4 de diciembre de 2019
El muchacho que quedó casi ciego por comer solo papas fritas
26 de noviembre de 2018
7 señales de que te falta Vitamina C
Si te preguntaran para qué sirve la vitamina C probablemente lo primero que dirías es que para evitar resfriados. Pero hay decenas de funciones biológicas que requieren la presencia de esta vitamina en el cuerpo.
Recuerda que debes consumir entre 500 mg y un gramo diario de vitamina C entre alimentos y suplementos.En el siglo XV y XVI la falta de esta vitamina soluble en agua, que el ser humano no produce por sí mismo, fue responsable por miles de casos de escorbuto entre marinos y otras personas que no la consumían.
Lo más asombroso es que aún se ven, raramente, casos de la enfermedad entre personas que tienen gran falta de la vitamina. Aquí una lista de siete problemas menos graves que causa su escasez:El escorbuto es una enfermedad carencial que resulta del consumo insuficiente de vitamina C, que es necesaria para la síntesis correcta de colágeno en los seres humanos.
1. Sistema inmunológico bajo
La más conocida de las patologías en al falta de vitamina C es un sistema inmune deprimido, permitiendo enfermedades frecuentes o recurrentes, comúnmente resfriados.
2. Heridas que no sanan
Si tienes muchos moretones o heridas que tardan en sanar, pueden ser una causa de la deficiencia de esta vitamina en tu sistema.
3. Estrés
Un estudio de la Vanderbilt University encontró que a falta de esta vitamina, las personas mostraban temperamentos depresivo y apagado, con niveles de glucosa reducidos y mayor oxidación de las células.
4. Falta de energía y depresión
Síntomas comunes cuando hay falta de vitamina C en la dieta.
5. Cambios de Humor
Irritabilidad y estado de ánimo variable son otra consecuencia.
6. Encías sangrantes
Si tienes gingivitis, inflamación de las encías o te sangran fácilmente, considera la falta de vitamina C en tu dieta.
7. Dolor articular
¿Te duelen las muñecas o los codos? Podría ser falta de esta vitamina.
Fuente: Nat Geo
29 de enero de 2018
Los suplementos de calcio y vitamina D no evitan fracturas de huesos
La población de los países como España no deja de envejecer y las fracturas son un problema que consume cada vez más recursos, por no hablar del daño que sufren ancianas y ancianos. Y es sabido que los huesos necesitan calcio y vitamina D para fortalecerse, por lo que parecería lógico que el consumo de suplementos con estos elementos ayudarán a las personas mayores. Pero las evidencias científicas no avalan este silogismo: el uso de suplementos de calcio y vitamina D no se asocia con un menor riesgo de fracturas.
Un estudio desmonta esta idea analizando hasta 33 ensayos clínicos distintos, que abarcaban a más de 50.000 adultos mayores de 50 años. "El uso de suplementos que incluyen calcio, vitamina D o ambos en comparación con placebo o ningún tratamiento no se asoció con un menor riesgo de fracturas", concluyen los autores que publican su trabajo en la revista de la Asociación Médica Estadounidense (JAMA). Concretamente, los suplementos no servirían para el grupo de personas mayores que viven en sus casas, ya que el estudio no se fija en aquellas que viven en instituciones médicas o geriátricas y que pueden tener otras necesidades.
Este estudio es especialmente interesante dado que en muchos países se incluye el suministro de estos suplementos entre las pautas y recomendaciones generales para personas mayores o con riesgo de fracturas de huesos. Algunos estudios establecen que hasta el 40% de las mujeres en estas edades pueden sufrir una fractura grave. Sin embargo, este metaanálisis —una revisión crítica de los estudios publicados sobre el tema— descarta que sirvan para algo, al margen del sexo, la dosis tomada, el historial de fracturas o el calcio y vitamina D incluido en la dieta.
