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29 de enero de 2018

Los suplementos de calcio y vitamina D no evitan fracturas de huesos

Mejorar la dieta, hacer ejercicio y tomar el sol son mejores pautas.

La población de los países como España no deja de envejecer y las fracturas son un problema que consume cada vez más recursos, por no hablar del daño que sufren ancianas y ancianos. Y es sabido que los huesos necesitan calcio y vitamina D para fortalecerse, por lo que parecería lógico que el consumo de suplementos con estos elementos ayudarán a las personas mayores. Pero las evidencias científicas no avalan este silogismo: el uso de suplementos de calcio y vitamina D no se asocia con un menor riesgo de fracturas.

Un estudio desmonta esta idea analizando hasta 33 ensayos clínicos distintos, que abarcaban a más de 50.000 adultos mayores de 50 años. "El uso de suplementos que incluyen calcio, vitamina D o ambos en comparación con placebo o ningún tratamiento no se asoció con un menor riesgo de fracturas", concluyen los autores que publican su trabajo en la revista de la Asociación Médica Estadounidense (JAMA). Concretamente, los suplementos no servirían para el grupo de personas mayores que viven en sus casas, ya que el estudio no se fija en aquellas que viven en instituciones médicas o geriátricas y que pueden tener otras necesidades.

Este estudio es especialmente interesante dado que en muchos países se incluye el suministro de estos suplementos entre las pautas y recomendaciones generales para personas mayores o con riesgo de fracturas de huesos. Algunos estudios establecen que hasta el 40% de las mujeres en estas edades pueden sufrir una fractura grave. Sin embargo, este metaanálisis —una revisión crítica de los estudios publicados sobre el tema— descarta que sirvan para algo, al margen del sexo, la dosis tomada, el historial de fracturas o el calcio y vitamina D incluido en la dieta.

Este punto es importante: la forma convencional de adquirir estos elementos es a través de la dieta y unos hábitos saludables, ya que están presentes en cantidades más que suficientes en alimentos cotidianos como las sardinas, los lácteos, el salmón, las yemas de huevo o el zumo de naranja. "Las pautas deberían cambiarse", asegura el doctor Jia-Gou Zhao, autor principal del estudio, en declaraciones recogidas por Reuters. "Creemos que mejorar el estilo de vida, hacer suficiente ejercicio, tomar suficiente sol y ajustar la dieta puede ser más importante que tomar estos suplementos", defiende. Estudios previos en importantes revistas médicas como BMJ y The Lancet ya apuntaban en el mismo sentido que el trabajo que publica JAMA. Otras revisiones han descartado igualmente que sean útiles en menores.

Además, al estar presentes en la dieta, se corre el riesgo de que estas personas consuman una cantidad excesiva de calcio y vitamina D, que conlleva posibles efectos secundarios como problemas de riñón. Incluso hay estudios que relacionan el abuso de su consumo con mayores caídas y fracturas. No obstante, las personas mayores que viven en residencias sí podrían necesitar el suplemento y en cualquier caso, advierten los expertos, nadie debería abandonar su consumo sin consultar previamente con el sanitario que lo haya recomendado.

Tomado de:

El País Ciencia

1 de agosto de 2015

¿Qué hace la Coca Cola con tu cuerpo? ¡Te sorprenderás!



Niraj Naik, un ex farmacéutico en Gran Bretaña elaboró una infografía para explicar a la gente qué pasa en el cuerpo durante la primera hora tras tomar una Coca-Cola.

El experto explicó a través de una publicación en el portal británico The Renegade Pharmacist que él se interesó en hacer este tipo de trabajo, luego de que viera a muchas personas sufriendo de obesidad, diabetes y problemas cardiovasculares.

Durante ese tiempo Naik concluyó que la causa de estos padecimientos tenían como denominador común el consumo de altos contenidos de azúcar en los refrescos y alimentos chatarra. Por lo que decidió hacer una cronología de los efectos que surgen a raíz de tomar una de las bebidas de una de las industrias más famosas y lucrativas del mundo.


