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6 de enero de 2020

La vida en las primeras ciudades: violencia, enfermedades y desnutrición


Un tercio de los habitantes de una urbe con 9.000 años de antigüedad sufrió infecciones, muchos de ellos agresiones con piedras en la cabeza, y toda la comunidad tuvo problemas dentales.


Después de cientos de miles de años deambulando por el planeta, hace unos diez milenios los humanos dejaron de hacerlo. En la gran revolución que fue el Neolítico, unos pocos adelantados se asentaron y vivieron de lo que cosechaban y pastoreaban. Ahora, el estudio de los muertos de una de aquellas primeras ciudades muestra que sus habitantes cogieron nuevas enfermedades, sufrieron niveles de violencia nunca vistos y pasaron hambre. Sin embargo, hoy la mayoría de las personas vive en ciudades y la práctica totalidad se alimenta con productos criados o cultivados.

En la llanura de Konya, en el sur de la región central de la actual Turquía, se descubrió en los años sesenta la ciudad de Çatalhöyük. Las primeras casas, hechas de ladrillos de adobe, tienen 9.100 años de antigüedad. No es la primera urbe de la prehistoria, hay aglomeraciones urbanas varios siglos más antiguas (Ain Ghazal, Beidha o Shkarat Msaied, todas en Oriente Próximo), pero sí es la mejor conservada. En la ciudad llegaron a vivir hasta 8.000 personas.

"Çatalhöyük fue una de las primeras comunidades protourbanas del mundo y sus residentes tuvieron los problemas que implica reunir a mucha gente en un área reducida durante mucho tiempo", dice el profesor de Antropología de la Universidad Estatal de Ohio (EE UU) y coautor del estudio Clark Larsen. La revista PNAS publica ahora los resultados de 25 años de investigación de una decena de científicos capitaneados por Larsen, la mayoría bioarqueólogos, que buscan en los restos humanos (sobre todo huesos y dientes) saber cómo vivían aquellos primeros urbanitas. Y han tenido bastante con qué investigar: Hasta 470 individuos completos y restos de otros 272. Enterrados en su inmensa mayoría bajo el suelo de las casas.

Tanta población en una ciudad donde ni siquiera había calles y se entraba al hogar por el tejado, debía generar estrés social y este degenerar en actos violentos. Una submuestra de casi 100 cráneos desvela una violencia no encontrada antes en el registro fósil. 25 de las cabezas tienen marcas de al menos una fractura (los hay con más de una). Salvo una lesión provocada por algún objeto punzante, el resto tienen una forma ovalada y con aplastamiento del hueso craneal. Esto encajaría con golpes provocados por una piedra. En muchos casos, en especial en los de las mujeres, la pedrada fue por la espalda.

Sin embargo, la mayoría de las fracturas están selladas, cicatrizadas, por lo que no murieron de los golpes. "Esto podría indicar que no había intención de matar, sino quizá más de castigar o controlar determinadas conductas. Lo vemos relacionado con disputas intracomunitarias y, posiblemente, como una forma de control social mediante la coerción física", razona Knüsel. Es decir, no hay pruebas de violencia ejercida por gentes de fuera, solo de la practicada por el propio grupo del agredido.

El otro gran coste de vivir en la ciudad fue el de la salud. Entre los recolectores y cazadores, el contacto con otros grupos humanos era raro. Aquí se apiñaban miles de personas. Aunque encalaban con periodicidad suelos y paredes, y la cal es un gran desinfectante, se han encontrado restos de desechos orgánicos dentro de las casas. No había algo parecido a una letrina y los corrales de los animales estaban pared con pared con las casas.

Aunque son pocas las enfermedades que afectan directamente a los huesos, muchas infecciones bacterianas pueden dejar su marca en ellos (reacción perióstica). Hasta el 33% de los restos humanos tienen alguna de estas marcas. Un estudio publicado recientemente encontró huevos de parásitos intestinales en coprolitos (heces fosilizadas) en Çatalhöyük.

"En general, se piensa que a medida que las poblaciones de cazadores recolectores se establecieron para convertirse en agricultores hace unos 10.000 años, tuvieron las ventajas de un suministro estable de alimentos, un aumento de la fertilidad de las mujeres debido a esto y una mejor defensa contra los animales salvajes", comenta el paleopatólogo de la Universidad de Cambridge Piers Mitchell, autor del trabajo de los coprolitos. "Sin embargo, entre las desventajas estarían una propagación más fácil de las enfermedades infecciosas a medida que crecía el tamaño de la población, las debidas a los desechos humanos y la posibilidad de mayor violencia interpersonal entre diferentes grupos a medida que las personas intentaran robar objetos de valor a otros grupos" añade Mitchell, no relacionado con la actual investigación.

