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24 de noviembre de 2019

Neuroeducación: ¿los intestino y el estómago son nuestro "segundo cerebro"?

¿Es verdad que tenemos un segundo cerebro en el estómago?





En el estómago y los intestinos tenemos 100 millones de neuronas, tantas neuronas como las del cerebro de un gato, y muchas más neuronas que las que posee nuestra columna vertebral, por ese motivo le han puesto un apodo a los intestinos, le llaman el “segundo cerebro”. Pero es solo eso un apodo.


Todo empezó cuando Michael Gershon, investigador de la Universidad de Columbia, en los Estados Unidos, publicó el libro The Second Brain (El Segundo Cerebro) en 1999. Este libro se convirtió en un éxito de ventas pero que ha sido catalogado como pseudociencia, es decir, no tenemos un segundo cerebro.

Y entonces... ¿por qué llaman al intestino el "segundo cerebro"?

Lo que sucede es que los intestinos y el estómago utilizan sus neuronas para poner en contacto, en comunicación al sistema digestivo con el cerebro. Y la vía para que se establezca dicha comunicación es un nervio: el nervio vago.

De esta manera el cerebro se entera de todo lo que estamos comiendo, al cerebro le gusta mantenerse bien informado. 

¡Alo! ¡Hola cerebro, soy yo el estómago! Te llamó para comunicarte que en estos momentos acaba de llegar un delicioso pan con pollo, sí, y como siempre llegó a compañado de su amiga: la chicha morada, y cómo siempre ella toda fresh!

Sí, así se comunican, a todos gracias a tu línea NERVIO VAGO, por que siempre tendrás llamadas ilimitadas gracias a NERVIO VAGO.

Mucho ojo, el llamado "segundo cerebro" no piensa, no elabora pensamientos; pero influye en nuestras emociones. Las emociones están mucho más relacionadas con el sistema digestivo de lo que puedes imaginar.

Frases célebres

Examinemos algunas expresiones del saber popular que resultaron ser ciertas a la luz de la neurociencia:

- Cuando decimos nos cagamos de miedo pues es cierto, ante situaciones de miedo podemos quedar paralizados, sin poder siquiera gritar... y se relajan los esfínteres, entonces tenemos la sensación de que nos podemos defecar... de miedo.

- La frase se me hace un nudo en el estómago se debe a que cuando estamos tensos el estómago responde deteniéndose y creando una sensación de que estamos llenos, de que estamos saciados, y se siente el famoso nudo en el estómago.

- Y lo mismo sucede cuando nos enamoramos y estamos ante el ser amado, de ahí surge la frase siento mariposas en el estómago, que es una sensación de nerviosismo que se ve reflejada... en el estómago.

- O cuando decimos se me quitó el apetito. Esto sucede porque perdemos el hambre ante situaciones que nos angustian como pasar un examen o una entrevista de trabajo. También perdemos el deseo de comer si estamos enojados.

Como puedes ver: emociones y sistema digestivo están bastante conectados.

El estrés y tus intestinos

Frente a situaciones de estrés llega menos sangre a tus intestinos. Entonces, los movimientos del intestino grueso se vuelven más lentos y aparecen los gases y el estreñimiento. Entonces la mejor receta contra el estreñimiento siempre serán las ciruelas y beber abundante agua, pero también debemos agregar la relajación, sí, relajarse a través de la meditación o el mindfulness.  

¿No sabes lo qué es el mindfulness? Suscríbite a mi canal, porque te lo explicaré en un próximo video. 

Bien. Para aliviar el estrés se recomienda 15 o 20 minutos al día de meditación. Después de hacerlo a diario, durante cuatro semanas, se convertirá en un hábito, y sentirás un gran alivio mental... y alivio a tus problemas estomacales. No te volverás a estreñir.

Así que desestresarse es muy, muy importante. 

Pero, atención, si tus problemas de estreñimiento continúan deberás visitar a un médico. 

La agresividad

En un estudio reciente, publicado en Science, se ha comprobado que cuando tenemos hambre nos ponemos más agresivos de lo normal. Y aquí entra en escena otra hormona: la serotonina.

Cuando no comemos nuestros niveles de serotonina disminuyen y nos ponemos de mal humor. y si la serotonina sigue disminuyendo es peor, nos ponemos de mkuy, muy mal humos, nos ponemos insoportables. Por lo tanto ante una decisión importante como pedir un aumento de sueldo, iniciar un proceso de negociación como cerrar una venta  o hacer las paces con tu novia procura que todos estén con el estómago lleno, primero vayan a lamorzar o a cenar; así todos estarán de buen humor y se incrementarán tus posibilidades de éxito. Haz que la serotonina se ponga de tu lado.

Los microbios que viven dentro de tí

Estamos rodeados de microbios. Hay microbios en la tierra, en el mar y hasta el aire.

¿Y hay microbios dentro de nuestro cuerpo? Claro que sí. Hay microbios en TODAS las partes de nuestro cuerpo.

Solo en nuestro intestino viven 100 billones de microbios a los que se les conoce como microbioma o flora intestinal.

Es más, tenemos más microbios en nuestro intestino que células en el cuerpo. Si juntas a todos los microbios que hay dentro de ti pesarían 3 kilos, ¡el doble de lo que pesa tu cerebro! Además tu mcrobioma es único, ¡es como si fuera tu huella digital! No hay otra persona con un mocrobioma idéntico al tuyo. 

O sea que le puedes a tus amigos: soy único,mis 100 millones de microbios son diferentes a los tuyos.

Estos microbios son clave para la digestión porque gracias a ellos nuestro cuerpo puede absorber ciertos nutrientes de los alimentos.

