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11 de mayo de 2019

Ellos también tienen instinto maternal

Mientras los científicos atribuyen la existencia del instinto maternal a una hormona llamada oxitocina, otros consideran que el deseo innato de amparar a los hijos es solo una producción social. 


Este instinto, al parecer, se pone de manifiesto desde la infancia y se confirma en los años siguientes por la marcada atención que la mayoría de mujeres expresa por los niños. Durante mucho tiempo, se creyó que este interés era casi exclusivo de las mujeres y casi nulo en los hombres, pero hay nuevos estudios que demuestran lo contrario. 

Uno de ellos proviene de la Universidad de Saint-Etienne, en Francia, el cual advierte que los hombres tienen la misma capacidad que las mujeres para identificar el llanto de los hijos. El resultado de la investigación determinó que ellos eran capaces de reconocer el llanto de su hijo el 90% de las ocasiones, un porcentaje idéntico al de las mamás que participaron en el experimento. 

Los científicos involucrados en este estudio explican que la hipótesis que vincula el instinto de protección únicamente con las madres es errónea, ya que en los estudios que datan de finales 1970 y principios de 1980, se olvidó tomar en cuenta el tiempo que dedican los padres a sus hijos e hijas. En términos biológicos, hombres y mujeres son entes cooperativos, por lo que la idea de que un género es mejor que el otro, en cuanto a un mecanismo para proteger al bebé, resulta incongruente. 

El año pasado, la Universidad de Bar Ilan en Israel mostró que ciertas zonas de los cerebros de padres involucrados en las vidas de los bebés se activan de la misma manera que los de las madres durante el embarazo. Para llegar a esta conclusión analizaron los cambios neuronales de madres, padres heterosexuales y homosexuales. 

En estos últimos, los científicos descubrieron cambios hormonales similares a los de las madres. Si bien hay muchos trabajos que respaldan la afirmación de que los hombres también tienen instinto maternal, hay muchos otros que demuestran que en el mundo animal hay casos similares, como el de los monos titís que presentan varias similitudes, tanto neuronales como conductuales con los seres humanos. 

Estos animales son conocidos por cuidar con la misma intensidad a sus crías pequeñas que el resto de las madres mamíferas. 

De hecho, los titís que son papás cargan a sus crías más de la mitad del tiempo durante los primeros 3 meses de vida. Los machos cuidan las crías, mientras las hembras se dedican a dar de mamar y a cuidar el territorio. En este caso, el macho asume la crianza y la madre la alimentación. La revista National Geographic publicó un especial en el que es común ver sobre la espalda a los pequeños hijos tití, incluso los machos pueden asistir el parto y cuidar el aseo de los recién nacidos lamiéndolos. 

Hay muchos ejemplos de paternidad en el mundo animal. Uno de los casos más extraordinarios es el del chinche gigante acuático, un insecto responsable de llevar sobre su espalda el ‘peso’ de ser papá, porque en su dorso transporta una centena de huevos hasta que eclosionen; los cuida y protege y recuerda llevarlos a la superficie del charco cada cierto tiempo, pues el aire evita que los huevecillos enmohezcan. Parte de su responsabilidad consiste, precisamente, en permanecer sobre una roca cerca de la superficie durante 3 semanas y flexionar, de manera periódica, las patas para exponerlas al oxígeno. 

El pingüino emperador también es un ejemplo de cómo se ha desarrollado el instinto de protección hacia las crías. En el documental La marcha de los pingüinos, del director francés Luc Jacquet, se ponen de relieve los obstáculos que debe sortear este animal que debe separarse de su familia para cumplir su rol. Muchos biólogos coinciden en que este pingüino es uno de los mejores padres del reino animal, porque cuida de su cría durante 4 meses, 2 de ellos inmóvil en el invierno polar, incubándola y sin comer nada. 

Lea el artículo completo en: El Telégrafo (Ecuador)

12 de agosto de 2014

Una bajada de testosterona habría civilizado al hombre

La hormona sexual principal del hombre habría sido la protagonista de que nuestra especie se volviera civilizada gracias a una bajada general de testosterona en nuestros ancestros, según afirma un estudio de la Universidad de Utah (EEUU).

Los niveles altos de testosterona han sido asociados a un mayor nivel de agresividad, alto nivel de competitividad y poca o nula empatía con los demás. Esta hormona, que se encuentra de forma más palpable en los hombres, también deja una huella física, concretamente en la forma de nuestro cráneo. Así, los investigadores analizaron un total de 1.400 cráneos, desde piezas con más de 80.000 años a cráneos del siglo XX, con una variedad de 30 etnias distintas, para indagar en la forma de la cara y en el arco superciliar de la cabeza.

Los expertos advirtieron que desde los antiguos a los más modernos, la tendencia parecía ser clara: los cráneos tenían la zona superior de rostro más acortada y el arco superciliar más reducido, signos evidentes de reducción de la testosterona.

Cejas más pobladas y menos prominentes, cabezas más redondas... todos esos cambios pueden estar directamente relacionados con los niveles de testosterona que actúan sobre el esqueleto”, comenta Steven Churchill, coautor del estudio.

El estudio, que ha sido publicado en la revista Current Anthropology, pone sobre la mesa la posible teoría de que cuando la raza humana alcanzó niveles considerables de población y al verse obligados a trabajar en equipo como modo de obtener más y mejores recursos, ésto podría haber conducido a esa bajada general de los niveles de testosterona que llevaron a la transformación del ser humano en un ser más sociable y civilizado.

Fuente:

Muy Interesante

9 de diciembre de 2013

¿Realmente las mujeres hablan más que los hombres?

Boca en mano

Las mujeres utilizan una media de 20.000 palabras al día, en comparación con las meras 7.000 que los hombres pronuncian.
Al menos esa es la afirmación de una serie de libros de autoayuda y de ciencia popular. Citada por expertos aparentemente autorizados y ampliamente divulgada, es una declaración que refuerza el estereotipo de que sexo débil se pasa sus días chismoseando, mientras que los estoicos hombres están haciendo lo que sea necesario, sin rechistar.
Pero, ¿qué tan cierta es esta impresión?

La locuacidad puede medirse de varias maneras. Se puede llevar a la gente a un laboratorio, darle un tema de discusión y grabar las conversaciones. O se puede intentar que graben sus conversaciones cotidianas en el hogar. Se puede contar el número total de palabras habladas, el tiempo que la persona pasa hablando, el número de veces que un individuo participa en una conversación o el promedio de palabras pronunciadas en cada turno.

