La fragilidad de Nela Kuja
Chumpi contrasta con las enormes paredes del Hospital público Arzobispo
Loayza, en Lima. Tiene 30 años, pesa 33 kilos, acaban de diagnosticarle
sida.
Los síntomas comenzaron el año pasado –no puede precisar más. "Creía que era sólo cansancio, pero bajé mucho de peso", le dice a nuestro intérprete.
Acudió entonces al centro de salud y le dieron analgésicos. Luego, sus familiares le hicieron tomar hierbas contra "el daño". Nada ayudó, ya no podía siquiera cuidar a sus hijos.
En la comunidad recaudaron fondos para apoyarla, entonces, dejó a sus cuatro niños con su suegra y, junto a su esposo Eloy Tsejem Atsuam, emprendió un viaje de cuatro días, por río y tierra, desde la provincia de Condorcanqui, en la frontera con Ecuador, hasta la capital.
No hay un término en el idioma awajún para definir el virus de VIH que causa el sida. Los indígenas tuvieron que inventarlo: jata VIH ajawai, llaman al que tiene el virus; y casi siempre este concepto va acompañado de jata susamu, el que está embrujado.
A Nela Kuja, que se creía embrujada, ningún centro de salud cercano le pudo dar una explicación a sus males. Tuvo que llegar a Lima para que le diagnosticaran un avanzado estado de VIH, pero también, un cuadro de tuberculosis, Hepatitis C y desnutrición crónica. "Aquí me voy a curar, ya me siento bien", dice la mujer awajún. La misma semana de marzo que le diagnosticaron su enfermedad, a su esposo le informaron que también era seropositivo.
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BBC Salud