¿Quiéres tener una mascota, un gato o un perro, y tus padres no te dejan? Pues bien, tal vez te sirva de consuelo saber que los microbios son como nuestras pequeñas mascotas internas, y las tenemos que cuidar y alimentar. 

Tenemos 1000 clases diferentes de microbios. Y no comen lo mismo, cada clase de microbio tiene su comida favorita. Y por eso el microbioma intestinal mejora con una dieta variada.

Un microbioma rico y variado genera una mayor salud intestinal, y ello genera un mayor bienestar general. 

Y por el contario, las personas que siempre comen lo mismo tienen un microbioma más pobre. 

En conclusión: Cuanto más diversificada la dieta, más diverso el microbioma.

¿Y qué tiene que ver el microbioma con la neurociencia?

El año 2019, en un estudio con más mil personas en la Universidad Leuven de Bélgica, se ha demostrado por primera vez que el microbioma intestinal está relacionado con la salud mental. Hay dos bacterias en nuestros intestinos que causan la depresión. Ahora la medicina apuntará hacia esas dos bacterias con la finalidad de mejorar nuestros estados de ánimo.

Y esto recién comienza, aun sabemos muy poco sobre el microbioma, tal vez en estos microbios encontremos la cura para muchas enfermedades.

En conclusión

1. Solo tenemos un cerebro y está en tu cabeza. Lo del segundo cerebro es un apodo que se le da al estómago e intestinos, pero es solo eso un apodo. Si alguién te pone de apodo Pikachu no significa que ya te convertiste en un Pokémon.

2. El estómago se comunica con tu cerebro a través del nervio vago. Esta comunicación es de ida y vuelta

3. El sistema digestivo y las emociones están muy conectados. Situaciones de tensión, nerviosismo o estrés afectan a tu estomago e intestinos. 

4. Cuando tienes hambre te pones de mal humor, te vuelves agresivo. Y al contario, tener el estómago lleno te pone alegre y optimista. Debido a los niveles de serotonina.

5. Asimismo, tu salud mental influirá en tu salud intestinal. Aprende a relajarte a través de la meditación. Tu salud, en general, mejorará.


6. En tu instestino viven 100 millones de microbios, a ese conjunto se le conoce como microbioma (o flora intestinal). Estos microbios están relacionados con tu salud mental.

7. Y para mejorar tu salud intestinal:
  • Seguir una dieta diversa para diversificar el microbioma intestinal
  • Bajar el nivel de estrés, haciendo meditación, relajación, mindfulness o yoga
  • Si ya tienes síntomas de algún problema intestinal es mejor evitar el alcohol, la cafeína y las comidas picantes porque pueden exacerbarlos.
  • Trata de dormir mejor: un estudio demostró que si cambias o interrumpes el reloj biológico alterando tus patrones de sueño, también interrumpes el de los microbios de tu intestino, y lo que quieres más bien es mimarlos.

Con información de:

Cultura Científica

Regenera

Muy Interesante

Clarín (Argentina)

BBC en español

El Comercio (Perú)

La Vanguardia

13 de agosto de 2019

Neuroeducación 04: ¿De qué se alimenta el cerebro?

Para tener un cerebro sano y fuerte necesitas... ¡azúcar!

Sí, todas tus neuronas se alimentan de un tipo de azúcar llamado glucosa.


¿Qué es la glucosa?

La glucosa es un tipo de azúcar formada por moléculas grandes que se transforman en moléculas pequeñas, en este proceso liberan una gran cantidad de energía, energia que necesita tu cerebro. La glucosa es el combustible de tu cerebro.

¿Qué cantidad de glucosa necesita el cerebro?

Tu cerebro representa el 2% del peso de todo tu cuerpo, es decir si pesas 75 kilos tu cerebro pesará 1.5. kilos. Pero, tu cerebro consume el 20% de toda la glucosa que produce tu cuerpo, es el órgano que más consume azúcar de todo tu cuerpo. Y tu cerebro consume mucha, mucha energía porque cumplir con sus tres funciones es muy desgastante.

Consume unos 20 watios al día (con una dieta de 2400 calorías).


¿Y cuáles son las tres funciones que realiza nuestro cerebro?

De acuerdo a una investigación reciente de la IB, las funciones del cerebro son tres: sensorial (qué sentimos), etológica (qué hacemos al respecto) y límbica (que significa todo ello para nosotros). Estos tres aspectos son los encargados de adquirir nueva información.

Volvamos a la glucosa y el cerebro...

Tu cerebro necesita azúcar, mucha azúcar. Pero no el azúcar libre, que es el azúcar que se añade a los alimentos procesados: gaseosas, golosinas. Es más, la OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda reducir el conmumo de azúcar libre. Pero, lo repetimos, tu cerebro necesita azúcar, pero un tipo de azúcar especial: la glucosa.

Y no hace falta comer alimentos dulces para obtener glucosa. Nuestro cuerpo puede producir gluocosa de todos los alimentos que comemos. Sí, todos los alimentos que ingerimos acaban siendo reconvertidos en glucosa, es decir, en energía para el organismo.

Entonces, a estas alturas, ya parece que está por demás decirlo, pero lo vamos a decir: alimentate bien para que tengas un cerebro sano y fuerte.

Y además, comer tus alimentos favoritos libera la dopamina química en el sistema de recompensa del cerebro, por eso sientes placer cuando los comes.



Los carbohidratos

Los alimentos que más fácilmente se convierten en glucosa son los carbohidratos. Aquí encontramos a los cereales, tubérculos, legumbres, productos lácteos, frutas y verduras. Si llevamos una dieta saludable y nuestro organismo funciona bien, no hay de qué preocuparse: el aporte de glucosa está asegurado, aunque no comamos pasteles y golosinas nunca más.

