11 de mayo de 2019
Ellos también tienen instinto maternal
Este instinto, al parecer, se pone de manifiesto desde la infancia y se confirma en los años siguientes por la marcada atención que la mayoría de mujeres expresa por los niños. Durante mucho tiempo, se creyó que este interés era casi exclusivo de las mujeres y casi nulo en los hombres, pero hay nuevos estudios que demuestran lo contrario.
Uno de ellos proviene de la Universidad de Saint-Etienne, en Francia, el cual advierte que los hombres tienen la misma capacidad que las mujeres para identificar el llanto de los hijos. El resultado de la investigación determinó que ellos eran capaces de reconocer el llanto de su hijo el 90% de las ocasiones, un porcentaje idéntico al de las mamás que participaron en el experimento.
Los científicos involucrados en este estudio explican que la hipótesis que vincula el instinto de protección únicamente con las madres es errónea, ya que en los estudios que datan de finales 1970 y principios de 1980, se olvidó tomar en cuenta el tiempo que dedican los padres a sus hijos e hijas. En términos biológicos, hombres y mujeres son entes cooperativos, por lo que la idea de que un género es mejor que el otro, en cuanto a un mecanismo para proteger al bebé, resulta incongruente.
El año pasado, la Universidad de Bar Ilan en Israel mostró que ciertas zonas de los cerebros de padres involucrados en las vidas de los bebés se activan de la misma manera que los de las madres durante el embarazo. Para llegar a esta conclusión analizaron los cambios neuronales de madres, padres heterosexuales y homosexuales.
En estos últimos, los científicos descubrieron cambios hormonales similares a los de las madres. Si bien hay muchos trabajos que respaldan la afirmación de que los hombres también tienen instinto maternal, hay muchos otros que demuestran que en el mundo animal hay casos similares, como el de los monos titís que presentan varias similitudes, tanto neuronales como conductuales con los seres humanos.
Estos animales son conocidos por cuidar con la misma intensidad a sus crías pequeñas que el resto de las madres mamíferas.
De hecho, los titís que son papás cargan a sus crías más de la mitad del tiempo durante los primeros 3 meses de vida. Los machos cuidan las crías, mientras las hembras se dedican a dar de mamar y a cuidar el territorio. En este caso, el macho asume la crianza y la madre la alimentación. La revista National Geographic publicó un especial en el que es común ver sobre la espalda a los pequeños hijos tití, incluso los machos pueden asistir el parto y cuidar el aseo de los recién nacidos lamiéndolos.
Hay muchos ejemplos de paternidad en el mundo animal. Uno de los casos más extraordinarios es el del chinche gigante acuático, un insecto responsable de llevar sobre su espalda el ‘peso’ de ser papá, porque en su dorso transporta una centena de huevos hasta que eclosionen; los cuida y protege y recuerda llevarlos a la superficie del charco cada cierto tiempo, pues el aire evita que los huevecillos enmohezcan. Parte de su responsabilidad consiste, precisamente, en permanecer sobre una roca cerca de la superficie durante 3 semanas y flexionar, de manera periódica, las patas para exponerlas al oxígeno.
El pingüino emperador también es un ejemplo de cómo se ha desarrollado el instinto de protección hacia las crías. En el documental La marcha de los pingüinos, del director francés Luc Jacquet, se ponen de relieve los obstáculos que debe sortear este animal que debe separarse de su familia para cumplir su rol. Muchos biólogos coinciden en que este pingüino es uno de los mejores padres del reino animal, porque cuida de su cría durante 4 meses, 2 de ellos inmóvil en el invierno polar, incubándola y sin comer nada.
Lea el artículo completo en: El Telégrafo (Ecuador)
10 de mayo de 2019
Esto dice la ciencia sobre el instinto maternal
Antes y después de conocer a su nieto por primera vez, Sarah Blaffer Hrdy escupió en un vial. Dos semanas después, cuando su marido llegó para conocer al recién nacido, le pidió que hiciera lo mismo.
