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28 de junio de 2019

Perú es el 22° país, a nivel mundial, con mayor grado de contaminación

El Perú se ubica en el puesto 22 a nivel mundial, como el país con mayor grado de contaminación ambiental, de acuerdo al reporte del 2018 de World Air Quality.

Y Lima es la otava ciudad más contaminada en América Latina.


Lima no solo se lleva la medalla de bronce –por catalogarse de alguna manera– al ubicarse en el tercer lugar como la ciudad con mayor congestión vehicular; sino que –además– se ubica como la octava ciudad más contaminada de Latinoamérica, de acuerdo al reporte del 2018 de World Air Quality.

Según este mismo reporte, el Perú se ubica en el puesto 22 a nivel mundial, como el país con mayor grado de contaminación ambiental. (Ver cuadro)

Contaminacion Ambiental
(Fuente: World Air Quality)

¿Qué generó este resultado? Según el reporte el exceso de autos, el deficiente sistema de transporte público, la mala organización de las rutas y la sobreoferta de taxis provocan que al menos 15,000 personas padezcan de enfermedades respiratorias y cardiovasculares producto de la contaminación.
A lo que se le suma la basura. Perú –según el Minam- produce 23 mil toneladas de basura al día.  A esto se le añade que existen 1,400 botaderos de basura, donde esta es recolectada, más no reciclada ni debidamente procesada. 

Ante ello la aseguradora Pacífico planteó cuatro tips para cuidar el planeta. ¿Cuáles son? 

1. Optar por transporte alternativo: El caótico caos vehicular que vive nuestra capital se debe al exceso de autos particulares. Si bien existen deficiencias en el transporte público, este es la mejor opción para dejar de emitir CO2 (gases contaminantes). 

Si tenemos la posibilidad de transportarnos a pie o en bicicleta, nuestra emisión de gases será nula. Además, con estos transportes alternos podemos realizar ejercicio, ahorrar dinero de gasolina o taxis además de que aportamos a que el tráfico disminuya. 

2. Antes de reciclar, ¡reducir y reusar! : El peruano promedio produce aproximadamente 1 kilo de basura al día. En su mayoría, estos desperdicios están conformados por utensilios de plástico que demoran entre 150 y 1,000 años en biodegradarse. 

Optar por utensilios de metal y nuestra propia botella pueden reducir en gran medida nuestro impacto negativo al ambiente. Asimismo, evitemos el uso de papel ya que para la elaboración de 1 tonelada se talan 15 árboles.  

3. ¡Separemos nuestros desperdicios! : Generar basura es a veces inevitable, por eso debemos ser conscientes y ayudar a facilitar el proceso de reciclaje. Separar nuestros residuos por categorías papel y cartón, vidrio y plástico; es la mejor opción. 

En este sentido, siendo conscientes de la falta de implementación de la cultura de reciclaje, el Minam lanzó este un aplicativo que nos permite encontrar los lugares más cercanos para dejar nuestros desperdicios. Esta iniciativa forma parte de la campaña ‘En casa yo reciclo’. 

4. El cambio parte de todos : Debemos aportar a las acciones que toman nuestras autoridades. Adoptando un compromiso con el ambiente mediante la reducción de nuestra basura y reciclándola podemos ayudar a que más personas se sumen, ya sea dejando de usar cañitas, llevando una bolsa de tela al momento de hacer las compras o incluso coordinar en nuestra residencia o barrio contenedores de reciclaje. 

Podemos averiguar si nuestra empresa o Municipalidad cuenta con un programa de reciclaje y si podemos contribuir con alguna asociación. 

 

28 de noviembre de 2018

Deja de reciclar y bebe agua de grifo

Por Alberto Vizcaino


Hoy vengo por aquí a compartir 3 ideas sobre el apasionante mundo de los residuos:
La Unión Europea dice que los españoles sólo reciclamos el 20 % de nuestros residuos urbanos. Por supuesto, los españoles estamos por encima de esta basura de datos. Tenemos universidades, centros de investigación y escuelas de negocios manos a la obra: retorciendo los datos consiguen titulares mucho más atractivos para la prensa... ¿qué 20%? ¡los españoles reciclamos el 74%! no, mejor todavía... ¡el 80%!

Mientras lees esto quizá tengas una botella de plástico a mano. No pasa nada, ya sabes qué hacer con ella: eres muy ecológico y la vas a reciclar. Pero hay una solución mucho más sostenible: enseñando a los niños a beber agua del grifo le ahorramos al planeta el consumo de materias primas y unas cuantas toneladas de residuos.

Otra estadística: cada uno de nosotros tira unos 1.709 envases al año. Salen a cuatro y pico al día. No sé qué pensará tu nutricionista de que bebas cuatro cocacolas al día, pero para frenar los estragos de la obesidad y la diabetes en los sistemas de salud pública Naciones Unidas ha sugerido un impuesto como el del tabaco para los refrescos.

Reciclando nuestra conciencia se queda tranquila, tiro una botella y compro otra nueva, pero… ¿al planeta cómo le sienta tanto envase de usar y tirar? ¿es suficiente con depositar nuestras botellas de plástico al contenedor amarillo?