Modelos charlando

Mientras las mujeres charlan, los hombres hacen: mito.

Combinando los resultados de 73 estudios de niños, un grupo de investigadores estadounidenses hallaron que las niñas dijeron más palabras que los niños, pero la diferencia era insignificante (1). Además, esta pequeña diferencia era sólo aparente cuando hablaban con los padres, no con sus amigos.

Quizás lo más significativo que se observó fue que esto sólo ocurría hasta la edad de dos años y medio, lo que significa que podría simplemente reflejar las diferentes velocidades en las que los niños y niñas desarrollan las habilidades del lenguaje.

Así que no hay mucha diferencia entre los niños pero, ¿qué pasa con los adultos?

Cuando somos grandes

Cuando Campbell Leaper, el psicólogo de la Universidad de California que encontró la pequeña diferencia en los niños pequeños, Santa Cruz, llevó a cabo un metaanálisis sobre el tema, descubrió que eran los hombres los que más hablaban (2).

Hombres hablando

¡Sorpresa! Ellos hablan más.

Pero, nuevamente, la diferencia era pequeña.

Fue notable también que en los estudios hechos en laboratorios, en los que se les daba temas específicos para discutir a pares o grupos de personas, las diferencias encontradas eran más marcadas que en las pruebas realizadas en entornos más reales. Esto sugiere que quizás los hombres se sienten más cómodos en entornos inusuales como los de un laboratorio.

Los hallazgos de Leaper apoyaron una revisión de 56 estudios realizada por la investigadora lingüística Deborah James y la psicóloga social Janice Drakich publicada en un libro de 1993 sobre los estilos de conversación de ambos sexos (3).

Sólo dos de los estudios hallaron que las mujeres hablan más que los hombres, mientras que 34 de ellos mostraron que los hombres lo hacían más que las mujeres, al menos en algunas circunstancias, aunque inconsistencias en la forma en que los estudios habían sido realizados hicieron que fuera difícil comparar.

Afuera del laboratorio

Las conversaciones de la vida real han sido tradicionalmente las más difíciles de estudiar debido a la necesidad de que los participantes registren todas sus conversaciones.

Pareja en auto

En todas partes, los hombres parecen hablar un poco más.

Sin embargo, el psicólogo James Pennebaker, de la Universidad de Texas, Austin, desarrolló un dispositivo que graba 30 segundos de fragmentos de sonido cada 12,5 minutos. La gente no puede apagar el EAR (siglas en inglés para grabador electrónicamente activado), por lo que produce una muestra más fiable de lo que realmente está sucediendo.

En una investigación publicada en la revista Science en 2007, Pennebaker encontró que en las 17 horas de vigilia del día, las mujeres que participaron en el estudio en Estados Unidos y México pronunciaron un promedio de 16.215 palabras y los hombres, 15.669. Una vez más, una diferencia insignificante (4).
Por otro lado, es necesario recordar que no todas las conversaciones son del mismo tipo. Tal vez lo que importa es quién está escuchando.

Un análisis de un centenar de reuniones públicas realizado por Janet Holmes de la Universidad Victoria de Wellington, Nueva Zelanda, mostró que los hombres hicieron, en promedio, el 75% de las preguntas, aunque constituían sólo dos tercios de la audiencia.

Incluso cuando las audiencias estaban igualmente divididas en términos de género, los hombres formulaban casi dos tercios de las preguntas (5).

Más parecidos de lo que se piensa

Pareja hablando

La diferencia es casi insignificante, como en el caso de otros mitos.

A pesar de todas las pruebas de lo contrario, parece que estamos aferrados a la idea de que las mujeres hablan más.

De hecho, es uno de los muchos aspectos de la vida en la que asumimos que hay diferencias significativas entre los sexos, pero cuando se toma en cuenta la evidencia de la investigación, los hombres y las mujeres son mucho más similares de lo que a menudo se cree popularmente.
"A pesar de todas las pruebas de lo contrario, parece que estamos aferrados a la idea de que las mujeres hablan más"
Cuando los investigadores informaron a principios de este año que las niñas de cuatro años de edad tenían en un área particular del cerebro un 30% más de una proteína que se piensa que es importante para la adquisición del lenguaje, algunos sectores de los medios populares se apresuraron a interpretar esto como prueba de que las mujeres no pueden quedarse calladas.

De hecho, el estudio no nos dice nada acerca de las mujeres o los hombres (6). Los principales participantes fueron crías de rata, aunque diez niños y niñas también fueron examinados. Incluso los propios autores advierten en contra de hacer interpretaciones ligeras, señalando que aún no se ha estudiado si las diferencias humanas en las cantidades de esta proteína pueden explicar la diferencia en las habilidades lingüísticas.

De dónde viene el mito

Entonces, ¿de dónde viene la idea de que los hombres pronuncian 7.000 palabras al día frente a las 20.000 de las mujeres?

La afirmación apareció en la cubierta de la pasta del libro "El cerebro femenino", escrito en 2006 por Louann Brizendine, neuropsiquiatra de la Universidad de California en San Francisco, y ha sido ampliamente citada.

Cuando Mark Lieberman, profesor de lingüística en la Universidad de Pennsylvania, cuestionó el uso de esas cifras, que parecían estar vagamente basadas en unos números aparecidos en un libro de autoayuda, Brizendine estuvo de acuerdo con él y se comprometió a eliminarlas de futuras ediciones.

Lieberman trató de rastrear el origen de los datos estadísticos (7), pero tuvo poca suerte: sólo encontró una afirmación similar en un folleto de orientación matrimonial de 1993, que está lejos de ser el estándar de oro de la evidencia científica.




1. clic A meta-analytic review of gender variations in children's language use: talkativeness, affiliative speech, and assertive speech
2. clic A meta-analytic review of gender variations in adults' language use: talkativeness, affiliative speech, and assertive speech
3. clic Gender and conversational interaction
4. clic Are Women Really More Talkative Than Men?
5. clic Wellington working paper in linguistics
6. clic Foxp2 Mediates Sex Differences in Ultrasonic Vocalization by Rat Pups and Directs Order of Maternal Retrieval
7. clic Sex-linked lexical budgets

Fuente:

BBC Ciencia

26 de octubre de 2013

Los seres humanos evolucionaron "de una especie única"

Los homínidos de Dmanisi

Homínidos

  • Los homínidos de Georgia vivieron hace unos 1,8 millones de años y representan una expansión temprana de los ancestros humanos fuera de África.
  • Se trata de la colección de fósiles más completa de más de 300.000 años encontrada de la especie Homo
  • Ellos tenían columnas similares a las humanas y sus extremidades inferiores habían sido bien adaptadas para viajes de larga distancia
  • El macho de la especie era mucho más grande que la hembra
  • También tenían cerebros relativamente pequeños y las extremidades superiores eran bastante primitivas, rasgos que comparte con el anterior H. habilis, e incluso con los Australopithecus más primitivos

Cráneo 5

La calavera tiene una caja craneana muy pequeña.