Mucha glucosa y poca glucosa

Pero, como es sabido, el organismo puede fallar por múltiples razones, también en lo que respecta a la obtención de glucosa. Cuando el aporte no es el necesario, es decir, cuando la cantidad de glucosa en sangre es excesiva o insuficiente, se produce, respectivamente, hiperglucemia e hipoglucemia.

La insulina

La insulina es la hormona que se encarga de regular la cantidad de glucosa en la sangre. Si la hormona cumple su trabajo todo marchará bien. Pero si la insulina no cumple su trabajo se produce exceso o deficiencia de glucosa en la sangre, y las consecuencias de ello sonh todas negativas. El exceso de glucosa produce diabetes que afecta a la vista, el corazón, los riñones y al sistema nervioso (y por lo tanto al cerebro). Los niveles bajos de glucosa pueden conducir a la muerte.

Cuando el cerebro pide comida nos está pidiendo ¡Auxilio!

Por ello, cuando los níveles de glucosa están bajos, las neuronas activan una señal de alarma, y tenemos hambre. Y debemos corregir la falta de glucosa ingiriendo alimentos. Si la glucosa no aumenta, se pueden dar convulsiones, desmayos o incluso un coma, que podría terminar con una muerte neuronal.  

Tips

1. Tu cerebro consume un tipo de azúcar llamado glucosa. Evita consumir productos a los que se les ha añadido azúcar como gaseosas, galletas o caramelos, este tipo de azúcar le hace daño a tu organismo. Fijate en los octogonos de los productos y rechaza los que sean altos en azúcar.

2. Los alimentos que más fácilmente se convierten en glucosa son los carbohidratos, consume estos alimentos con frecuencia para tener un cerebro sano y saludable. Los carbohidratos más saludables son la quinua, la avena y el arroz integral.

3. Pero no debes dejar de lado las grasas. Consume aceite de oliva, paltas (aguacates) y pescado.

4. Si te sientes deprimido o sin ánimos come tus alimentos favoritos, se liberará dopamina, la hormona del placer, y te sentirás mucho mejor anímicamente,

5. Comer acompañado nos hace sentir más relajados, además mejora la digestión y la abosrción de nutrientes. Y si además cocinas y comes acompañado los beneficios serán mayores. Come y conversa, crea vínculos. Socializar afianza los efectos positivos de una dieta buena y saludable para tu cerebro.

Fuentes: BBC,

El País (Buena Vida)

La Vanguardia

7 de junio de 2017

¿Por qué uno vomita después de beber mucho alcohol?

La náuseas y el vómito aparecen cuando el porcentaje de alcohol en la sangre es del 20%. Al 30%, aumenta el riesgo de atorarse al vomitar, lo que puede ser mortal.

Luego de una intensa noche de copas, es común terminar arrodillado a merced del inodoro debido a un fuerte episodio de vómitos. Pero, ¿por qué el alto consumo de alcohol conlleva a esta desagradable situación?


De acuerdo a un trabajo de la Universidad de Texas en Dallas (EE.UU.), el vómito puede ocurrir porque el alcohol irrita e inflama el estómago, alterándolo. Es por eso que el alto consumo de este tipo de bebidas puede conllevar a sufrir de gastritis.

Hay que tener en cuenta que consumo excesivo de alcohol se define como cuatro o más bebidas en dos horas para las mujeres y cinco o más para los hombres, según la Clínica Mayo (EE.UU.). Además, el nivel de alcohol etílico varía dependiendo de la bebida: el vino tiene un 13%, la cerveza 5 %, los aguardientes hasta un 70 % y los licores hasta un 50%.

Un artículo de la Universidad Estatal de Colorado indica que el vómito es el final de una serie de eventos desencadenados por el exceso de alcohol.

Las náuseas y el vómito aparecen cuando el porcentaje de alcohol en la sangre es del 20%. Están vinculados a una disminución de la motilidad gástrica o las contracciones de los músculos gástricos lisos en el estómago, así como a un aumento en el tono de la pared muscular del intestino delgado. Al 30%, aumenta el riesgo de atorarse al vomitar, lo que puede se mortal.

Por otro lado, el portal Netdoctor señala que cuando se consumen sustancias tóxicas se alerta un área del cerebro llamada centro de vómitos, que tiene como objetivo el deshacerse de este exceso a través de este movimiento involuntario.

La Universidad de Michigan recomienda esperar varias horas antes de comer luego de haber vomitado. Es recomendable beber pequeñas cantidades de agua cada 15 minutos por unas cuatro horas. Alimentos suaves como plátanos, arroz, compota de manzana, tostadas o galletas son buenas alternativas tras un episodio de vómitos.

Tomado de:

19 de agosto de 2013

¿Cúanto tiempo dura el alcohol en la sangre?

Cuando se introduce alcohol al organismo, mediante la ingesta de una bebida alcohólica, éste atraviesa el esófago, llega al estómago y luego al intestino delgado. Allí, una pequeña parte es absorbida por la membrana mucosa mientras que las paredes del intestino delgado absorben grandes cantidades de alcohol y las transfiere al torrente sanguíneo.

El alcohol tiene un gran solubilidad en el agua, por lo cual una vez en el torrente sanguíneo, se transporta por todo el cuerpo y es absorbido por los diferentes tejidos. Pero ciertas cantidades quedan en la sangre y para determinar cuáles son esas cantidades, se realiza el llamado control o test de alcoholemia, también conocido como BAC, sigla del inglés Blood Alcohol Concentration (concentración de alcohol en la sangre).

