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4 de junio de 2017

El arte erótico de los Moches, una de las primeras civilizaciones de América


Las escenas que inquietan a los visitantes del Museo Larco, de Lima (Perú), pertenecen a la cultura moche, una civilización que floreció en lo que hoy es la costa norte peruana entre los siglos II y VIII después de Cristo. 

Aunque eso de florecer, es un decir. La tierra era avara y ruda. 

"Los moche se desarrollan en uno de los climas más secos del planeta", explica el arqueólogo Walter Alva a BBC Mundo.

Alva lideró en 1987 el hallazgo de la tumba del señor de Sipán, un gobernante moche cuyo entierro es considerado uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes del continente. 

"No es que en las vasijas ellos hayan representado su vida diaria. Lo que hicieron fue plasmar escenas rituales y lo erótico está enmarcado en el principio de la vida", apunta. 

Las cerámicas muestran un frenesí de poses sexuales y, para esta antigua sociedad agrícola, el sexo se relacionaba con la fecundidad de la tierra. 

Quizá por ello, a pesar del detalle con el que los alfareros moche modelaron los genitales de sus esculturas, no pusieron mucho empeño en reflejar gestos de placer. 

En cambio, abundan las escenas sexuales que nada tienen que ver con la fertilidad, como el sexo oral, la masturbación e incluso el coito con los muertos. 

Y como veremos, son justamente estas últimas vasijas las que dan algunas pistas sobre la desaparición de esta cultura.

Ofrendas

Cuando el museo Larco trasladó los vestigios moche a Lima en la década de 1960, los menores de edad tenían prohibido ingresar a la sala de los huacos eróticos. 

Hoy, los colegios organizan excursiones.

Sin embargo, la gran mayoría de los casi 120.000 visitantes que recibe al año son turistas extranjeros.
Según la web de viajes Tripadvisor, recorrer este museo es la segunda actividad más popular en Perú, sólo después de la visita a Machu Picchu. 

"Tenemos unas 45 000 piezas y todas ellas, incluidas las vasijas con motivos sexuales, fueron encontradas en tumbas", indica Andrés Álvarez Calderón, director del museo.

Las figuras eróticas apenas representan el uno por ciento de la totalidad de los vestigios, pero su estudio revela un universo que va mucho más allá del sexo.

"Estos huacos son ofrendas que reflejan el círculo de la vida. Los moche no utilizaban las cerámicas eróticas para el uso diario", aclara a BBC Mundo. 

Pese a lo que imaginan algunos turistas, los antiguos habitantes del continente no se servían el desayuno en recipientes fálicos. 

El sexo en las vasijas era una manera de atraer la lluvia sobre sus campos desérticos y colocarlas en los entierros quería propiciar la fecundidad del campo. 

Pero, ¿podían reflejar también su vida sexual? 

El artículo completo en:

BBC 
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