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23 de septiembre de 2018

¿Izquierda o derecha? Por qué es importante hacia qué lado duermes y cuál es el que más beneficia tu salud

Dormir de lado es mejor que dormir boca arriba o abajo... pero ¿qué lado es mejor?


Quizás cuando estás dando vueltas en la cama en lo único que piensas es en alcanzar esa postura que te permita de una vez por todas conciliar el sueño. Pues bien, el lado que elijas para adentrarte en el reino de Morfeo también es importante. 

Así como dormir boca abajo está desaconsejado porque, entre otras cosas, dificulta la respiración, hay una postura que se apunta como la favorita entre los expertos: la lateral.
Argumentan que reporta un mayor descanso y facilita el funcionamiento de nuestro organismo.

Pero dentro de la posición lateral, el lado izquierdo es el mejor porque aporta más beneficios. Éstos son algunos de los más importantes, según la ciencia.

1. Bueno para el cerebro

Dormir sobre el lado izquierdo beneficia el drenaje linfático de nuestro sistema nervioso central, asegura un estudio publicado en la revista científica The Journal of Neuroscience y elaborado por las universidades de Stony Brook, Nueva York y Rochester, todas en Estados Unidos.

Es en esta posición, según la investigación, que se facilita la eliminación del exceso de proteínas, de vitaminas, grasas y residuos como los depósitos de beta-amiloides, altamente nocivos para la salud. 

La función es muy importante para nuestro organismo ya que ayuda a mantener constante nuestro volumen y presión sanguínea así como a un mejor funcionamiento de nuestro sistema inmune. Un mal drenaje linfático puede acarrear trastornos neurológicos como la esclerosis múltiple.

2. Mejora la circulación

De acuerdo con la posición en la que se encuentran nuestros órganos, en este caso especialmente el corazón, dormir hacia el lado izquierdo impide la obstrucción de la arteria aorta, que bombea sangre desde nuestro corazón hacia el resto del sistema sanguíneo, indicó a CNN el doctor W. Christopher Winter, del Hospital Martha Jefferson de Charlottesville (Estados Unidos).

También, dijo Winter, al dormir sobre el lado izquierdo la vena cava inferior permanece libre, sin ningún órgano que la presione, por lo que la sangre vuelve de manera más fácil del resto del cuerpo a nuestro corazón.

3. Facilita la digestión

Esta es una simple cuestión de gravedad. El estómago y los intestinos delgado y grueso están ligeramente inclinados hacia la izquierda por lo que recostarse sobre el lado izquierdo hace que los alimentos pasen a través de estos órganos con más facilidad. 

4. Alivia el peso sobre la columna vertebral

Cuando te acuestas de lado, tu columna está más alineada que de espaldas o boca abajo. Además, de lado se evita que todo el peso del cuerpo recaiga sobre nuestra espalda. El lado izquierdo es el mejor porque, como hemos visto, evita la presión de importantes vías sanguíneas.

Dormir hacia el lado izquierdo está especialmente aconsejado para embarazadas ya que así evitan que el bebé presione la vena cava y la sangre circula con más facilidad haciendo llegar a la placenta los nutrientes necesarios para el bebé. 

Fuente. BBC Mundo

25 de junio de 2014

¿Desde cuándo bebemos leche?

Las comunidades centroeuropeas dedicadas a la ganadería lechera fueron las responsables de la evolución de la capacidad de digestión de la lactosa hace 7.500 años, que permitió a los seres humanos beber leche fresca, según mostraba una reciente investigación genética realizada por científicos alemanes y británicos. Antes se creía que solo los europeos nórdicos podían beber leche sin sufrir efectos adversos porque necesitaban vitamina D en su dieta por la falta de exposición a la luz solar. «La mayoría de los adultos del mundo no producen la enzima lactasa y por eso no pueden digerir la lactosa», explicó el profesor Mark Thomas del Departamento de Genética, Evolución y Medio Ambiente del University College de Londres. «Sin embargo, la mayoría de los europeos continúan produciendo lactasa durante toda su vida, una característica que se denomina 'persistencia de la lactasa'.»