Más adelante, las pruebas de laboratorio revelaron que los niveles de Hrdy de una sustancia química cerebral denominada oxitocina se habían disparado un 63 por ciento aquella tarde. Los de la saliva de su marido mostraban un ascenso de un 26 por ciento tras su encuentro inicial, pero varios días después, también aumentaron hasta el 63 por ciento.
«En el resultado final no había diferencias entre mi marido y yo, solo que a él le hizo falta pasar un poco más de tiempo con su nieto para alcanzarlos», afirma. La respetada antropóloga, ahora profesora emérita de la Universidad de California, Davis, ha escrito exhaustivamente sobre la ciencia de la maternidad humana.
«Todos los mamíferos hembra tienen respuestas maternales o “instintos”, pero esto no significa, como se suele asumir, que toda madre que dé a luz esté preparada automáticamente para cuidar de su descendencia», afirma Hrdy. «Más bien, las hormonas gestacionales preparan a las madres para responder a los estímulos de su bebé y, tras el parto, poco a poco, va respondiendo a las señales».
No es solo el caso de las mujeres que dan a luz físicamente: Hrdy y su marido son abuelos, pero a ella no le resulta en absoluto sorprendente que ambos registraran aumentos similares de oxitocina, una hormona asociada con los vínculos maternales. Según ella, tanto las madres que dan a luz como las madres que adoptan deberían considerarse «madres biológicas», basándose en los cambios que tienen lugar en sus cuerpos cuando se convierten en madres.
«Ambas experimentan transformaciones neuroendocrinológicas similares, incluso en ausencia del parto o la lactancia», afirma Hrdy.
El trabajo de Hrdy da testimonio de los muchos matices de la maternidad posibles en humanos. En las sociedades occidentales, quién se convierte en madre —y quién quiere ser madre— es diferente en la actualidad respecto a hace unas décadas. Las mujeres están retrasando cuándo y cuántos hijos tienen, o viven felizmente sin descendencia. Cada vez se acepta más a los padres del mismo sexo. Y a principios de año, una mujer transgénero se convirtió en la primera en amamantar a su bebé.
Aunque cada uno tiene una idea propia de qué es ser madre, la ciencia puede desvelar por qué cada tipo de madre se comporta de una forma determinada.
Lea el artículo completo en: Nat Geo
27 de septiembre de 2018
Los beneficios de abrazarse después del sexo
Besarse, acariciarse y hablar con afecto después del sexo puede ser tan importante para la satisfacción de la relación como las relaciones sexuales en sí mismas, según sugirió un estudio de la Universidad de Toronto (Canadá). Cuando los investigadores pidieron a las parejas que pasaran más tiempo abrazadas después del sexo, experimentaron niveles más altos de satisfacción sexual y de la relación en general, especialmente las parejas con niños. Esto puede tener que ver con la liberación de oxitocina que se libera durante las relaciones sexuales y que continúa siendo liberada con el contacto prolongado de piel con piel.
28 de septiembre de 2017
Oxitocina: la hormona responsable del amor...
La oxitocina es una molécula orgánica pequeña, un oligopéptido que consta de sólo nueve aminoácidos. Se produce en el sistema nervioso central, concretamente en el hipotálamo. Desde allí se transfiere a la hipófisis, una glándula que está en nuestro cerebro, dónde se almacena y desde donde se secreta cuando se necesita. La oxitocina se descubrió a principios del siglo pasado y se sintetizó artificialmente por primera vez en 1953.
