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20 de diciembre de 2019

Las 50 nuevas figuras de Nasca descubiertas en Perú


Un equipo de arqueólogos peruanos, apoyados por la revista National Geopgraphic e investigadores internacionales, hizo el descubrimiento en las laderas de los valles de Palpa .Éstas se encuentran a unos 50 kilómetros de donde están las primeras figuras y dentro de lo que se conoce como la Pampa de Nasca, en la zona costera de Ica, en el sur del Perú. 

Según el equipo investigador del Proyecto Paracas, estos nuevos geoglifos son más antiguos que los que ya se conocen. Fueron diseñados por la cultura Paraca, que vivió antes que la Nasca, hace más de 2.700 años.

Las imágenes fueron descubiertas gracias al estudio detallado de imágenes de satélite, escaneos 3-D y las fotografías tomadas por drones que no se habían utilizado antes en la zona.


"Los drones permiten tomar una visión muy precisa sin dañar el lugar", cuenta a BBC Mundo Luis Jaime Castillo, co-líder del proyecto junto al arqueólogo Johny Isla y profesor de Arqueología de la Pontificia Universidad Católica del Perú. 

El artículo completo en: BBC Mundo 
 

1 de abril de 2019

Caral sirvió de foco de civilización en zonas más allá del valle de Supe

Destacan el comercio con la costa de Ecuador, el norte de Chile, la Amazonía y zonas de Bolivia.


El impacto de la cultura de Caral trascendió los confines del valle de Supe. Los últimos descubrimientos en la Ciudad Pesquera de Áspero revelan el comercio que se realizaba con las costas de Ecuador y con la Amazonía.

La doctora Ruth Shady Solís, encargada de los trabajos arqueológicos, explicó que los descubrimientos están obligando a manejar nuevas teorías sobre el rol de los caralinos.

La especialista, máxima autoridad sobre el periodo precerámico, indicó que algunos productos pueden entenderse como parte del intercambio comercial entre distintas regiones. Sin embargo, otros podrían ser la pista de una fuerte migración de la Amazonía hacia la Costa debido a problemas climáticos.

La paz de Caral
Shady relató que no solo en Áspero –ubicado en la desembocadura del río Supe– se han encontrado objetos pertenecientes a otras latitudes. En sitios como Miraya o Vichama se han encontrado sodalita, un mineral extraído en Bolivia.

Incluso se ha hallado en Caral un infante enterrado a la usanza de la cultura Chinchorro, desarrollada entre Moquegua y el norte del actual Chile. 

Lo que no se ha hallado son murallas ni armas, lo que empuja a pensar a Shady que en dicho tiempo no practicaban la guerra. 

Subraya que desde el valle de Supe se diseminó la civilización, influyendo en otras regiones del continente. 

Pero lo que más le ha llamado la atención a la estudiosa es la numerosa cantidad de productos de la selva. Por ejemplo, las plumas de guacamayo verde y los tocados con el diseño conocido como “ojo de Dios”.

Ruth Shady hace notar que dichos productos son aún usados en la Amazonía y son símbolo de buena posición social para diferentes etnias.

La arqueóloga contó a la Agencia que la teoría habitual que se manejaba era que estos productos habían arribado a la Costa debido al comercio. Pero por la cantidad de los hallazgos, ella está empezando a esbozar otra hipótesis.

Inmigración
Ella cree que la presencia de tantos objetos amazónicos son una señal de una gran migración producto de grandes cambios climáticos que afectaron primero al Oriente peruano. 

 
Asimismo, hizo notar que cronológicamente estos objetos aparecen tiempo previo a que se abandone los asentamientos de Caral.

Para Ruth Shady existe un paralelo entre lo que pasó por aquellos años –alrededor de 1800 antes de Cristo– en el valle de Supe y Mesopotamia. Ella indicó que por ese tiempo en esa zona de Asia se vivió un proceso similar de movimientos demográficos.

Shady llamó a tomar nota del pasado para estar prevenidos ante los cambios climáticos que se podrían vivir en breve en el mundo.
 
 

22 de agosto de 2018

Vichama: Hallan un muro decorado de 3.800 años de antigüedad relacionados con el cambio climático

La civilización caral abandonó sus templos hace 3.800 años para escapar de la escasez de alimentos que los estaba matando de hambre, según las investigaciones. Sus habitantes dejaron el valle del río Supe y migraron a lugares vecinos, más cerca del mar. Ahí construyeron nuevos templos, en los que dejaron registro de la gran sequía que padecieron.

Vichama es una antigua ciudad agropesquera que surgió con el éxodo de Caral. La arqueóloga Ruth Shady, que dirige el Proyecto Arqueológico Caral, empezó a investigar el sitio en el 2007. Desde ese año, los descubrimientos no han dejado de sorprender al mundo.

Arqueólogos del proyecto Caral desenterraron un mural de alrededor de 3.800 años de antigüedad en Vichama, en la provincia de Huaura, región Lima. (Alessandro Currarino / El Comercio)

El más reciente hallazgo: un mural

Un nuevo hallazgo arqueológico de 3.800 años de antigüedad en las costas de Perú evidencia la escasez y hambruna que padeció la zona en dicha época, según sus descubridores, que apuntan a que el cambio climático y la escasez del agua habrían generado dicha situación.

Se trata de un muro con decoraciones en relieves hallado en Vichama, en la provincia de Huaura, al norte de Lima, la capital de Perú.

Los relieves de la pared develada representan cuatro cabezas humanas con los ojos cerrados, una al lado de la otra, y dos serpientes que se desplazan entre estas cabezas. Estas víboras se dirigen a lo que ha sido identificado como una semilla con características humanas de la que salen cinco líneas hacia la tierra.

Según Ruth Shady, directora de la Zona Arqueológica Caral (ZAC), lo relieves simbolizarían la fertilización de la tierra. Las serpientes serían una deidad vinculada al agua, que filtra en la tierra y hace germinar a la semilla, según recoge la agencia oficial Andina.