10 minutos: 12 cucharadas cafeteras de azúcar entran a tu sistema. Lo que supera el 100 por ciento de la ingesta diaria recomendada. La Coca-Cola no se vomita inmediatamente únicamente por las gran cantidad de dulce que engaña al organismo, el ácido fosfórico hace efecto y permite mantenerla en el estómago.

20 minutos: Los picos de azúcar en la sangre causan una explosión de insulina. El hígado responde a esto convirtiendo cualquier azúcar que puede conseguir en grasa.

40 minutos: La absorción de cafeína se ha completado. Las pupilas se dilatan, la presión arterial se eleva, y en respuesta el hígado vierte más azúcar en el torrente sanguíneo. Los receptores de adenosina en el cerebro están ahora bloqueados, lo que prohibe el proceso natural de la somnolencia.

45 minutos: El cuerpo sube la producción de dopamina estimulando los centros de placer del cerebro. Esto es, físicamente, la misma manera en la que la heroína trabaja.

60 minutos o menos: El ácido fosfórico se une al calcio, magnesio y zinc en el intestino, proporcionando un nuevo impulso en el metabolismo. Esto se ve agravado por las altas dosis de azúcar y edulcorantes artificiales, que aumentan la excreción urinaria de calcio.

60 minutos o más: Las propiedades diuréticas de la cafeína entran en juego. Ahora es seguro que se evacuará parte del calcio, el magnesio y el zinc que estaba destinado a los huesos, así como el sodio, electrolitos y agua.

Elartículo completo en:

MSM Noticias 

Lea también:

22 de julio: Día Mundial para decirle NO a la Coca Cola

31 de octubre de 2013

Est le sucede a tu cuerpo después de beber Coca Cola

El efecto “Coca Cola” en el cuerpo 


En los primeros 10 minutos: Diez cucharaditas de azúcar contenidos en un vaso de Cola, causan un devastador "golpe" en el organismo y la única causa, como la razón de no vomitar, es el ácido fosfórico que inhibe la acción de azúcar.

A los 20 minutos: El nivel de azúcar en tu sangre aumenta rápidamente, causando una explosión de insulina. Tu hígado responde a esto convirtiendo cualquier cantidad de azúcar que pueda atrapar en grasa. (Y hay mucha azúcar en estos momentos) 

A los 40 minutos: La absorción de la cafeína esta completa. Tus pupilas se dilatan; la presión de tu sangre sube; como respuesta, tu hígado libera mas azúcar en tu torrente sanguíneo. Los receptores de adenosina en tu cerebro ahora están bloqueados y esto previene que te dé sueño 

A los 45 minutos: Tu cuerpo aumenta la producción de dopamina, estimulando los centros de placer en tu cerebro. Esto es físicamente, la misma forma en que la heroína trabaja, a propósito. 

A los 60 minutos: El ácido fosfórico se une al calcio, magnesio y zinc en el tracto gastrointestinal, que sobrealimenta el metabolismo. La liberación de calcio a través de la orina también se eleva. 

Despues de lo 60 minutos: Las propiedades diuréticas de la cafeína entran "al juego". (Te hace dar ganas de ir al baño.) Ahora es seguro que evacuaras el calcio, magnesio y zinc que estaba dirigido hacia tus huesos, así mismo como los electrolitos, sodio y agua. Mientras la fiesta dentro de tu cuerpo muere poco a poco, comienzas a tener un bajón de azúcar. Los consumidores se pueden volver irritables, lentos o perezosos. 

También ya has, literalmente, orinado toda el agua que estaba en la Coca Cola. Pero no sin antes agregarle nutrientes valiosos que tu cuerpo pudiera haber usado para cosas tan importantes como hidratar tu sistema, o construir huesos y dientes fuertes. Esto será seguido por un bajón de cafeína el cual vendrá en las próximas horas. (Tan solo 2 si eres un fumador).