El BAC se determina mediante un porcentaje de la masa, la masa por el volumen o bien una combinación de ambos, razón por la cual las cantidades de alcohol en la sangre se expresan en porcentajes. De esta manera, apenas un 0,08% de alcohol ya puede detectarse en la sangre, así como también en el aliento o en la orina de cualquier persona que haya ingerido esta sustancia en un determinado período de tiempo. No obstante, existen factores como el sexo y el peso de una persona, la cantidad de alcohol que se ha consumido o el tiempo que ha transcurrido desde la ingesta, que pueden afectar los niveles que el control de alcoholemia va a registrar.

¿Cuánto tiempo dura el alcohol en la sangre y cómo se elimina?

El alcohol se mide en unidades, una unidad de alcohol equivale a 10 ml. del 100% de alcohol que está en unos 30 ml. de whisky o de 236 ml. de cerveza. Entonces, el cuerpo tarda una hora en quitar una unidad de alcohol de la sangre. El peso, la edad, el género, la tasa metabólica, los niveles de tensión, el tipo de alcohol ingerido, la cantidad, la cantidad de alimento ingerida antes de beber el alcohol y el estado de salud de órganos como el hígado, determinarán considerablemente si se demora más o menos tiempo para eliminar el alcohol de la sangre.

Si una persona ingiere unos 250 ml. de vino, el cuerpo necesita unas 3 horas completas para metabolizar el alcohol, unos 500 ml. de cerveza equivalen a un poco más de 2 horas y una cerveza fuerte, puede llevar el doble. Por eso, hasta 12 horas después de haber ingerido alcohol, el test de alcoholemia puede llegar a detectar rastros de alcohol en la sangre. Por supuesto, estos datos son estimativos, ya que hay muchas variantes que pueden incidir en los resultados.

Un hígado que funciona adecuadamente es capaz de metabolizar unos 10 ml. de alcohol puro por hora. Dependiendo de la cantidad de alcohol que se ha introducido en el organismo, se estima que en un lapso de 10 horas completas, el cuerpo es capaz de recuperar su estado normal, cuando la borrachera ya ha pasado y con sus distintos mecanismos, el cuerpo se limpia naturalmente.

Básicamente, el cuerpo elimina el alcohol de tres formas elementales: mediante la evaporación, la excreción o la defecación y el metabolismo propio del organismo. Cerca de un 10% del alcohol ingerido es excretado por lo riñones, mientras que apenas un 1% se elimina mediante la evaporación, es decir, mediante la respiración, el sudor y las lágrimas. Finalmente, el resto se elimina gracias al metabolismo del hígado.

Tomado de:

Culturizando 

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7 de julio de 2013

¿Realmente comer parado da indigestión?

Parecería que cada vez hay menos tiempo para disfrutar de un buen almuerzo

Ya casi no hay esa "hora de comer", incluso en Francia, donde los tradicionales entrada, plato fuerte y postre han sido remplazados por emparedados y comida rápida.

Si uno está apurado y agarra algo rápido, la tendencia es pensar que al menos hay que sentarse a comérselo, así sea sentándose en un bus camino a la siguiente cita.

Si no, seguro que le dará indigestión.

Pero, ¿es cierto?

A veces es bueno estar de pie 

Sandwich en Hampstead Heath

¿Es siempre mejor sentarse?

Cuando uno se fija en la lista de las causas de la indigestión o dispepsia funcional, como se le llama en la literatura médica, comer parado no figura.

Tras descartar causas probables como úlceras estomacales y gastritis, el manejo de la dispepsia puede incluir cambios en el estilo de vida pero eso se refiere a comer sano, no fumar y reducir el consumo de alcohol y café. No significa sentarse cuando uno come.

De hecho, los doctores recomiendan lo opuesto, si la causa del dolor es reflujo gastroesofágico, cuando el ácido del estómago sube al esófago. En ese caso, la gravedad puede ayudar: mantenerse erguido durante y después de comer puede mantener a los jugos gástricos donde deben estar.

Por esa misma razón, a los pacientes que sufren de reflujo se les aconseja levantar la cabecera de su cama, para que duerman inclinados hacia adelante.

Pero hay un problema con comer de pie.

Devorar en vez de comer

Cuando uno está parado hace las cosas más rápido, de ahí la tendencia de algunas compañías de instalar mesas altas para que las reuniones se hagan de pie, después de que un estudio determinara que las reuniones en las que los asistentes están sentados se demoran un 34% más.

Indigestión

¿Eso le pasa por comer muy rápido?

Así que quizás el riesgo de comer sin sentarse sea la tentación de engullirse la comida a una velocidad que provoque indigestión.

Hay muy pocos estudios que comparan a gente que come rápido y despacio, en parte porque sería difícil obligar a la gente a comer a una velocidad específica todas las comidas.

Un estudio de 1994, sin embargo, incluyó preguntas sobre la velocidad al comer en una encuesta sobre hábitos alimenticios. Encontró que la velocidad en la que la gente cree que come no estaba ligada a la frecuencia con que le daba indigestión. Otro estudio hecho en 2010 llegó a la misma conclusión, pero esos dos estudios dependen de la habilidad de la gente de juzgar la velocidad con precisión y de reportarla honestamente.

El problema fue superado en una investigación hecha en Corea del Sur en la que se midió cuánto tiempo le tomaba comer a un grupo de cadetes que estaban en entrenamiento en la Academia de enfermería de las Fuerzas Armadas.

Con una vida regimentada, en la que se despertaban, comían y hacían ejercicio al mismo tiempo, eran el grupo ideal para este tipo de estudio.

