Además de ser un icono de la comida rápida, estas conocidas hamburguesas son un peculiar referente para la economía.
Cualquiera que haya viajado por unos cuantos países y haya degustado alguna que otra hamburguesa en
los numerosos McDonald’s que hay por el mundo, se habrá dado cuenta de
que, por ejemplo, un Big Mac, aunque es omnipresente en todos los
establecimientos de la marca, no cuesta lo mismo en cada uno. Por eso,
por ser un producto universal que cambia de precio según el lugar, la
revista británica The Economist decidió crear en 1986 el conocido como índice Big Mac, todo un referente para la economía.
El objetivo de este baremo no es evaluar la calidad de esas populares hamburguesas,
que vinieron al mundo en 1968 con la receta: Dos de carne, salsa
especial, lechuga, pepinillo, cebolla, queso y pan. No. Se trata de comparar el coste de la vida entre los países a la par que medir la capacidad de gasto de sus habitantes. El punto de partida es la llamada teoría de la paridad del poder adquisitivo (PPA)
que, grosso modo, viene a decir que el tipo de cambio debe igualar el
precio de una canasta de bienes o servicios en diferentes naciones. En
este caso, la canasta es la famosa hamburguesa, bocado suculento para
unos, el summum de la comida basura para otros.
De acuerdo con la última medición, de enero de 2016, un Big Mac en Estados Unidos cuesta 4,93 dólares. Si al convertir la moneda de
un determinado país a dólares, el resultado está por debajo de esa
cantidad, según el índice citado, esa divisa estaría subvaluada o
depreciada. Es el caso de Venezuela (0,66 dólares), Rusia (1,53) y
Ucrania (1,54). Si está por encima, como ocurre por ejemplo en Suiza,
Suecia y Noruega, entonces su moneda está sobrevalorada o apreciada. De
esta curiosa manera se ofrece un supuesto espejo de la situación de los
tipos de cambio a nivel mundial.
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Muy Interesante
Se va la Coca Cola y empieza el reino de la Coca Colla (la bebida con sabor nacional).
El Gobierno de Bolivia ha anunciado que se van a poner fin a las operaciones de Coca Cola y McDonald’s en el país a partir del próximo 21 diciembre, según informó ayer la Agencia Venezolana de Noticias (ANV). En principio, las razones de la salida de ambas multinacionales son diferentes: el gigante de las bebidas ha sido expulsado por el Gobierno de Evo Morales, mientras que la compañía de comida rápida ha quebrado.
«El 21 de diciembre de 2012 es el fin del egoísmo y la división»
Además,
añadió que «el 21 de diciembre de 2012 es el fin del egoísmo y la
división. El 21 de diciembre tiene que ser el fin de la Coca-Cola y el comienzo del mocochinche», en referencia al refresco de durazno típico de Bolivia.
Las primeras amenzas
En enero, Evo Morales ya había amenazado a la empresa Embol,
encargada del embotellamiento de los refrescos de la marca Coca-Cola en
el Bolivia por supuestas irregularidades, después de que elevara un 15%
los precios de sus productos.
Evo Morales: «Imagínense, ¿qué químicos tendrá la Coca-Cola?»
Tiempo
atrás, el presidente boliviano ya había realizado unas polémicas
declaraciones sobre la popular bebida norteamericana, en las que contó
que «cuando se tapa la taza del baño, ¿qué es lo que hacemos?, llamar al
fontanero. Sin embargo, el fontanero con sus diferentes instrumentos no
puede resolver eso, y nos dice, dame cinco bolivianos, ocho bolivianos,
¿para qué?, para comprar una Coca-Cola. Compra la Coca-Cola y la echa a
la taza del baño, pasan minutos y ya está destapada. Imagínense, ¿qué
químicos tendrá la Coca-Cola?».
McDonalds fracasa
Lo
sucedido con McDonald`s es otra historia. Después de 14 años de
presencia en el país sudamericano, y a pesar de haber intentado todas
las campañas imaginables, el gigante de comida rápida se ha visto
obligado a cerrar los ocho establecimientos que tenía abiertos en las
tres principales ciudades de Bolivia: La Paz, Cochabamba y Santa Cruz de la Sierra.
Tal
era la frustración e indignación de los responsables de la firma que
realizaron un documental con la ayuda de cocineros e historiadores
bolivianos, con el título «¿Por qué quebró McDonald`s en Bolivia?», donde reconocen la derrota de la firma ante la fuerte tradición alimenticia existente en el país.
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