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8 de agosto de 2018

¿Qué alimentos nos provocan gases y flatulencias?

Los gases son realmente molestos y dolorosos, por ello, las personas propensas a generarlos suelen tomar medidas como la reducción en la ingesta de ciertos alimentos. Según la Clínica Mayo, algunas verduras como las cebollas, las zanahorias, el brócoli, el apio, la coliflor, el repollo y las coles de bruselas, además de las legumbres, suelen producir gases. 

Las frutas con mucha azúcar, como las manzanas, los albaricoques y los plátanos, así como los zumos de uva o manzana, también favorecen las flatulencias. Lo mismo sucede con edulcorantes como el sorbitol y el manitol, presentes en muchos caramelos y chicles sin azúcar.

La comisa grasa y la comida frita, junto a las bebidas con gas, completan la lista. Un motivo más para decirle no a la comida chatarra, ¿no cees?

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Muy Interesante

Venta de chizitos, snacks y otros alimentos procesados serán prohibidos en colegios

Se evitará la comercialización de aquellos alimentos con alto contenido de grasas, sodio y sal tras la publicación - prevista para este año - de nueva directiva sanitaria que alista el Minsa. 

El Ejecutivo, a través del Ministerio de Salud, se prepara para publicar los lineamientos de educación saludable que contendrán las especificaciones respecto a los alimentos que se deberán vender en los quioscos y comedores escolares a nivel nacional, en cumplimiento con la Ley de Alimentación Saludable.

Así lo adelantó a Gestion.pe la nutricionista y responsable de este documento del Minsa, Lily Sandoval Cervantes .


"Con el Ministerio de Educación (Minedu) se está terminando de elaborar los lineamientos de educación saludable en instituciones educativas de educación básica , por lo que falta poco para aprobarse y publicarse. Este documento contendrá las recomendaciones para los quioscos y comedores escolares sobre los alimentos que deberán venderse en estos negocios", refirió la especialista. 

En esa línea, detalló que a partir de estos nuevos lineamientos se actualizará el directorio de los "quioscos saludables", iniciativa del Ejecutivo que empezó a gestarse desde el 2015. 

Entre las novedades de esta directiva sanitaria es que se va a contemplar la implementación de los octógonos en los alimentos procesados. Es decir, esta directiva prohibirá que en los quioscos y comedores escolares a nivel nacional se comercialicen alimentos con octógonos: aquellos que sobrepasen los estándares de alto en grasa, grasa saturada, sodio y azúcar

"Los alimentos que superen los nutrientes críticos expuestos en la Ley de Alimentación Saludable, no se van a poder expender en los quioscos ni en los comedores escolares a nivel nacional", advirtió.

Ante ello, precisó que los lineamientos tendrán especificaciones para las acciones de fiscalización así como las sanciones que se impondrán a los negocios que  incumplan con estas medidas. 

Sandoval Cervantes, aclaró que tras la publicación de esta directiva - que será este año - se le otorgará un tiempo prudencial a los quioscos y comedores de los colegios públicos para que puedan adecuarse al nuevo estándar y exigencias como parte de Ley de Alimentación Saludable. 

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16 de agosto de 2017

Soledad Barruti: "Hay que dejar de ir al súpermercado, es un sistema perverso"



"En el supermercado parece que la comida sale solo de una fábrica, que tiene ingredientes que te remiten a nada", reflexiona la argentina Soledad Barruti (autora del best seller Malcomidos); ella sostiene que la industria alimentaria constituye un gran engaño y que "está matando a todos".

En la pa´gina web de Aconcagua le realizan una magnífica, e imperdible entrevista; te aseguramos que luego de leerla te quedarán pocas ganas de ir a un supermercado.

La entrevista AQUÍ.

13 de agosto de 2016

¿Para qué sirve el Índice Big Mac?

Además de ser un icono de la comida rápida, estas conocidas hamburguesas son un peculiar referente para la economía.

Cualquiera que haya viajado por unos cuantos países y haya degustado alguna que otra hamburguesa en los numerosos McDonald’s que hay por el mundo, se habrá dado cuenta de que, por ejemplo, un Big Mac, aunque es omnipresente en todos los establecimientos de la marca, no cuesta lo mismo en cada uno. Por eso, por ser un producto universal que cambia de precio según el lugar, la revista británica The Economist decidió crear en 1986 el conocido como índice Big Mac, todo un referente para la economía.

El objetivo de este baremo no es evaluar la calidad de esas populares hamburguesas, que vinieron al mundo en 1968 con la receta: Dos de carne, salsa especial, lechuga, pepinillo, cebolla, queso y pan. No. Se trata de comparar el coste de la vida entre los países a la par que medir la capacidad de gasto de sus habitantes. El punto de partida es la llamada teoría de la paridad del poder adquisitivo (PPA) que, grosso modo, viene a decir que el tipo de cambio debe igualar el precio de una canasta de bienes o servicios en diferentes naciones. En este caso, la canasta es la famosa hamburguesa, bocado suculento para unos, el summum de la comida basura para otros.

De acuerdo con la última medición, de enero de 2016, un Big Mac en Estados Unidos cuesta 4,93 dólares. Si al convertir la moneda de un determinado país a dólares, el resultado está por debajo de esa cantidad, según el índice citado, esa divisa estaría subvaluada o depreciada. Es el caso de Venezuela (0,66 dólares), Rusia (1,53) y Ucrania (1,54). Si está por encima, como ocurre por ejemplo en Suiza, Suecia y Noruega, entonces su moneda está sobrevalorada o apreciada. De esta curiosa manera se ofrece un supuesto espejo de la situación de los tipos de cambio a nivel mundial.

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Muy Interesante

20 de septiembre de 2014

Habla la creadora de FoodBabe, el terror de los fabricantes de comida

El blog de Vani Hari, seguido por millones de personas, puso en jaque a la industria alimentaria.



Hace diez años, postrada en la cama de un hospital, Vani Hari tomó una decisión que cambió su vida y la de muchos más.

Embarcada en una loca carrera para ascender rápidamente por la escalera del sueño americano, había descuidado su cuerpo al punto del colapso. Cansada, con sobrepeso, y tomando ocho medicamentos diferentes para sus múltiples dolencias, se prometió convertir su salud en la prioridad número uno.
Lo primero que hizo fue abandonar su dieta de comida chatarra. Pero más que eso, se dedicó a investigar sobre los ingredientes presentes en estos platos y sus efectos sobre los consumidores.