La única diferencia en su rutina diaria era la velocidad con la que cada persona comía. Una vez más, si se examina el estudio en detalle, la velocidad con la que comían no parece tener ningún efecto en la digestión.

Y, ¿qué pasa con los verdaderos expertos en comer rápido, los comedores competitivos?

Abundante y raudo

Un estadounidense conocido como Pete el Furioso se gana la vida comiendo rápido y ostenta cuatro récords Guinness, el más reciente por devorarse una pizza de 12 pulgadas en 41,31 segundos.

David Cameron come parado

Al primer ministro del Reino Unido no parece preocuparle comer parado.

Otro rompe récords es el japonés Takeru Kobayashi, quien se comió 58 salchichas Bratwurst (las gordas) en 10 minutos.

Sin duda eso es lo suficientemente rápido para causar indigestión... pero aparentemente no.

El radiólogo Marc Levine, del hospital de la Universidad de Pensilvania, le tomó rayos X al estómago de un campeón luego de que se engulló 36 perros calientes en 10 minutos.

El participante quería seguir comiendo después de tragarse la salchicha #36, pero se decidió terminar el estudio por su seguridad.

No se indigestó, pero el desafortunado hombre que se prestó como voluntario para ser el sujeto de control, se sintió enfermo tras el séptimo perro caliente y tuvo que terminar.

El examen con rayos X mostró que el comedor competitivo había entrenado a su estómago a expandirse a tal punto que ya no se sentía lleno cuando comía.

Y eso nos lleva a lo que podría ser el problema de comer rápido: no es que produzca indigestión, sino que perturba al mecanismo que usualmente nos hace sentir llenos.

No obstante, incluso en este caso, la evidencia es inconsistente. Algunos estudios apuntan a que comer rápido hace que sintamos más hambre, lo que nos lleva a comer más. Pero otros muestran lo opuesto.

Así que la próxima vez que no tenga tiempo para sentarse a almorzar, no se sienta tan mal por devorarse la comida demasiado rápido: mientras no se sienta enfermo, parece que no hace daño.

Tomado de:

BBC Ciencia

2 de julio de 2013

El peligro de nadar desdués de comer: ¿Verdad o Mito?

Todavía recuerdo cuán lento pasaba el tiempo cuando era niña y estaba en la playa, y tenía que esperar una hora después de terminar de comer mis emparedados antes de que me permitieran volver al agua.

La razón, me decían siempre, era que nadar con la barriga llena era peligroso pues a uno le podía dar un calambre o una punzada de dolor que le impidiera nadar, así que se podía ahogar.

¿Será cierto?

No hay evidencia de que hacer ejercicio después de comer dé calambre pero lo que sí sabemos es que el ejercicio vigoroso dirige el flujo de sangre del aparato digestivo hacia la piel y los músculos de los brazos y las piernas. (http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC1760153/pdf/v048p00435.pdf)

Así que si la comida todavía no ha sido completamente digerida, puede producir nauseas.

Es la misma razón por la que el miedo extremo da ganas de trasbocar. La respuesta de lucha o huida hace que se abandonen procesos menos urgentes como la digestión, desviando el flujo de sangre a los músculos para que uno se pueda defender físicamente o correr más rápido que nunca.

Los estudios sobre los calambres se han hecho con atletas en carreras de larga distancia o que estaban participando en triatlones, actividades que exigen mucho más vigor y resistencia que el tipo de chapoteo en el agua al que se dedican los niños en las vacaciones.

Los nadadores profesionales se aseguran de no competir con el estómago lleno, pero también de que han comido lo suficiente para tener la energía necesaria para desempeñarse óptimamente.

Cuando los nadadores de larga distancia o de aguas abiertas tienen que ir muy lejos, incluso comen durante la carrera. Si les dan calambres, son más bien resultado del esfuerzo excesivo; no parece estar relacionado con los alimentos.

Esas punzadas 

Hanser Garcia, nadador olímpico cubano

Los nadadores élite son más proclives a sentir DAT, aún más si habían comido mucho.


¿Y esas punzadas que dan en los lados del cuerpo? En español se les conoce de varias maneras, como "flatos de corredor", o "dolor de caballo o de yegua" o "dolor de vaso".

Aunque se sienten a veces igual que un calambre, los investigadores diferencian entre los dos.

Tienen un nombre médico: "dolor abdominal transitorio vinculado al ejercicio" (DAT), pero aún no se entiende completamente bien de qué se tratan.

En Australia, el científico de deporte Darren Morton ha dedicado su carrera a investigar el tema.

Descubrió que los nadadores élite son más proclives a sufrirlo que los corredores (http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/10694128).

La gente que ha ingerido una comida grande una o dos horas antes de la carrera eran más propensos a tenerlos, así hayan esperado la hora requerida antes del ejercicio (http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/16075775).

La buena noticia es que entre más viejo sea uno, menos le dan.

El estómago hinchado

Sin embargo, hay una teoría que podría explicar los DAT vinculados al ejercicio.
Morton notó que muchos atletas de larga distancia sentían el dolor durante la carrera poco después de pasar por la estación de bebidas para rehidratarse.

Decidió hacer un experimento, en el cual la gente tenía que tomar más fluidos que lo usual justo antes de hacer ejercicio.

Los que más se sintieron hinchados o sentían las punzadas eran los que tomaron jugo de frutas reconstituido.

Morton especula que el jugo hace que el estómago se hinche y eso pone presión en el peritoneo parietal, la capa exterior de la pared abdominal.

Es un área particularmente sensible, lo que puede explicar el dolor.