Du Vigneaud recibió en 1955 el premio Nobel por la síntesis de este compuesto. Funcionalmente lo primero que se sabe de ella es que es una hormona. Viaja por el torrente sanguíneo y actúa en tejidos alejados de su lugar de síntesis. Entre sus acciones periféricas es responsable de los movimientos de contracción-relajación de fibras musculares lisas como las que forman el cuerpo del útero o los conductos galactóforos y, por tanto, produce las contracciones de parto y la secreción de la leche materna. Por este motivo, la oxitocina sintética se ha venido usando en los partos desde los años setenta del siglo pasado. Se administra intraparto por vía intravenosa. Su uso para acelerar las contracciones de parto permite “controlar” en cierto sentido el proceso y se usa en muchos sitios de forma rutinaria, en lo que se denomina protocolo de manejo activo del parto».
El artículo completo en:
ABC Familia
13 de abril de 2015
La ciencia de los besos
Según explicaba la neurocientífica Wendy Hill durante una reciente reunión de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS), las sustancias químicas que contiene la saliva nos ayudan a evaluar a una posible pareja para decidir si es la más idónea. Además, besarnos reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés, y aumenta los niveles de oxitocina, siempre y cuando besemos a la persona adecuada.
Helen Fisher, profesora de antropología en la Universidad Rutger y experta mundial en la biología del amor, también ha analizado el papel del beso, y asegura que "besar es un poderoso mecanismo de adaptación" presente en más del 90% de las sociedades humanas. Sin olvidar, añade, que "los chimpancés y los bonobos se besan, los zorros se lamen sus hocicos entre sí, las aves se picotean y los elefantes ponen sus trompas en las bocas de los otros miembros de sus manadas".
En los humanos, el beso es fundamentalmente una cuestión química, según Fisher. La saliva masculina tiene testosterona y los hombres prefieren los besos húmedos porque ?inconscientemente intentan transferir testosterona para provocar el apetito sexual en las mujeres?, según la experta. Además, este tipo de besos podría ayudarles a "medir los niveles de estrógenos femeninos de su pareja, para hacerse una idea de su grado de fertilidad". En cuanto a las mujeres, el beso les sirve para detectar el estado del sistema inmune de su posible pareja y saber "cuánto se cuida".
Por otra parte, la antropóloga sostiene que existen tres sistemas cerebrales diferentes que evolucionaron en el Homo sapiens para permitir el emparejamiento y la reproducción. El primero es eldeseo sexual alimentado por la testosterona, tanto en hombres como en mujeres. El segundo regula el amor pasional u obsesivo y parece estar vinculado a una actividad elevada de la dopamina, un estimulante natural. El tercero, que controla el apego y permite a una pareja permanecer unida suficiente tiempo como para criar hijos, está ligado a un nivel mayor de oxitocina. El beso, probablemente, permite que se estimulen esos tres sistemas, concluye Fisher.
Fuente:
Muy Interesante
6 de octubre de 2014
Oxitocina: la hormona que nos hace sentir bien!!!
La llaman también la hormona del amor porque fomenta los vínculos de amor entre madre e hijo y entre las personas en general, haciendo que confíes más en los demás, incluyendo los desconocidos y seas más amable y altruista. Es decir, en un mundo donde todas las personas tuviesen niveles altos de esta hormona, todos seríamos mucho más amables con los demás y nos sentiríamos más felices, relajados y en paz.
Cómo estimular la producción de oxitocina
La producción de esta hormona puede estimularse mediante un masaje, una ducha caliente (o cualquier otra cosa que produzca un efecto similar al del contacto físico), así como abrazos, caricias, tener un orgasmo, bailar con alguien, acariciar a tu mascota o incluso rezar.
El mero hecho de pensar en alguien a quien quieres o generar sentimientos y pensamientos de amor, puede activar la producción de oxitocina. Sin embargo, el estimulador más potente de oxitocina es el contacto físico. Según Paul J. Zak, investigador del Loma Linda University Medical Center, en California, deberíamos darnos al menos 8 abrazos al día para sentirnos más felices y conectados con los demás. Con tan solo 20 segundos abrazando a tu pareja, puedes hacer que se disparen tus niveles de oxitocina, lo que conlleva también una disminución de la presión sanguínea, la tasa cardiaca y los niveles de cortisol (la hormona del estrés).
