La infección en mujeres centra el debate en el cuarto día de la Conferencia Internacional del Sida
Los investigadores no esperan tener una vacuna efectiva contra el VIH
hasta dentro de años. Así lo aseguró Anthony Fauci, director del
Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, en la cuarta jornada de
la Conferencia Internacional del Sida
que se celebra en Washington esta semana. Sin embargo, los recientes
descubrimientos sobre puntos débiles del virus han revitalizado las
ganas de los científicos por investigar con más ahínco lo que sería "la
mejor arma de la humanidad para luchar contra el VIH”, según Bart
Haynes, director del Instituto de Vacunas Humanas de la Universidad de
Duke. “Sabemos qué cara tiene el enemigo”, dijo Haynes, “y puedo decir
que contamos con algunas pistas reales para abordar el problema”.
Según explicó Fauci este miércoles, hasta ahora la mejor vacuna desarrollada es la que se obtuvo de un ensayo realizado en Tailandia en el año 2009, una “vacuna que impidió un 30% de las infecciones”. “Si bien estos resultados son alentadores, no fue lo bastante eficaz para aplicarla de forma generalizada”.
Tras debatir sobre la vacuna, el foco de la jornada pasó a la preocupación por la calidad de vida de las mujeres infectadas por el VIH. Varios expertos explicaron que muchas de las portadoras del virus se enfrentan a la discriminación, lo que reduce notablemente sus posibilidades de trabajo, estudio e incluso de acceso a la terapia antirretroviral. “Hay aspectos específicos de género que afectan a las mujeres en todo el mundo y que hacen su experiencia distinta a la de los hombres”, explicó en una rueda de prensa Linda Scruggs, activista de Washington.
De acuerdo con los datos presentados por Scruggs, las minorías que viven en Estados Unidos, “que son aquellos [sectores de la población] que tienen menos ingresos”, son las que han registrado mayor prevalencia de infección de VIH durante la última década. “Estos grupos son más propensos a consumir drogas y a practicar relaciones sexuales de alto riesgo”, señaló Scruggs. “Hay que apoyar a las mujeres infectadas, entender que tal vez no acuden a una clínica porque tienen que cuidar a sus hijos o no tienen medio de transporte para llegar y, además, seguramente estén sufriendo unos altos niveles de estigma y discriminación social”.
Chewe Luo, asesora de Unicef, abordó el problema de la infección perinatal. De acuerdo con sus datos, el 57% de las portadoras de VIH embarazadas recibió tratamiento antirretroviral en 2011. “Un problema para acabar con la infección perinatal es el elevado precio de las medicinas, pero con el compromiso de todas las partes participantes –Gobiernos, donantes y farmacéuticas– confiamos en que podremos eliminar este tipo de contagio”, sostuvo Luo. “El primer objetivo es atender a las mujeres infectadas, y en algunas regiones es necesario que haya una mejora en la distribución y administración del tratamiento. Si lo conseguimos, podremos reducir la transmisión del virus de mujeres con VIH a sus bebés a menos del 5%”, explicó Luo. “Cada vez hay más niños huérfanos en los países más desfavorecidos. Si no actuamos rápido, más mujeres morirán”, concluyó.
La Organización Mundial de la Salud –institución que además demandó pruebas de detección del VIH más rápidas y eficaces para todos, pues tan solo el 40% de los infectados en el mundo conocen su situación– animó a los países a proporcionar tratamiento a todas las mujeres tras destetar a sus bebés, algo que muchos no hacen y que es importante para mantenerlas saludables a largo plazo. Y elogió a Malawi por empezar a hacerlo. Lou apuntó a Malawi, país africano con una prevalencia de sida del 16,9%, como primer país en adoptar esta medida, surgida tras un programa piloto el pasado mes de junio. Un punto de inflexión para el debate y los derechos humanos. “Cuando las personas que viven con VIH en Malawi son arrestadas, un 34% de las mujeres dicen merecer ser castigadas y, además, el 49,6% de ellas deciden no tener hijos por estar infectadas. Juntos aprendimos a entender sus diferencias”, explicó Robert Ngaiyaye, de Malawi Interfaith AIDS Association. “Los próximos países en aplicar este tipo de medidas serán Botsuana, Ruanda, Sudáfrica y Zambia”, adelantó Lou.