Si un estómago hinchado puede irritar el área y causar un DAT entonces, en principio, la comida podría hacer lo mismo. (http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/15118193)

Volvamos al agua 

Si a uno le da un DAT o un calambre, ¿hay alguna evidencia de que se ahogaría?


Niños saltando a la piscina

Algunos mitos sirven para otras cosas, como lograr que los niños hagan caso.


Si un niño está en aguas pandas, se puede parar. Además es posible flotar en la espalda si uno tiene un DAT.

Un niño sólo estaría en peligro si estuviera en aguas profundas, lejos de algo de lo que se pueda agarrar, sin saber nadar lo suficientemente bien para poder flotar: una situación en la cual meterse al agua no es conveniente, habiendo comido hace una hora o no.


Las estadísticas muestran que efectivamente muchos niños se ahogan en todo el mundo cada año. En China es la causa principal de muerte accidental entre los niños (http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs347/en/index.html).

Sin embargo, comer no figura como un factor que contribuye.

En su lista de los principales riesgos, el Centro para el control de la enfermedad de Estados Unidos, por ejemplo, incluye la inhabilidad de nadar, la falta de verjas alrededor de las piscinas, la falta de supervisión. Entre los adultos, otra causa principal es el ingerir alcohol antes de nadar (http://www.cdc.gov/homeandrecreationalsafety/water-safety/waterinjuries-factsheet.html).

A pesar de ello, hay otras buenas razones para no fomentar nadar justo después del almuerzo: para evitar sentirse mal y evitar el sol cuando está en su punto más caliente, por ejemplo.

Así que decirle a los chicos que se pueden ahogar porque acaban de comer puede ser una manera de lograr que le hagan caso.

Pero según la evidencia, no parece estar respaldado por la ciencia.

Fuente:

BBC Ciencia

25 de junio de 2013

¿Por qué se nos hace un nudo en la garganta?

El nudo se forma porque el cuerpo está en estado de alerta

Es una reacción involuntaria frente a la angustia y el estrés

Los músculos de la garganta y el esófago se tensan


Cuando algo nos preocupa hasta la angustia nuestro cuerpo lo expresa. Sentimos opresión en el pecho, la boca del estómago retorcida y un nudo nos aprieta la garganta, a veces de tal forma, que no nos salen las palabras.

Sucede así porque ante una situación de estrés, nuestro cuerpo se pone a la defensiva. Se desencadenan una serie de reacciones fisiológicas involuntarias, entre ellas el nudo en la garganta, que nos preparan para afrontar una posible agresión.

Nos convertimos en animales al borde de la huida ante un depredador, como antílopes acechados por leonas en la sabana. Pero en nuestro mundo desarrollado, las amenazas son el estrés por la situación laboral, el desamor, el miedo por no lograr el bienestar de los hijos o la hipoteca, por ejemplo.

El nudo se produce porque los músculos del esófago y la garganta se contraen. El efecto es de ligero estrangulamiento o de bola que impide tragar. Ocurre porque el acto de la ingesta de alimentos es una acción incompatible con la huida. Por este mismo motivo, también se nos seca la boca. Los vasos sanguíneos que riegan las glándulas salivares se contraen y así se restringe la producción de saliva.

Para optimizar el combustible del cuerpo, que es el oxígeno, la respiración se acelera y los bronquios se dilatan. Así llega más cantidad a los músculos. Las pupilas se dilatan y se eleva el párpado superior para que entre más luz y podamos ver con detalle, aumenta el ritmo cardíaco para elevar la sangre que fluye a los órganos y así tener disponible la energía necesaria en caso de tener que huir repentinamente.

Para evitar pérdidas de energía y concentrarlas en la escapada la sangre se desvía a los órganos internos, las manos y los pies se enfrían, la cara palidece, disminuyen los movimientos intestinales y se contraen los esfínteres para impedir la defecación o la micción. Cuando la situación que nos origina la ansiedad desaparece, nos relajamos, el nudo se deshace y todo vuelve a su estado habitual.

Fuente:

RTVE Ciencia

20 de febrero de 2013

Una medicina elimina el alcohol de nuestro cuerpo al instante

Investigadores han conseguido reducir los nivel de alcohol en sangre en ratones ebrios inyectándoles unas nano cápsulas que contienen enzimas claves para el metabolismo del alcohol. Esta medicina que reduce el alcohol en sangre vuelve a demostrar que la tecnología al servicio de los medicamentos tiene grandes expectativas de futuro.

medicina que reduce el alcohol en sangre

Las enzimas son proteínas que catalizan una amplia variedad de los procesos biológicos del cuerpo. Muchas de las funciones biológicas más importantes requieren precisamente organizar grupos de diversas encimas para trabajar en conjunto, a menudo dentro de un subcomponente celular denominado orgánulos. Aunque los investigadores han tratado durante años desarrollar estas nano cápsulas, siempre resultó extremadamente difícil mantener estables a las proteínas y controlar con precisión su tamaño.

La nueva investigación que ha sido realizada por dos de las universidad más prestigiosas en la ingeniería molecular de los Estados Unidos se basa en la posibilidad de envasar múltiples enzimas provenientes del alcohol dentro de una cáscara a nano escala que imita casi a la perfección a un orgánulo. Las cápsulas en las que se envasan las enzimas del alcohol estabilizan las proteínas y actúan como protector frente a los degradantes del cuerpo.

Por poner un ejemplo típico podemos decir que esta investigación hace el mismo trabajo que nosotros cuando éramos jóvenes y escondíamos todos nuestros juguetes tirados por toda la habitación debajo de la cama en un par de segundos haciendo que todo pareciera limpio y ordenado. Con esta nueva investigación se consigue que el alcohol envasado no afecte a nuestro cuerpo, aunque habría que tener también en cuenta las cantidades ingeridas de las que de momento dada la temprana fase del medicamente no pueden ser calculables.

