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30 de noviembre de 2018

“Ahora uno se explota a sí mismo y cree que está realizándose”

El filósofo surcoreano Byung-Chul Han, un destacado diseccionador de la sociedad del hiperconsumismo, explica en Barcelona sus críticas al “infierno de lo igual”.

Las Torres Gemelas, edificios iguales entre sí y que se reflejan mutuamente, un sistema cerrado en sí mismo, imponiendo lo igual y excluyendo lo distinto y que fueron objetivo de un atentado que abrió una brecha en el sistema global de lo igual. O la gente practicando binge watching (atracones de series), visualizando continuamente solo aquello que le gusta: de nuevo, proliferando lo igual, nunca lo distinto o el otro... Son dos de las potentes imágenes que utiliza el filósofo Byung-Chul Han (Seúl, 1959), uno de los más reconocidos diseccionadores de los males que aquejan a la sociedad hiperconsumista y neoliberal tras la caída del muro de Berlín. Libros como La sociedad del cansancio, Psicopolítica o La expulsión de lo distinto (en España, publicados por Herder) compendian su tupido discurso intelectual, que desarrolla siempre en red: todo lo conecta, como hace con sus manos muy abiertas, de dedos largos que se juntan mientras cimbrea una corta coleta en la cabeza.

“En la orwelliana 1984 esa sociedad era consciente de que estaba siendo dominada; hoy no tenemos ni esa consciencia de dominación”, alertó ayer en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), donde el profesor formado y afincado en Alemania disertó sobre la expulsión de la diferencia. Y dio pie a conocer su particular cosmovisión, construida a partir de su tesis de que los individuos hoy se autoexplotan y sienten pavor hacia el otro, el diferente. Viviendo, así, en “el desierto, o el infierno, de lo igual”.

Autenticidad. Para Han, la gente se vende como auténtica porque “todos quieren ser distintos de los demás”, lo que fuerza a “producirse a uno mismo”. Y es imposible serlo hoy auténticamente porque “en esa voluntad de ser distinto prosigue lo igual”. Resultado: el sistema solo permite que se den “diferencias comercializables”.

Autoexplotación. Se ha pasado, en opinión del filósofo, “del deber de hacer” una cosa al “poder hacerla”. “Se vive con la angustia de no hacer siempre todo lo que se puede”, y si no se triunfa, es culpa suya. “Ahora uno se explota a sí mismo figurándose que se está realizando; es la pérfida lógica del neoliberalismo que culmina en el síndrome del trabajador quemado”. Y la consecuencia, peor: “Ya no hay contra quien dirigir la revolución, no hay otros de donde provenga la represión”. Es “la alienación de uno mismo”, que en lo físico se traduce en anorexias o en sobreingestas de comida o de productos de consumo u ocio.

‘Big data’.“Los macrodatos hacen superfluo el pensamiento porque si todo es numerable, todo es igual... Estamos en pleno dataísmo: el hombre ya no es soberano de sí mismo sino que es resultado de una operación algorítmica que lo domina sin que lo perciba; lo vemos en China con la concesión de visados según los datos que maneja el Estado o en la técnica del reconocimiento facial”. ¿La revuelta pasaría por dejar de compartir datos o de estar en las redes sociales? “No podemos negarnos a facilitarlos: una sierra también puede cortar cabezas... Hay que ajustar el sistema: el ebook está hecho para que yo lea, no para que me lea a mí a través de algoritmos... ¿O es que el algoritmo hará ahora al hombre? En EE UU hemos visto la influencia de Facebook en las elecciones... Necesitamos una carta digital que recupere la dignidad humana y pensar en una renta básica para las profesiones que devorarán las nuevas tecnologías”.

Comunicación. “Sin la presencia del otro, la comunicación degenera en un intercambio de información: las relaciones se reemplazan por las conexiones, y así solo se enlaza con lo igual; la comunicación digital es solo vista, hemos perdido todos los sentidos; estamos en una fase debilitada de la comunicación, como nunca: la comunicación global y de los likes solo consiente a los que son más iguales a uno; ¡lo igual no duele!”.