Los investigadores descubrieron que dicha persistencia está relacionada con una alteración genética única que fue de enorme ayuda para la supervivencia de nuestros antepasados. Y que los adultos no empezaron a consumir leche fresca hasta que aprendieron a domesticar a los animales. Según los investigadores, lo más probable es que la persistencia de la lactasa evolucionara a la par que la práctica cultural de explotar el ganado lechero. Concretamente, los autores sospechan que esto sucedió en la región geográfica donde se originó la cultura Linearbandkeramik, que actualmente ocupa la zona noroeste de Hungría y el suroeste de Eslovaquia.

Se cree que la leche puede compensar la insuficiencia de rayos del sol y la síntesis de vitamina D en la piel en las latitudes más septentrionales. La vitamina D es necesaria para la absorción de calcio, y la leche supone una fuente alimenticia importante de ambos nutrientes, según los expertos. La leche constituye también una fuente beneficiosa de proteínas y es rica en calorías.


Fuente:

Muy Interesante

25 de noviembre de 2013

¿Comer tostadas quemadas puede causar cáncer?

Tostada

Desde hace tiempo se sabe que calentar de más y quemar algunos alimentos puede dar lugar a la formación de compuestos relacionados con el cáncer.

Estos incluyen las aminas heterocíclicas y los llamados hidrocarburos aromáticos policíclicos, que pueden ocasionar que los alimentos fritos o ahumados sean un riesgo para la salud.

En el caso de la tostada quemada, la mayor preocupación está en torno al riesgo de la formación de acrilamida, un compuesto que se ha relacionado con el cáncer y daño nervioso en animales.

Habiendo dicho eso, la evidencia de un vínculo directo entre el cáncer y la acrilamida en alimentos consumidos por humanos está lejos de ser convicente.

Mientras que algunos estudios han mencionado una duplicación del riesgo de cáncer de ovario y uterino entre las mujeres que consumen este compuesto en alimentos, otras investigaciones no han encontrado nada.

Aún así, en 2007, asesores de salud de la Unión Europea, decidieron adoptar un enfoque preventivo y recomendaron que la gente evite comer tostadas quemadas y papas doradas porque pueden contener niveles inaceptablemente altos de acrilamida.

Fuente:

BBC Ciencia

15 de septiembre de 2013

La Energía Química y la Combustión

Energía química

La humanidad ha utilizado desde su existencia reacciones químicas para producir energía. Desde las más rudimentarias, de combustión de madera o carbón, hasta las más sofisticadas, que tienen lugar en los motores de los modernos aviones o naves espaciales.

Las reacciones químicas, pues, van acompañadas de un desprendimiento, o en otros casos de una absorción, de energía.

¿Cuánta energía puede producir una reacción química? ¿De dónde procede esa energía? ¿Cómo puede medirse y calcularse?

Energía química almacenada
 
La energía es una propiedad inherente a la materia. La materia posee energía almacenada que se debe, por una parte, a la posición o a la altura de un cuerpo (energía cinética) y, por otra, a la naturaleza o las sustancias de que esté hecho el cuerpo al que se hace referencia, ya que a cada elemento o compuesto le corresponde cierta cantidad de energía química almacenada a la que se le denomina contenido energético.

Cuando se lleva a cabo un fenómeno químico, éste va acompañado por una manifestación de energía, ya sea que haya absorción o desprendimiento de ella, debido a la energía química que almacenan las sustancias
Lo anterior significa que, cuando la energía química almacenada de los reactivos es mayor que la energía de los productos, hay un excedente de energía que se libera, pues la energía se mantiene constante, es decir, no se crea ni se destruye.

Por ejemplo, al reaccionar metano (gas combustible) con el oxígeno (gas comburente), hay desprendimiento de energía como producto, porque el contenido energético del metano y del oxígeno es mayor al que posee el dióxido de carbono y el agua, que son las sustancias que se forman durante la reacción:

energiaquimica001

Por lo tanto, si, al reaccionar, una o varias sustancias producen otras con mayor contenido energético, habrá absorción de energía por parte de los reactivos, como lo muestra la siguiente reacción de fotosíntesis:

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Las sustancias de gran contenido energético se utilizan como combustible, ya que al reaccionar con el oxígeno se genera una gran cantidad de energía en forma de luz y calor.

