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30 de noviembre de 2018

“Ahora uno se explota a sí mismo y cree que está realizándose”

El filósofo surcoreano Byung-Chul Han, un destacado diseccionador de la sociedad del hiperconsumismo, explica en Barcelona sus críticas al “infierno de lo igual”.

Las Torres Gemelas, edificios iguales entre sí y que se reflejan mutuamente, un sistema cerrado en sí mismo, imponiendo lo igual y excluyendo lo distinto y que fueron objetivo de un atentado que abrió una brecha en el sistema global de lo igual. O la gente practicando binge watching (atracones de series), visualizando continuamente solo aquello que le gusta: de nuevo, proliferando lo igual, nunca lo distinto o el otro... Son dos de las potentes imágenes que utiliza el filósofo Byung-Chul Han (Seúl, 1959), uno de los más reconocidos diseccionadores de los males que aquejan a la sociedad hiperconsumista y neoliberal tras la caída del muro de Berlín. Libros como La sociedad del cansancio, Psicopolítica o La expulsión de lo distinto (en España, publicados por Herder) compendian su tupido discurso intelectual, que desarrolla siempre en red: todo lo conecta, como hace con sus manos muy abiertas, de dedos largos que se juntan mientras cimbrea una corta coleta en la cabeza.

“En la orwelliana 1984 esa sociedad era consciente de que estaba siendo dominada; hoy no tenemos ni esa consciencia de dominación”, alertó ayer en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), donde el profesor formado y afincado en Alemania disertó sobre la expulsión de la diferencia. Y dio pie a conocer su particular cosmovisión, construida a partir de su tesis de que los individuos hoy se autoexplotan y sienten pavor hacia el otro, el diferente. Viviendo, así, en “el desierto, o el infierno, de lo igual”.

Autenticidad. Para Han, la gente se vende como auténtica porque “todos quieren ser distintos de los demás”, lo que fuerza a “producirse a uno mismo”. Y es imposible serlo hoy auténticamente porque “en esa voluntad de ser distinto prosigue lo igual”. Resultado: el sistema solo permite que se den “diferencias comercializables”.

Autoexplotación. Se ha pasado, en opinión del filósofo, “del deber de hacer” una cosa al “poder hacerla”. “Se vive con la angustia de no hacer siempre todo lo que se puede”, y si no se triunfa, es culpa suya. “Ahora uno se explota a sí mismo figurándose que se está realizando; es la pérfida lógica del neoliberalismo que culmina en el síndrome del trabajador quemado”. Y la consecuencia, peor: “Ya no hay contra quien dirigir la revolución, no hay otros de donde provenga la represión”. Es “la alienación de uno mismo”, que en lo físico se traduce en anorexias o en sobreingestas de comida o de productos de consumo u ocio.

‘Big data’.“Los macrodatos hacen superfluo el pensamiento porque si todo es numerable, todo es igual... Estamos en pleno dataísmo: el hombre ya no es soberano de sí mismo sino que es resultado de una operación algorítmica que lo domina sin que lo perciba; lo vemos en China con la concesión de visados según los datos que maneja el Estado o en la técnica del reconocimiento facial”. ¿La revuelta pasaría por dejar de compartir datos o de estar en las redes sociales? “No podemos negarnos a facilitarlos: una sierra también puede cortar cabezas... Hay que ajustar el sistema: el ebook está hecho para que yo lea, no para que me lea a mí a través de algoritmos... ¿O es que el algoritmo hará ahora al hombre? En EE UU hemos visto la influencia de Facebook en las elecciones... Necesitamos una carta digital que recupere la dignidad humana y pensar en una renta básica para las profesiones que devorarán las nuevas tecnologías”.

Comunicación. “Sin la presencia del otro, la comunicación degenera en un intercambio de información: las relaciones se reemplazan por las conexiones, y así solo se enlaza con lo igual; la comunicación digital es solo vista, hemos perdido todos los sentidos; estamos en una fase debilitada de la comunicación, como nunca: la comunicación global y de los likes solo consiente a los que son más iguales a uno; ¡lo igual no duele!”.

Jardín. “Yo soy diferente; estoy envuelto de aparatos analógicos: tuve dos pianos de 400 kilos y durante tres años he cultivado un jardín secreto que me ha dado contacto con la realidad: colores, olores, sensaciones... Me ha permitido percatarme de la alteridad de la tierra: la tierra tenía peso, todo lo hacía con las manos; lo digital no pesa, no huele, no opone resistencia, pasas un dedo y ya está... Es la abolición de la realidad; mi próximo libro será ese: Elogio de la tierra. El jardín secreto. La tierra es más que dígitos y números.