Jardín. “Yo soy diferente; estoy envuelto de aparatos analógicos: tuve dos pianos de 400 kilos y durante tres años he cultivado un jardín secreto que me ha dado contacto con la realidad: colores, olores, sensaciones... Me ha permitido percatarme de la alteridad de la tierra: la tierra tenía peso, todo lo hacía con las manos; lo digital no pesa, no huele, no opone resistencia, pasas un dedo y ya está... Es la abolición de la realidad; mi próximo libro será ese: Elogio de la tierra. El jardín secreto. La tierra es más que dígitos y números.

Narcisismo. Sostiene Han que “ser observado hoy es un aspecto central de ser en el mundo”. El problema reside en que “el narcisista es ciego a la hora de ver al otro” y sin ese otro “uno no puede producir por sí mismo el sentimiento de autoestima”. El narcisismo habría llegado también a la que debería ser una panacea, el arte: “Ha degenerado en narcisismo, está al servicio del consumo, se pagan injustificadas burradas por él, es ya víctima del sistema; si fuera ajeno al mismo, sería una narrativa nueva, pero no lo es”.

Otros. Es la clave de sus reflexiones más recientes. “Cuanto más iguales son las personas, más aumenta la producción; esa es la lógica actual; el capital necesita que todos seamos iguales, incluso los turistas; el neoliberalismo no funcionaría si las personas fuéramos distintas”. Por ello propone “regresar al animal original, que no consume ni comunica desaforadamente; no tengo soluciones concretas, pero puede que al final el sistema implosione por sí mismo... En cualquier caso, vivimos en una época de conformismo radical: la universidad tiene clientes y solo crea trabajadores, no forma espiritualmente; el mundo está al límite de su capacidad; quizá así llegue un cortocircuito y recuperemos ese animal original”.

Refugiados. Han es muy claro: con el actual sistema neoliberal “no se siente temor, miedo o asco por los refugiados sino que son vistos como carga, con resentimiento o envidia”; la prueba es que luego el mundo occidental va a veranear a sus países.

Tiempo.Es necesaria una revolución en el uso del tiempo, sostiene el filósofo, profesor en Berlín. “La aceleración actual disminuye la capacidad de permanecer: necesitamos un tiempo propio que el sistema productivo no nos deja; requerimos de un tiempo de fiesta, que significa estar parados, sin nada productivo que hacer, pero que no debe confundirse con un tiempo de recuperación para seguir trabajando; el tiempo trabajado es tiempo perdido, no es tiempo para nosotros”.

Fuente: El País (España)

16 de agosto de 2017

Las humanidades son el futuro de la economía digital y la tecnología

A los estudiantes universitarios de Humanidades se les plantea siempre la misma pregunta. La escuchan tan a menudo –y en boca de tanta gente– que sus títulos deberían llevarla impresa. Esa pregunta, que plantean amigos, asesores y familiares, es: "¿Qué piensas hacer con tu licenciatura?". Sin embargo, bien podría ser esta otra: "¿Para qué sirven las letras?".


Según tres nuevos libros, la respuesta es: "Para bastantes cosas". Desde Silicon Valley hasta el Pentágono, la gente empieza a darse cuenta de que para abordar con eficacia los mayores desafíos de la sociedad y la tecnología necesitamos pensar de manera crítica en su contexto e implicaciones humanas, algo para lo que precisamente están bien preparados los titulados "de letras". Puede llamarlo, en alusión a la película dirigida por Jeff Kanew, la venganza de los empollones del cine, la historia y la filosofía.

En The Fuzzy and the Techie, el inversor de capital riesgo Scott Hartley apunta a la "falsa dicotomía" entre las humanidades y las ciencias. Algunos líderes industriales proclaman a los cuatro vientos que estudiar cualquier cosa que no pertenezca a uno de los campos CTIM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) supone un error si se quiere conseguir un puesto de trabajo dentro de la economía digital. Para muestra, una de las sentencias emitidas por el cofundador de Sun Microsystems, Vinod Khosla: "Tan solo una parte muy pequeña de lo que se enseña en el área de Humanidades hoy es relevante para el futuro".