Aterrada por los hallazgos, decidió compartirlos en un blog al que bautizó FoodBabe, que arrancó en el 2011. En cuatro años, el sitio se ha convertido en un movimiento global que cuenta con más de 4 millones de seguidores y ha forzado a que poderosos de la industria de bebidas y alimentos como Kraft, Subway o Starbucks retiren de sus productos aditamentos químicos y otros ingredientes nocivos para la salud.

El TIEMPO la entrevistó.

En pocas palabras, ¿qué es FoodBabe?
Es un sitio web al que se puede acudir para investigar qué es lo que tienen las comidas que nos venden. Luchamos por transparencia, por mejores ingredientes, y tratamos de enseñar cómo alimentarse de manera saludable, con comida orgánica y libre de aditivos.

Antes de dedicarse por completo a FoodBabe, usted ya tenía una carrera exitosa. ¿Qué provocó ese cambio?
Tan pronto me di cuenta de que estas grandes compañías estaban reaccionando a mis escritos supe que debía renunciar a mi trabajo. La pasión por compartir lo que iba aprendiendo se fue tomando mi vida y supe que podía tener mucho más impacto en la industria alimenticia si dedicaba toda mi energía a esto.

El artículo completo en:

4 de abril de 2014

¿En qué medida tu vaso matutino de jugo de naranja contribuye al calentamiento global?

¿En qué medida tu vaso matutino de jugo de naranja contribuye al calentamiento global?. PepsiCo, que es dueña de la marca Tropicana, decidió tratar de responder a esa pregunta. Contrató expertos para hacer las cuentas, midiendo las emisiones de las tareas intensas en energía como operar una fábrica y transportar los pesados envases de jugo. Pero resultó que la mayor fuente de emisiones era simplemente cultivar las naranjas. Los huertos de cítricos usan mucho fertilizante de nitrógeno, el cual requiere gas natural en su fabricación y puede convertirse en un potente gas de invernadero cuando se esparce en los campos.

PepsiCo finalmente obtuvo una cifra: el equivalente de 1.7 kilogramos de bióxido de carbono son emitidos a la atmósfera por cada envase de 2 litros de jugo de naranja. Los gerentes de la empresa dijeron que planeaban trabajar con los cultivadores y con investigadores de la Universidad de Florida para encontrar formas de cultivar naranjas usando menos carbono.

Fuente:

Diario Ecología

23 de marzo de 2014

¿De qué están hechas las golosinas?

  • Su textura gomosa característica se debe, entre otros, al cartílago de animal
  • El aceite vegetal o la cera de abeja les confieren el brillo final
Tres golosinas de diferentes colores

Tres golosinas de diferentes colores

Las golosinas son apetitosas por su inconfundible textura blanda y porque producen una alegre explosión de sabor muy dulce y frutal. Nos estimulan la vista con sus cientos de formas y colores. Entre las más consumidas figuran las que tienen apariencia de corazón, osito, plátano, botella, ladrillo, huevo frito y gusano.

Toda esta diversidad se logra con pocos ingredientes básicos. Los esenciales son azúcares y jarabes de glucosa, para darle sabor dulce a la golosina. “Los jarabes se extraen de la remolacha, caña, coco, palma o maíz”, explica a RTVE.es Domingo Camino, director de calidad de Migueláñez, empresa española dedicada a la creación y fabricación de dulces.

Con los gelificantes, que retienen agua, estos caramelos adquieren su textura gomosa tan característica. “Provienen de pieles de animales y cartílagos. También las hay de origen vegetal, hechas con pectinas, que se sacan de las frutas, y son ideales para los vegetarianos”, asegura el experto.

Hay caramelos de goma con texturas distintas a la tradicional, como los mal llamados regalices rojos. “No tienen raíz de regaliz, como los negros, pero los llamamos así”, reconoce Camino. En realidad, estos caramelos se llaman geles y su textura se logra añadiendo harinas.

Otros ingredientes que se añaden en menor cantidad a los caramelos de goma son los almidones –de fécula de patata o maíz­– y aditivos, como saborizantes y colorantes que les dan vivos colores y sabores.

Los ingredientes básicos son siempre los mismos, pero hay pequeños detalles en la receta que dan a cada golosina un toque diferente. Entre estos componentes figuran por ejemplo el aceite vegetal o la cera de abeja que les confieren brillo. “En esta profesión hay mucho de tradición. Los cocineros, es decir, los químicos especializados, se transmiten recetas, maneras de mezclar y cocer los ingredientes para lograr un determinado sabor o textura”, comenta.

Para alérgicos, musulmanes y vegetarianos

Tan variados son estos detalles que es obligatorio informar en el etiquetado de la presencia de sustancias que producen alergia a algunas personas, como los crustáceos, los huevos, pescados, leche, almendras, cacahuetes y otros frutos con cáscara, apio, mostaza, sésamo y sulfitos.

En los últimos años las chucherías están ganando en sofisticación. Ahora entre la oferta hay algunas que incluyen en su composición zumo de fruta, suplementos de vitamina C, las hay sin harinas para que sean aptas para celiacos o sin gelatinas procedentes de cerdos para los musulmanes.

Además, los científicos especialistas en tecnología de los alimentos trabajan en mejorar estos dulces para que puedan consumirse sin preocupación por las caries o por el exceso de glucosa en el caso de ser diabético.

Por ejemplo, este año investigadoras del Instituto Universitario de Ingeniería de Alimentos para el Desarrollo de la Universitat Politècnica de València presentaron una golosina tipo nube que no incluye en su composición glucosa.

En su lugar tienen isomaltulosa, que es otro azúcar que aporta dulzura al caramelo pero no provoca caries, y oligofructosa, una fibra de sabor dulce. En ese caso y más que nunca se cumple el refrán que dice que a nadie le amarga un dulce.

Fuente:

RTVE Ciencia


10 de diciembre de 2013

Comprobado: Las hamburguesas de McDonald's no son aptas para el consumo humano

¿Te apetece esa Mc Donalds? ¡Cuidado! Antes de comértela tienes que leer esto:

La carne que la cadena de comida rápida McDonald’s incluye en sus hamburguesas no es apta para el consumo humano, debido a que es "lavada" con sustancias tóxicas, así lo demostró un chef activista británico.