Alimentos
 
Los alimentos también almacenan energía química y mediante éstos los organismos obtienen la energía necesaria para vivir, es decir, para formar y renovar tejidos, mantener su temperatura, realizar trabajo muscular, etcétera.

Los alimentos contienen nutrientes tales como los carbohidratos, los lípidos (grasas), las proteínas y las vitaminas, a los cuales se les denomina biogenésicos (por ser de origen orgánico); otros nutrimentos de origen inorgánico son el agua y los minerales como el sodio, el fósforo, el azufre, el cloro, el cobalto, el manganeso y el zinc.

Los organismos utilizan los alimentos para obtener de ellos energía y nutrimentos; estos últimos son descompuestos para ser utilizados en el crecimiento y restauración celular. A este proceso de transformación se le denomina metabolismo.

La energía que se puede metabolizar a partir de los carbohidratos es de 4 kcal por gramo; de los lípidos, de 9 kcal por gramo y, de las proteínas, de 4 kcal por gramo. Se recomienda que en una dieta adecuada se ingieran alimentos que proporcionen aproximadamente 3.000 kcal por día (según la actividad física que se desempeñe), que contengan, de manera balanceada, todos los nutrimentos. Por ejemplo: 75 g de proteínas, 80 g de lípidos y de 400 a 500 g de carbohidratos. Además, se debe considerar que el agua es muy importante como nutrimento y que los seres humanos necesitan de 2 a 2,5 litros  por día, aunque los alimentos también proporcionan una cantidad proporcional de ella que se conoce como agua metabólica.
Es necesario recordar que los organismos obtienen energía a través de un mecanismo autotrófico o heterotrófico.

El mecanismo autotrófico es propio de las plantas, algas y cianobacterias que, a partir de dióxido de carbono y energía luminosa del Sol, producen oxígeno y glucosa. De esta última se forman moléculas más complejas.

El mecanismo heterotrófico es propio de organismos como los de los animales; éstos ingieren el alimento previamente elaborado (carbohidratos, lípidos, etcétera), sus células lo oxidan mediante la respiración y con ello producen CO2, vapor de agua y otras sustancias de desecho.

Eficiencia de un motor de combustión interna
 
Las reacciones químicas de combustión de compuestos de carbono con oxígeno para liberar energía son bien conocidas por todos. Ocurren, por ejemplo, al quemar madera o gas en el horno o bien cuando la bencina de un auto proporciona la energía necesaria para su funcionamiento. Estas reacciones son demasiado violentas y poco controladas para que los organismos vivientes las puedan usar dentro de una célula.

Para que un motor funcione, éste requiere de combustible que, al reaccionar, desprende energía. En el caso del motor de combustión interna, la energía del combustible se transforma en potencia y movimiento, de tal forma que la fuerza producida sirve para hacer funcionar un autobús, una hélice y un generador, entre otras cosas.

El motor de cuatro tiempos es el motor de combustión interna más conocido, y su funcionamiento se lleva a cabo en cuatro etapas, las cuales son:

Primer tiempo (admisión): tiene lugar la penetración de una mezcla de combustible y aire a la válvula de admisión, al bajar el pistón.

Segundo tiempo (compresión): el pistón sube y comprime la mezcla al reducir el volumen.

Tercer tiempo (explosión): al encender la bujía, ésta provoca la explosión de la mezcla; en este momento el pistón es empujado y baja.

Cuarto tiempo (expulsión): los gases producidos por la explosión son expulsados a través de la válvula de expulsión; en este momento el pistón baja.

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Representación esquemática del funcionamiento de un motor de cuatro tiempos.

La combustión

La combustión es una oxidación violenta, la cual, a su vez, desprende energía en forma de calor y luz. Los principales productos de ella son: el CO2, el vapor de agua y la energía.

Ejemplos de este proceso son la combustión del gas de la estufa, de la leña, y del carbón. En todos estos fenómenos se presenta una oxidación y, por lo tanto, también tiene lugar una reducción, ya que cuando se produce la combustión de una de estas sustancias, el oxígeno se reduce ganando electrones y el elemento que se oxida los pierde.

