La clasificación anual de la ONG Save the Children muestra las enormes diferencias, a vida o muerte, entre dar a luz en uno u otro país.
Afganistán es el peor lugar.
Una madre adicta al opio consuela a su hijo de un año, que llora día y noche, en una imagen de 2009. Cuando le echa humo en la cara, el pequeño se duerme. Viven en la montañosa y remota aldea de Sarab (Afganistán).- AP
Una mujer noruega que dé hoy a luz habrá elegido probablemente el momento para quedarse embarazada, después de recibir 18 años de educación y utilizar métodos anticonceptivos para tener el control sobre su vida sexual. Tras el parto, asistido por personal sanitario, disfrutará de una baja maternal de entre 46 y 56 semanas. Muy difícilmente, verá morir a su hijo antes de que cumpla los cinco años. Si todo va bien, vivirá hasta los 83 años.
Una mujer afgana, el mismo día, tiene un alto riesgo de morir durante el parto (una de cada ocho fallecerá por complicaciones antes o después de dar a luz), que muy raramente será asistido (14%). Esta mujer, que sólo ha ido al colegio cinco años y no ha accedido a anticonceptivos modernos (sólo el 16% los usa), vivirá casi la mitad que la noruega: 44 años. Durante su vida, probablemente tenga que sufrir la pérdida de al menos uno de sus niños antes de que llegue a los cinco años por alguna enfermedad fácilmente evitable.
Este es el relato simple que permiten dibujar las cifras del
índice anual que publica la ONG Save the Children (en inglés), que muestra, por undécimo año, los mejores y peores países del mundo para ser madre. La diferencia entre vivir en Noruega o en Afganistán, el primer y el último clasificado este año, se mide con indicadores de la salud, la educación o las condiciones económicas de madres y niños.
Después de Noruega, Australia, Islandia, Suecia, Dinamarca, Nueva Zelanda, Finlandia, Países Bajos, Bélgica y Alemania encabezan el
ranking de este año.
España se encuentra entre los mejores lugares del mundo para ser madre, en el puesto 13º de los 43 que componen el grupo de los países más desarrollados. De los 160 países que conforman la lista (se incluyen aquéllos de los que existen datos suficientes), Afganistán, Níger, Chad, Guinea-Bissau, Yemen, República Democrática de Congo, Malí, Sudán, Eritrea y Guinea Ecuatorial son los peores.
Mal papel de EE UU
Entre los países desarrollados, llama la atención el mal papel de EE UU, en el puesto 28º. El riesgo de mortalidad materna (una por cada 4.800) y el de mortalidad de los niños antes de los cinco años (8 por cada 1.000 nacidos vivos) están entre los más altos del mundo desarrollado, según el informe de la ONG estadounidense. Save the Children también subraya que EE UU tiene las políticas de baja maternal menos generosas de entre los países ricos.
Perspectivas sombrías
Pese a que estas condiciones han de mejorar, las madres de los países en desarrollo "se enfrentan a riesgos mucho mayores para su propia salud y la de sus hijos", según afirma Mary Beth Powers, jefa de campaña para la supervivencia de recién nacidos y niños en un comunicado. Las perspectivas en los 10 países a la cola son sombrías: una de cada 23 madres
morirá por causas relacionadas con el embarazo. Uno de cada seis niños morirá antes de cumplir los cinco años, y uno de cada tres sufre desnutrición. Casi el 50% de la población tiene dificultades para acceder a agua potable.
Romper el ciclo de la pobreza
El informe completo, titulado
El estado de las madres en el mundo (en inglés), recuerda "la desesperación humana y las oportunidades perdidas" que hay detrás de los números, que "exigen que se proporcionen las herramientas básicas a las madres de cualquier lugar para romper con el ciclo de la pobreza y mejorar su calidad de vida, la de sus hijos y la de las generaciones futuras".
Uno de estos instrumentos es la educación femenina, que, según Save the Children, da a las futuras madres la capacidad para proteger su propia salud y la de sus hijos, exigiendo asistencia especializada. "Las chicas educadas tienden a casarse más tarde y a tener menos niños, más sanos y mejor alimentados", afirma.
La ONG también recomienda formar más trabajadores sanitarios, especialmente comadronas. El informe recuerda que se necesitan 4,3 millones de especialistas en la salud en los países en desarrollo para cumplir con los objetivos del Milenio. La organización también aconseja incentivar a las mujeres para especializarse en esta labor, y desarrollarla sobre todo en comunidades remotas.
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