Narcisismo. Sostiene Han que “ser observado hoy es un aspecto central de ser en el mundo”. El problema reside en que “el narcisista es ciego a la hora de ver al otro” y sin ese otro “uno no puede producir por sí mismo el sentimiento de autoestima”. El narcisismo habría llegado también a la que debería ser una panacea, el arte: “Ha degenerado en narcisismo, está al servicio del consumo, se pagan injustificadas burradas por él, es ya víctima del sistema; si fuera ajeno al mismo, sería una narrativa nueva, pero no lo es”.

Otros. Es la clave de sus reflexiones más recientes. “Cuanto más iguales son las personas, más aumenta la producción; esa es la lógica actual; el capital necesita que todos seamos iguales, incluso los turistas; el neoliberalismo no funcionaría si las personas fuéramos distintas”. Por ello propone “regresar al animal original, que no consume ni comunica desaforadamente; no tengo soluciones concretas, pero puede que al final el sistema implosione por sí mismo... En cualquier caso, vivimos en una época de conformismo radical: la universidad tiene clientes y solo crea trabajadores, no forma espiritualmente; el mundo está al límite de su capacidad; quizá así llegue un cortocircuito y recuperemos ese animal original”.

Refugiados. Han es muy claro: con el actual sistema neoliberal “no se siente temor, miedo o asco por los refugiados sino que son vistos como carga, con resentimiento o envidia”; la prueba es que luego el mundo occidental va a veranear a sus países.

Tiempo.Es necesaria una revolución en el uso del tiempo, sostiene el filósofo, profesor en Berlín. “La aceleración actual disminuye la capacidad de permanecer: necesitamos un tiempo propio que el sistema productivo no nos deja; requerimos de un tiempo de fiesta, que significa estar parados, sin nada productivo que hacer, pero que no debe confundirse con un tiempo de recuperación para seguir trabajando; el tiempo trabajado es tiempo perdido, no es tiempo para nosotros”.

Fuente: El País (España)

7 de septiembre de 2012

Corea del Sur a editoriales de textos escolares: “Ignoren a los creacionistas”

(CC) knittymarie

(CC) knittymarie

Este año la Sociedad para Revisar Textos Escolares realizó una campaña en Corea del Sur para intentar que se quiten referencias a la evolución del Archaeopteryx (el antepasado de las aves) y de los caballos en los textos de estudio para la educación secundaria, bajo el pretexto de que los estudiantes deben aprender ‘varias’ teorías acerca del desarrollo de la vida en la Tierra.

Ante la polémica, pues las editoriales de textos escolares habían aceptado eliminar las referencias, el gobierno realizó un panel de 11 miembros liderados por la Academia Coreana de Ciencia y Tecnología, con cinco expertos en evolución y fósiles, para supervisar las revisiones a los textos de ciencia de los colegios.
El panel concluyó que el Archaeopteryx debe ser incluido en los textos de estudio, y reafirmó que la teoría de la evolución es una parte esencial de la ciencia moderna que todos los estudiantes deben aprender en la escuela, enfatizando que el actual debate científico acerca de que si el Archaeopteryx fue el ancestro de las aves o sólo un ejemplar de dinosaurio con plumas no debilita la teoría de la evolución en sí.

El panel también aceptó que la explicación de la evolución de los caballos era muy simplista, y que debía ser revisada o reemplazada con un ejemplo mejor, como la evolución de las ballenas. El gobierno coreano respaldó estas conclusiones y les indicará a las editoriales de textos escolares que reporten la implementación de estas revisiones antes que publiquen los nuevos textos del 2013.

La respuesta de la Sociedad para Revisar Textos Escolares fue que volverán a protestar contra el gobierno por descartar a sus expertos del panel, y afirmo que seguirá luchando para tener ‘mejores’ textos escolares de ciencias.

Mientras que en Chile la polémica está dada por el seminario “¿El Origen de las Especies en la Tierra: ¿Evolución o Diseño Inteligente?“, realizado ayer en la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas de la Universidad de Chile, y que causó una protesta pública por parte del Director del Museo Nacional de Historia Natural, Claudio Gómez, junto a Marta Alfonso, Profesora de la Universidad Estatal de Kansas.

Fuente:

FayerWayer

12 de junio de 2012

Corea del Sur se apunta a la cruzada contra la evolución



En las costas de Corea se encuentra uno de los yacimientos más importantes del planeta de dinosaurios. Espero que los creacionistas no lo dinamiten con su estilo talibán

Según informa el corresponsal de la revista Nature en Corea del Sur, este país se rinde a las demandas de los creacionistas. El asunto ha llegado tan lejos que incluso los creacionistas de EEUU sentirán envidia cuando lean esta noticia.

El Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología Coreano informa que ha demandado a las editoriales que eliminen de los textos toda referencia a evidencias a favor de la evolución, como por ejemplo la existencia de fósiles de transición. Así organismos como el Archeaopteryx o el Ambulocetus dejarán de existir para los estudiantes de ciencias coreanos. La campaña creacionista está organizada por la “Society for Texbook Revise” (STR) que quiere eliminar cualquier información acerca de la evolución con el fin de los alumnos sean instruidos en una “visión correcta del mundo”. De la misma forma, cualquier referencia a la evolución humana será eliminada, en una censura dictatorial y premeditada, tal y afirma el profesor de evolución coreano Joonghwan Jeon.

El STR es una rama independiente de la Asociación Coreana para la Investigación de la Creación, una organización que basa su ideario en una lectura literal del Génesis bíblico.
Que la barbarie aumenta, es algo que no sorprende, al fin y al cabo es un fenómeno cíclico en nuestra historia. Lo que me llama la atención es que de seguir a este ritmo, los de mi generación llegarán a contemplar la Edad Media con sus propios ojos. Que el FSM nos acoja entre sus tallarines.

26 de noviembre de 2011

Robots sustituirán a guardias en una prisión de Corea del Sur


En el lejano oriente los robots pueden hacer de todo, desde trabajar como recepcionistas hasta jugar partidos de fútbol. En el caso de Corea del Sur, las autoridades implementarán un grupo de robots guardianes en la prisión de Pohang a partir del próximo año.

El proyecto, patrocinado por el Ministerio de Justicia, estará a prueba durante un mes en la prisión ubicada al sureste de Seúl. Los robots realizarán tareas de patrullaje por la noche y serán capaces de distinguir si hay conductas sospechosas entre los prisioneros.

De igual modo incluirán sensores que les permitirán revisar las condiciones de las celdas y en caso de que haya algún comportamiento extraño, podrán emitirEnlace un reporte al oficial a cargo.

Contrario a lo que podríamos pensar, estos robots no serán usados como Terminators, sino como apoyo para que los guardias actuales se deslinden de actividades tediosas y se enfoquen más en el proceso de rehabilitación de los prisioneros.

El costo de los nuevos guardias asciende a unos US$863.000 y los ingenieros se encuentran dando los últimos toques para cuenten con una apariencia “más humana y amigable”.

Nos preguntamos si también serán a prueba de hackeo.

Fuente:

FayerWayer

2 de octubre de 2011

Estudiantes coreanos: ¿Por qué son los mejores del mundo?

Especial: Educación

El profesor puede azotarlos por no hacer sus deberes, cinco de cada seis estudiantes dice no ser feliz con el sistema educativo, el suicidio y el estrés entre los jovenes se incrementa; pero acaban de destronar a Finlandia en los resultados de las pruebas PISA. Cuando alcanzar estadísticas favorables y porcentajes de aprobación se convierte en una meta... pero ¿a qué precio?



SEONGGWANG KIM
El despertador de So-jung Kim suena cada día a las seis de la mañana.


Su jornada es de aúpa: de seis a siete horas de clase en una escuela pública, a las que se suman tres de refuerzo en academias privadas y una de guitarra, sin contar el gimnasio, los deberes y el trabajo voluntario como asistente de su padre, doctor en medicina oriental. Cuando se meta en la cama, a las once de la noche, todavía dará un último repaso a las lecciones del día siguiente y leerá unas páginas de una biografía antes de que se le cierren los ojos. So-jung Kim no es una excepción. Su día es de lo más típico. «Es duro ser adolescente en Corea del Sur. Pero supongo que es igual de duro ser adolescente en cualquier parte del mundo. A esta edad nos estamos jugando nuestro futuro», sentencia.


So-jung Kim tiene 15 años y vive en la capital, Seúl. Pertenece a una generación que asombra al mundo. Los adolescentes surcoreanos arrasaron en el último informe PISA, que compara el nivel académico de los países de la OCDE en matemáticas, ciencias y lectura. España cosechó unos resultados mediocres. Junto a la ciudad china de Shanghái, Corea del Sur dio la campanada desbancando a Finlandia del primer puesto. El sistema educativo del país asiático se considera un modelo de éxito en el resto del mundo. El 98 por ciento de los surcoreanos finaliza la educación secundaria y casi el 60 obtiene un título universitario; en España, donde el curso ha empezado de manera convulsa, con recortes presupuestarios y profesores en pie de guerra, el fracaso escolar llega al 30 por ciento.
Paradójicamente, no sacan pecho. Si los surcoreanos son los primeros de la clase, es a fuerza de codos. Su excelencia se basa en el sobreesfuerzo. Los alumnos están sometidos a una presión enorme. Su nivel de estrés es el mayor de la OCDE. Estudian 50 horas a la semana, 16 más que en el resto de los países desarrollados. Y su índice de felicidad es el más bajo; en contraste con los chavales españoles, que lideran esta clasificación. En este sentido hay que apuntar que unos doscientos menores se suicidaron en 2009, en parte por malas notas. Y su déficit de sueño, similar al español (un par de horas), no se debe al chat o la consola. Sencillamente, se llevan los apuntes a la cama.