Hartley cree que esta mentalidad "solo CTIM" se equivoca por completo. El principal problema es que anima a los alumnos a que sustituyan la visión vocacional de su educación por pensar solo en términos de los trabajos para los que se preparan. Pero las barreras de entrada para los puestos técnicos se están reduciendo también. Muchas tareas que antes requerían una formación especializada se pueden realizar ya con una serie de herramientas sencillas e internet. Por ejemplo, un programador novato puede lograr que un proyecto arranque a partir de paquetes de código de GitHub y ayuda de Stack Overflow.

Si queremos preparar al alumnado para resolver problemas humanos a gran escala, sostiene Hartley, hemos de animarles a ampliar, y no a limitar, su educación e interés. Hartley enumera una larga lista de líderes tecnológicos que tienen licenciaturas de letras. Para mencionar a tan solo unos pocos: Stewart Butterfield de Slack, Filosofía; Jack Ma de Alibaba, Filología inglesa; Susan Wojcicki de YouTube, Historia y Literatura; Brian Chesky de Airbnb, Bellas Artes. Por supuesto, explica Hartley, necesitamos expertos técnicos, pero también personas que entiendan los por qués y cómos del comportamiento humano.

Lo que importa ahora no son las capacidades que tenga una persona, sino cómo piense esa persona. ¿Puede plantear las preguntas correctas? ¿Sabe cuál es el problema que se intenta resolver? Hartley aboga por una verdadera educación de "artes liberales", una que incluya tanto ciencias "duras" como materias más "blandas". Una experiencia educativa bien equilibrada, afirma, abre a las personas nuevas oportunidades y les ayuda a desarrollar productos que respondan a necesidades humanas reales.

El contexto humano también es el enfoque de Cents and Sensibility, escrito por el profesor de humanidades de la Universidad Northwestern (EEUU) Gary Saul Morson y el profesor de economía Morton Schapiro, del mismo centro. Los autores sostienen que cuando un modelo económico se queda corto se debe a la falta de entendimiento humano. La economía tiende a ignorar tres cosas: el efecto de la cultura sobre la toma de decisiones, la utilidad de la historia para explicar las acciones de la gente y las consideraciones éticas. Las personas no existen en un vacío. Tratarlas así es tanto reduccionista como potencialmente perjudicial.

Buscar lo humano, buscar el detalle

La solución de Morson y Schapiro es la literatura. Sugieren que los economistas podrían mejorar su conocimiento sobre lo humano a partir de la lectura de las obras de grandes novelistas, quienes tienen una visión sobre las personas más profunda que muchos científicos sociales. Mientras los economistas tienden a tratar a las personas como abstracciones, los novelistas profundizan en los detalles. Para ilustrar este argumento, Morson y Schapiro preguntan: ¿cuándo ha logrado un modelo o caso de estudio científico describir a una persona de manera igual de viva que describió Tolstói a Anna Karénina?

Las novelas también nos pueden ayudar a desarrollar nuestra empatía. Las historias, después de todo, nos meten en las vidas de los personajes, obligándonos a ver el mundo como lo hacen otras personas. (Morson y Schapiro añaden que aunque muchos campos de estudio forman para empatizar, solo la literatura ofrece la oportunidad de practicarlo).

Sensemaking: The Power of Humanities in the Age of the Algorithm, escrito por el consultor de estrategia Christian Madsbjerg, recoge el planteamiento de Morson y Schapiro y lo lleva de vuelta a Hartley. Madsbjerg argumenta que a menos que las empresas se tomen la molestia de entender a los seres humanos que se esconden detrás de sus conjuntos de datos, se arriesgan a perder por completo el mercado en los que operan. Defiende que el conocimiento cultural profundo que necesitan los negocios no surge de investigaciones de mercado impulsadas por datos, sino del estudio empujado por humanos de textos, idiomas y personas.

