Profundizar en el mecanismo que rige un semáforo o en el
funcionamiento de un complejo sistema informático revela una base común.
Es el álgebra de Boole, una herramienta matemática
cuya evolución le ha llevado mucho más allá del ámbito específico de la
lógica matemática, para el que fue concebido, convirtiéndose en un pilar
teórico de nuestra civilización tecnológica.
La mayoría de los circuitos electrónicos, y de los sistemas de
computación en general, tienen su origen en una función lógica. Pero
esta puede ser bastante larga y compleja. Por eso George Boole
(1815-1864) ideó un método para simplificar esa función lógica lo máximo
posible, a través de ciertas reglas básicas o propiedades. Quizás este
sistema encuentra hoy en día uno de sus máximos exponentes los
buscadores de Internet como Google, que hoy le reconoce el mérito a Boole con un doodle que conmemora el 200 aniversario de su nacimiento.
A mediados del siglo XIX, Boole desarrolló en su libro “An Investigation of the Laws of Thought”
(1854), la idea de que las proposiciones lógicas podían ser tratadas
mediante herramientas matemáticas. Estas proposiciones lógicas podían
tomar únicamente dos valores del tipo Verdadero/Falso o Sí/No. Estos valores bivalentes y opuestos podían ser representados por números binarios de un dígito (bits), por lo cual el álgebra booleana se puede entender cómo el álgebra del sistema binario.
Un sistema lógico de futuro imprevisto
Él mismo resumió su trabajo en esta frase: «Las interpretaciones
respectivas de los símbolos 0 y 1 en el sistema de lógica son Nada y
Universo». Podría interpretarse como un anticipo de su trascendencia.
Sin embargo, contrariamente a lo que se puede pensar, el álgebra de
Boole no pareció tener ninguna aplicación práctica en un primer momento y
sólo se le encontró un sentido, bastante abstracto, en el campo de la
lógica matemática.
Fue setenta años después de su muerte, en 1938, cuando el ingeniero
electrónico y matemático estadounidense Claude E. Shannon (1916 – 2001)
encontró en el trabajo de Boole una base para los mecanismos y procesos
en el mundo real, demostrando cómo el álgebra booleana podía optimizar el diseño de los sistemas electromecánicos de relés, utilizados por aquel entonces en conmutadores de enrutamiento de teléfono.
Además de Shannon, el ruso Victor Shestakov (1907-1987) propuso una
teoría de los interruptores eléctricos basados en la lógica booleana en
1935, aunque menos conocida en un principio: su publicación se hizo años
después, en 1941 y en ruso. De esta manera, el álgebra de Boole se
convirtió en el fundamento de la práctica de circuitos digitales de
diseño, y George Boole (a través de Shannon y Shestakov) en el arquitecto que puso los cimientos teóricos para la revolución digital.
Tomado de: Open Mind