La llaman "cráneo 5". Un nombre simple para la calavera que dio un golpe de timón en la teoría de la evolución.

Un equipo de científicos que analizó el cráneo homínido más completo jamás encontrado, descubierto en Dmanisi, Georgia, asegura que los primeros fósiles humanos encontrados en África y Eurasia podrían haber formado parte de la misma especie.
Esto contradice la teoría evolutiva, hasta ahora aceptada, de que varias y diversas especies humanas caminaban sobre la Tierra hace dos millones de años.

Escribiendo en la revista Science, el equipo dice que el Homo habilis, Homo rudolfensis y el Homo erectus, son parte de un único linaje evolutivo, que derivó en los humanos modernos.

El "cráneo 5"

La calavera analizada tenía una pequeña caja craneana, dientes grandes y una cara larga, características que comparte con H. habilis. Sin embargo, muchas características de la caja craneana fueron también "únicas" del H. erectus.

La pieza ósea tiene unos 1,8 millones de años y proviene de un sitio donde se han encontrado la mayor colección de restos bien preservados de los inicios del ser humano en el mundo.

La colección de Dmanisi también representa la evidencia más temprana de los humanos primitivos fuera de África, un grupo que surgió poco después de los primeros Homo que se diferenciaron del Australopithecus o "Lucy".

"Ahora tenemos la mejor prueba de lo que los primeros Homo realmente fueron", asegura David Lordkipanidze del Museo Nacional de Georgia en Tiflis, autor principal de la investigación.

"Una de las cosas más importantes es que tenemos una colección tan extraordinaria, muy rara de encontrar en un solo sitio".

Los restos fósiles mostraron una gran variación que desconcertó a los investigadores al principio, pero el profesor Lordkipanidze dice que lo estaba claro era que estas características eran de una sola población.

Cráneo homínido

El cráneo homínido de Georgia es el más completo jamás descubierto.

"Cuando nos fijamos en esta variabilidad y la comparamos con los humanos modernos, se puede ver es un rango normal de variación", le comenta Lordkipanidze a la BBC.

El cráneo fue descubierto hace ocho años y desde entonces el equipo lo ha comparado con otros fósiles de Homo encontrados en África hace 2.400.000 años.

El análisis comparativo del cráneo homínido reveló similitudes suficientes como para considerar que los antiguos de Homo eran de la misma especie que los homínidos de Dmanisi.

Christoph Zollikofer del Instituto de Antropología y el Museo de Zúrich, Suiza, y coautor del estudio dijo que si se hubieran encontrado la caja craneana y el rostro del "Cráneo 5" como fósiles separados en diferentes lugares de África, podrían haber sido atribuidas a diferentes especies.

"Eso es porque el cráneo 5 reúne algunas de las características clave, como la pequeña caja craneana y la cara grande, que no se había observado juntos en un fósil de Homo temprano hasta ahora".

"Es más, ya que vemos un patrón y rango de variación similar en los registros de fósiles de África, es razonable suponer que había una sola especie de Homo en África en ese momento", agrega el profesor Zollikofer.

"Y puesto que los homínidos de Dmanisi son tan similares a los africanos, suponemos además que ambos representan la misma especie".

Lea el artículo completo en:

BBC Ciencia

7 de mayo de 2013

El cerebro de hombres y mujeres reacciona diferente ante el llanto de un bebé

Mientras que ella pasan abruptamente a estar en modo "atento", ellos se mantienen en "descanso" 


El cerebro de hombres y mujeres reacciona diferente ante el llanto de un bebé


Al parecer el instinto maternal no es todo. El cerebro de los hombres y las mujeres reacciona de diferente forma ante el llanto de un bebé, según un estudio divulgado hoy.

La investigación del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos (NIH), publicada en la última edición de NeuroReport Journal, ha encontrado pruebas de que "a nivel emocional, los hombres y mujeres responden de forma distinta ante el llanto de un bebé", declaró Marc H. Bornstein, coautor del estudio.

Los investigadores del Instituto de Salud y Desarrollo Humano de Niños y Familias Eunice Kennedy Shriver National Institute of Child Health and Human Development (NICHD) pidieron a un grupo de hombres y mujeres que se dejaran llevar por sus pensamientos antes de ponerles a escuchar el sonido de un bebé llorando.

Tras escuchar el llanto, el cerebro de las mujeres pasó abruptamente a estar en modo "atento", mientras que el de los hombres se mantuvo en "descanso".

Bornstein señaló que este estudio no solo ayuda a entender mejor las "conexiones" del cerebro, sino también la forma en la que el cerebro se ha desarrollado.

Los investigadores analizaron imágenes de encefalogramas de 18 adultos con hijos y sin hijos y encontraron que el cerebro de las mujeres era más propensos a "desconectarse" de su estado existente, lo que indica que han concentrado su atención en el llanto.

En el caso de los hombres, el cerebro tendió a permanecer en su estado existente mientras escuchaban el llanto del bebé.

Asimismo, el estudio no encontró diferencias entre los que tenían hijos y los que no entre ambos géneros.

Los investigadores utilizaron distintos tipos de llanto, entre ellos el de menores que luego fueron diagnosticados con autismo y que varios estudios han hallado que tiene un tono más alto, para determinar si los adultos reaccionaban de diferente forma.

En un estudio previo que llevó a cabo Bornstein con el mismo grupo, en el que solo utilizaron el llanto de menores que luego fueron diagnosticados con el síndrome de Asperger, tanto mujeres como hombres tendieron a cambiar de estado cuando los escucharon.

Bornstein, junto con otros investigadores, realizó además un estudio en el que concluyó que se dan cambios en el patrón de actividad cerebral de hombres y mujeres cuando observaban una imagen de un bebé que indicaban una "predisposición" a identificarse con el menor y velar por él.

Fuente:

La Vanguardia

13 de diciembre de 2012

¿Por qué necesitamos pensar de manera científica?