En los huesos —y los dientes— también ha quedado grabado lo que comían los primeros ciudadanos. Analizando la presencia de distintos isótopos, en particular de nitrógeno, los investigadores pudieron determinar la mayor o menor cantidad y variedad de carnes y vegetales ingeridos. La base de su dieta eran ya los cereales, en especial diversos tipos de trigo, y las legumbres. Ambos alimentos procedían de variedades ya domesticadas por los humanos. Esta dieta provocó que todos los individuos analizados sufrieran de hipoplasia dental, es decir, pérdida del esmalte. Aunque en esto también pudo influir que la media del periodo de lactancia materna superaba los 3,5 años. Además, el 10% de los dientes recuperados tienen caries.

Aquellos mismos isótopos muestran que cabras y ovejas aportaban la parte esencial de las proteínas animales. Solo en los últimos tiempos de Çatalhöyük aparecen las vacas. También permiten comprobar que los pastores tenían que ir cada vez más lejos en busca de nuevos pastos. Esto se ve confirmado con ligeros cambios en los huesos de las extremidades inferiores de varios de los restos humanos. Para los autores del estudio, esto indicaría que cada vez tenían que recorrer distancias más largas. Finalmente, la ciudad fue abandonada en torno al 5950 antes de esta era. No está claro el motivo, pero un enfriamiento global unido al agotamiento de las tierras más cercanas podría explicar el abandono de la ciudad primigenia.

Con información de: El País (España)
 

30 de mayo de 2012

7.000 años de desigualdad sexual y social

Escultura de una vaca, del Neolítico, hallada en Rusia. | ELMUNDO.es
Escultura de una vaca, del Neolítico, hallada en Rusia. | ELMUNDO.es
La desigualdad social y también la que sitúa al hombre y a la mujer en un plano diferente se remonta a hace 7.000 años, casi en los inicios del Neolítico, el momento en el que la Humanidad se asentó en el territorio para dedicarse al cultivo de la tierra. Así lo confirman los esqueletos de más de 300 agricultores primitivos, que se han encontrado en Europa central.

Un equipo de investigadores británicos, de las universidades de Bristol, Cardiff y Oxford, han demostrado, gracias a estos restos, que los que fueron enterrados con sus azadas tenían mejores tierras que los que no las tenían, que eran, precisamente, las hembras.

El trabajo, que se publica en la revista 'Proceedings of National Academy of Science' (PNAS) esta semana, bajo la coordinación del profesor Alex Bentley, se centraron el estudio de las piezas dentales de 300 individuos diferentes, encontrados en siete yacimientos diferentes del centro del continente.

Para determinar su lugar de origen, los investigadores realizaron análisis de los isótopos de estroncio que tenían. Fue así como determinaron que los varones con azadas de piedra (que usaban para allanar y tallar la madera) tenían menos variables en esos isótopos que los que no las tenían. Para Bentley esta diferenciación sugiera que los primeros tenían acceso a tierras más cercanas y mejores que los segundos.

"Los hombres enterrados con las herramientas parecen haberse alimentado de productos de zonas de sedimentos, más productivas, que eran las elegidas por los primeros agricultores", afirma el profesor de Bristol.

Mujeres inmigrantes del Neolítico

Los niveles de isótopos de estroncio revelaron, además, que las mujeres del Neolítico no habían nacido en las zonas donde se encontraron, sino que habían llegado de fuera para encontrar pareja. En otras palabras, no eran las propietarias de la tierra, y eso significa que ya entonces existía un patriarcado, sistema centrado en el parentesco de los varones y en el que las mujeres no heredan propiedades y se tienen que mover para buscar quien alimente a sus criaturas.

Sería, pues, la primera semilla de una desigualdad entre ambos géneros y entre diferentes clases sociales que no existía antes y que aún rige en todo el planeta, con distintos grados.

"Nuestros resultados, junto con otros estudios arqueobotánicos, indican que los primeros granjeros alemanes ya arrendaban la tierra y que los orígenes de la diferenciación social quizás haya que buscarlos en el Neolítico temprano", apunta Bentley. Habría sido entonces cuando las tierras y el ganado comenzaron a pasar de una generación a otra en Europa.

Luego, con la Edad de Bronce, la de Hierro y la desigualdad industrial, aumentó la prosperidad, pero también florecieron las semillas de esa desigualdad que ya había quedado sembrada en el Neolítico.

El origen de la monogamia

Pero la necesidad de las hembras de buscar al varón que mejor las proveyera de alimentos es muy anterior a ese momento, y no había variado sustancialmente desde la época en la que aún estaban en los inicios de la evolución de la especie.

Otro estudio, también publicado en PNAS, y que se sirve de modelos con variables matemáticas, relaciona esta preferencia con la fidelidad a la hembra, algo que ya trató el arqueólogo Manuel Domínguez-Rodrigo en su libro 'El origen de la atracción sexual humana' (Akal).