Madsbjerg cita al vehículo Lincoln, la marca de gama alta de Ford y que hace tan solo unos años ocupaba una posición tan rezagada frente a BMW y Mercedes que la empresa casi detiene su producción. Los ejecutivos de Ford sabían que volverla competitiva de nuevo significaría vender más coches fuera de Estados Unidos, sobre todo en China, el próximo gran mercado de lujo. Así que empezaron a estudiar cómo experimentan, no solo conducen, los coches clientes de todo el mundo. Durante el transcurso de un año, representantes de Lincoln se dedicaron a hablar con clientes sobre su vida diaria y lo que significaba "lujo" para ellos. Gracias a ello, la compañía descubrió que en muchos países el transporte no representa la máxima prioridad de los conductores. Los coches son vistos más como espacios sociales y lugares donde recibir a los clientes. Aunque estaban bien diseñados, los Lincoln tenían que replantearse su función para responder al contexto y necesidades humanas de los clientes. Los esfuerzos de diseño posteriores dieron sus resultados: las ventas en China se triplicaron en 2016.

Donde convergen estos tres libros es en la idea de que escoger un campo de estudio es menos importante que encontrar formas de expandir nuestro pensamiento.  Es una idea de la que también se hacen eco otras publicaciones: A Practical Education, del profesor de negocios Randall Stross, y You Can Do Anything, del periodista George Anders. Los seres humanos pueden importarles a los alumnos CTIM del mismo modo que los alumnos de literatura (incluido quien escribe, que empezó la universidad para estudiar informática) pueden investigar de manera científica. Debemos evitar que el postureo interdisciplinar nos haga aferrarnos a lo que mejor conocemos. Para un martillo, todo son clavos. Porque, ¿en qué gran desventaja nos colocaríamos a nosotros mismos –y al mundo entero– si obligáramos a nuestras mentes a plantear todos los problemas de la misma manera?

Fuente:

Harvard Business Review

16 de enero de 2014

Las erráticas prácticas investigativas en las “ciencias sociales” P

¿Qué confiabilidad y validez tiene una “evidencia” que se sustente en la pura capacidad interpretativa del investigador? ¿puede ser auditado y replicado el proceso de investigación cuando éste descansa en las intrincadas rutas de la subjetividad de quien investiga? al parecer esto no es importante para algunos de mis pares.


La ciencia en general ha tenido momentos notables, como el anuncio que hizo el CERN de los cinco sigmas que confirman el descubrimiento de un bosón como el Higgs en el experimento realizado en el LHC. Hubo mucho aplauso y emoción en la comunidad científica, en especial entre los físicos de partículas (tanto los teóricos como los experimentales) dado que se trató de la validación empírica de un trabajo teórico planteado hace medio siglo. Pero no ha sido lo único que ha conmovido a la ciencia. No, no, no. También una noticia recorrió las redacciones de la prensa científica del mundo: dos artículos publicados en la revista SCIENCE refutaron una de las más rimbombantes investigaciones de la NASA que afirmaba que habían dado con una bacteria que vivía e incorporaba en su ADN el arsénico. Eso mismo, ¿es esto un fracaso de la ciencia?, y ¿qué tiene que ver todo esto con las “ciencias sociales”?. Pues no es un fracaso, y sí tiene mucho que ver con las ciencias sociales. Vamos por partes.

Ocurre que hacia finales de 2010 la NASA publica en un artículo un hallazgo impresionante. Habían descubierto una bacteria capaz de sustituir el fósforo por el arsénico, lo que más allá de tecnicismos más o menos suponía una redefinición de las posibilidades para el desarrollo de la vida misma. Es más, hubo varios que apuntaron a la bacteria como una probable muestra de vida extraterrestre. El artículo en cuestión fue enviado a Science y publicado tras la revisión de sus pares bajo el título: A Bacterium That Can Grow by Using Arsenic Instead of Phosphorus.

Me detendré en éste punto de la historia.

Lea el artículo completo en:

Pie de Página

27 de julio de 2013

La Reunión de Guayaquil: Se revela el 'secreto' de Bolívar y San Martín


Ayer (21 de julio de 2013), en el salón Manuela Sáenz de la Universidad Andina Simón Bolívar (UASB), el historiador colombiano Armando Martínez puso fin a las especulaciones que por más de un siglo han circulado alrededor de la celebérrima conversación entre Simón Bolívar y José de San Martín en Guayaquil, a finales de julio de 1822. En esa cita, el Libertador (Bolívar) y el Protector (San Martín) no hablaron del destino de Guayaquil, como se dijo por mucho tiempo, sino del destino de Perú.