Los bonobos viven una vida de despreocupación, copulan varias veces al día, y no hacen otra cosa más que disfrutar, como parece hacen las vacas en una ladera cubierta de hierba. Ambos grupos de animales viven hoy exactamente igual que lo hacían hace un millón de años. Cotillear, comer, copular, dormir, morir: ¿Qué más podemos querer? ¿Por qué no nos contentamos con una vida animal?

Esa vida deriva de su indiferencia ante la muerte.  En la vida humana la muerte de los seres queridos nos apabulla, nos fuerza a pensar.  Nuestros antepasados cazadores-recolectores llevaban, sin la menor duda, una vida individual mejor que los esclavos de las plantaciones de los estados del sur de los EEUU, o que los obreros de las primeras fábricas textiles de Manchester, en el siglo XIX.  Podíamos haber seguido como cazadores-recolectores, como los bonobos o las vacas. ¿Por qué no?

La agricultura forzó a hombres y mujeres a trabajar 12 horas al día, a vivir abigarrados en chozas con malas condiciones higiénicas, a dejar de ver amaneceres y anocheceres, a olvidar la esencia de la vida. Con la aparición de las ciudades vino la aparición de los reyes y los prelados, de los recaudadores de impuestos y de los sumos sacerdotes.

¿Cual es el progreso?¿Representó ayer  la agricultura y representan hoy la industria, la sociedad de la información,  un progreso en la vida material del ser humano individual?

La noción de progreso solo tiene sentido en el contexto social, que forzosamente incluye la historia: Solo tiene sentido si consideramos toda la sociedad de hoy y la de ayer y mañana: En las 4 dimensiones de la física: Las tres del espacio y la del tiempo.  Con este sentido el ser humano aceptó la agricultura porque era una clase novedosa de seguro de vida, un acceso al welfare-state. Aceptó la tiranía de reyes, sumos sacerdotes, dogmas e impuestos. Todo a cambio de una cierta garantía de supervivencia para él y sus familias y descendientes. Ya que la muerte individual es inevitable, se trataba de garantizar de algún modo la supervivencia de familia y grupo, ahora y a lo largo del tiempo.

Aquí, y solo aquí, aparece el concepto de 'progreso'.  El progreso no tiene nada que ver con la idea (difícil de especificar) de felicidad. El concepto de felicidad es ambiguo. En Madrid (y en Hamburgo otro, por las mismas fechas) había un hombre, con dinero, que vivía con 30 perros en medio del bulevar de Reina Victoria, esencialmente feliz. Este hombre, sin embargo, no podía garantizar la supervivencia de sus perros o de los cachorros que parían las perras del grupo.

Ni la sociedad humana ni sus miembros buscan, realmente, la felicidad, sino otras muchas cosas. Si hay breves instantes de aquella, bienvenida sea. Pero es un by-product, un añadido, no el objetivo de los seres humanos.

Aquí es donde aparece la noción de progreso. ¿Vive mejor hoy una familia que tiene la garantía de que todos los hijos sobrevivirán los 14 años? ¿Vive mejor un grupo de personas que puede conocer lo que hacen otras, ahora, o lo que han hecho antes? ¿Una persona o un grupo de personas que pueden conocer como funciona el mundo en el que viven, incluida en ese mundo su propia sociedad?

La vida sin conocimiento puede, quizás, proporcionar el olvido individual, el nirvana que preconiza el budismo más ortodoxo, la aniquilación de la mente, pero no proporciona ninguna herramienta para la vida social. Para esta vida necesitamos conocer, saber, cuanto más mejor, en todos los aspectos: La realidad, los sueños, la imaginación, la abstracción que significa todo arte y toda ciencia, y el placer que nos proporcionan, a veces, nuestros sentidos.

La ciencia es un forma de ver el mundo, incluidos nuestros propios pensamientos. La ciencia no son gadgets, no son aparatos, no son logros intelectuales, con serlo. La ciencia es un modo mental, una forma de enfocar lo que vemos (oímos, tocamos, gustamos, olemos) para tratar de entender el mundo. Su carácter esencial es su permanente evolución, su permanente cambio que va en contra de todo dogmatismo y de cualquier esquema final.

El ser humano tiene desde siempre miedo a cambiar, aunque ha sido el cambio lo que nos ha hecho sobrevivir cada vez mejor.  Pensar de manera científica, con curiosidad inagotable y con crítica incansable es una forma de empujar a la sociedad hacia ese progreso que la sociedad busca de manera constante.

Frente al dogma que dice 'Así es', la ciencia se pregunta constantemente '¿Por qué tiene que ser así? ¿No puede ser de otro modo? '  Es esa pregunta la que llevó a plantar los granos de los cereales, a buscar cómo caen los graves, a entender los límites de la energía, a las máquinas y hoy a la información.

Individualmente no hay duda de que vivimos sobre poco más o menos igual de felices que hace 100000 años. Socialmente tampoco hay duda de que vivimos inmensamente mejor que entonces.

¿Debemos seguir los dogmas o necesitamos desarrollar el pensamiento científico?

Fuente:

Blog "Clima" de El Mundo

17 de septiembre de 2012

Los hombres ven distinto que las mujeres


Ojo

A la hora de distinguir tonalidades, si son demasiados parecidas, el ojo del hombre las verá como iguales.

Si usted llega a su casa recién salida de la peluquería, con un tono de pelirrojo que nunca antes se había atrevido a usar y su pareja la recibe con un: "¡Qué lindo te quedan esos pendientes nuevos!", en referencia a unos aretes diminutos que le regaló su prima y que sólo se los puso por no dejar, recapacite antes de mirarlo con odio y pegarle un par de gritos.

No se trata -en este caso al menos- de falta de interés, atención y mucho menos de cariño. 
 
Según un estudio llevado a cabo por investigadores en Estados Unidos, los ojos de los hombres son más sensibles a los pequeños detalles y a los objetos que se mueven a gran velocidad, mientras que las mujeres son mejores a la hora de distinguir colores.
Isaac Abramov, profesor de Psicología del Brooklyn College, realizó dos estudios en paralelo para determinar estas diferencias.

En uno de ellos, les presentó a los participantes una muestra de un color determinado y les pidió que lo describieran empleando una serie de términos específicos.

Así, Abramov y su equipo descubrieron que los hombres describían el color que tenían en frente en otros términos, en comparación con las mujeres.

"Ambos ven el azul como azul, pero qué porcentaje de rojo ven en el color difiere si el individuo es hombre o mujer", le dijo Abramov a BBC Mundo.

