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27 de enero de 2020

¿Por qué debería evitar alimentos procesados como el helado y los cereales para el desayuno?

Esos y otros productos elaborados con una elevada proporción de ingredientes industriales estarían asociados con serias enfermedades y hasta muertes prematuras.


Las personas que consumen gran cantidad de alimentos ultraprocesados —los que contienen una elevada proporción de ingredientes industriales— están expuestos a mayores riesgos de sufrir ataques al corazón, accidentes cerebrovasculares, obesidad y cáncer, según sugieren dos estudios independientes que la revista British Medical Journal publicó el pasado 29 de mayo.

Esos productos incluyen bebidas gaseosas y azucaradas, aperitivos salados, sopas instantáneas, cereales para desayuno, helados, pastelería, alimentos prefabricados congelados y carne procesada.

Primer estudio

La primera investigación, llevada a cabo por investigadores de la Universidad de París (Francia), abarca datos sobre los hábitos alimenticios y el estado de salud de más de 105.000 personas recogidos durante más de cinco años. En ese seguimiento, estos especialistas comprobaron que un incremento del 10 % en el consumo de alimentos ultraprocesados aumenta un 12 % el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, coronarias o cerebrovasculares.

Mathilde Touvier, coatora del trabajo, asegura que las conclusiones no demuestran que esos alimentos sean la causa de los males que describe y señala que la frecuencia de sus efectos negativos es relativamente moderada, pero estima que estos datos suponen una evidencia suficiente para establecer políticas que reduzcan su consumo y aconseja que las personas "eviten estos alimentos al máximo posible" y opten por "volver a dietas más básicas".

Segundo estudio

El segundo estudio es obra de integrantes de la Universidad de Navarra (España), que entre 1999 y 2014 analizaron datos similares de unos 20.000 graduados españoles, de los cuales 335 fallecieron en ese periodo de tiempo.

Tras considerar factores como edad, sexo, masa corporal y consumo de tabaco, estos científicos determinaron que la cuarta parte del total que consumió más alimentos ultraprocesados —más de cuatro porciones diarias— corrían un riesgo 62 % más alto de morir en comparación con la cuarta parte con el menor consumo; es decir, menos de dos porciones al día. Además, cada porción adicional significó un incremento del 18 % en ese peligro.

Cómo reconocerlos

Maria Bes-Rastrollo, la autora principal de la publicación, apuntó que es muy importante aprender a reconocer los alimentos ultraprocesados, "listos para ser calentados, bebidos o comidos" y elaborados "predominantemente o en su totalidad con sustancias industriales" que "contienen muy poco o ningún alimento integral".

Los investigadores reconocen que aún no está claro cómo esos productos pueden dañar la salud, pero sospechan que sus efectos nocivos aparecen a raíz de que remplazan a otros nutrientes más sanos. Además, también pueden resultar perjudiciales los aditivos alimentarios —como los conservantes y los potenciadores de sabor—, junto a los contaminantes procedentes de los empaquetados.

Fuente: RT Actualidad

6 de enero de 2020

La vida en las primeras ciudades: violencia, enfermedades y desnutrición


Un tercio de los habitantes de una urbe con 9.000 años de antigüedad sufrió infecciones, muchos de ellos agresiones con piedras en la cabeza, y toda la comunidad tuvo problemas dentales.


Después de cientos de miles de años deambulando por el planeta, hace unos diez milenios los humanos dejaron de hacerlo. En la gran revolución que fue el Neolítico, unos pocos adelantados se asentaron y vivieron de lo que cosechaban y pastoreaban. Ahora, el estudio de los muertos de una de aquellas primeras ciudades muestra que sus habitantes cogieron nuevas enfermedades, sufrieron niveles de violencia nunca vistos y pasaron hambre. Sin embargo, hoy la mayoría de las personas vive en ciudades y la práctica totalidad se alimenta con productos criados o cultivados.

En la llanura de Konya, en el sur de la región central de la actual Turquía, se descubrió en los años sesenta la ciudad de Çatalhöyük. Las primeras casas, hechas de ladrillos de adobe, tienen 9.100 años de antigüedad. No es la primera urbe de la prehistoria, hay aglomeraciones urbanas varios siglos más antiguas (Ain Ghazal, Beidha o Shkarat Msaied, todas en Oriente Próximo), pero sí es la mejor conservada. En la ciudad llegaron a vivir hasta 8.000 personas.

"Çatalhöyük fue una de las primeras comunidades protourbanas del mundo y sus residentes tuvieron los problemas que implica reunir a mucha gente en un área reducida durante mucho tiempo", dice el profesor de Antropología de la Universidad Estatal de Ohio (EE UU) y coautor del estudio Clark Larsen. La revista PNAS publica ahora los resultados de 25 años de investigación de una decena de científicos capitaneados por Larsen, la mayoría bioarqueólogos, que buscan en los restos humanos (sobre todo huesos y dientes) saber cómo vivían aquellos primeros urbanitas. Y han tenido bastante con qué investigar: Hasta 470 individuos completos y restos de otros 272. Enterrados en su inmensa mayoría bajo el suelo de las casas.

Tanta población en una ciudad donde ni siquiera había calles y se entraba al hogar por el tejado, debía generar estrés social y este degenerar en actos violentos. Una submuestra de casi 100 cráneos desvela una violencia no encontrada antes en el registro fósil. 25 de las cabezas tienen marcas de al menos una fractura (los hay con más de una). Salvo una lesión provocada por algún objeto punzante, el resto tienen una forma ovalada y con aplastamiento del hueso craneal. Esto encajaría con golpes provocados por una piedra. En muchos casos, en especial en los de las mujeres, la pedrada fue por la espalda.

Sin embargo, la mayoría de las fracturas están selladas, cicatrizadas, por lo que no murieron de los golpes. "Esto podría indicar que no había intención de matar, sino quizá más de castigar o controlar determinadas conductas. Lo vemos relacionado con disputas intracomunitarias y, posiblemente, como una forma de control social mediante la coerción física", razona Knüsel. Es decir, no hay pruebas de violencia ejercida por gentes de fuera, solo de la practicada por el propio grupo del agredido.

El otro gran coste de vivir en la ciudad fue el de la salud. Entre los recolectores y cazadores, el contacto con otros grupos humanos era raro. Aquí se apiñaban miles de personas. Aunque encalaban con periodicidad suelos y paredes, y la cal es un gran desinfectante, se han encontrado restos de desechos orgánicos dentro de las casas. No había algo parecido a una letrina y los corrales de los animales estaban pared con pared con las casas.

Aunque son pocas las enfermedades que afectan directamente a los huesos, muchas infecciones bacterianas pueden dejar su marca en ellos (reacción perióstica). Hasta el 33% de los restos humanos tienen alguna de estas marcas. Un estudio publicado recientemente encontró huevos de parásitos intestinales en coprolitos (heces fosilizadas) en Çatalhöyük.

"En general, se piensa que a medida que las poblaciones de cazadores recolectores se establecieron para convertirse en agricultores hace unos 10.000 años, tuvieron las ventajas de un suministro estable de alimentos, un aumento de la fertilidad de las mujeres debido a esto y una mejor defensa contra los animales salvajes", comenta el paleopatólogo de la Universidad de Cambridge Piers Mitchell, autor del trabajo de los coprolitos. "Sin embargo, entre las desventajas estarían una propagación más fácil de las enfermedades infecciosas a medida que crecía el tamaño de la población, las debidas a los desechos humanos y la posibilidad de mayor violencia interpersonal entre diferentes grupos a medida que las personas intentaran robar objetos de valor a otros grupos" añade Mitchell, no relacionado con la actual investigación.

En los huesos —y los dientes— también ha quedado grabado lo que comían los primeros ciudadanos. Analizando la presencia de distintos isótopos, en particular de nitrógeno, los investigadores pudieron determinar la mayor o menor cantidad y variedad de carnes y vegetales ingeridos. La base de su dieta eran ya los cereales, en especial diversos tipos de trigo, y las legumbres. Ambos alimentos procedían de variedades ya domesticadas por los humanos. Esta dieta provocó que todos los individuos analizados sufrieran de hipoplasia dental, es decir, pérdida del esmalte. Aunque en esto también pudo influir que la media del periodo de lactancia materna superaba los 3,5 años. Además, el 10% de los dientes recuperados tienen caries.

Aquellos mismos isótopos muestran que cabras y ovejas aportaban la parte esencial de las proteínas animales. Solo en los últimos tiempos de Çatalhöyük aparecen las vacas. También permiten comprobar que los pastores tenían que ir cada vez más lejos en busca de nuevos pastos. Esto se ve confirmado con ligeros cambios en los huesos de las extremidades inferiores de varios de los restos humanos. Para los autores del estudio, esto indicaría que cada vez tenían que recorrer distancias más largas. Finalmente, la ciudad fue abandonada en torno al 5950 antes de esta era. No está claro el motivo, pero un enfriamiento global unido al agotamiento de las tierras más cercanas podría explicar el abandono de la ciudad primigenia.

Con información de: El País (España)
 

3 de enero de 2020

Hallan el tóxico herbicida de Monsanto en Cheerios y otros alimentos comercializados para niños


Una ONG encontró la presencia de glisofato, el principio activo de Roundup, en cereales y otros populares productos de desayuno.
 

Una serie de pruebas llevadas a cabo por la organización no gubernamental estadounidense Environmental Working Group (EWG) ha revelado la presencia de un polémico herbicida patentado por Monsanto en 21 productos alimenticios elaborados con cereales, almendra y maní. La ONG alerta sobre el hallazgo en ellos de "alarmantes niveles de glifosato", un compuesto tóxico y posiblemente cancerígeno.

Gran parte de estos alimentos se comercializan como cereales para el desayuno infantil o 'snacks' saludables. La lista está encabezada por los cereales Honey Nut Cheerios Medley Crunch, un producto a base de avena muy popular en Estados Unidos, que contiene 833 ppb (partes por cada mil millones) de glifosato. Los expertos estiman que para que una concentración de este químico no sea dañina debería ser inferior a 160 ppb.

Bayer afronta una nueva ola de demandas por el polémico herbicida Roundup, heredado de Monsanto

La multinacional Bayer, que absorbió al fabricante de agroquímicos en 2018 y continúa produciendo su polémico agente Roundup —que tiene el glifosato como principal componente— está en desacuerdo con el alarmismo de la ONG.

"Los niveles de glifosato en este informe están muy por debajo de los estrictos límites establecidos por la Agencia de Protección Ambiental [de EE.UU.] para proteger la salud humana", comentó un portavoz de Bayer en declaraciones a RT. "Incluso con el nivel más alto reportado —agregó— un adulto tendría que comer 158 libras [cerca de 72 kilos] de alimentos a base de avena todos los días durante el resto de su vida" para alcanzar los límites estipulados por el organismo.

Sin embargo, EWG advierte de que el peligro acecha específicamente a los niños. Uno de los productores analizados, General Mills, ha rechazado hasta ahora la creciente llamada de los consumidores a que la compañía retire el glifosato de los alimentos que comercializa dirigidos a menores, destaca el comunicado.

La ONG señala asimismo que el uso del químico herbicida se ha extendido y ahora no solo elimina la mala hierba, sino también "mata al cultivo, secándolo para poder cosecharlo antes". Más de 236.000 personas han firmado su petición dirigida a General Mills, Quaker y otras compañías alimentarias para que no usen avena que haya sido fumigada con Roundup.

Fuentes: RT Actualidad y CNN en español

8 de junio de 2019

La cerveza duplicará su precio a causa del cambio climático

Un equipo de científicos ha predicho fuertes caídas en el rendimiento de la cebada a causa del calentamiento global. Este es el escenario:


En los últimos años, los científicos han descubierto un vínculo entre el cambio climático y nuestro consumo de artículos tan populares y masivos como el vino y el café. Así, sumado a nuestra seguridad y al futuro del planeta, ahora sabemos que el aumento de las temperaturas globales afectará también a lo que comemos y bebemos.

Es la conclusión de una nueva investigación liderada por expertos de la Universidad de East Anglia (Inglaterra) que expone, por ejemplo, que los eventos climáticos severos podrían causar una escasez en el suministro mundial de cerveza.

El estudio advierte que la sequía y el calor -cada vez más generalizados y profundos- pueden causar disminuciones sustanciales en los rendimientos de cebada en todo el mundo, afectando el suministro utilizado para elaborar cerveza y, por tanto, la presencia de menor cantidad de producto en el mercado y su correspondiente incremento en el  precio de la cerveza.

La bebida alcohólica más popular del mundo amenazada

La cerveza es la bebida alcohólica más popular del mundo por volumen consumido. Aunque la frecuencia y la severidad de la sequía y los extremos de calor aumentan sustancialmente en una variedad de escenarios climáticos futuros, la vulnerabilidad del suministro de cerveza a tales extremos nunca se ha evaluado. Hasta ahora.


En los últimos años, el sector cervecero ha consumido alrededor del 17% de la producción mundial de cebada, pero esta proporción varía drásticamente entre los principales países productores de cerveza, por ejemplo, del 83% en Brasil al 9% en Australia. Los resultados del nuevo estudio revelan posibles pérdidas en el rendimiento promedio que van del 3% al 17%, dependiendo de la gravedad de las condiciones.

Durante los eventos climáticos más complejos, los resultados indican que el consumo mundial de cerveza disminuiría en un 16%, o lo que es lo mismo, 29.000 millones de litros y los precios de esta bebida se duplicarán de media en todas partes.
Incluso en eventos extremos menos severos, el consumo de cerveza cae un 4% y los precios aumentan un 15%.


26 de marzo de 2019

Los tres cereales que nos alimentan desde hace milenios

El trigo, el maíz y el arroz siguen siendo la base de la dieta en un mundo que necesita una nueva revolución agrícola para dar de comer a cada vez más gente de forma sostenible.


Aunque es una efeméride imposible de concretar en un día exacto, imaginemos que hoy, cuando usted lee estas líneas, se cumplen 10.000 años desde que un ser humano plantó —por primera vez— unas gramíneas silvestres en algún lugar de Oriente Medio. Para atinar más, unas semillas de la especie Triticum, que son las que 2.500 años después dieron lugar al trigo tierno. Aquello fue un hito fundamental en la historia de la humanidad. Ese primer cultivo fue el origen de la agricultura, el germen de las ciudades, el comienzo del sedentarismo, el primer minuto de lo que hemos sido y de lo que somos desde entonces.
 
Hasta aquel momento, el Homo sapiens era nómada y comía lo que literalmente se encontraba por el camino. Caza y pesca, ya sabemos. Cultivar y domesticar estas gramíneas, a las que en pocos cientos de años se sumaron variedades de arroz y los antecesores del maíz en otras partes del planeta, fue el principio del ser humano actual. Tras el trigo llegaron el farro y la cebada o los guisantes, lentejas y garbanzos. Se domesticaron también los animales, como cerdos y ovejas. Y el ser humano ya nunca miró hacia atrás.Pero volvamos a dar un enorme salto en el tiempo —de 10 milenios, nada menos— y situémonos ahora en un supermercado moderno de un país de ingresos altos, de los llamados “ricos”. Uno de esos lugares donde encontramos alimentos de todos los sabores y colores.

En el centro vemos carnes, verduras, frutas y un sinfín de latas, bolsas, paquetes y botellas. Al entrar, pocos pensamos ya en maíz, trigo o arroz, salvo que vayamos a hacer una paella o a asar unas mazorcas. Y, sin embargo, esos tres cereales siguen siendo los elementos básicos de la dieta del Homo sapiens moderno.

Fijémonos mejor en los estantes del supermercado. Exacto: maíz, trigo y arroz. Están por todas partes, mucho más presentes de lo que parece. Pensemos en panes, pizzas, tartas, pastas, harinas, bollos, etc. Y en su presencia indirecta, ya que los tres cereales —juntos o por separado— también han servido de alimento principal e indispensable para las vacas, cerdos y aves que producen gran parte de la carne, la leche y los huevos del mundo.

Así se entiende que ese trío de cereales sea la verdadera base de nuestra alimentación. Entre los tres aportan aproximadamente el 42,5% del suministro de calorías alimentarias del mundo. Y no solo calorías —la energía que nos permite vivir— porque, aunque el lector no lo sepa, el trigo aporta más proteínas que las carnes de ave, porcino y bovino juntas.
 
 

18 de septiembre de 2018

Cuando la cerveza Guinness salvó a Irlanda durante la Segunda Guerra Mundial

A los beneficios ya conocidos del consumo moderado de cerveza, hoy vamos a añadir el de ser la responsable de que Irlanda pudiese mantener su neutralidad durante la Segunda Guerra Mundial.

Arthur Guinness, fundador de la cerveza Guinness en Dublín (Irlanda) en 1759, fue un empresario atípico para la época -incluso lo sería hoy en día-. Además de preocuparse de que su negocio fuese rentable, también se preocupó del bienestar de sus trabajadores y de los más necesitados de la sociedad: fundó organizaciones benéficas, construyó viviendas sociales para los más pobres… Sus herederos mantuvieron la política del fundador: todos los trabajadores que lucharon en la Primera Guerra Mundial recuperaron sus puestos de trabajo cuando regresaron a casa y, durante este tiempo, sus familias recibieron la mitad del salario habitual de estos trabajadores; a finales de los años 20, su salario era un 20% mayor que en la competencia, disponían de becas para la educación de los hijos, tenían cubiertos los gastos médicos… algo así como los trabajadores del tío Google en la actualidad. Durante la Segunda Guerra Mundial, Guinness prometió a todos los soldados británicos que tendrían una botella de su cerveza negra el día de Navidad. Incluso trabajadores ya jubilados se presentaron como voluntarios en las fábricas para ayudar a cumplir aquella promesa.

En 1939, al estallar la Segunda Guerra Mundial, el Primer Ministro Eamon De Valera declaró la neutralidad de Irlanda. Aquella decisión nos gustó nada en Londres y provocó el enfado de Winston Churchill, en aquel momento Primer Lord del Almirantazgo. A pesar de todo, Irlanda mantenía su independencia política y nada se podía hacer desde Londres… o eso creía De Valera. En 1940, y ya como Primer Ministro, Churchill comienza su jugada maestra para obligar a Irlanda a romper su neutralidad y poder utilizar los estratégicos puertos irlandeses.


Su macabro plan consistía en estrangular la economía irlandesa, con escasos recursos naturales y peligrosamente dependiente de los suministros británicos. Para ello, Churchill ordenó cortar los suministros de fertilizantes, gasolina, carbón… e incluso cereales. La economía irlandesa se derrumbó y el hambre comenzó a instalarse entre sus habitantes. En 1941 la situación de Irlanda era desesperada y De Valera comenzaba ya a plantearse ceder ante la pretensiones de Churchill, cuando apareció en escena Guinness. En marzo de 1942, en un esfuerzo por preservar el cereal para el pan, el gobierno irlandés impuso restricciones y prohibió la exportación de cerveza. Algo que en teoría poco o nada afectaba al plan de Churchill, dio un giro de 180º cuando las tropas británicas comenzaron a protestar por la escasez de Guinness (incluso hubo disturbios callejeros en Belfast). Por aquello de mantener la moral alta de los soldados, el gobierno británico volvió a suministrar cereal para mantener las exportaciones de cerveza. De Valera entendió que la Guinness era su baza para recuperar los suministros y su economía. Al poco tiempo, volvieron a prohibir la exportación alegando que no tenía suficiente carbón para seguir manteniendo la producción. Los británicos volvieron a suministrar carbón. Poco a poco, y manteniendo este patrón de intercambio, Irlanda consiguió recuperar los suministros, su economía y mantenerse neutral… a pesar de Churchill.

Tomado de: Historias de la Historia

16 de agosto de 2018

Las marcas de cereales en las que se ha hallado pesticida considerado cancerígeno

Decenas de marcas conocidas de cereales contienen un tipo de pesticida que está considerado cancerígeno, denunció el Grupo de Trabajo Ambiental (EGW, por sus siglas en inglés) en un reciente estudio.

Esta organización ecologista analizó 45 productos hechos de avena y determinó que todos menos dos tenían rastros de glifosato, un herbicida que puede causar cáncer en animales y "probablemente" en humanos, de acuerdo a la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer.

De esos, 31 tenían niveles por encima de lo que los científicos de EWG consideran seguros para los menores, que es de 0,01 miligramos por día.

Entre los productos que tenían rastros de glifosato se encuentran las marcas Cheerios, Quaker Old Fashioned Oats, Quaker Dinosaur Egg Instant Oats y Back to Nature Classic Granola, informó el canal de televisión CBS News, en base a los resultados del informe.

En un comunicado, el presidente de EWG, Ken Cook, lamentó el hallazgo: "Crecí comiendo Cheerios y Quaker Oats mucho antes de que estuvieran contaminados con glifosato. Nadie quiere comer un herbicida para el desayuno, y nadie debería tener que hacerlo", señaló.
El cuestionado glifosato

El 10 de agosto, un jurado de California condenó a la multinacional Monsanto a indemnizar con 289 millones de dólares a un hombre que aseguraba que el cáncer terminal que padecía se debe a su exposición a un producto con glifosato.

Monsanto ha defendido el producto y ha afirmado que el glifosato "es seguro para el uso humano".

Tras el fallo, uno de los vicepresidentes de Monsanto, Scott Partridge, anunció que apelarán la decisión judicial y dijo que "más de 800 estudios y revisiones -y conclusiones de la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU., el Instituto Nacional de Salud de EE.UU. y autoridades regulatorias en todo el mundo- apoyan el hecho de que el glifosato no causa cáncer".

El glifosato ha generado una gran controversia en todo el mundo por los presuntos efectos perjudiciales tanto para la salud de las personas como para las tierras rociadas con productos que lo contienen.

Para leer el estudio original del Grupo de Trabajo Ambiental, CLIC AQUÍ.

8 de enero de 2015

Los cereales más antiguos

¿Le gustaría probar un saludable grano del tipo encontrado en la tumba del Rey Tutankamón? ¿O quizás darse banquete con semillas que, se dice, fueron almacenadas en el arca de Noé?
¿Y que tal un sorbo de vodka hecho a base de quinoa, el tradicional cereal boliviano?
Si esto le abre el apetito, no está solo.
En los últimos cinco años se ha registrado una explosión en la popularidad de los llamados "granos antiguos" en el mercado estadounidense.

Siembra de quinoa en Bolivia
En los campos de Bolivia se cultiva el grano de quinoa, que es una proteína completa, ya que tiene todos los nueve aminoácidos esenciales. De los antiguos es el más conocido.

Muchos de ellos, como la quinoa de Bolivia y el teff de Etiopía, se han cultivado de la misma manera desde hace miles años.
"En un sentido positivo, ha sido como una tormenta perfecta para estos granos", explica Cynthia Harriman, directora de alimentos y estrategias nutricionales de Whole Grain Council, una organización no gubernamental estadounidense dedicada a la promoción de la alimentación saludable y el consumo de cereales.
"Encajan con nuestro deseo de encontrar una súper comida, una bala mágica que deberíamos comer", le dice Harriman a la BBC.
Los granos antiguos son percibidos como lo opuesto al trigo, aún cuando hay tres que son cepas antiguas de él - espelta, escanda y farro - y a menudo son más refinados.

Amaranto
El amaranto fue consumido por los aztecas y es un grano libre de gluten. Se le puede apreciar en los puntos morados que se ven en algunas tortillas.

Son apreciados como más saludables, naturales y beneficiosos para el consumo, dado que poseen más vitaminas, minerales, fibras y proteínas que el trigo moderno, y rara vez son consumidos en su forma procesada.

El artículo completo en:

7 de septiembre de 2014

Sí o sí: Estos alimentos te pondrán de buen humor

Uno de estos alimentos son los cereales con leche....



La vitamina B1 o tiamina, conocida como la vitamina del ánimo, está presente en los cereales integrales y los lácteos. Es necesaria para que el cerebro produzca un neurotransmisor cerebral llamado serotoina y relacionado con el estado de ánimo. De ahí que un tazón de leche con cereales y frutos secos nos ponga de muy buen humor.

Lea el artículo completo en:

Muy Interesante

14 de mayo de 2013

No es transgénico: Desarrollan un nuevo tipo de trigo


Campo de trigo

Las pruebas sobre el nuevo trigo se prolongarán durante al menos cinco años.

Científicos han desarrollado un nuevo tipo de trigo que esperan pueda aumentar la producción en casi un tercio.

Investigadores de Cambridge, Reino Unido, han combinado un ancestro del trigo con una variedad más moderna para elaborar una nueva cepa que ha producido una cosecha mejor en las pruebas iniciales.

La nueva variedad de trigo, que no está genéticamente modificada, será objeto de pruebas durante cinco años para comprobar si se puede poner a disponibilidad comercial de los agricultores.
 
Fuente:
 
BBC Ciencia

20 de diciembre de 2012

¿Qué es más eficiente, quemnar gasolina o quemar pan?

El otro día mi profe de Bioquímica Física nos planteó una pregunta: Supongamos que pudiésemos digerir gasolina. ¿Qué sería más eficiente? ¿Metabolizar gasolina o, por ejemplo, pan?


Si damos por hecho que la gasolina es básicamente octano (C8H18) y el pan glucosa (C6H12O6), la cosa queda bastante simplificada... y esto ya empieza a oler a química. Una combustión de libro es reacción del compuesto x con O2 dando H2O y CO2. Así que las reacciones son respectivamente:

  1. C8H18+252O28CO2+9H2O
  2. C6H12O6+6O26CO2+6H2O
¿Cuánta energía libera cada una? Vamos a arremangarnos un poco y tirar de tablas para calcular calores de formación (energía que libera cada reacción):
ΔHf,1=8ΔHf(CO2)+9ΔHf(H2O)ΔHf(C8H18)=8(393)+9(286)(250)=
=5468KJ/mol

ΔHf,2=6ΔHf(CO2)+6ΔHf(H2O)ΔHf(C6H12O6)=6(393)+6(286)(1271)=
=2803KJ/mol

De momento no va mal la cosa: Las dos reacciones rentan una cantidad negativa de energía: Todo lo que esto significa (por convenio) es que ambas reacciones liberan energía (son lo que llamamos exotérmicas). Ahora bien, sabemos cuánto calor libera cada reacción por cada mol de glucosa o de octano que quemaríamos. Pero un mol, para los que no somos químicos, es una cantidad demasiado abstracta  [1]: ¿Cuánta energía liberan estas reacciones por cada gramo de combustible que se quema?

Bueno, pues solo necesitamos saber que un mol de octano son 114 gramos, y un mol de glucosa son 180 gramos. ¿Cuántos kilojulios de energía liberan estas reacciones por gramo de combustible?
  1. ΔHf,1=5468/114=48KJ/gramo
  2. ΔHf,2=2803/180=15KJ/gramo 
Es decir, cada gramo de glucosa ("pan"), al quemarse, libera unas 3 veces menos energía que un gramo de octano ("gasolina"). Estos son los cálculos, y ante la rotundidad de las matemáticas, no podemos negar que nuestro metabolismo sería la caña si pudiésemos digerir la gasolina, porque nos daría mucha más energía que el pan... Pero por si estais acariciando la idea, ya os la quito yo de la cabeza: No podemos metabolizar gasolina, aunque sea más eficiente que el pan. 

Wait! wait! wait! ¿La gasolina es más eficiente que el pan? ¿Quemar hidratos de carbono da menos energía que quemar combustibles fósiles?


Sí, ya veis donde quiero ir a parar...Utilizar biocombustibles es mucho menos eficiente ("sostenible", si quereis) que usar combustibles fósiles, porque hace falta quemar muchas más toneladas de cereal (teóricamente, 3 veces más) para producir la misma energía que quemando petroderivados. Para esto que hay que cultivar enormes extensiones de terreno, total, para dar esa ¿comida?[2] al motor de explosión de ese coche que, las más de las veces, llevamos medio vacío.

Fuente:

Tres14
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