El relieve recién descubierto simbolizaría la fertilidad de las tierras y da más indicios sobre el final de la hambruna en el pueblo milenario. (Alessandro Currarino / El Comercio)

Vichama es considerada una antigua ciudad agropesquera

"El nuevo relieve refuerza el planteamiento de plasmar, en la memoria colectiva, las dificultades que afrontó la sociedad debido al cambio climático y la escasez del agua, que causó fuertes afectaciones a la productividad agrícola", explicó Shady en declaraciones a Andina.

Este muro sería parte de una zona previa al salón ceremonial de un edificio público de Vichama. Este apuntaba a campos de cultivo del valle de Huaura. Según Andina, esta construcción alcanzó un área de 874 metros cuadrados y fue remodelado continuamente.


Más datos

Vichama se ubica en la falda norte del cerro Halconcillo, a pocos metros del mar y de los campos agrícolas que se extienden a lo largo y ancho de la sección inferior del río Huaura en la margen derecha, distrito de Végueta, provincia de Huaura, región Lima.
Los trabajos, en este importante sitio, se iniciaron el 2007 gracias a un convenio suscrito entre la municipalidad distrital de Végueta y el Proyecto Especial Arqueológico Caral/Supe (ahora ZAC) y se desarrolla, ininterrumpidamente, hasta la actualidad.
 

Con información de:

CNÑ, Europa Press, El Comercio (Perú) y Agencia Andina

 Más imágenes AQUÍ

9 de junio de 2018

Los humanos sólo somos el 0,01% de la vida del planeta y hemos aniquilado al 83% de los mamíferos

Hace dos años un grupo de reputados científicos observó que, tras décadas de continua transformación del medio, los humanos habíamos abierto la puerta a una nueva edad geológica: el Antropoceno. Aquella en la que el ser humano, por su extensa acción, ha logrado cambiar el curso geológico de la Tierra. Hoy tenemos cifras que ilustran hasta qué punto somos dominantes: sólo representamos el 0,01% de la vida terrestre, pero hemos logrado aniquilar a una barbaridad de ella.


¿Cuánto?
 
La pregunta la responde un extenso análisis realizado por científicos de la Universidad de Nueva Jersey y del Instituto de las Ciencias Weizmann, en Israel. El trabajo ha sido definido como el primer estudio estadístico serio sobre la distribución de la biomasa en la Tierra, y las cifras a las que llega son escandalosas: desde el surgimiento de la civilización, el ser humano se las ha apañado para extinguir al 83% de los mamíferos terrestres, al 50% de las plantas y al 15% de los peces.

¿Cómo?
Es otra buena pregunta. Una buena forma de entenderlo es echando un vistazo a lo que queda sobre la superficie terrestre. Del total de los mamíferos sólo el 4% son salvajes: el 60% son cabezas de ganado, dedicadas a la alimentación, y el 36% seres humanos. Sucede algo similar con las aves: tan sólo el 30% de las que viven en nuestro planeta son salvajes; el 70% restantes viven en granjas y terminan en nuestros platos. El cómo, al final, es simple: expandiéndonos.
Somos el 0,01% del total, pero dominamos al 99,9% restante.

¿Por qué?
 
Dadas las estadísticas anteriores no puede extrañar que hayamos provocado la sexta gran extinción de la historia de la Tierra. Ha sido un proceso largo, iniciado con la desaparición de la megafauna en el mundo civilizado y culminando con el actual elevadísimo ritmo de extinción de especies. En esencia, lo que el estudio relata es la historia de nuestra preeminencia: hemos logrado que la mayor parte de los mamíferos que habitan la Tierra estén a nuestro servicio.

¿Qué hacer?
 
El estudio es meramente descriptivo, no un manual de uso para solucionar los problemas medioambientales que nuestro continuo crecimiento como especie generan. Una solución quizá sea comer menos carne, o hacerlo de un modo sostenible. Otros pensadores tienen ideas más extravagantes, como decrecer o dejar de tener hijos. Ninguna respuesta es sencilla: si hemos llegado hasta aquí es por nuestra propia dinámica como especie y como civilización.
Dadas las proyecciones del futuro, nada hace indicar que el proceso sea reversible.
Fuente:

28 de julio de 2017

Quipus: el lenguaje de los nudos

Un estudio recientemente publicado por la Universidad de Chicago parece confirmar una sospecha de siglos:  los quipus fueron un sistema de escritura.

Pasa los dedos por los pelajes de vicuñas, alpacas, guanacos, llamas, venados y vizcachas, finamente trenzados en una serie de pendientes de múltiples colores anudados a un cuerpo central. Se encuentra en San Juan de Collata, centro poblado del distrito de San Antonio de Chachlla, en la misma provincia de la sierra limeña de la que obtendríamos uno de los manuscritos más valiosos sobre los ritos y mitos de los andes prehispánicos: Huarochirí.
Los encargados de cuidar los quipus, que se conservan en la misma caja que manuscritos españoles que datan del siglo XVI en adelante, insistieron en que no se pusiera guantes. Tenía que sentir la diferencia en la textura, además de los colores. “Es un lenguaje de animales”, le dicen a Sabine Hyland, doctora en antropología por la Universidad de St. Andrews, mientras sus dedos se detienen en una bolsita de un blanco cremoso, vacía, al extremo de uno de los pendientes. Le dicen que esa marca designa que quien “escribía” era el jefe de un ayllu, que era una muestra de su pañuelo distintivo. Sí, "escribía": al igual que Guamán Poma en su Primer nueva corónica y buen gobierno, que contaba cómo en el Imperio incaico los chasquis llevaban los mensajes que les encomendaban en forma de quipus, los pobladores estaban convencidos de que eran cartas. Pero, así como a través de generaciones de represión los pobladores de Collata han olvidado el quechua, también han olvidado cómo leer estas cartas. Queda, sin embargo, en la memoria del pueblo que estos quipus fueron creados en el siglo XVIII, en el contexto de una rebelión andina rápidamente silenciada.