En este caso en particular al tomarse por vía oral, el medicamento actuaría como si tuviéramos millones de células de nuestro hígado, donde se metaboliza el alcohol en nuestro cuerpo, pero está vez en el estómago.

En los últimos meses estamos asistiendo a grandes avances que podrían abrir la puerta a una nueva clase de fármacos potenciados por la tecnología como el gel de IBM que ayudaría a salvar vidas o más enfocado al mundo de la robótica, el primer ojo biónico aprobado para su uso por los Estados Unidos.

Fuente:

Gizmologia 

16 de diciembre de 2012

¿Por qué rugen las tripas?

Rugido ¿Por qué rugen las tripas? ¿A quién no le han rugido alguna vez las tripas en el momento más inoportuno? En contra de la creencia popular, que dice que sólo aparecen cuando hay hambre, estos molestos ruidos aparecen con mucha frecuencia en situaciones que provocan ansiedad (exámenes, reuniones, ir a la casa de la suegra por Navidad…) y no hay nada más incómodo que uno de estos ruidos cuando coincide justamente con un silencio pasajero de todo el grupo.

En medicina, a estos “rugidos de tripas” se le llaman borborigmos. Son ruidos gastrointestinales producidos por el movimiento de líquidos y gases. Este movimiento se produce por la contracción coordinada (peristaltismo) del estómago e intestinos.

Es algo totalmente normal (fisiológico) en nosotros que tengamos estos ruidos. De hecho, prácticamente siempre los tenemos, lo que ocurre que suelen ser bastante débiles y no los apreciamos. Con un fonendoscopio colocado a nivel del abdomen se puede comprobar que en realidad casi siempre están ahí. Y, cuando tras mucho tiempo intentando escuchar, no se consigue oír nada, es mala señal, porque puede indicar una parálisis o una obstrucción intestinal.

Lo contrario a la parálisis intestinal puede ocurrir cuando hay un exceso de los movimientos gastrointestinales (hiperperistaltismo) y se da en casos de diarreas, flatulencia excesiva, intestino irritable, celiaquía y un largo etcétera. Por supuesto, también puede ocurrir de forma pasajera en situaciones de estrés y ansiedad como he comentado más arriba. Cuando todo eso ocurre, el movimiento de los líquidos y gases es mucho mayor y, por tanto, también lo serán los ruidos resultantes.

En cuanto al rugido del estómago, puede darse tanto en el proceso normal de digestión como cuando han pasado varias horas desde la última comida y empieza a haber hambre. El estómago está constantemente contrayéndose, esté lleno o vacío. 

Cuando se da la situación en la que sentimos lo que llamamos “hambre” se produce un reflejo nervioso parasimpático que prepara al estómago y los intestinos para recibir comida. Es decir, aumenta las contracciones y la secreción de fluidos. Estas contracciones y los líquidos, unido a que el estómago vacío está más lleno de gas que cuando está lleno, provoca el sonido del “rugido” estomacal tan característico. Por eso, sólo hace falta pensar, ver u oler comida para que las contracciones gastrointestinales aumenten. Y no es lo único en los que se nota este reflejo, la salivación también aumenta (“se hace la boca agua”).

Como dato curioso, hay personas que tienen tanto pánico al rugido de tripas en público que evitan las reuniones o las situaciones sociales en qué podrían escucharse. Normalmente suele darse en gente ya de por sí tímida que tienen unos ruidos gastrointestinales bastante frecuentes y sonoros.

Fuente: MEDTempus

8 de noviembre de 2010

Un “segundo cerebro” funciona en la panza y dicen que regula emociones


Su red neuronal no elabora pensamientos, pero influye en el estado de ánimo y hasta en el sueño.

Que se use la palabra “entripado” para referirse a un enojo podría no ser del todo metafórico. Y que el estómago “se cierre” en una situación estresante o que parezca poblado de mariposas ante el amor también tendría una explicación científica. El aparato digestivo está tapizado por una red de neuronas (celulas nerviosas) de tan amplio alcance que algunos científicos la han denominado “segundo cerebro”. Y ese cerebro, según estudios científicos recientes, influye en nuestro estado de ánimo, carácter y hasta en el ritmo de sueño.

Michael Gershon, investigador de la Universidad de Columbia, en los Estados Unidos, y autor de El segundo cerebro ( The Second Brain ), un libro de referencia en las investigaciones sobre el tema, explica que, conocido técnicamente como sistema nervioso entérico, el segundo cerebro está compuesto por capas de neuronas ubicadas en las paredes del tubo intestinal, y que contiene unos 100 millones de neuronas.

El pequeño cerebro que tenemos en las entrañas funciona en conexión con el grande, el del cráneo, y en parte determina nuestro estado mental y tiene un papel clave en determinadas enfermedades que afectan otras partes del organismo. Además de neuronas, en el aparato digestivo están presentes todos los tipos de neurotransmisores que existen en el cerebro. De hecho, el 95 por ciento de la serotonina, unos de los neurotransmisores más importantes del cuerpo, se encuentra en el intestino.

Sin embargo, aunque su influencia es amplia, se deben evitar confusiones: el segundo cerebro no es sede de pensamientos conscientes ni de toma de decisiones . Como puede leerse en una nota publicada por la revista de divulgación científica Scientific American , gran parte de la potencia neurológica del segundo cerebro se concentra en la ardua tarea diaria de la digestión.

