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22 de agosto de 2013

Humanos construyendo la humanidad (2)

Los humanos humanizados, al igual que los otros animales, también somos productos del azar, como todo lo que nos rodea. Nuestra racionalidad puede ser  nuestra sentencia de muerte consciente, ya que ha nacido de la autoprospección. Sin embargo, parece ser que no hay otro rumbo posible. Deberemos pues profundizar sobre cómo se ha producido esta situación, para ser capaces de preguntarnos el por qué del todo, si es que esto es posible, más allá de la especulación metafísica o de un voluntarismo quimérico.

La racionalidad nos construye y nos destruye de forma sincrónica. Probablemente sea nuestra tabla de salvación cuando la mar se embravezca aún más que las procelosas aguas que conocemos los humanes actuales. Más allá de ella, sólo lo metafísico nos habla de un mundo difícil de admitir como propuesta de futuro, para una humanidad consciente.

La evolución es algo que aún no comprendemos en su totalidad, aunque ya entendemos algunos de sus mecanismos básicos; desde mi perspectiva, aún pocos. Supongo que este es el objetivo: avanzar en saber lo que somos de manera esencial y cómo se ha construido esta esencialidad.

Náufrago

La humanidad en evolución puede ser representada por un náufrago encima de una tabla flotando en medio del infinito océano.


Más allá de la selección natural, mecanismo incontestable de funcionamiento de la vida de acuerdo con el conocimiento actual, está nuestra capacidad de adaptación, que ninguna ley es capaz de establecer empíricamente. Existen demasiados parámetros para que esto sea exactamente así. Con esto no quiero decir que Darwin no tenía razón, sino que no tenemos una teoría unificada que lo explique todo. Sin ella, aún no somos seres autoconscientes de verdad por más evolucionistas que seamos. Seguimos persiguiendo la ilusión de intentar saber quiénes somos.

Explorar nuestro pasado y entender nuestro presente forman parte de la construcción de nuestro futuro, pero si desconocemos quienes somos no podemos acertar en saber lo que queremos. Por eso mismo podemos desaparecer dejando solamente lo que hemos sido, sin llegar a poder entender qué podríamos ser. Probablemente hemos de ir más allá de lo que es humano para poder humanizarnos.

La duda metódica

El conocimiento, a priori, es una forma de intuición donde racionalidad e irracionalidad convergen. Es por eso que se muestra trascendental. No puede haber una crítica a la razón pura, para construir lo inexplicable, que no sea una autocrítica de lo que mezcla consciente e inconsciente. Una vez más, Kant lo escribió, pero probablemente tampoco lo entendió del todo. Puede que fuera un ejercicio tautológico importante y como consecuencia que la conclusión no tenga principio ni final. Aún no tenemos teoría unificada del conocimiento científico. Afortunadamente para la ciencia, esto quiere decir que nos queda mucho camino.

La duda metódica no nos sirve para establecer los parámetros de la futura epistemología de nuestra razón evolutiva como humanos proyectados hacia la transhumanidad. Descartes descansa y se convierte en poso que descansa en el fondo de nuestra consciencia cultural. No hay mucho más que decir del progreso filosófico seminal, hasta que rompamos la dicotomía en nuestra existencia animal y humana.

Fuente:

El Mundo Ciencia
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