Una compañía farmacéutica en Estados 
Unidos introducirá una polémica variedad de maíz genéticamente 
modificado para ayudar a los agricultores de ese país a combatir malezas
 resistentes. 
La empresa, Dow Agrosciences,
 dijo que utilizará una sustancia química que fue uno de los componentes
 del llamado Agente Naranja, el producto defoliante usado por el 
gobierno estadounidense durante la guerra de Vietnam.
                     
La compañía asegura que el nuevo cultivo es 
necesario debido a las llamadas "supermalezas" que afectan actualmente a
 más de siete millones de hectáreas de cultivos en territorio 
estadounidense. Dow asegura que su producto es seguro y sostenible.
                     
"Durante los últimos 15 años yo he venido diciendo que si continuábamos usando Roundup tendríamos un problema. Ahora tenemos un problema"
Para Jeremy Leech, un agricultor que cultiva 
maíz y soya cerca de Humboldt, Nebraska, las malezas resistentes son una
 constante amenaza a su granja y su familia.
El año pasado Leech gastó unos US$7.500 en productos químicos para defender sus cultivos.
Pero los herbicidas no lograron eliminar a las gigantes ambrosías (Ambrosia spp.),
 un tipo de arbusto. Y lo que es peor aún, estas plantas producen 
enormes cantidades de polen, por lo que agravan el asma de su hija de 
ocho años.
                     
"Cuando las ambrosías liberan polen, mi hija 
tiene dificultades para respirar. En una granja a los niños les gusta 
jugar al aire libre todo el tiempo y cuando los niveles de polen son muy
 altos ella se ahoga", dijo Leech.
Revolución agrícola
Las malezas también agravan el asma de la hija de Jeremy Leech, un agricultor de Nebraska.
Miles de agricultores en Estados Unidos 
enfrentan ahora problemas similares con malezas resistentes a poderosos 
herbicidas. Los científicos señalan que esto se debe al éxito de los 
cultivos genéticamente modificados que fueron introducidos a mediados de
 la década de los 90.
La compañía Monsanto se transformó en líder 
mundial en este campo gracias a la venta de los llamados maíz y soya 
Roundup-ready. Estos cultivos fueron genéticamente modificados (GM) para
 no ser afectados por el herbicida glifosato, un producto químico 
vendido por Monsanto con el nombre Roundup.
Los agricultores sólo necesitaban fumigar una 
vez sus campos con Roundup para matar todas las malezas y dejar sus 
cultivos intactos. Los productores rurales rápidamente adoptaron la 
nueva tecnología porque les permitía reducir costos en forma 
significativa.
"Roundup era el producto que se suponía iba a lograr maravillas", dijo Van Leech, el padre de Jeremy.
Y lo hizo durante los primeros años. Todo el 
mundo podía obtener cosechas limpias de malezas. "Pero en los últimos 
años las tierras se ven así", dijo Van Leech, apuntando a un campo con 
malezas tan altas que cubren totalmente los cultivos.
Cosecha de maíz en la finca de Leech. El agricultor enfrenta una dura batalla contra las supermalezas.
Para ver cuán serio puede ser el problema de las
 malezas, viajé a una parcela experimental cultivada cerca de David City
 por el profesor Stevan Knezevic de la Universidad de Nebraska.
En uno de los campos de maíz nos vimos rodeados 
de plantas altas y erguidas. Pero no se veía ninguna mazorca. Los tallos
 que nos rodeaban eran de ambrosías gigantes, una de las doce malezas 
que han adquirido resistencia a Roundup.
Estas "malezas monstruo" se han vuelto tan 
poderosas que sobreviven incluso a fumigaciones con 24 veces la dosis 
recomendada de Roundaup.
Las malezas roban la luz y la vida a los 
cultivos. Sólo una maleza resistente por 10 metros cuadrados puede 
reducir el rendimiento de los cultivos en un 50%.
"Durante los últimos 15 años yo he venido 
diciendo que si continuábamos usando Roundup tendríamos un problema. 
Ahora tenemos un problema", dijo el profesor Knezevic.
"La razón por la que enfrentamos esta situación ahora es que no administramos bien la tecnología".
Fumigaciones combinadas
Reconociendo la escala del problema, la 
industria de la biotecnología cree que la solución está en nuevos 
cultivos GM más efectivos.
Ambrosías en un campo experimental del profesor Knezevic. Las malezas roban luz y vida al maíz. 
Dow Agrosciences busca ahora aprobación de las autoridades estadounidenses para un sistema de control de malezas llamado Enlist.
                     