Si se compara con Finlandia, donde las clases son muy cortas y apenas se mandan deberes, solo hay un elemento en común: la calidad de los profesores. «Es una profesión con mucho prestigio y muy respetada. Tanto que la mayoría de las chicas quieren ser profesoras», comenta So-jung Kim. Los maestros tienen buen sueldo y autoridad en clase. Pero también se quejan: las aulas están masificadas y los alumnos, con frecuencia, agotados por las clases extra. De hecho, dos de cada tres se apuntan a una o varias academias privadas, llamadas hagwon. «Como profesor, me duele que padres y alumnos confíen más en las tutorías privadas que en la enseñanza pública. La razón es que Corea ha sido una meritocracia desde la caída del sistema de castas. Solo hay una manera de escalar en la jerarquía social: llegar a una universidad de prestigio. Por eso, tantos padres obligan a sus hijos a lograr este objetivo a cualquier coste. La competencia es cada vez más despiadada y cualquier ayuda puede suponer una ventaja decisiva», se lamenta Un-ju Han, profesor de instituto.


El milagro económico de Corea del Sur es reciente y va de la mano de su apuesta educativa. En 1945, a mediados del siglo pasado, el porcentaje de analfabetos rondaba el 80 por ciento. En los años 60, su riqueza era comparable a la de Afganistán. Pero desde entonces la educación se convirtió en una prioridad nacional y contribuyó a compensar la escasez de recursos naturales. Hoy, Corea es la decimosegunda economía del mundo. Sin embargo, la educación es una obsesión de las familias, pero no tanto del Gobierno, que gasta menos en enseñanza que la media de la OCDE. La primaria es gratis; a partir de la secundaria, los padres destinan alrededor del 20 por ciento de sus salarios a la educación de sus hijos. Y eso que la mayoría opta por matricularlos en escuelas públicas. Pero las clases de refuerzo en las hagwon suponen una media de 400 euros al mes. Lo dan por bien invertido con tal de que entren en una buena universidad, se conviertan en ingenieros y puedan conseguir un trabajo en una gran empresa como Hyundai o LG.


El profesor Sun-woong Kim señala otra paradoja: Corea del Sur es el país que más estudiantes envía al extranjero; de hecho, copan los primeros puestos en las pruebas de selección de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos. Pero, de repente, algo falla. Cuando ya han conseguido lo más difícil, meter la cabeza en Harvard o Yale, se desfondan. Parece como si después de tanto esfuerzo la relativa libertad de la vida en el campus haga que se relajen en exceso. Además, aunque sean obedientes y memoricen como nadie, no destacan por su creatividad ni por el trabajo en equipo. Muchos acaban aislados y un 44 por ciento fracasa.


Algunos expertos lo achacan al excesivo énfasis en la disciplina. La impuntualidad o no terminar los deberes son faltas graves y pueden ser castigadas con unos azotes. En ocasiones, toda la clase paga por la ofensa de un solo alumno. El uniforme escolar tiene que estar impecable. Las chicas no se pueden maquillar y los chicos tienen prohibido llevar el pelo largo. El rigor se extiende al ámbito de las relaciones. Socializar se considera una pérdida de tiempo. Cuatro de cada cinco colegios censuran los noviazgos entre estudiantes. Un grupo religioso incluso premia con diplomas la virginidad. Se desquitan como pueden, enviando más mensajes de móvil que nadie: 2000 al mes. «En mi juventud, el trato de los profesores era mucho más severo; ahora es más cercano», matiza Jung-ah Yoo, la madre de Kim.

La quinceañera lo lleva con paciencia. «Mi padre quiere que me dedique a la medicina, como él; mi madre, que sea profesora. Pero no me siento presionada por sus expectativas. Yo tengo claro lo que quiero ser: guionista. Y ellos respetarán mi decisión. Estudiaré dos carreras: Periodismo y Comunicación Audiovisual. Me faltan cuatro años para presentarme a las pruebas de acceso a la universidad. Ya me estoy preparando. Pero por mucho que estudie, no sé si estaré entre las mejores», reconoce. ¿Agobiada? «Soy feliz», puntualiza. Cinco de cada seis estudiantes confiesan que no lo son.


Fuente:

XL Semanal
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