En este caso el autor, Sergey Gavrilets, de la Universidad de Tennessee, asegura que fue esa elección de los mejores abastecedores como compañeros, la que acabó por sustituir la poligamia por la monogamia, hoy es el modelo más extendido.

Al establecerse relaciones estables y duraderos, también se redujo la competencia entre los machos para obtener favores de las hembras, como ocurre entre otros simios, y aumentó la implicación parental con las crías.

El estudio demuestra matemáticamente las hipótesis sobre la transición a la monogamia no son factibles biológicamente si no tiene en cuenta la capacidad de elección y la fidelidad de las hembras. Eran ellas las que elegían con quien querían relaciones.

Como los machos peor situados tenían menos posibilidades de obtener una hembra que los mejor situados dentro del grupo, el primero trató de 'comprar' los favores femeninos con alimentos, lo cual, según Sergey Gavrilets, le daba resultado. "Y como las hembras demostraban preferencia por esos 'aprovisionadores', al margen de su posición, la competencia entre ellos se fue apagando", afirma.

"Una vez comenzó el proceso, la especie se fue adaptando a grupos de varones abastecedores y hembras fieles", argumenta.

Cientos de miles de años después, ellas acabaron dejando a sus familias, en busca de mejores candidatos. 

Para entonces ya las habían excluído de la posesión de la tierra.

Fuente:

El Mundo Ciencia

8 de octubre de 2009

Descubren un segundo Stonehenge


Miércoles, 08 de octubre de 2009

Descubren un segundo Stonehenge

¿Que es Stonehenge?

Stonehenge es un monumento megalítico, de la Edad del Bronce situado en el condado deWiltshireGran Bretaña, a unos trece kilómetros al norte de Salisbury. Stonehenge esta conformado por grandes bloques de piedra distribuidos en cuatro circunferencias concéntricas.


Un  grupo de arqueólogos británicos ha descubierto los restos de un " segundo="" stonehenge" situado a pocos kilómetros del monumento megalítico original, al sudoeste de Inglaterra. El hallazgo confirma que la famosa construcción de la Edad de Bronce formaba parte de un complejo más amplio que posiblemente tenía finesrituales funerarios.

El nuevo monumento, que podría ser incluso más antiguo, ha sido bautizado comoBluehenge (Stonehenge azul), por el color de la piedra de arenisca. Aunque actualmente sólo se conservan nueve hoyos y algunas zanjas, los arqueólogos sospechan que se trataba de un conjunto circular de 25 piedras con un diámetro de unos diez metros. El monumento se encontraba en un extremo de una gran avenida procesional construida en el neolítico, que habría conducido a Stonehenge siguiendo el curso del río Avon.

Los arqueólogos implicados en el proyecto, conocido como 
Stonehenge Riverside Project, creen que aquellas grandes piedras pudieron ser trasladadas al propio Stonehenge, a 2,8 kilómetros de distancia, hacia el 2.500 antes de Cristo, cuando fue reconstruido.

Fuente:

Muy Interesante

7 de junio de 2008

Hallan tribus en el Amazonas

Hallan tribus en el Amazonas

Escapan del Perú hacia Brasil debido a que la tala indiscriminada de árboles está acabando con sus hogares.

Diez mil años después de la Revolución Neolítica son recolectores, no siembran, solo cazan y pescan pero conocen el fuego.





La Fundación Nacional del Indio de Brasil (Funai) advirtió que tribus indias que viven completamente aisladas en la selva amazónica están siendo “diezmadas” en la frontera con Perú y se refugian en Brasil.

Este organismo oficial y la organización Survival International divulgaron este jueves raras fotos de estas comunidades, que no distinguen fronteras, tomadas en el estado brasileño de Acre.

Las fotos aéreas fueron tomadas entre el 29 y el 30 de abril y el 1 y 2 de mayo, explicó el coordinador del Frente de Protección Etnoambiental de Funai, José Carlos dos Reis Meirelles.




Estas comunidades están en peligro por causa de la explotación de madera en Perú y “decidimos divulgar las fotos a ver si sucede alguna cosa, si se presiona al gobierno”, dijo el especialista, quien lleva décadas trabajando en esa zona del noreste de Brasil.

En el lado brasileño viven cuatro de estos pueblos que no tienen ningún tipo de contacto con el hombre blanco y permanecen completamente aislados, explicó.

“Es muy difícil calcular la población de indios aislados, pero son cuatro pueblos, tal vez de unas 500 personas cada uno”, dijo Meirelles en conversación telefónica desde Feijó, un municipio a 300 kilómetros de Río Branco, la capital de Acre.

En Feijó está el puesto más avanzado de Funai y desde allí hay que viajar siete días en bote hasta la tierra indígena, que queda en una reserva que fue decretada hace años sin llegar a establecer contacto con esos indígenas, explicó.