Durante sus investigaciones para el posdoctorado en Historia, que Martínez cursa en la UASB, el historiador dio, buscando otros documentos, con la caja 595 del Archivo Nacional, donde se encontró con dos volúmenes que compendian toda la correspondencia oficial que José Gabriel Pérez, secretario de Bolívar, despachó desde 1822 hasta 1828. ¿Por qué nadie había reparado en estos documentos antes? Por un error de clasificación que ubicaba a esos volúmenes dentro del período correspondiente a la Presidencia de Quito (anterior a la Independencia).

Concretamente, lo que consta en esos volúmenes es el copiado entero de Pérez, lo que hoy vendría a ser un archivo de respaldo con las copias de todas las cartas enviadas. Con la aparición de este documento quedan avaladas las misivas que el historiador Vicente Lecuna utilizó a mediados de siglo XX para dar cuenta de qué hablaron los próceres y desmentir algunas versiones de historiadores argentinos, que trataban de forjar una imagen distinta de San Martín respecto de su papel en la liberación de Perú.


La revista Procesos Nº 37, que se presenta este miércoles 24 en la UASB, trae un artículo de Martínez relativo a su descubrimiento, que da la oportunidad para una nueva aproximación a este acontecimiento "que marcó las opciones políticas" de la región. La carta, que fue escrita en el Cuartel General de Guayaquil el 29 de julio de 1822 e iba dirigida al "señor Yntendente del Departamento de Quito (Antonio José de Sucre)", comienza así: "Tengo el honor de participar a V. S. que el 26 a las 9 de la mañana entró en esta ciudad S. E. el Protector del Perú". 

En el medio, revela, por ejemplo, las quejas de San Martín en contra de sus compañeros limeños; su propuesta de encontrar un príncipe europeo para que gobierne Perú; o que la visita no tenía carácter oficial. La misiva termina con una petición a Sucre: que guarde su carácter de reservada. Y así se hizo. 


Fuente:

El Comercio (Ecuador)

14 de mayo de 2013

¿Qué es la flanderización?

Cuando una serie se alarga más de lo necesario, suele dar lugar a un fenómeno conocido como flanderización. Es decir, los personajes se convierten en caricaturas de sí mismos. Estos son algunos de los ejemplos más famosos.

 
Cuando una serie tiene éxito suele aguantar en antena varios años. En algunos casos, el plan desde un principio es llegar a un número máximo de temporadas, pero en otros se estira el argumento para conseguir el mayor beneficio posible a costa de un producto que funciona. Si bien esto en ocasiones no repercute negativamente en la calidad de la serie, lo más normal es que dé lugar a un fenómeno conocido como flanderización (flanderization, en inglés). El caso más paradigmático es, como indica su nombre, el de Ned Flanders en Los Simpson, pero hay muchos otros.
Pero, ¿qué es exactamente la flanderización? Según TV Tropes, una página que recoge los trucos que se utilizan al escribir ficción y que fue la que inventó el término, es exagerar una característica de un personaje hasta hacer que ésta sea el principal rasgo definitorio de esta persona. En sus palabras:
El acto de tomar una simple (generalmente menor) acción o rasgo de un personaje de una obra y exagerarlo cada vez más hasta que consume al personaje por completo. Casi siempre el rasgo/acción se vuelve completamente extravagante y se convierte en su característica definitoria. Las sitcom y sus personajes son particularmente susceptibles a esto, como lo son los personajes periféricos en programas que duran mucho.
Como decíamos, el caso más notable es el de Ned Flanders, que comenzó su andadura televisiva como una especia de contraposición a Homer Simpson; el vecino religioso y pusilánime frente a un protagonista cínico y poco creyente. El propio Homer es otro ejemplo de flanderización, pues pasó de ser torpe y bobo a convertirse en una persona simple y llanamente estúpida.

La flanderización: Sheldon Cooper
 
De todos modos, sería injusto citar únicamente esta serie, que, además, es de las más longevas de la historia. 
 