En el organismo de los seres vivos existen procesos de "combustión orgánica", los cuales se denominan así por la similitud que guardan con los productos obtenidos. Sin embargo, no son propiamente combustiones, pues no son, oxidaciones violentas.

Un ejemplo de éstas es la degradación de la glucosa que, durante la respiración celular, produce CO2, H2O y energía, de acuerdo con la siguiente reacción:

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En esta ecuación se observa que cada átomo de oxígeno "gana" 2 electrones (se reduce) y el carbono "pierde" 4 electrones (se oxida).

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La oxidación del gas butano es una combustión inorgánica, ya que no se efectúa en los seres vivos. Su reacción es la siguiente:

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Energía química en el organismo

Las células requieren energía para llevar a cabo la mayoría de los procesos biológicos. La energía proviene de los alimentos que ingerimos.

El oxígeno presente en el aire que respiramos se combina con los átomos de carbono e hidrógeno presentes en las moléculas de los alimentos liberando energía y formando después de numerosos pasos dióxido de carbono y agua.

La fuente original de alimentos son las plantas verdes. Estas son capaces de utilizar la energía solar, dióxido de carbono del aire y agua para crear moléculas orgánicas complejas formadas mayormente por carbono, hidrógeno y oxígeno y ricas en energía.

Estas moléculas son de tres tipos básicos: carbohidratos, lípidos y proteínas. Cualquiera de estos grupos puede combinarse con oxígeno y generar la energía necesaria para la vida.

Los animales no pueden generar carbohidratos, lípidos o proteínas a partir de las simples moléculas de dióxido de carbono, agua y usando la energía solar. En cambio, se alimentan de plantas que ya han hecho este trabajo o de otros animales que ya se han devorado plantas.

Bioquímica de la respiración celular

La conversión de los nutrientes en energía ocurre durante los llamados procesos de catabolismo. La moneda fundamental de energía dentro de las células es una molécula denominada ATP. La estructura de esta molécula es tal que contiene uniones químicas capaces de liberar mucha energía al partirse.

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Dos ejemplos fundamentales de catabolismo son:
 
1. Fermentación.
2. Respiración.

La fermentación es un proceso de generación de energía que no depende de la presencia de oxígeno. Los productos finales del proceso son moléculas orgánicas pequeñas como el etanol. Este es el proceso mediante el cual se generan las bebidas alcohólicas.

La respiración es un proceso que sí requiere de oxígeno y que genera mayores cantidades de energía mediante una oxidación completa liberando dióxido de carbono y agua. La energía proviene en definitiva de los alimentos que comemos. Estos son sometidos a diversos procesos enzimáticos que los convierten en moléculas más pequeñas que forman la base de los mecanismos generadores de energía.

Tomado de:

Profesor en Línea

7 de julio de 2013

¿Realmente comer parado da indigestión?

Parecería que cada vez hay menos tiempo para disfrutar de un buen almuerzo

Ya casi no hay esa "hora de comer", incluso en Francia, donde los tradicionales entrada, plato fuerte y postre han sido remplazados por emparedados y comida rápida.

Si uno está apurado y agarra algo rápido, la tendencia es pensar que al menos hay que sentarse a comérselo, así sea sentándose en un bus camino a la siguiente cita.

Si no, seguro que le dará indigestión.

Pero, ¿es cierto?

A veces es bueno estar de pie 

Sandwich en Hampstead Heath

¿Es siempre mejor sentarse?

Cuando uno se fija en la lista de las causas de la indigestión o dispepsia funcional, como se le llama en la literatura médica, comer parado no figura.

Tras descartar causas probables como úlceras estomacales y gastritis, el manejo de la dispepsia puede incluir cambios en el estilo de vida pero eso se refiere a comer sano, no fumar y reducir el consumo de alcohol y café. No significa sentarse cuando uno come.

De hecho, los doctores recomiendan lo opuesto, si la causa del dolor es reflujo gastroesofágico, cuando el ácido del estómago sube al esófago. En ese caso, la gravedad puede ayudar: mantenerse erguido durante y después de comer puede mantener a los jugos gástricos donde deben estar.

Por esa misma razón, a los pacientes que sufren de reflujo se les aconseja levantar la cabecera de su cama, para que duerman inclinados hacia adelante.