Este punto es importante: la forma convencional de adquirir estos elementos es a través de la dieta y unos hábitos saludables, ya que están presentes en cantidades más que suficientes en alimentos cotidianos como las sardinas, los lácteos, el salmón, las yemas de huevo o el zumo de naranja. "Las pautas deberían cambiarse", asegura el doctor Jia-Gou Zhao, autor principal del estudio, en declaraciones recogidas por Reuters. "Creemos que mejorar el estilo de vida, hacer suficiente ejercicio, tomar suficiente sol y ajustar la dieta puede ser más importante que tomar estos suplementos", defiende. Estudios previos en importantes revistas médicas como BMJ y The Lancet ya apuntaban en el mismo sentido que el trabajo que publica JAMA. Otras revisiones han descartado igualmente que sean útiles en menores.
Además, al estar presentes en la dieta, se corre el riesgo de que estas personas consuman una cantidad excesiva de calcio y vitamina D, que conlleva posibles efectos secundarios como problemas de riñón. Incluso hay estudios que relacionan el abuso de su consumo con mayores caídas y fracturas. No obstante, las personas mayores que viven en residencias sí podrían necesitar el suplemento y en cualquier caso, advierten los expertos, nadie debería abandonar su consumo sin consultar previamente con el sanitario que lo haya recomendado.
Tomado de:
El País Ciencia
3 de mayo de 2014
Deja que el sol toque tu piel si quieres preservar tu salud y tu memoria
La vitamina D se obtiene de algunos alimentos que tomamos en la dieta cotidiana como el pescado o los huevos. Pero una fuente importante es la luz del sol: el cuerpo produce la vitamina D cuando la piel se expone directamente al sol. Por eso, con frecuencia se denomina la vitamina de la “luz del sol”. Así que, según Franco, es importante que el sol incida en nuestra piel de vez en cuando. Es decir, que salgamos a la calle, demos un paseo, o nos sentemos en la terraza.
La vitamina D, además, no sólo se relaciona con la salud física, sino con la memoria, tal como sugieren Valerie Wilson y sus colaboradores en un artículo publicado en Journal of the American Geriatrics Society.
¿Cuánta vitamina D es la suficiente? Los expertos afirman que entre 1000 y 2000 IU diarias /aproximadamente, la que sintetizaría nuestro cuerpo con una exposición a la luz solar de unos 15 a 30 minutos dos o tres veces por semana).
Vía | Pulzo
Foto | Actorsuarez
Tomado de: Xakata Ciencia
13 de octubre de 2013
¿Es cierto que las zanahorias ayudan a ver en la oscuridad?
Sí y no. Las zanahorias contienen vitamina A, o retinol, y eso es lo que el cuerpo requiere para sintetizar rodopsina, que es el pigmento de los ojos que opera en condiciones de baja luz.
Si uno tiene una deficiencia de vitamina A, desarrolla nictalopía o ceguera nocturna.
Comer zanahorias corregiría eso y mejoraría la visión nocturna, pero sólo hasta el mismo punto que el de una persona sana: no es que permitiría ver en la oscuridad completa.
La idea de que podría hacerlo se debe a un mito que empezó en el Ministerio del Aire de Reino Unido en la Segunda Guerra Mundial.
Para evitar que los alemanes supieran que Reino Unido estaba usando radares para interceptar bombarderos durante los ataques nocturnos, se distribuyeron informes de prensa que aseguraban que los pilotos británicos estaban comiendo muchas zanahorias para tener una visión nocturna excepcional.
Tanto el público como los altos comandos alemanes se lo creyeron y nació una leyenda urbana.
Fuente:
BBC Ciencia
25 de septiembre de 2013
¿Cómo obtenemos vitamina D de la luz del Sol?
El colesterol de nuestra dieta primero se convierte en 7-dehidrocolesterol. La radiación ultravioleta de la luz solar provoca una reacción que genera primero previtamina D3 y luego la vitamina D3.
Para que esto ocurra la persona debe exponerse a la luz del Sol en el exterior, ya que en interiores los cristales de las ventanas bloquean la radiación ultravioleta.
Fuente:
BBC Ciencia
30 de octubre de 2011
El mito de los suplementos antioxidantes se derrumba
Los complejos de antioxidantes no alargan la vida.