Pues no. Amiguitos y amiguitas, os traigo una revelación: el reciclaje no ocurre en el contenedor amarillo. Eso es sólo la prerecogida. Después viene un camión, lo lleva todo a una planta de clasificación donde recuperarán lo que buenamente puedan… Alguien tendrá que comprar el material obtenido para utilizarlo como materia prima y hacer esa magia por la que nuestros residuos dejan de ser basura y se convierten en recursos para fabricar nuevos productos que podemos seguir consumiendo y tirando.

Después de todo este proceso sólo somos capaces de reciclar en nuevos envases el 2% de los envases de plástico que se ponen en el mercado.

¿Qué pasa con el resto?


Unas 32 botellas se perderán: las tiraremos en la calle, en el parque, en el campo, en las playas… de allí, recorriendo más o menos kilómetros, acabarán en el mar, donde poco a poco se irán degradando en pequeños fragmentos. Y como el plástico tiene la manía de no quedarse quieto volverá a casa por Navidad, en forma de pescado. Y no será hoy ni mañana, ni dentro de un mes… pero te acabarás comiendo la botella de plástico de la que bebías cuando te sentase delante del ordenador.

De las 100, otras 40 botellas irán a vertedero. Ahora mismo tenemos un camión depositando envases de plástico y latas de bebidas que, en el mejor de los casos, se enterrarán para siempre con otros materiales reciclables.

Otras 26 se pierden en los procesos de clasificación, se incineran, sufren accidentes, se mezclan con otros residuos que dificultan su reciclaje… sólo 2 de las 100 botellas con las que empezamos el repaso volverán a ser botellas.

¿Qué harías para evitar esta catástrofe económica y ambiental de plásticos que contaminan los océanos e intoxican nuestros alimentos?

Es muy fácil evitar las botellas de plástico y está al alcance de nuestra mano: para eliminar el plástico de nuestra dieta y la del planeta sólo tenemos que dejar de comprar botellas de plástico y beber agua del grifo. Cuatro ideas:
  • Somos privilegiados con acceso al agua potable y a los envases de plástico. En vez de estar hablando sobre cuántos kilómetros recorremos hasta el pozo más cercano nuestro problema es qué hacer con un residuo fruto de una forma de consumo que muy pocas personas en el planeta se pueden permitir.
  • El agua del grifo es segura, de calidad y barata. Si no lo crees mira la factura y calcula cuántos litros puedes sacar del grifo con lo que te costó la botella que tienes a tu lado.
  • Los envases reutilizables ayudan a reducir los residuos que generamos. Si el botijo os parece poco práctico podemos pasarnos al acero o al vidrio, más fáciles de reutilizar y de reciclar, no son sospechosos de contaminar los alimentos que contienen y, sobre todo, no se quedan flotando en el océano a la espera de que se los coman los peces.
  • Presumamos de las cosas que hacemos bien, que a nadie le dé vergüenza pedir agua del grifo en vez de pagar botellas de plástico.
El planeta, los peces y nuestros hijos nos lo agradecerán.

¿Te ha gustado? Es parte de lo que podrás ver en el vídeo de mi participación en la cuarta edición del evento Ignite Madrid.

Tomado de: iAgua 

3 de noviembre de 2018

Sara Purca: "No hay un metro de mar peruano que no esté contaminado con plástico"

Las proyecciones sugieren que para el 2050 habrá 250 millones de toneladas de plástico en el mar.

*El pasado 31 de octubre, la Comisión de Economía del Congreso aprobó el dictamen de la propuesta legislativa que promueve la reducción gradual del consumo de bolsas de plástico. A través de un impuesto, la iniciativa busca desincentivar su producción. Si bien aún falta que sea aprobada por el Pleno, es un gran avance. El daño que le hacen las bolsas al medioambiente es notable. Un claro ejemplo es nuestro litoral, en donde, según la oceanógrafa Sara Purca, "no hay metro cúbico que esté libre de microplásticos". Para conocer el impacto, a continuación, publicamos la entrevista que El Comercio le hizo a la especialista en abril de 2018.

Cada año millones de toneladas de basura ingresan al mar. En el Océano Pacífico crece una isla de basura gigante, considerada de las mayores concentraciones de desperdicios plásticos del mundo, que ya casi ha triplicado el tamaño de Francia. Las consecuencias son alarmantes, la ONU prevé que para el 2050 habrá más plásticos que peces en el mar.

El Perú no está exento de esta problemática. Nuestro estilo de vida dependiente de los productos sintéticos ha ocasionado que el ecosistema marino se vea cada vez más afectado. Para comprender las consecuencias que esto acarrea conversamos con Sara Purca, oceanógrafa peruana que desde hace más de 10 años vigila el mar de nuestro país.

Sara recibió el “Premio Nacional Por las Mujeres en la Ciencia” organizado por L’Oréal, Unesco, Concytec y la Academia Nacional de Ciencias, que busca reconocer la trayectoria de científicas peruanas y su valioso aporte al desarrollo del país.

El premio lo tuvo bien merecido, ya que su labor es de vital importancia para el futuro de todos. Ella actualmente se desempeña en el Imarpe (Instituto del Mar del Perú) investigando la contaminación por microplásticos en los recursos hidrobiológicos. Es decir, cómo afectan los pequeños polímeros que se desmenuzan de la basura plástica a la salud del océano.