Pero hay un problema con comer de pie.

Devorar en vez de comer

Cuando uno está parado hace las cosas más rápido, de ahí la tendencia de algunas compañías de instalar mesas altas para que las reuniones se hagan de pie, después de que un estudio determinara que las reuniones en las que los asistentes están sentados se demoran un 34% más.

Indigestión

¿Eso le pasa por comer muy rápido?

Así que quizás el riesgo de comer sin sentarse sea la tentación de engullirse la comida a una velocidad que provoque indigestión.

Hay muy pocos estudios que comparan a gente que come rápido y despacio, en parte porque sería difícil obligar a la gente a comer a una velocidad específica todas las comidas.

Un estudio de 1994, sin embargo, incluyó preguntas sobre la velocidad al comer en una encuesta sobre hábitos alimenticios. Encontró que la velocidad en la que la gente cree que come no estaba ligada a la frecuencia con que le daba indigestión. Otro estudio hecho en 2010 llegó a la misma conclusión, pero esos dos estudios dependen de la habilidad de la gente de juzgar la velocidad con precisión y de reportarla honestamente.

El problema fue superado en una investigación hecha en Corea del Sur en la que se midió cuánto tiempo le tomaba comer a un grupo de cadetes que estaban en entrenamiento en la Academia de enfermería de las Fuerzas Armadas.

Con una vida regimentada, en la que se despertaban, comían y hacían ejercicio al mismo tiempo, eran el grupo ideal para este tipo de estudio.

La única diferencia en su rutina diaria era la velocidad con la que cada persona comía. Una vez más, si se examina el estudio en detalle, la velocidad con la que comían no parece tener ningún efecto en la digestión.

Y, ¿qué pasa con los verdaderos expertos en comer rápido, los comedores competitivos?

Abundante y raudo

Un estadounidense conocido como Pete el Furioso se gana la vida comiendo rápido y ostenta cuatro récords Guinness, el más reciente por devorarse una pizza de 12 pulgadas en 41,31 segundos.

David Cameron come parado

Al primer ministro del Reino Unido no parece preocuparle comer parado.

Otro rompe récords es el japonés Takeru Kobayashi, quien se comió 58 salchichas Bratwurst (las gordas) en 10 minutos.

Sin duda eso es lo suficientemente rápido para causar indigestión... pero aparentemente no.

El radiólogo Marc Levine, del hospital de la Universidad de Pensilvania, le tomó rayos X al estómago de un campeón luego de que se engulló 36 perros calientes en 10 minutos.

El participante quería seguir comiendo después de tragarse la salchicha #36, pero se decidió terminar el estudio por su seguridad.

No se indigestó, pero el desafortunado hombre que se prestó como voluntario para ser el sujeto de control, se sintió enfermo tras el séptimo perro caliente y tuvo que terminar.

El examen con rayos X mostró que el comedor competitivo había entrenado a su estómago a expandirse a tal punto que ya no se sentía lleno cuando comía.

Y eso nos lleva a lo que podría ser el problema de comer rápido: no es que produzca indigestión, sino que perturba al mecanismo que usualmente nos hace sentir llenos.

No obstante, incluso en este caso, la evidencia es inconsistente. Algunos estudios apuntan a que comer rápido hace que sintamos más hambre, lo que nos lleva a comer más. Pero otros muestran lo opuesto.

Así que la próxima vez que no tenga tiempo para sentarse a almorzar, no se sienta tan mal por devorarse la comida demasiado rápido: mientras no se sienta enfermo, parece que no hace daño.

Tomado de:

BBC Ciencia

22 de mayo de 2013

¿Por qué cocinamos los alimentos?

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Una considerable cantidad de potenciales alimentos son esencialmente indigestibles por el ser humano, entre otros los que contienen celulosa y almidón.

Las proteínas de las carnes de animales terrestres y acuáticos pueden ser digeridas, pero con alguna dificultad: los miembros de la tribu Masai suelen comer carne cruda de vacuno, y una vez ingerida tardan días en realizar este proceso fisiológico. El hecho es que nuestro sistema digestivo, al menos hoy, tras milenios de cocina, no digiere bien las cadenas largas de hidrocarbonos, proteínas y grasas. Por otro lado digiere de maravilla las cadenas cortas, glucosa y sacarosa, entre las más comunes.