De ahí se explica por qué las mujeres son mejores cuando se trata de combinar colores o de buscar tonos similares entre sí.

Y aunque suene a broma, si lo que le hace falta en la casa son unos almohadones que hagan juego con el tapizado del sofá, una mujer tiene más posibilidades de llevar a cabo la tarea con éxito que un hombre.

Un punto en el horizonte

Aviones

Las mujeres detectan más tarde que los hombes cuando un avión ingresa a lo lejos en el horizonte.

El otro estudio se concentró en cómo cada género percibe los detalles y las imágenes cambiantes.

Los hombres detectan los detalles, por mínimos que sean con más facilidad.

"Por ejemplo, si un avión ingresa en nuestro campo visual, como un punto ínfimo en el horizonte, el hombre lo notará primero que la mujer", explica el investigador.

"O si una persona tiene tendencia a volverse miope con el tiempo, si es hombre, tardará más hasta que necesite usar lentes".

50 y 50

¿Por qué estas diferencias?

Las hipótesis son varias y todas son dan lugar a debate, dice Abramov.

"Una explicación posible es que en el cerebro se encuentran receptores de la hormona masculina, la testosterona. Y la mayor concentración de esta hormona está en la parte superior del cerebro -la corteza cerebral- que es la principal zona visual", señala.
"Si un avión ingresa en nuestro campo visual, como un punto ínfimo en el horizonte, el hombre lo notará primero que la mujer"
Israel Abramov, líder del equipo de investigadores

"¿Por qué esta región del cerebro es tan sensible a la testosterona, también es una cuestión de especulación", agrega.

Otra teoría está relacionada con la evolución. Los hombres, en su rol de cazadores, evolucionaron las facultades que les permiten divisar a la distancia una presa o un animal que representa una amenaza con mayor precisión, mientras que las mujeres perfeccionaron sus capacidades para mejorar su desempeño como recolectoras.

Abramov deja en claro que todas estas diferencias son leves y que afectan el aparato visual en su nivel más primario.

Sin embargo, al ser una diferencia biológica, no es posible entrenar al ojo para "mejorar" en lo que hace peor.

No obstante, esto no afecta la percepción -al menos en lo que se sabe hasta el momento- ya que ésta se nutre de muchos otros factores, como la educación, la memoria o el interés.

El científico resalta que una de las lecciones más importantes -en un sentido práctico- de su investigación, es "que cualquier estudio basado en la biología debe incluir entre sus sujetos a un número significativo de hombres y de mujeres, porque si no corres el riesgo de que tus resultados sean parciales en favor de un género o del otro".

Fuente:

BBC Ciencia 


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20 de agosto de 2012

¿Es cierto que no hubo cruce con los neandertales?

Hace dos días pudimos leer en las noticias cosas como:
“No hubo sexo entre el Homo sapiens y el neandertal”; “Según un estudio, el ADN compartido se debe a un ancestro común y no al cruzamiento”
“Investigadores de la Universidad de Cambridge concluyeron que es improbable que las similitudes del ADN sean el resultado de sexo humano-neandertal…”
“Los humanos y los neandertales no tuvieron bebés”

Recordemos que en mayo de 2010 se publicó en la revista Science un importantísimo (yo diría histórico) trabajo científico con el borrador del genoma neandertal. En éste se aportaban pruebas de que tenemos actualmente genes procedentes del Hombre de Neandertal, que llegó a cruzarse con nuestros antepasados Homo sapiens sapiens o humanos anatómicamente modernos. Dichas pruebas consistían en una “anomalía” inesperada: la similitud genética con nuestros primos extintos era mayor en el caso de los genomas de individuos de Europa, Asia y Oceanía, y menor en los genomas de individuos africanos. Dado que los neandertales vivieron fuera de África, la mejor forma de explicar esa anomalía es mediante la hibridación entre sapiens recién llegados a Eurasia y neandertales nativos.

Por supuesto, esto puede ser erróneo, como cualquier cosa en el mundo de la ciencia. Las pruebas aparentemente más sólidas pueden quedar invalidadas por una investigación posterior. Pero esto, por el momento, no ha ocurrido. No hay pruebas contra la hibridación sapiens-neandertal. Nadie las ha aportado.
¿De qué estaban hablando entonces esos periódicos? Pues de un trabajo recientemente publicado en PNAS* por A. Eriksson y A. Manica. Sin embargo, ellos no niegan que existiera hibridación, a diferencia de lo que afirman muchos titulares periodísticos. Al menos, en el abstract no lo niegan. Simplemente afirman que las similitudes encontradas entre el genoma neandertal y el genoma de las poblaciones actuales extra-africanas pueden explicarse también de otra forma, sin recurrir a la hibridación. Por tanto, piden “cautela”. Lo que los autores dicen es que los mismos datos también son compatibles con otra hipótesis distinta.

¿Y qué hipótesis? La hipótesis de la “estructura poblacional antigua”. Simplificando mucho: imaginemos que, antes de que el Homo sapiens anatómicamente moderno saliera de África, sus poblaciones eran genéticamente muy diversas y esa diversidad tenía raíces antiguas, mucho más de lo que los genetistas suelen considerar. Algunas de esas poblaciones se parecían más, genéticamente, a los neandertales que vivían en Eurasia, porque conservaban más genes comunes con ellos, heredados lógicamente del antepasado común. Ahora imaginemos que la población que sale de África y coloniza el resto del mundo es, casualmente, una población que ya tenía cierta similitud genética con los neandertales. Bien, pues ya no necesitaríamos la hipótesis de la hibridación.

Pero esta hipótesis de la estructura poblacional antigua ya fue presentada como una alternativa a la hibridación en el primer artículo del genoma neandertal. Green y colaboradores** incluso la incluyeron en un gráfico como “escenario 4″ y afirmaron que no podían descartarla. Pero es una explicación más compleja, que requiere más asunciones. En la ciencia, por el llamado Principio de Parsimonia, hay que preferir la explicación más simple y “elegante”. Que en este caso es la de la hibridación.

En resumen, tenemos un trabajo publicado en Science que propone hibridación pero admite que otra hipótesis también sería compatible con los datos; Y dos años después sale en PNAS un artículo que vuelve a decir que la otra hipótesis es compatible con los datos, pero no llega a descartar la hibridación. Es aburrido, y es tonto. No es muy vendible como noticia; hay que exagerar un poco.