Sara Purca es licenciada en Ingeniería Pesquera de la Universidad Nacional Federico Villarreal y cuenta con un doctorado en Oceanografía en la Universidad de Concepción en Chile.
 
¿Qué hace un oceanógrafo?
Se encarga de medir el estado del mar. No necesariamente si está saludable. Trata de conocer su estructura, composición y también cómo varía su temperatura y sus corrientes. Lo que comprende toda la parte física, química y biológica.

¿Y usted a qué se dedica?

Trabajé en el análisis de la serie de tiempo de la temperatura superficial del agua por casi 10 años y, como parte de mi tesis, propuse un indicador para medir El Niño, La Niña y la variabilidad estacional del mar al que llamé “índice de oscilación peruano”. Este índice permitió estudiar los tres fenómenos de una mejor forma.

En 2014, cambié al área de contaminación para dedicarme al tema de basura marina, específicamente a la contaminación por microplásticos. Se trataba de un nuevo proyecto de Imarpe que antes no existía como línea de investigación.

¿Qué son los microplásticos?

Son partículas plásticas menores a cinco milímetros. Podemos hablar incluso hasta de nanómetros, mil o un millón de veces más pequeños que el grosor de un cabello. Según su origen, se pueden clasificar en primarios y secundarios. Los primarios derivan de productos sintéticos como pastas dentales o bronceadores, pero principalmente de cosméticos. Los secundarios son partículas que se fragmentan debido a la erosión o degradación de materiales plásticos como el tecnopor o las famosas bolsas biodegradables.

¿Por qué son peligrosas estas partículas?

En Estados Unidos ya han hecho pruebas que muestran, por ejemplo, cómo personas que toman café todo los días en vasos de tecnopor desarrollan algún tipo de cáncer. Esto debido a que al entrar en contacto con el líquido caliente las partículas del vaso se desprenden y se van acumulando en el organismo.

¿Y qué pasa en el ecosistema marino?

Algo similar. Los microorganismos del mar (zooplancton) ingieren estos polímeros plásticos, pues no saben diferenciar entre partículas de nutrientes y partículas sintéticas. Todo este material queda atrapado en su tracto digestivo y hace que se sientan saciados, pero no los alimenta. Finalmente, mueren por inanición.
A su vez, los peces consumen el zooplancton contaminado y de esta manera el plástico va subiendo por la cadena alimenticia.

Y nosotros comemos esos peces...

Nosotros no comemos las vísceras del pescado (donde se almacenan las partículas), pero hay algunas partículas de polímeros que atraen toxinas y metales, las cuales pueden llegar hasta el músculo del animal. Eso sí nos puede afectar.

¿En los últimos años, cuánto ha avanzado la contaminación de microplástico en nuestro mar?

Ha avanzado al punto de que hoy no podemos encontrar un metro cúbico de mar limpio. Haciendo muestreo hemos encontrado que, por ejemplo, en la playa de Ventanilla tenemos 463 partículas de plástico duro por metro cuadrado de arena. La contaminación es tanta que se ha descubierto microfibras hasta en la Antártida, una zona remota a la que no tiene acceso casi nadie.

Las proyecciones sugieren que para el 2050 habrá 250 millones de toneladas de plástico en el mar, afectando a la pesca y a la industria alimentaria del mundo.

Basura en el mar
 En la playa de Ventanilla hay 463 partículas de plástico duro por metro cuadrado de arena. (Foto referencial: Pixabay)
 
¿Es posible limpiar el mar?

No es posible limpiar los polímeros del mar. Ahora hay que centrarnos en no producir tanto plástico y empezar a reutilizarlo más. Si bien se trata de un material fundamental en nuestro estilo de vida, podemos reducir su uso. A veces usamos tres, cuatro o más bolsas de plástico al día, eso podría cambiar.


Fuente: El Comercio (Perú)

28 de octubre de 2018

Las niñas que cuentan historias en libros hechos con cartón reciclado

La imaginación de las niñas tacneñas ha permitido crear 1.500 libros elaborados con cartón reciclado y así darle más esperanza de vida a la Tierra.


“El año 2030 es la fecha límite de la humanidad para evitar una catástrofe en la Tierra”, fue el mensaje de alerta presentado por científicos de la ONU a inicios de octubre. De esta forma, pidieron acciones urgentes para sostener el calentamiento global en 1,5 grados centígrados como máximo para impedir la extinción total de los arrecifes de coral y la exposición de diez millones de personas a inundaciones.

Entre los desechos que contaminan el mundo no solo está el plástico y los artículos electrónicos, también se encuentra entre ellos el cartón, que si bien se degrada en un año, causa desorden ambiental. Este material formado por varias capas de papel superpuestas es utilizado para fabricar embalajes y cajas de diversos tipos que muchas veces terminan en la basura en menos de un día.

El cartón es un producto reciclable, siempre y cuando no le haya caído contenido orgánico. Se puede reutilizar para formar cajas nuevas, carteles y otros tipos de estructuras, dependiendo de la creatividad de cada persona.  