Otro de los ejemplos más evidentes es el de Sheldon Cooper, el personaje interpretado por Jim Parsons en The Big Bang Theory. Lo que empezó como un genio algo extravagante y maniático ha terminado por convertirse en una persona con síndrome de Asperger. Claro que lo más probable es que esto no haya molestado a Parsons, que ha obtenido dos Emmy y un Globo de oro por su interpretación.
 La evolución de la flanderización suele ser sutil; es algo que ocurre poco a poco y no de un capítulo a otro. De esta forma, la característica peculiar toma el control del personaje hasta hacerlo suyo. Y, recordemos, no siempre es algo negativo, sino que puede servir para dar más profundidad a un personaje o para hacer que consiga un papel más protagonista.

Lea el artículo completo en:

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18 de junio de 2012

El hombre que obligó a cambiar los manuales de psicología

David Rosenhan

Foto: Cortesía de los Archivos de la Stanford Law School.

En 1969, el psicólogo David Rosenhan y un grupo de siete voluntarios perfectamente cuerdos se presentaron en las oficinas de admisión de 12 instituciones mentales en Estados Unidos.

Usando identidades falsas, y pretendiendo tener síntomas que no tenían, todos lograron hacerse internar como pacientes.
 No se trató de una broma del día de los inocentes, estos falsos dementes comandados por Rosenhan tenían una misión: cuestionar la capacidad de la psiquiatría de distinguir entre la locura y la cordura.

En la entrevista de admisión, los pseudopacientes aseguraron escuchar ruidos, luego voces. Pero una vez adentro, abandonaron sus síntomas y comenzaron a comportarse de manera normal.

"Para David, un científico es alguien que mira a su campo de estudio con escepticismo y ve cuáles son los problemas. Su temor era que la gente resultara dañada por la psiquiatría", le dijo a la BBC Florence Keller, psicóloga clínica y amiga de Rosenhan.
 
Impostores
Durante su estadía en el hospital para enfermos mentales, Rosenhan fue tomando notas sobre su experiencia. El siguiente, es un extracto de su diario:

"El asistente me llevó a una sala y señalando una silla me dijo: 'Te perdiste la cena pero te buscaré algo para comer. Siéntate donde quieras', y se marchó. Esperé más de una hora y media. A eso de las 18.15 llegó otro asistente con una bandeja. 'Esta es tu cena', dijo, y se fue".

"Yo me sentía incómodo, no sabía dónde estaba el baño, donde iba a dormir o dónde estaban mis cosas. 

¿Qué es lo que hace uno aquí?, me pregunté. ¿Hay algún teléfono? ¿Puedo llamar a mi esposa y a mis hijos? 

¿Cuándo voy a ver a un médico? (....) Tuve que esperar hasta las 22.45 para que un asistente me muestre donde iba a dormir. Me prestaron muy poca atención, como si no existiese".

De hecho, según explicó Rosenhan en el estudio que publicó posteriormente en la revista Science -titulado On being sane in insane places-, el personal sólo estuvo en contacto con los pseudopacientes internados un promedio de 6 minutos al día.

Y a pesar de que Rosenham les dijo a sus médicos que ya se sentía mejor y que quería irse, lo retuvieron allí durante 52 días.

En promedio todos los pacientes del grupo de Rosenham permanecieron internados por un total de 19 días. 

Pero, lo más llamativo, es que ningún miembro del personal se dio cuenta de que eran impostores.

La clave está en el contexto

Hospital St. Elizabeth

El hospital St. Elizabeth en Washington albergó a uno de los pseudopacientes.

"Lo más interesante del estudio es cómo el contexto informa todo", explica Keller. "Si ves un hombre con un arma asumes inmediatamente que es un criminal. Si el contexto es un estudio de cine y a su alrededor hay cámaras, el contexto indica que el hombre es un actor".

"Para David, el contexto de una clínica psiquiátrica hace que cualquiera que sea un paciente parezca sufrir alguna patología. O, que un comportamiento que parece completamente normal en la casa o en la ofiicna parezca el síntoma de un desorden cuando se lo observa en un hospital", añade Keller.