Lógicamente, el trabajo de PNAS ha sido bastante criticado, porque no aporta gran novedad y porque parece ignorar el progreso científico que ha tenido lugar en los dos últimos años. Ha sido calificado de “obsoleto“. En general, las pruebas de la hibridación se han fortalecido cada vez más. El análisis del genoma de Denisova aportó pruebas de una segunda hibridación con humanos arcaicos, esta vez aportando material genético que persiste en ciertas poblaciones del sudeste asiático y Melanesia. La hipótesis de la estructura poblacional antigua es ahora todavía menos parsimoniosa que en 2010. Dos recientísimos trabajos de Genética (Yang et al, 2012 ; Sankararaman et al, 2012) la dejan aún peor parada.



Imagen crédito | John Hawks

Para colmo, John Hawks ha adelantado en su blog un resultado que publicará en Septiembre: Ötzi, el “hombre de hielo”, la “momia natural” hallada en los Alpes, tiene una proporción de genoma compartido con los neandertales más alta que cualquier humano reciente que se haya examinado. Si los sapiens antiguos (Ötzi vivió hace unos 5.300 años) de ciertas zonas de Europa tuvieron más genes en común con el hombre de Neandertal, eso parece imposible de explicar mediante la hipótesis de la estructura poblacional antigua en África.

El amor  la hibridación va ganando :)
_______________
*ResearchBlogging.orgEriksson A, & Manica A (2012). Effect of ancient population structure on the degree of polymorphism shared between modern human populations and ancient hominins. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America PMID: 22893688
**Richard E. Green et al. A Draft Sequence of the Neandertal Genome. Science 7 May 2010: Vol. 328. no. 5979, pp. 710 – 722 DOI: 10.1126/science.1188021

26 de julio de 2012

¿Por qué vemos a las mujeres como objetos sexuales?

El cerebro humano procesa de distinta forma las imágenes de hombres y mujeres: a ellos se les ve como un todo, a ellas se les percibe "por partes", revela una investigación en Estados Unidos.

Mujeres en bikini

El cerebro percibe a los hombres como un todo pero a las mujeres se les ve por partes.

Esta tendencia a procesar las imágenes femeninas por partes, dice el estudio publicado en European Journal of Social Psychology (Revista Europea de Psicología Social), explica la inclinación a ver a las mujeres como objetos sexuales. 
 
Y lo más sorprendente, afirman los científicos, es que no es sólo el cerebro de los hombres el que percibe de esta forma. También el de las mujeres se comporta así.
Los investigadores de la Universidad de Nebraska-Lincoln creen que los hombres lo hacen porque están buscando parejas potenciales.

Y para las mujeres es una forma de compararse a sí mismas con "la competencia".

"Continuamente escuchamos que las mujeres son reducidas a sus partes corporales sexuales. Escuchamos sobre estos ejemplos en los medios de comunicación todo el tiempo", explica la profesora Sarah Gervais, la psicóloga que dirigió el estudio.

"Ahora podemos decir que no sólo los hombres lo hacen. Las mujeres también perciben a las mujeres de esta forma", agrega.

Procesamiento local

Se sabe que para procesar la información visual el cerebro utiliza distintas herramientas: puede percibir el objeto en su totalidad, el llamado procesamiento global, o como una colección de distintas partes, el procesamiento local.

El procesamiento global es utilizado principalmente cuando se trata de reconocer a personas.

Para ello el cerebro no se enfoca sólo en la forma de la nariz, por ejemplo, sino procesa el lugar donde la nariz se encuentra en relación con los ojos y la boca, es decir la cara como un todo.

El procesamiento local, por otra parte, se utiliza principalmente para reconocer objetos. Cuando el cerebro percibe una casa, por ejemplo, procesa sus partes: su puerta, sus ventanas, etc.

Tal como explican los investigadores, nuestro cerebro puede reconocer una casa mirando únicamente su puerta. Pero es poco probable que pueda reconocer a una persona mirando sólo un brazo o una pierna.

Para investigar si nuestro cerebro utiliza estos mismos procesos cognitivos en el reconocimiento de hombres y mujeres, la doctora Gervais y su equipo llevaron a cabo una serie de experimentos.

Los participantes, más de 220 hombres y mujeres, debían mirar una fotografía -no sexual- del cuerpo completo de un joven varón o mujer vestidos.

Después de una breve pausa se les mostraban dos nuevas fotografías juntas en la pantalla: una era una parte de la fotografía mostrada anteriormente, la otra también era una parte de la fotografía original pero con una leve modificación en un área corporal sexual, como los senos o la cintura.

Los participantes debían indicar rápidamente cuál de estas dos imágenes era la que habían visto previamente.

Los resultados mostraron que cuando se presentaban las fotografías de los hombres, los participantes utilizaban el procesamiento global, porque reconocían al individuo en la imagen que los presentaba como un todo, es decir, con el procesamiento global.

Pero cuando miraban las imágenes de mujeres, los participantes utilizan el procesamiento local porque reconocían a la mujer por sus partes individuales, es decir estaban poniendo más atención en las partes individuales del cuerpo.

Las imágenes mostradas, además, eran de individuos comunes y corrientes, lo cual revela que esta tendencia a "cosificar" a las mujeres ocurre con todas ellas, no sólo con quienes son "llamativas".

"Esto no es algo que sólo afecta a las supermodelos o a las estrellas porno" explica la doctora Gervais.

"El procesamiento local es la base de la forma como percibimos los objetos: las casas, los autos, etc.".

"Pero con las personas no deberíamos hacer esto. No deberíamos descomponer a la gente en sus partes. 

Pero cuando se trata de las mujeres lo hacemos, lo cual es realmente sorprendente".

"Las mujeres son percibidas de la misma forma como vemos a los objetos", señala la investigadora.

Lo que sorprendió a los investigadores fue que independientemente del género, todos los participantes, hombres y mujeres, percibían a los hombres "globalmente" y a las mujeres "localmente".

"Esto puede tener distintos motivos. Los hombres lo hacen porque están buscando parejas potenciales, mientras que las mujeres lo hacen para compararse a sí mismas con las demás", dice la doctora Gervais.

Los investigadores esperan ahora llevar a cabo más estudios para encontrar formas de cambiar estos hábitos.

"Basados en estos hallazgos -dice Sarah Gervais- hay varias avenidas que podemos explorar".

Fuente:

BBC Ciencia


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2 de enero de 2012

Los hombres tienen un 16% más de neuronas que las mujeres, según un estudio

Un informe de científicos españoles revela que los hombres tienen un 16% más neuronas y el cerebro un 10% más grande que las mujeres. ¿Para qué sirve? No para ser más inteligentes aunque sí para orientarse mejor en un espacio.