Creatividad para cuidar el planeta


Mónica Lanchipa (en la imagen) es docente de la Institución educativa Santísima Niña María de Tacna y su mente innovadora ha permitido cuidar el medio ambiente. Ella creó un proyecto que permite a los niños imaginar historias y plasmarlas en libros de cartón reciclado, así poder educarlos y enseñarles a velar por el lugar en donde viven.

“En 2007 nació la idea de mi proyecto 'Unidos en defensa de un ambiente sano y por la paz'. Fue a raíz de un trabajo que debía hacer mi hija para su feria de ciencias. En casa, pensamos en hacer un proyecto de reciclaje, reutilizando el cartón. Dos años después, me di cuenta de que podía aplicarlo en mis aulas”, expresó la docente.

Es así como surgió “Librito cartonero”. El impulso de la profesora Mónica sirvió para que los alumnos comiencen a explorar su creatividad y las diferentes problemáticas de la sociedad, como la contaminación y la violencia contra la mujer.

El proyecto ganó en 2013 el premio “Buenas prácticas” del Ministerio de Educación. Con el paso del tiempo, se pudo compartir la experiencia en Costa Rica, México y Argentina. En 2016, fue premiado por Fundación Telefónica con un módulo de Aula Móvil (Hoy Aula Digital) por lograr que más de 200 estudiantes creen cuentos, poemas y todo tipo de historias, relacionadas al cuidado y preservación del medio ambiente.  

27 de abril de 2018

España: ¿Cómo cuidar el mar desde dentro?

El sector pesquero se moviliza por la salud de las aguas y traza un plan contra la contaminación marina.

Si usted fuera una tortuga, tendría un 60% de posibilidades de enredarse en una anilla de plástico y perder una de sus patas. Ese es el porcentaje de estos animales que llegan maltrechos a uno de los centros de recuperación de fauna silvestre más activos de España. El dato lo ofrece Raquel Orts, directora general de Sostenibilidad de la Costa y del Mar del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA), e ilustra el alarmante problema de salud que padece el medio acuático y sus habitantes.

"La diversidad de efectos de las basuras marinas sobre organismos y ecosistemas es equivalente a la diversidad de los residuos que encontramos en el mar", amplía Orts. "Se han documentado impactos por ingestión y enredo en invertebrados, peces de todas las tallas, aves, tortugas, y hasta grandes cetáceos". Causas que en España amenazan a 77 especies de peces y en el mundo cerca de 8.000, según estima la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

Los expertos llevan tiempo advirtiéndolo: el mar se ha convertido en un "enorme cubo de basura", y sus habitantes merman al mismo ritmo que proliferan los desperdicios, que en apenas 30 años, según la Fundación Ellen MacArthur, superarán en número a las criaturas oceánicas. A esta película de terror ambiental asisten en primera fila los pescadores, un colectivo para el que la salud del medio es vital, como han manifestado en muchas ocasiones. Por ello, con la economía circular como telón de fondo –el paso del usar-tirar a la renovación de los desechos– y las estrategias marinas que marca Bruselas en el horizonte, el sector mueve ficha por la salud del mar. Y lo hace desde dentro.

El artículo completo en:

El País (España)

La isla de basura del Pacífico ya tiene tres veces el tamaño de Francia

Esta área de basura es descrita a menudo como una masa o una isla, aunque en realidad es una zona con una gran concentración de plástico que aumenta a medida que uno se aproxima a su centro.  


La gigantesca isla de basura en el Océano Pacífico está creciendo a gran velocidad, según una nueva investigación publicada en la revista Nature

De acuerdo al estudio, esta área de residuos que se expande por un 1,6 millones de Km2 —es decir, casi tres veces el tamaño de Francia— contiene cerca de 80.000 toneladas de plástico.

Esta cifra es 16 veces más alta de lo reportado anteriormente.

Un lugar específico dentro de esta área tiene, además, la mayor concentración de plástico jamás registrada.

"La concentración de plástico está aumentando. Creo que la situación está empeorando", señaló Laurent Lebreton, autor principal del estudio de The Ocean Cleanup Foundation en Deltf, Holanda.

"Esto pone de manifiesto la urgencia de tomar medidas para detener la llegada de plásticos al océano y para limpiar el desastre existente". 

La basura se acumula en todos los océanos, pero la mancha más grande es la que está en el Pacífico, entre Hawái y California. 

Esta área de basura es descrita a menudo como una masa o una isla, aunque en realidad es una zona con una gran concentración de plástico que aumenta a medida que uno se aproxima a su centro.

Cantidad "impactante"

Los investigadores utilizaron botes y aviones para mapear esta zona en el norte del Océano Pacífico, donde las corrientes rotativas y los vientos hacen que converjan los desechos marinos, incluyendo el plástico, las algas y el plancton.

El trabajo, que se realizó a lo largo de tres años, mostró que la contaminación por plástico está "aumentando exponencialmente y a un ritmo más veloz que el agua circundante", dijo el equipo internacional de investigadores. 

Los microplásticos representan el 8% del total de la masa de plástico flotante. 

De los 1,8 billones de trocitos de plástico, algunos son más grandes que los microplásticos, incluidos pedazos de redes de pescar, juguetes e incluso un asiento de inodoro.

Lea el artículo completo en:

BBC Mundo

15 de abril de 2018

España: Un cachalote muere en España porque en su interior había 30 kilos de basura

El cetáceo ingirió desde redes para pescar hasta bolsas y un bidón de plástico. 