Muchos expertos aseguraron durante la jornada de este miércoles que si se quiere combatir el sida en las mujeres –que constituyen la mitad de los infectados por VIH en todo el mundo– hay que ir más allá de las embarazadas. “Por ejemplo, las adolescentes se enfrentan particularmente a un alto riesgo de infección en las zonas más afectadas por la enfermedad. Protegerlas de la pobreza, la violencia y la discriminación debe ser un objetivo determinante a conseguir”, alertó en conferencia de prensa la directora ejecutiva de UNICEF, Geeta Rao Gupta.
“Estas casi niñas y jóvenes mujeres, que podrían ser nuestras hermanas e hijas, son una cuestión pendiente en la respuesta a la lucha contra la infección por el VIH. Unos 4,8 millones de personas con edades comprendidas entre los 15 y los 24 años son portadoras del virus; dos tercios de ellas son adolescentes”, explicó Gupta. “La violencia sexual y la pobreza llevan a muchas de ellas a casarse con hombres mayores para conseguir seguridad económica”, sostuvo. “Tomo mi medicación, por eso me veis bien. Soy afortunada porque para mí es gratis, pero conozco a gente que tiene que viajar unas 50 millas a la clínica más próxima.
Y conseguir dinero para transporte en mi país es un problema”, dijo Hellen Amuge, de Uganda.
Incluso EE UU juega un importante papel en estas fatales estadísticas. Uno de cada cuatro infectados en este país es mujer –la mayoría afroamericanas o latinas-, que además son más propensas a fallecer a causa de la enfermedad. La realidad muestra un incremento de infecciones en estos sectores de la población, donde el acceso a los servicios sanitarios es muy limitado. Y aunque la reforma sanitaria de Barack Obama promete sanidad para los que carecen de seguro, todavía puede ocurrir que un gran número de Estados decidan no ampliar esta prestación, punto clave de la ley. Si no se toman medidas ya en cuanto a las mujeres y el VIH, esta situación puede convertirse en un gran obstáculo para terminar con la epidemia, la gran meta que tanto están reclamando esta semana los distintos participantes en la Conferencia Internacional del Sida.
Fuente:
El País Ciencia
Según explicó Fauci este miércoles, hasta ahora la mejor vacuna desarrollada es la que se obtuvo de un ensayo realizado en Tailandia en el año 2009, una “vacuna que impidió un 30% de las infecciones”. “Si bien estos resultados son alentadores, no fue lo bastante eficaz para aplicarla de forma generalizada”.
Tras debatir sobre la vacuna, el foco de la jornada pasó a la preocupación por la calidad de vida de las mujeres infectadas por el VIH. Varios expertos explicaron que muchas de las portadoras del virus se enfrentan a la discriminación, lo que reduce notablemente sus posibilidades de trabajo, estudio e incluso de acceso a la terapia antirretroviral. “Hay aspectos específicos de género que afectan a las mujeres en todo el mundo y que hacen su experiencia distinta a la de los hombres”, explicó en una rueda de prensa Linda Scruggs, activista de Washington.
De acuerdo con los datos presentados por Scruggs, las minorías que viven en Estados Unidos, “que son aquellos [sectores de la población] que tienen menos ingresos”, son las que han registrado mayor prevalencia de infección de VIH durante la última década. “Estos grupos son más propensos a consumir drogas y a practicar relaciones sexuales de alto riesgo”, señaló Scruggs. “Hay que apoyar a las mujeres infectadas, entender que tal vez no acuden a una clínica porque tienen que cuidar a sus hijos o no tienen medio de transporte para llegar y, además, seguramente estén sufriendo unos altos niveles de estigma y discriminación social”.