* * *
La idea de los quipus como un sistema análogo a la escritura no es nueva. Se remonta no solo al texto de Guamán Poma, sino a los registros de muchos cronistas españoles. Entre ellos se cuenta José de Acosta, quien sostuvo en su Historia natural y moral de las indias, publicada en 1589, que “cuanto los libros pueden decir de historias, y leyes, y ceremonias y cuentas de negocios, todo eso suplen los quipos tan puntualmente, que admiran”. Sin embargo, las investigaciones de los especialistas tenían la contundencia de esta afirmación como una posibilidad difícil de probar, y solo podían descifrar con seguridad quipus pertenecientes a la última categoría: la de cuentas de negocios.
Investigadores contemporáneos como Chris Given-Wilson han insistido en la cualidad puramente nemotécnica de los quipus, señalando que se trata de un sistema de notación numérica. Given-Wilson señala que solamente los que creaban el quipu sabían qué estaban designando esos números. Aunque ya en el 2005 los antropólogos Gary Urton y Carrie Brezin habían identificado algunas series de cuerdas que podrían designar sustantivos, insistían en que estas eran solo designaciones útiles en lo que eran, sobre todo, “libros” de contabilidad.
Esta tendencia resultaba, hasta ahora, comprensible: los especialistas trabajaban con quipus que contaban, a lo mucho, con 12 tipos de cuerdas distintas, con patrones fácilmente deducibles y reconocibles, como eran los estudiados hasta ahora por la propia Sabine Hyland. Pero luego, gracias al apoyo de National Geographic, Hyland pudo tocar una tarde del 2015 los quipus de Collata. En el avance de su investigación, publicado hace poco más de un mes en la revista Current Anthropology de la Universidad de Chicago, lo comprueba: estos quipus son distintos. Tienen un total de 487 cuerdas, en las que se repiten 95 tipos distintos de trenza, diferenciados por la dirección del tejido, su color y su textura (el pelaje del animal del que proviene). Estos 95 tipos de trenza se combinarían de forma parecida a los ideogramas chinos: en sí mismos representan una palabra o un sonido, pero al ser “leídos” con las cuerdas de los costados, forman nuevas palabras. Es decir, estamos ante un sistema de escritura.
Las investigaciones de Hyland son sugerentes y podrían abrir un nuevo camino en el estudio de las tradiciones textuales andinas. Hasta ahora todos los textos con los que contamos han sufrido, de una forma u otra, la mediación española, lo que ha implicado variables niveles de adecuación al discurso español. Por ejemplo, el manuscrito de Huarochirí (popularizado por José María Arguedas en su traducción del quechua como Dioses y hombres de Huarochirí) fue un encargo del presbítero Francisco de Ávila para hacer más efectivo el proceso de extirpación de idolatrías. La Nueva corónica de Guamán Poma iba dirigida al rey español para mejorar las condiciones de la colonia.
Sin embargo, debe recordarse que estos quipus fueron producidos en el siglo XVIII, y podrían haber sido influidos por la llegada de los españoles y su sistema de escritura. E, incluso en el caso de que los quipus producidos en el incanato utilizaran el mismo sistema, no debe olvidarse las quemas de quipus que se realizaron durante la conquista. Con lo que se sabe ahora, podría haberse tratado, tristemente, de la quema de una Biblioteca de Alejandría andina.

Fuente:

4 de junio de 2017

El arte erótico de los Moches, una de las primeras civilizaciones de América


Las escenas que inquietan a los visitantes del Museo Larco, de Lima (Perú), pertenecen a la cultura moche, una civilización que floreció en lo que hoy es la costa norte peruana entre los siglos II y VIII después de Cristo. 

Aunque eso de florecer, es un decir. La tierra era avara y ruda. 

"Los moche se desarrollan en uno de los climas más secos del planeta", explica el arqueólogo Walter Alva a BBC Mundo.

Alva lideró en 1987 el hallazgo de la tumba del señor de Sipán, un gobernante moche cuyo entierro es considerado uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes del continente. 

"No es que en las vasijas ellos hayan representado su vida diaria. Lo que hicieron fue plasmar escenas rituales y lo erótico está enmarcado en el principio de la vida", apunta. 

Las cerámicas muestran un frenesí de poses sexuales y, para esta antigua sociedad agrícola, el sexo se relacionaba con la fecundidad de la tierra. 

Quizá por ello, a pesar del detalle con el que los alfareros moche modelaron los genitales de sus esculturas, no pusieron mucho empeño en reflejar gestos de placer. 

En cambio, abundan las escenas sexuales que nada tienen que ver con la fertilidad, como el sexo oral, la masturbación e incluso el coito con los muertos. 

Y como veremos, son justamente estas últimas vasijas las que dan algunas pistas sobre la desaparición de esta cultura.

Ofrendas

Cuando el museo Larco trasladó los vestigios moche a Lima en la década de 1960, los menores de edad tenían prohibido ingresar a la sala de los huacos eróticos. 

Hoy, los colegios organizan excursiones.

Sin embargo, la gran mayoría de los casi 120.000 visitantes que recibe al año son turistas extranjeros.
Según la web de viajes Tripadvisor, recorrer este museo es la segunda actividad más popular en Perú, sólo después de la visita a Machu Picchu. 

"Tenemos unas 45 000 piezas y todas ellas, incluidas las vasijas con motivos sexuales, fueron encontradas en tumbas", indica Andrés Álvarez Calderón, director del museo.

Las figuras eróticas apenas representan el uno por ciento de la totalidad de los vestigios, pero su estudio revela un universo que va mucho más allá del sexo.

"Estos huacos son ofrendas que reflejan el círculo de la vida. Los moche no utilizaban las cerámicas eróticas para el uso diario", aclara a BBC Mundo. 