Jamie Oliver mostró en su programa de televisión en la BBC cómo McDonald's 'lava' las partes de la res que no son aptas para el consumo con un agente antimicrobiano, el hidróxido de amonio, para poder usarlas como materia prima en la preparación de las hamburguesas.

"Estamos hablando de carnes que hubieran sido vendidas como alimento para perros y después de este proceso se les sirve a seres humanos. Aparte de la calidad de la carne, el hidróxido de amonio es dañino para la salud", dijo Oliver.

Luego de que se haya revelado este 'lavado de carne', la cadena McDonald's decidió modificar su receta, aunque voceros de la compañía negaron que haya sido en respuesta a la iniciativa del chef.

"¿Qué ser humano en su sano juicio pondría un trozo de carne remojada en hidróxido de amonio en la boca de un niño?", se preguntó Oliver.

Pero si ya compró una hamburguesa de McDonald’s y esta información le desorientó, no se preocupe, puede guardarla para comérsela después, incluso años más tarde si quiere. En abril pasado salió a la luz la historia de un ciudadano estadounidense que ha conservado un sándwich en perfecto estado: sin hongos, moho ni olor durante 14 años. 

Tomado de:

Actualidad RT

31 de octubre de 2013

Est le sucede a tu cuerpo después de beber Coca Cola

El efecto “Coca Cola” en el cuerpo 


En los primeros 10 minutos: Diez cucharaditas de azúcar contenidos en un vaso de Cola, causan un devastador "golpe" en el organismo y la única causa, como la razón de no vomitar, es el ácido fosfórico que inhibe la acción de azúcar.

A los 20 minutos: El nivel de azúcar en tu sangre aumenta rápidamente, causando una explosión de insulina. Tu hígado responde a esto convirtiendo cualquier cantidad de azúcar que pueda atrapar en grasa. (Y hay mucha azúcar en estos momentos) 

A los 40 minutos: La absorción de la cafeína esta completa. Tus pupilas se dilatan; la presión de tu sangre sube; como respuesta, tu hígado libera mas azúcar en tu torrente sanguíneo. Los receptores de adenosina en tu cerebro ahora están bloqueados y esto previene que te dé sueño 

A los 45 minutos: Tu cuerpo aumenta la producción de dopamina, estimulando los centros de placer en tu cerebro. Esto es físicamente, la misma forma en que la heroína trabaja, a propósito. 

A los 60 minutos: El ácido fosfórico se une al calcio, magnesio y zinc en el tracto gastrointestinal, que sobrealimenta el metabolismo. La liberación de calcio a través de la orina también se eleva. 

Despues de lo 60 minutos: Las propiedades diuréticas de la cafeína entran "al juego". (Te hace dar ganas de ir al baño.) Ahora es seguro que evacuaras el calcio, magnesio y zinc que estaba dirigido hacia tus huesos, así mismo como los electrolitos, sodio y agua. Mientras la fiesta dentro de tu cuerpo muere poco a poco, comienzas a tener un bajón de azúcar. Los consumidores se pueden volver irritables, lentos o perezosos. 

También ya has, literalmente, orinado toda el agua que estaba en la Coca Cola. Pero no sin antes agregarle nutrientes valiosos que tu cuerpo pudiera haber usado para cosas tan importantes como hidratar tu sistema, o construir huesos y dientes fuertes. Esto será seguido por un bajón de cafeína el cual vendrá en las próximas horas. (Tan solo 2 si eres un fumador).

Fuente:

La Verdad Oculta

11 de agosto de 2013

Los grandes 'fast foods' tendrán que reducir las calorías de sus platillos

Una ley obligará a estas cadenas a publicar la información nutricional de sus productos. En ese contexto, varias optan por reelaborar sus recetas.

Cómo hacen los grandes 'fast foods' para reducir las calorías de sus platillos

Luego de que EE.UU. publicara una ley que pronto obligará a sus grandes cadenas de comida rápida a publicar las calorías de sus platillos, muchos de estos negocios han optado por adelantarse y ya empiezan a reducir el aporte calórico de sus productos.

Múltiples empresas vienen reelaborando sus recetas, utilizando diversas técnicas para disminuir la cantidad de calorías que aportan. Por ejemplo, algunos optan por cambiar la crema de leche por la leche entera o agregan menos aceite. Otros optan por echar menos salsa o reducir sus porciones, según informa el portal del diario “The Wall Street Journal”.

La empresa The Cheesecake Factory, con 163 sucursales, reducirá la cantidad de calorías de dos de sus pastas (de 2980 a 2440 y de 2810 a 1290 en un platillo para niños) reduciendo la cantidad de salsa. La empresa tomó esta decisión luego de que uno de sus platillos se ganara el puesto del más calórico.

“Para reducir las calorías, los restaurantes están reduciendo cantidad de masa que utilizan para los panes utilizados para sándwiches o usan menos queso, entre otros trucos”, afirma Betsy Craig, directora ejecutivo de MenuTrinfo, una empresa encargada de calcular la información nutricional de los restaurantes y asesorarlos sobre las recetas.

Cabe recordar que el aporte calórico es solo uno de los indicadores que miden qué tan saludable es un alimento. Así que un platillo con pocas calorías no necesariamente engorda menos ni es bueno para la salud.

Tomado de:

El Comercio

8 de agosto de 2013

Perú: Primer lugar mundial en puntos de venta de comida chatarra

Por Diego García Sayán


Malas noticias. Gordos mal alimentados, rebosantes grasas saturadas en la comida rápida, gaseosas llenas de azúcar y toneladas de carbohidratos. El Perú tiene una muy lamentable primera posición nada menos que en la proliferación de puntos de venta de comida chatarra.

Como lo revela un informe publicado hace poco en The Economist (27/7/13), ocupa en eso un poco honroso primer lugar. México no se queda atrás: el país con el mayor porcentaje de niños obesos en el continente.

La pobreza latinoamericana de hoy no se destaca tanto por no comer, sino por comer mal. Es donde hay más gente con sobrepeso según un reciente informe de la FAO. Y con ello, una población más vulnerable a la hipertensión, la diabetes y el cáncer, enfermedades que hoy matan más que el hambre. Diversas investigaciones son concluyentes en que la velocidad con la que la comida chatarra ha penetrado en la población latinoamericana tiene en la publicidad un factor crucial. Especialmente la que se dirige a la infancia, en la que tiene un directo y enorme impacto en patrones de consumo y en la subsecuente obesidad.