Curiosamente, aunque los médicos no notaron nada inusual en los pseudopacientes, los auténticos pacientes sí notaron la diferencia.

"Algunos decían cosas como 'tú no estás loco, tú debes ser un maestro, un periodista o algo así. Tú debes estar estudiando este hospital", cuenta Hank O'Laura un alumno de Rosenham que en ese momento tenía 19 años.

Cuando los médicos le dieron el alta a Rosenhan y al resto de los que participaron en el experimento, lo hicieron diciendo que los pacientes estaban mejor, pero dejando en claro que no estaban curados.

Esto quiere decir que la supuesta esquizofrenia se mostraba en remisión, pero que continuaba en estado latente.

Cambios fundamentales

Cuando Rosenhan publicó los resultados de su investigación en 1973 fue como si alguien hubiese lanzado una bomba contra el establishment de la psiquiatría. El público quedó fascinado, y los profesionales de salud mental lo odiaron. El estudio fue duramente criticado por su metodología y por sus conclusiones.

Rosenhan fue acusado de usar engaños y trampas, y las autoridades de uno de los hospitales lo desafió a que enviase todos los pseudopacientes que quisiera, asegurándole que reconocería a todos.
 
El médico accedió. Cuando el experimento finalizó, el hospital con orgullo dijo haber reconocido a los 41 impostores.

Pero lo cierto es que Rosenhan no había enviado a ninguno.

Más allá del revuelo que causó, el experimento logró que se reescribiese el manual de diagnóstico psicológico en Estados Unidos y que se reevaluara la relación médico-paciente en las instituciones mentales.

Rosenhan continuó enseñando psicología hasta su muerte, en febrero de este año.

Fuente:

BBC Ciencia


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17 de mayo de 2012

La filósofa Martha Nussbaum, Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales

La filósofa, en una imagen de archivo.| Gtres

La filósofa, en una imagen de archivo.| Gtres
  • La filósofa estadounidense era la máxima favorita
  • Se impone al sociólogo español Manuel Castells
  • Y también al demógrafo italiano Massimo Livi-Bacci
La filósofa estadounidense Martha Nussbaum (Nueva York, 1947) era la máxima favorita para hacerse este año con el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales 2012 y las previsiones se han cumplido, según el fallo del jurado de este mediodía en Oviedo.

Junto a Nussbaum, a las últimas votaciones del jurado llegaron también como finalistas las candidaturas del sociólogo español Manuel Castells y del demógrafo italiano Massimo Livi-Bacci, han señalado fuentes de la Fundación Príncipe de Asturias.

El nombre de Nussbaum había sido uno de los más destacados por los miembros del jurado antes de iniciar las deliberaciones en el Hotel de la Reconquista de Oviedo.

Entre el jurado, el exrector de la Complutense de Madrid, Rafael Puyol, señaló que entre sus preferidos no había ningún economista pero que sí se encontraba Nussbaum "por el papel que cree que las humanidades deben jugar en la formación de los científicos y especialmente de los economistas".

Progreso

Uno de los temas que Nussbaum ha abordado en su carrera es la llamada teoría de la 'capability approach', una redefinición del concepto del progreso menos utilitario y que atiende a nuevos factores como la igualdad de oportunidades, la esperanza de vida, la variedad de roles dentro de una sociedad, la capacidad de tener una vida equilibrada emocionalmente...

La filósofa, formada en Harvard y convertida a la religión judía ya de adulta, también ha trabajado en la conceptualización de los derechos individuales en materias como la discriminación de los homosexuales

Fuente:

El Mundo Ciencia

27 de octubre de 2009

Los experimentos de laboratorio en economía y ciencias sociales

Martes. 27 de Octubre 2009




Los experimentos de laboratorio en economía y ciencias sociales


¿Qué son las Ciencias Sociales?

Las ciencias sociales son aquellas ciencias o disciplinas científicas que se ocupan de aspectos del comportamiento y actividades de los humanos, generalmente no estudiados en las ciencias naturales. En ciencias sociales se examinan tanto las manifestaciones materiales como las inmateriales de las sociedades e individuos.