Fuente:

La Verdad Oculta

28 de septiembre de 2013

¿En cuánto tiempo se forman las estalagmitas y las estalactitas?

Las estalactitas se forman cuando agua que contiene bicarbonato de calcio de la piedra caliza disuelto gotea desde el techo de la cueva.

Estalactitas y estalagmitas

Cuando el agua entra en contacto con el aire, parte de ese bicarbonato de calcio se precipita hacia la piedra caliza y forma un diminuto anillo, que se va alargando hasta formar una estalactita.

Las estalagmitas crecen hacia arriba con las gotas que caen al piso. Se abren más por lo que son más anchas que las estalactitas, pero ganan masa casi al mismo ritmo.

Las estalactitas de piedra caliza se forman extremadamente despacio: usualmente no crecen más que 10cm cada mil años. Datación radiométrica ha mostrado que algunas tienen más de 190.000 años.

Las estalactitas también pueden formarse por procesos químicos diferentes cuando el agua gotea a través del concreto, y eso puede ser mucho más rápido.

Las estalactitas que aparecen debajo de puentes de concreto pueden crecer hasta un centímetro al año.

Tomado de:

BBC Ciencia

14 de noviembre de 2012

Aditivos en los alimentos: lo que no sabías de ellos

Una semana después de haber finalizado los horribles exámenes de Junio, decidí tomarme el día libre (suena irónico ya que estoy de vacaciones) y no estudiar, así que me tumbé en el sofá y me apoderé del mando en busca de algo que me tuviera entretenida durante algún rato, al menos. La oferta televisiva brillaba por su ausencia: dibujos animados sin gracia, programas del corazón hablando de gente desconocida para mí, la Eurocopa en Marca TV… La TDT me estaba fallando, aunque no me extrañaba dada la programación matutina dedicada a emitir programas que no triunfarían en el prime time. Así que pensé en darme una vuelta por los canales del satélite. Fui pasando por encima de varias películas (todas empezadas) y series que no veía, hasta que llegué a la franja de los canales de documentales.

Puede que suene mal, pero en general no me gustan los documentales que ofrece normalmente el canal Odisea, ya que me aburren los típicos documentales sobre la sabana o el bosque atlántico. Prefiero algo más tecnológico, del día a día, al estilo de Discovery Channel.

En esta ocasión me topé con un documental (aunque ya estaba por la mitad) que nada tenía que ver con el Serengueti. Este reportaje, llamado “los números E”, trataba de aquellos compuestos que se añaden a prácticamente todos los alimentos, en cualquier momento de su producción, almacenamiento, empaquetado, etc., para potenciar sus características organolépticas (color, olor, sabor, textura, etc.) o para prevenir contaminaciones o deterioro de éstos.



 Una definición más específica sería la que brinda la Directiva del Consejo de 21 de diciembre de 1988 (89/107/CEE): "cualquier sustancia, que, normalmente, no se consuma como alimento en sí, ni se use como ingrediente característico en la alimentación, independientemente de que tenga o no valor nutritivo, y cuya adición intencionada a los productos alimenticios, con un propósito tecnológico en la fase de su fabricación, transformación, preparación, tratamiento, envase, transporte o almacenamiento tenga, o pueda esperarse razonablemente que tenga, directa o indirectamente, como resultado que el propio aditivo o sus subproductos se conviertan en un componente de dichos productos alimenticios." 

Sí, son los numeritos indescifrables que aparecen en la lata de Coca-Cola y que nadie sabe qué son.

Existen muchas clases de aditivos. Pueden ser colorantes, emulsionantes, anti-oxidantes, conservantes, edulcorantes, estabilizadores… Éstos pueden ser tanto naturales como sintéticos. Mucha gente, al oír hablar de estos aditivos, a menudo los define como “sustancias maliciosas para la salud”.
 
Ahora veremos que no hay que preocuparse por ellos y, por ende, por nuestra salud. A esas personas les sorprendería saber que, aunque suene a una exageración, incluso su vida estaría en peligro si no fuera por estos aditivos.