Mares tóxicos

El cachalote que el pasado febrero apareció en la costa sudeste de España murió por la ingesta de 29 kilos de basura, según ha informado la organización Espacios Naturales Protegidos de la Región de Murcia.

Ese joven cetáceo macho de 10 metros de largo y 6,5 toneladas de peso apareció varado en Cabo de Palos y albergaba en su intestino diferentes objetos, desde redes para pescar hasta bolsas, sacos de rafia y un bidón de plástico. 

Todos estos residuos causaron graves daños al intestino del animal, que sufrió una inflamación de las paredes internas del abdomen o peritonitis.

A raíz de este acontecimiento, esa comunidad autónoma española puso en marcha una campaña destinada a limpiar sus playas y concienciar a la población para que disminuya el consumo de plástico, entre otras prácticas.

200 kilos de basura por segundo

Este caso pone de relieve el hecho de que los mares del planeta se han convertido en vertederos de plástico y sus pobladores cada vez más son más vulnerables ante esa contaminación. 

La ONG Greenpeace asegura que cerca de ocho millones de toneladas de botellas, envases y otros desechos de plástico terminan en el océano cada año. Otros datos que maneja esa organización indican que:
  • Cada segundo se vierten al mar más de 200 kilos de basura.
  • Se estima que las aguas de la Tierra albergan entre 5 y 50 billones de fragmentos de plástico, sin contar las piezas que se encuentran en el fondo marino o las playas.
  • El mundo tiene cinco grandes islas de basura compuesta por plástico: dos en el Pacífico, dos en el Atlántico y una en el Índico.
Fuente:

RT en español

21 de octubre de 2017

Kenia sancionará el uso de bolsas de plástico con multas de hasta 38.000 dólares y penas de prisión C


Nairobi es una de las capitales africanas que más población concentra, entre 3,5 y 6 millones de personas -según distintas fuentes-, donde la mayoría vive en guettos con condiciones de salubridad pésimas y con una acumulación de residuos que se ha convertido en parte de su paisaje. Pero estas montañas de desechos, donde los plásticos juegan un papel esencial y sirven de improvisados retretes, no es exclusiva de Nairobi, sino que ocurre en todo el país y en las naciones vecinas. Las idílicas playas de la costa pierden su atractivo si no se escoge el encuadre correcto de la cámara. Las arenas blanquecinas y las aguas turquesa acompañadas de erizos o de estrellas de mar pronto se pueden convertir en reductos de bolsas de plástico y todo tipo de basuras.

Conscientes del problema que los plásticos y otros residuos no biodegradables están causando en el medio ambiente, Kenia comenzaba el lunes 28 de agosto su tolerancia 0 con las bolsas de plástico. Se une así a otros países africanos como Ruanda, Mauritania, Etiopía y Uganda que prohibieron o restringieron su uso. No será fácil, pues el gobierno es consciente de que se trata de un país que abusa sobremanera de ellas. En la mayoría de los supermercados y puestos ambulantes las bolsas de plástico se han dado de forma gratuita y sin escatimar en número. Un consumo que el medio británico BBC estima en 24 millones de bolsas de plástico al mes en todo el país.

No es la primera vez que Kenia trata de poner en marcha esta ley. En los últimos diez años se han llevado a cabo hasta tres intentos que nunca habían salido adelante. Pero parece que a la tercera va la vencida, y el gobierno está decidido a ir hasta el final. La normativa dice que cualquier persona que venda, fabrique o lleve bolsas de plástico podrá sufrir multas de hasta 38.000 dólares o penas de prisión de hasta cuatro años, una medida que para muchos resulta excesiva, teniendo en cuenta que muchos kenianos sobreviven con menos de 80 dólares al mes.

Fuente:

El Mundo Ciencia

18 de junio de 2014

La tragedia de la basura electrónica



Un hombre pasea por un vertedero de residuos electrónicos en un suburbio de Acra, la capital de Ghana. Camina pisando pantallas rotas, carcasas de ordenadores y teclados. Pero va buscando algo concreto, pistas que poder seguir en su investigación. Mike Anane es un periodista ambiental local. De pronto, ve una inscripción sobre una carcasa rota: Leeds City Council. Tiene lo que buscaba. ¿Cómo ha terminado un ordenador achatarrado perteneciente a un ayuntamiento de Reino Unido en un vertedero de Ghana si la exportación de residuos electrónicos está prohibida en la Unión Europea? Habrá que preguntárselo al propio ayuntamiento de Leeds.


El inicio del nuevo documental de la realizadora alemana residente en España Cosima Dannoritzer (Dortmund, 1965), La tragedia electrónica -producido por Mediapro en colaboración con varias televisiones públicas como TVE, Arte France o Al Jazeera-, refleja con un ejemplo sencillo una realidad que las sociedades de los países industrializados parecen haber interiorizado y ven como una normal sucesión de acontecimientos, a pesar de estar prohibida desde 1992 por la Convención de Basilea. Todos los países del mundo han ratificado este acuerdo, excepto en Estados Unidos y Haití.

