¿En qué medida tu vaso matutino de jugo de naranja contribuye al
calentamiento global?. PepsiCo, que es dueña de la marca Tropicana,
decidió tratar de responder a esa pregunta. Contrató expertos para hacer
las cuentas, midiendo las emisiones de las tareas intensas en energía
como operar una fábrica y transportar los pesados envases de jugo. Pero
resultó que la mayor fuente de emisiones era simplemente cultivar las
naranjas. Los huertos de cítricos usan mucho fertilizante de nitrógeno,
el cual requiere gas natural en su fabricación y puede convertirse en un
potente gas de invernadero cuando se esparce en los campos.
PepsiCo finalmente obtuvo una cifra: el equivalente de 1.7 kilogramos
de bióxido de carbono son emitidos a la atmósfera por cada envase de 2
litros de jugo de naranja. Los gerentes de la empresa dijeron que
planeaban trabajar con los cultivadores y con investigadores de la
Universidad de Florida para encontrar formas de cultivar naranjas usando
menos carbono.
Fuente:
Diario Ecología
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4 de abril de 2014
27 de agosto de 2012
¿Cuál es el origen de la expresión encontrar a tu "media naranja"?
Parece que la primera alusión al concepto de la búsqueda de la "media naranja" en alusión a nuestra "pareja ideal" aparece en la obra El banquete,
de Platón. En el libro, tras un copioso festín, Aristófanes cuenta a
los asistentes que, en una época remota, había los humanos eran seres
redondos, con 4 brazos y 4 piernas, además de dos rostros. Y que
existían tres tipos: el varón doble, la mujer doble y el hombre-mujer
(andróginos).
Aquellos individuos quisieron enfrentarse a los dioses y escalar el cielo, pero Zeus los castigó cortandolos en dos. Desde entonces, narraba la obra de Platón, cada mitad busca a su otra mitad para fundirse con ella para siempre en un abrazo.
Aquellos individuos quisieron enfrentarse a los dioses y escalar el cielo, pero Zeus los castigó cortandolos en dos. Desde entonces, narraba la obra de Platón, cada mitad busca a su otra mitad para fundirse con ella para siempre en un abrazo.
Fuente:
12 de junio de 2012
Las naranjas son de color naranja porque se tiñen sintéticamente
Si le preguntamos a alguien de la calle de qué color es la naranja,
refiriéndonos a la fruta, tras un ligero titubeo (¿acaso me están
tomando el pelo?), responderá con firmeza: naranjas. Las naranjas son de color naranja, precisamente por eso las llamamos naranjas. ¿No sería absurdo llamar naranjas a una fruta que muchas veces no son de color naranja?
Pues sí, lo es. Y además es justamente lo que ocurre. Las naranjas no son naranjas, y muchas veces lo son simplemente porque las modifican artificialmente para que nos parezcan naranjas.
Incluso estando ya maduras, en muchos países las naranjas son verdes,
pero siguen llamándose naranjas (no verdes). Lo mismo que ocurre, por
cierto, con los limones, los mangos, las mandarinas y los pomelos.
En realidad, el color original de las naranjas no es el naranja sino el verde.
La naranja es en realidad no es un fruto silvestre sino un cruce de
mandarina y pomelo, cultivado por primera vez en el sudeste asiático.
Entonces eran verdes, y así siguen siendo allí. Las naranjas
vietnamitas, por ejemplo, tienen la piel de un color verde intenso, y la
pulpa naranja.
Entonces ¿de dónde viene el color naranja de la naranja? Lo explica así John Lloyd en su libro El nuevo pequeño gran libro de la ignorancia:
Las naranjas no son una fruto tropical, sino subtropical, y el color depende de dónde se cultiven. En los climas más templados, la piel verde se vuelve naranja con el fresco; por el contrario, en los países donde siempre hace calor, el frío no destruye la clorofila, y la fruta conserva el color verde. Por ejemplo, las naranjas hondureñas se comen verdes en el país de origen, pero se “anaranjan” artificialmente para su exportación. Para conseguirlo, se rocían con gas etileno, un subproducto de la industria petrolera cuya aplicación principal es la producción de plástico. El etileno es el compuesto orgánico más fabricado del mundo: se generan más de cien millones de toneladas anuales. Elimina la capa exterior, verde de forma natural, y revela el color naranja, más conocido.
Sí, amigos, para que la naranja tenga el color que le da nombre es
necesario que se produzcan bajas temperaturas durante la noche. Si esto
no ocurre, por la noche se producen grandes cantidades de clorofila que la vuelven verde aún estando maduras.
Las naranjas estadounidenses, procedentes de California, Texas y
Florida, también solían teñirse de forma sintética hasta el año 1955,
cuando la Agencia de Alimentos y Medicamentos lo prohibió.
De todas maneras no tengáis reparo: el etileno es inodoro, insípido e
inocuo, y son muchas frutas y verduras las que lo emiten de forma
natural una vez han sido recolectadas: manzanas, melones, tomates,
aguacates o plátanos, por ejemplo. El etileno no es perjudicial para las
personas. Y sin él las naranjas quizá no se llamarán naranjas, sino
verdes.
O sí. El nombre original de las naranjas era ‘narangah’ del sánscrito,
y que significa literalmente ‘veneno para elefantes’. Esto es así por
una antigua leyenda que contaban según la cual la naranja era un manjar
tan rico y dulce que los elefantes llegaban a morir de glotonería
comiendo naranjas.
Fuente:
Xakata Ciencia
11 de noviembre de 2010
Beber zumo de naranja a diario multiplica el riesgo de padecer la gota en las mujeres
Beber refrescos azucarados con fructosa o zumos en exceso pone en riesgo nuestra salud. Es recomendable vigilar su ingesta, pues el peligro acecha donde menos lo esperamos: por ejemplo, dos vasos diarios de un inocente zumo de naraja duplican el riesgo de padecer gota en las mujeres, según los científicos.
Sí, has leído bien, un par de vasitos de zumo de naranja multiplica por 2,5 el riesgo de sufrir la gota, una enfermedad reumática causada por la acumulación de ácido úrico en el cuerpo, sobre todo en articulaciones, riñones y tejidos blandos.
Para reducir las probabilidades de padecer dicha forma de artritis, esta investigación de la Universidad de Boston recomienda reducir la ingesta de zumo de naranja y, en general, de otros zumos y refrescos con alto contenido en fructosa. Sobre todo, aconsejan hacerlo a ellas. ¿La razón? Sencillamente, porque la investigación se hizo con personas del sexo femenino, en concreto, con 80.000 mujeres mayores de 22 años.
Fuente:
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