas y matemáticas de España, que por primera vez se han puesto de acuerdo para sentar las bases de cómo rediseñar la asignatura. “Menos tiempo para memorizar procedimientos con el objetivo de que adquieran sentido crítico y sean capaces de comunicar y argumentar con lógica”.
El aprendizaje de las matemáticas, defienden los autores, tiene que ir ligado a experiencias que resulten significativas para el alumno.
En el modelo actual las clases empiezan con definiciones de nuevos conceptos matemáticos para después realizar infinitud de operaciones.
El cambio plantea partir de situaciones problemáticas que conecten con los intereses de los estudiantes.
Antonio Moreno, profesor de didáctica de las matemáticas de la Universidad de Granada pone un ejemplo. “Normalmente, a los alumnos se les pide que calculen la media y la desviación típica de unas cantidades, sin mucho contexto. Si en lugar de hacerlo así les preguntamos quién creen que es el mejor jugador de la NBA basándose en datos estadísticos, van a conectar con lo que están haciendo”. Un alumno puede decantarse por el jugador con más triples por partido, mientras que otro puede sostener que la desviación de ese jugador es mayor; ha tirado más veces, pero también ha fallado más.
Esa es también otra de las novedades, pasar de un modelo basado en las actividades individuales a otro en el que se generen discusiones y debates, porque “la interacción evoca la reflexión”.
La regla de tres es otro ejemplo de cómo se memoriza un proceso sin entenderlo bien. “Tienes tres números y tienes que calcular un cuarto. Como es un procedimiento sencillo, los alumnos lo aplican aunque no haya proporcionalidad entre las cifras, es un fenómeno que está muy descrito en la literatura científica, un error clásico del alumnado”, señala Luis Rodríguez.
Un ejemplo. “La mayoría de la gente, ya en la vida adulta, busca en internet y ve que para hacer una paella para seis personas hace falta una paellera de 50 centímetros de diámetro, al querer calcular qué tamaño necesitarían para 12 comensales, hacen la regla de tres y creen que es una 100 centímetros. No es así porque la fórmula para calcular el área de un círculo no sigue esa regla”, expone. La solución sería enseñar a los estudiantes a entender la proporcionalidad.
Otro error extendido en primaria se comete al restringir la enseñanza de la probabilidad a contextos de juegos de cartas y bolas.
“Hemos detectado un abuso por una parte del profesorado de los ejemplos relacionados con el ámbito de los juegos de azar, esto da una idea deformada porque parece que la utilidad de la probabilidad y la estadística es entender aspectos vinculados al entretenimiento, cuando se pueden usar contextos reales de transmisión de enfermedades o encuestas electorales”, indica el matemático Alfonso Gordaliza.
La otra reforma de calado es que el nuevo currículum contemple el uso de la computación.
Los retos tecnológicos pasan necesariamente por conectar la matemática escolar con la programación.
Utilizar en primaria lenguajes de programación como Scratch o Snap y en secundaria Phyton son algunas de sus sugerencias.
Por ejemplo, al estudiar los algoritmos, los estudiantes pueden programarlos o mientras aprenden geometría, álgebra o estadística usar programas como Geogrebra, con el que se puede simular figuras geométricas en 3D o crear gráficas.
Se requiere necesariamente la formación del profesorado; si no, estamos condenados al fracaso”, advierte Onofre Monzó presidente de la Federación Española de Sociedades de Profesores de Matemáticas.