Cada año, los países desarrollados producen hasta 50 millones de toneladas de residuos electrónicos como ordenadores, televisores, teléfonos móviles, electrodomésticos... Y, según el documental de investigación, el 75% de todos ellos desaparece del circuito oficial y una buena parte se exporta ilegalmente a África, China o India. Los datos oficiales de la Unión Europea señalan que dos terceras partes -el 66%- de los residuos electrónicos del continente no se reciclan adecuadamente en plantas homologadas. «Se calcula que el tráfico de residuos electrónicos mueve ya más dinero que el negocio de la droga», narra Dannoritzer en el documental.

Más información en:

El Mundo Ciencia

Puede ver un documental relacionado (Obsolescencia programada) AQUÍ.

11 de octubre de 2013

Conozca cómo Noruega convierte basura en combustible ecológico




Olvídese del carbón, la gasolina, el gas de esquisto (shale gas), incluso de la energía nuclear. La bolsa de la basura llena de desperdicios del hogar se ha convertido en Noruega en una de las fuentes de combustible.

Trate de imaginar el olor cuando pasa el camión de la basura en un caluroso día de verano. Respire por la nariz. ¿Hiede, cierto? Ahora multiplique ese olor por mil.
Eso es lo que se siente dentro de las instalaciones de la planta de recuperación de energía más grande de Noruega, la planta Klemetsrud. Un gran espacio de concreto lleno de basura.

Decenas de miles de toneladas de basura amontonadas. Una banda transportadora que cruje para verter más. Camiones de basura parquean en reverso hacia los enormes vertederos y depositan más bolsas repletas de desperdicios.

Una enorme garra industrial deciente. Sus pinzas recogen una tonelada de basura y la transportan hasta el otro extremo de la sala donde la deja caer. Una nube de polvo blanco se acumula y pronto inunda todo el lugar. No es bueno estar aquí por mucho tiempo.

Aquí es donde los residuos expulsados por millones de hogares de Noruega, el Reino Unido y en otros lugares se convierten en calor y electricidad para la ciudad de Oslo.

Calefacción barata

Planta Klemetsrud, Noruega

La planta Klemetsrud que convierte toneladas de basura en energía diariamente es la más grande de Noruega.

La basura es preseleccionada. Todo lo que se puede reciclar ha sido sacado ya. Sin embargo, todavía quedan más de 300.000 toneladas cada año.

Ellos no lo ven como un residuo, lo ven como energía.

"Cuatro toneladas de residuos tienen la misma energía que una tonelada de combustible", dice Pal Mikkelsen, director de la agencia Waste-to-energy -basura para energía, en español-, en Oslo.

"Es una gran cantidad de energía y nosotros usamos muy poca energía para transportarla", agrega.
"Cuatro toneladas de residuos tienen la misma energía que una tonelada de combustible"

Pal Mikkelsen, director de la agencia Waste-to-energy de Noruega.

Mikkelsen asegura que una tonelada de combustible de petróleo podría calentar una casa durante un año y medio. En otras palabras, tome una pequeña parte de la carga máxima de un camión recogedor de basuras británico, cargado en las ciudades de Lees o Bristol. Conviértalo en energía aquí y podrá calentar una casa en Oslo durante medio año.

El proceso es simple. Los residuos, tonelada por tonelada, caen en un incinerador. La temperatura se eleva a 850 grados. Al mirar a través de la ventanilla de cristal endurecido, se ve el fuego arder en color naranja mientras rugen las llamas.

Escuelas más verdes

No todo se quema. Quedan latas viejas y algunos resortes de colchones entre las cenizas y metales –que luego se reciclan-, y mucho calor.

El calor hierve el agua. El vapor impulsa una turbina que produce electricidad. Y el agua hirviendo se canaliza hacia fuera de la planta, a las casas y las escuelas públicas de todo Oslo.

Lo que significa que el gerente técnico de la escuela Bjoernholt Agnar Andersen, ya no tiene que preocuparse más por el suministro de combustible durante el duro invierno noruego.

"No tenemos que pensar en los aceites combustibles o en los combustibles fósiles. Están siendo eliminados de la última escuela este año", dice Andersen.

Con la capacidad completa la planta proveerá de calor y electricidad a todas las escuelas de Oslo y calor a 56.000 hogares.

Es el sueño de todos los ecologistas, debe estar pensando usted, pero no necesariamente, advierte Lars Haltbrekken, del Consejo de Amigos del Este de Noruega.

"La meta primordial desde una perspectiva ambiental debería ser reducir la cantidad de basura, reusar lo que se pueda reusar, reciclar y después, la cuarta opción es quemarla para producir energía.

"Hemos creado sobrecapacidad en las plantas de Noruega y Suecia. Y ahora dependemos de producir más y más basura".

Basura

Las ciudades británicas de Leeds y Bristol exportan residuos a Oslo para que los procese. Oslo hace energía a partir de ellos.

Mándenos su basura

Los entusiastas no están de acuerdo. Señalan que, usadas todas las plantas de conversión de basura de energía de Europa, sólo alcanzan a consumir el 5% del total de rellenos sanitarios. Aseguran que Noruega está ayudando a deshacerse de alguna de la basura de la mejor manera posible.

Esto es especialmente cierto en el caso de ciudades como Leeds y Bristol, en Reino Unido. Ambos exportan residuos a Oslo. En lugar de pagar por llevarlos a un vertedero de basura después de que los elementos reciclables han sido retirados, lo que hace es pagarle a Oslo para que se ocupe de ellos.