Para explicar por qué necesitamos cocinar los alimentos para comerlos, el profesor Antonio Ruiz de Elvira visita en esta ocasión la cocina de la cafetería de Cosmocaixa, el museo de la ciencia de la Obra Social La Caixa en Alcobendas.

La idea de la cocina es romper las cadenas largas de mas de 12 carbonos en cadenas cortas que son fácilmente digeribles. Para esto usamos el calor que al elevar la temperatura de las substancias, al suministrar energía, rompe las moléculas grandes y las convierte en moléculas digeribles.

La temperatura es la medida de la energía media de las moléculas en un conjunto de ellas. Alta temperatura significa movimientos intensos de las moléculas, que acaban rompiéndolas. Si además mezclamos sabores entre sí, conseguimos convertir los alimentos en substancias digeribles y con sabores agradables, y recordemos que el sabor es una señal de que algo es nutritivo y digerible al mismo tiempo.

Fuente:

El Mundo Ciencia

15 de abril de 2013

Una investigación sobre las bacterias del tracto digestivo llega a hallazgos sorprendentes

Desde pequeñas aldeas en los países en desarrollo a las cocinas suburbanas de Estados Unidos las cepas peligrosas de la bacteria E. coli enferman a millones de personas cada año y matan a un gran número de niños.

Una nueva investigación del Sistema de Salud de la Universidad de Michigan da a los científicos un mejor entendimiento de lo que ocurre en los intestinos de sus víctimas atribuladas por la diarrea.

Específicamente, los investigadores muestran que las bacterias que habitualmente viven en nuestro tracto digestivo compiten contra las bacterias invasoras tales como la E. coli para ayudar a que nuestros cuerpos las rechacen.

También muestran que las invasoras dependen de ciertos genes para ganar una ventaja temporal en esa batalla, lo suficiente como para reproducirse y causar los síntomas que expelen a su progenie del cuerpo de forma que puedan infectar a otro anfitrión.

Las conclusiones, que publica la revista Science en su sitio de Internet Science Express, apuntan a posibles formas de prevención o tratamiento de las infecciones por la E. colienterohemorrágica o enteropatogénica. Estos son los tipos de bacteria que acechan en la carne molida pero no bien cocinada, la leche no pasteurizada, el agua que se bebe pero no ha sido tratada, y las frutas o verduras contaminadas, y que pueden causar la diarrea y otros síntomas que enferman a los adultos y pueden matar a los niños vulnerables.

“En nuestras tripas viven más de mil especies de bacterias, en una población simbiótica denominada microbiota”, dijo Gabriel Núñez, el patólogo de la UM que dirigió el equipo investigador. “Estos resultados demuestran que estas bacterias, también llamadas comensales, compiten con los patógenos (las bacterias que causan la enfermedad) de una manera antes no apreciada, y que los patógenos usan un conjunto específico de genes para ganar en la competencia con las comensales antes de salir del cuerpo. El haber entendido esto nos da objetivos potenciales para la prevención y el tratamiento”.

Por ejemplo, dado que la investigación muestra que las bacterias dañinas compiten con las bacterias comensales por ciertos nutrientes que necesitan para sobrevivir, la remoción selectiva de algunos nutrientes y el fortalecimiento de otros podrían ayudar. También podría ayudar un uso más específico de los antibióticos cuando se trata a pacientes que combaten una infección de E. coli.


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Núñez y el autor primero del artículo Nobuhiko Kamada, un fellow de post doctorado, hicieron los descubrimientos con su estudio de ratones a los que infectaron con C. rodentium, el equivalente entre los roedores de la dañina E. coli. El estudio incluyó ratones especialmente criados libres de gérmenes que carecían de las bacterias “buenas” en sus intestinos que albergan los ratones y humanos normales.



En el artículo el equipo añadió un nuevo capítulo al conocimiento de la forma en que las bacterias patogénicas conquistan un sitio de apoyo en el intestino –literalmente—activando genes de la virulencia que les permite adosarse a las células en la pared interna del tracto digestivo.