En una reciente investigación en la Universidad Javeriana de Bogotá —sobre una realidad muy parecida a la del Perú— se identificó que, en el horario infantil, el 96,43% de los mensajes publicitarios eran sobre alimentos procesados. Semejante proporción se verificó en México. Resultado: En los últimos cinco años en Colombia aumentó en 25,9% el sobrepeso y la obesidad infantil. Palabras más, palabras menos, la situación se repite en los demás países.

Frente a este ataque a la salud pública, felizmente algo se viene haciendo. En los países nórdicos desde la década del noventa esta materia se empezó a regular. Los pasos dados en América Latina son más recientes pero, por cierto, relevantes. Incluido el Perú, siete países cuentan ya con importantes regulaciones. En ese contexto, es importante el paso dado por el Perú, el pasado mayo con la ley de Promoción de la Alimentación Saludable, conocida como la “ley de la comida chatarra”. Ciertamente perfectible pero apunta a lo esencial.

Muertes prematuras y discapacidades pueden ser enfrentadas ahora con esta herramienta importante. Que no supone “prohibiciones” a la venta o a la publicidad sino regulaciones orientadas a proteger, esencialmente, a la infancia. Evitando la venta de comida chatarra en los colegios o prohibiendo, eso sí, anuncios “que incentiven el consumo inmoderado de alimentos y bebidas no alcohólicas con grasas trans, alto contenido de azúcar, sodio y grasas saturadas”. La ley también fomenta la actividad física y la implementación en los colegios de comedores o quioscos con alimentos naturales.

Pero junto con algo tan noble siempre hay y habrá quienes por sus propios intereses se oponen a estas regulaciones. En dos países han logrado ciertos “bloqueos” constitucionales y en otro relajar los límites de azúcar y grasas en la reglamentación. En nuestro medio algo así podría intentarse y eso no debería sorprender. 

Lo alucinante es que, siempre listo para intervenir en asuntos políticos y adoptar las posturas más atrabiliarias, hasta el cardenal metió su cuchara. Quejándose de que “a las personas se les imponga que pueden o no consumir” y que eso debería corresponder solo a “los padres de familia”. Curiosa lógica (porque la ley, además, no “impone” qué comer). El Estado sí debe actuar cuando está de por medio un interés público. Lo hace, por ejemplo, para proteger a la infancia de la pornografía, de accidentes de tránsito o de la contaminación ambiental. ¿O le dejamos eso solo a los padres de familia mejor?

El paso dado en el Perú, por eso, es muy importante. Pero, “el diablo está en los detalles”. La clave está ahora en el reglamento a dictarse próximamente. Que, entre otras cosas, debe especificar los parámetros técnicos sobre contenido de azúcar, sodio y grasas saturadas. No debería quedar otra ruta que ceñirse a los estándares internacionales de la Organización Mundial de la Salud. A los que manufacturan y venden estos productos les toca adaptarse a las nuevas circunstancias, como ya lo han hecho con buenos resultados en la mayoría de los países europeos en los últimos 20 años.



Fuente:

La Mula (Perú)

Gestión (Perú)

4 de agosto de 2013

Los peligros (que no te han dicho) de tomar gaseosas ligth (dietéticas)

Contrario al sentido común y a lo que nos han hecho creer las compañías refresqueras, la soda de dieta, entre otras cosas, también causa aumento de peso. 



Un nuevo estudio conducido por Pudue University ha encontrado que los endulzantes artificiales en la soda de dieta pueden causar aumento de peso, síndrome metabólico, diabetes y enfermedades del corazón.

Además, el estudio también encontró que los endulzantes artificiales en los refrescos pueden interferir con la respuesta normal de tu cuerpo al azúcar, desregulando los niveles normales de azúcar en la sangre incluso más que el refresco regular.

Esto es porque el azúcar falsa engaña a tu cuerpo a pensar que estas tomando calorías asociadas con el sabor dulce. Pero eso significa que el cuerpo no sabe cómo procesar el azúcar regular; y deja de liberar la hormona que controla el azúcar en la sangre y la presión arterial.

Susan Swithers, autora del estudio de Purdue, declaró que a los consumidores de refresco no siempre se les dan los hechos correctos acerca de las consecuencias de tomar refrescos de dieta. “No es raro que a la gente les lleguen mensajes de que los productos artificialmente endulzados son sanos, les ayudará a perder peso o a prevenir el aumento de peso”, dijo Swithers. “Los datos que respaldan tales declaraciones no son muy fuertes, y aunque parezca sentido común pensar que los refrescos de dieta no son tan problemáticos como los refrescos regulares, el sentido común no siempre está bien”.


Tomado de:

Ecoosfera 

28 de junio de 2013

Los 5 padecimientos que puede provocar el consumo de gaseosas

Desde un ataque al corazón hasta depresión. Múltiples estudios relacionan el consumo de estas bebidas con un mayor riesgo de padecer múltiples enfermedades.


El consumo de gaseosas no solo está relacionado con el aumento de peso y la obesidad. También puede incrementar el riesgo de que uno sufra múltiples enfermedades, según sugieren varios estudios científicos. Aquí algunas razones por las que reducir su ingesta puede ser un gran acierto.

INFARTO CEREBRAL

El consumir una gaseosa diariamente puede traer serias complicaciones, entre ellas el sufrir de un accidente cerebrovascular. Según un estudio publicado en la revista American Journal of Clinical Nutrition, las mujeres que toman frecuentemente esta bebida tienen un 83% más posibilidades de presentar este cuadro que las que las evitan.

DEPRESIÓN

El consumo de gaseosas dietéticas también puede acarrear diferentes problemas. Una investigación desarrollada por el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos encontró que quienes consumen este tipo de bebidas tienen un 31% más de posibilidades de sufrir depresión que quienes las evitan.

PROBLEMAS DENTALES

Al contender ácido fosfórico, además de grandes cantidades de azúcar, el ingerir esta bebida puede conducir al desgaste dental, según indica un estudio publicado en el “British Dental Journal”.