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El cerebro de ellos es más grande, tiene más neuronas y necesita más energía para que funcione la brújula que traen de serie. Ellas, en cambio, disponen de más conexiones neuronales que les permiten hacer varias cosas a la vez. Tienen el cerebro más pequeño pero es más eficaz, consume menos energía y sus conexiones de la materia blanca es más compacta.



Y todo esto es la evolución genética. Hay que remontarse a las primeras versiones del “homo” cuando salía a cazar, desarrollando parte de su cerebro para situarse en el entorno, no perderse e idear estrategias de ubicación. La densidad neuronal de las mujeres les facilita expresar sus emociones, entender la comunicación no verbal y potencia la empatía con los demás. Actitudes desarrolladas por las madres del Paleolítico.

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Antena 3

3 de marzo de 2011

Cuando el zorro era el mejor amigo del hombre



En el año 2000 fue descubierto en el norte de Jordania el prehistórico cementerio Uyun al-Hammam, con una antigüedad aproximada de 16.500 años y que lo sitúa en el Epipaleolítico.

Entre las investigaciones realizadas se pudieron llevar a cabo conclusiones que revelaban que, en los rituales mortuorios, los fallecidos eran enterrados junto a sus pertenecías personales, ajuares y ornamentos personales e incluso con sus animales de compañía.

Varios habían sido los hallazgos en otras necrópolis prehistóricas en los que se habían encontrado fósiles de seres humanos enterrados en el mismo lugar en los que se encontraban los que se suponían habían sido sus perros domésticos.



Sin embargo, el nuevo descubrimiento en ‘Uyun al-Hammam’ ha demostrado que algunas de estas prácticas tuvieron lugar mucho antes con un animal diferente al perro: el zorro

El hecho de que se hallasen restos de un zorro enterrado junto a un ser humano y por la colocación de ambos, podría significar que el animal fue visto como un compañero por el hombre de la época.

Los restos del animal, que se llegó a la conclusión de que se trataba de un zorro rojo, no se encontraban al completo, lo que hace pensar que falleció, muy probablemente por causas violentas y con anterioridad a su amo; fue enterrado y tras el fallecimiento del propietario desenterrado y vuelto a enterrar junto a éste.

Lisa Maher, la arqueóloga especialista en hallazgos prehistóricos de la Universidad de Cambridge, determinó que la datación del lugar, así como de los restos encontrados, hacían prever que antes de ser domesticado el perro, el animal que ocupó su lugar anteriormente fue el zorro. También indica su estudio, que el periodo en el que convivieron los humanos y los zorros fue relativamente corto, quizás por la naturaleza asustadiza y tímida de estos cánidos.

Investigadores de la Universidad de Toronto encabezados por Edward Banning, también presentes en las investigaciones de la necrópolis ‘Uyun al-Hammam’ determinan que las tumbas de este lugar no contienen los restos de otros tipos de animales que no sean el zorro, por lo que también apuntan a la hipótesis de que el primer amigo del hombre (prehistórico) fue el zorro.

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16 de noviembre de 2010

Una infancia más larga favoreció a los humanos frente a los neandertales

Un desarrollo físico más lento pudo ayudar a los primeros humanos en su competencia con los neandertales, según sugiere un estudio dirigido por la Universidad de Harvard en Cambridge (Estados Unidos) que se publica en la edición digital de la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS).

Los investigadores realizaron un sofisticado análisis de los dientes de 11 neandertales y los fósiles de humanos primitivos que muestra que los humanos modernos son más lentos en alcanzar la madurez completa que los neandertales. El descubrimiento sugiere que el desarrollo lento característico y la larga infancia son recientes y únicos a los humanos modernos y podrían haber sido una ventaja competitiva sobre los neandertales.

Según explica Tanya M. Smith, responsable del estudio, "los dientes son increíbles registradores del tiempo, capturando cada día de crecimiento de forma muy similar a como los anillos de los árboles revelan el progreso anual. Incluso más impresionante es el hecho de que nuestros primeros molares contengan un diminuto 'certificado de nacimiento' y descubrir que esta línea de nacimiento permite a los científicos calcular de forma exacta la edad a la que murió un menor".

En comparación incluso con los humanos más ancestrales, otros primates tienen una gestación más corta, una maduración en la infancia más rápida, se reproducen a edades más tempranas y tienen una menor esperanza de vida. Se desconoce con exactitud cuándo, entre los 6 y 7 millones de años desde que se produjo la separación evolutiva de los primates no humanos, cambió el curso de la vida.

Los investigadores descubrieron que el desarrollo de los dientes de los neandertales jóvenes, una referencia del desarrollo global, era significativamente más rápida que en la especie humana, incluyendo a algunos de los grupos más primitivos de humanos modernos que dejaron África hace entre 90.000 y 100.000 años. Esto indica que la ampliación de la infancia ha sido un desarrollo relativamente reciente.

En el estudio actual se han incluido restos de los niños neandertales más famosos descubiertos hasta la fecha, incluyendo el primer fósil de homínido hallado en Bélgica en el invierno de 1829-1830. Se pensaba que este individuo, según comparaciones con los humanos modernos, tenía entre cuatro y cinco años en el momento de su muerte. Ahora los rayos X del sincrotrón europeo y los ritmos biológicos del interior de los dientes han revelado que el niño tenía sólo tres años de edad.

Aunque contar las líneas dentales no es un método nuevo, los autores del trabajo señalan que hacerlo 'virtualmente' utilizando la tomografía micro-informática del sincrotrón sí lo es.

"Estos nuevos métodos presentan una oportunidad única para evaluar los orígenes de una condición fundamentalmente humana: el costoso aunque ventajoso cambio de una estrategia de 'vive rápido y muere joven' a la de 'vive lento y hazte viejo' que ha ayudado a que los humanos sean uno de los organismos con más éxito del planeta", apunta Smith.

La maduración ampliada de los humanos podría haber facilitado un aprendizaje adicional y una cognición compleja, dotando posiblemente a los primeros 'Homo sapiens' de una ventaja sobre sus primos neandertales.

Fuente:

Europa Press

Los humanos llevan 8 millones de años de evolución

Según un nuevo modelo estadístico.

El polémico cráneo de Chad sería posterior a la separación de los chimpancés.