Esta actividad de adhesión y obliteración, como se la llama, permite que la bacteria causante de la enfermedad se adhiera íntimamente a las células que cubren el interior de los intestinos, consuma nutrientes y se reproduzca aventajando en la competencia a las bacterias naturales de los intestinos. Pero este nicho cómodo sólo dura por unos pocos días o semanas, un período durante el cual los intestinos del anfitrión se inflaman más y más a medida que el sistema de inmunidad responde al ataque. El resultado es la diarrea que, a veces, contiene la sangre que escapa del revestimiento intestinal.

Y entonces, según descubrieron los investigadores, es cuando los patógenos dejan de expresar los genes de virulencia que les permitieron ganar ventaja. Se desprenden del revestimiento intestinal y se mezclan con bacterias comensales en el interior del intestino y luchan por la comida que puedan conseguir.

Si bien este retorno a la competencia significa que algunas de ellas morirán, sobrevive el número suficiente de esas bacterias como para ser expelido con las heces. Y si no existen buenos sistemas sanitarios en el lugar, las bacterias descendientes tienen una buena oportunidad de hallar un nuevo anfitrión sobre el cual cebarse.

Las mejoras en la sanidad en todo el mundo podrían prevenir las infecciones, para empezar, dijo Núñez. Pero cuando ocurre la infección con la bacteria patogénica, un mejor entendimiento de la forma en que interactúa con nuestras bacterias nativas podría, al final, ayudar a salvar vidas.

El equipo de Núñez trabaja con el laboratorio del microbiólogo de la UM y coautor Eric Martens para detectar las diferentes azúcares que, si se eliminan o se aumentan en la dieta, podrían debilitar los efectos patogénicos. Esto a su vez podría llevar a un mejor entendimiento de cómo los ninos y los adultos débiles deberían ser alimentados durante el tratamiento de la infección. (Fuente: U. Michigan)


Fuente:

Noticias de la Ciencia

11 de abril de 2013

Buscando la manera perfecta de simular heces humanas


En días en los que se ha puesto de moda decir que, en caso de que has encadenado muchos infortunios, parece que hayas pisado un pastel de Ikea (en vez de has pisado mierda), hablar de nuevo de caca pudiera ser redundante. Pero vamos a hacerlo. A pesar de que ya os hablamos de aquellas hamburguesas de caca.

En esta ocasión, no hablaremos de heces de verdad, afortunadamente, sino de la forma ideal de imitarlas. Pero ¿para qué diablos querría un investigador simular caca humana? ¿Para gastar una broma?


No se descartan las bromas, ni la opción al IgNobel, pero la razón de los científicos de Kimberley-Clark en Dallas, Texas, tenían otra cosa en mente cuando en 1994 trataron de simular deposiciones humanas: probar la eficacia de distintas clases de pañales, así como de las almohadillas de incontinencia de la compañía. Para ello no sólo debían crear caca verosímil, sino también inodora y que no supusiera ningún peligro.

Tal y como explican Ian Crofton en Historia de la ciencia sin los trozos aburridos:
Los primeros experimentos con pastel de calabaza y manteca de cacahuete no tuvieron éxito, pues los ingredientes sólidos y líquidos se separaban con demasiada facilidad. Después de un período de intensa investigación, Richard Yeo y Debra Welchel dieron con la receta ideal: una mezcla de almidones, polivinilo, gomas, gelatina, resinas y fibras. Simplemente añadiendo agua se obtenía, según Yeo, “algo tan cercano a la cosa real como era posible”.

Tomado de:

Xakata Ciencia

16 de diciembre de 2012

¿Por qué rugen las tripas?

Rugido ¿Por qué rugen las tripas? ¿A quién no le han rugido alguna vez las tripas en el momento más inoportuno? En contra de la creencia popular, que dice que sólo aparecen cuando hay hambre, estos molestos ruidos aparecen con mucha frecuencia en situaciones que provocan ansiedad (exámenes, reuniones, ir a la casa de la suegra por Navidad…) y no hay nada más incómodo que uno de estos ruidos cuando coincide justamente con un silencio pasajero de todo el grupo.