ATAQUE AL CORAZÓN

Por otro lado, la ingesta diaria de estas bebidas hace que sea un 40% más probable que sufras un ataque al corazón, según señala una investigación publicada en la revista de la Asociación Americana del Corazón. Asimismo, quienes la consumen tienen más posibilidades de sufrir de presión alta.

DIABETES

Cada 330ml de gaseosa contienen entre seis y diez cucharaditas de azúcar. Por eso no extraña que el ingerirla aumente las posibilidades de sufrir diabetes tipo 2, según confirma un estudio recientemente publicado por la revista “Diabetología”.

Tomado de:

El Comercio

26 de abril de 2013

¿Por qué las papitas chips son un vicio?

  • Los científicos investigan el origen de la compulsión que producen las patatas
  • Activa con intensidad los circuitos cerebrales relacionados con la recompensa
  • Buscan una molécula aún sin identificar como posible causa 
Unas apetecibles patatas fritas

Abres la bolsa de patatas chips y su aroma alcanza un par de metros. Metes la mano, coges el fino, salado y crujiente alimento, te lo llevas a la boca y se rompe entre los dientes. La saboreas y entonces el gusanillo no deja de molestar. Con una no es suficiente.

Científicos alemanes de la Universidad de Erlangen-Núremberg acaban de presentar en la 245º Reunión y Exposición Nacional de la Sociedad Americana de Química, que se celebra estos días en Nueva Orleans (Estados Unidos), un estudio que ahonda en los mecanismos cerebrales que explican este comportamiento. Han descubierto que comer patatas fritas activa con más intensidad los sistemas de recompensa y adicción en el cerebro, lo cual induce a tomar una tras otra sin parar.

Comer dulces, golosinas, snacks, panchitos, patatas fritas sin necesidad, solo por el acto de acompañar una conversación o por pasar el rato, es algo común en la sociedad occidental. “Todos hemos comido en exceso con este espíritu recreativo alguna vez. El hecho de hacerlo de manera crónica es uno de los factores clave en la epidemia de obesidad y sobrepeso”, ha explicado Tobias Hoch, el investigador principal de la investigación. El fenómeno tiene nombre en literatura médica: hiperfagia hedonista.
Comer con espíritu recreativo es clave en la epidemia de obesidad y sobrepeso
Cuando comemos con hambre se pone en marcha el complejo sistema de recompensa de nuestro cerebro. Al conseguir lo que deseamos se libera un neurotransmisor llamado dopamina, relacionado con el placer. Es el mismo sistema que se activa con la adicción a las drogas.

En un sistema equilibrado la sensación de recompensa que producen los alimentos es limitada. Los científicos han observado que el sistema se descompensa y toma tintes compulsivos con algunos alimentos, como los ricos en grasas o la bollería. Como consecuencia, los consumidores comen más y esto contribuye a producir sobrepeso y obesidad.

La obesidad es uno de los principales problemas de salud pública. En el mundo, 2,8 millones de personas mueren cada año por obesidad. Según datos de la OMS, entre 1980 y 2008 la incidencia de obesidad se ha duplicado. De 8% de mujeres y 5% de hombres obesos se ha pasado al 14% de las mujeres y el 10% de los hombres. En total, 500 millones de personas obesas en el mundo.

Efecto patata frita en ratas

Los científicos han investigado el 'efecto patata frita' en ratas de laboratorio. Las dividieron en dos grupos y las sometieron a diversos experimentos para analizar su comportamiento. A un grupo le permitieron darse un festín de patatas fritas machacadas y al otro les dieron de comer su habitual pienso.
Observaron que las ratas que no tenían normalmente acceso a este tipo de comida, si les dejaban comer toda aquella que desearan, lo hacían en exceso y en forma de atracón.

También observaron la actividad del cerebro de las ratas mientras comían los distintos alimentos mediante resonancia magnética. Observaron que en las ratas que comían patatas fritas trabajaban más las partes del cerebro relacionadas con el sistema de recompensa.

En un primer momento pensaron que la razón principal por la que disfrutaban más de las chips que del pienso tenía que ver con la cantidad de grasas y carbohidratos. Así que crearon un tercer grupo de ratas alimentado con una mezcla de grasas y carbohidratos en proporciones similares a las de las patatas fritas pero su comportamiento continuó siendo marcadamente distinto cuando comían patatas. “Tiene que haber algo más que haga a las chips tan deseables”, reflexionó Tobias.

Si la ciencia consigue desvelar cuál es el componente secreto de las patatas fritas que activa con tanto ímpetu el circuito de la recompensa del cerebro, podrían añadirse otras moléculas a estos alimentos para inhiban su efecto. “Ayudaría a bloquear esta atracción por los snacks y los dulces”, explica. La investigación sigue abierta.

Crujienters y secas

Para la elaboración de patatas a la inglesa o chips se cortan en rodajas muy finas de aproximadamente 1,5 mm de grosor. Se fríen en profundidad hasta que quedan secas y crujientes. Las patatas de bolsa se fríen a una temperatura constante de unos 175 ºC. En esas condiciones los gránulos de almidón y las paredes celulares no tienen tiempo de absorber humedad. El resultado es una patata de grano fino y crujiente.

Tomado de:

RTVE Ciencia



17 de octubre de 2012

Tras vencer a las tabacaleras ahora apuntan a la industria de alimentos

 Estas son las principales demandas...

Frutas

Don Barrett está demandando a mercados que comprenden los siguientes productos:
  • Jugos de frutas.
  • Papas fritas.
  • Refrescos.
  • Chocolates.
  • Tomates enlatados.
  • Frutas enlatadas.
  • Comida para bebés.
  • Té.

papitas

Los abogados que demandaron a las grandes tabacaleras de Estados Unidos y ganaron, ahora están enfocados en la industria de alimentos. La editora del programa Newsnight de la BBC, Susan Watts, entrevista a uno de ellos para preguntarle por qué escogieron esta pelea en particular.

A Don Barrett le gustan los contrincantes poderosos y ricos. Se trata del abogado que batalló durante una década para lograr que las grandes empresas tabacaleras admitieran que sabían que los cigarrillos eran adictivos y que, como consecuencia, debían pagar los gastos médicos de las víctimas, un caso que a la postre fue llevado al cine con la película "The Insider" (El informante). 
 
