¿Qué confiabilidad y validez tiene una “evidencia” que se
sustente en la pura capacidad interpretativa del investigador? ¿puede
ser auditado y replicado el proceso de investigación cuando éste
descansa en las intrincadas rutas de la subjetividad de quien investiga?
al parecer esto no es importante para algunos de mis pares.
La ciencia en general ha tenido momentos notables, como el anuncio que hizo el CERN de los cinco sigmas que confirman el descubrimiento de un bosón como el Higgs
en el experimento realizado en el LHC. Hubo mucho aplauso y emoción en
la comunidad científica, en especial entre los físicos de partículas
(tanto los teóricos como los experimentales) dado que se trató de la
validación empírica de un trabajo teórico planteado hace medio siglo.
Pero no ha sido lo único que ha conmovido a la ciencia. No, no, no.
También una noticia recorrió las redacciones de la prensa científica del
mundo: dos artículos publicados en la revista SCIENCE
refutaron una de las más rimbombantes investigaciones de la NASA que
afirmaba que habían dado con una bacteria que vivía e incorporaba en su
ADN el arsénico. Eso mismo, ¿es esto un fracaso de la ciencia?, y ¿qué tiene que ver todo esto con las “ciencias sociales”?. Pues no es un fracaso, y sí tiene mucho que ver con las ciencias sociales. Vamos por partes.
Ocurre que hacia finales de 2010 la NASA publica en un artículo un
hallazgo impresionante. Habían descubierto una bacteria capaz de
sustituir el fósforo por el arsénico, lo que más allá de tecnicismos más
o menos suponía una redefinición de las posibilidades para el
desarrollo de la vida misma. Es más, hubo varios que apuntaron a la
bacteria como una probable muestra de vida extraterrestre. El artículo
en cuestión fue enviado a Science y publicado tras la revisión de sus
pares bajo el título: A Bacterium That Can Grow by Using Arsenic Instead of Phosphorus.
Me detendré en éste punto de la historia.
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