Veamos lo que dicen las investigaciones sobre los efectos de la oxitocina
- El equipo de investigadores de Zak encontró que la oxitocina aumenta la probabilidad de confiar en los extraños y de darles dinero. Los investigadores pidieron a los participantes que regalaran una parte de los 10 dólares que les habían dado. Los participantes que habían recibido una dosis de oxitocina eran un 80% más generosos que los del grupo control y confiaban más en los extraños con los que se encontraban.
- En un estudio publicado en Biological Psychiatry, realizado por Beate Ditzen y sus colaboradores, encontraron que las parejas a quienes se les administró oxitocina mostraban menos niveles de estrés. En el estudio, les pidieron a las parejas que discutieran algún tema que había generado conflicto entre ellos en el pasado de manera significativa. Luego midieron la presencia de la hormona del estrés (cortisol) en sus cuerpos. La oxitocina mejoró la comunicación entre ellos y produjo una disminución en los niveles de cortisol.
- En general, las personas tenemos una tendencia a reconocer antes las expresiones faciales negativas que las positivas o neutras, y este efecto es aún mayor en quienes están deprimidos. Sin embargo, la oxitocina lograba contrarrestar este efecto y las personas a las que se administraba esta hormona tenían una mayor probabilidad de reconocer y recordar las caras con expresiones positivas, según una investigación publicada en Biological Psychiatry (Guastella, A. J., Mitchell, P. B. y Mathews, F., 2008).
Fuente:
About en español
27 de julio de 2014
THOMAS: convenciéndote de que yo confío en ti
Una de mis películas favoritas de todos los tiempos es Glengarry Glen Ross. En ella se evidencian gran parte de las miserias del ser humano, pero sobre todo las que propicia las dinámicas vendedor-cliente. En la película, los vendedores quieren persuadir a los potenciales clientes para adquirir terrenos que, en realidad, tienen poca o ninguna posibilidad de ser rentables en un futuro.
Pero eso no importa. Lo que importa es usar todas las estrategias posibles para convencer al cliente. La verborrea, los trampas saduceas, los guiños emocionales, la empatía, fingir amistad. Cualquier cosa vale si el cliente compra. Porque, en el fondo, todo se reduce a una estafa imperfectamente urdida.
Según el neuroeconomista Paul Zak, lo más importante para llevar a cabo una estafa no es convencer al incauto para que confíe en ti, sino más bien convencerle a él de que tú confías en él. El sistema neuroquímico implicado en esta estrategia implica a la oxitocina, que actúa en la sensación de adhesión emocional. La oxitocina es una hormona existente en el lóbulo posterior de la hipófisis, que también estimula la contracción uterina.
Cuando nos mostramos confiados, se produce el THOMAS (The Human Oxytocin Mediated Attachment System). Cuando el THOMAS se activa, nos volvemos más confiados y vulnerables ante las trampas de una persona sin escrúpulos.
Según Paul Zak, el 2 % de las personas con las que interactuamos en situaciones de confianza son individuos inseguros, suelen mostrarse engañosos, incapaces de mantener relaciones sólidas, y disfrutan aprovechándose de los demás. Resultan particularmente peligrosos porque han aprendido a simular la fiabilidad, como lo hacen los sociópatas. Así que el THOMAS tiene su reverso negativo, pero también su envés positivo, tal y como explica David DiSalvo en Qué hace feliz a tu cerebro:
El córtex prefrontal, en donde se asienta nuestra capacidad de deliberación, y por tanto de las facultades más vigilantes, se repliega dejando que THOMAS flirtee con el desastre. La otra cara de esta moneda es que si THOMAS no funcionara, jamás podríamos empatizar con nadie o mantener relaciones con otras personas.El artículo original en:
Xakata Ciencia
1 de junio de 2014
Cinco maneras de saber si una mujer tuvo sexo recientemente
26 de abril de 2014
¿Por qué nos sienta bien que nos den una palmadita en la espalda?