Él y sus colegas eventualmente lograron un acuerdo que le costó a la industria de los cigarrillos la astronómica suma de más de US$200.000 millones. La demanda hizo que Barrett se convirtiera en un hombre muy rico. Sin embargo, asegura que no es por la búsqueda de dinero que ahora está apuntando su artillería a la comida rápida.
"Tengo 68 años. Francamente, no necesito el dinero, el ejercicio del derecho ha sido bueno conmigo", explica. "Este es mi trabajo, pero en este caso tenemos la oportunidad de ayudar realmente a las personas. 
No estamos diciendo que la industria de la alimentación sea igual a la del tabaco, que mata a 500.000 estadounidenses al año, pero sí hay una epidemia de obesidad que está afectando la salud de los habitantes de este país".

Barrett forma parte del grupo de abogados que ha presentado demandas contra los representantes más importantes de la industria alimenticia en EE.UU.

Estas no son las primeras demandas que atacan a las compañías que procesan alimentos. Durante casi una década, abogados estadounidenses han realizado diversas solicitudes para persuadir a las cadenas de comida rápida a producir alimentos más sanos y nutritivos. Sin embargo, estas demandas recientes están siendo vistas como las más agresivas a pesar de su simplicidad.

Don Barrett

Don Barrett insiste que más allá de ganar mucho dinero -como en el juicio a las tabacaleras- su motivación es "ayudar a la gente".

El caso de Barrett contra los grandes procesadores de alimentos, conocidos en inglés como los "Big Food" es que las compañías están tergiversando la presentación de sus productos, promocionándolos como "naturales" o "saludables", cuando de hecho -asegura- no son tal cosa.

Su misión es hacer que se ajusten a las leyes vigentes. Según él, los reguladores han sido demasiado débiles para hacerlas cumplir. Afirma que la Administración Federal de Alimentos y Drogas (FDA, por su sigla en inglés), que supervisa la seguridad alimentaria en EE.UU., ha estado simplemente escribiendo cartas de advertencia, lo que, él piensa, no es suficiente.

Orgullo sureño

Tomando el sitial de honor en la pared de la oficina de Barrett en Lexington, Misisipi, hay una réplica de la bandera que llevó el décimo primer regimiento de infantería de Misisipi en los tiempos de la Guerra Civil. Barrett dice que, como la mayoría de los sureños, él tiene una debilidad por sus antepasados, que "lucharon tan valientemente contra abrumadores números y recursos, para defender lo que creían era correcto".
Por lo que él está luchando, dice, es por la libertad de las personas para tomar una decisión.

"Nadie está tratando de decirle al pueblo estadounidense lo que tiene que comer o lo que puede comer, los estadounidenses pueden tomar esas decisiones por sí mismos. Todo es cuestión de libre elección. Para tener la libre elección tienes que tener la información exacta. Eso significa que Big Food, las empresas de alimentos, tienen que empezar por decir la verdad sobre lo que hay en su producto. La ley así lo requiere".

Mujer obesa

Dos tercios de los estadounidenses mayores de 20 años son obesos o tienen sobrepeso.

Ve similitudes con las demandas que presentaron a las tabacaleras. "Un paralelo es que los estadounidenses asumen que si un producto está a la venta legalmente, entonces estas personas están diciendo la verdad acerca de este producto. Si es de venta legal, tiene que estar bien, de otro modo el gobierno tendría que haber hecho algo al respecto. Y eso es lo que pensaban acerca de los cigarrillos".

Una de las cosas que lo molesta son los estratosféricos niveles de obesidad entre los jóvenes estadounidenses. A pesar de que la tendencia al alza se está desacelerando, alrededor de dos tercios de los estadounidenses mayores de 20 años son obesos o tienen sobrepeso, de acuerdo con los Centros para el Control de Enfermedades de EE.UU. (CDC, por su sigla en inglés).

Azúcares ocultos en los alimentos procesados, dice, son parte del problema, y las etiquetas erróneas son clave. Cita un ejemplo: el yogurt de la empresa de alimentos Chobani Inc, que contiene "jugo de caña evaporado" como ingrediente.

"Si usted es la madre de un niño diabético o la madre de un niño que es obeso, las etiquetas importan. Usted busca azúcar en las etiquetas, y no hay nada allí. Lo que tienen es "jugo de caña evaporado". Eso suena algo vago, y de alguna manera sano y natural.

"Jugo de caña evaporado si usted vive en el sur de Luisiana o en Cuba se entiende lo que es, eso es azúcar... Las leyes han estado allí por siempre. Y son muy claras. No se puede llamar a un producto por un eufemismo".

La compañía dijo a Newsnight: "En Chobani hemos construido nuestro negocio siendo auténticos y transparentes y apoyamos completamente a nuestros productos y siempre estamos escuchando a nuestros clientes para mejorarlos".

Barrett cita otro ejemplo, los alimentos cuyas etiquetas indican que se deberían mantener refrigerados una vez abiertos, dando así la impresión de que no contienen preservativos y que son más frescos de lo que realmente son.

yogurt

El yogurt Chobani tiene una etiqueta que dice que contiene "jugo de caña evaporada", o sea, azúcar.

Si Barrett tiene éxito en sus casos, la industria podría enfrentar costos sustanciales.

Afirma que si los tribunales consideran que los alimentos mal etiquetados son de venta ilegal, estos productos se convierten en ilegales y no tienen ningún valor. Si un producto se vende sin representar su valor, el monto por el cual fue vendido es la medida de los daños, dice.

Sus demandas son acciones colectivas, donde la acción legal viene definida por cada persona que compró uno de los productos mal etiquetados en los últimos cuatro años.

"Si cuesta un dólar y 25 centavos, entonces el cliente tiene derecho a que le devuelvan su dólar y 25 centavos", explica. "Y hay un estatuto de cuatro años de prescripción, por lo que los daños en cada uno de estos casos se define por cuánto han vendido esta basura con errores de marca durante los últimos cuatro años".

Barrett señala que alrededor del 25% de los productos están mal etiquetados en EE.UU. Por tanto, la magnitud de los daños en estos casos fácilmente podría igualar los miles de millones de indemnizaciones que tuvieron que pagar las grandes tabacaleras.

"Podrían ser, y serán, miles de millones de dólares en algunos casos", dice. "Una de las empresas de papas fritas que estamos demandando vende US$13.000 en productos al año".

Casos previos se han centrado en los reclamos por falsa publicidad en lugar de etiquetado incorrecto, lo que requirió a los demandantes a contratar expertos para demostrar que las etiquetas eran "engañosas" para un consumidor corriente y que tal engaño causó daños reales.