El tipo de aditivos que más han interesado al hombre son los conservantes, compuestos que evitan el deterioro de los alimentos debido a la acción de los microorganismos y alteraciones químicas y bioquímicas. Éstos se han utilizado desde tiempos inmemoriales aunque no se supiera bien cómo actuaban.

En la Prehistoria, los habitantes de las cavernas ahumaban la carne viendo que ésta tardaba más tiempo en podrirse. Esto sucedía (ellos no lo sabían, claro) debido al aldehído fórmico que estaba en el humo y que reaccionaba con la carne. Los egipcios también tenían sus propios trucos de la botica de la abuela: utilizaban vinagre, colorantes y aromas.


Avanzando un poco más en el tiempo, nos encontramos con que los romanos utilizaban sal común para la conservación de la carne. Sin saberlo, la sal contribuía a la deshidratación y muerte de los microorganismos debido al fenómeno de la ósmosis (la salida de agua desde un medio hipotónico hacia uno hipertónico).






 En el siglo XVIII hacia adelante, ya empezaron a utilizarse conservantes químicos sintéticos de diversa naturaleza: sales anhidras, anillos aromáticos, etc. Actualmente se conocen hasta 38 “números E” de acción conservante.


Los conservantes más utilizados son los nitratos y nitritos (abarcan desde el E-249 al E-252), concretamente el nitrato de potasio (E-252). Este compuesto es famoso ya que es un componente de la pólvora. También es tóxico, pero vale la pena usarlo a la hora de matar a las bacterias causantes del botulismo (produce visión borrosa, parálisis y muerte en 24 horas).

Una vez que se añade estas sales de nitratos en la carne, reaccionan y se transforman en nitritos. A continuación, en medio ácido el nitrito se reduce a ácido nitroso, que luego se transforma en N2O3. Por último, se forma el monóxido de nitrógeno, que impide la proliferación de Clostridium botulinum, y por lo tanto la secreción de la toxina botulínica.


Además de su acción bactericida, contribuyen a proporcionar a las carnes procesadas un color rojo más intenso, dándoles un aspecto más saludable y apetecible. Este color rojo se produce por la reacción de la mioglobina con el monóxido de nitrógeno.




Otros conservantes empleados son el dióxido de azufre y los sulfitos (desde el E-220 al E-228). Ayudan a evitar los cambios de color en frutas y verduras secas que se deben al oxígeno, así que por ello se consideran también anti-oxidantes.

El dióxido de azufre está asociado con la historia antigua, donde fue ampliamente utilizado en el antiguo Egipto así como en el Imperio Romano. Es un gas incoloro que previene el deterioro enzimático (inhibidor de la tirosinasa) y bacteriano de los productos.


Cuando se aplica este compuesto, se disuelve en la fase acuosa del alimento, dando un ácido que es el que actúa como agente. Es usado como agente blanqueador en la harina, aunque también oxida los colorantes. Por otra parte, estabiliza la vitamina C y previene la decoloración del vino blanco.

Los sulfitos también inhiben la proliferación de bacterias en el vino y en los alimentos fermentados, en algunos aperitivos y en productos horneados.




Por último, destaca el propionato cálcico (E-282), un ácido de origen natural presente en cantidades pequeñas en múltiples alimentos; algunas veces se encuentra en concentraciones mayores si se trata de productos fermentados, ya que este este aditivo lo producen bacterias. Como curiosidad, cabe mencionar también su producción en grandes cantidades por las bacterias del intestino grueso.

Tanto el ácido propiónico como los propionatos son utilizados como conservantes, principalmente contra los hongos que puedan proliferar en el pan o en alimentos horneados.



Además de los conservantes, también se deben tener en cuenta a los colorantes alimentarios ya que el color es una de las cualidades sensoriales más influyentes a la hora de elegir un producto o rechazarlo. Es el fenómeno de la sugestión, pues una persona verá más apetecible un alimento de color intenso, ya que se hará a la idea de que éste es saludable y posee una calidad excelente.