Un roce amable en la consulta del médico hace que los pacientes tengan la impresión de que la visita ha durado el doble que si no se produce contacto físico. Si antes de dar un discurso o hacer una presentación en público nuestra madre nos da un fuerte abrazo los niveles de cortisol, la hormona del estrés, caen. Y un estudio de la Universidad de Berkeley (EE UU) publicado recientemente en la revista especializada Emotion apuntaba a que, en el ámbito del deporte, los equipos con mejores resultados son aquellos en que los jugadores no escatiman en abrazos y chocan más "esos cinco". Los investigadores sugieren que este fenómeno podría deberse a que el contacto físico libera oxitocina, que aumenta la sensación de seguridad y confianza.
Fuente:
Muy Interesante
23 de abril de 2014
¿Por qué nos sienta bien que nos den una palmadita en la espalda?
Un roce amable en la consulta del médico hace que los pacientes tengan la impresión de que la visita ha durado el doble que si no se produce contacto físico. Si antes de dar un discurso o hacer una presentación en público nuestra madre nos da un fuerte abrazo los niveles de cortisol, la hormona del estrés, caen. Y un estudio de la Universidad de Berkeley (EE UU) publicado recientemente en la revista especializada Emotion apuntaba a que, en el ámbito del deporte, los equipos con mejores resultados son aquellos en que los jugadores no escatiman en abrazos y chocan más "esos cinco". Los investigadores sugieren que este fenómeno podría deberse a que el contacto físico libera oxitocina, que aumenta la sensación de seguridad y confianza.
Fuente:
Muy Interesante
29 de enero de 2013
¿Cómo funciona, desde un punto de vista químico y biológico, la atracción sexual? (I)
Fuente:
Hablando de Ciencia
2 de julio de 2012
6 cosas que dependen de la dopamina
Personalidad. ¿Te consideras tímido? ¿Extrovertido? ¿Inseguro? ¿Valiente? De acuerdo con un estudio realizado por investigadores de la Clínica Universitaria Charité de Berlín y publicado en Nature Neuroscience en 2008, la cantidad de dopamina que contiene la amígdala cerebral de una persona podría definir si es tranquila y confiada en sí misma (baja concentración) o si es miedosa y con tendencia a sufrir estrés (alta concentración).
Sobrepeso. No a todos nos produce el mismo placer saborear un pastel de chocolate. Las personas obesas tienen menos receptores de dopamina en su cerebro y, por lo tanto, necesitan comer más cantidad para compensar ese déficit y sentir la misma satisfacción que el común de los mortales, según se desprende de un estudio publicado hace poco en la revista Science.
Pasión por el riesgo. Que en la adolescencia se corren más riesgos que en otras etapas de la vida es un hecho. Lo que no sabíamos hasta hace poco era que este comportamiento se puede atribuir a un aumento de la cantidad de dopamina en ciertas zonas del cerebro de los adolescentes que les hace equivocarse en sus expectativas y predecir resultados excesivamente “positivos” de sus acciones.
Cuestión de estatus. Usando técnicas de neuroimagen, los científicos han demostrado que cuanto más alto es el estatus social de una persona mayor es el número de receptores D2 de dopamina que hay en su cerebro y, por lo tanto, más motivada y satisfecha se siente.
Creatividad. Según un artículo publicado recientemente en PLoS ONE, las personas muy creativas tienen menos densidad de receptores D2 de dopamina en el tálamo, una zona del cerebro encargada de filtrar los estímulos que llegan a la corteza cerebral. Esto impide que se filtren algunas señales y aumenta el flujo de información hacia el cerebro, lo que permitiría establecer conexiones entre conceptos que a otros se les escapan.
