Plas Newydd era un edificio histórico muy contaminante, calefaccionado con una caldera de petróleo.
Una de las mansiones más bellas de Gales, en Reino Unido, es pionera en uso de una nueva tecnología para obtener calor del mar.
Plas Newydd, tal es el nombre galés de la
construcción del siglo XVIII, tiene vistas espectaculares de Snowdon, la
montaña más alta de Gales, desde la costa de la isla de Anglesey.
Y a partir de ahora, una bomba de
calor se ocupará de templar sus grandes salones y su colección de
antiguos uniformes militares.
Este proyecto pone en práctica una forma de calefaccionar edificios sin necesidad de gas o petróleo.
Se basa en un intercambiador de calor, un
dispositivo que usa un sistema parecido a la refrigeración para
amplificar el calor desde las tuberías en el mar.
La mansión está ubicada cerca del mar en la isla galesa de Anglesey.
El equipo de calor marino de 300kW ha costado
£600.000 (más de U$1 millón) a la Fundación Nacional para los Lugares de
Interés Histórico (National Trust) de Reino Unido, y se espera que
ahorre alrededor de £40.000 (unos U$67.400) por año en costos
operativos.
Las ganancias serán destinadas a la conservación
del lugar, que alberga reliquias de la Batalla de Waterloo y un mural
del artista Rex Whistler.
Es probable que las bombas térmicas como esta
sean cada vez más comunes en Reino Unido ya que el país intenta
descarburar sus sistemas de calefacción que son, a diferencia de la
electricidad, casi totalmente dependientes de combustibles fósiles.
Este método usa un compresor y un intercambiador para extraer calor del aire, el suelo, o en este caso el agua.
El intercambiador y la bomba funcionan con
electricidad, y sólo es eficiente si el calor final se usa a temperatura
relativamente baja.
En Plas Newydd alcanzará sólo 55ºC, pero esto es
perfecto para mantener el edificio con una calidez estable necesaria
para su conservación.
El edificio alberga una colección de reliquias históricas miltares.
"Con el mar irlandés a solo un paso, una bomba
térmica de fuente marina es la mejor opción para nosotros", dijo Adam
Ellis-Jones, del National Trust.
Olvídese del carbón, la gasolina, el gas de esquisto
(shale gas), incluso de la energía nuclear. La bolsa de la basura llena
de desperdicios del hogar se ha convertido en Noruega en una de las
fuentes de combustible.
Trate de imaginar el olor cuando pasa el camión
de la basura en un caluroso día de verano. Respire por la nariz. ¿Hiede,
cierto? Ahora multiplique ese olor por mil.
Eso es lo que se siente dentro de
las instalaciones de la planta de recuperación de energía más grande de
Noruega, la planta Klemetsrud. Un gran espacio de concreto lleno de
basura. Decenas de miles de toneladas de basura
amontonadas. Una banda transportadora que cruje para verter más.
Camiones de basura parquean en reverso hacia los enormes vertederos y
depositan más bolsas repletas de desperdicios. Una enorme garra industrial deciente. Sus pinzas
recogen una tonelada de basura y la transportan hasta el otro extremo
de la sala donde la deja caer. Una nube de polvo blanco se acumula y
pronto inunda todo el lugar. No es bueno estar aquí por mucho tiempo. Aquí es donde los residuos expulsados por
millones de hogares de Noruega, el Reino Unido y en otros lugares se
convierten en calor y electricidad para la ciudad de Oslo.
Calefacción barata
La planta Klemetsrud que convierte toneladas de basura en energía diariamente es la más grande de Noruega.
La basura es preseleccionada. Todo lo que se
puede reciclar ha sido sacado ya. Sin embargo, todavía quedan más de
300.000 toneladas cada año. Ellos no lo ven como un residuo, lo ven como energía. "Cuatro toneladas de residuos tienen la misma
energía que una tonelada de combustible", dice Pal Mikkelsen, director
de la agencia Waste-to-energy -basura para energía, en español-, en
Oslo. "Es una gran cantidad de energía y nosotros usamos muy poca energía para transportarla", agrega.
"Cuatro toneladas de residuos tienen la misma energía que una tonelada de combustible"
Pal Mikkelsen, director de la agencia Waste-to-energy de Noruega.
Mikkelsen asegura que una tonelada de
combustible de petróleo podría calentar una casa durante un año y medio.
En otras palabras, tome una pequeña parte de la carga máxima de un
camión recogedor de basuras británico, cargado en las ciudades de Lees o
Bristol. Conviértalo en energía aquí y podrá calentar una casa en Oslo
durante medio año. El proceso es simple. Los residuos, tonelada por
tonelada, caen en un incinerador. La temperatura se eleva a 850 grados.
Al mirar a través de la ventanilla de cristal endurecido, se ve el
fuego arder en color naranja mientras rugen las llamas.
Escuelas más verdes
No todo se quema. Quedan latas viejas y algunos
resortes de colchones entre las cenizas y metales –que luego se
reciclan-, y mucho calor. El calor hierve el agua. El vapor impulsa una
turbina que produce electricidad. Y el agua hirviendo se canaliza hacia
fuera de la planta, a las casas y las escuelas públicas de todo Oslo. Lo que significa que el gerente técnico de la
escuela Bjoernholt Agnar Andersen, ya no tiene que preocuparse más por
el suministro de combustible durante el duro invierno noruego. "No tenemos que pensar en los aceites
combustibles o en los combustibles fósiles. Están siendo eliminados de
la última escuela este año", dice Andersen. Con la capacidad completa la planta proveerá de calor y electricidad a todas las escuelas de Oslo y calor a 56.000 hogares. Es el sueño de todos los ecologistas, debe estar
pensando usted, pero no necesariamente, advierte Lars Haltbrekken, del
Consejo de Amigos del Este de Noruega. "La meta primordial desde una perspectiva
ambiental debería ser reducir la cantidad de basura, reusar lo que se
pueda reusar, reciclar y después, la cuarta opción es quemarla para
producir energía.
"Hemos creado sobrecapacidad en las plantas de Noruega y Suecia. Y ahora dependemos de producir más y más basura".
Las ciudades británicas de Leeds y Bristol exportan residuos a Oslo para que los procese. Oslo hace energía a partir de ellos.
Mándenos su basura
Los entusiastas no están de acuerdo. Señalan
que, usadas todas las plantas de conversión de basura de energía de
Europa, sólo alcanzan a consumir el 5% del total de rellenos sanitarios.
Aseguran que Noruega está ayudando a deshacerse de alguna de la basura
de la mejor manera posible. Esto es especialmente cierto en el caso de
ciudades como Leeds y Bristol, en Reino Unido. Ambos exportan residuos a
Oslo. En lugar de pagar por llevarlos a un vertedero de basura después
de que los elementos reciclables han sido retirados, lo que hace es
pagarle a Oslo para que se ocupe de ellos.
Así, Oslo recibe dinero por recibir la basura y obtiene además la energía a partir de ella. La revolución de conversión de residuos en
energía también se puede escuchar en las calles de la capital noruega,
con el bus número 144. Está alimentado por biogás creado a partir de la
materia orgánica en descomposición de la ciudad. Un kilogramo de residuos de alimentos produce la
mitad de un litro de combustible. Con todos los residuos orgánicos que
tienen podrían darle energía a 135 buses durante un año entero en Oslo.
Si este proyecto fuera replicado en toda Europa Pal Mikkelsen cree que haría una gran diferencia.
"Significaría conseguir un mejor nivel de
autosuficiencia en lo que respecta a la energía. Si se hace
correctamente, sería además la recuperación de materiales y una fuerte
disminución en los rellenos sanitarios", le dice Mikkelsen a la BBC. Con los estrictos controles de limpieza de gases
productos de la combustión, Oslo cree que convertir basura en energía
ayudará a reducir a la mitad las emisiones de carbono en los próximos 20
años, haciendo de la ciudad en una de las ciudades verdes del planeta. Fuente: BBC Ciencia