- Tomar a diario complejos vitamínicos puede ser contraproducente
- Los radicales libres no son siempre los malos de la película
¿Tomar suplementos de vitaminas antioxidantes es bueno o malo? En teoría, su función es positiva: contrarrestar el daño oxidativo. Sin embargo, las personas que los consumen de forma habitual no gozan de mejor salud. Es más, una ingesta excesiva puede ser contraproducente e, incluso, incrementar la mortalidad. Si usted toma alguno de estos complejos porque se lo ha recetado su médico para tratar una deficiencia concreta, siga haciéndolo. Lo que cuestionan los expertos es su uso como píldora de la eterna juventud o como revulsivo que mantiene a raya el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y otras dolencias.
Hace años se pensaba que los agentes oxidantes (radicales libres, especies reactivas del oxígeno) eran siempre perjudiciales, pero hoy se sabe que también pueden ser beneficiosos, ya que ejercen ciertas funciones valiosas, como contribuir a la síntesis de energía o potenciar nuestras defensas. La clave está en el equilibrio entre oxidantes y antioxidantes; hay que evitar un exceso en cualquiera de los dos lados de la balanza.
Varios expertos reunidos en Madrid con motivo del XI Congreso de la Federación Europea de Sociedades de Nutrición debatieron sobre las últimas evidencias científicas relativas al papel de los antioxidantes. José Viña, del Departamento de Fisiología de la Faculta de Medicina de la Universidad de Valencia, hizo especial hincapié en la relación entre estos micronutrientes y el ejercicio físico.
El deporte, que es una actividad indiscutiblemente saludable, genera radicales libres. Resulta lógico pensar que el uso de complejos vitamínicos reducirá esos agentes oxidantes. Sin embargo, tal y como apuntó Viña, "el ejercicio moderado es antioxidante". Conclusión: mejor no interferir en los mecanismos de autorregulación de nuestro organismo. "Los antioxidantes pueden ser recomendables para el ejercicio extenuante [como correr un Tour de Francia], pero no para el entrenamiento habitual", precisó.
Una fuente esencial de antioxidantes son las frutas y las verduras. Está demostrado que su consumo es beneficioso para la salud. Según Michael Ristow, profesor de Nutrición Humana de la Universidad de Jena (Alemania), "es un error pensar que estos alimentos son buenos sólo porque tienen antioxidantes; contienen centenares de otros ingredientes que son esenciales para prevenir multitud de enfermedades". Esos otros elementos no se encuentran en las pastillas de vitaminas.
Lo cierto es que los resultados de los ensayos clínicos y las revisiones sistemáticas publicados recientemente dan al traste con las expectativas que había generado este campo de la nutrición. "Suplementos y reducción de la mortalidad y del riesgo de enfermar, ¿otro mito que se desvanece?". Así enunció su conferencia Antonis Zampelas, del Departamento de Ciencia y Tecnología de la Alimentación de la Universidad Agrícola de Atenas (Grecia).
La respuesta es sí; la leyenda ya no se sostiene. En la mayoría de los casos, la administración de las vitamina A, C, E o de selenio no tuvo ningún efecto beneficioso. En algunos estudios, no sólo no se redujo el riesgo de padecer enfermedades, sino que se observó un aumento de la mortalidad. En todo caso, el investigador aclara que "en la mayoría de trabajos que evaluaron la mortalidad se dieron dosis ingentes de antioxidantes".
En definitiva, los expertos abogan por 'rehabilitar' a los agentes oxidantes, que no siempre son los malos de la película. En ciertas circunstancias, la administración de antioxidantes es más dañina que beneficiosa.
Fuente:
12 de agosto de 2011
Vitamina D. ¿La nueva panacea?
Es posible que, mientras te relajas tranquilamente tumbado en la playa o dando un paseo por la montaña, estés haciendo más por tu salud de lo que se esperaría del mero descanso o de los beneficios propios del ejercicio. La razón: que mientras tomas el sol estás también produciendo vitamina D. Su principal fuente, al contrario que en el resto de vitaminas, no se encuentra en la dieta, sino en un curioso proceso que tiene lugar en la piel.