El paleontólogo francés Michel Brunet, en Barcelona, con un moldeado del cráneo de Toumaï.- CARLES RIBAS

La separación entre los humanos y los chimpancés, sus parientes más cercanos, durante la evolución pudo ocurrir mucho antes de lo que sostiene la hipótesis más aceptada por los paleontólogos. Habría sido hace ocho millones de años en vez de hace entre cinco y seis millones de años, según un nuevo modelo estadístico realizado en el Museo Field de Chicago.

En colaboración con matemáticos, antropólogos y biólogos moleculares, el especialista Robert Martin intenta desde hace tiempo integrar la información sobre la evolución derivada del material genético de diversas especies con el registro fósil para conseguir un panorama más completo.

Al comparar el ADN de animales relacionados entre sí se puede llegar a comprender la evolución en el tiempo de los genes comunes, que dan lugar a nuevas y diferentes especies, señala Martin. Sin embargo, esta información molecular no proporciona un calendario que muestre cuándo se produjo la divergencia genética.

Las pruebas fósiles son la única fuente directa de información sobre las especies extinguidas hace mucho tiempo y su evolución, pero existen grandes vacíos en el registro fósil que dificultan la interpretación de esta información. Desde hace una generación, los paleontólogos han estimado que los orígenes humanos están entre hace cinco y seis millones de años, pero la base fósil de esta estimación es muy poco sólida. Si se tienen en cuenta todas las especies de primates actuales, todos los primates fósiles y las pruebas de ADN, los modelos informáticos sugieren una fecha más lejana. El nuevo análisis publicado en la revista Systematic Biology rellena los vacíos estadísticamente, como se hace en otras áreas científicas y económicas. Esta estimación está en consonancia con algunos estudios genéticos de esta década que, sin embargo, sugieren un largo periodo de hibridación entre ancestros humanos y ancestros de chimpancés.

Un ejemplo de datos a interpretar son los que proporciona un cráneo fósil descubierto hace unos años en Chad. Bautizado como Toumaï y como el nombre científico de Sahelanthropus tchadensis, este fósil provocó un gran interés porque tiene muchas características humanas. Sin embargo, como su antigüedad es de unos siete millones de años, su clasificación sigue sin establecerse. Con la nueva estimación, entraría en el periodo posterior a la divergencia entre humanos y chimpancés.

El equipo de Martin ya realizó un trabajo anterior, publicado en Nature en 2002, que sugería que el antepasado común más antiguo de todos los primates actuales vivió hace 85 millones de años, es decir antes de la extinción de los dinosaurios.

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El País Sociedad

Los neandertales eran más promiscuos

Analizando los restos fósiles de dedos de neandertales, científicos de las universidades de Liverpool, Southampton y Calgary en Reino Unido han llegado a la conclusión de que los neandertales eran más promiscuos que los humanos modernos. Los resultados del estudio se publican hoy en la revista Proceedings of the Royal Society B.

Los científicos utilizaron tasas de dedos de esqueletos de simios primitivos y homínidos extinguidos (Ardipithecus ramidus y Australopithecus afarensis)como indicadores de los niveles de exposición de las especies a los andrógenos prenatales, un grupo de hormonas que es importante en el desarrollo de las características masculinas como la agresividad y la promiscuidad. Se piensa que los andrógenos, entre ellos la testosterona, afectan a la longitud de los dedos durante el desarrollo en el útero. Los niveles elevados de las hormonas aumentan la longitud del dedo cuarto en comparación con el segundo dedo, dando lugar a un bajo índice de la tasa con el dedo anular. Por el contrario, las especies monógamas tienen un índice alto.

En el caso de los neandertales, la tasa resultó ser más baja que en los humanos modernos, lo que indica que estaban expuestos a más andrógenos prenatales y que, por lo tanto, “eran más competitivos y promiscuos”, según los autores del estudio.

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Muy Interesante

1 de septiembre de 2010

La ciencia ¿cosa de machos?

cientifica La ciencia es cosa de machos

Hagamos un pequeño experimento. Así, a bote pronto (¡hey, no se vale entrar a Wikipedia!) trata de pensar en el nombre de 10 científicas famosas. Seguramente te habrás acordado de Marie Curie y de... uhm, ¿alguien más? A los programadores debe sonarles el nombre de Ada Lovelace, pionera en el ámbito de la programación. Quizá otros hayan recordado fugazmente a esa científica que estudiaba los gorilas Dian Fossey o Jane Goodall que estudia a los chimpancés. A los de Humanidades (y a mí), posiblemente les haya saltado el nombre de Donna Haraway, autora del legendario Cyborg Manifesto. ¿Otra?

Vale, seguro en los comentarios aparecerá alguien que sí se supo el nombre de 10 científicas sin necesidad de entrar a la Wikipedia (¡y estoy confiando en que no hicieron trampa!). Vamos a elevar un poco el listón: ¿qué les parece si les pido el nombre otra diez, pero de su país de origen? De las mexicanas, sólo he podido recordar de forma inmediata a Julieta Fierro, investigadora en el área de la astronomía.

La práctica científica sigue siendo uno de los ámbitos con menos equidad de género. Aunque es innegable que los números han mejorado significativamente en los últimos años, en la opinión pública no podemos decir lo mismo. La construcción social del científico sigue siendo eminentemente masculina. ¿No me creen? Para muestra, un botón: una reciente encuesta entre la población de Inglaterra encontró que dos terceras partes de los entrevistados no pudieron siquiera recordar el nombre de una científica famosa. Así que no se sientan (tan) mal si fallaron el test al inicio de esta entrada.

Y la situación es más alarmante con las nuevas generaciones. La misma encuesta mostró que el 90% de los encuestados entre 18 y 24 años no pudieron nombrar ni una científica (¡y se supone que están en su etapa universitaria!). ¿Será que sólo no recordamos sus nombres? Tampoco es la razón. Por ejemplo, sólo un 18% de los encuestados fue capaz de asociar el nombre de Dorothy Hodgkin con la estructura de la insulina (y también descubrió la del colesterol, la vitamina B12 y la penicilina. Del mismo modo, sólo un 6% asoció a Jocelyn Bell Burnell con el descubrimiento de los púlsares.

La ciencia poco a poco comienza a emparejar sus números en oportunidades, plazas de investigación, logros y reconocimientos. Sin embargo, si de por sí la práctica científica no suele llamar la atención del público en general, cuando se trata de recordar a las mujeres que consagran su vida al avance del conocimiento, nos quedamos todavía en pañales. Qué lástima que, inconscientemente, para la opinión popular la ciencia aún sea cosa de machos.

Fuente:

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