En lugar de un cultivo resistente a un herbicida, la idea es modificar genéticamente cultivos para que sean resistentes a dos.
Dow dice que se trata de una solución más 
efectiva porque permite a los agricultores combinar sus fumigaciones en 
un sistema más sostenible.
Pero lo que está generando controversia es que 
estos cultivos han sido modificados para ser resistentes a una sustancia
 química denominada 2,4-D. Este potente herbicida fue desarrollado por 
investigadores británicos durante la Segunda Guerra Mundial y fue un 
componente del Agente Naranja, el defoliante utilizado extensamente por 
el ejército de Estados Unidos durante la guerra de Vietnam.
2,4-D es actualmente usado como un herbicida en 
la agricultura, pero en cantidades y ocasiones limitadas debido a que es
 altamente tóxico. Los nuevos cultivos GM ampliaran las opciones de los 
agricultores para recurrir al 2,4-D.
Si bien fue uno de los ingredientes del Agente 
Naranja, el 2,4-D no fue vinculado causalmente a los efectos 
devastadores en la salud sufridos por muchos vietnamitas expuestos al 
desfoliante.
El profesor Dallas Peterson de la Universidad de
 Kansas, quien ha cooperado con Dow en los últimos años, dice que el 
2,4-D funciona bien en combinaciones con otros productos.
"Es un viejo herbicida, uno de los herbicidas 
sintéticos más antiguos. Lo hemos usado durante más de 50 años en muchas
 situaciones diferentes y no hemos tenido hasta el momento muchos casos 
de resistencia", dijo Peterson.
Vuelta al futuro
La agencia de protección ambiental de Estados Unidos, Environmental Protection Agency,
 dice que el uso de 2,4-D es seguro en la agricultura. Se espera que en 
breve el Departamento de Agricultura conceda la aprobación final para 
plantar el nuevo maíz GM en la primavera entrante.
                     
"El nuevo cultivo ciertamente ayudará con el problema de las malezas resistentes. Pero no es la solución mágica y si utilizamos esta tecnología en forma demasiado extensa, eventualmente tendremos resistencia"
Dallas Peterson, Universidad de Kansas
Pero algunos científicos expresaron preocupación
 de que si no se enseña a usar el nuevo producto GM en forma apropiada, 
los problemas de resistencia aparecerán tarde o temprano.
El nuevo cultivo "ciertamente ayudará con el 
problema de las malezas resistentes. Es una nueva forma de acción", 
señaló el profesor Peterson.
"Pero no es la solución mágica y si utilizamos esta tecnología en forma demasiado extensa, eventualmente tendremos resistencia".
En su granja del suroeste de Nebraska, Jeremy 
Leech está limpiando cuidadosamente su cosechadora para asegurar que no 
está transportando semillas de malezas resistentes de un campo a otro. 
Leech es escéptico de que sólo un nuevo cultivo GM sea la solución a sus
 problemas.
"Para mí, es una solución a corto plazo. Creo 
que el 2,4-D funcionará bien, pero lo que temo es qué sucederá en cuatro
 o cinco años si seguimos utilizando este producto. Creo que tendremos 
los mismos problemas que tenemos ahora con Roundup", dijo Leech.
Lo que está emergiendo de Dow y otras compañías 
de biotecnología en este campo es la creciente aceptación de que un 
mayor entrenamiento de los agricultores y un enfoque más amplio del 
manejo de malezas son aspectos cruciales para el éxito de sus productos.
"Si cultivamos maíz Roundup-ready y lo rotamos con soya Roundup-ready la biodiversidad sufre", dijo el profesor Knezevic.
"Estamos hablando sólo de dos cultivos y del 
mismo producto químico. Necesitamos más biodiversidad si el enfoque 
biotecnológico espera tener éxito, algo similar a lo que hacen los 
agricultores orgánicos que rotan más sus cultivos".
Irónicamente, el futuro de los cultivos GM bien 
podría depender de reincorporar algunas de las prácticas más antiguas 
que la nueva tecnología amenazó con remplazar.
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