 Así pues, los colorantes aportan una mejora del aspecto visual y aumentan su aceptabilidad. Por ejemplo: un consumidor comprará una mermelada de fresa de color rojizo antes que una mermelada de color amarronado (que no ha sido tratada con colorantes).

Sin embargo, sí que es inadmisible la utilización de colorantes para ocultar o disimular que un producto es de una calidad inferior.


Los aditivos alimentarios tienen mala fama, ya que muchos consumidores y fervientes defensores de los productos naturales opinan que sólo son porquería que se añade para cambiar de color algún alimento por mera pijería (el color verde o rojo de la gelatina Royal). También critican estos “números E” debido a que algunos de ellos son potencialmente carcinógenos.

No hay ningún motivo por el cual haya que temer a los anti-oxidantes, emulsionantes, potenciadores del sabor… entre otros. Cabe destacar un aspecto importante de ellos: la mayoría de ellos se tratan simplemente de productos naturales, como el rojo cochinilla que se usa para las chucherías. Otros son compuestos inorgánicos como, por ejemplo, el dióxido de azufre utilizado en los vinos, como se ha visto antes.

Incluso algunos de ellos los producimos nosotros: la cisteína, un aminoácido esencial, es utilizado en la masa del pan para hacerla más fluida (E-920). También destaca un espesante como el glicerol (E-422), componente, junto con los ácidos grasos, de las grasas que almacenamos debajo de la piel.
Y por último, destacar el ácido cítrico (o citrato, E-330), un sustrato muy, pero que muy importante para el funcionamiento y mantenimiento de nuestro organismo, ya que forma parte de uno de los ciclos más estudiados e importantes: el ciclo de Krebs. Este intermedio colabora en todas las células de nuestro organismo en proveernos de energía para llevar a cabo infinitud de diversos procesos.

Para los más desconfiados, deben saber que la denominación de los aditivos alimentarios (la famosa letra E acompañada de 3 dígitos) da la garantía de que el aditivo en cuestión ha superado con éxitos los controles de seguridad alimentaria, y que su uso está permitido en la Unión Europea, al menos. El comité que se encarga de evaluar la seguridad de los aditivos en Europa es el Comité Científico para la Alimentación Humana de la UE (SCF). Además a nivel internacional, hay un Comité Conjunto de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA) que opera junto con la OMS y la FAO. Como se puede comprobar, se garantiza la seguridad del consumidor.

Lea el artículo completo en:

4 de octubre de 2012

¿Un diente se disuelve si lo dejamos toda la noche sumergido en Coca-Cola?

Quién más o quién menos, sobre todo si apuntaba a maneras de investigador de bata blanca, ha sumergido un diente de leche en un vaso lleno de Coca-Cola con la intención de comprobar si el mito era cierto, es decir, si el diente se disolvía.



Lo que descubrimos es que no se disuelve. Pero ¿quién hizo correr el rumor? Fue el profesor Clive McCay, de la Universidad de Cornell, en 1950. Lo que afirmó McCay es que los niveles de azúcar y ácido fosfórico de la Coca-Cola provocaban caries, pero a fin de añadirle un toque sensacionalista para llamar más la atención, se le ocurrió decir, también, que si se dejara un diente en Coca-Cola, empezaría a disolverse al cabo de 48 horas.


En 2006, la Academia Norteamericana de Odontología General llevó a cabo un estudio para determinar el efecto de los refrescos sobre el esmalte dental y concluyó que las concentraciones elevadas de ácido cítrico (como en un zumo de naranja) eran mucho más perjudiciales que las de ácido fosfórico (que es lo que se emplea para evitar que el refresco pierda burbujas).

Lo que sí es cierto es que el ácido fosfórico inhibe los ácidos digestivos del estómago, por lo que reduce la absorción de calcio, tal y como explica John Lloyd en El nuevo pequeño gran libro de la ignorancia:
Esto significa que un consumo excesivo de refrescos puede provocar déficit de calcio y debilitar los dientes y los huesos, aunque no su “disolución”. Tomarse una Coca-Cola de vez en cuando no tiene por qué ser perjudicial para nadie.
Fuente:

27 de marzo de 2012

¿Desde cuándo bebemos leche?


