A contar de hoy los seres humanos comenzamos a vivir a
crédito, cargando una deuda que será muy difícil de saldar si los gobiernos,
las empresas y la propia ciudadanía no toma conciencia y genera cambios al
respecto.
Así lo indican las mediciones de la Red Global de la
Huella Ecológica (Global Footprint Network), think tank internacional de
sustentabilidad socio de WWF, las cuales muestran que este 20 de agosto es la
fecha aproximada en que la demanda anual de la
humanidad sobre la naturaleza superó lo que el planeta puede renovar en un año.
Por lo mismo, estamos viviendo hoy el Día del Exceso de la Tierra (Earth
Overshoot Day).
La Red Global de la Huella Ecológica analizó la
demanda de la humanidad sobre los recursos ecológicos del planeta (provisión de
alimentos y materias primas, absorción de dióxido de carbono, etc.), frente a la
capacidad de regenerar aquellos recursos y absorber desechos. Los datos de la
Red Global de la Huella Ecológica muestran que, en poco más de 8 meses, hemos
utilizado tanto de la naturaleza como nuestro planeta puede regenerar en un año.
A pesar de esto, nuestro nivel de consumo o gasto
respecto al “presupuesto” de la naturaleza sigue creciendo, aumentando nuestra
deuda ecológica, que se evidencia en la disminución de bosques, pérdida de biodiversidad, colapso de las
pesquerías, escasez de alimentos, degradación de las tierras productivas y acumulación
de dióxido de carbono en nuestra atmósfera y océanos. Todas estas consecuencias
no solo afectan al medio ambiente, sino que también socavan nuestras economías.
El cambio climático es el efecto más generalizado del excesivo gasto ecológico.
“Es urgente que todos, desde los ciudadanos comunes y
corrientes hasta los altos tomadores de decisiones, comprendan que los recursos
de la Tierra son limitados, por lo cual no es sostenible el actual ritmo de
consumo que exhiben muchos países, demanda que va más allá de la capacidad que
tiene nuestro planeta para sostener a la humanidad”, señaló Ricardo Bosshard,
director de WWF Chile, enfatizando que la naturaleza es la base del bienestar y
la prosperidad del ser humano.
En este sentido, si todos alrededor del orbe
viviéramos como un habitante de Estados Unidos, se necesitarían cuatro planetas
Tierra para mantener a la población mundial. Y si lo hiciéramos como un típico
residente de Qatar, la cifra se elevaría a seis y medio planetas.
Justamente ambos países se encuentran en el “top ten”
de la mayor huella ecológica per cápita, junto con Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Dinamarca, Bélgica, Australia, Canadá, Países
Bajos e Irlanda, según lo consignó el último Informe Planeta Vivo (2012), el
cual es desarrollado por WWF en conjunto con la Red Global de la Huella
Ecológica.
Chile, en tanto, ocupa el lugar 50 en cuanto a mayor
huella ecológica por persona, con 3,24 has globales por persona, siendo el
tercer país de Latinoamérica, detrás de Uruguay y México. Así, si toda la
población del mundo viviera como un chileno promedio, serían necesarios los
recursos de 1,82 planetas Tierra para poder sostener la demanda de la humanidad.
Empieza el sobregiro
En 1961, la Humanidad utilizaba solo alrededor de dos
terceras partes de los recursos ecológicos disponibles de la Tierra. En ese
entonces, muchos países tenían reservas ecológicas. No obstante, la demanda
global y la población siguieron aumentando. A principios de los 70’s, el incremento
de las emisiones de carbono y la demanda humana por recursos empezaron a
sobrepasar lo que el planeta podía producir de forma renovable. Comenzamos el
sobregiro ecológico.
“Enfrentar estos obstáculos tiene un
impacto directo sobre la gente. Las poblaciones de menores ingresos tendrán dificultades
para competir por recursos con el resto del mundo”, dice Mathis Wackernagel,
presidente de la Red Global de la Huella Ecológica.