Emeran Mayer, profesor de Fisiología, Psiquiatría y Ciencias del Biocomportamiento de la Universidad de California, le dijo a esa publicación que una gran parte de nuestras emociones probablemente se vea influida por los “nervios de los intestinos”. En el mismo sentido, Gershon afirma que el bienestar emocional cotidiano quizá también dependa de mensajes que el cerebro intestinal envía al craneano.

Guido Iantorno, jefe de la Unidad de Motilidad Digestiva del Hospital Bonorino Udaondo, le explicó a Clarín que, aunque de modo indirecto, a través del eje cerebrointestinal, el sistema nervioso entérico puede influir en situaciones emocionales y en otros síntomas como la hipersensibilidad al dolor.

Cuenta Iantorno que mediante tomografías computadas por emisión de positrones pudo comprobarse que, ante un estímulo en el intestino, en las personas con afecciones funcionales del aparato digestivo reacciona un sector del cerebro diferente del que reacciona en personas sanas. “Esto significa que la corteza cerebral responde de diferente modo si se padece, por ejemplo, el síndrome de colon irritable”, dice Iantorno.

Algunos científicos piensan que en un futuro, algunos padecimientos intestinales podrían tratarse con terapias aplicadas a nivel neuronal. De hecho, el síndrome de colon irritable en parte deriva de un exceso de serotonina en el intestino, y quizá podría ser considerado una “enfermedad mental” del segundo cerebro.

Los trabajos de Mayer con el sistema nervioso del intestino lo han llevado a pensar que, en los próximos años, la psiquiatría tendrá que ampliar su alcance para tratar el segundo cerebro además del que está sobre los hombros.

Consultado por Clarín vía correo electrónico, el científico Michael Gershon contó que ahora se sabe además que en el intestino hay células madre adultas que pueden reemplazar a las neuronas que mueren o son destruidas.

Además, afirmó Gershon: “El sistema nervioso entérico le habla al cerebro y este le responde. El intestino puede afectar el humor, y la estimulación del nervio principal que conecta al cerebro con el intestino (el vago) puede ayudar a aliviar la depresión, y es usado para tratar la epilepsia”.

Para Gershon, el segundo cerebro tiene un papel en la mayoría de las cosas que enferman al intestino , desde el síndrome de colon irritable hasta las enfermedades relacionadas con la inflamación del intestino. “Uno no puede vivir sin su sistema nervioso entérico.

Hasta la constipación de la tercera edad es un problema del segundo cerebro.

Necesitamos saber más sobre él para tener mayor información sobre cómo abordar muchos de los males más comunes de la humanidad”, le dijo el experto a Clarín .

Fuente:

El Clarín Sociedad

6 de julio de 2010

El cerebro es más rápido que el estómago en la percepción del apetito


Martes, 06 de julio de 2010

El cerebro vence al estómago en la percepción del apetito

Los aromas pueden inducir la saciedad al margen de la cantidad de comida ingerida

Las emociones también influyen en gran medida en los patrones alimentario
s

En la mesa, el cerebro es más importante que el estómago. Los aromas de la comida influyen de manera importante en la sensación de saciedad; el cerebro de los obesos recuerda al de los adictos a las drogas; existen factores genéticos que predisponen a ciertas conductas alimentarias, pero un ambiente social que genera ansia y estrés parece ser el factor dominante...

Este es el cuadro dibujado por los participantes en el Quinto Simposio Internacional Percepnet, organizado por la Sociedad Española de Ciencias Sensoriales, que tuvo lugar el pasado viernes en CosmoCaixa, en Barcelona. «El hambre o la saciedad empiezan por los ojos y la nariz, siguen en la boca, bajan por el estómago y llegan al intestino», resume Rianne Ruijschop, experta en tecnologías alimentarias que participó en el congreso.

Ruijschop es una ingeniera que trabaja para Nizo, una empresa holandesa que proporciona servicios de investigación para la industria alimentaria. En los últimos años ha estudiado cómo los aromas «retronasales» contribuyen a determinar la saciedad. «Cuando deglutimos un bocado, una cierta cantidad de aire cargado de aromas sube desde los pulmones hasta la parte posterior de la nariz», explica. El perfil aromático contribuye a generar de manera inconsciente una sensación de saciedad o bien de apetito. Ruijschop está trabajando en añadir perfiles aromáticos saciantes en productos dietéticos o bien perfiles que estimulen el apetito en comidas hospitalarias.

El estómago, más lento

«El estómago y el intestino entran en juego más tarde que los sentidos –argumenta la investigadora–. Su papel es enviar señales al cerebro que nos alejan de los alimentos durante las horas que siguen a una comida. Sin embargo, los ojos, la boca y la nariz son esenciales para estimular o recortar el apetito durante la misma comida».

«Los sentidos no son lo único que afecta al cerebro», comenta Mara Dierssen, investigadora del Centro de Regulación Genómica (CRG) de Barcelona. «También cuentan las emociones, como la ansiedad o el estrés», insiste. En el 2009, la investigadora estudió la adicción al chocolate en ratoncitos de laboratorio: «La comida tiene algunos parecidos con la adicción. Necesitamos asumirla de manera repetida y cuando nos falta nos ponemos nerviosos». A nivel cerebral, la comida actúa en los circuitos de recompensa, los mismos en los que actúan las drogas.

«La comida es necesaria para vivir, mientras que las drogas pueden hacernos daño», puntualiza Dierssen. Pero a veces la comida se convierte en droga. «Nos acostumbramos a comer exageradamente por la disponibilidad de grandes raciones de comida apetitosa a todas horas –dice–. O bien, en condiciones de estrés o ansiedad, buscamos compensación en el placer generado por la comida».

Lea el artículo completo en:

El Periódico.com

(el enlace incluye un detallado gráfico en PDF)
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