En medicina, a estos “rugidos de tripas” se le llaman borborigmos. Son ruidos gastrointestinales producidos por el movimiento de líquidos y gases. Este movimiento se produce por la contracción coordinada (peristaltismo) del estómago e intestinos.

Es algo totalmente normal (fisiológico) en nosotros que tengamos estos ruidos. De hecho, prácticamente siempre los tenemos, lo que ocurre que suelen ser bastante débiles y no los apreciamos. Con un fonendoscopio colocado a nivel del abdomen se puede comprobar que en realidad casi siempre están ahí. Y, cuando tras mucho tiempo intentando escuchar, no se consigue oír nada, es mala señal, porque puede indicar una parálisis o una obstrucción intestinal.

Lo contrario a la parálisis intestinal puede ocurrir cuando hay un exceso de los movimientos gastrointestinales (hiperperistaltismo) y se da en casos de diarreas, flatulencia excesiva, intestino irritable, celiaquía y un largo etcétera. Por supuesto, también puede ocurrir de forma pasajera en situaciones de estrés y ansiedad como he comentado más arriba. Cuando todo eso ocurre, el movimiento de los líquidos y gases es mucho mayor y, por tanto, también lo serán los ruidos resultantes.

En cuanto al rugido del estómago, puede darse tanto en el proceso normal de digestión como cuando han pasado varias horas desde la última comida y empieza a haber hambre. El estómago está constantemente contrayéndose, esté lleno o vacío. 

Cuando se da la situación en la que sentimos lo que llamamos “hambre” se produce un reflejo nervioso parasimpático que prepara al estómago y los intestinos para recibir comida. Es decir, aumenta las contracciones y la secreción de fluidos. Estas contracciones y los líquidos, unido a que el estómago vacío está más lleno de gas que cuando está lleno, provoca el sonido del “rugido” estomacal tan característico. Por eso, sólo hace falta pensar, ver u oler comida para que las contracciones gastrointestinales aumenten. Y no es lo único en los que se nota este reflejo, la salivación también aumenta (“se hace la boca agua”).

Como dato curioso, hay personas que tienen tanto pánico al rugido de tripas en público que evitan las reuniones o las situaciones sociales en qué podrían escucharse. Normalmente suele darse en gente ya de por sí tímida que tienen unos ruidos gastrointestinales bastante frecuentes y sonoros.

Fuente: MEDTempus

27 de marzo de 2012

¿Desde cuándo bebemos leche?


Las comunidades centroeuropeas dedicadas a la ganadería lechera fueron las responsables de la evolución de la capacidad de digestión de la lactosa hace 7.500 años, que permitió a los seres humanos beber leche fresca, según mostraba una reciente investigación genética realizada por científicos alemanes y británicos. Antes se creía que solo los europeos nórdicos podían beber leche sin sufrir efectos adversos porque necesitaban vitamina D en su dieta por la falta de la luz solar. «La mayoría de los adultos del mundo no producen la enzima lactasa y por eso no pueden digerir la lactosa», explicó el profesor Mark Thomas del Departamento de Genética, Evolución y Medio Ambiente del University College de Londres. «Sin embargo, la mayoría de los europeos continúan produciendo lactasa durante toda su vida, una característica que se denomina 'persistencia de la lactasa'.»

Los investigadores descubrieron que dicha persistencia está relacionada con una alteración genética única que fue de enorme ayuda para la supervivencia de nuestros antepasados. Y que los adultos no empezaron a consumir leche fresca hasta que aprendieron a domesticar a los animales. Según los investigadores, lo más probable es que la persistencia de la lactasa evolucionara a la par que la práctica cultural de explotar el ganado lechero. Concretamente, los autores sospechan que esto sucedió en la región geográfica donde se originó la cultura Linearbandkeramik, que actualmente ocupa la zona noroeste de Hungría y el suroeste de Eslovaquia.

Se cree que la leche puede compensar la insuficiencia de rayos del sol y la síntesis de vitamina D en la piel en las latitudes más septentrionales. La vitamina D es necesaria para la absorción de calcio, y la leche supone una fuente alimenticia importante de ambos nutrientes, según los expertos. La leche constituye también una fuente beneficiosa de proteínas y es rica en calorías.

Fuente:
Muy Interesante
Y además…
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