Así, Oslo recibe dinero por recibir la basura y obtiene además la energía a partir de ella.

La revolución de conversión de residuos en energía también se puede escuchar en las calles de la capital noruega, con el bus número 144. Está alimentado por biogás creado a partir de la materia orgánica en descomposición de la ciudad.

Un kilogramo de residuos de alimentos produce la mitad de un litro de combustible. Con todos los residuos orgánicos que tienen podrían darle energía a 135 buses durante un año entero en Oslo.

Si este proyecto fuera replicado en toda Europa Pal Mikkelsen cree que haría una gran diferencia.

"Significaría conseguir un mejor nivel de autosuficiencia en lo que respecta a la energía. Si se hace correctamente, sería además la recuperación de materiales y una fuerte disminución en los rellenos sanitarios", le dice Mikkelsen a la BBC.

Con los estrictos controles de limpieza de gases productos de la combustión, Oslo cree que convertir basura en energía ayudará a reducir a la mitad las emisiones de carbono en los próximos 20 años, haciendo de la ciudad en una de las ciudades verdes del planeta.

Fuente:

BBC Ciencia

30 de agosto de 2013

Argentina: con envases de leche hacen bolsas de dormir para el frío

Bolsa de dormir hecha por La Sachetera

Se usan 76 envases de leche para crear cada bolsa.

A veces las mejores ideas surgen por casualidad. Es lo que le ocurrió a la diseñadora de vestuarios argentina Goga Dodero cuando una amiga le regaló un bolso hecho con sachets de leche (como se conoce en Argentina a la bolsa de plástico en la que vienen los productos lácteos más económicos). 
Tras tomar conciencia de que podían tener otros usos, a Goga le empezó a dar pena tirar estos envases y comenzó a conservarlos con la idea de reciclarlos para crear algo… pero ¿qué?

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La idea le vino una noche de frío y lluvia cuando acampaba con su marido y sus dos hijos pequeños.

“Pensé en lo duro que debe ser un día así para la gente que duerme en la calle. Y de pronto se me ocurrió que se podría usar los sachets de leche para hacer material impermeable”, contó a BBC Mundo.

Poco tiempo después una conocida suya que trabaja como voluntaria llevando alimentos y ropa a personas en situación de calle le comentó que uno de los grandes inconvenientes que afecta a estas personas es la humedad.

“En Buenos Aires hay tanta humedad que incluso si no llueve las personas que duermen a la intemperie amanecen con la ropa mojada”, le contó.

Goga Dodero

La diseñadora de indumentaria Goga Dodero fundó La Sachetera.

Goga ideó una solución: fabricar bolsas de dormir aislantes hechas con los envases de leche.

La idea prendió como pólvora. En agosto de 2012 ella, su madre y una amiga se reunieron para confeccionar las primeras dos bolsas. Utilizaron 76 sachets para cada una.

Así nació oficialmente La Sachetera, un emprendimiento que poco después sumaría a decenas de personas dispuestas a brindar su tiempo para coser y sellar bolsas de dormir para los más necesitados.

A un año de su creación, La Sachetera ya ha ayudado a cerca de 200 personas en situación de calle que ahora duermen más protegidas del frío y la humedad gracias a esta iniciativa.

¡A copiarse!

A diferencia de iniciativas privadas, que buscan evitar el plagio, La Sachetera incentiva a todo el mundo a copiar el proyecto.

Goga incluso publicó un video en la página de internet You Tube en el que enseña de forma muy sencilla cómo crear las bolsas de dormir.

(Vea el video clic aquí

Así, se fueron armando grupos de trabajo en distintas partes de Argentina y hoy La Sachetera tiene “sucursales” en provincias como Córdoba, Mendoza y hasta en la patagónica Chubut, en el sur.

Es que si bien muchos imaginan que un país sudamericano como Argentina es cálido, lo cierto es que en invierno el frío y la humedad son crudos, y hasta pueden producir la muerte.

Según la ONG Médicos del Mundo solamente en la capital argentina hay más de 16.000 personas que sobreviven en las calles. Muchos duermen en paradores, pero otros pasan la noche al aire libre.

Voluntarias de La Sachetera

Grupos de voluntarios en distintas partes de Argentina se reúnen para fabricar las bolsas.

Varias organizaciones de voluntarios contribuyen con las autoridades para paliar este problema ofreciendo alimento y abrigo a quienes no tienen hogar.

"Calles que no callan" es uno de los muchos grupos que ayudan a los más pobres. Todas las semanas atienden a unos 170 hombres en situación de calle en una parroquia en Martínez, un barrio de la provincia de Buenos Aires.

Claudia Wright, una de las voluntarias, contó a BBC Mundo que en julio La Sachetera les donó 40 bolsas de dormir para distribuir entre los más necesitados.

“Estaban encantados. Un hombre me dijo que hasta ahora siempre amanecía con su frazada ensopada por el rocío y gracias a la bolsa logró aislarse de la humedad y el frío”, dijo.

Círculo virtuoso

Wright destacó que la tarea de La Sachetera es doblemente positiva porque no sólo ayuda a quienes menos tienen sino que además lo hace reciclando un producto que de otra forma terminaría en la basura, sumando a la contaminación del medio ambiente.