Cuando tomamos el sol, los rayos ultravioleta B (UVB) transforman una sustancia relacionada con el colesterol (el 7-dehidrocolesterol) en previtamina D, que posteriormente sufrirá pequeños cambios en el hígado y en el riñón hasta dar lugar a la molécula activa. Este mecanismo actuaba hace ya miles de años, adaptado a épocas en que vivíamos la mayor parte del tiempo al aire libre y sin usar apenas ropa, y en las que aún no existían las oficinas o los gimnasios. ¿Es posible, por tanto, que la forma de vida actual, tan alejada de la naturaleza, tenga repercusiones sobre los niveles de vitamina D? Parece que sí.
El precio del progreso
Los valores de vitamina D deseables se establecieron en su momento alrededor de 75 nanomoles por litro (nmol/l), y se consideró que había riesgo de raquitismo u osteomalacia (dos enfermedades por falta de vitamina D que provocan graves deformidades esqueléticas) por debajo de 25 nmol/l. Las personas que tenían entre 25 y 75 se consideraban deficitarias en vitamina D, pero sin riesgo de padecer tales enfermedades. Actualmente se discuten estos valores, entre otras cosas porque se ha tenido en cuenta una población que trabaja en oficinas, hace deporte en gimnasios, etc. (El doctor Giovanucci, investigador de nutrición en Harvard, EE. UU., estima que los valores ‘naturales’ serían de unos 125 nmol/l.) Aun así, y admitiendo los 75 nmol/l como valor de referencia, resulta impactante saber que hasta el 83% de los hombres que acudieron a un centro de atención primaria en Boston (EE. UU.) presentaron niveles insuficientes de vitamina D (Boston tiene una latitud, y por tanto una exposición al sol, muy semejante a la de España). Pero la repercusión puede ser mayor, y es que parece que la vitamina D no influye únicamente en el metabolismo de los huesos.
No solo para los huesos
Desde hace tiempo se conoce que la vitamina D participa en el proceso de formación de los huesos, principalmente aumentando la absorción intestinal de calcio y favoreciendo su depósito óseo. Es por ello que el uso de suplementos de vitamina D está globalmente extendido para la prevención y tratamiento de la osteoporosis. Sin embargo, desde hace unos años se ha venido observando que, sorprendentemente, hay una gran cantidad de tejidos en nuestro organismo que tienen también receptores para la vitamina D, como por ejemplo el cerebro, la próstata o el colon, y que la vitamina D se comporta como una hormona que controla directa o indirectamente más de 200 genes diferentes.
¿En qué se traducen todas estas observaciones? Todavía es pronto para extraer conclusiones, ya que la mayoría de los trabajos publicados hasta la fecha son de observación, que no permiten determinar el papel causal de la vitamina. No obstante, a la espera de estudios más definitivos, los primeros datos son esperanzadores: se ha visto que las personas que viven en latitudes más altas –donde la luz solar es de menor intensidad y, por tanto, produce menor cantidad de vitamina D– presentan un mayor riesgo de desarrollar hasta 17 tipos diferentes de cáncer, entre ellos algunos de los más comunes, como los de colon, mama o próstata. Pero también se ha observado esta relación con un gran número de enfermedades de lo más diverso, como la diabetes de tipo 1, la esclerosis múltiple, la hipertensión o enfermedades mentales como la esquizofrenia, el alzhéimer o la depresión.
En España la mayoría de los preparados con vitamina D (colecalciferol) contienen solamente unas 400 UI y se acompañan de distintas cantidades de calcio, ya que se suelen usar para el tratamiento o prevención de la osteoporosis. Los pocos suplementos que contienen únicamente vitamina D y que se comercializan en España suelen estar basados en la 25-OH-vitamina D (se desarrollaron en principio para personas cuyo hígado no funcionaba correctamente) y dan lugar a niveles de vitamina bastante más elevados que las mismas dosis de colecalciferol. Sin embargo, la inmensa mayoría de los estudios internacionales están basados en este último (la vitamina D original), que es la forma en la que se suele vender la vitamina D en otros países, por lo que hay que tener en cuenta que las conclusiones de dichos estudios pueden no ser del todo extrapolables.
9 de abril de 2011
Si estás de mal humor, toma el sol al menos media hora
El sol es capaz de mejorar sustancialmente nuestro estado de ánimo, como si en los rayos solares viajara una pequeña dosis de Prozac. Algo que la sabiduría popular considera de perogrullo pero que la ciencia está confirmando.
La influencia de la luz es tan poderosa en los neurotransmisores cerebrales, que se recurre a ella en tratamientos para aliviar ciertos casos de obsesión, ansiedad, bulimia y, por supuesto, depresión. La técnica que la emplea se denomina lumino terapia, y consiste en aplicar luz blanca artificial a través de lámparas especiales con filtros ultravioleta o infrarrojos, de intensidad de 2500 lux (500 watts de potencia) al menos durante dos horas al día, un mínimo de dos semanas.
Fuente:
Xataca Ciencia
17 de marzo de 2007
Los suplementos vitamínicos no sólo no previenen las enfermedades, sino que elevan la mortalidad
GONZALO CASINO - Barcelona - 13/03/2007
La promesa de salud y longevidad creada en las últimas décadas por los suplementos antioxidantes se ha desvanecido. Si se guiaran por las pruebas científicas y no por los cantos de sirena de la publicidad, los muchos millones de personas que toman estos complementos dietéticos en Europa y EE UU (10-20% de la población) para prevenir el cáncer y otras enfermedades crónicas deberían dejar de hacerlo. Ya se sospechaba que tomar vitamina A, vitamina E, betacaroteno y otros antioxidantes, juntos o por separado, no tenía ningún efecto positivo apreciable sobre la salud, pero al menos se presumía que no era perjudicial. Ahora se ha comprobado, mediante el tipo de estudio que ofrece más garantías científicas, que las píldoras antioxidantes no sólo son un gasto inútil, sino que además pueden acortar la vida.
El gran negocio de los suplementos vitamínicos ha impulsado la realización de infinidad de estudios sobre sus posibles efectos beneficiosos en el envejecimiento, el cáncer, las enfermedades cardiovasculares, el Alzheimer y otras muchas dolencias crónicas. Se han hecho investigaciones buenas, regulares y malas, y sus conclusiones han sido lo bastante discordantes como para no saber a ciencia cierta si los suplementos antioxidantes eran beneficiosos o nocivos para la salud. Obviamente, la publicidad se quedaba reiteradamente con los resultados más positivos.
"Las pruebas para demostrar la presencia o la ausencia de beneficios por el uso de multivitaminas y suplementos minerales para prevenir el cáncer y las enfermedades crónicas son insuficientes", dictaminaba en 2006 una revisión de los Institutos Nacionales de la Salud de EE UU.
La herramienta científica que ahora ha demostrado que los suplementos antioxidantes no son inocuos se denomina "revisión sistemática con metaanálisis", esto es, un análisis estadístico global de los ensayos clínicos que han estudiado los efectos sobre la salud de los principales antioxidantes: betacaroteno, vitaminas A, E y C, y selenio. Y su veredicto, apoyado en 68 ensayos clínicos con 232.606 participantes, cuestiona la eficacia preventiva y la seguridad de estos suplementos.
"Nuestros resultados van más allá de las revisiones y guías anteriores, sugiriendo que los suplementos antioxidantes podrían no ser beneficiosos", explica a EL PAÍS el autor principal del trabajo, Goran Bjelakovic, de la Facultad de Medicina de Nis, en Serbia.
Los resultados de este estudio, publicado el 27 de febrero en el Journal of the American Medical Association (JAMA), muestran que el betacaroteno y las vitaminas A y E se asocian con incrementos de la mortalidad del 7%, 16% y 4%, respectivamente, mientras que la vitamina C y el selenio no parecen elevar el riesgo de muerte (el selenio podría disminuirlo, aunque no es seguro y hacen falta nuevos estudios para esclarecerlo, sostienen los autores del trabajo).
Muchos ciudadanos ya están hartos de estudios y mensajes de salud contradictorios. ¿Por qué habrían de fiarse de este estudio más que de los anteriores? ¿Cómo saber que lo que hoy es blanco mañana no será negro? "Los datos actuales son mucho más fiables que los que teníamos hasta ahora porque provienen de una revisión sistemática de estudios aleatorizados y porque son consistentes con revisiones previas", asegura el médico de familia Pablo Alonso Coello, investigador vinculado al Centro Cochrane Iberoamericano y ajeno al estudio del JAMA. "En principio, la confianza en estos resultados es alta y es poco probable que estudios posteriores modifiquen el efecto observado".
Así las cosas, ¿cuál es la recomendación más razonable? ¿Debe desaconsejarse el consumo de suplementos antioxidantes? "Está claro que no parece adecuado recomendar estos suplementos para la prevención de enfermedades", responde Javier Aranceta, presidente de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC). "Lo que hay que hacer es tomar una dieta rica en frutas y verduras, porque sólo los alimentos naturales contienen la justa proporción de estos nutrientes y además está comprobado su efecto beneficioso".
Alonso Coello opina que hay que desaconsejar el consumo de estos suplementos porque "no tienen un efecto beneficioso y en cambio hay datos muy sugerentes de que pueden ser perjudiciales". Y añade: "En la población occidental, sin carencias vitamínicas y minerales, el consejo debe incidir sobre los estilos de vida: tomar una dieta equilibrada, evitar el sobrepeso, hacer ejercicio y no fumar".
Con todo, Aranceta recuerda que en España el consumo de suplementos antioxidantes no está tan extendido como en otros países. "Aquí se toman sobre todo complejos vitamínicos para el estrés o el cansancio. Aunque tampoco está comprobado su efecto beneficioso, al menos son fórmulas más completas", matiza. El 8-10% de los españoles son consumidores habituales o cíclicos de suplementos vitamínicos, frente al 30% de los anglosajones.
La elevación del 5% del riesgo de muerte por el consumo de antioxidantes que ha puesto de relieve el estudio del equipo de Goran Bjelakovic, podría ser incluso "conservadora", pues tal vez haya muchos estudios no publicados -y, por tanto, no incluidos en el metaanálisis- que probablemente sean neutrales o negativos.
Ajenos a este riesgo y a la falta de pruebas, muchas personas toman antioxidantes para mejorar su salud y prevenir el cáncer. Como recuerda Bjelakovic, "estamos expuestos a una intensa mercadotecnia con un mensaje contradictorio". Pero la situación, a juicio de Alonso Coello, se debe no sólo a la presión publicitaria, sino que es también "responsabilidad de los médicos mal informados y de las autoridades sanitarias, por no alertar de este incierto beneficio y de esta publicidad engañosa".
Mercadotecnia frente a pruebas científicas
Los antioxidantes son un grupo de vitaminas, minerales, enzimas, pigmentos vegetales y otras sustancias. El interés que despiertan se debe a que anulan el efecto perjudicial de los radicales libres, producidos por la respiración, las radiaciones ionizantes, el tabaco y, en general, en las reacciones oxidativas del cuerpo (por eso se llaman antioxidantes). Digamos que la vida nos oxida por dentro produciendo radicales libres que dañan los genes y las células, favoreciendo el envejecimiento y algunas enfermedades, como las cardiovasculares o el cáncer.
Los principales antioxidantes son las vitaminas C y E, el betacaroteno (precursor de la vitamina A), los flavonoides y minerales como el selenio o el zinc. Aunque el cuerpo produce sus propios antioxidantes y el ejercicio favorece esta producción, la mayoría provienen de los vegetales que se toman en la dieta. Las propiedades saludables de las frutas y las verduras se deben en buena medida a su elevado contenido en antioxidantes.
¿Por qué no dar entonces suplementos antioxidantes para mejorar la salud? Muchos estudios han avalado esta lógica antioxidante y el supuesto efecto protector frente al cáncer, las enfermedades cardiovasculares, el Alzheimer, la degeneración macular asociada a la edad y otras muchas enfermedades. Los mensajes de la publicidad se basan en los resultados positivos de algunos estudios. El problema es que no todos los estudios tienen la misma fiabilidad y ofrecen las mismas garantías.
Muchos de los resultados positivos provienen de estudios observacionales, es decir, aquellos en los que los investigadores observan qué pasa con un grupo de personas que toma suplementos antioxidantes y con otro grupo que no los toma. Pero en estos estudios, a diferencia de los ensayos clínicos aleatorizados (ECA), los investigadores no controlan desde el principio a los participantes y desconocen si ambos grupos tienen igual pronóstico. En los ECA los integrantes del grupo que toma antioxidantes y los del que no los toma se asignan al azar y, por tanto, tienen igual pronóstico. Los estudios observacionales decían que los suplementos tenían efectos preventivos y ahora la revisión sistemática de los ECA ha demostrado que no era así. Es algo parecido a lo que ocurrió con la terapia hormonal sustitutoria. Y ya sabemos cómo acabó la historia.
Fuentes:
El País
Clarin.com
Minoria Sorda
Alimentación natural y aportes de vitaminas
Consuma suplementos y aumente su riesgo de mortandad
4 de septiembre de 2006
El alcohol consume vitaminas del grupo B
• Las personas que toman licor para superar la depresión o controlar la ansiedad fácilmente se convierten en adictas • Una manera de prevenir la adicción es aprender a ser uno mismo, sin necesidad de estímulos externos.
Dr. José Luis Pérez Albela Beraún.
www.biendesalud.org
El alcoholismo es comparable a la dependencia a otras drogas ilegales porque el alcohol perjudica las células del cerebro y del hígado y es un poderoso irritante del tracto digestivo y el sistema urinario. Sin embargo, el beber para estar alegres o desinhibidos es una costumbre muy arraigada en la sociedad, soslayando que el ser humano es capaz de sentirse bien sin necesidad de un estimulante que luego hará estragos en la salud.
La mejor manera de protegerse contra los peligros del alcohol es abstenerse de beberlo. Muchos bebedores aducen que les sirve para relajarse, para calmar la ansiedad, liberarse de tensiones u olvidar las penas, pero existen alternativas saludables para lograr estos objetivos como los ejercicios de control de la respiración, el yoga, la meditación, la visualización positiva, el Tai Chi, practicar algún deporte, la biodanza, los masajes, el shiatzu, la reflexología, la musicoterapia, los talleres de perdón.
Escuchar a Mozart libera del estrés y los valses vieneses de Strauss, de la depresión. Salir de paseo al campo o la playa limpia de cargas eléctricas perjudiciales generadoras de estrés, tensión e irritabilidad. Las personas que toman licor para superar la depresión o controlar la ansiedad fácilmente se convierten en adictas porque el alcohol jamás les dará solución a sus problemas, mientras continúan tomando sentirán que de alguna manera han escapado de ellos, pero cuando sus efectos se desvanecen, las dificultades nuevamente estarán allí y tendrán la necesidad de continuar tomando. El alcohol consume vitaminas del grupo B, especialmente B1, Tiamina. Por eso el daño cerebral que produce es debido en parte a la falta de esta vitamina. Es recomendable tomar un suplemento de complejo B los días que beba. Por otro lado, muchas bebidas alcohólicas contienen conservantes como sulfitos y otros alérgenos que pueden precipitar ataques de asma, migraña y otras reacciones alérgicas.
La causa de toda adicción está en el espíritu y para liberarse la persona debe tomar conciencia de que ha perdido la libertad por adquirir un transitorio sentido de plenitud, y que sufre porque el objeto de su deseo parece tener poder sobre ella.
La adicción es un problema que todos los seres humanos experimentan de una u otra forma, en un momento u otro de la vida, en un intento mal dirigido para sentirse complacido o terminar con los problemas que afligen. Una manera de prevenir la adicción es aprender a ser uno mismo, sin necesidad de estímulos externos. Sea franco, abierto, espontáneo. Aprenda a resolver los problemas y evite acumular conflictos sin resolver. Valórese como es.
TOMADO DEL DIARIO "LA REPUBLICA"