Avances en el tratamiento. Desde 2017, el Minsa tiene a disposición un nuevo antirretroviral de una sola toma que ayuda a disminuir la carga viral a casi cero. Antes los pacientes debían tomar más de 10 pastillas en la mañana, tarde y noche.
Medio año después de separarse del padre de su hija, Jenny Vásquez
Coronel empezó a mostrar una extraña debilidad. Tenía malestar, ganas de
dormir y mareos que no la dejaban tranquila. Acudió al médico para un
chequeo general y le recomendaron hacerse la prueba de Elisa. Tiempo
después la llamaron para decirle que todos sus exámenes mostraban que
estaba bien, menos uno. “Me puse mal cuando me dijeron que tenía VIH. No sabía qué hacer, pensaba en mi hija, decía: ‘Y ahora ¿quién la va cuidar?’”.
Enfrentó
a su expareja para buscar un porqué. “Me contestó: ‘Yo no te voy a
juzgar con cuántos hombres has estado’. Sentí cólera porque era mi
pareja estable”, recuerda Jenny.
Su ánimo y sus ganas de vivir han mejorado desde entonces, pues gracias al tratamiento con antirretrovirales Jenny ha logrado disminuir la carga viral en su sangre a tal punto que es indetectable e intransmisible.
Tiene una nueva pareja, cinco meses de gestación y el bebé se encuentra bien.
Jenny
no tuvo temor de salir embarazada, pues cuida mucho su medicación y
lleva una buena alimentación. El bebe nacerá por cesárea en abril
próximo para evitar riesgos de transmisión y se reemplazará la leche
materna por una formulada.
¿Nuevo tratamiento? Desde 2017 hay un nuevo esquema que el Ministerio de Salud pone a disposición de los pacientes. Se trata de un medicamento coformulado que contiene tres antirretrovirales en una sola toma por día y reduce la carga viral en la sangre.
“Hace una década, el tratamiento era con más de 10 pastillas y había
que tomarlas en horarios diferentes, unas con el estómago lleno y otras
con el estómago vacío” , anota Patricia Segura, jefa de la Dirección de
Prevención y Control del VIH del Minsa.
Gracias
a este nuevo esquema de una sola toma al día, Bryan Cabrera (24) puede
llevar una vida normal. Él también fue contagiado del VIH por su expareja. Hoy el virus en su cuerpo está prácticamente dormido, es indetectable.
El
medicamento suprime tanto el virus que no aparece ante los reactivos
cuando le hacen las pruebas. “Eso quiere decir que si estamos con una
pareja estable nosotros podemos tener relaciones sexuales de manera
consensuada sin preservativos y como persona indetectable, no le
transmito el virus a mi pareja”.
Patricia Segura indica que el tratamiento con los antirretrovirales disminuye
el número de virus en la sangre a casi cero, siempre que se tome de
forma diaria. Explica que eso permite que la persona pueda tener una
vida sexual plena. Sin embargo, recomienda el uso del preservativo para
evitar otras 30 infecciones de transmisión sexual.
En el Perú se estima que 72 mil personas viven con el VIH. De esa cifra, alrededor de 54 mil están en tratamiento. Otros 16 mil (22%) no sabe que tiene el mal. Por este motivo, el Minsa impulsa campañas de despistaje a nivel nacional para evitar más transmisiones. Este año se detectaron 5.101 casos nuevos de VIH.
Cabe destacar que los antirretrovirales no se producen en el Perú. El Minsa los adquiere a través de la Organización Panamericana de la Salud.
La clave
La falta de medicamentos para el tratamiento de VIH pone
en riesgo la salud y la vida de las personas que viven bajo esta
condición. En lo que va del año, el colectivo de vigilancia GIVAR
recibió 88 denuncias por desabastecimiento de antirretrovirales, entre ellos, ritonavir, atripla, raltegravir. De esta cifra, 59 quejas provienen de los hospitales del Minsa, 28 de Essalud y una de la Sanidad de la PNP.
La República (Perú)
La fragilidad de Nela Kuja
Chumpi contrasta con las enormes paredes del Hospital público Arzobispo
Loayza, en Lima. Tiene 30 años, pesa 33 kilos, acaban de diagnosticarle
sida.
Los síntomas comenzaron el año pasado –no puede precisar más. "Creía que era sólo cansancio, pero bajé mucho de peso", le dice a nuestro intérprete.
Acudió entonces al centro de salud y le dieron analgésicos. Luego, sus familiares le hicieron tomar hierbas contra "el daño". Nada ayudó, ya no podía siquiera cuidar a sus hijos.
En la comunidad recaudaron fondos para apoyarla, entonces, dejó a sus cuatro niños con su suegra y, junto a su esposo Eloy Tsejem Atsuam, emprendió un viaje de cuatro días, por río y tierra, desde la provincia de Condorcanqui, en la frontera con Ecuador, hasta la capital.
No hay un término en el idioma awajún para definir el virus de VIH que causa el sida. Los indígenas tuvieron que inventarlo: jata VIH ajawai, llaman al que tiene el virus; y casi siempre este concepto va acompañado de jata susamu, el que está embrujado.
A Nela Kuja, que se creía embrujada, ningún centro de salud cercano le pudo dar una explicación a sus males. Tuvo que llegar a Lima para que le diagnosticaran un avanzado estado de VIH, pero también, un cuadro de tuberculosis, Hepatitis C y desnutrición crónica. "Aquí me voy a curar, ya me siento bien", dice la mujer awajún. La misma semana de marzo que le diagnosticaron su enfermedad, a su esposo le informaron que también era seropositivo.
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BBC Salud