El álgebra es una de las áreas fundamentales de las matemáticas, junto con el análisis, la geometría, la topología o la probabilidad. Es la disciplina que se dedica al estudio de los conjuntos (es decir, colecciones de elementos), sus operaciones y sus propiedades, y hoy en día abarca numerosos enfoques. No obstante, hasta hace poco más de un siglo, el álgebra se limitaba básicamente a resolver ecuaciones polinómicas (como 7x³ +2x² - 3x + 8 = 0). Durante los últimos 150 años el álgebra ha experimentado un desarrollo espectacular, gracias al trabajo de un buen número de matemáticos como Evariste Galois, David Hilbert, Ernst Kummer, Bernhard Riemann, Felix Klein, Paul Gordan o Richard Dedekind. Sin embargo, el impulso definitivo vino de la mano o, mejor dicho, de la mente, de una mujer: Emmy Noether.
Noether nació en 1882 en Baviera
(Alemania), en el seno de una familia en la que las matemáticas estaban
muy presentes: su padre, Max Noether, era profesor de la materia en la
Universidad de Erlangen-Nuremberg, y la visita a su domicilio de algunos
de sus colegas era habitual. Pese a ello, durante su niñez y juventud,
Emmy Noether no mostró un especial interés por las ciencias. En su
lugar, se dedicó principalmente al estudio de idiomas, con la idea de
ser maestra en alguna escuela femenina.
En 1900 se matriculó en estudios
de historia e idiomas en la Universidad de Erlangen-Nuremberg. Era una
de las dos únicas mujeres entre sus casi 1000 alumnos, y para asistir a
cada una de las clases necesitaba un permiso especial previo del
profesor a cargo de la misma. Sin embargo, Noether fue cambiando poco a
poco sus intereses. Primero, comenzó a asistir a clases de astronomía y a
partir de 1904 aparece matriculada oficialmente en estudios de
Matemáticas.
En 1908 defendió su tesis bajo la dirección de Paul Gordan en la llamada teoría de invariantes,
que estudia objetos que quedan fijos tras aplicarles una transformación
algebraica. Rápidamente Noether se convirtió en una reputada experta en
este campo que en aquellos años estaba en auge ya que servía para
explicar algunos aspectos matemáticos de la teoría de la relatividad de
Einstein. En ese sentido, cabe destacar el Teorema de Noether, que determina la relación entre leyes de conservación físicas y los invariantes del sistema.