Pese a lo que imaginan algunos turistas, los antiguos habitantes del continente no se servían el desayuno en recipientes fálicos. 

El sexo en las vasijas era una manera de atraer la lluvia sobre sus campos desérticos y colocarlas en los entierros quería propiciar la fecundidad del campo. 

Pero, ¿podían reflejar también su vida sexual? 

El artículo completo en:

BBC 

24 de junio de 2016

Hallan una momia de 4.500 años perteneciente a la civilización Caral en Perú


El cuerpo, que corresponde a una mujer de unos 40 años y de alto estatus social, fue encontrado en posición flexionada con el dorso hacia abajo y colocado en un hoyo cavado en un depósito de ceniza y material orgánico.


Un grupo de arqueólogos ha descubierto en Áspero, al norte de Lima, una momia de unos 4.500 años de antigüedad, que corresponde a una mujer de alto estatus social de la civilización Caral, la más antigua de América, informaron los investigadores.

El hallazgo, liderado por la arqueóloga Ruth Shady, se recuperó de un edificio dedicado a ídolos y el cuerpo fue encontrado en posición flexionada con el dorso hacia abajo y colocado en un hoyo cavado en un depósito de ceniza y material orgánico, indicaron los expertos en un comunicado.

Un análisis determinó que se trata de una mujer de aproximadamente 40 años que, al parecer, tenía un alto estatus social por su ritual de enterramiento, que consistió en una ofrenda con semillas de vegetales y en el ajuar objetos «muy apreciados» de esta sociedad como collares con cuentas y broches (tupus).

Estos hallazgos «ayudan a conocer aspectos de la organización social y del sistema religioso de la sociedad de Áspero», la ciudad pesquera de la civilización Caral, agregó la información.

Los expertos también encontraron ocho flautas traveseras elaboradas con huesos de animales, que estaban depositadas como ofrendas en esta misma ciudad y que determinan la interacción de Áspero con otros pueblos de la cultura Caral.

Caral, ubicada a doscientos kilómetros de Lima y declarada en 2009 Patrimonio Mundial de la Unesco, fue una compleja sociedad que se desarrolló entre los años 3.000 y 1.800 a. C., en el período denominado Precerámico, coetánea a la época de las pirámides de Egipto.

Tomado de:

ABC (España)


30 de diciembre de 2015

¿Y los descendientes de los emperadores inca?

¿Y los descendientes de los emperadores inca? 

Eugenia Chukiwanka

Eugenia Chukiwanka es la única biznieta viva del último cacique de Azángaro.

Eugenia Chukiwanka, es una mujer de estatura pequeña, muy vital y de fácil conversación. A sus perfectos 90 años, también está llena de recuerdos.

“Mi padre luchaba por los derechos de los indios y hasta cambió la manera cómo se escribe nuestro apellido”, me dijo cuando conversamos durante una reciente visita a Puno, al borde del Lago Titicaca.
Doña Eugenia no sólo es la única hija viva del líder indigenista puneño Francisco Chukiwanka, sino una descendiente directa del emperador inca Huayna Cápac. Y es con ella que esta historia empezó a develarse.

En Perú debe de haber miles de personas que descienden de los antiguos emperadores incas pero nadie hasta ahora lo ha probado.

Los Choquehuanca, en cambio, (forma tradicional de escribir el apellido) son los únicos que conocen de manera incuestionable su linaje imperial. Un linaje que cubre los últimos 500 años.


12 de junio de 2015

Cambio climático provocó la mayor crisis en la civilización Caral

Ruth Shady, directora del proyecto Caral, explicó que las sequías intensas podrían haber durado entre 60 y 130 años.


Caral, la civilización más antigua de América, sufrió una severa crisis por efecto de los cambios climáticos. Estos, según la arqueóloga Ruth Shady, se presentaron hace unos 4.000 años.
Shady, directora del proyecto Caral, señaló a EFE que las sequías fueron tan intensas que podrían haber durado entre 60 y 130 años.
“Uno puede explicarse recién ahora porqué hubo crisis sociales en (civilizaciones como) Caral, Moche y Tiahuanaco, es algo cíclico que se ha presentado en el planeta", afirmó la arqueóloga.
El equipo que dirige Ruth Shady trabaja desde hace 8 años en Vichama, un centro urbano ubicado en las cercanías del distrito de Vegueta, en la provincia norteña de Huaura. El lugar fue encontrado en proceso de saqueo, pero actualmente ha sido recuperado.
"Vichama corresponde al último período de formación de la civilización Caral, que se inició alrededor de 3.000 años antes de Cristo, pero hacia los 1.900 de esa era hubo una fuerte crisis que estamos investigando, ocasionada por cambios climáticos", explicó.
En el sitio de Caral, añadió la investigadora, esto ocasionó "una fuerte crisis" y fue abandonado, pero en ese momento, hacia los 1.850 años antes de Cristo se desarrolló el sitio de Vichama, "que está más cerca al mar y era un centro urbano agropesquero".
En Vichama existe un edificio "que también muestra la tradición arquitectónica de Caral" y el efecto del cambio climático, que al parecer generó hambruna, y que se muestra "en unas espectaculares representaciones en relieve de seres humanos".
"Son 18 figuras antropomorfas en una secuencia, entre dos pescados, con personajes que están unos de cabeza, de frente y de perfil, como bailando en una danza ritual, y que muestran el cuerpo famélico, con el estómago casi hundido", detalló.
En el mismo edificio, aunque en un período de ocupación siguiente, se han encontrado recientemente figuras en arcilla no cocida de seres antropomorfos, entre los que destaca la de una mujer que también ha sido encontrada en la ciudad de Caral.
Según la arqueóloga, los trabajos que se hacen en Caral y en Vichama deben servir para prestarle atención al impacto de los cambios climáticos cíclicos que se presentan en el país y para reconocer el rol "muy destacado" que cumplió la mujer en el Perú antiguo.
Fuente:

4 de mayo de 2015

Descifran los misterios de la Gran Pirámide de Keops

Su reconstrucción tridimensional ha permitido descubrir sus medidas originales (100.000 veces el número pi) y demostrar que estaba coronada por una esfera de más de dos metros.