Estos casos han sido costosos y engorrosos. Muchos de estos han tendido a resolverse por indemnizaciones que terminaron en cantidades pequeñas.

Las demandas por lesiones personales son aún más difíciles de probar, de acuerdo con Barrett.

Vincular el cigarrillo con una enfermedad específica ha resultado bastante difícil. Sólo una vez las empresas tabacaleras trabajaron para llegar a acuerdos en casos presentados por algunos estados del país para recuperar costos médicos.

Golpear al bolsillo

Vincular cualquier asunto alimenticio a una condición médica posterior, tal como la diabetes, sería significativamente más difícil.

Entonces, ¿cuál es la probabilidad de que esta ola actual de demandas pueda tener éxito?

Barrett dice que en el pasado los abogados han pasado por alto las cruciales regulaciones de la FDA para las etiquetas: "Las falsas etiquetas en sí mismas son la única prueba que necesitamos y probar los daños es simple: se trata de las ventas del producto ilegal dentro del período de tiempo del estatuto de limitaciones: cuatro años".

Y como aquellos casos que pasan a la etapa de descubrimiento, éstos podrían evolucionar -al igual que ocurrió en las demandas de tabaco cuando los documentos calientes comenzaron a aparecer- quizás mostrando que las compañías de alimentos sabían más que el público general acerca el impacto de sus productos y de la publicidad en la salud de la gente.

Además, están comenzando a aparecer conexiones científicamente comprobadas que vinculan a los alimentos con la adicción, y que sugiere que ingerir alimentos altamente agradables al paladar, que contienen azúcar, grasa y sal, en realidad podrían cambiar nuestros cerebros -de forma que necesitamos más y más de estos alimentos para sentirnos satisfechos.

Si estos estudios científicos llegan a ser sólidos, entonces el paralelismo con los casos del tabaco podría también fortalecerse.

Por el momento Barrett dice que su enfoque es suficiente para cambiar las prácticas de la industria: "Hay una cosa que el mundo corporativo del país le presta atención, y es un fuerte golpe en el bolsillo. Todo es cuestión de ganancia. Y sólo cuando afectes sus ganancias es que afectarás su comportamiento. Y tenemos la intención de hacer eso".

Fuente:

BBC Ciencia

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2 de agosto de 2012

Chile: demandan a locales de comida rápida por incluir juguetes en alimentos

Un senador chileno aseguró que cadenas como McDonald’s, Burger King y KFC faltaron a la ley con estas promociones.

Cajita feliz
 
(Foto referencial: Percy Ramírez / El Comercio)

 McDonald’s, Burger King, Kentucky Fried Chicken y otras cadenas de comida rápida fueron demandadas el miércoles por violar la nueva ley del país que prohíbe incluir juguetes en los alimentos infantiles.

“Las empresas saben que estos alimentos dañan la salud de los niños y saben que está vigente esta ley”, que entró en vigor el 7 de junio, dijo el promotor de la ley y de la demanda, el senador Guido Girardi.

Girardi también demandó a fabricantes de cereal, caramelos, helados y otros productos que incluyen juguetes, lápices de cera o pegatinas con una compra, como una forma de atraer a los niños, así como los mercados donde se venden estos alimentos.

“No se puede vender comida a niños con ‘gancho’ -adhesivos, juegos, colores- porque consideramos que son trampas para los niños”, dijo Girardi. “Esto ya entró en vigencia y tienen que respetar la ley, y ni McDonald’s ni Kentucky Fried Chicken, ni Nestlé, ni Kellogs, ni ninguna de estas empresas están respetando esto, así que yo presenté una denuncia en contra de estas empresas”.

Más niños son obesos
 
El senador dijo que casi una cuarta parte de los niños de seis años del país son obesos. Si el Ministerio de Salud ratifica las acusaciones, las empresas podrían ser obligadas a retirar los productos o enfrentar multas nominales.

En un McDonald’s del centro de Santiago, una niña de 4 años, y su padre Ricardo Moraga, de 47, jugaban con juguetes de la última película de La Era de Hielo incluidas en una Cajita Feliz.

“Me encanta McDonald’s porque me gustan los juguetes de la Cajita Feliz”, dijo la menor. Su padre aseguró que van una vez cada dos semanas pero que no regresarían si su hija tuviera sobrepeso.

El Centro por la Ciencia en el Interés del Público, una organización con sede en Washington, demandó en 2010 a McDonald’s por utilizar juguetes para promocionar sus alimentos infantiles, pero la queja fue rechazada en abril.

El año pasado, San Francisco prohibió a los restaurantes dar juguetes junto con alimentos altos en grasa, sal y azúcar, pero McDonald’s sigue ofreciéndolos a cambio de una pequeña cuota.

Fuente:

9 de julio de 2012

El azúcar de las gaseosas borran tu memoria



En el experimento ratas olvidaron el camino para salir del laberinto por su mala dieta.

El alto contenido de azúcar en refrescos y alimentos industrializados se ha convertido en un gran problema de salud pública: su relación con enfermedades como el sobrepeso y el síndrome metabólico en poblaciones de menores de edad se le agrega un problema poco estudiado hasta hoy: la relación entre el consumo de azúcar y la salud mental.

Sucede que, en realidad el endulzante de bebidas gaseosas y comida chatarra no tiene ya mucho que ver con el azúcar de caña que se adquiere en el supermercado. En realidad se utiliza una variedad llamada fructosa, que posee una composición química diferente al del azúcar. Sin embargo, en los últimos años, estudios han encontrado que la fructosa tiene una interacción distinta con el metabolismo, alterando la manera en la que se retienen los nutrientes en el organismo.

Por ello, los científicos Charles Young y Fernando Gómez-Pinilla en la universidad de California en Los Angeles se dieron a la tarea de analizar lo que sucedía en el cerebro cuando se le suministraban altas dosis de fructosa. Para ello suministraron una alimentación rica en esta sustancia a un grupo de ratas de laboratorio, mientras que a otro se le mantuvo con una dieta regular. Para registrar su desempeño, se les hizo pasar periódicamente por laberintos para que recordaran el camino de salida.