Este círculo virtuoso es el que seguramente inspiró a muchas escuelas, clubes y barrios privados a organizar colectas de sachets para donar a este emprendimiento.

Gracias a su página en Facebook, La Sachetera continúa sumando adeptos. Más de 5.600 personas siguen las actividades del grupo y se enteran del trabajo de las voluntarias que todas las semanas coordinan encuentros de unas tres horas, en las que mujeres, hombres y niños cosen y sellan las bolsas.

Donaciones para La Sachetera

Barrios privados, clubes y colegios recolectan envases de leche para La Sachetera.

Con el éxito de la iniciativa también empezaron a surgir nuevas ideas de productos solidarios hechos con envases de leche: desde aislantes para techos o pisos hasta bolsas reusables para cargar comida (que usan las familias que reciben donaciones).

Más allá del enorme beneficio práctico que aportan estos objetos fabricados por La Sachetera, quienes están en contacto con las personas que los reciben, como Wright, resaltan lo significativo que es para alguien que vive en situación de calle que otro piense en ellos.

“Solamente que se los tenga en cuenta les devuelve algo de la dignidad que perdieron”, afirmó.

Goga Dodero asegura que eso que se da también se recibe.

“Te cambia la vida ayudar a otro. Te ilumina, empieza a cambiar tu mirada y tu sentir en la Tierra. Miras todo con ojos diferentes y transitas un camino de amor enorme”, describió.

La filántropa, que mezcla su tarea solidaria con su trabajo como diseñadora de vestuario, admite que desde que creó La Sachetera ya no tiene tiempo de ocio, pero no lo lamenta. Todo lo contrario.

“Te das cuenta de todo lo que se puede hacer con el tiempo libre y te da una felicidad muy grande poder contribuir con otros”, aseguró

Fuente:

BBC Ciencia

14 de mayo de 2013

Oslo necesita basura


Planta incineradora de Waste to Energy de Brobekk, en Oslo

La de Brobekk fue la primera planta incineradora de Noruega, dentro del programa de Waste to Energy. 

Se podría decir que los noruegos son víctimas de su propio éxito: son tan eficientes en su gestión de residuos que están sufriendo una escasez de basura.

Esta es una situación relativamente nueva en Noruega. Se desarrolló sólo en los últimos 3 o cuatro años, a raiz de la proliferación en los países escandinavos de plantas que convierten la basura en electricidad y calefacción.

"Ahora hay demasiadas plantas comparado con la cantidad de desechos que se producen", le dijo a BBC Mundo Jannicke Gerner Bjerkas, gestora de comunicaciones de la agencia Waste-to-Energy de la ciudad de Oslo.
Pero en la vecina Suecia, pionera en esta política medioambiental, hace más tiempo que lidian con este problema. De hecho, Suecia importa basura de sus paises vecinos, incluida la propia Noruega.

Esta escasez es el resultado de décadas de campañas gubernamentales para promover entre los ciudadanos una gestión responsable de los desechos, que incluye la reducción, reutilización y reciclaje de la basura.

Ahora, la sobrecapacidad de las plantas incineradoras ha llevado a la ciudad de Oslo a buscar desechos ajenos.

El departamento de marketing de la agencia Waste-to-energy se afana por encontrar basura en el exterior, a través de licitaciones oficiales a las que se postulan las compañias que quieren deshacerse de la basura al menor costo posible. 

Por ahora sólo importan basura de Inglaterra, pero están buscando otros mercados y, según Gerner Bjerkas, es probable que otras plantas noruegas pronto lo hagan también.

El negocio de la basura

Son las empresas que poseen la basura las que pagan por deshacerse de ella, tanto si el método es tirarla en un vertedero local como llevarla a quemar a Noruega. 

En Reino Unido, curiosamente, una tasa impuesta a los ayuntamientos por el uso de vertederos -orientada a promocionar el reciclaje-, hace que pueda acabar resultando más barato enviar los desechos a Oslo.
"La basura pasa a considerarse un recurso. Es un recurso para generar energía"
Jannicke Gerner Bjerkas, Waste-to-Energy

De manera que la capital noruega "gana dinero" al tratar esa basura extranjera. Eso, a pesar de que los costes del procesamiento han caido mucho en los últimos años.

"Funciona esencialmente como una puja. Nosotros hacemos una oferta y ellos escogen la compañía que más les convenga", explicó Gerner Bjerkas.

Algunas de estas plantas son de propiedad privada, otras dependen directamente de agencias estatales.

"Y como hay demasiadas plantas procesadoras, los precios en el mercado han caído", dijo.

La ganacia para los escandinavos es doble: no sólo cobran por procesar los desechos sino que además generan electricidad con ellos.

"La basura pasa a considerarse un recurso. Es un recurso para generar energía", explicó Gerner Bjerkas.

Una vez clasificada, la basura se quema, alcanzando una temperatura de hasta 1000 C. Así se calienta el agua que eventualmente alimenta los radiadores de las ciudades.

Pero no todas las basuras son iguales: algunas son más "limpias" o de mayor calidad que otras.

Lea el artículo completo en:

BBC Ciencia
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