Las investigaciones del arquitecto catalán Miquel Pérez-Sánchezdurante más de diez años han permitido reconstruir por ordenador con gran exactitud la pirámide de Keops y determinar que estaba coronada por una esfera de más de 2 metros. Pérez-Sánchez, que ha presentado hoy la publicación del libro que recoge su tesis doctoral, ha explicado en la presentación que «del análisis de la pirámide se deduce que era una especie de enciclopedia del saber de su tiempo».
La Gran Pirámide, la edificación más importante del Reino Antiguo, fue construida durante el reinado de Khufu (2550 a.C. a 2527 a.C.), segundo faraón de la IV Dinastía, a quien Herodoto llamó Keops. Fue la primera de las 7 Maravillas del Mundo Antiguo y la única que ha permanecido en pie, y en la actualidad se encuentra desprovista de su recubrimiento original de bloques de piedra caliza blanca y su cima ha perdido 9 metros de altura, por lo que hasta ahora no se conocía su forma exacta, asegura Pérez-Sánchez. La esfera que coronaba la pirámide, dice el arquitecto, simbolizaba el Ojo de Horus y tenía por diámetro 2,718 codos reales (2,7 metros), la medida del número e. Añade que esta esfera de coronación estaba, a la vez, proporcionada con el Sol y con Sirio, la estrella más brillante del cielo, que estaba asociada a Isis.
Las investigaciones del arquitecto, que ha contado con el apoyo de un equipo pluridisciplinar, han permitido dibujar el monumento por ordenador con una exactitud de 4 decimales, lo que representa «100 veces superior a la precisión habitual en arquitectura». El dibujo tridimensional de la Gran Pirámide ha permitido descubrir sus medidas originales, analizarla y entender el significado histórico del monumento.

Conocimientos científicos insospechados


Pérez-Sánchez ha explicado que, además de la esfera de coronación, hoy desaparecida, esta reconstrucción ha posibilitado conocer «el ángulo de inclinación, de 51,84º; la plataforma de apoyo de la esfera, de perímetro pi (µ) codos reales; y la altura del vértice piramidal, de 277.778 codos reales, igual al cociente de dividir 1.000.000 entre 3.600».
A su juicio, el descubrimiento de la forma y medidas originales de la Gran Pirámide, y su reconstrucción y análisis, ha revelado «una arquitectura hecha de pura filigrana matemática y geométrica, geodésica y astronómica».
La superficie original de la pirámide, «hoy en estado ruinoso», era100.000 veces el número pi (µ), por lo que se avanzan en unos 3.000 años al conocimiento de µ. Los egipcios que idearon Keops tenían «conocimientos científicos insospechados, entre los que cabe destacar el uso del Teorema de Pitágoras dos milenios antes del sabio de Samos, una precisión en la definición del número pi con 6 decimales que se adelantó en 3 milenios, así como el conocimiento del número e y de las medidas de la Tierra, del Sol y de Sirio que se anticiparon en más de 4 milenios».
Lee el artículo completo en:

8 de octubre de 2014

Twitter muestra las raíces del odio del mundo árabe a EE UU

Un análisis de los 'tuits' árabes sugiere que la intervención de EEUU motiva el antiamericanismo.





Twitter confirma lo que ya se sabía: en Oriente Próximo no aprecian mucho a Estados Unidos. Sin embargo, un análisis de los sentimientos de los tuits árabes relacionados con eventos como el huracán Sandy o la guerra civil en Siria muestra que no se trata tanto de un rechazo a los valores occidentales representados por los estadounidenses como de una reacción contra la injerencia de los distintos gobiernos de la primera potencia del mundo. Confirmando esta idea, este estudio desvela que los iraníes son tan repudiados como los americanos.


Entre los politólogos hay dos corrientes que pretenden explicar las raíces de los sentimientos antiestadounidenses en el mundo árabe. Una, popularizada por el autor de El choque de civilizaciones, Samuel P. Huntington, sostiene que el rechazo es una reacción contra los valores occidentales, considerados como la antítesis de las enseñanzas de Mahoma. Otros, sin embargo, mantienen que todo se debe a la política intervencionista de Estados Unidos en la zona. El problema es que no es fácil preguntar a los propios árabes. Incluso en algunos países, como Arabia Saudí o Egipto, no permiten encuestas donde se pregunte por Estados Unidos. Twitter, en cambio, se ha convertido en una gran herramienta para pulsar el estado de opinión de los árabes.

Investigadores de las universidades estadounidenses de Princeton y Harvard han recopilado 33 millones de tuits árabes publicados entre enero de 2012 y diciembre de 2013 relacionados con Estados Unidos. Usando un algoritmo de análisis de contenido, pudieron determinar si eran negativos, positivos o neutrales hacia la política o la sociedad de ese país. Para ellos no fue una sorpresa el resultado: solo el 16% de los mensajes tenía un carácter positivo. Nada nuevo que no se supiera por el Barómetro Árabe o las encuestas del Instituto Pew. Y nada que ayudara a elegir entre las dos corrientes de pensamiento.

Tomado de:

El Páis (España)


12 de agosto de 2014

Una bajada de testosterona habría civilizado al hombre

La hormona sexual principal del hombre habría sido la protagonista de que nuestra especie se volviera civilizada gracias a una bajada general de testosterona en nuestros ancestros, según afirma un estudio de la Universidad de Utah (EEUU).

Los niveles altos de testosterona han sido asociados a un mayor nivel de agresividad, alto nivel de competitividad y poca o nula empatía con los demás. Esta hormona, que se encuentra de forma más palpable en los hombres, también deja una huella física, concretamente en la forma de nuestro cráneo. Así, los investigadores analizaron un total de 1.400 cráneos, desde piezas con más de 80.000 años a cráneos del siglo XX, con una variedad de 30 etnias distintas, para indagar en la forma de la cara y en el arco superciliar de la cabeza.

Los expertos advirtieron que desde los antiguos a los más modernos, la tendencia parecía ser clara: los cráneos tenían la zona superior de rostro más acortada y el arco superciliar más reducido, signos evidentes de reducción de la testosterona.

Cejas más pobladas y menos prominentes, cabezas más redondas... todos esos cambios pueden estar directamente relacionados con los niveles de testosterona que actúan sobre el esqueleto”, comenta Steven Churchill, coautor del estudio.

El estudio, que ha sido publicado en la revista Current Anthropology, pone sobre la mesa la posible teoría de que cuando la raza humana alcanzó niveles considerables de población y al verse obligados a trabajar en equipo como modo de obtener más y mejores recursos, ésto podría haber conducido a esa bajada general de los niveles de testosterona que llevaron a la transformación del ser humano en un ser más sociable y civilizado.

Fuente:

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31 de diciembre de 2013

Hallazgo arqueológico podría resolver el misterio de Atahualpa


atahualpa

Los arqueólogos han encontrado una formación rocosa en Ecuador que podría pertenecer nada menos que a Atahualpa, el último gobernante del Imperio Incaico.

“El sepulcro de Atahualpa, ejecutado por los conquistadores españoles, ha sido un misterio. Así que si el nuevo hallazgo resulta ser ese sepulcro podría ser uno de los mayores descubrimientos arqueológicos de la historia”, comparable con la tumba de Tutankamón, comentó a ‘Daily Telegraph’ Benoit Duverneuil, miembro del equipo internacional arqueológico que realiza las excavaciones.

El hallazgo se produjo en Ecuador, en lo alto de los Andes del Parque Nacional Llanganates. Se trata de una estructura de casi 80 metros de altura, con paredes arregladas en un ángulo de 60 grados, compuesta por cientos de piedras de dos toneladas. “Podría contener las habitaciones y otros montículos que pueden estar cubriendo otras estructuras”, comentó Duverneuil.

El lugar, creen los investigadores, podría también albergar el perdido Tesoro de Llanganates: una colección de oro y otros objetos de valor que los súbditos de Atahualpa acumularon para pagar a los conquistadores que lo habían capturado. Se dice que Atahualpa prometió a los españoles una habitación llena de varios artefactos de valor incalculable, pero los españoles lo ejecutaron en 1533.


Tomado de:

17 de diciembre de 2013

Descubren tumba con los misterios del Chimú tardío

Entierro en Nepeña, Áncash, evidenciaría presencia inca en la zona hacia el año 1450.





El descubrimiento sucedió cuando los arqueólogos Matthew Helmer y Jeisen Navarro investigaban sobre cómo los antiguos chimúes construían sus ciudades en Samanco, distrito de Áncash. En una zona arqueológica con edificaciones de piedra, un hueco con adobes los intrigó. Fue en agosto pasado que decidieron limpiar esta área que ya había sido huaqueada. 

Mira el informe de National Geographic aquí

Empezaron a aparecer textiles, piezas completas de cerámica, cuentas de piedras preciosas y conchas.

Cinco metros más abajo, apareció una tumba. Era un mausoleo con tres cámaras. Pese al saqueo aún estaba el personaje principal con dos cráneos más. En la tumba derecha, los restos de otras dos personas. En la izquierda, huesos de llamas y alimentos. Helmer y Navarro sabían que estaban frente a un miembro de jerarquía.

No sería cualquier personaje: por las 20 quenas halladas, así como por los silbadores y piezas de madera pacay con forma de personas tocando quena, se trataría de un músico de élite. Los otros personajes serían mujeres hilanderas.

Navarro, director del proyecto, calcula que la tumba sería de 1450 d.C, por la influencia inca reflejada en el entierro, con nichos trapezoidales, y por ciertas cerámicas en forma de aríbalo. Según dice, es una de las pocas tumbas excavadas de la época Chimú-Inca.

“Este descubrimiento es una mezcla del mundo chimú e inca. Es muy probable que los incas utilizaran caciques locales para administrar provincias como esta en el valle de Nepeña”, dice Helmer, quien hizo esta investigación gracias a la beca de National Geographic/Waitt.

El reconocido arqueólogo Walter Alva ratifica la importancia del descubrimiento. “No hay mucha información sobre los patrones de enterramiento chimú y este es uno de élite”, dijo.

Fuente:

El Comercio (Perú)

3 de octubre de 2013

La guerra es la madre de la civilización, según un modelo matemático

Un modelo matemático muestra que la competencia entre sociedades fue el impulso evolutivo que llevó a las pequeñas tribus a unirse en grupos humanos gigantescos, anónimos y complejos como los actuales.


Ahora puede parecer algo normal, pero hasta hace muy poco, nadie dejaba decisiones fundamentales para su vida en manos de desconocidos que vivían en ciudades lejanas. La cercanía del jefe de la tribu y la familiaridad con todos los miembros de una sociedad pequeña tiene valores que no se abandonarían sin un buen motivo. Esa fuerza que impulsó a los pequeños grupos humanos a fundirse en sociedades descomunales y anónimas fue, según un nuevo estudio, la guerra.

Esta conclusión es parte de un análisis realizado a partir de un modelo matemático que hoy se publica en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences. Introduciendo factores sobre la geografía, la ecología o las innovaciones militares de las diversas sociedades, y añadiendo un mecanismo de evolución cultural, recrearon un periodo de 3.000 años, entre el 1500 a.C y 1500 d.C., que después se cotejó con el registro histórico. El modelo fue capaz de predecir cuándo y dónde surgirían las civilizaciones con sociedades complejas y de gran tamaño con un 65% de acierto.