La mayoría de las ciencias sociales, en el estado actual de conocimientos, no pueden establecer leyes de alcance universal, por lo que muchas veces el objetivo es simplemente interpretar los hechos humanos, aunque abundan en los últimos tiempos los intentos genuina mente científicos de formular predicciones cualitativas.

Clasificación de las Ciencias Sociales

En general, y sin ser excesivamente riguroso, las siguientes disciplinas han sido considerada por un número amplio de autores como ejemplos de ciencias sociales:

En la siguiente nota se trata sobre una ciencia social: la economía; además se discute sobre la pertinencia de hacer experimentos fácticos en dicha ciencia. Vemaos:

Dibujo20091024_Homo_œconomicus_copyright_polbar_in_flickr

El método científico en ciencias físicas y ciencias de la vida requiere una metodología basada en experimentos de laboratorio. Con la excepción de la psicología, el uso de experimentos de laboratorio es muy excepcional en ciencias sociales, también llamadas “ciencias no experimentales.” Hay que reconocer que el diseño experimental en ciencias sociales es muy difícil y que la interpretación de los resultados de los experimentos presenta limitaciones por la falta de “realismo” y de generalizabilidad, pero son la única vía posible para elevar las ciencias sociales al mismo status de las ciencias naturales. Nos lo cuentan Armin Falk, James J. Heckman, “Lab Experiments Are a Major Source of Knowledge in the Social Sciences,” Science 326: 535-538, 23 October 2009.

Un ejemplo, la economía. Los primeros experimentos de laboratorio en economía se realizaron a finales de los 1940. Hasta 1965 se publicaban menos de 10 artículos experimentales al año y hasta 1975 menos de 30. Estos números empezaron a crecer a mediados de los 1980. Falk y Heckman han calculado para las prestigiosas revistas de economía American Economic Review, Econometrica, y Quarterly Journal of Economics, la fracción de artículos que incluyen experimentos de laboratorio y han encontrado que ha estado entre el 0.84% y el 1.58% en los 1980, entre el 3.06% y el 3.32% en los 1990, y entre el 3.8% y el 4.15% entre 2000 y 2008. Esta fracción es mayor en revistas especializadas como la primera que apareció, Experimental Economics, fundada en 1998. En otros campos como las ciencias políticas, estos números son muy inferiores.

Un ejemplo. La relaciones laborales entre empleadores (empresas) y empleados se pueden estudiar con juegos de intercambio de regalos. Estos estudios de laboratorio mostraron que salarios más altos inducen en los trabajadores la necesidad de esforzarse más por la empresa, algo que estaba en contra de los que creían en un Homo economicus racional. Fenómenos como la reciprocidad o la aprobación social habían sido ignorados por las teorías económicas dominantes.

La reticencia de muchos científicos sociales hacia los experimentos de laboratorio se basa en la creencia de que no ofrecen datos sobre el “mundo real” tan fiables como la observación directa de éste. Los autores del artículo nos revisan con muchos ejemplos concretos las grandes ventajas de los experimentos de laboratorio, como la posibilidad de controlar la variación de los parámetros en estudio. El conocimiento causal (relaciones causa-efeto) requiere experimentos con variación controlada. Estos experimentos requiren el uso del laboratorio. La cuestión no es elegir entre laboratorio y datos de campo, ya que ambas metodologías son complementarias.

Fuente:

Francis Science News

9 de abril de 2007

Las Ciencias Sociales y la Matemática

Un viaje fascinante a la articulación entre fenómenos sociales y los modelos matemáticos. La estadística y el análisis matemático nos ayudan a comprender mejor la realidad... asimismo la matemática se convierte en herramienta que facilita la trnsformación de la sociedad.

Problemas de Matemáticas Aplicadas a las Ciencias Sociales II

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Autor(es): José Mª Mateo y otros

Fecha de Edición: 12 / 01 / 2001

Contiene cuestiones y problemas de Matemáticas aplicadas a las Ciencias Sociales agrupados en tres grandes bloques: Álgebra, Análisis y Probabilidad e Inferencia Estadística. Está dirigido tanto a los prefoesores que imparten la materia como a los alumnos.

versión completa del libro en castellano en formato PDF versión pdf

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