Así, tras cinco días de alimentación, los científicos hallaron que las ratas alimentadas con fructosa olvidaban el camino correcto de salida del laberinto respecto de sus compañeras que se alimentaban con la dieta normal. Al parecer, según el estudio publicado en la revista
Journal of Physiology, la ingestión de fructosa altera los mecanismos que dan energía al cerebro de las ratas, disminuyendo la cantidad disponible para procesos mentales como la memoria.

Por ende, y aunque se requerirán estudios para validar esta teoría en humanos, quizá el mito de un refresco para llenar el cerebro de energía durante una sesión de estudio, puede no ser más que un mito contraproducente para él.

Fuente:

18 de junio de 2012

¿Qué desató la epidemia de obesidad en el mundo?

En las últimas tres décadas las tasas de obesidad global se han duplicado y ahora viven en el mundo más de 500 millones de personas obesas.

Joven comiendo pastel

Algunos científicos creen que hay algo en la fructosa que está causando adicción.

Este exceso en el peso corporal está causando tres millones de muertes cada año, según cifras de la Organización Mundial de la Salud.

Pero ¿qué fue lo que causó está epidemia?

Algunos culpan a nuestro estilo de vida, que nos ha vuelto cada vez más sedentarios, pasando horas sentados frente al computador o la televisión.

Pero otros expertos creen que los responsables son los alimentos que comemos. Y más específicamente, dicen, las enormes cantidades de azúcar que consumimos.

"Genéticamente, los seres humanos no hemos cambiado, pero nuestro ambiente y nuestro acceso a la comida sí han cambiado", explica a la BBC el profesor Jimmy Bell, especialista en obesidad del Imperial College de Londres.

"Todos los días estamos siendo bombardeados por la industria alimentaria para que consumamos más comida".

"Es una guerra entre nuestro cuerpo y las demandas de nuestro organismo con el acceso a la comida que se tiene en una sociedad moderna. Y como científico me siento realmente deprimido, porque estamos perdiendo la batalla contra la obesidad" agrega.

Uno de los más grandes cambios en nuestra dieta se remonta a los años 70, cuando la industria agrícola de Estados Unidos se embarcó en la producción masiva del maíz y del jarabe de maíz de alta fructosa, comúnmente utilizado hoy en todo el mundo como edulcorante en alimentos procesados.

Esto provocó un incremento masivo en las cantidades de alimentos baratos abastecidos a los supermercados estadounidenses: desde cereal hasta galletas de bajo precio.

Como resultado, las hamburguesas se hicieron más grandes y las papas fritas se hicieron más grasosas.

Esto, según la nutricionista Marion Nestle, preparó el terreno para la epidemia de obesidad.

"El número de calorías producidas en Estados Unidos, y disponibles a los consumidores estadounidenses, se incrementó de 3.200 por persona en los años 70 a 3.900, casi el doble de lo que un individuo necesita".

"Este incremento es enorme y pienso que es la causa de muchos problemas", señala.

¿Adictivo?

El jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF) es un subproducto de desecho del maíz, increíblemente azucarado e increíblemente barato.

Al principio se le utilizaba en casi todos los alimentos: pizza, ensaladas, carne, pasteles y pan.

Para mediados de los años 80 el JMAF ya había reemplazado al azúcar en las bebidas gaseosas, lo cual tenía sentido para la industria, ya que era un 35% más barato.

Pero según algunos científicos, además de más dulce, también es más adictivo que el azúcar.


En un principio, el jarabe de maíz de alta fructosa se utilizaba en pizzas, ensaladas, pasteles y toda clase de comidas.

Y esto, dicen, ha provocado que en las últimas dos décadas el consumo promedio de estas bebidas se duplique.

La industria, por su parte, afirma que este incremento no ha causado la epidemia de obesidad, sino el hecho de que la gente consume demasiadas calorías.

"Ciertamente nuestras bebidas gaseosas regulares son una fuente de calorías, pero si tú consumes muchas calorías y ves mucha televisión o no haces suficiente ejercicio, es claro que tendrás un problema", afirma Susan Neely de la Asociación Estadounidense de Bebidas Gaseosas.

Pero el doctor Jean-Marc Schwarz del Hospital General de San Francisco cree que lo peligroso es la enorme cantidad de fructosa que consumimos en todo el mundo.

"Ésta no tiene un efecto tóxico como el plomo o el mercurio, lo que es tóxico es la cantidad que se consume", dice.

La fructosa se convierte fácilmente en grasa en el cuerpo y los científicos han descubierto que también suprime la función de una hormona vital llamada leptina.

Se cree que esta hormona controla la regulación del hambre y apetito en el cerebro.

Cuando el hígado se ve inundado con azúcar, la leptina deja de funcionar y el organismo no sabe cuando está lleno.

"Esto provoca que tu cerebro piense que te estás muriendo de hambre aunque acabes de comer. Lo cual causa un círculo vicioso de consumo, enfermedad y adicción", dice a la BBC el doctor Robert Lustig, profesor de endocrinología de la Universidad de California, en San Francisco.

"Y esto explica lo que ha ocurrido en todo el mundo" agrega.

Grasa por azúcar

Pero hace dos décadas surgió un fuerte debate entre los expertos sobre lo que estaba causando el incremento de enfermedades cardiovasculares, que en gran parte eran provocadas por el aumento en el peso corporal.

Se dijo que el responsable quizás no era el azúcar sino las grasas.

Esto condujo a un nuevo término en nuestros hábitos de consumo: los alimentos "bajos en grasas".

Estos productos no sólo prometieron enormes ganancias para la industria, sino también acabar con el potencial desastre de salud de las enfermedades del corazón.

De la noche a la mañana, todo el mundo comenzó a comprar yogur, margarinas, postres y galletas "bajos en grasas".

Pero gran parte de la grasa que se retiró a estos productos fue reemplazada con azúcar.

Para cuando los científicos se dieron cuenta de que quizás no era buena idea reemplazar grasa por azúcar, ya era demasiado tarde: el mundo estaba enfrentando una crisis de obesidad.

Hoy, cada vez más expertos están comenzando a pensar que hay algo específico en la fructosa que está acelerando la obesidad.
"Si la grasa fuera la causa, esto no sería tan malo", dice el doctor Lustig.

"Pero si la causa es el azúcar, esto sí es algo desastroso. Y creo que con lo ocurrido en los pasados 30 años hemos respondido ya a esa pregunta", agrega el científico.

Fuente:


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