“El problema es en Perú, porque del lado nuestro es tierra indígena o reserva” natural, afirmó.

“En Perú están matando indios que viven aislados y por eso están pasando para acá. Ellos viven a ambos lados, ellos no saben donde queda la frontera”, argumentó.

Para Meirelles, esas comunidades “escogieron permanecer aisladas”.

En una de las fotos aéreas, en un claro de la selva es posible ver a dos guerreros pintados de rojo apuntando sus arcos y flechas en dirección a donde está la cámara de la avioneta.

“Son pueblos que no quieren relacionarse con nosotros”, dijo al refutar la idea de clasificar estas tribus de acuerdo a su “evolución” social.

Hablar de su grado de civilización “equivaldría a decir que nosotros somos avanzados y ellos idiotas”, argumentó.

“No sé como son ni quiero saber, porque partir del momento en que entren en contacto comenzarán a acabarse”, remató.

Funai calcula que en toda la Amazonia brasileña debe haber entre 20 y 40 tribus aisladas.

Fuentes:

El Economista

BBC en español

El País


Lea también:

Comisión peruana viajará a frontera con Brasil - El Comercio (Perú)

Identifican puntos de desplazamientos de nativos - Peru.com

12 de agosto de 2007

Un estudio señala que el canibalismo era habitual en Europa durante el Neolítico.
Un equipo de antropólogos granadinos confirma, tras analizar las marcas de los huesos, que también se practicaba en el México prehispánico.

EFE - Granada - 12/08/2007 -



El canibalismo era una actividad sistemática y ritual en el México prehispánico y durante el Neolítico prácticamente en toda Europa, según ha constatado un equipo de antropólogos tras el estudio de las marcas que esta práctica dejaba en los huesos humanos.

Desde finales del 3.000 al 2.500 antes de Cristo, el canibalismo era común en toda la cuenca mediterránea europea y en Finlandia, y la carne de los fallecidos se tomaba tras hervirla unas tres o cuatro horas, "tal vez para asimilar sus características", ha explicado el director del Laboratorio de Antropología Física de la Universidad de Granada, Miguel Botella, quien dirige esta investigación en colaboración con expertos de la Universidad Autónoma de México y el Instituto de Antropología mexicano.

Los huesos estudiados, con marcas de cuchillos y de dientes humanos y procedentes de hombres, mujeres y niños, aparecieron en basureros mezclados con restos de los animales que conformaban su dieta, lo que constata el canibalismo en el Neolítico, especialmente en un periodo del que apenas se han encontrado sepulturas. Sólo en Granada se han encontrado once lugares, algunos de ellos en Alfacar, Píñar o Moclín, donde esta práctica era "habitual", pero también son numerosos en la fachada mediterránea del resto de España y en Europa.

En cuanto a las culturas mesoamericanas, los más de 20.000 restos óseos estudiados por estos expertos han demostrado que el canibalismo era "sistemático" en toda América, lo que "posiblemente indica que lo llevaron los humanos que pasaron el estrecho de Bering cuando ocuparon el continente por primera vez".

Parte de un ritual

Botella ha asegurado que en el México prehispánico, tras los sacrificios rituales en los que se ofrecían los corazones de la víctima a las deidades, el resto del cuerpo se cocía con maíz y era repartido entre todos los participantes en el acto "como en la comunión cristiana" o sólo entre determinados sacerdotes. "Ocurría como en las actuales corridas de toros, donde todo sigue un ritual, pero una vez que muere, el animal es carne", ha explicado Botella.

En la investigación se han recabado recetas de cocina de carne humana que recogieron los frailes españoles durante su labor evangelizadora tras la conquista, que señalan que nunca se tomaba asada y que era habitual añadirla al pozole, un guiso contundente típico mexicano en el que hoy se usa carne de cerdo o de pollo. Según el testimonio de uno de estos frailes, la carne humana "sabía como la del cerdo", de ahí que, tras ser prohibido su consumo durante la cristianización de los indígenas, fuera sustituida por el puerco.

La manipulación de los cuerpos humanos para su ingesta (cortes, desuello, descarnado o cocción, entre otros) dejó marcas en los huesos, que han sido analizadas por estos expertos y han permitido determinar "toda la metodología utilizada en lo que constituían acontecimientos ritualizados".

Una muestra de que el canibalismo era "sistemático" es que este antropólogo ha estudiado en Guadalajara (México) más de 2.000 herramientas hechas con huesos humanos, desde punzones a arpones pasando por instrumentos musicales, lo que evidencia "una industria artesana establecida". Es decir, el cuerpo humano no sólo sirvió para alimentar a esos pueblos, sino que generó una industria del hueso, que era considerado "el mejor material para las herramientas".

Fuente:

El País - Sociedad
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