Las comunidades centroeuropeas dedicadas a la ganadería lechera fueron las responsables de la evolución de la capacidad de digestión de la lactosa hace 7.500 años, que permitió a los seres humanos beber leche fresca, según mostraba una reciente investigación genética realizada por científicos alemanes y británicos. Antes se creía que solo los europeos nórdicos podían beber leche sin sufrir efectos adversos porque necesitaban vitamina D en su dieta por la falta de la luz solar. «La mayoría de los adultos del mundo no producen la enzima lactasa y por eso no pueden digerir la lactosa», explicó el profesor Mark Thomas del Departamento de Genética, Evolución y Medio Ambiente del University College de Londres. «Sin embargo, la mayoría de los europeos continúan produciendo lactasa durante toda su vida, una característica que se denomina 'persistencia de la lactasa'.»

Los investigadores descubrieron que dicha persistencia está relacionada con una alteración genética única que fue de enorme ayuda para la supervivencia de nuestros antepasados. Y que los adultos no empezaron a consumir leche fresca hasta que aprendieron a domesticar a los animales. Según los investigadores, lo más probable es que la persistencia de la lactasa evolucionara a la par que la práctica cultural de explotar el ganado lechero. Concretamente, los autores sospechan que esto sucedió en la región geográfica donde se originó la cultura Linearbandkeramik, que actualmente ocupa la zona noroeste de Hungría y el suroeste de Eslovaquia.

Se cree que la leche puede compensar la insuficiencia de rayos del sol y la síntesis de vitamina D en la piel en las latitudes más septentrionales. La vitamina D es necesaria para la absorción de calcio, y la leche supone una fuente alimenticia importante de ambos nutrientes, según los expertos. La leche constituye también una fuente beneficiosa de proteínas y es rica en calorías.

Fuente:
Muy Interesante
Y además…

14 de enero de 2010

La orina de los astronautas colapsa la Estación Espacial Internacional


Jueves, 14 de enero de 2010

La orina de los astronautas colapsa la Estación Espacial Internacional

La NASA está descubriendo que no sólo los problemas mecánicos los que hacen de la Estación Espacial Internacional un lugar difícil para operar. Los ingenieros creen que una alta concentración de calcio en la orina de los astronautas está obstruyendo el sistema de reciclamiento de agua de la estación espacial, un equipo de 250 millones de dólares que transforma la orina en agua potable.


Los astronautas en la Estación Espacial Internacional también celebraron las navidades. FOTO: AP

Los científicos todavía no saben si la alta concentración de calcio obedece a una pérdida de la masa ósea a consecuencia de vivir en un ambiente con gravedad cero o a otros factores. "Hemos aprendido mucho más sobre la orina de lo que jamás necesitamos o quisimos saber, por lo menos algunos de nosotros", ha explicado el director de vuelo de la estación, David Korth.

La estación espacial es un proyecto de 100.000 millones de dólares que involucra a 16 naciones que está siendo construido desde hace más de una década a 350 kilómetros de la Tierra. Antes de que el 'reciclador' de orina fuera instalado en la estación en noviembre del 2008, fue probado por la NASA.

"Teníamos un buen conocimiento del contenido de la orina que entraba en el aparato, pero los cambios químicos a medida que pasa por el procesador no siempre son comprendidos", ha relatado la científica del programa de la estación, Julie Robinson.

"Hay muchos parámetros, incluyendo el calcio de la orina y el pH (acidez) que están siendo examinados", ha explicado. Ingenieros del Centro de Vuelo Espacial Marshall esperan encontrar una solución a tiempo para enviar los repuestos necesarios en un vuelo del transbordador Endeavour, cuyo lanzamiento está programado para el 7 de febrero.

Fuente:

Informativos Tele Cinco

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