Competición y lucha

Cuando a ese mismo modelo se le quitaba el efecto de la difusión de tecnología militar, su coincidencia con lo sucedido en realidad se reducía al 16%. Según los autores, esta es una muestra de que la aparición y el mantenimiento de instituciones y mecanismos que sirvan para cooperar con individuos con los que no se tiene parentesco se ve influida por la competencia entre sociedades, una competición que los autores recogen, fundamentalmente, como enfrentamiento bélico. Como si fuesen organismos que compiten entre ellos, afirma el estudio, las sociedades con rasgos que permitan un mayor control del grupo y sean capaces de coordinar a un mayor número de sus miembros, se impondrán a otras sociedades que no cuentan con esos rasgos.

El enfoque de los investigadores, formado por un grupo interdisciplinar de EEUU y Reino Unido, pretende demostrar que, como dijo Arnold Toynbee, la historia no es la sucesión de “una maldita cosa tras otra” sino que existen “mecanismos generales en juego que modelan los patrones generales de la historia”. En lo que se puede considerar una afirmación optimista, uno de los autores del estudio, Sergey Gavrilets, director de actividades científicas del Instituto Nacional para la Síntesis Matemática y Biológica, afirma que “explicar los sucesos históricos [con su modelo] nos ayuda a entender mejor el presente y, finalmente, puede ayudar a predecir el futuro”.

De momento, gracias a su simulación han observado cómo la presión de otras sociedades empujó a los humanos de lo que hoy es Oriente Medio o China hacia la civilización. Las sociedades agrarias, que habían surgido en regiones apropiadas, como las fértiles cuencas de los ríos Nilo, Tigris y Eúfrates, incrementaron su capacidad para guerrear entre ellas por el contacto con las tribus nómadas de la estepa. Estos grupos humanos desarrollaron importantes avances en la tecnología de guerra, como los carros de combate tirados por caballos o la caballería pesada. Aquellos avances, igual que en el caso de los grandes agricultores de Oriente Medio, aparecieron en la estepa de Eurasia por unas características ecológicas determinadas: estaba llena de caballos listos para ser domesticados.

La competición y el intercambio tecnológico entre ambos tipos de sociedad favoreció la aparición de grandes instituciones y burócratas profesionales para gestionar y mantener cohesionadas a aquellos complejos grupos humanos. Como sucede en la competición entre seres vivos, en ese entorno de intensa competencia no había mucha elección. Las sociedades que no avanzaban hacia mayores grados de complejidad eran fagocitadas por las civilizaciones capaces de movilizar grandes ejércitos y de alimentarlos y armarlos con sistemas de producción de bienes muy organizados.

Además de obtener conclusiones como las anteriores, los autores del estudio consideran que este trabajo muestra que la combinación de los datos históricos disponibles y la teoría evolutiva puede desempeñar un interesante papel para lograr responder preguntas sobre la historia humana y la evolución cultural. Modelos como el empleado por este grupo de investigadores, permite testar las hipótesis frente a la historia real y averiguar así si se ajustan mejor o peor a la realidad. Y más importante, la posibilidad de introducir o extraer factores concretos, como se hace en el artículo publicado en PNAS con la difusión de la tecnología militar, permite comparar el valor de hipótesis alternativas para explicar unos datos concretos.

Tomado de:

9 de agosto de 2013

Los incas sacrificaban a sus niños como estrategia militar

Los restos de alcohol y de coca en tres niños asesinados hace 500 años en un volcán argentino sugieren prácticas brutales para inspirar miedo en los pueblos conquistados por los incas.


La Doncella, sacrificada a los 13 años en el volcán Llullaillaco. / José Fontanelli
“…decía la muchacha acaben ya conmigo que para fiestas bastan las que en el Cuzco me hicieron; lleváronla a un alto cerro, remate de las tierras del Inca, y hecho el depósito la bajaron a él y emparedaron viva”. Así, según dejó escrito el sacerdote Hernández Príncipe en 1601, acabó la vida de una virgen del Sol, una mujer elegida por los incas para ser sacrificada en la cumbre de una montaña.

Durante siglos, estas historias de niños asesinados en los cerros parecían leyendas plasmadas por los conquistadores españoles, hasta que en el siglo XX empezaron a aparecer los cadáveres casi intactos de los pequeños, congelados en las frías cumbres de Los Andes. En 1999, un equipo dirigido por el explorador estadounidense Johan Reinhard se topó en la cima del volcán Llullaillaco, a más de 6.700 metros de altura en el norte de Argentina, con la tumba más alta jamás erigida por el ser humano.

Allí, sometidos a temperaturas que rondaban los 40 grados bajo cero, se encontraban los cuerpos de un niño y una niña, de entre 4 y 5 años, y un tercer cadáver de una adolescente de 13 años, tan bien conservada después de 500 años que sus descubridores aseguran que parecía dormida. La llamaron La doncella.

Un equipo internacional de científicos acaba de analizar los restos de aquella chica y sus dos pequeños acompañantes, asesinados en algún momento entre 1480 y 1532, para intentar iluminar las causas de su muerte. Los investigadores han estudiado su consumo de alcohol y de hojas de coca, sustancias habituales en los sacrificios incas, para intentar obtener una nueva perspectiva de sus últimos días.

Los autores, liderados por el arqueólogo Andrew Wilson, de la Universidad de Bradford (Reino Unido), han estudiado los cabellos de los niños en busca de sustancias químicas derivadas del consumo de coca y chicha, una bebida alcohólica hecha con maíz. Siguiendo los cabellos desde la raíz hasta las puntas, los científicos han podido rastrear la dieta de los niños hasta 21 meses antes de sus muertes.

El estudio, que se publica hoy en la revista PNAS, muestra que la adolescente de 13 años consumió más hojas de coca y alcohol que los otros dos niños. Su creciente patrón de consumo sugiere, según los investigadores, que la bebida y la coca fueron empleadas para forzar la participación de la niña en la ceremonia que acabó con su muerte. Además, añaden, su cabello muestra un cambio de dieta radical un año antes de su muerte, coincidiendo con su elección como virgen del Sol para ser sacrificada.