Chewe Luo, asesora de Unicef, abordó el problema de la infección perinatal. De acuerdo con sus datos, el 57% de las portadoras de VIH embarazadas recibió tratamiento antirretroviral en 2011. “Un problema para acabar con la infección perinatal es el elevado precio de las medicinas, pero con el compromiso de todas las partes participantes –Gobiernos, donantes y farmacéuticas– confiamos en que podremos eliminar este tipo de contagio”, sostuvo Luo. “El primer objetivo es atender a las mujeres infectadas, y en algunas regiones es necesario que haya una mejora en la distribución y administración del tratamiento. Si lo conseguimos, podremos reducir la transmisión del virus de mujeres con VIH a sus bebés a menos del 5%”, explicó Luo. “Cada vez hay más niños huérfanos en los países más desfavorecidos. Si no actuamos rápido, más mujeres morirán”, concluyó.
La Organización Mundial de la Salud –institución que además demandó pruebas de detección del VIH más rápidas y eficaces para todos, pues tan solo el 40% de los infectados en el mundo conocen su situación– animó a los países a proporcionar tratamiento a todas las mujeres tras destetar a sus bebés, algo que muchos no hacen y que es importante para mantenerlas saludables a largo plazo. Y elogió a Malawi por empezar a hacerlo. Lou apuntó a Malawi, país africano con una prevalencia de sida del 16,9%, como primer país en adoptar esta medida, surgida tras un programa piloto el pasado mes de junio. Un punto de inflexión para el debate y los derechos humanos. “Cuando las personas que viven con VIH en Malawi son arrestadas, un 34% de las mujeres dicen merecer ser castigadas y, además, el 49,6% de ellas deciden no tener hijos por estar infectadas. Juntos aprendimos a entender sus diferencias”, explicó Robert Ngaiyaye, de Malawi Interfaith AIDS Association. “Los próximos países en aplicar este tipo de medidas serán Botsuana, Ruanda, Sudáfrica y Zambia”, adelantó Lou.
Muchos expertos aseguraron durante la jornada de este miércoles que si se quiere combatir el sida en las mujeres –que constituyen la mitad de los infectados por VIH en todo el mundo– hay que ir más allá de las embarazadas. “Por ejemplo, las adolescentes se enfrentan particularmente a un alto riesgo de infección en las zonas más afectadas por la enfermedad. Protegerlas de la pobreza, la violencia y la discriminación debe ser un objetivo determinante a conseguir”, alertó en conferencia de prensa la directora ejecutiva de UNICEF, Geeta Rao Gupta.
“Estas casi niñas y jóvenes mujeres, que podrían ser nuestras hermanas e hijas, son una cuestión pendiente en la respuesta a la lucha contra la infección por el VIH. Unos 4,8 millones de personas con edades comprendidas entre los 15 y los 24 años son portadoras del virus; dos tercios de ellas son adolescentes”, explicó Gupta. “La violencia sexual y la pobreza llevan a muchas de ellas a casarse con hombres mayores para conseguir seguridad económica”, sostuvo. “Tomo mi medicación, por eso me veis bien. Soy afortunada porque para mí es gratis, pero conozco a gente que tiene que viajar unas 50 millas a la clínica más próxima.
Y conseguir dinero para transporte en mi país es un problema”, dijo Hellen Amuge, de Uganda.
Incluso EE UU juega un importante papel en estas fatales estadísticas. Uno de cada cuatro infectados en este país es mujer –la mayoría afroamericanas o latinas-, que además son más propensas a fallecer a causa de la enfermedad. La realidad muestra un incremento de infecciones en estos sectores de la población, donde el acceso a los servicios sanitarios es muy limitado. Y aunque la reforma sanitaria de Barack Obama promete sanidad para los que carecen de seguro, todavía puede ocurrir que un gran número de Estados decidan no ampliar esta prestación, punto clave de la ley. Si no se toman medidas ya en cuanto a las mujeres y el VIH, esta situación puede convertirse en un gran obstáculo para terminar con la epidemia, la gran meta que tanto están reclamando esta semana los distintos participantes en la Conferencia Internacional del Sida.
Fuente:
El País Ciencia