Lo más lógico que cabe pensar, y lo más probable, es que el primer
instrumento musical utilizado por las poblaciones humanas fuera la
propia voz.
Hay evidencias del uso de instrumentos musicales desde el Paleolítico
medio, pero es en el superior donde se encuentran los instrumentos
musicales más antiguos hallados hasta el momento, así como sus
representaciones artísticas. Es, gracias al arte mueble y parietal,
donde se reconocen parte de los instrumentos musicales que utilizaban.
Se cree que los primeros instrumentos musicales que se crearon fueron
los de percusión, ya fuesen de piedra, madera o pieles. Es difícil
demostrar que una piedra fuese utilizada para producir sonido y crear un
ritmo porque las marcas que quedan resultan muy ambiguas. En cuanto a
la madera o las pieles, no quedan vestigios porque su conservación es
casi imposible. Por este motivo es mucho más difícil demostrar la
existencia de instrumentos de percusión, como tambores o panderos, que
de viento, como silbatos o flautas.
En el yacimiento de Mezin, en Ucrania, se hallaron seis huesos de
mamut con señales de haber sido percutidos. Estaban dentro de un
conjunto con piezas de marfil que habían sido decoradas con ocre, mazos y
otros elementos similares. La discusión sobre su uso aún sigue abierta.
También se han hallado sonajeros realizados con hueso o con semillas,
así como caracolas y cuernos que se piensa que se utilizaban para
producir sonido.
En los yacimientos europeos se han encontrado, sobre todo, flautas,
silbatos y bramaderas, estas últimas realizadas en hueso o en madera.
Las bramaderas son placas atadas a una cuerda que suenan al girarlas a
gran velocidad. Hay debate alrededor de muchas de estas piezas porque
donde unos ven un instrumento musical, otros ven pesos para las redes de
pesca o cualquier otro utensilio. Hay algunas decoradas con ocre que no
ofrecen demasiadas dudas.
Los silbatos son uno de los instrumentos más antiguos de los que hay
constancia. Hay piezas encontradas en contextos que les dan 30.000 años
de antigüedad. Estaban realizados en huesos cortos, como falanges, y
producían sonido al soplar por ellos.
Las flautas son otro de los instrumentos musicales de los que se han
hallado más piezas. Hay una división entre los que estudian estos restos
ya que algunos piensan que los agujeros que tienen los huesos son de
origen antrópico y que su función era la producción de sonido mientras
que otros defienden que pueden ser casuales o, incluso, realizados por
la mordida de algún animal. Donde no cabe ninguna duda es en contextos
Magdalenienses o Solutrenses, donde estas piezas han aparecido decoradas
con incisiones y policromías.
La flauta más antigua aceptada como tal por la comunidad científica
hasta mayo de 2012, es una pieza realizada a partir de un cúbito de
cisne, datada en 36.000 años BP en el yacimiento de Geissenklösterle, en
Alemania. Aunque se le estima una longitud de 17 centímetros, solo se
conservan 12. Presenta tres orificios que han sido realizados con algún
tipo de instrumento. En este mismo yacimiento, en 2009, se halló una
flauta realizada sobre el radio de un buitre y otra en marfil de mamut.
Una datación sobre estas dos piezas ha revelado una edad de 43.000 años,
con lo que han pasado a ser consideradas como el vestigio más antiguo
de instrumento musical. Este yacimiento está asociado a Homo sapiens.
En 1995 se encontró en el yacimiento en cueva de Divje Babe, en
Eslovenia, una flauta con una antigüedad de unos 45.000 años, aunque
recientemente se ha propuesto una datación de 43.100 años. Está
realizada en un fémur de oso de las cavernas. Por el contexto en el que
fue localizado, este instrumento ha sido asociado a Homo nenderthalensis.
Su hallazgo e interpretación está cargado de polémica porque hay muchos
investigadores que solo atribuyen capacidades simbólicas y artísticas a
Homo sapiens.
En 2008, los arqueólogos descubrieron una flauta de hueso en la
cueva Hohle Fels, cerca de Ulm, Alemania. La flauta tiene una
boquilla en forma de V y cinco agujeros. Está realizada con un hueso
de ala de buitre. En la misma zona se han hallado varios instrumentos
más, con una datación de 35.000 años. La flauta de Hohle Fels fue
encontrado al lado de las Venus de Hohle Fels.
La Venus de Laussel, por ejemplo, sujeta un cuerno en una de sus
manos. Son este tipo de representaciones artísticas las que señalan la
evidencia del uso de instrumentos musicales y su importancia dentro de
la vida cotidiana de estas poblaciones.
Hay un gran debate en la comunidad científica sobre la aparición y
uso, no ya solo de los instrumentos musicales, también de la música en
sí. Muchos asocian cualquier representación artística, incluyendo la
música, como una capacidad exclusiva de Homo sapiens. Se basan
en la creencia en la existencia de una cultura musical bien arraigada en
esta especie, que les cohesionaba como grupo, y que fue un factor clave
en la colonización del continente europeo en detrimento de los
neandertales, a los que no les atribuyen capacidades artísticas. Como el
sonido no fosiliza y no deja registro, a excepción de los instrumentos,
habrá que esperar a nuevos hallazgos sobre los grupos homininos para
conocer sus capacidades y modos de vida y poder conocer si tenían las
capacidades necesarias para la producción de música. Lo que parece
pretencioso es señalar que solo Homo sapiens tiene está
capacitado para generar música. A la luz de los descubrimientos sobre el
modo de vida neandertal no parece descabellado pensar que este grupo
humano fabricaba instrumentos con la única función de producir sonidos y
que tenían un sentido artístico.
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Este artículo participa en los Premios Nikola Tesla de divulgación científica
y nos lo envía Verónica Mardones periodista y divulgadora especializada
en la Evolución Humana mediante el Master de la Universidad de Burgos.
REFERENCIAS:
. Steven Mithen, The Singing Neanderthals: the Origins of Music, Language, Mind and Body (2006).
. Hagen, EH and; Hammerstein P (2009). ”Did Neanderthals and other
early humans sing? Seeking the biological roots of music in the loud
calls of primates, lions, hyenas, and wolves”. Musicae Scientiae.
. Wallin, Nils, Bjorn Merker, and Steven Brown, eds., The Origins of Music, (MIT Press, Cambridge, MA., 2000).ISBN 0-262-23206-5. Compilation of essays.
. d’Errico, Francesco, Paola Villa, Ana C. Pinto
Llona, and Rosa Ruiz Idarraga (1998). ”A Middle Palaeolithic origin of
music? Using cave-bear bone accumulations to assess the Divje Babe I
bone ‘flute’” (Abstract). Antiquity. 72 (March): 65–79.
. Wilford, John N. (June 24, 2009). ”Flutes Offer Clues to Stone-Age Music”. The New York Times 459 (7244): 248–52. Retrieved June 29, 2009.
Tomado de: