La
leche materna es el mejor alimento para los niños, de la misma forma
que la leche de vaca es la mejor para los terneros. Todos los mamíferos
producen leche que es perfecta para sus crías. En esta entrevista con
la Dra. Gro Nylander, jefa del Servicio de Ginecología y Obstetricia
del Rikshospitalet de Oslo, Noruega, descubrirás más cosas sobre la
lactancia. Gro Nylander ha escrito el libro ”Maternidad y lactancia ”,
publicado por Ediciones Granica. En este libro ofrece información y
consejos a los nuevos padres, de manera exhaustiva y de fácil
comprensión.
- ¿Por qué es mejor la leche materna?
-
La leche materna contiene de manera precisa todo lo que el niño
necesita para su desarrollo y crecimiento natural. Siempre está fresca,
ya que se toma directa de fábrica. La leche materna es fácil de
digerir, y se sirve limpia y a la temperatura adecuada. De esta manera
se evitan los intermediarios que encarecen el producto final y el
riesgo de contaminación por falta de higiene. Además, el momento de la
comida es cálido y agradable y transmite seguridad al pequeño.
Otra
ventaja es que los niños de pecho no necesitan agua, incluso durante
días calurosos de verano o cuando tienen fiebre. Estudios hechos en los
trópicos muestran que incluso durante intensas olas de calor, los
niños están bien hidratados cuando se les da el pecho siempre que lo
piden. Por lo tanto no es conveniente estropear el delicado equilibrio
del intestino del niño dándole agua u otra bebida mientras no sea
absolutamente necesario.
Lípidos favorables para el ser humano
Gro
Nylander tiene como referencia una larga serie de estudios científicos
cuando explica con detalle los componentes de la leche materna y por qué
son tan importantes para el crecimiento, desarrollo y salud del niño.
En primer lugar, está la grasa.
La
grasa es una parte importante de la leche materna y aporta por término
medio la mitad de las calorías. Esta grasa favorable para el ser humano
está repartida en minúsculas gotitas de manera que el bebé pueda
aprovecharla por completo. La grasa es importante para, por ejemplo, el
desarrollo del cerebro. Cuando el niño nace el cerebro todavía no está
completamente desarrollado. La creación de tejido cerebral precisa de
mucha cantidad de grasa, el mejor material para construir este tejido
es la grasa de la leche materna.
La
grasa de la leche materna también es necesaria para el desarrollo de la
vista. Por si fuera poco, la grasa de la leche materna favorece un
crecimiento adecuado. Existen estudios que muestran que los niños de
bajo peso al nacer, que por alguna razón han pasado hambre mientras
estaban en el útero de su madre, engordan más rápido con la leche
materna que con cualquier otro alimento.
A
algunos les sorprende que la leche materna contenga tanta grasa, ya que
su aspecto es parecido al de la leche de vaca desnatada. La explicación
es que la composición de la leche materna cambia constantemente, de
acuerdo a las necesidades del niño. La cantidad de grasa varía a lo
largo del día y también a lo largo de cada toma. En general, la
cantidad de grasa aumenta hacia el final de la tetada, cuando el niño
ha saciado su sed y puede llenarse con unas cuantas calorías. A menudo
también aumenta la cantidad de grasa a medida que transcurre el día. La
grasa libera sustancias que hacen que el niño se sienta somnoliento
cuando se acerca la hora de acostarse.
Hidratos de carbono y proteínas
Es
un pequeño shock para el bebé llegar al mundo después de haber estado
en el vientre de su madre, donde recibía alimento continuamente, día y
noche. Ahora pasan horas entre toma y toma. Cuando por fin la comida
está servida, el pequeño puede sentirse incómodo por el hambre y la
bajada de azúcar en la sangre. En esos momentos es bueno saber que la
leche que sale del pecho al principio de la tetada tiene abundancia de
azúcar (lactosa). Esta leche le da al niño fuerzas para seguir mamando y
hacerse con todos los otros beneficios que la leche materna le ofrece.
-¿A qué está bien pensado?, comenta la obstetra.
En
la leche se encuentran muchos tipos de hidratos de carbono. La
lactosa contribuye a que el calcio se absorba fácilmente. Otros azúcares
hacen que una bacteria beneficiosa (Lactobacilus bifidus) florezca en
el intestino del niño, facilitando la digestión. Esta bacteria es la
razón por la que la caca de los niños de pecho no tiene un olor
desagradable.
La
cantidad de proteínas de la leche materna es precisamente la adecuada
para los niños de pecho nacidos a término. Los prematuros necesitan más
proteínas, pero, afortunadamente, la naturaleza ya se encarga de ello:
las madres de prematuros producen leche que contiene más proteínas.
Por ello es muy importante que los bebés prematuros reciban la leche de
su propia madre lo antes posible.
La
leche de vaca contiene demasiadas proteínas para los pequeños bebés
humanos.
Por esta razón en el pasado se diluía la leche de vaca con
mucha agua para dársela a los bebés antes de que apareciera en el
mercado la leche artificial industrial. El problema era que entonces la
leche contenía demasiado poco azúcar, así que había que añadirle más.
Minerales, oligoelementos y vitaminas
En
la leche de todos los mamíferos hay poco hierro. Pero el poco hierro
que se encuentra en la leche materna está especialmente preparado para
ser absorbido por un cuerpecito humano y su cantidad es la suficiente
para los niños nacidos a término.
De hecho, dar el pecho de manera
exclusiva es la mejor protección para que el niño no sufra de anemia
durante los primeros seis meses de vida. La mayoría de los niños
prematuros deben recibir suplemento de hierro durante un tiempo porque
todavía no habían almacenado una reserva de hierro en su cuerpo.
La
leche materna también contiene muchos otros minerales y oligoelementos
en la medida exacta y adecuada. Es el caso de, por ejemplo, el zinc,
que es bueno para la piel, contrarresta el eccema y hace que las
heridas se curen más rápidamente.
En
general, la leche materna contiene todas las vitaminas que el niño
necesita durante los primeros seis meses de vida. La única excepción es
la vitamina D, que es necesaria para que el esqueleto obtenga calcio.
La luz del sol es la encargada de que el cuerpo reciba vitamina D. Los
habitantes de países muy al norte que no ven el sol en largos períodos
deben tomar vitamina D.
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Un buen consejo de salud es que el niño pase tiempo al aire libre,
aunque intentando evitar el sol directo. Algunas madres de piel obscura
que están muy poco expuestas al sol por motivos religiosos o culturales
deberían tomar suplementos de vitamina D, especialmente durante el
embarazo y la lactancia.
La leche materna es medicina
Asbjørn
Langslet, catedrático de pediatría, suele decir: ”mientras le des
pecho a tu hijo, recibe una pequeña vacuna diaria”. Gro Nylander
complementa esta información nombrando algunas enfermedades contra las
que la leche materna puede proteger.
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Algunas investigaciones han demostrado que la leche materna ayuda
activamente al bebé a evitar enfermedades. Por ejemplo, la leche
materna, y especialmente el calostro, contienen importantes anticuerpos
que protegen las mucosas contra diversas infecciones. Es un hecho
comprobado que la leche materna funciona como una especie de
guardaespaldas para el niño, pues contiene muchos glóbulos blancos,
conocidos como “la policía del cuerpo”. Los glóbulos blancos se comen a
los microorganismos dañinos y hacen que otras células pongan en marcha
sus mecanismos de defensa. También está demostrado que los niños de
pecho están menos expuestos a padecer diarrea y otras enfermedades del
sistema digestivo.
También se reduce el riesgo de sufrir dolencias de
las vías respiratorias, tales como resfriados, bronquitis, neumonía y
otitis. Y lo mismo en cuanto a infecciones urinarias, eccema y alergia,
diabetes juvenil y, en la edad adulta enfermedades del aparato
digestivo. Pero recuerda que aunque el riesgo se reduzca, esto no
quiere decir que el niño no pueda ponerse enfermo. A veces la gente se
ahoga aun llevando chaleco salvavidas, constata la Dra. Nylander.
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Hay quien usa la leche materna para la nariz tapada. Poner un par de
gotas en el orificio nasal puede ser beneficioso, debido a que los
anticuerpos de la leche materna son especialmente importantes para las
mucosas. También hay quien unta leche materna en la piel con eccema,
pero no se ha probado que esto tenga algún efecto.
Continuación natural
Después
del embarazo y el parto, la lactancia es la continuación natural y
apropiada. Lo correcto es que el recién nacido mame de su mamá, y ello
le transmite sin duda sensaciones agradables. No hay que olvidar que
está acostumbrado a una vida protegida en su vientre y ha pasado por el
enorme e intenso esfuerzo que es venir al mundo a través del estrecho
canal del parto. De manera natural, el recién nacido busca el pecho de
su madre donde encuentra buen alimento y cálido consuelo en un mundo que
es tan diferente del que abandonó, dentro de su mamá.
También
es natural que Mamá esté agotada y llena de dudas al llegar a casa de
la clínica con su pequeñín indefenso. Papá quiere ayudar, pero tal vez
se sienta un poco frustrado y fuera de lugar. Por suerte, hay mucho que
Papá puede hacer aunque no pueda dar el pecho.
Ambos padres pueden
resolver sus dudas en el libro ”Maternidad y lactancia”. Gracias a él
pueden sentirse tranquilos al recibir orientación y buenos consejos
acerca de todas las cuestiones que tengan que ver con el pequeño,
también sobre lactancia y alimentación artificial. La autora es experta
en lactancia, y mamá de 3 hijos ya mayores. En su trabajo como médico
obstetra y también como miembro activo de la Asociación de Ayuda a la
Lactancia noruega desde sus comienzos a finales de los años 60, ha
obtenido amplia y sólida experiencia acerca de los muchos problemas y
retos con que se encuentran los nuevos padres.
¿Y la salud de la madre?
”Esto
no puede ser sano” piensa quizá la madre que da pecho mientras con
esfuerzo intenta sobrellevar el día a día durante el puerperio. Muchas
mujeres que acaban de convertirse en madres sufren por el cansancio
agotador, las molestias físicas y las noches sin dormir. El consuelo
que la doctora Nylander les ofrece es que la situación mejora después
de un tiempo, y que de hecho la lactancia es buena para la salud de la
madre.
Mucha
culpa del cansancio la tienen las “brumas de la lactancia”, una
somnolencia que aparece debido a las hormonas que se producen mientras
se da el pecho, y que hacen que la madre tenga que relajarse cuando
puede. Es la manera que la naturaleza tiene de hacer que la madre se
concentre en el pequeño y que todo lo demás pase a un segundo plano.
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Tranquila, las brumas de la lactancia son pasajeras. Los
investigadores han demostrado que después de unos meses, las madres
espabilan y se vuelven muy rápidas y atentas, siempre alerta. Esto
ocurre más o menos cuando el niño empieza a moverse y avanzar y necesita
que lo vigilen de una forma diferente a cuando era un recién nacido.
Durante el puerperio aprovecha para tomar muchos momentos de descanso.
“Duerme cuando puedas”, alienta la experta en lactancia. La doctora nos
recuerda que tan pronto como la lactancia esté bien establecida, dar el
pecho funciona como un acto relajante y tranquilizador. Se ha
descubierto que la hormona que se produce al dar de mamar, la oxiticina,
funciona como tranquilizante, baja la tensión arterial, disminuye la
agresividad y la angustia, y refuerza el sistema inmunitario. Las
mujeres que dan el pecho están menos estresadas y enferman con menos
frecuencia que las que no dan el pecho.
Gro
Nylander constata que es fácil darse cuenta de la influencia positiva
que la lactancia tiene para el cuerpo durante la época inmediatamente
posterior al parto. - Muchas mujeres sienten como el útero se contrae
cada vez que dan de mamar.
La
lactancia también te beneficia a largo plazo. Los pechos se mantienen
sanos. Parece que el dejar que los órganos cumplan la función para la
que fueron creados protege contra la enfermedad. Numerosos estudios
muestran que el riesgo de padecer de cáncer de mama en la menopausia se
reduce al haber dado el pecho. La lactancia también parece reducir algo
el riesgo de sufrir cáncer de ovarios.
Para
el resto de tu cuerpo es también positivo que des el pecho. Al
contrario de lo que muchos creen, tu esqueleto se mantendrá fuerte y
sano, sólo con que te preocupes de obtener suficiente calcio para
sustituir el que das con la leche.
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La madre que da el pecho debe cuidar de que su alimentación sea
equilibrada y de beber suficiente líquido que reemplace el que se gasta
con la leche. Es importante tener claro que el cuerpo da prioridad a la
producción de leche y para ello utiliza las sustancias nutritivas que
tú recibes. Lo que queda después de ello es lo que tu propio cuerpo
absorbe. Lo mismo ocurría cuando estabas embarazada, el niño se
servía los nutrientes, y después tu cuerpo recibía el resto. Por eso es
tan importante que cuides la alimentación durante el embarazo y
durante el puerperio, dice la Dra. Nylander.
Leche artificial
Puede
haber muchas razones para que un niño no reciba leche materna. El
pequeño puede ser adoptado. O quizás la madre tuvo que dejar de dar el
pecho debido a complicaciones o circunstancias de la vida que hicieron
imposible la lactancia. También puede pasar que la madre esté enferma y
deba tomar medicinas tan fuertes que el niño no las tolere. Las
mujeres que se han operado los pechos para reducirlos a veces no
consigue producir leche.
En
Noruega el 98 o 99% de las madres da el pecho después del parto. A los
tres meses, nueve de cada diez continúan dando el pecho a su hijo. Gro
Nylander comenta que son poquísimas las mujeres noruegas que no
quieren dar el pecho. Por regla general, siempre hay una razón
importante por la que los bebés toman leche artificial. Desde luego,
esos niños también crecen bien sin una gota de leche materna.
Para
que los niños de biberón reciban la misma estimulación en el momento
de la comida que los niños de pecho, es importante que los elementos
que se dan por sí mismos durante la lactancia también estén presentes.
Hablar al niño para que oiga las voces de sus padres. Que la madre o el
padre abracen al niño y le mantengan pegado a su cuerpo con un brazo
descubierto de modo que la carita se apoye contra el pecho desnudo del
padre o madre, para que así sienta los latidos del corazón. Mientras
come, el bebé debe sentir calor y los movimientos que hace un cuerpo
grande al respirar, y ver una cara adulta cariñosa, recomienda
Nylander.
- Las
leches artificiales modernas están basadas en leche de vaca que ha sido
tratada de manera especial y adaptada para que sea digerible y
adecuada para el bebé humano. Con ellas, los niños que no toman pecho
reciben la segunda opción posible.
A esta leche se le añade hierro,
minerales y vitaminas, y se le quitan gran parte de las proteínas, pues
la leche de vaca tiene demasiadas. Ya que la grasa de la leche materna
es tan beneficiosa para el desarrollo del cerebro y la vista del bebé,
ahora las compañías que fabrican leche artificial trabajan en añadirle a
ésta ácidos grasos omega-3 que se parezcan a los naturales que contiene
la leche materna. No se conoce el efecto a largo plazo de estos
añadidos artificiales.
La
Dra. Nylander recalca que si tu bebé toma leche artificial, debes
prepararla con cuidado. Debes seguir las instrucciones del envase al pie
de la letra. Si pones demasiado polvo, la mezcla será demasiado fuerte
para el pequeño estómago de tu hijo y demasiado concentrada para todo
el organismo. No seas demasiado “generosa”. Por otro lado, si pones
poco polvo, la mezcla será demasiado floja, con poco alimento.
Ventajas
Las
desventajas de que el niño no reciba leche materna son evidentes: el
niño se pierde los beneficios que proporcionan las características
especiales de la leche materna, y la mujer se pierde las ventajas para
sí misma que proporciona el hecho de dar el pecho.
-
Pero la madre y el padre pueden consolarse con que también hay algunas
ventajas con el biberón. Se puede ver cuánto ha tomado el niño, y así
uno no se pregunta si es por hambre que el niño llora. Además la leche
artificial es relativamente constante en su composición. No depende de
lo que la madre coma y beba o las medicinas que tome, ni de qué hora
del día es, comenta Nylander.
- Que la madre y el padre puedan
relevarse mutuamente con las comidas es también una ventaja. Aunque la
madre se pierda los efectos saludables de la lactancia para sí misma,
al menos también suele librarse de posibles problemas en los pechos
como la inflamación o las grietas. Como contrapartida, la madre quizá
lo pasó realmente mal al principio cuando quedó claro que su hijo no
iba a poder ser un niño de pecho.
Alimentación mixta
Algunas
madres dan a su hijo tanto leche materna como un suplemento de leche
artificial. Esto puede ser agotador, pero también ofrece la posibilidad
de beneficiarse de las ventajas de ambas.
Si estás dudosa de si debes empezar con biberón porque crees que quizás tengas poca leche, tiene un buen consejo para ti:
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No empieces a usar biberón mientras haya esperanza de volver a
amamantar al niño en exclusiva. Es mejor usar una tacita o vasito. Si ya
no hay duda de que debéis continuar con el suplemento de leche
artificial, debes dar primero el pecho y después biberón, recomienda
Nylander.
-
Si tuvieras poca leche, a partir de los 4 meses de edad es posible dar
pequeñas cantidades de alimentos sólidos, así que probablemente no
necesitarás un suplemento de biberón. Y, de cualquier forma, a partir de
los 6 meses es el momento de empezar con la alimentación
complementaria. Yo sé que puede ser muy duro cuando el personal de salud
y las asociaciones de apoyo a la lactancia continuamente resaltan las
innumerables ventajas de la leche materna. Recuerdo la sorpresa y la
tristeza cuando yo misma tuve que darme por vencida, mi hijo mayor tenía
6 semanas. Yo que había creído que esto de la lactancia era coser y
cantar, algo que funcionaba por sí solo. Así germinó en mí la idea de
que había que hacer algo para informar y ayudar a las mujeres para que
no fracasaran con la lactancia.
Gro
Nylander hizo algo. Se convirtió en consultora de lactancia y después
de estudiar medicina se especializó en Ginecología y Obstetricia. A lo
largo de muchos años se ha ocupado de estudiar y promover la lactancia y
el contacto entre la madre y el recién nacido. Ha viajado por toda
Noruega para difundir los conocimientos sobre lactancia y sobre la
"Iniciativa Hospitales Amigos de los Niños" y las 10 reglas para
conseguir una lactancia satisfactoria que hoy día son el standard en
todos los paritorios del país.
-
Es difícil llegar a todas las mujeres. A los que trabajamos en los
paritorios y en las maternidades, así como a los pediatras, nos ocurre
con frecuencia que no alcanza el tiempo para decir todo lo que nos
gustaría explicar y compartir con la mujer que acaba de convertirse en
madre. Esta es la razón por la que accedí a escribir un libro sobre el
tema cuando la editorial me lo propuso. Escribirlo me llevó tres años, y
estoy muy emocionada por la fantástica acogida que ha recibido.
En
Noruega el libro ciertamente ha alcanzado de lleno al público, la
autora recibe continuamente cartas de agradecimiento. El libro ha
recibido críticas maravillosas.
Uno de los principales periódicos
noruegos considera este libro un “must”, algo que como madre no puedes
perderte.
Entrevistada por: Eva Fosse Publicado: Helsenytt, 2000
Traducido del noruego por Maria Begoña Freijeiro Sabater, revisado por Carlos J. González Rodríguez, pediatra.
Febrero 2005.
Tomado de:
Holistika