Como explica la experta en arqueología andina Alicia Alonso, de la Universidad Complutense de Madrid, para las culturas precolombinas las montañas eran dioses que protegían a los pueblos. En Los Andes hay unos 200 cerros con restos arqueológicos de rituales religiosos. Uno de estos rituales era la Capacocha, una ceremonia anual en la que se hacían ofrendas a los dioses. “La mayor ofrenda que se podía hacer era un niño, cuanto más bonito mejor, pero no hay que perder de vista el contexto. En Los Andes hay un volcán tras otro. Los incas vivían con un miedo tremendo, tenían que estar bien con sus cerros, que estaban vivos, que eran sus ancestros que los protegían”, señala la investigadora, ajena al nuevo estudio.

Sin embargo, el equipo de Brown dibuja una realidad más brutal. Los autores relacionan sus hallazgos con “estrategias de control social y legitimación política seguidas por el expansionista Estado inca antes del contacto con los europeos”.

Tumbas como advertencias

La tradición de sacrificios humanos y matanzas rituales en la cordillera andina se remonta a mucho antes de que existieran los incas, pero su número y su sofisticación aumentaron coincidiendo con la expansión del imperio a partir de su capital, Cuzco, en el actual Perú. En este contexto, creen los investigadores, la Capacocha, con sus sacrificios de niños en las altas cumbres, tenía también una explicación militar: las tumbas eran advertencias. “La ceremonia fue un despliegue de poder ritual diseñado para inspirar temor y miedo en en los pueblos conquistados, como medio de control social”, opina Emma Brown, bioarqueóloga de la Universidad de Bradford y coautora del estudio de los cabellos de La doncella.

Desde todos los puntos del Imperio inca se enviaban niños a Cuzco, escogidos por su belleza. Tras una ceremonia en honor a los dioses, volvían a sus pueblos, a menudo situados a meses de camino a pie. Una vez en casa, los niños eran vestidos con sus mejores ropas y se les daba de beber alcohol de maíz en abundancia, antes de meterlos en un pozo bajo tierra en la cumbre de una montaña.

El Museo de Arqueología de Alta Montaña de Salta (Argentina), que custodia las llamadas momias de Llullaillaco, asegura que “según la creencia inca, los niños ofrendados no morían, sino que se reunían con sus antepasados, quienes observaban las aldeas desde las cumbres de las altas montañas”. Sin embargo, el misionero jesuita español Bernabé Cobo dejó escrito en 1653 que los padres “eran obligados a hacerlo [entregar a sus hijos para el sacrificio] con gestos de felicidad y satisfacción”. Para los autores del nuevo estudio, las palabras de Cobo muestran que el Estado inca había creado “un clima de terror” llenando las montañas de niños muertos.

Fuente:

Materia

11 de julio de 2013

Perú: Más cerca de entender el desconocido imperio Wari

El hallazgo fue hecho 300 km al norte de Lima, en una zona donde se creía que los wari no tenían influencia.

Un equipo de arqueólogos en Perú anunció el hallazgo de una tumba real con tesoros y cuerpos momificados de decenas de mujeres de hace unos 1.200 años, pertenecientes a la cultura wari.

Los científicos aseguran que el descubrimiento de este complejo funerario ayudará a descubrir algunos secretos del desconocido Imperio Wari, que dominaba los Andes antes de la llegada de la civilización inca, como por ejemplo, su influencia sobre las grandes civilizaciones como la Mochica y otras de la costa norte de Perú.
Los wari gobernaron la mayor parte de la sierra y la costa de Perú entre los años 600 y 1.100 después de Cristo.

El descubrimiento fue hecho por un equipo de arqueólogos polacos y peruanos en El Castillo de Huarmey, a unos 300 kilómetros al norte de Lima.

La importancia de las mujeres wari

"Por primera vez en la historia de la arqueología de Perú encontramos una tumba imperial que pertenece a la cultura wari"

Milosz Giersz, líder del equipo de arquéologos

En la tumba se encontraron más de 60 esqueletos, incluidos los de tres reinas waris que fueron enterradas con joyas de oro y plata y piezas de cerámica pintadas.

El ajuar de las mujeres -compuesto por orejeras de oro, plata y otras aleaciones metálicas, botellas de cerámica, ollas, cántaros, cuencos, usos, agujas, ovillos de colores, cuchillos ceremoniales y otros ornamentos- contiene alrededor de 1.200 piezas.

Los investigadores creen que la mayoría de los cuerpos hallados en la cámara mortuoria eran de mujeres. Muchas de ellas fueron encontradas en posición vertical, que indica realeza y esto sugiere, que las mujeres tenían una importancia en la cultura wari mucho mayor de la que se pensaba.

Los esqueletos que se encontraron por encima de la cámara funeraria parecen haber sido personas sacrificadas en alguna clase de rito para sellar la tumba.

"Por primera vez en la historia de la arqueología de Perú encontramos una tumba imperial que pertenece a la cultura wari", dijo Milosz Giersz, quien lideró el equipo de arqueólogos.

Exhibición 

Hallazgo en Perú

Junto con los cuerpos momificados se encontraron cerca de 1.200 piezas de plata, oro y cerámica.

El mausoleo se mantuvo intacto durante doce siglos gracias al ingenio de los wari que blindaron la tumba con una capa de 33 toneladas de ripio.

Aunque los primeros hallazgos fueron hechos en 2010, los arqueólogos decidieron mantenerlos en secreto por temor a que se produzca un saqueo y algún ladrón se lleve los objetos valiosos.

Las piezas de oro, plata y cerámica serán exhibidos en 2014, en el Museo de Arte de Lima.

Fuente:

BBC Ciencia
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