Memoria. La dopamina también controla la duración de la memoria, es decir, si una información se conserva durante sólo 10 o 12 horas en el cerebro y desaparece, o si perdura por más tiempo. “Si creemos que lo que aprendemos es importante, la dopamina activa al hipocampo para que se archive”, explica Jorge Medina, investigador de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y coautor del descubrimiento. “Si por el contrario lo que aprendemos no nos satisface, el recuerdo se diluye”.
20 de octubre de 2011
Rocía tu nariz con un poco de oxitocina para favorecer la economía
Hacer negocios con alguien, sobre todo si ese alguien es un desconocido, siempre tiene sus riesgos. Debemos depositar la confianza en alguien que, en el fondo, sólo persigue el máximo beneficio individual. Y la cuestión es que nosotros también buscamos lo mismo.
Así que la economía, concretamente la transacciones económicas, son una de las mayores fuentes de fricción social, pero también uno de los mayores alicientes para socializar, derribar prejuicios, romper barreras, aprender lenguas, etc.
El mayor engrasador de las relaciones es la oxitocina, así que la oxitocina tiene un papel muy importante en la economía. Un simple acto de generosidad financiera, por ejemplo, tal y como ocurre con una sonrisa o un pequeño gesto de deferencia, puede ocasionar la secreción de hormona oxitocina en el cerebro del receptor, y la oxitocina es la química que la evolución usa para hacer que los mamíferos se sientan bien entre ellos.
Funciona también en sentido contrario, tal y como apunta Matt Ridley:
Rociar oxitocina en las narices de estudiantes causará que confíen su dinero a extraños más fácilmente que aquellos que reciben un rocío de placebo. “La oxitocina es la firma fisiológica de la simpatía”, dice el neuroeconomista Paul Zak, quien conduce los experimentos, “y parece inducir un apego temporal a los otros.
Zak, en 2004, junto con Ernst Fehr, fue el responsable de uno de los experimentos más curiosos de la historia de la economía. Para llevarlo a cabo, usaron a 194 estudiantes varones de Zúrich (el experimento no puede hacerse con mujeres, no porque Zak sea un machista redomado, sino porque si la mujer está embarazada sin saberlo, la oxitocina podría inducir al parto).
Zak sometió a los participantes varones a dos juegos diferentes. El primero se llamo el juego de la confianza, y consistía en lo siguiente:
un jugador llamado el inversor recibe doce unidades monetarias y se le dice que si las otorga a otro jugador, el fiduciario, esa cantidad será cuadruplicada por el experimentador. Así que si da sus doce unidades, el fiduciario recibirá 48. El fiduciario puede retribuir con alguna cantidad al inversor, pero no tiene obligación de hacerlo. Así que el inversor se arriesga a perder todo su dinero, pero si confía en la generosidad del fiduciario, podría tener una buena ganancia. La pregunta es: ¿cuánto dinero entregará el inversor? Los resultados fueron sorprendentes. Los inversores que fueron rociados con oxitocina en la nariz antes del experimento entregaron 17 % más dinero que los que fueron rociados con solución salina, y la transferencia media subió de ocho a diez unidades. Los inversores con oxitocina son más de dos veces más proclives a dar las doce unidades que los sujetos controles.
El segundo juego era idéntico al primero salvo por una cuestión: la generosidad de los fiduciarios era decidida aleatoriamente. Entonces la oxitocina no mostraba un efecto en los inversores. Es decir, que la oxitocina no es que nos invite al riesgo sino que aumenta específicamente la confianza. Algo que está bastante débil en la economía actual. ¿Quizá necesitemos un chute de oxitocina?
Si el progreso económico humano ha incluido un momento crucial en el que los seres humanos aprendieron a tratar con extraños como compañeros de comercio en vez de enemigos, la oxitocina tuvo sin lugar a dudas un papel fundamental.
Vía | El optimista racional de Matt Ridley
Fuente: