"Durante los últimos 15 años yo he venido diciendo que si continuábamos usando Roundup tendríamos un problema. Ahora tenemos un problema"
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6 de octubre de 2018
Glifosato en Perú: Alerta en los cultivos
Un tribunal de los EE.UU. acaba de concluir que el glifosato le provocó cáncer a un jardinero que lo usó por cuatro años. Se trata del herbicida más usado en el Perú, en cultivos como el cacao, el café y el arroz. La Dirección General de Salud Ambiental (Digesa) ha decidido iniciar una investigación sobre sus efectos en la salud de los peruanos, que podría llevar a que se prohíba su importación al país.
El hombre se llama Dewayne Johnson, tiene 46 años y entre el 2012 y el 2015 fue jardinero en una escuela de la bahía de San Francisco. Durante ese tiempo, con el fin de acabar con las malas hierbas, roció hasta 150 galones de Roundup, el herbicida más vendido del mundo, producido por la polémica compañía Monsanto. A pesar de que trataba de cubrirse bien el rostro y el cuerpo, algunos días era inevitable que el líquido le cayera encima. Un día le salió una erupción y luego unas extrañas manchas en el cuerpo. El diagnóstico fue devastador: tenía linfoma no Hodgkin, un cáncer del sistema linfático. Incurable.
La semana pasada, Johnson se convirtió en la primera persona en lograr que un tribunal –en este caso, la Corte Superior de California– sentenciera que el glifosato, el principal agente químico de Roundup, provocó esta enfermedad en un ser humano, algo que médicos y científicos de todo el mundo venían advirtiendo que podía ocurrir desde hacía años.
El tribunal condenó a Monsanto a pagarle US$ 289 millones como compensación por daños. Johnson no tendrá mucho tiempo para disponer de esta suma. Es un enfermo terminal y sus médicos no creen que llegue al 2021.
La historia de este jardinero que vive en el otro lado del continente no pasaría de ser en el Perú una triste noticia de interés humano, salvo por el hecho de que el glifosato es el herbicida más vendido y usado en la agricultura peruana.
La historia completa en: La República (Perú)
16 de agosto de 2018
Las marcas de cereales en las que se ha hallado pesticida considerado cancerígeno
Decenas
de marcas conocidas de cereales contienen un tipo de pesticida que está
considerado cancerígeno, denunció el Grupo de Trabajo Ambiental (EGW, por sus siglas en inglés) en un reciente estudio.
Esta organización ecologista analizó 45 productos hechos de avena y determinó que todos menos dos tenían rastros de glifosato, un herbicida que puede causar cáncer en animales y "probablemente" en humanos, de acuerdo a la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer.
De esos, 31
tenían niveles por encima de lo que los científicos de EWG consideran
seguros para los menores, que es de 0,01 miligramos por día.
Entre los productos que tenían rastros de glifosato se encuentran
las marcas Cheerios, Quaker Old Fashioned Oats, Quaker Dinosaur Egg
Instant Oats y Back to Nature Classic Granola, informó el canal de
televisión CBS News, en base a los resultados del informe.
En un comunicado, el presidente de EWG, Ken Cook, lamentó el hallazgo: "Crecí comiendo Cheerios y Quaker Oats mucho antes de que estuvieran contaminados con glifosato. Nadie quiere comer un herbicida para el desayuno, y nadie debería tener que hacerlo", señaló.
En un comunicado, el presidente de EWG, Ken Cook, lamentó el hallazgo: "Crecí comiendo Cheerios y Quaker Oats mucho antes de que estuvieran contaminados con glifosato. Nadie quiere comer un herbicida para el desayuno, y nadie debería tener que hacerlo", señaló.
El cuestionado glifosato
El 10 de agosto, un jurado de California condenó a la multinacional Monsanto a indemnizar con 289 millones de dólares a un hombre que aseguraba que el cáncer terminal que padecía se debe a su exposición a un producto con glifosato.
Monsanto ha defendido el producto y ha afirmado que el glifosato "es seguro para el uso humano".
Tras el fallo, uno de los vicepresidentes de Monsanto, Scott Partridge, anunció que apelarán la decisión judicial y dijo que "más de 800 estudios y revisiones -y conclusiones de la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU., el Instituto Nacional de Salud de EE.UU. y autoridades regulatorias en todo el mundo- apoyan el hecho de que el glifosato no causa cáncer".
El glifosato ha generado una gran controversia en todo el mundo por los presuntos efectos perjudiciales tanto para la salud de las personas como para las tierras rociadas con productos que lo contienen.
Para leer el estudio original del Grupo de Trabajo Ambiental, CLIC AQUÍ.
El 10 de agosto, un jurado de California condenó a la multinacional Monsanto a indemnizar con 289 millones de dólares a un hombre que aseguraba que el cáncer terminal que padecía se debe a su exposición a un producto con glifosato.
Monsanto ha defendido el producto y ha afirmado que el glifosato "es seguro para el uso humano".
Tras el fallo, uno de los vicepresidentes de Monsanto, Scott Partridge, anunció que apelarán la decisión judicial y dijo que "más de 800 estudios y revisiones -y conclusiones de la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU., el Instituto Nacional de Salud de EE.UU. y autoridades regulatorias en todo el mundo- apoyan el hecho de que el glifosato no causa cáncer".
El glifosato ha generado una gran controversia en todo el mundo por los presuntos efectos perjudiciales tanto para la salud de las personas como para las tierras rociadas con productos que lo contienen.
Para leer el estudio original del Grupo de Trabajo Ambiental, CLIC AQUÍ.
16 de noviembre de 2014
Daño genético y glifosato
Después de ocho años de investigaciones, el grupo GEMA
de la UNRC elaboró un informe en el que confirma la vinculación “clara”
del glifosato y mutaciones genéticas que pueden derivar en cáncer,
generar abortos espontáneos y nacimientos con malformaciones.
Por Darío Aranda
“La genotoxicidad del glifosato evaluada por el ensayo cometa y pruebas citogenéticas” lleva como título la investigación publicada en la revista científica Toxicología Ambiental y Farmacología (de Holanda). El trabajo detalla el efecto genotóxico (el daño sobre el material genético) del glifosato en células humanas y de ratones. Incluso confirmaron daño genético en células humanas con dosis de glifosato en concentraciones hasta veinte veces inferiores a las utilizadas en las fumigaciones en el campo.
Otra de las investigaciones se llama “Genotoxicidad del AMPA (metabolito ambiental del glifosato), evaluada por el ensayo cometa y pruebas citogenéticas”. Publicado en la revista Ecotoxicología y Seguridad Ambiental (de EE.UU.). El AMPA es el principal producto de la degradación del glifosato (el herbicida se transforma, principalmente por acción de enzimas bacterianas del suelo, en AMPA). Confirmaron que el AMPA aumentó el daño en el ADN en cultivos celulares y en cromosomas en cultivos de sangre humana. “El AMPA ha demostrado tener tanta o mayor capacidad genotóxica que su molécula parental, el glifosato”, afirma la investigación de la universidad pública.
“En diversas investigaciones confirmamos daños genéticos en personas expuestas a agroquímicos. El daño cromosómico que vimos indica quién tiene más riesgo de padecer cáncer, a mediano y largo plazo. También otras enfermedades cardiovasculares, malformaciones, abortos”, explicó Fernando Mañas, doctor en Ciencias Biológicas y parte del equipo de la UNRC.
Mañas trabaja junto a Delia Aiassa y coordinan juntos desde 2006 el grupo de investigación. Al inicio era cinco investigadores. En la actualidad son 21 con enfoque multidisciplinario (biólogos, veterinarios, microbiólogos, psicopedagogos, veterinarios y abogados). El eje común son los efectos de la exposición a sustancias químicas sobre la salud humana, ambiental, animal. Trabajan junto a poblaciones expuestas a agroquímicos, estudian los cromosomas, el ADN y el funcionamiento del material genético.
En sus quince artículos científicos los investigadores confirmaron el efecto de los agroquímicos sobre el material genético, tanto en animales de experimentación en el laboratorio como en poblaciones humanas expuestas laboral e involuntariamente a las sustancias químicas. La última investigación, de 2014, se realizó en niños de entre 5 y 12 años de Marcos Juárez y Oncativo (Córdoba), donde también se encontró un aumento en el daño en el material genético de los niños.
Explican que los estudios en cromosomas son sobre material genético. Hallaron altos niveles de daños genéticos en personas expuestas a agroquímicos. El daño en cromosomas (material genético) alerta que la persona está en riesgo de desarrollar algunas enfermedades. “A mayor daño genético, mayor probabilidad de cáncer”, afirmó Mañas.
A lo largo de sus quince investigaciones utilizaron distintas técnicas. En todas confirmaron daño genético. “Los agroquímicos y el daño que provocan está absolutamente vinculado al modelo agropecuario vigente”, afirma Mañas, aunque aclara que es una opinión a título individual y no una postura de todo el equipo de investigación. Primero trabajaron con una muestra de veinte personas, de la periferia de Río Cuarto. Profundizaron con 50 personas en otras localidades y, luego, con 80 de Las Vertientes, Marcos Juárez, Saira, Rodeo Viejo y Gigena. Los productos más encontrados y que provocan más daño son el glifosato, atrazina, cipermetrina, clorpirifós y endosulfan.
“Estrés oxidativo y ensayo cometa en tejidos de ratones tratados con glifosato y AMPA” es el título de otra de las investigaciones publicadas en la revista Genética Básica y Aplicada de Argentina. Confirmaron “incremento significativo” en el daño del ADN en hígado y sangre. En la revista científica Boletín de Contaminación Ambiental y Toxicología (de Estados Unidos) confirmaron el daño genético en trabajadores rurales. “Estos resultados muestran que la exposición humana a mezclas de agroquímicos puede incrementar el riesgo de desarrollar patologías relacionadas con la genotoxicidad (cáncer, problemas reproductivos y/o en la descendencia)”, precisa la publicación científica.
Buena parte de las investigaciones del grupo académico está presente en el libro Plaguicidas a la carta. Daño genético y otros riesgos que trata las características de los plaguicidas, los efectos sobre el material genético humano y de animales silvestres, la susceptibilidad de las personas y los efectos del glifosato, entre otros agrotóxicos.
Fuente:
Página 12
10 de enero de 2013
Glifosato: el agroquímico es menos tóxico que el Raid
Según el Ingeniero Agrónomo Maximiliano Carrillo, hay mucho mito alrededor del tema. El médico Lisandro Carnielli
aclaró que hay algunos estudios científicos sobre su toxicidad pero
están mal planteados y además han sido exagerados y mal interpretados
por los medios.
El glifosato es un herbicida que sirve para matar malezas. Se lo utiliza generalmente en plantaciones de soja porque existe una semilla de soja modificada capaz de resistirlo sin problemas. En los últimos años, ha habido mucha polémica al respecto del uso de este químico porque muchos afirmaban que estaría provocando enfermedades degenerativas.
“Es necesario matar las malezas en un cultivo porque compiten con la planta, y le quitan agua y nutrientes”, destacó Carrillo, y agregó: “Además, si una cosecha de un grano está mezclada con semillas de otros, tiene mucho menos valor en el mercado y todos terminan perdiendo”. Esto es algo que de una manera u otra se ha hecho siempre, desde arrancando las malezas con las manos hasta utilizando todo tipo de productos sintéticos u orgánicos, algunos de los cuales se han prohibido en todo el mundo por demostrarse altamente peligrosos.
Al respecto de la función del glifosato, el Doctor Carnielli explicó que: “Es un químico que anula el funcionamiento de una enzima responsable de sintetizar aminoácidos importantes para la vida (fenilalanina, tirosina y triptófano). Si las plantas son rociadas con esto, al poco tiempo se mueren, pero las personas no porque nuestro cuerpo no fabrica esos aminoácidos sino que los ingiere con la dieta”.
Según Carnielli, uno de los estudios realizado por el Laboratorio de Embriología Molecular del CONICET-UBA, concluye que provoca trastornos intestinales y cardíacos, malformaciones y alteraciones neuronales. Pero el estudio no fue hecho sobre personas ni siguiendo los reglamentos de aplicación del glifosato, sino que sumergieron embriones de anfibios en este químico, con los terribles resultados. El tema es que los embriones son muy delicados y si se los sumerge en casi cualquier sustancia, desde una bebida cola hasta líquido limpiavidrios, va a sufrir malformaciones.
“Los agroquímicos en general pueden ser peligrosos si se ingieren, o si llegan a flujos de agua dulce, por eso en la provincia de Santa Fe, Argentina, la Ley 11.273 reglamenta a qué distancia mínima de instalaciones urbanas se pueden rociar diferentes químicos según su categoría. El glifosato se encuentra en la clasificación de más baja toxicidad y no se puede rociar a menos de 500 metros”, dijo Carrillo. Y agregó que, además, este químico es absorbido por las hojas de las plantas y el resto se descompone con la luz solar sin dejar residuos tóxicos, por lo que es extremadamente difícil que algo llegue a las napas. Y aun en caso de hacerlo, no se han registrado flujos de agua contaminada, ni enfermedades causadas por su ingesta en la última década.
El ingeniero siguió explicando: “El escándalo alrededor de este químico que se viene dando desde hace un par de años podría ser una mezcla entre desconocimiento científico y repudio a cualquier cosa que provenga de Estados Unidos. El glifosato es un agroquímico, y quienes lo manipulan deben tomar las precauciones necesarias. El hecho de actuar negligentemente (no usar protección adecuada, dejar los recipientes goteando al alcance de niños o animales, etc) es un problema de los empleados o los empleadores, pero no de la sustancia. La gente se las agarra con Monsanto sin darse cuenta de que en la vida cotidiana utiliza muchas otras sustancias, como el Fuyi o el Raid (insecticidas en aerosol) que son mucho más peligrosos que los herbicidas”.
El modelo de negocio de las empresas semilleras es vender agroquímicos y a su vez, semillas resistentes a esos agroquímicos. La patente del glifosato de Monsanto finalizó en el año 2000, por lo que hoy en día muchas empresas venden este producto. Por otro lado, casi todas las empresas sacan semillas nuevas modificadas con diferentes genes, para tener diferentes características, y quienes cultivan tienen un amplio espectro de productos para elegir. Incluso utilizar semillas convencionales, aunque rindan muchísimo menos.
El agrónomo, si bien comentó todos estos puntos, también dejó en claro que es importante dejar algunas partes del campo con maleza y sin herbicidas para preservar la biodiversidad de flora y fauna. Mantener el equilibrio ecológico no es sólo una cuestión ideológica, sino también práctica si no queremos que el campo se transforme en un desierto en un futuro relativamente cercano.
Fuente:
Proyecto Sandía
Lea en los archivos de Conocer Ciencia:
Monsanto en el Perú
El Futuro de la agricultura y de la Alimentación nos incumbe a todos/as
El glifosato es un herbicida que sirve para matar malezas. Se lo utiliza generalmente en plantaciones de soja porque existe una semilla de soja modificada capaz de resistirlo sin problemas. En los últimos años, ha habido mucha polémica al respecto del uso de este químico porque muchos afirmaban que estaría provocando enfermedades degenerativas.
“Es necesario matar las malezas en un cultivo porque compiten con la planta, y le quitan agua y nutrientes”, destacó Carrillo, y agregó: “Además, si una cosecha de un grano está mezclada con semillas de otros, tiene mucho menos valor en el mercado y todos terminan perdiendo”. Esto es algo que de una manera u otra se ha hecho siempre, desde arrancando las malezas con las manos hasta utilizando todo tipo de productos sintéticos u orgánicos, algunos de los cuales se han prohibido en todo el mundo por demostrarse altamente peligrosos.
Al respecto de la función del glifosato, el Doctor Carnielli explicó que: “Es un químico que anula el funcionamiento de una enzima responsable de sintetizar aminoácidos importantes para la vida (fenilalanina, tirosina y triptófano). Si las plantas son rociadas con esto, al poco tiempo se mueren, pero las personas no porque nuestro cuerpo no fabrica esos aminoácidos sino que los ingiere con la dieta”.
Según Carnielli, uno de los estudios realizado por el Laboratorio de Embriología Molecular del CONICET-UBA, concluye que provoca trastornos intestinales y cardíacos, malformaciones y alteraciones neuronales. Pero el estudio no fue hecho sobre personas ni siguiendo los reglamentos de aplicación del glifosato, sino que sumergieron embriones de anfibios en este químico, con los terribles resultados. El tema es que los embriones son muy delicados y si se los sumerge en casi cualquier sustancia, desde una bebida cola hasta líquido limpiavidrios, va a sufrir malformaciones.
“Los agroquímicos en general pueden ser peligrosos si se ingieren, o si llegan a flujos de agua dulce, por eso en la provincia de Santa Fe, Argentina, la Ley 11.273 reglamenta a qué distancia mínima de instalaciones urbanas se pueden rociar diferentes químicos según su categoría. El glifosato se encuentra en la clasificación de más baja toxicidad y no se puede rociar a menos de 500 metros”, dijo Carrillo. Y agregó que, además, este químico es absorbido por las hojas de las plantas y el resto se descompone con la luz solar sin dejar residuos tóxicos, por lo que es extremadamente difícil que algo llegue a las napas. Y aun en caso de hacerlo, no se han registrado flujos de agua contaminada, ni enfermedades causadas por su ingesta en la última década.
El ingeniero siguió explicando: “El escándalo alrededor de este químico que se viene dando desde hace un par de años podría ser una mezcla entre desconocimiento científico y repudio a cualquier cosa que provenga de Estados Unidos. El glifosato es un agroquímico, y quienes lo manipulan deben tomar las precauciones necesarias. El hecho de actuar negligentemente (no usar protección adecuada, dejar los recipientes goteando al alcance de niños o animales, etc) es un problema de los empleados o los empleadores, pero no de la sustancia. La gente se las agarra con Monsanto sin darse cuenta de que en la vida cotidiana utiliza muchas otras sustancias, como el Fuyi o el Raid (insecticidas en aerosol) que son mucho más peligrosos que los herbicidas”.
El modelo de negocio de las empresas semilleras es vender agroquímicos y a su vez, semillas resistentes a esos agroquímicos. La patente del glifosato de Monsanto finalizó en el año 2000, por lo que hoy en día muchas empresas venden este producto. Por otro lado, casi todas las empresas sacan semillas nuevas modificadas con diferentes genes, para tener diferentes características, y quienes cultivan tienen un amplio espectro de productos para elegir. Incluso utilizar semillas convencionales, aunque rindan muchísimo menos.
El agrónomo, si bien comentó todos estos puntos, también dejó en claro que es importante dejar algunas partes del campo con maleza y sin herbicidas para preservar la biodiversidad de flora y fauna. Mantener el equilibrio ecológico no es sólo una cuestión ideológica, sino también práctica si no queremos que el campo se transforme en un desierto en un futuro relativamente cercano.
Fuente:
Proyecto Sandía
Lea en los archivos de Conocer Ciencia:
Monsanto en el Perú
Qué cambiará realmente con la condena por el uso de agroquímicos en Argentina
Crisis alimentaria y climáticaEl Futuro de la agricultura y de la Alimentación nos incumbe a todos/as
20 de septiembre de 2012
Polémico maíz para combatir "supermalezas" en EE.UU.
Una compañía farmacéutica en Estados
Unidos introducirá una polémica variedad de maíz genéticamente
modificado para ayudar a los agricultores de ese país a combatir malezas
resistentes.
La empresa, Dow Agrosciences,
dijo que utilizará una sustancia química que fue uno de los componentes
del llamado Agente Naranja, el producto defoliante usado por el
gobierno estadounidense durante la guerra de Vietnam.
La compañía asegura que el nuevo cultivo es
necesario debido a las llamadas "supermalezas" que afectan actualmente a
más de siete millones de hectáreas de cultivos en territorio
estadounidense. Dow asegura que su producto es seguro y sostenible.
Para Jeremy Leech, un agricultor que cultiva
maíz y soya cerca de Humboldt, Nebraska, las malezas resistentes son una
constante amenaza a su granja y su familia.
El año pasado Leech gastó unos US$7.500 en productos químicos para defender sus cultivos.
Pero los herbicidas no lograron eliminar a las gigantes ambrosías (Ambrosia spp.),
un tipo de arbusto. Y lo que es peor aún, estas plantas producen
enormes cantidades de polen, por lo que agravan el asma de su hija de
ocho años.
"Cuando las ambrosías liberan polen, mi hija
tiene dificultades para respirar. En una granja a los niños les gusta
jugar al aire libre todo el tiempo y cuando los niveles de polen son muy
altos ella se ahoga", dijo Leech.
Revolución agrícola
Miles de agricultores en Estados Unidos
enfrentan ahora problemas similares con malezas resistentes a poderosos
herbicidas. Los científicos señalan que esto se debe al éxito de los
cultivos genéticamente modificados que fueron introducidos a mediados de
la década de los 90.
La compañía Monsanto se transformó en líder
mundial en este campo gracias a la venta de los llamados maíz y soya
Roundup-ready. Estos cultivos fueron genéticamente modificados (GM) para
no ser afectados por el herbicida glifosato, un producto químico
vendido por Monsanto con el nombre Roundup.
Los agricultores sólo necesitaban fumigar una
vez sus campos con Roundup para matar todas las malezas y dejar sus
cultivos intactos. Los productores rurales rápidamente adoptaron la
nueva tecnología porque les permitía reducir costos en forma
significativa.
"Roundup era el producto que se suponía iba a lograr maravillas", dijo Van Leech, el padre de Jeremy.
Y lo hizo durante los primeros años. Todo el
mundo podía obtener cosechas limpias de malezas. "Pero en los últimos
años las tierras se ven así", dijo Van Leech, apuntando a un campo con
malezas tan altas que cubren totalmente los cultivos.
Para ver cuán serio puede ser el problema de las
malezas, viajé a una parcela experimental cultivada cerca de David City
por el profesor Stevan Knezevic de la Universidad de Nebraska.
En uno de los campos de maíz nos vimos rodeados
de plantas altas y erguidas. Pero no se veía ninguna mazorca. Los tallos
que nos rodeaban eran de ambrosías gigantes, una de las doce malezas
que han adquirido resistencia a Roundup.
Estas "malezas monstruo" se han vuelto tan
poderosas que sobreviven incluso a fumigaciones con 24 veces la dosis
recomendada de Roundaup.
Las malezas roban la luz y la vida a los
cultivos. Sólo una maleza resistente por 10 metros cuadrados puede
reducir el rendimiento de los cultivos en un 50%.
"Durante los últimos 15 años yo he venido
diciendo que si continuábamos usando Roundup tendríamos un problema.
Ahora tenemos un problema", dijo el profesor Knezevic.
"La razón por la que enfrentamos esta situación ahora es que no administramos bien la tecnología".
Fumigaciones combinadas
Reconociendo la escala del problema, la
industria de la biotecnología cree que la solución está en nuevos
cultivos GM más efectivos.
Dow Agrosciences busca ahora aprobación de las autoridades estadounidenses para un sistema de control de malezas llamado Enlist.
En lugar de un cultivo resistente a un herbicida, la idea es modificar genéticamente cultivos para que sean resistentes a dos.
Dow dice que se trata de una solución más
efectiva porque permite a los agricultores combinar sus fumigaciones en
un sistema más sostenible.
Pero lo que está generando controversia es que
estos cultivos han sido modificados para ser resistentes a una sustancia
química denominada 2,4-D. Este potente herbicida fue desarrollado por
investigadores británicos durante la Segunda Guerra Mundial y fue un
componente del Agente Naranja, el defoliante utilizado extensamente por
el ejército de Estados Unidos durante la guerra de Vietnam.
2,4-D es actualmente usado como un herbicida en
la agricultura, pero en cantidades y ocasiones limitadas debido a que es
altamente tóxico. Los nuevos cultivos GM ampliaran las opciones de los
agricultores para recurrir al 2,4-D.
Si bien fue uno de los ingredientes del Agente
Naranja, el 2,4-D no fue vinculado causalmente a los efectos
devastadores en la salud sufridos por muchos vietnamitas expuestos al
desfoliante.
El profesor Dallas Peterson de la Universidad de
Kansas, quien ha cooperado con Dow en los últimos años, dice que el
2,4-D funciona bien en combinaciones con otros productos.
"Es un viejo herbicida, uno de los herbicidas
sintéticos más antiguos. Lo hemos usado durante más de 50 años en muchas
situaciones diferentes y no hemos tenido hasta el momento muchos casos
de resistencia", dijo Peterson.
Vuelta al futuro
La agencia de protección ambiental de Estados Unidos, Environmental Protection Agency,
dice que el uso de 2,4-D es seguro en la agricultura. Se espera que en
breve el Departamento de Agricultura conceda la aprobación final para
plantar el nuevo maíz GM en la primavera entrante.
"El nuevo cultivo ciertamente ayudará con el problema de las malezas resistentes. Pero no es la solución mágica y si utilizamos esta tecnología en forma demasiado extensa, eventualmente tendremos resistencia"
Dallas Peterson, Universidad de Kansas
Pero algunos científicos expresaron preocupación
de que si no se enseña a usar el nuevo producto GM en forma apropiada,
los problemas de resistencia aparecerán tarde o temprano.
El nuevo cultivo "ciertamente ayudará con el
problema de las malezas resistentes. Es una nueva forma de acción",
señaló el profesor Peterson.
"Pero no es la solución mágica y si utilizamos esta tecnología en forma demasiado extensa, eventualmente tendremos resistencia".
En su granja del suroeste de Nebraska, Jeremy
Leech está limpiando cuidadosamente su cosechadora para asegurar que no
está transportando semillas de malezas resistentes de un campo a otro.
Leech es escéptico de que sólo un nuevo cultivo GM sea la solución a sus
problemas.
"Para mí, es una solución a corto plazo. Creo
que el 2,4-D funcionará bien, pero lo que temo es qué sucederá en cuatro
o cinco años si seguimos utilizando este producto. Creo que tendremos
los mismos problemas que tenemos ahora con Roundup", dijo Leech.
Lo que está emergiendo de Dow y otras compañías
de biotecnología en este campo es la creciente aceptación de que un
mayor entrenamiento de los agricultores y un enfoque más amplio del
manejo de malezas son aspectos cruciales para el éxito de sus productos.
"Si cultivamos maíz Roundup-ready y lo rotamos con soya Roundup-ready la biodiversidad sufre", dijo el profesor Knezevic.
"Estamos hablando sólo de dos cultivos y del
mismo producto químico. Necesitamos más biodiversidad si el enfoque
biotecnológico espera tener éxito, algo similar a lo que hacen los
agricultores orgánicos que rotan más sus cultivos".
Irónicamente, el futuro de los cultivos GM bien
podría depender de reincorporar algunas de las prácticas más antiguas
que la nueva tecnología amenazó con remplazar.
Fuente:
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